Holas a todos, soy StArHuNtEr y este es el 3er fic que escribo, espero que les guste y (en lo posible) voy a tratar de que sea tan impactante como los otros que escribí!

Embarque inesperado

Cap 1

Corría el año 1878, en plena época de conquistas y colonizaciones, donde el industrializado Reino Unido plantaba su bandera en las Indias y en África.

Se sabe que los ingleses capturaban a los negros para venderlos a otras potencias o utilizarlo como mano de obra barata. Pero no eran nada sutiles con ellos. Los encerraban de a cientos en los llamados buques negreros, donde los capturados eran maltratados, muertos y torturados. Pocos llegaban vivos debido a las epidemias que dichos buques llevaban consigo.

Uno de dichos barcos ingleses se dirigía en una expedición en busca de dichos africanos. Las costas de África hacía no mucho habían empezado a ser colonizadas por franceses, españoles, portugueses y demás europeos que constaran de transportes marítimos.

El temporal en las costas africanas, lindantes al Océano Atlántico, había comenzado a asustar a sus tripulantes. Ellos eran realmente austeros hasta con ellos mismos. Sabían perfectamente que no debían mostrar sus sentimientos, por lo que la cara inexpresiva era la más común y natural.

Muchos de esos navegantes eran jóvenes cadetes dispuestos a luchar por su patria, quienes rondaban entre los 12 y 21 años. Viajaban con hombres más viejos, quienes les transmitían sus conocimientos para que sean, en un futuro cercano para ellos, capitanes de alguna expedición importante, o hasta incluso conquistadores magníficos. Muchos de los sabios les enseñaban cosas simples, pero realmente útiles para el futuro de los jóvenes.

Pero en especial había uno, que por el momento era un simple marinero, pero que prometía ser el mejor, el jefe, el capitán, el teniente de algún buque. O por qué no de la misma Inglaterra. Y sólo tenía 17 años.

Eriol se llamaba. Reunía las condiciones necesarias para ser, algún día, el superior de todos aquellos que, por el momento, lo llevaban por el buen camino. Su padre había sido un gran capitán, y al morir durante una tormenta en altamar, Eriol se metió en la Marina Inglesa, ya que su madre había muerto cuando él era pequeño. Estaba solo, pero en la marina encontró lo que necesitaba: el apoyo y la determinación, que rápidamente se le contagiaron.

El buque negrero comenzaba a tambalearse. Un aire de agitación se sentía en sus tripulantes, quienes comenzaban a hacer violentas maniobras, dificultadas por la terrible lluvia y el viento, con el fin de llegar a la costa. Aunque muchos no lo lograría.

Una ola atropelló al barco, enviando a varios de sus tripulantes al salvaje mar. Los que habían quedado en el barco, aferrados a sus mástiles o encerrados en algún camerino, no podían hacer otra cosa más que esperar a chocar con las costas de alguna bahía africana.

Después de un par de horas de violentos sacudones, los marines ingleses llegaron a tierra. La lluvia amenazaba con ahogar al mundo, por lo que los hombres agarraron el equipaje más valioso, como comidas, ropas, armas y sogas para sobrevivir y, sin perder esperanzas, capturar a unos doscientos negros y llevarlos a su país. Ganarían fortunas y reconocimientos.

Acamparon no muy lejos del buque, cerca de una aldea. Esperaron allí hasta el otro día. La captura iba a empezar.

El capitán Johnson, a pesar de haber sobrevivido a la tormenta, no había sobrevivido a la noche en la carpa. Por lo que entre los sobrevivientes debieron a elegir a uno, que fuera capaz que dirigirlos por un buen camino, que los llevara a la gloria: el joven Eriol Hiiragizawa había sido elegido por voto unánime.

Permanecieron los 53 soldados juntos, esperando a la orden de su capitán para atacar. Cuando éste la dio, los ingleses irrumpieron silenciosamente en cada rancho, capturando a todos los negros que se les cruzaban por el camino: mujeres, niños, hombres, ancianos, no importaba: por cada uno les pagarían. Y así siguieron.

La primera aldea fue conquistada rápidamente. Pero más rápido iba a ser la segunda: allí se encontraba un pequeño centro médico donde se atendían a los enfermos, la mayoría sobrevivientes de los 4 días de captura de los buques ingleses.

Les tomaría un par de días hasta llegar ahí. Pero apuros era lo que menos tenían, por lo que se los tomaron con calma.

Sin embargo, en aquel hospital la atmósfera era absolutamente distinta. Los médicos y enfermeras sabían que debían acabar rápidamente con sus tareas antes de que los ingleses los capturaran.

Pero aunque habían hecho todo lo más rápido posible, no acabaron a tiempo.

