25 de Diciembre de 1980 : Navidaaaad, Navidaaaaaaaaaaaaad!

Sirius se despertó, pero de momento no hizo el más mínimo movimiento. Ni tan siquiera abrió los ojos. Simplemente dejó vagar la mente para tomar conciencia poco a poco de lo que le rodeaba. Notó que su brazo rodeaba una cintura de chica... Y podía oler un suave perfume femenino. Casi involuntariamente sonrió. Pero de repente, el recuerdo de la noche anterior le azotó y abrió los ojos de golpe, queriendo constatar que no había sido un sueño. Y no... En efecto allí estaba Nat, durmiendo boca abajo, con la mejilla derecha apoyada en la almohada, respirando tranquilamente.

El chico se incorporó muy lentamente, intentando no hacer movimientos bruscos para no despertarla. Se quedó sentado en la cama, rascándose confusamente la cabeza y observándola mientras dormía.

Se preguntó que mosca le había picado... Apenas había bebido, así que esta excusa no servía... Pero lo más importante de todo era... ¿¡Que mosca le había picado a ella? Sirius hubiera jurado que no le soportaba... Que le consideraba un tío de los que no valían la pena y que sólo le había aceptado en su casa para acallar sus voces interiores de remordimiento... Pero ahí estaba, en su cama...

Respondiendo a un impulso incontrolable, le apartó unos mechones de pelo que le caían sobre la cara y le acarició suavemente una mejilla, con cuidado de no despertarla. Se sorprendió a si mismo pensando cosas que no debería... O que simplemente no solía pensar a la mañana siguiente, así que para aclarase las ideas se fue a dar una ducha.

Debajo del agua intentó poner en orden sus ideas. Normalmente, después de uno de sus rollos de una noche, o se iba sigilosamente mientras la chica dormía si no estaba en su casa, o la despertaba alegando que tenía una cita laboral importantísima a primera hora... No se iba a duchar y la dejaba durmiendo, ni le daban arrebatos tiernos ni lo peor de todo, se le pasaba por la cabeza que sería maravilloso poderse quedar toda la mañana en la cama, hablando, sin hacer nada más que estar abrazados.

No, todas esas cursilerías no eran propias de él... Sólo parte de una fachada que utilizaba para ligar... ¿Entonces a que estaba jugando su mente? Quiso creer que era simplemente la influencia de la navidad, y dando por valida esa explicación salió de la ducha.

Se dirigió a la habitación, pero cuando tuvo la mano en el pomo de la puerta se detuvo. Y si... ¿Y si se había despertado ya? No sabría ni tan siquiera que decirle... Así que dio media vuelta y fue a la cocina. Prepararía algo de desayuno para los dos. Y en eso estaba cuando alguien apareció con un sonoro 'ploof' en medio de la cocina.

"Buenos días, Padfoot." – saludó un sonriente James – "Feliz Navidad."

"Feliz Navidad, Prongs." – contestó Sirius sin apartar a vista de lo que estaba haciendo.

"Ui... ¿Desayuno para dos? ¿No la has enviado a desayunar a la cafetería del final de la calle? Creo que he venido en mal momento..." – comentó James claramente divertido.

O.o.O.o.O

Nat abrió los ojos y durante unos confusos instantes intentó ubicarse... No estaba en su casa, ni en su cama... Y tras haber levantado las sabanas comprobó que tampoco estaba con su pijama.

Forzó su mente para intentar recordar que había pasado la noche anterior... Los recuerdos se confundían en su mente, nublada por el champán. Se acordaba de la cena familiar en casa de sus padres... Que se había ido pronto... Hasta ahí todo bien... Se esforzó un poco más... Recordó que luego, animada por las burbujas del champán había ido a...

"¡Merlín!" – exclamó en voz alta, recordando por fin lo que había echo... Y lo único que se le ocurrió pensar fue en que le diría Dawn... Pero sobretodo en que iba a decirle Alex...

Dio gracias que Sirius no estuviera allí, porque así tenia unos momentos para pensar en como iba a justificar su comportamiento de la noche anterior... Se quedó sentada en la cama durante mucho rato, hasta que decidió que debía levantarse y buscar al chico.

Echa un ovillo, en una silla de al lado de la cama, encontró una camiseta grande de chico. Se la puso, y inconscientemente sonrió al notar como olía a Sirius.

Salió de la habitación y guiándose por el sonido de voces llegó a la cocina, a tiempo para oír :

"Ui... ¿Desayuno para dos? ¿No la has enviado a desayunar a la cafetería del final de la calle? Creo que he venido en mal momento..."

Iba a alertar a los dos chicos de su presencia, pero cambió de opinión al escuchar la respuesta de Sirius : - "Si yo te contara James... Es que esta no es como todas... No sé, esta noche me ha pasado la cosa más rara de toda mi vida."

Así que Nat decidió quedarse detrás de la puerta un rato más.

"Bueno, ¿y me lo vas a contar?"

Entonces la chica tuvo oportunidad de oír en boca de Sirius, lo que había sucedido la noche anterior. Cuando el relato concluyó, James tenía tal cara de alucinado que Nat tuvo que reprimirse para no soltar una carcajada. Pero bueno... ¿Tan raro era lo que había pasado? Pasados unos instantes tuvo que probablemente si lo fuera...

"Vaya con Watters... Quien lo hubiera dicho?" – rió James una vez pasó la sorpresa. – "Y no te atreves a mandarla a la cafetería a desayunar ¿no?"

