Ya estaba allí.
Ya lo veía.
Ahí. Ante ella, tan perfecta como siempre. Con su atrayente color azul eléctrico que iluminaba la Nada... su Nada.
Sabía de sobra lo que tenía que hacer, y con suaves y pausados movimientos, alzó las manos para coger la piedra. Esta, al principio, se resistió un tiempo, pero oyendo su llamada, acudió a ella.
Cuando entró en contacto con la piedra, sintió como algo vacío se llenaba de "algo" y su ropa, al igual que su ser, cambio, y ahora un largo vestido la cubrió. Era el traje lo que realmente le encantaba más del sueño, era un falda larga de seda negra, elegante y sofisticada, que a también estaba rota de tal forma que hacía picos dándola un toque juvenil.
El corsé, en cambio, era blanco y llevaba bordado, en el centro del pecho, una flor de lis, este acababa en un cuello de barco del que salían dos pomposas mangas trasparentes que le sobrepasaban un poco el codo. Su pelo, rizado y negro, le llegaba cayendo sin control aparente hasta casi tocarla los hombros., la primera capa del pelo la llevaba cortada muy cortita y con trasquilones, ya que cuando se lo hizo, aparte de que estaba de moda, le parecía gracioso, y todavía se lo seguía pareciendo.
Pero todavía le faltaba algo.
Sabía que no tardaría en llegar, nunca se demoraba demasiado, y esta vez tampoco se hizo esperar.
No le notó hasta que sus brazos le rodearon la cintura, sin poderlo evitar, cerró los ojos mientras echaba la cabeza hacía atrás, dejando que Él, la cunara en sus brazos mientras repetía en susurros su nombre:
- Maya, Maya, mi Maya...
Una vez había querido explicarle a Elisa, su mejor amiga, como era Él, pero es que Maya se veía incapaz de explicar nada: Sabía como era, su nombre y todo,. Conocía su pasado, su presente y, quizás, su futuro, pero cuando intentaba hablar acerca de Él, no encontraba las palabras acertadas, no podía nombrarlo ni describirlo, y cuando se lo contaba, Elisa se reía.
- Pero, nena, ¿cómo quieres que no me ría?- le había contestado Elisa cuando salió el tema, mientras tomaban unas cañas.- Es lo más estúpido del mundo. Le has visto, sabes como es, como se llama... ¡Pero eres incapaz de describirle o de hablar de Él! No me digas que no es absurdo.
La verdad es que si que la parecía absurdo, pero por otro lado... no sabía que demonios pensar. Había intentado tantas veces describirle, ¡o tan solo ponerle un nombre!. Pero era inútil.
- Bueno, si sabes como se llama, dilo y santas pascuas. No te comas más el tarro.
- Joder, Elisa, te lo he dicho como mínimo cincuenta veces, se cual es su maldito nombre, pero no me sale... -Maya fijó su vista en los transeúntes que pasaban por la Plaza Mayor sin fijarse en lo que les rodeaba, pensando en sus propios problemas e ignorando a los demás.- Pero... si lo escuchará, si que lo diferenciaría.
- ¿José?- la joven morena negó con la cabeza- ¿Pedro? ¿Enrique? ¿Alfredo?... ¿¡Alfredo!? Me suena., pero no sé de que...
- Es tu ex... no, espera, es el ex que iba antes de tu ex actual.
- Ahh... - la rubia sonrió al recordar algo gracioso- ese fue al que le deje en bolas en el descansillo.
- Sip –Maya torció el labio superior- no me lo recuerdes, es una de esas imágenes que deseo olvidar.
- ¡Pero si el chaval estaba como una moto!
- Ya, pero de un borde increíble.
- Vale, pero no me cambies de tema, May. Estábamos hablando de tu chico invisible... Oye, ¿no será Casper?
- Vaya hoy estas graciosilla.... Pero tengo otras cosas que hacer que escuchar tus patinazos neuronales, me tengo que ir a casa, y creo que llegas media hora tarde al buffet.
