Así,
después de largo tiempo, decide aparecer la historia. No ha
sido premeditado, no ha sido calculado. Tan sólo ha sucedido
de esta forma. Se que muchos no se acordarán de los hechos, de
lo que sucedía en las historias precedentes. Y por ello siento
haber tardado tanto. Siento que tengan que dar un repaso a lo que se
contaba en las historias anteriores, pues sin ellas, sin haber leído
antes "Nuevos Comienzos" y "Una esperanza en el corazón"
no se puede leer esta. Siento que sea así, pues al principio
estaba previsto ser independiente, pero los hilos de las historias se
fueron juntando y juntando y el ovillo ya no se pudo deshacer. Así
que, con gran pesar por mi parte, si no has leído esas
anteriormente, te ruego que retrocedas… o quizás, si la
historia te atrapa aunque no sepas de qué trata, que me
escribas un comentario, que me envíes un correo o lo que tú
prefieras, pues te responderé a tus dudas tan rápido
como pudiera.
Y ahora, tras esta larga y extensa explicación,
demos paso a…
Una historia sin final
(By:
Lady Lily)
Apéndice de las historias: "Nuevos Comienzos" y "Una esperanza en el corazón"
Prólogo
Y
esto es exactamente la vida: una historia sin final.
Los que
vienen después de nosotros, los que conocemos, los que vemos
algún segundo… todos, todos son parte de nuestra historia,
de nuestra vida. No es una historia nueva, sino la misma. Para todos
es la misma, aunque parezca distinta. Pues todos somos, de alguna
manera, participes de la gran historia de la Tierra. Nuestros caminos
se cruzarán, tarde o temprano; y el testigo se pasará a
otra persona cuando sea la hora.
Porque se va escribiendo una
historia entre todos, que sólo acabará cuando las
letras se pierdan, y el silencio en el mundo se haga único
dueño. Solo ahí, en ese instante, la historia pondrá
punto y final.
Pero mientras tanto, la vida seguirá
siendo…
…Una historia sin final
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El
eso de esas palabras quedó un instante en el aire para, luego,
dar paso al silencio. Un silencio que hablaba de pasado, de presente
y de futuro. Un silencio que hablaba de todo y de nada. De muchas
cosas y de ninguna. Un silencio que hablaba de tiempos pasados y de
tiempos que sucederían.
Las palabras, suspendidas un
instantes en al aire, aterrizaron suave y delicadamente en el
pergamino que estaba desplegado en la mesa, quedándose así
grabadas para siempre. Para que todo quedase recordado cuando los
protagonistas de esa historia ya no existiesen.
Las palabras
finalmente se inscribieron, y en los ojos viejos y cansados de la
persona que las miraba, se reflejó por un momento el brillo
que una vez tuvieron, cuando niño, escuchara la historia. Una
historia en la que él formaba parte, una pequeña parte,
pero una parte muy importante.
Una sonrisa apareció en sus
labios, en su cara llena de arrugas y marcas de vida.
Si, había
pasado mucho tiempo desde entonces, desde que sucediera todo, desde
que los protagonistas de aquella historia que ahora él
terminaba desaparecieran de la vida, desde que desaparecieran para
descansar eternamente. Pero él, ni nadie, les olvidarían
nunca. Él haría que eso que una vez sucediera no se
perdiera en el tiempo. Tal y como describirán las ultimas
palabras "hasta que las letras se pierdan y el silencio en el
mundo se hago único dueño… la historia
continuaría"
Él era uno más. Él
era ahora el único enlace que quedaba entre lo que sucedió
y lo que sucedía.
Ya nadie más que apareciera en la
historia que ahora terminaba de escribir quedaba vivo. Solamente él…
y su tiempo terminaba ya. Sabía seguro que no vería el
siguiente amanecer, pero no por ello se entristecía: la vida
era así, todo tenía que seguir su curso.
Le
había costado bastante encontrar las palabras para poder
terminar la historia. Le había costado buscar las palabras
exactas, ponerlas en el papel, poner el punto y final. En el fondo de
su alma no quería terminar la historia, no quería
finalizarla. Y al final, en aquel su último día, había
logrado terminarla.
Aunque, a decir verdad, y tal y como había
puesto, no era un final, no era un comienzo, tal sólo era una
parte de la gran historia que era la vida. Un grano de arena en una
inmensa playa.
Delicadamente, casi con armoniosas caricias de
ternura, enrolló el pergamino. Las últimas palabras que
había escrito fueron las últimas que vio antes de
cerrarlo por completo, antes de anudar un lazo rojo sobre él,
antes de mirarlo con satisfacción, y depositarlo al lado de
dos volúmenes tan conocidos para él. Aquello que había
escrito era un apéndice, un volumen aparte de aquella saga de
toda su familia, de aquellas dos historias que tanto y tanto conocía.
Un apéndice que intentaba cerrar la saga, contar los destinos
de cada uno de los protagonistas. Contar lo que sucediera después
de todo. Describir los cambios que sufrieran sus vidas cuando todas
las tristezas, todas las penas habían concluido. Cuando las
alegrías ya gobernaban sus vidas.
Un apéndice, una
historia que se podía leer, si a una persona le interesaba
conocer más, averiguar lo sucedido. La saga había
terminado ya. Sólo eran aquellos dos volúmenes que
tenía frente a sus ojos, y él sólo había
añadido aquellos pergaminos, aquella nueva historia, si las
personas tenían curiosidad por saber.
Un pequeño
grano de arena.
Alfeo Weasley sonrió con satisfacción cuando abandonó la habitación. Había terminado todo cuanto se había propuesto. Había terminado finalmente, y después de tanto y tanto tiempo, lo sucedido después de su nacimiento, lo que había sucedido con todas y cada una de las personas que aparecían en los volúmenes que tanto su tía, Ginny Weasley, como su padre, Ron, habían legado a las generaciones venideras.
Esos
dos volúmenes constituían una parte muy importante de
la historia de sus padres, de su familia. Todas y cada una de las
hojas relataba con gran sentimiento lo que tanto uno como otro habían
sentido y habían padecido a lo largo de una parte muy
importante de sus vidas: la desaparición y el reencuentro de
algo que se había considerado perdido; la aceptación de
la pérdida de un ser querido.
Cada volumen era diferente,
tal y como era diferente su protagonista: en uno era Ginny; en el
otro su padre, Ron. En uno se relataba como se aceptaban los hechos
de la vida, y en el otro como las esperanzas pueden esconderse en los
lugares menos pensados.
"Nuevos Comienzos" y "Una
esperanza en el corazón" se llamaban respectivamente.
Y
él, que aparecía fugazmente en la última
historia, que hacia una muy breve aparición antes del fin de
aquella, había añadido su granito de arena al intentar
dar una pequeña explicación al destino de cada uno de
los protagonistas de aquellas dos historias. Lo había
intentado, y aquel pergamino que ahora reposaba junto a esos dos
libros era testigo de su esfuerzo.
El anciano cruzó
finalmente la puerta, la luz del atardecer dejó caer sus
últimos rayos sobre aquellos libros. La oscuridad se adueñó
de la habitación… y por un instante, las ultimas palabras
que habían quedado suspendidas en el aire una vez, volvieron a
aparecer.
"Una historia sin fin"
Pues eso era
precisamente la vida, una historia que nunca terminaría, no
mientras las personas continuasen existiendo y las historias se
siguiesen relatando, pasando de padres a hijos, de abuelos a nietos,
de una a otra persona… nunca terminaría mientras existiese
una persona sobre la faz de la tierra.
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