Los soldados atacaron el hospital sin piedad, matando a los que se resistían.

Eriol había dividido a las tropas en dos bandos: él estaba con uno de 21 integrantes; el otro de 22. El grupo de Eriol fue le encargado de capturar a los negros, mientras que el otro se encargaba de hacer paso.

Ya en el hospital, el grupo de 21 se dispersó. La tarea no iba a ser difícil. Eso esperaban.

Eriol agarró su pistola y entró a una sala médica. Encontró a dos enfermeras. Una de ellas se abalanzó sobre él, quien sin dudar le pegó un tiro en la cabeza, cuya sangre salió salpicada por todos lados. La otra enfermera se había acurrucado en un rincón, temblando y llorando. Su pelo negro y largo le tapaba el rostro. Por un momento, el joven tuvo compasión. Pero no había tiempo que perder.

-Levantate, no tengo todo el día. –dijo, con voz agresiva y masculina. La mujer que estaba acurrucada lo miró con sus ojos celestes; estaban llenos de lágrimas.

-Por favor… no me mates… -suplicó ella con dificultad.

-Si te apurás, a vas a salir viva. Sino, vas a terminar como tu amiguita –y miró a la muerta que estaba con la cabeza reventada en el piso. La joven, descubrió, no era de allí. Era blanca como la nieve, y por lo visto era hermosa. Quizá la utilizara como entretenimiento en el viaje de vuelta.

Eriol la tomó del brazo de manera violenta y la tiró al piso, cerca de donde se hallaban otras personas que no eran negras.

-¿Qué hacemos, capitán? –preguntó un soldado al 'capitán' Hiiraguzawa.

-No los matemos por ahora. Nos pueden servir para otros viajes, ya sabés. –volvió a mirar a la montaña de personas. –Que no se escapen. –Pero, cuando se iba, volvió sobre sus pasos. Y, dirigiéndose a las personas, tomó a la chica que él había encontrado del brazo y la tiró hacia él. –Vos venís conmigo.

Eriol arrastró a la jovencita hacia el campamento donde se hallaba su tripulación. Un pequeño grupito de hombres se había quedado vigilando el campamento, y sonrieron a la muchacha al ver que por fin verían a una mujer, después de meses de sólo ver a hombres. El joven tiró a la chica al interior de su carpa, y cerró su entrada.

La joven no dejaba de llorar. Pensaba lo peor: o la mataría o la violaría junto con el resto de los soldados. Eriol se acercó a ella, y comenzó a hablar en voz baja:

-Mirá, yo soy el capitán. Vos sos una simple prisionera. Entonces, el que manda soy yo, ok? – la chica asintió suavemente, aunque él la veía poco debido a la escasez de luz. Entonces, prendió una pequeña lámpara a gas. –Mmmm… sos más hermosa de los que pensé… -Eriol miro detenidamente el cabello de la joven, sus ojos, su piel, sus piernas, su cuerpo… comenzaba a gustarle… -Decime tu nombre.

La chica no hablaba. No podía. Se había quedado mirando al capitán inglés: era realmente apuesto. A pesar de estar sucio, se veía bien. Tenía el pelo negro acomodado de forma desordenada frente a sus ojos, que eran de un color azul profundo. Su camisa rasgada dejaba ver parte de sus abdominales y pectorales bien trabajados. El joven se acercó a ella.

-Te hice una pregunta, y cuando pregunto algo, quiero una respuesta.

-Tomoyo… Tomoyo Daidouji…

-Así me gusta. Supongo que no sos de acá, ¿verdad?

-Soy de Francia… vine con mi madre a ayudar a la comunidad, hasta q… -la chica había comenzado a llorar otra vez.

-Seguramente, un par de británicos la mataron, ¿verdad? –dijo el joven con una sonrisa burlona, pero se arrepintió al ver el rostro de la joven.

-Sí… -comenzó a tenerle un poco de lástima. Pero eso no existía. No para él.

-te voy a llevar con el resto. –la agarró y la volvió a llevar al hospital, con el resto de los prisioneros.

Tomoyo permaneció cautiva 2 meses, con poca comida, enferma, con sueño, encerrada en la cámara del buque negrero con los otros prisioneros. Hasta que llegaron a las costas de Gran Bretaña.

Era de noche, pero era una de esas noches calurosas y despejadas. Comenzaron a abrir las compuertas del barco, dejando salir a los cautivos de su interior.

Los soldados estaban armados en ronda, para que los prisioneros no se escaparan. Detrás de ellos se encontraba una multitud de hombres. Se encontraban en un puerto grande. Las personas detrás de los soldados ingleses iban a comprar a los esclavos, con distintos fines.

