Nota de la Autora: Domingo 23 de Enero del 2005.
¡Hola cómo estáis! Yo bien, ya menos atareada. Siento mucho haberos tenido tanto tiempo abandonados pero es que he tenido muuucho trabajo. Como os dije en una ocasión, soy Maestra, y claro, me he tirado las últimas semanas corrigiendo ejercicios, exámenes, con reuniones de Claustro.. en fin, que no he parado y cuando llegaba a casa tenía tantas tareas pendientes que ni tiempo he tenido de sentarme frente al PC y subir caps. del Fic. Ni siquiera en Vacaciones de Navidad he tenido tiempo de subirlo, de verdad que no.
Espero que os guste este nuevo Cap. Un beso. RAkAoMi. ;-)
Cap 15. " El símbolo de Arion".
Tras terminar de desayunar en su habitación, Hermione se dirigió a las Cocinas para darle la bandeja vacía a Winky. La Elfina le hizo una señal a la Prefecta para que la siguiese, Hermione obedeció.
- Dime Winky.
- Señorita Hermione Granger, ¿sabe qué día es hoy?
- Sí, Winky, lo sé.
- ¿Sabe entonces lo que ocurrirá esta noche, Señorita?
- Sí, la Alineación de Estrellas, Winky, estoy al corriente, no te preocupes. Ahora iba a ver a McGonagall para hablar de eso.
- ¿Quiere la Señorita que Winky la acompañe?
- No hace falta, linda, muchas gracias. Pero si quieres, cuando termine y si te viene bien, vendré a verte y nos tomaremos un pedazo de tarta de chocolate.
- A Winky le gustaría, pero Winky ya ha desayunado, Señorita Hermione Granger. Pero si a la Señorita le viene bien, Winky tiene libre la tercera hora.
- ¿La tercera hora? Tengo clase con Snape, pero puedo saltármela. ¿Te gustaría que fuésemos a dar un paseo por los Terrenos del Lago?
- A Winky le encantaría, Señorita, pero Winky no quiere que la Señorita Hermione Granger se salte las clases.
- No te preocupes por eso, Winky. Tengo carta blanca para saltarme todas las clases que yo crea oportunas. McGonagall habló con los Profesores.
- Pero… ellos no saben quién es usted, ¿verdad Señorita?
- No, no lo saben, sólo Dumbledore, la Señora Pince y McGonagall. Pero McGonagall les explicó a los demás Profesores y Profesoras que estoy realizando un Proyecto de Investigación para subir nota, y que de vez en cuando me saltaré algunas clases, así que no hay problema, Winky. ¿Quedamos entonces a tercera hora?
- De acuerdo, Señorita Hermione Granger. Winky la esperará donde la Señorita diga.
- ¿Qué tal… frente al lago, te parece bien?
- Sí, Señorita, a Winky le parece bien. Winky la esperará ahí a las diez y media.
- Estupendo, Winky, así podrás decirme de dónde sacaste el Amuleto, aún me come la curiosidad.
- Sí, Señorita, Winky le contará todo lo que la Señorita Hermione Granger quiera saber.
La voz de Dobby llamando a Winky hizo que la elfina volteara la cabeza.
- Winky, ayúdame a lavar los platos, por favor.
- Sí, Dobby, enseguida voy. Lo siento Señorita, Winky debe ayudar.
- No te preocupes, Winky, yo también tengo que irme, McGonagall me espera. Nos veremos a las diez y media frente al lago, ¿de acuerdo?
- Sí, Señorita, Winky será puntual, Señorita Hermione Granger.
- Muy bien, hasta luego preciosa.
Hermione se despidió de su pequeña amiga besándole la cabeza. La elfina agradeció el gesto con una cálida sonrisa, y tras acompañar a la Prefecta a la puerta, volvió a sus quehaceres en la Cocina.
A mitad de camino del despacho de McGonagall, Hermione escuchó susurros tras una esquina.
Curiosa como era, la prefecta se escondió en las sombras.
- Así que será esta noche.
- Sí, ya está decidido.
" Dos voces… la de un chico y una chica, esas voces…me resultan familiares."
- ¿Lo tienes todo preparado?
- Sí, no me falta nada.
- Jjajaaaaaa me encantará ver la cara de esa mugrosa sangre sucia cuando reciba su merecido.
"Grrrrrr…Malfoy. Quién si no."
- Malfoy…¿estás seguro de ésto?
- Sí. ¿Por qué?
- Porque…no creo que debas hacerle nada a Granger.
- ¿Te estás arrepintiendo? Porque te recuerdo que eso no es algo que te convenga.
- No, no es eso. Es sólo que…cada vez que intentas hacerle algo, eres tú el que acaba lamentándolo. "Y yo me lo paso en grande cada vez que Hermione te da tu merecido."
