xcen > es
19 de Diciembre de 1980 : Coincidencias.
Sirius se encontró con James delante de la entrada al Ministerio. Quedaban ahí cada día para así poder charlar un poco antes de ponerse a 'trabajar'.
"Tío... Menudas ojeras traes." – rió Sirius como buenos días – "¿Hubo movida anoche con la fiera?"
"Pues si." – sonrió James frotándose los ojos por debajo de las gafas – "Estaba de un sorprendente buen humor después de enterarse que lo habías pasado relativamente mal con el reparto de invitaciones por su culpa."
"Debo tomármelo como algo personal?" – preguntó el otro.
"No."
"Genial."
"Por cierto¿qué te has hecho en el pelo?"
"Tuve que cortármelo porque Laasser le prendió fuego." – explicó Sirius como si fuera lo más normal del mundo.
James lo miró alucinado antes de dar un par de zancadas a su amigo, que no se había detenido. Prefirió ahorrarse los comentarios.
En la recepción les dieron sus chapitas con sus respectivos nombres y el título 'Auror en prácticas' debajo.
Llegaron y se sentaron delante de sus respectivas mesas. Eso era todo lo que veían del Ministerio a parte del despacho de Alastor Moody, el auror que se encargaba de mantenerlos a raya.
Ambos tenían repartidos unos montones enormes de papeleo que tenían que transcribir, clasificar y archivar... Porque si, ese era su apasionante trabajo como aurores en prácticas en el ministerio : poner orden a las fichas de los juzgados y enviados a Azkaban.
"¿Sabes? Ayer decidí cambiar de vida." – anunció Sirius solemne, cuando hacía dos minutos escasos que trabajaban en silencio.
"¿Cambiar de vida?" – James levantó la vista para mirar a su mejor amigo.
"Si, es que pasar la navidad solo es un asco..."
"Ahhh... Con cambiar de vida te refieres a pasar de tener líos de tres días a tener uno que te dure todas las navidades. Un gran cambio Padfoot, si señor."
"Va en serio, Prongs." – Sirius frunció el ceño – "Quiero sentar la cabeza, como dice Moony."
James le dirigió una mirada que dejaba claro que no se creía una palabra y siguió ordenando pergaminos.
"Buenos días señores." – dijo una voz a sus espaldas sin previo aviso. James supo esconder su sobresalto, pero Sirius dio un pequeño bote en su silla.
"Que susto..." – murmuró al comprobar que no era más que Alastor Moody, su 'jefe'.
"Será muy mal auror si se deja sorprender con esta facilidad, señor Black... Y todavía sería peor mortífago." – dijo el hombre, mirando fijamente a sus dos jóvenes en prácticas.
Sirius se cruzó de brazos y puso mala cara, mientras James se reía un poco de él.
"¿Cómo llevan el papeleo?"
"Pues... Bien señor, lo que pasa es que es un poco aburrido..." – se atrevió a decir James – "Creíamos que lo de ser auror iba a tener un poco más de emoción."
"Lo suponía... Así que vengo con un par de propuestas para ustedes... Señor Potter, usted si quiere va a poder acompañarme hoy a una de mis rondas, y señor Black, dado que usted es un poco más delicado... Le voy a dejar el asunto de los dragones, que han pedido un auror para supervisar la llegada de un par de hembras chinas... Se sospecha que algunos magos oscuros van detrás de un ejemplar de esos. Y ahora les dejo que terminen con sus papeles para poder empezar con sus nuevas tareas. Hasta luego."
"Pues ya ves, Padfoot." – dijo James con sorna una vez Alastor se hubo marchado – "Eres una nenaza."
"Vete a la mierda." – refunfuñó Sirius, cabreado porque a él solo le mandaban a supervisar un envío de dragones y su amigo se iba a patrullar con Moody en busca de mortífagos a los que patearles el culo...
O.O.O
Remus miró con una mueca de desagrado el edificio que comprendía el hospital de San Mungo. Normalmente nunca iba allí, no le gustaba. En realidad los hospitales le deprimían bastante... Y en cualquier otra ocasión tampoco hubiera ido... No por unos simples rasguños tras una noche de luna llena... Pero dentro de 6 días había la fiesta de navidad con los excompañeros de Hogwarts y quería ir allí con buen aspecto.
Arrastrando los pies llegó al mostrador de la recepción. Una bruja joven le dedicó una sonrisa.
"¿En que puedo ayudarle, señor?"
¿Señor? Remus frunció el ceño. Tampoco era tan viejo! Vale que a causa de la licantropía le había salido alguna que otra cana pero... De ahí a llamarlo señor...
"Emmm... bueno... tengo algunos rasguños y me gustaría que me pusieran alguna cosa para que cicatrizaran pronto..."
"Espere un momentito y en seguida le llamaran." – le anunció la recepcionista mientras escribía algo en el pergamino que tenía delante de ella.
