Guarda que empieza el principio del fin…

Mendigando amor

CAP 6… FINAL!

En la mansión Li las cosas ya se habían calmado un poco, aunque aun se sentía la excitación en el aire debido al casi asegurado triunfo de don Li en cuanto a la presidencia del país peninsular.

Shaoran, hijo del candidato, y su novia, Sakura, festejaban el éxito de su familia y la desgracias de los Daidouji de forma apasionada en su habitación.

Un hombre irrumpió violentamente en la habitación, acabando con el momento ardiente de la pareja. Ambos miraron al hombre que se encontraba parado en el marco de la puerta.

Era Fujitaka Kinomoto, el padre de Sakura. Él la miraba con una mezcla de odio y bronca a la vez que miraba a su joven hija, de sólo 15 años, comportarse como una mujer ya mayor.

-Sos igual que ella… -decía el hombre con voz baja, meneando la cabeza lentamente, como tratando de negar lo que estaba viendo. Sakura se tapó con las sábanas; su novio se levantó de la cama (luego de ponerse unos calzones) y miró al hombre desafiante.

-¿Qué hacés acá? –le dijo en chico en tono agresivo. –Las vas a pagar, asesino.

-¡Basta de decirme asesino, basta! –el hombre empujó fuertemente al joven, quien quedó tendido en el piso. Fujitaka le pegó una soberana patada en el estómago, haciendo que Shaoran se encogiera; Sakura sólo pudo taparse la boca ahogando un grito cuando su padre se abalanzó sobre ella y la tomó del cuello demasiado fuerte, mientras le gritaba a su cara:

-¡Por qué mierda no se preguntan por qué maté a Nadeshiko! ¡No soy un asesino! ¡Sólo… sólo hice lo que tenía que hacer! –el hombre la soltó al ver que la chica se ahogaba, y se alejó de ella, volviendo a patear al novio en el estómago. Estaba completamente indefenso. –Ella me engañó, hijita –el hombre apoyó una rodilla en la cama, mirando y hablándole tiernamente a su Sakura. –Ella tuvo un hijo con otro… Antes de que nacieras vos… era una niñita. Una linda niñita… ¡Pero me engañó, cuando estábamos casados! ¡Esa perra a la que llamás madre me metió los cuernos!

Sakura estaba atónita. ¿Realmente su madre había sido capaz de hacer eso? Si era así… ¿dónde estaba esa bebita? No, no… tenía que ser puras mentiras de aquel prófugo.

-¡No mientas! –le gritó Sakura con lágrimas en los ojos. -¡No ensucies la memoria de mi madre! ¡No lo hagas! –el padre le pegó una bofetada, callándola.

-No seas ignorante… Yo di a esa nenita en adopción… A la persona que mas quería a tu mamá… ¿Querés saber quién es?

Sakura se imaginaba lo peor… no, no podía ser que tuviera una hermana, y que fuera…

-¡La hija de Sonomi es tu hermana! ¡Es Tomoyo! –el hombre se alejó llorando, pero tratando de contenerse para continuar… para contarle a su hija todo lo sucedido… -Cuando me enteré que esa bebita no era mía, ella ya tenía 3 meses y Nadeshiko ya estaba embarazada de vos… ¡Qué alegría me dio cuando me enteré! Pero no podía matar a esa puta con una hijita mía adentro suyo... Y cuando naciste fue cuando la maté. Vos sólo llorabas, claro… Tenías menos de una semana… Y ya eras huerfanita. Y me descubrieron… y fui a la cárcel… esperando siempre por este momento para q te enteraras de lo que había pasado… Para que supieras lo que fue tu madre… Pero no desde el punto de vista de Sonomi, no. Porque ella también te mintió. Te mintió a vos, a su hijo, a su esposo, al padre de su hijo, a todos nos mintió. Nos trató como los pelotudos que somos por no habernos dado cuenta antes.

Fujitaka estaba más calmado, y Sakura sólo lo miraba. Ya no lloraba. ¿Por qué iba a hacerlo? Shaoran estaba en el piso, oyendo todo. A la hija del preso sólo le quedaba una pregunta…

-¿Quién es el papá? El papá de Tomoyo.

-El mismo que el de Eriol, por eso el escándalo.

