Bueno, decidí incluir un breve relato de parte de Sango sobre su vida y pensamientos, a lo largo de todo el fic meteré estos pequeños intermedios para tener una visión mas amplia de la historia. Ustedes díganme que opinan ¿o.k?
Ah y muchas gracias por los reviews que han mandado hasta el momento, en esta ocasión decidí que responderé en el siguiente capitulo, para dar tiempo de que manden mas comentarios , dudas y sugerencias.. Pero gracias a todos y saludos!
Intermedio 1
La promesa
Cuando alguien a quien amas muere es como si una gran parte de ti también muriera. Las cosas no se ven da la misma manera y es doloroso acumular nuevos recuerdos que pudieran sustituir aquellos vividos con quien murió. Mi nombre es Sango, y perdí a mis padres y a mi hermano hace once años.
Los recuerdos de ese día aun rondan mi mente, he tratado de encontrar el consuelo en muchas cosas pero nada me ha funcionado. Todo sucedió cuando tenia 6 años, llevábamos viviendo un mes en Toscana, mi Padre había decidido retirarse y con todos sus ahorros compro una hacienda y un viñedo. Era hermoso, aun era verano por lo tanto no tenia obligaciones escolares y me dedique a disfrutar de nuestro nuevo hogar a lado de mi familia. Mi hermano, Kohaku tenia 3 años. Pese a que era pequeño puedo decir que era muy inteligente, siempre note algo de sabiduría en su mirada.
Una noche mientras cenábamos escuchamos a varios de nuestros vecinos gritar. Mi padre salió a ver que sucedía, un anciano le dijo que regresara a su casa y se encerrara junto con su familia, también le dijo que tomara todas las cruces que tuviéramos en la casa y las llevara con el. La pequeña comunidad en la que vivíamos se vio rodeada de fuego, gritos y desesperación. Mi padre corrió hacia la casa a hacer lo que el anciano le había indicado, yo lo escuche desde la puerta, me grito que me metiera de nuevo pero no hice caso. Mi gatita Kirara corrió rumbo al viñedo y yo la seguí. Los gritos de mis padres no me hicieron desistir, esa gatita era especial para mi. La seguí a través de todo el viñedo, subí una colina tras ella y llegamos a un bosque. Estaba muy oscuro , pero las llamas de el pueblo me permitían ver. Finalmente pude atraparla, o mas bien tendría que decir que ella se detuvo. La tome entre mis brazos y voltee para buscar un camino por el cual regresar. Me tomo un tiempo pero finalmente pude regresar al viñedo. Ahora solo habían pequeñas llamaradas por doquier, y un fuerte olor a uva quemada. Camine hacia mi casa. Prácticamente estaba en ruinas, había sido devorada por el fuego.
Comencé a gritar buscando a mis padres, pero no hubo ninguna respuesta, comencé a desesperarme y a llorar con todas mis fuerzas. Finalmente alguien grito " ¡Sango!".. corrí hacia el origen de esa voz. Lo que vi me ha dejado marcada de por vida. Mi madre estaba tirada a mitad de lo que era el camino hacia el cuarto de Kohaku, estaba llena de sangre, de quemaduras. Corrí hacia ella, pero cuando llegué a su lado solo pude verla morir. Me quede con ella un largo rato, hasta que finalmente decidí salir y vi decenas de cadáveres tirados. Todos ellos con las marcas de colmillos en sus cuellos. Kirara seguía mis pasos, me acompañaba en mi dolor. Finalmente encontré el cuerpo de mi padre sin vida. Tenia una cruz de madera en su mano, la tome y la guarde en uno de mis bolsillos. Me quede hincada a su lado , llorando. No se cuanto tiempo pase ahí. Pero repentinamente sentí una mano en mi hombro, cuando voltee vi el rostro de una anciana, utilizando un habito de monja. La abrase y comencé a llorar en su regazo. Después, caí desmayada. Nunca encontré a Kohaku.
Cuando desperté estaba en un cuarto pequeño, construido con ladrillos, recostada en una cama igual de pequeña y con una compresa de agua fría en mi frente. No se cuantos días pase así. La anciana que me consoló frente a mi casa apareció atravesando la puerta. Me sonrió y me transmitió mucha calma. Se acerco a mi y se presento. " Hola pequeña. Soy la Madre Kaede, ahora estarás segura". Repentinamente todo lo que había pasado regreso a mi memoria y comencé a llorar nuevamente.
Un par de semanas después la hermana Kaede ya había establecido una buena relación conmigo, y me pregunto si tenia algún otro familiar con quien vivir o si me gustaría unirme a su hermandad como monja. Me dijo que ahí podría encontrar refugio en Dios y que además me podrían entrenar para ser una Monja exterminadora. Ya antes había escuchado sobre estas Monjas, pero nunca hubiera considerado formar parte de ellas.