"No, no es ese el problema" – Sirius hizo una pausa, instantes durante los cuales Nat contuvo la respiración sin motivo aparente – "En realidad no sé cual es el problema... O me estoy volviendo un blando, o se me ha derretido la razón o..."

"O te estás colgando por ella..." – terminó James.

"Pues... Si te soy sincero... Es la explicación más lógica que se me ocurre... Explicaría los arrebatos tiernos, las cursiladas y demás..." – suspiró él.

"¿Así lo reconoces?"

"¿Qué si reconozco si me he colgado por ella? Pues si supongo..."

Ese fue el momento que Nat escogió para entrar en la cocina. James la miró un momento antes de decir : - "Se me olvidaba que tengo que ir a... a hacer algo muy importante. ¡Nos vemos luego!" – y con el mismo 'ploof' con el que había llegado, desapareció.

"¿Es cierto lo que has dicho?" – preguntó ella, simplemente.

"¿¡Que? ¿¡Nos has oído?" – exclamó él, con una nota de pánico en la voz.

"Sirius..." – suspiró ella.

"Eh... Yo..." – tartamudeó el animago, antes de bajar la vista y mirar fijamente las baldosas del suelo de la cocina.

Viendo que no tenía alternativa, Nat se acercó y le obligó a mirarla, cogiendole la cara con las manos.

"¿Es cierto?" – volvió a preguntar.

"Creo que si." – suspiró él, como si fuera la fin del mundo... Y tal vez para alguien como él, lo fuera.

Nat sonrió, con eso tenía más que suficiente. Nunca había esperado una declaración de amor eterno por parte del animago, ni nada por el estilo.

"¿Pues sabes una cosa? Yo también creo que me gustas."

Entonces fue su turno para sonreír, alzó una mano para acariciarle suavemente la mejilla y se inclinó para besarla. El desayuno quedó olvidado.

O.o.O.o.O

La fiesta de navidad con los exalumnos de Hogwarts que Sirius había organizado estaba siendo un éxito. Casi todo el mundo había acudido, y el rumor de que el exmerodeador y Nat estaban saliendo se había difundido como la espuma, haciendo honor a la antigua tradición de difundir cotilleos a la velocidad del viento que tenía Hogwarts.

Dawn, sin embargo, no podía divertirse. Con una copa de champán en la mano no dejaba de mirar en la dirección en la que estaba Remus. Todavía no le cabía en la cabeza que fuera un licántropo... ¿Cómo era posible? Alguien con aspecto de no haber roto nunca un plato...

"¿Y que más da si es un licántropo? Como si fuera un vampiro! Si el chico te gusta, ¿cuál es el problema?"

Dawn se giró lentamente, para mirar con cara sorprendida a Alex, quien acababa de pronunciar esas palabras.

"Tu... ¿Tu lo sabias?"

"Si, lo sabía. Bueno, Severus lo sabía por una vieja historia que no es momento de contar y me lo dijo..." – Alex se encogió de hombros – "Y por tu expresión al mirarle... Supongo que ahora también lo sabes tu."

"Me lo dijo anoche..." – Dawn se encogió de hombros – "Esa era la razón por la que huía de mi... Menuda gilipollez."

Alex sonrió : - "Si crees que es una gilipollez, deberías decírselo. Él debe estar esperando una reacción por tu parte..."

Dawn lo miró una vez más. Remus estaba en una esquina, mirando a través de una de las ventanas, con la mirada perdida en el cielo estrellado. Cogiendo fuerzas, dejó su copa encima de una mesa y se acercó a él.

"Remus..."

Él se giró, sorprendido de encontrarla allí.

"Dawn... Hola." – dijo, sin saber muy bien como actuar.

"Oye... Ayer no... No dije nada porque... Ummm..." – Dawn se rascó la cabeza, confusa. No sabía como explicarse con Remus, no sabía ni por donde empezar. – "Yo... No pretendía que... Bueno, lo pretendía pero..." – se desesperó, viendo que así no llegaría a ninguna parte. Le sería imposible arreglar nada por ese camino.

No... Para arreglar las cosas debían empezar de cero. Así que tras la mirada sorprendida del licántropo, dio una vuelta sobre si misma y dijo :

"Hola, me llamo Dawn y soy medimaga en el San Mungo."

Tras la sorpresa inicial, Remus sonrió, comprendiendo lo que pretendía la chica.

"Hola, me llamo Remus y soy licántropo." – contestó a su vez, sin borrar la sonrisa. – "¿Quieres bailar?"

"Por supuesto." – asintió ella, con una carcajada.

O.o.O.o.O

Bueno... Esto llega tarde... Soy consciente de ello. Pero dicen que más vale tarde que nunca ¿no? Y como técnicamente todavía estoy de vacaciones de navidad (que por cierto, terminan mañana ;; ). Y bueno... El final es algo raro, pero es un final xD Aunque no lo parezca. Tb hay que decir que sin la ayuda de Silver, ayer por la noche, esto seguiria inacabado, y probablemente asi hubiera quedado... Fue ella quien me ploteó todo el final xD

Y ahora que viene el estrés de los examenes, intentaré terminar también con el ¿!Porque ahora...? que solo quedan ya un par de capis... Así que bueno, ¡hasta pronto! Y que el inicio de 2006 os esté iendo bien!