O sea que lo que había visto ella en las noticias era cierto. Tomoyo y Eriol eran hermanastros, pero ella también era la medio-hermana de Sakura. Cuánta bronca.

Shaoran se levantó del piso y abrazó a su novia. Fuera de la casa se oían las sirenas del móvil policial. El mismo Fujitaka lo había llamado.

Él iba a volver a la cárcel, qué pena. Pero por lo menos su hija ya sabía la verdad.

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No…

Qué había hecho… ¡Qué había hecho!

¡Lo había matado! ¡Estaba muerto! ¡El padre de Tomoyo estaba sin vida delante de sus ojos!

Pero tenía que actuar rápido… o las cosas iban a empeorar…

Eriol agarró el cuerpo del hombre y, asegurándose de no ser visto y aprovechando que los empleados disfrutaban de su siesta, arrastró al padre de Tomoyo hasta detrás de un árbol…

Lo dejó bien sentado, bien acomodado. Lo vio por última vez. No era la primera vez que veía un muerto… en su barrio era muy común… pero nunca había matado a uno… ¡Qué raro se sintió cuando el hombre cayó a causa del hacha en su cabeza! El arma, que se insertaba en su cráneo de una forma macabra, tenía mango de madera… Nunca iban a poder sacar sus huellas digitales. Nunca.

Eriol se dirigió a la mansión, donde su novia terminaba de bañarse, lo más rápido que pudo. Sus ropas tenían salpicaduras de sangre por todos lados, y Eriol no podía dejar que su novia lo viera así. Sólo agarró una remera cualquiera de su placard y se la puso cuando se sacó la camisa ensangrentada. Estaba a punto de bajar las escaleras, cuando una persona lo detuvo.

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La lluvia había cesado un poco, por lo que los jóvenes descendieron del vehículo con el fin de ir a la cabaña a la que Tomoyo tenía planeado llevar a su novio… A su hermano.

Quería que pasaran el mejor momento de sus vidas, una romántica luna de miel antes del casamiento a la luz de la luna… Pero al darse cuenta que Eriol era su hermano, ya no podía hacer lo mismo. Una cosa era besarlo, abrazarlo y decirle que lo amaba… decirle la verdad… pero otra cosa, muy distinta, era acostarse con él, sabiendo los lazos de sangre que los unían.

-¿Falta mucho? –preguntó él, sólo para acabar con e incómodo silencio que se hallaba entre ellos. Seguían caminando entre el barro.

-No. Ya estamos cada vez más cerca. –dijo ella tajantemente. No se atrevía a mirarlo a los ojos. Hasta que él se detuvo.

-Perdoname. –dijo él, agachando la cabeza –pensé que iba a ser lo mejor… porque si no te lo decía, te iba a estar mintiendo, y no quería eso. Sé lo feo que es que te oculten algo tan importante… Perdoname… Como yo te perdoné a vos. –Eriol rodeó a Tomoyo con su brazo mientras iban caminando.

-¿Qué cosa me perdonaste? –le preguntó ella, mirándolo inocentemente.

-Que al principio sólo querías salir conmigo para que tu madre ganara las elecciones…

-Pero yo te amo, Eriol. Te amé y te sigo amando. Aunque haya empezado con un juego, mis sentimientos no lo son.

-Ya lo sé, bebé. –el joven besó dulcemente a la joven, que pasó su brazo por detrás de la espalda de Eriol.

Se amaban, y un simple medio lazo familiar no iba a acabar con ese amor de un día para el otro.

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Era Tomoyo. Ella estaba parada con un Toallón en su cabeza y una bata de baño. Qué tierna se veía, pero…

¡No podía dejar que se diera cuenta de lo que él había hecho!

Su novia-hermanastra lo mirada de una manera tierna.

-¿Qué pasa, mi amor? ¿No me vas a dejar pasar?

-Sí, sí –dijo él, nervioso, y se corrió a un lado. Debía tratar de controlarse, porque sino…

Tomoyo se quedó parada detrás de él, sin moverse.

-¿Vas que quedarte acá mientras me cambio o qué, Eri? –le preguntó ella con un tono suspicaz.

¡Era su oportunidad!