Desde ese día comencé mis entrenamientos en el interior del convento. Todas las noches después de rezar y antes de dormir lloraba. Eso lo sigo haciendo hoy en día, es como parte de mi rutina. Mis entrenamientos como monja exterminadora comenzaron desde lo mas básico, ósea, ser una buena Monja, aprender todo lo relacionado con mi nueva religión. Después me comenzaron a dar una introducción hacia los diferentes enemigos que enfrentaría, y las formas de luchar contra ellos. Finalmente comencé con mi entrenamiento físico, que para ser sincera, era lo que mas me gustaba ya que en esa forma física podía descargar todo el rencor que llevo por dentro.
Permanecí alrededor de 6 meses internada en el convento, sin poder salir, no fue por una imposición de la Madre Kaede, era mas bien una imposición propia. Desde el convento se podía ver un enorme roble, conocido como el árbol sagrado. Una tarde la puerta del convento estaba abierta, y me dieron unas ganas muy fuertes de salir a leer debajo de ese árbol. Lo hice, era hermoso, había mucho pasto y flores , se sentía mucha paz. Además de poder ver el árbol pude ver el Templo Budista que se encontraba a lado de nuestro convento. Sin duda alguna ese claro era el lugar mas pacifico del mundo. Me senté debajo del milenario roble, y comencé a leer el libro que llevaba en mi mano. Era un libro sobre Vampiros. Me quede impresionada, ya que según leía descubrí que posiblemente ellos fueron quienes mataron a mi familia y a la comunidad que vivía cerca de la hacienda. El rencor me hizo llorar nuevamente. Mis sollozos eran fuertes, yo creo que eso fue lo que llamo su atención.
Era un niño, tenia unos dos años mas que yo. Vestía una túnica de monje Budista, su piel era blanca y tenia el color de ojos mas extraño y hermoso que había visto en mi corta vida. Se acerco a mi, se inclino y me pregunto " ¿por qué lloras?". Su voz me transmitió mucha calma y confianza, tal vez es por eso que me decidí a hablar con el siendo que se me tenia prohibido hablar con extraños.
Sango: Mi familia murió. Estoy sola en el mundo.
Miroku: ¿y por eso lloras?. Yo no creo que estas sola, tienes muchas hermanas en tu convento ¿no es cierto?.
Sango: Si, pero no tengo papas, ni hermano.
En ese momento aquel niño de mirada dulce me sonrió, yo estaba llorando como lo que era, una niña pequeña y vulnerable. El se acerco mas a mi y me dijo mirándome a los ojos.
Miroku: ¿te cuento algo?. Yo tampoco tengo papas. Pero soy muy afortunado de tener un techo, y el cariño de todos mis hermanos Monjes. Además se que Buda me ama también y que tal vez, si soy buen niño, en mi siguiente vida mis papas estarán conmigo.
Aun hoy en día esas palabras retumban en mis oídos. Estaban llenas de la inocencia de un niño, pero también tenían mucha sabiduría en ella. No hay mejor forma de describirlo ahora que lo pienso, así es mi mejor amigo, El Monje Miroku, un niño lleno de sabiduría.
Desde ese entonces nos volvimos confidentes, en nuestros tiempos libres, que no eran muchos, jugábamos alegremente y compartíamos nuestras enseñanzas y secretos. Puedo decir que éramos muy unidos, y que nuestros maestros superiores no veían esa amistad con malos ojos. Pero todo cambio un poco en la adolescencia.
Ambos ya teníamos un entrenamiento completo en nuestras respectivas profesiones. Ambos éramos los mas hábiles de nuestros internados, inclusive habíamos compartido un par de cacerías de yukais que merodeaban nuestro territorio. Lo único que nos diferenciaba es que mientras yo podía admirar la belleza de mi amigo solo en un nivel platónico y secreto, para el era imposible hacer lo mismo conmigo. En pocas palabras. Miroku se volvió un depravado que me manoseaba cada vez que se le presentaba la oportunidad. Por supuesto yo siendo una chica fuerte y ruda según algunos, me defendía fuertemente ante tales abusos de confianza.
Sin embargo nuestra relación no cambio mucho, solo peleábamos por causas diferentes. Además la Madre Kaede me ha dicho que es normal que algunos chicos se sientan tentados a hacer cosas como esas. A veces me sorprende lo liberal que es la Madre Kaede ya que nunca me impidió ver a Miroku, mientras que otras hermanas se mostraban muy indignadas ante mi relación con el.
