Solo. La oscuridad le rodeaba. Estaba solo y oscuro, una magnifica combinación. Se miró de arriba abajo, llevaba un pantalón blanco y una camisa del mismo color... Esto ya le había pasado antes.

A su alrededor no había nada, el negro parecía predominar el lugar ocultando a sus ojos todo lo que le pudiera servir para orientarse. Pero una tenue luz parpadeo en la nada, y observo como diferentes estrellas aparecían rodeándola... a la luz y a Ella.

Ella.

La más hermosa criatura que pudiera existir.

Deprisa pero intentando no aparentar la impaciencia que sentía de estar pronto cerca de ella, fue andando hasta llegar a su altura. Alzó las manos y abrazó su cintura, notaba como las manos de ella rozaban las suyas en busca de un abrazo aun más profundo, aun más puro. Pronuncio su nombre con miedo a profanar su belleza y su significado, como temiendo que si esas silabas lograban salir de su boca, ella desaparecería en la nada que ahora era el todo para él.

Sin poderlo evitar un segundo más, la giró para verla, para admirarla.

Aunque era más bajita que él, le sostuvo la mirada, con esos ojos ámbar que le hacían temblar. Levantó la mano y con ella recorrió su morena mejilla adornada con pecas oscuras, y tras analizarla, prosiguió su recorrido por los interminables rizos de su cabello negro, para volver de nuevo a su cara, para admirar sus finos labios rojizos.

- Mekare...

- Tranquilo, niño –su voz sonaba como una cascada de agua fresca y cristalina, la joven acomodo su cabeza en el pecho de él- dentro de poco volveremos a estar juntos...

- Siempre hemos estado juntos.

- Ya, pero no como antes – Mekare sonó triste, pero levantó su mirada para observarle y sus ojos empezaron a lanzar chispitas furiosas- y cuando volvamos, esos malditos traidores pagaran las consecuencias de sus actos.

No pudo continuar la conversación.

Se tenía que ir. Alguien le estaba llamando, sentía como si algo le arrastrara lejos de aquel mundo en el que habitaba la nada... lejos de Ella.

Mekare...

Mekare...

Su Maya...


- ¡¡¡ZELGADIS!!! Quieres despertarte de una maldita vez.

Unas manos le zarandeaban de un lado a otro sin ninguna compasión aparente por querer alejarle de sus sueños. Zelgadis abrió los ojos para mirar desorientado a Reena. Estaba a su lado, cogiendole por el cuello de la camisa, debía de estar molesta por algo... Ah... ya recordaba, ayer él la había regañado por haber estado durmiendo hasta tarde, y parecía que ella se la había estado guardando para cuando él se quedara dormido.

- ¡¿Quieres levantarte de una maldita vez?! -Chillo la pelirroja como una posesa.

- Ya voy leñe.

Reena sonrió triunfante y salió de la habitación en la que Zelgadis dormía, no sin antes meterle prisa.

Ya solo, puso los ojos en blanco, seguro que Reena había subido por le placer de restregarle por la cara que él también dormía hasta tarde... ya debía de estar en el comedor con Gaudy, volviendo locos, entre los dos, a los pobres cocineros, y de paso, arruinando las despensas.

Zelgadis se vistió rápidamente y bajó al comedor, donde, como él ya había predicho, Reena y Gaudy causaban quebraderos de cabeza y abrían ulceras a los pobres camareros. Sin gana alguna, se sentó al lado del rubio espadachín y les observó comer, ¡todavía no comprendía como eran capaces de comer tanto!... y como si fueran cerdos...

- ¿Qué tal has dormido?- le preguntó Ameria sacándole de su ensimismamiento.

- Como siempre.

- No ha debido de ser como siempre cuando repetías sin parar "Maya" –Reena dejó de comer para mirarle malévolamente.

- ¿Quién es la tal "Maya"? –Gaudy levantó la mirada del cacho de carne que tenía en las manos.

- No sé... Además- Algo rojo, Zelgadis se levantó de la mesa- ¿qué os importará a vosotros lo que yo deje o no deje de repetir en sueños?.

Y dicho esto, abandono el comedor yéndose por la puerta de la taberna. Al ver que la conversación había acabado, Gaudy volvió a concentrar toda su atención en su comida... ¡No vaya a ser que se despistara y Reena se la quitara! Capaz era ella. Por su parte, la pelirroja, estaba más atenta en la joven Ameria, que no apartaba la vista de la puerta por la que minutos antes había salido Zelgadis.

- A lo mejor es una amiga de la infancia –susurro Reena intentando animar a su amiga- o una prima, su hermana...

- ¡Oh! Reena, ¡eso no se lo creé mi Gaudy! (N. de A: --U Vaya una fama que tienen el pobre chico.) A lo mejor es alguna ex- novia.

- Tal vez... ¡pero no te comas la cabeza! Seguro que la ha visto una vez y ya no la vuelve a ver en la vida.

Hummmm... que agustito estaba. Calentita, acostadita en la camita, tapadita hasta el cuello... hummmmmmm, ¡qué a gusto!, ¿se podría pedir algo más?