-Bueno, gente –comenzó a hablar un hombre. Tomoyo, que se encontraba en 'primera fila' lo reconoció: era Eriol… había estado pensando en él durante todo el viaje. Si él tuviera un poco más de corazón, ella se le entregaría a pleno. –después de esperar tanto tiempo, trajimos otro embarque con gente del África, ¡al mejor precio del mercado! –la gente comenzó a gritar entusiasmada, pero Eriol los hizo callar . –Uno por uno vamos a ir mostrando a cada prisionero, y el que dé más, se lo lleva. –Y la subasta empezó.

Uno por uno comenzaban a pasar médicos privilegiados, cirujanos especializados, enfermeros de los mejores, pero que en ese momento sólo valían un par de libras esterlinas.

Cada vez iban quedando menos, hasta que le tocó el turno a Tomoyo.

-A ella me la llevo yo, con permiso, disculpen. –dijo Eriol, con una sonrisa en su rostro debido a las cargadas (bromas) de sus compañeros de barco.

-¡Te quedó gustando! - ¡Miren, el capitán tiene novia! - ¡Convide, capitán! –gritaban los hombres mientras Eriol se llevaba consigo a la chica.

Después de otro par de horas, la subasta había terminado. Tomoyo no dejaba de mirar a su comprador: ahora entendía por qué no habia podido dejar de pensar en él.

-Ahora venís conmigo. –dijo él, mientras se retiraba del puerto. Subieron a un carro, que los llevó a una pequeña casa. Estando en receso, los marines alquilaban pequeños departamentos fuera de la Marina Inglesa.

-Pasá. –le dijo él. Le sacó las sogas que la joven tenía en sus manos amarradas. Eriol sirvió un poco de comida y bebida, para cenar. Después, Eriol comenzó a acariciarle suavemente el pelo, la cintura, y comenzó a abrazarla. –Espero que sepas por qué te compré –dijo, antes de besarla profundamente y, luego, llevarla a su cama.

Le había costado admitirlo, pero se había enamorado perdidamente de aquella delicada francesa. Y a ella le había pasado lo mismo.

En la Marina no existían sentimentalismos, pero por primera vez Eriol sintió que podía demostrarle sus sentimientos a Tomoyo, aunque sólo había estado con ella un par de horas en total, desde el momento de la captura hasta su habitación.

Y no iba a arrepentirse.

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-¡Cómo que tomaron el hospital! –una joven castaña de ojos verdosos discutía con su novio, quien le había dado una de las peores noticias de su vida. -¡Tomoyo estaba en ese hospital, no puede ser! –la chica estaba re sacada, y no paraba de caminar de lado a lado en el pequeño dormitorio.

-Yo dije lo mismo, pero… Ya está…

-¿Cómo que ya está? ¡¿Cómo me decís eso, Shaoran!

-O sea… ya bajaron a los prisioneros, ya los vendieron…

-No… -decía la chica, quien se había detenido en su andar… -No podés decirme que alguien la 'compró'

-Me dijo un compañero de la Marina que en Inglaterra, cuando los descargaron, la compró el mismo capitán que la había capturado…

Sakura miró a su novio, quien estaba en la Marina Francesa (NdeA: entre las marinas europeas hay como ciertos 'enlaces' de comunicación, x eso el amigo de Li se enteró), de forma amenazante.

-Quiero que me averigües el nombre del capitán… Te juro que lo voy a hacer arrodillarse ante mi prima por lo que le hizo… Hijo de puta, ingleses desgraciados… habría que matarlos a todos-se retiró, mientras maldecía lo ocurrido.

Las familias de Sakura y Shaoran eran las más poderosas tanto en China como en Francia, y, aunque sabían que debían enfrentarse con la Marina Inglesa, la más poderosa y bélica mundialmente, no iban a perder a su prima.

¿Quién ganará? ¿El amor de Eriol, o las familias Kinomoto-Li?

No te pierdas el proximo cap de…Embarque inesperado….

N de a:

Se me hizo muy corto… y aburrido, no?

Prometo sorprenderlos en el proximo cap, ya que este era más que nada a tipo de introducción…

Bueno, me inspiré en una tarea de historia que estaba haciendo (tema: reparto de áfrica, donde los ingleses se quedaron con todo…) para hacer esto, como se habrán dado cuenta…

Espero que les haya gustado, y que sigan leyendo! Prometo sorprenderlos, xq hay muchas cosas que permanecen ocultas en las vidas de los personajes, que van a hacer q la historia tome un curso inesperado!

Prometo actualizar pronto!

Les pido reviews pa saber que piensan de la historia! Porfas! Grax!

StArHuNtEr