-Avisame cuando estés lista; creo que voy a ir al patio, ¿OK?

-Sí –y cuando ella iba a acercarse a besarlo, él se fue. No podía dejar que ella lo besara. Por lo menos hasta que supiera el lazo familiar que los unía.

Eriol bajó rápidamente las escaleras, mientras buscaba con la mirada algún encendedor. Fue a la cocina y encontró una cajita de fósforos… era lo mismo, sólo quería deshacerse de la camisa manchada de sangre. Agarró la cajilla y se dirigió al patio… Nunca había corrido una distancia tan larga en tan pocos segundos, pero al fin llegó al fondo del jardín. No esperó a nada. Simplemente tiró la camisa al piso y, arrojando un fósforo prendido sobre ella, observó detenidamente la escena.

La prenda se consumía rápidamente, evaporándose en el aire y resguardándose en el olvido… Pero no pasaba lo mismo con aquel bendito recuerdo de Eriol… matando a su suegro…

Tomoyo ya se había vestido, y en ese momento estaba en la habitación de su madre, buscando algo que la mataba de curiosidad. La maleta azul. Sabía que su madre la guardaba celosamente en su armario bajo llave, y eso era lo que buscaba la joven. La llave. La encontró en la mesita de noche de Sonomi, escondida debajo de unos papeles. Rápidamente pero con sigilo se dirigió al armario y lo abrió. La maleta estaba a la vista.

Tomoyo la abrió, y sólo vio unos papeles. Pero hubo uno en especial que le llamó la atención. Un sobre amarillo, con grandes palabras que decían "Registro de Adopción". ¿Qué era eso? Ella no sabía que su madre hubiera adoptado un hijo.

Pero la gran sorpresa llegó en el momento que leyó su nombre en aquella hoja. Una lágrima cayó por su rostro. No había más que decir.

Pero quedaba algo por hacer.

No iba a dejarse traicionar de aquella manera. Esa mujer, Sonomi, no había tenido derecho de ocultarle su verdadera identidad. ¡16 años habían pasado! ¡16 años guardando un secreto!

No podía dejarlo así.

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Sonomi se recuperaba del shock que había sufrido, enel hospital, conversando lo que ella había visto y vivido de regreso a su mansión con una psiquiatra.

Horas estuvieron hablando, hasta que la profesional le dijo a Sonomi que ya la encontraba en estado de regresar a su casa. Y así fue.

Sólo unos minutos después, la mujer estaba sentada en su cómodo sofá, recapacitando sobre su vida. Sólo podía pensar en sus hijos, en sus maridos, en sus amantes… En sus riquezas, en su campaña perdida, en sus amores abandonados… Todos aquello asuntos se encontraban ahogados en un vaso de whisky escocés.

La mujer comenzaba a perder la noción del tiempo, la razón. El alcohol comenzaba a hacerse sentir en el cuerpo y la conciencia de la ahora borracha Sonomi. Pero el alcohol no era el único que poco a poco la iba dejando atontada.

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Le dolía hasta el fondo del alma. Pero no iba a dejarlo así.

Las iba a pagar muy caro. Aunque su vida no valiera tanto.

De una forma dubitante, Tomoyo fue hacia la cocina. Una parte de su conciencia le decía "Hacelo! ¡Dejá de dudar!" mientras que la otra le gritaba "¡Es tu madre, ella te crió!"

Sin pensar, Tomoyo abrió la llave de gas y cada una de las hornallas, el horno y el calefactor. Pero nunca los prendió.

Había dos posibilidades para que la perra que la había adoptado muriera:

Una era que se intoxicara con el monóxido de carbono. Iba a comenzar a sentirse pesada, como borracha; iba a ser una muerte lenta y dolorosa. No se merecía nada mejor.

La segunda chance era una explosión. Su madre siempre que llegaba de algún lado, se preparaba un té o un café. Una mínima chispa y ¡BUM! La mujer las habría pagado.

Debía escapar de allí. La cocina comenzaba a tener un olor a gas impresionante. Tenía que huir, pero no iría sola. Lo llevaría a Eriol. No quería dejarlo, no quería que la dejara. Lo amaba.