Con pereza, Maya comenzó a abrir los ojos, seguramente estaría en su camita, en su casita... con ese olor a... huummm café.

Pero no. Al incorporarse, Maya descubrió que estaba rodeada por unas sabanas negras de seda muuuuuy caras, que por supuesto ella no sería capaz de pagar en por lo menos un añito. Se sentó en la cama y observó el cuarto, era bastante grande, con las paredes pintadas de azul claro y lleno de multitud de cuadros y objetos valiosos.

Asustada, Maya pegó un bote de la cama y salió de ella, al principio pensó que estaba soñando, pero esa idea no cuajó ya que sentía el frío del suelo. Ando hasta el espejo y se miró en él. Ya no vestía sus pantalones vaqueros, ni su camiseta azul de tirantes, ni sus deportivas... ahora llevaba un precioso pijama negro formado por unos pantalones y la parte de arriba, que era una especie de sujetador negro y del cual salían una tela negra transparente que la tapaba hasta el ombligo.

- Vaya, vaya, parece que la bella durmiente ya despertó.

La joven pelinegra se estremeció al oír esa vocecilla con tono divertido, que tanto la recordaba a Pepito Grillo.

- ¿Quién demonios eres? – Maya comenzó a buscar con la mirada a aquel maldito personajillo que, seguramente, sabría por qué estaba allí- Y espero que tengas una muy-buena excusa para haberme quitado la ropa.

- Soy, exactamente lo que tú has dicho.- Dio otra vuelta más y justo en sus narices apareció aquel hombre del pelo morado- Soy un demonio...

- No creo que seas un demonio – dijo no sonando muy convencida mientras daba un paso hacia atrás apartándose de él- vamos, no tengo nada en contra de vosotros, pero se supone que estáis en el infierno, y todo ese rollo evangelista. Además todavía no me he muerto y si lo estuviera, cosa que dudo, sería un timo, porque, a ver, ¿donde está el túnel con la luz blanca al fondo?

El demonio, que había estado escuchando completamente pasmado el monologo de la joven, no pudo hacer otra cosa que echarse a reír. Cuando Maya se dio cuenta, no pudo evitar sonrojarse y reírse también.

- Lo siento –se disculpo- tiendo a divagar cuando estoy nerviosa... y eso suele ser muy a menudo... Pero ese no es el tema, sabes quien soy yo, pero yo estoy en desventaja, ¿quién eres?

- Soy Zeros Metallium, sacerdote y general de Zellas Metallium.

- Zellas... ese nombre – Maya se acercó de nuevo al espejo y contempló su cicatriz del ojo, la sonaba tanto aquel nombre.

- Si, Zellas, el Ama de las Bestias... Y si no me equivoco, tú eres Mekare Du´Orden...

Sin poderlo evitar, Maya se giró bruscamente para mirar a Zeros a los ojos, que por primera vez los tenía abiertos, y eran, por cierto, violetas. ¿De donde había sacado ese nombre? Sólo había una persona que la llamaba así, y desde luego, él no era el chico del sueño.

- Yo no soy esa tal Mekare –"Bien" se dijo "lo mejor es negarlo todo hasta saber más sobre este asunto"- Mi nombre es Maya Yañez.

- ¿Estas segura? – la joven alzó la ceja y contempló la sonrisita superior de Zeros reflejada en el cristal, él se acercó y la susurró en el oído- así es como te llama Deray...

Deray... ¡Claro! ¿Cómo demonios no se la había ocurrido antes ese nombre? Porque, ese era su nombre, Deray... Un nombre antiguo, que la llamaba desde los confines de su mente, deseando salir a la superficie, volver a ser recordado, pronunciado... como... antes.

- Pero hay un problema, niña –Zeros continuó hablando- Él ahora ya no se llama Deray, ¡igual que tú ya no quieres responder al nombre de Mekare! Ahora, se llama...

- Zelgadis.

- Vaya, veo que tus poderes comienzan a despertarse.

- ¿A qué te refieres? -Maya se volvió para mirarle confundida- ¿Cómo que empiezan a despertarse?

Zeros la miró sonriente y se apartó unos pasos de ella.

- Eso, es un secreto.

La pelinegra le miró pasmada, ¿qué clase de poderes tenía ella? ¿Y cómo era eso de que estaban empezando a despertarse? ¿Qué pasaba? ¿Acaso, ahora, ella era un gremlim?


Maika- Wew!!! Espero que todos los depistaos, empecéis a pillar por donde van los tiros. Pero, si al principio os liasteis... Esto se va a poner peor, MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...

Bea- --U Por Yandros! Espero que el ataque de risa maligna no le dure mucho.

Mili- Tranquila, su record está en 3 horas, 54 minutos y 23 segundos... Se recuperara.

Maika- MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJJAJA

Bea- ==U S.O.S

Mili- Solo tenemos que esperar a lo mejor la dura poco y sube dentro de na´ el siguiente capitulo, ¿no crees?

Maika- MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA (parada para respirar) MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...

Bea- No sé que decirte. Dudas y demás, se la dejáis en forma de review. Adeu.

Mili- Ciao!