Cada vez que cumplíamos años nos obsequiábamos algo, eran cosas hechas por nosotros mismos, cosas sencillas pero sin duda alguna importantes. Una vez me regalo un poema, y yo a el le regale una canción. Cuando cumplí 16 años me regalo una promesa y yo esperaba regalarle una promesa también cuando el cumplió 18 años. Pero no pude. Ese día lo fui a buscar temprano, pero cuando llegue no estaba en nuestro punto de reunión de todos los días, debajo del árbol sagrado. Lo espere un tiempo, no se cuanto, después tuve que ir a misa y a cumplir con mis obligaciones matutinas. Regrese a buscarlo y no estaba, finalmente fui a preguntar al Monje Mushin, su principal maestro, y me dijo que Miroku había sido enviado a su primer viaje solo. " Es un houshi, ¿recuerdas? su obligación es viajar por el mundo ayudando a la gente" Me sentí muy desilusionada, Mushin me dijo que no sabría cuando volvería, tal vez en un año o dos, pero la verdad es que lo que mas tristeza me daba era que no se había despedido de mi, y que no había podido darle su regalo de cumpleaños, la promesa de abandonar mis hábitos cuando lograra vengar a mi familia.
Los meses siguieron pasando, seguí creciendo, adquiriendo mas experiencia y habilidades. Cada vez salía mas a cazar Yukais y otro tipo de artimañas oscuras. Inclusive llegue a ser la Monja mas joven en dirigir un escuadrón. Siempre me he sentido cómoda mientras mato monstruos, especialmente a vampiros, mi meta es matarlos a todos, para estar segura de matar a aquel que asesino a mi familia. Aun hoy en día visito las tumbas de mis padres, aquella que la Madre Kaede hizo en honor a ellos días después de que llegue al Convento. Supongo que con esto quería hacer que mi alma se llenara de paz mas rápidamente. Y si, en gran parte lo consiguió, pero no por completo, ya que no había tumba de mi hermano.
Hace poco tiempo tuve que dirigir a un escuadrón dentro de un hospital Psiquiátrico, nos informaron que estaba siendo atacado por Vampiros, en cuanto escuche la noticia sentí como la adrenalina comenzó a correr dentro de mi. Llegamos con helicópteros , sin duda alguna tener el apoyo gubernamental y militar es una gran ventaja para nosotras ya que tenemos acceso a tecnología y armas. Cuando llegamos ya era demasiado tarde, la mayoría de los pacientes y trabajadores estaban muertos. Según mis cálculos la pandilla de Vampiros era de aproximadamente 12, y habían matado a mas de 40 personas. Al ver todos esos cadáveres recordé aquella noche en Toscana, pero no permití que ese sentimiento me invadiera, de otra forma hubiera quedado paralizada. Me dedique a revisar la planta baja del hospital, mientras otras Hermanas inspeccionaban los pisos de arriba. Repentinamente escuche gritos, acompañados por la rotura de una ventana, posiblemente de dos o tres pisos arriba de donde yo me encontraba.
Salí corriendo hacia el patio principal, aquel que llevaba a la salida del hospital, y vi a un vampiro levantándose torpemente. El muy inútil fue quien rompió la ventana, y al parecer cayo mal entre los arbustos. Se levanto y se dispuso a correr. En ese momento le grite para que se detuviera, se quedo paralizado, eso es algo muy poco común, generalmente esa clase de basura no escucha indicaciones. Pese a que me obedeció no me compadecí de el y me dispuse a dispararle. Lo hice, pero la trayectoria de mi bala hecha de cruces benditas fue desviada por un Yukai, bestia de rojo y tenia el cabello largo y blanco. Cuando desvió la bala le grito al Vampiro para que escapara. Algunas de mis hermanas llegaron y apuntaron a la bestia. Me quede asombrada, al parecer eran compañeros de fechorías. Acto seguido, aquel Monstruo derribo una barda que se encontraba a lado de nosotras, el polvo que salió junto con los escombros cayendo muy cerca de nosotras les dieron tiempo de escapar. Algo dentro de mi me indicaba que los volvería a ver.
Han pasado mas de 6 meses desde que Miroku se fue, no me ha escrito ni siquiera un carta, debo confesar que lo extraño, me sentía mas fuerte sabiendo que el estaba ahí para detener mis lagrimas, pero supongo que me tendré que acostumbrar a este sentimiento, y mantener la esperanza de que regrese pronto, y de que el sienta lo que yo siento por el. Ahora que lo pienso, tal vez el que se haya ido fue una oportunidad para balancear mis sentimientos y aclararlos.
Así es como transcurrieron los primeros años de mi vida, afrontando cambios, fortaleciéndome y peleando contra un depravado. Pero puedo decir que estoy satisfecha, como me dijo alguna vez un amigo. "soy afortunada de tener un techo en donde dormir y hermanas que me aman", solo espero el día en que vuelva a ver a ese chico con el color de ojos mas hermoso y extraño que he visto en mi vida.
