Haber, que en el capitulo anterior me regañasteis. La mayoría de los personajes no me pertenecen, solo Maya y Mekare... y alguno que haya colado así como quien no quiere la cosa.
No sé si cambiare la historia pero si os gusta seguidme el juego.
Gracias por vuestra atención, y ya os dejo empezara leer.
---------------------------------------------------------------------------- ---------
Martillos sonaban en su cabeza.
- Vamos Yañez, no me digas que no es una buena idea.
Intentando comprender de que maldita idea hablaba Diego, Maya cerró los ojos y se frotó las sienes en un vano intento de que su dolor de cabeza parara. Pero los martilleos aún continuaban.
- Si me estas ignorando, dímelo y te dejo con toda tu atareada agenda.- El chico pelirrojo que la hablaba, le miraba con furia.
- Lo siento, Torres. Me duele un montón la cabeza y...
- Haber si adivino. Diego sonrió malévolamente y le señalo con el dedo acusador- ayer bebiste más de la cuenta y hoy no puedes con tu alma.
- Pues para tu información, so listo, no bebí, pero no dormí.
- Solo te voy a decir una cosa, Yañez. Si no acabamos antes del 15 el trabajo, el profesor Gracia nos suspenderá, y eso no va a quedar bien ni en tu expediente ni en el mío. Así que... ¡Espabila! ¡¡¡QUÉ COÑO A SIDO ESO!!!
Sin saber como, el vaso que estaba encima de la mesa, estalló poniendo todo perdido de café.
Torres parpadeo un momento, observando sin creerlo, como su mejor camisa de Lacaste se había quedado arruinada. Milagrosamente, Maya, había conseguido no mancharse con la caliente bebida.
- Bueno, Torres, será mejor que te vayas a cambiar antes deque a esa camiseta le salga varicela, y una en la que los granos no se puedan quitar ni con lejía.
Una sonrisa burlona se formó en la cara de Maya, y la conservó hasta que Diego Torres se fue de la cafetería como un poseso. Como movida por un resorte, la joven morena frunció el ceño y observó con fingido interés como una de las señoras de la limpieza recogía el vaso mientras negaba maldiciendo al descuidado que tiraba el café en el suelo.
Mientras Diego le había estado hablando, Maya notaba como el dolor de cabeza iba en aumento, su mano temblaba y sus sienes palpitaban exigiendo salir de su cabeza a la fuerza. Fue en ese momento cuando vio el vaso. No sabía como lo había hecho, pero concentró toda su atención en él, deseando que todo acabase.
Todo.
Su dolor de cabeza.
La irritante voz de Diego Torres regañándola.
Sus sueños con Él...
... Y ¡Pluf! El vaso estalló.
- Una pena. Un buen café desperdiciado.
El sonido de una voz cantarina y desconocida, hizo que Maya saliese de sopetón de sus pensamientos. Ante ella, un hombre de cabello largo y morado, la sonreía con ojos semicerrados.
- Sí, una pena... ¿Colombiano?- continuó el hombre.
- Ehh... Cero que si.
Maya se paró a contemplarlo. Delgado, alto... bueno, ella llamaba alto a cualquiera que la pasase, ¡y eso era cosa fácil!. Bastante guapo, llevaba unos vaqueros desgastados y una camisa arrugada, como las que están ahora tan de moda. No debía de ser mucho más mayor que ella, tendría unos veinticinco años como mucho. Pero lo más extraño es que llevaba una especie de bastón con una esfera en la parte superior.
- El café colombiano suele ser muy bueno- prosiguió el hombre mientras se sentaba en la silla que minutos antes había ocupado Diego. Maya observó con curiosidad como cruzaba las piernas y ponía con sumo cuidado el bastón en la mesa.- Precioso, ¿verdad?
- Si... sobre todo la esfera... ¿puedo...
- Por supuesto.
Maya dedicó una sonrisa de agradecimiento al hombre, que este le devolvió. Como con temor, desplazó las manos sobre la superficie de madera del bastón, observando la forma de este y su textura. Sin poder evitarlo, avanzó la mano hasta la esfera.
Algo dentro de ella le decía que no lo tocara.
Pero la estaba hipnotizando.
Era tan bonita y brillante...
Su mano avanzaba ignorando a sus instintos.
¿Sería mucho pedir que la voz de su conciencia se quedara afónica durante unos segundos? Solo el tiempo necesario para tocarla.
Sin darse cuenta lo hizo. Su mano notó como el frío cristal rojizo... y después un escalofrío.
"No" Intentó pronunciar Maya, pero de sus labios no salio nada. Intentó buscar con la mirada al hombre del cabello morado, pero había desaparecido... ¡¡Todo estaba desapareciendo mientras ella caía!! El cristal la estaba absorbiendo.
Pero Maya no pudo ver como acababa todo, ya que se quedo inconsciente.
El hombre observó sonriente, la agonía de la joven que desapareció en unos segundos sin que nadie de la cafetería viera nada extraño.
---------------------------------------------------------------------------------
"Bueno" Pensó el hombre "en este mundo la gente esta ciega, no ve nada más que sus estúpidas y mortales vidas." Y desapareció igual que había aparecido.----------------------------------------------------------------------------------
Ya sabéis la mecánica. Tanto si os gusta como si no, me encantara recibir vuestros reviews con los brazos abiertos.Besos y abrazos.