Remus se sentó en la sala de espera, todavía dándole vueltas a lo de si parecía más mayor de lo que era o era sólo una cuestión de la corta edad de la recepcionista y el echo de que todos los pacientes del hospital pudieran ser sus padres...
"¿Remus?" – una voz le sacó de sus preocupaciones y al levantar la vista se encontró con unos ojos azules que le miraban con sorpresa.
"Dawn..." – dijo él maldiciendo su suerte. Con la de medimagos que había en San Mungo tenía que ir a encontrarse precisamente con ella... No es que se llevaran mal... Al contrario, le gustaba bastante esa chica. Habían llegado a tener una cita en Hogwarts... Pero él se había alejado, asustado por el rumbo que estaba tomando la relación. No quería hacerse ilusiones con ella y que cuando descubriera lo que era huyera de él como si fuera un monstruo. Al principio ella se había enfadado mucho, habían estado bastante tiempo sin hablarse... Pero luego habían llegado a una especie de equilibro; no se llevaban ni bien ni mal, simplemente se toleraban.
"¿Qué te ha pasado?" – preguntó ella mirando con el ceño fruncido los arañazos que el joven tenía por la cara y los brazos.
"Ehhhh... Ha sido el gato de la vecina." – inventó, y al instante supo que era la peor mentira que había inventado en su vida.
Ella le dirigió una mirada escéptica : - "Mientes fatal, Remus... Pero anda, ven conmigo que te voy a curar esto."
Entraron en una de las puertas que había pasada la sala de espera. Era el despacho de Dawn. Todavía la tenían en prácticas, pero vista la buena evolución de la chica, ya le habían dado un despacho propio.
"Siéntate." – le señaló con una inclinación de cabeza la camilla que había en un lado de la habitación. Remus obedeció sin rechistar.
Dawn trajo consigo las cosas que necesitaba para curar las pequeñas heridas del licántropo. Se detuvo en una que tenía en la mejilla.
"Esta está un poco infectada, te voy a poner una pomada y te la taparé. Después por la noche te la dejas descubierta, por eso."
"De acuerdo." – asintió Remus.
Cuando terminó, Dawn le echó una ojeada. No pudo evitar pensar que con la tirita en la mejilla quedaba muy mono. Soltó una leve carcajada.
"¿De que te ríes?" – preguntó el licántropo.
"De nada, de nada." – dijo ella sacudiendo la cabeza y empezando a guardar las cosas otra vez.
Remus la miró alzando una ceja pero se levantó de la camilla y empezó a ponerse la chaqueta.
"Buena idea eso de la fiesta." – dijo Dawn.
"Pues si, Sirius de vez en cuando usa la cabeza para algo más que para llevar pelo." – comentó Remus riendo por lo bajo.
Dawn terminó de guardar las cosas y se lo quedó mirando : - "Oye, termino turno ahora. ¿Te apetece ir a tomar algo y charlamos? Así nos ponemos al día, que hace mucho que no nos vemos."
"De acuerdo." – sonrió Remus, al tiempo que asentía con la cabeza.
O.O.O
El Departamento para el control de dragones estaba en el cuarto piso del Ministerio. Sirius jamás había subido hasta allí, así que estaba un poco perdido. Se ajustó bien la placa de 'auror en prácticas' y abrió la primera puerta que se encontró.
Había alguien de espaldas, pero estaba a contraluz y era imposible adivinar su identidad.
"Emmm... Perdón, estoy buscando al responsable del Departamento..." – dijo después de llamar con los nudillos en la puerta.
Al girarse y quedar cara a cara ambos se miraron con cara de sorpresa.
"Watters..." – murmuró Sirius – "No... No sabía que también trabajabas en el Ministerio..."
"Ya... Supongo que estabas muy ocupado babeando tras las auror en minifalda ¿no?" – se burló ella – "¿Qué haces aquí Black?"
"Eh¿Cómo sabes que soy auror?"
"¿Por qué lo pone en tu placa?" – ironizó ella mirándolo con las cejas alzadas.
El animago tuvo ganas de darse de cabeza en la pared por hacer preguntas estúpidas.
"Bueno... Pues Alastor Moody me ha enviado... Por lo que parece estáis esperando un par de dragonas de no sé que raza, y necesitabais a un auror para supervisar la cosa..." – dijo dándose aires de superioridad.
"Si... Pero por lo visto no han entendido la gravedad de la situación si te han enviado a ti."
"Disfrutas metiendote conmigo ¿no?" – dijo Sirius en tono picado, cruzándose de brazos.
"Es que el ego de un hombre es igual que el hielo, divertidísimo de romper... Y como casi todo en ti es ego... Digamos que no puedo evitarlo." – Nat se rió por lo bajo.
"Mira, tengo montones de cosas mejores por hacer que estar aquí, así que si no me necesitáis..." – hizo ademán de irse.