- Ya ves, chica, esto es lo bueno de ser socia de Díaz & Alonso. –Elisa se apartó un largo mechón rubio de la cara, permitiendo que sus ojos aguamarina siguieran con mayor libertad y descaro al camarero pelirrojo, que acababa de dejarlas la cuenta y se había marchado no sin antes dedicarlas una esplendida sonrisa. Con un movimiento sutil, Elisa apuntó su número de móvil en la hoja y se la dio al chico guiñándole un ojo, él joven se puso colorado.
- No entiendo que encuentras de gracioso en tirarles los tejos a todo personaje y personajillo del sexo opuesto.
- Ahy, Maya, Maya –la chica negó con la cabeza mientras se ponía de pies y acompañaba a su amiga calle abajo- como se nota que eres de ciencias, te empeñas en buscar sentido a toso, pero lo malo es que lo buscas por obligación.
- ¿De qué coño hablas ahora?- la morena se paró y miró con sus grandes ojos ámbar a los de la rubia, pero no estaba a su altura, ya que Elisa era más alta que ella.
- Si buscaras sentido a las cosas por tu forma de ser, dejarías de pensar en tu chico misterioso, pero para que engañarnos, Maya, eres una soñadora empedernida. Quieres encontrar al hombre ideal, y te empeñas en buscarlo hasta debajo de las piedras.
- Eso... eso es mentira –Maya miró sorprendida a su amiga- Y te lo voy a demostrar, no será hoy, y a lo mejor, tampoco mañana, pero lo haré.
- Vale, pero ,nena, tengo muy mala memoria, hazlo antes de que se me olvide.
Así se dio por concluida la conversación entre Maya y Elisa sobre Él.
Maya se levantó lentamente de la cama y salió de su cuarto sin ponerse las zapatillas. Entró en el cuarto de baño a trompicones, estaba desvelada, sí, pero también estaba medio gilipollas por el sueño de siempre. Reclinó la cabeza y se mojo la cara para apartar las malditas legañas que no la permitían abrir los ojos con libertad, para después mojarse el pelo. Cuando acabó de estrujárselo para evitar que la chorreara todo el pijama, y se quedo mirándose en el espejo.
Dos grandes ojos ámbar destacaban su cara redondita y morena, aunque eran grandes, los ojos no la hacían la cara rara, todo lo contrarió, le daban un toque de misterio y lejanía, sobretodo cuando sonreía mostrando tras sus finos labios, unos dientes blancos como perlas recién sacadas del mar. Tras observarse, levantó una mano para tocarse los cortos rizos que ahora la empapaba un poco el pijama azul, sin poderlo evitar, Maya desplazó su mano derecha por debajo de la ceja de este mismo lado.
Una cicatriz.
Se la hizo con un cuchillo cuando apenas tenía 13 meses. Sin hacer mucho caso a su imagen, la joven de apenas veinte años, sonrió a su imagen y salió de cuarto de baño con la intención de tomar algo en la cocina... Pero no solo su imagen la miro antes de marcharse. Maya se giró y observó algo incomoda el espejo, se acerco a él y le observo. Nada, ahora no se veía nada.
- Bueno, sería un patinazo menta... Pero habría jurado que he visto a un tipo con cabello morado.- Vaya, vaya...- Un hombre alto observaba divertido un cristal en el que, minutos antes, había estado Maya.- Así que aquí estas, linda, creó que esto es el principio del trabajito que La Señora me mandó.
El hombre se giró, y mientras se iba se le oía susurrar:
- Ya estas muy cerca de despertar, Mekare, tan cerca que nadie lo imagina.Wenas!!!!! Este va a ser un nuevo fic mío.... Obviamente U . Tenía muchas ganas de hacerlo sobre esta serie, porque me acuerdo de cuando la ponían en la 2 y yo me tenía que ir al colé y la dejaba a medio ver (Si ;; Tuve una infancia muy traumática). No se cuando subiré el siguiente capitulo, es que me voy de viaje de fin de curso a .... LONDRES!!!! Wew!!!
Cualquier cosillas, amenaza o idea, me lo mandan.
Besos, Adeu!