Vio a su novio entrar por la puerta del patio trasero a la casa. No tenía que dejarlo entrar: se daría cuenta de todo. Entonces fue corriendo hacia él, lo abrazó y lo tiró del brazo hacia fuera de la casa. Ya estaban a salvo.

-Eriol… estaba pensando que podíamos pasar este fin de semana solos, no sé. Mi mamá había comprado una casa en el bosque. Es muy linda, y creo que puede ser lo mejor. –Eriol la miraba, y ella trataba de convencerlo.

El joven necesitaba pensar en otra cosa que no fuera un hacha; y la chica en otra cosa que no fuera una explosión.

Agarraron la camioneta de su padre, y se escaparon en ella, como dos adolescentes enamorados. Como lo que eran.

Tomoyo miró hacia atrás, hacia la mansión. Iba a llorar. No. Estaba con Eriol, ¿qué más podría importarle?

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Su padre hacía un par de horas se había ido, de vuelta, a la prisión. Saber toda la verdad le oprimía fuertemente el pecho.

Comenzó a llorar de vuelta… Toda la tarde había estado llorando. No quería más. Quería que todo se acabara.

Ya…

La angustia la consumía, al igual que el dolor, la bronca. Pero ya no tenía ganas de vivir.

Simplemente buscó una soga. La encontró en un armario a su alcance, como si siempre hubiera estado esperando por ella.

Sakura agarró la soga y amarró un nudo al balcón de su habitación. Miró hacia abajo: sí, era lo suficientemente alto.

Ató otro nudo, pero ahora a su cuello. No podía cesar de llorar. Pero no podía seguir así.

La joven se paró en la baranda del balcón. Trató de mantener equilibrio sólo por unos segundos. Adrede, se dejó caer hacia delante.

¡Qué sensación hermosa! Pero duró demasiado poco. Se oyó un chasquido. No podía respirar. Ya estaba colgando.

¡No! ¡No quería morirse! ¡Por qué lo había hecho!

Su cuello estaba roto. Poco a poco comenzó a perder el conocimiento. Un par de minutos y listo. Ya había dado el último suspiro.

"Qué bello es Tomoeda de noche", pensó, antes de cerrar los ojos. Para siempre.

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Se había acabado la botella de whisky. Sólo quedaba un poco en el vaso.

Encendió la tele. ¿Para qué? Ya no se acordaba ni su nombre.

En la pantalla aparecía una mujer llorando en el piso, descontrolada. Se reconoció.

-¡Hija de puta! –gritó, mientras tiraba el vaso de whisky hacia el aparato.

Electricidad + alcohol Chispas.

Fue un segundo.

La mansión Daidouji y sus alrededores explotaban. El fuego invadía las casas cercanas. Sonomi ya había pagado una parte. Al resto la pagaría en el infierno.

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Ya estaban en la casa del bosque.

No había nada que decir.

Solamente que se amaban.

No les importaba ser hermanos.

Qué locura.

Estaban acostados en la cama. Pensando, ambos. Reflexionando. Un día inolvidable verdaderamente.

Se besaron.

Tomoyo miró a los azules ojos de Eriol, su novio, su amor, su hermano.

Lo amaba. Y lo iba a seguir amando.

Eriol sólo pudo responder a la mirada de su novia con un beso tierno. Encontró lo que buscaba. Amor.

Tanto tiempo mendigando amor en las calles, y pensar que lo encontraría el día menos pensado detrás del alambrado.

FIN

N de A:

Yeah, babies!

¡He aquí el final de esta historia!

Dramática y trágica, romántica y triste, apasionante y misteriosa…

Creo que se lo imaginaban pero que no se lo esperaban… ¿o si?

Mua ja ja ja já, me encantó! I loved it!

Bueno… esto fue todo. Espero no haberlos decepcionado! ;)

Pero prometo sorprenderls con otra historia! Igual o más buena que esta!

Don't forget: StArHuNtEr va a revolucionar el mundo de los fanfics (¿?¿?)!

Grax x todo el apoyo! Realmente me ayudaron! Y si kieren una segunda parte, solo avisen:P

Dejo mis comentarios en la parte de reviews, x eso no agradezco acá uno x uno…

Hasta la próxima!

StArHuNtEr

Distinta hasta la muerte, pero atrapante hasta morir.