"Black espera..." – dijo ella en tono resignado. Se metería en problemas si el auror (aunque fuera ese) se marchaba, así que no le tocaba otra que resignarse...
"¿Si?" – dijo él girándose con mala cara.
Nat suspiró, sabía que le tendría que hinchar un poco el ego para reparar el daño de antes... Aunque habría jurado que el ego de Sirius era a prueba de bombas.
"Voy a buscar al jefe... Por cierto, te queda bien el pelo así, más corto." – dijo, y acto seguido salió por la puerta, porque no le apetecía ver la sonrisa de suficiencia que de seguro tendría el animago.
O.O.O
"¿Porqueeeeeee¿eh¿¡Porque tengo esta mala suerte?" – Nat se dejó caer encima de la cama de Dawn mientras sus amigas la miraban divertidas.
"No sé Nat... ¿Has roto algún espejo últimamente? Lo de tener un gato negro en casa también puede influir..." – se burló Lily.
"Ale si, reíros de mí. Si fuerais vosotras que tuvierais que aguantar a Black en el trabajo veríamos la gracia que os haría..."
"Yo probablemente terminaría matándolo." – dijo Alex con desdén.
Era una costumbre de las chicas el quedar todos los sábados después del trabajo y charlar un rato. Era su manera de ponerse al día de los cotilleos de durante la semana.
"Ya nos ha quedado claro lo que harías tu, Alex." – rió Dawn – "Prenderle fuego al pelo."
"No me digas que es por eso que el merluzo se lo ha cortado." – dijo Nat levantando la cabeza de la cama y esbozando una sonrisa.
"¡Por supuesto¿Tu te crees que tuvo los huevos de venir dos veces a mi casa?" – Alex hinchó pecho con orgullo.
"Pero se supone que los tíos también maduran ¿no¿Por qué Black sigue igual que hace dos años?" – pensó Dawn en voz alta.
"Porque tiene el cerebro del tamaño de un garbanzo y no da para más." – rió Lily.
"Pobrecito. Como os pasáis con él." – rió Nat.
"¿Pobrecito?" – Alex miró a su amiga levantando una ceja – "Nataly..."
"¿Qué pasa? Sólo digo que seguro que no es tan malo como lo describís vosotras... Yo solo encuentro que es divertido meterse con él y que a veces saca de quicio, nada más..."
"Tu es que tienes muy buen concepto de todo el mundo..." – comento Lily poniendo los ojos en blanco.
"Bah." – Nat se cruzó de brazos.
O.O.O
"¿Sabías que las chicas quedan los sábados a las 8 de la tarde para despellejarnos?"
Eso fue todo lo que dijo Sirius cuando James le abrió la puerta de su casa. Su mejor amigo ni siquiera lo miró, llevaba una especie de agenda de piel entre las manos y pasaba las hojas a toda velocidad.
"¿Qué dices Padfoot?"
"Mira, todos los sábados pone lo mismo 'reunión con las chicas. 20:00', y ya se sabe que cuando se juntan 4 chicas... ningún tío puede salir muy bien parado..."
"¿De donde has sacado esto?" – antes de darle a Sirius tiempo de reaccionar, y haciendo gala de los reflejos que le habían permitido ser un buen buscador, James le arrebató la pequeña agenda de las manos y le dio un par de vueltas.
"Es de Watters. Se la ha dejado en el Ministerio y tendré que ir a devolvérsela." – Sirius se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo.
James levantó las cejas : - "¿Sabes que te va a matar si siquiera sospecha que te has mirado una sola de sus páginas?"
"Bah, tonterías! Encima que se la he cogido para que no se la roben..."
"Pues ve a devolvérsela ahora mismo."
"No, mañana, que va a estar haciendo de canguro de sus hermanos... Vaya, supongo que son sus hermanos... ¿Sabes como se llaman? Porque aquí pone Mark y Paul... Ni idea de si lo son ¿no?"
"Padfoot... A veces me agotas..." – suspiró James antes de volver a entrar en la casa, dejando a su amigo en el recibidor.
"¿Y ahora que he dicho?" – se preguntó a si mismo Sirius, al tiempo que se rascaba la cabeza.
O.O.O
Hola hola! Bueno, no soy Nariko (ahora mismo está lejos de su casa XD (aunque ella diga que está en la uni, en realidad la tenemos esclavizada escribiendo la continuación de esto (no estáis de acuerdo que es una mejor idea? ;)))), soy Silver, y hoy soy la encargada de subir este capítulo :D (mañana lo hará Mereth :P). Y ya puestos, debo decir que la parte de las quemaduras de pelo… juaz fue una bonita idea mia :D. Ale. Disfrutad y dejad Reviews asi cuando vuelva Nar de su reclusión, podrá alegrarse la vista! Kiss.