- Te aseguro que esta vez, será diferente. Granger no está preparada para algo como ésto.
- Pero…¿qué pasará cuando se recupere?. "Será mejor que no te pases, Draco, o yo misma te daré una paliza de las que hacen historia".
- Nada.
- ¿Nada? Yo diría que todo. Como mínimo te expulsarán y no creo que eso le hiciese gracia a tu querido papaíto. "Ojalá desapareciéseis los dos para siempre."
- Él encontrará la forma de que me readmitan. Además, creo que cuando sepa lo que voy a hacerle a Granger, estará más que orgulloso de mí. A él nunca le han gustado los sangre-sucias, y Hermione Granger no goza precisamente de su simpatía.
- Lo que tú digas Draco, pero sigo pensando que te arriesgas demasiado. "Ojalá te echen y no vuelvas nunca a Hogwarts, sin ti…todos viviríamos más tranquilos."
- ¿Me arriesgo? No querrás decir… ¿qué nos arriesgamos? Tú también estás en esto, Ginny.
Hermione se congeló durante unos instantes tras escuchar el nombre pronunciado por Malfoy.
"¡¿Ginny?! ¿Ginny Weasley? ¡No puedo creerlo!"
- ¡No, no lo estoy por voluntad propia y tú lo sabes! ¡ella es mi amiga!. ¡Y si no fuera porque me has obligado, me negaría rotundamente a hacer algo que pudiese perjudicarla!
- Pues te guste o no, vas a hacerlo. ¿O quieres que le cuente a McGonagall lo que hiciste anoche?
- Yo…
- No quieres, ¿verdad? Entonces deja de protestar y colabora conmigo.
- Está bien, lo haré. ¡Pero te juro por lo más sagrado que como te pases aunque sea un milímetro, te perseguiré y te haré la vida imposible de aquí a final de curso, y me da igual si luego se lo cuentas todo a McGonagall!
- Já…di lo que quieras, pero tú nunca harías nada, ni contra mí ni contra nadie. Eres demasiado cobarde, Weasley. Igual que el Imbécil que tienes por hermano.
- ¿Cobarde yo? Si lo fuese, no estaría en Gryffindor sino en Slythering, como tú. Tú sí que eres un maldito cobarde.- Ginny levantó un puño y lo acercó amenazante a la cara de Malfoy.- Y como vuelvas a insultar a Ron… ¡TE PARTO LA BOCA!.
- Jjaaaaajjajaaa sí…me gustaría verte intentándolo.
- No me tientes Malfoy, te aseguro que no te tengo ningún miedo.
- ¿No? Si eso fuese cierto, no temerías que fuera a contarle a McGonagall lo que tú y yo sabemos.
- Eso es diferente, y tú lo sabes.
- ¿Diferente?, ¿en qué sentido?. Hazte a la idea Weasley, ahora soy yo el que manda, estás a mi merced y por mucho que te pese, harás lo que yo diga. ¡Está claro?
- Clarísimo.
- Bien, punto aclarado. Ya puedes irte. Por lo que a mí respecta, no quiero ver tu asquerosa cara ni un momento más.
- Lo mismo digo. Prefiero irme a seguir aguantando tu insoportable presencia.
Ginny comenzó a alejarse hacia la clase de Transformaciones.
- ¡Hey Weasley!
Ginny se detuvo en seco y miró a Malfoy.
- ¿Qué quieres ahora, Imbécil?
- ¡ A las diez!
- ¡Que sí, que lo sé!. ¡A las diez de la noche bajo el Roble Centenario!. ¡Lo tengo claro!
Malfoy asintió con la cabeza y se fue en sentido contrario al de Ginny.
Una vez que Hermione le sintió alejarse lo suficiente, salió de su escondite mientras emprendía rumbo al despacho de Minerva McGonagall.
"A las diez de la noche bajo el roble centenario. ¿Para qué?. ¿Qué es lo que prentende Malfoy hacerme que no seré capaz de evitar?. Já…si cree que podrá usar algún hechizo que no conozca está muy equivocado. Me he leído casi todos los libros de la Biblioteca. Con que a las diez…¿eh? Muy bien Malfoy, allí estaré, será mejor que te vayas preparando."
Mientras tanto, Harry Potter y Ron Weasley salían de su clase de Adivinación.
- Te lo juro Ron, si Trelawney vuelve a predecir mi muerte, le diré que también he visto la suya.
- Jjijiijiji podríamos decirle que el Grinch la devorará en la próxima Nochebuena. ¿Qué te parece, Harry?
- Genial. Sería algo inolvidable.
- Sí, sobre todo por la cara que pondría. ¿Te lo imaginas?
- Jujujuurrr creo que me gustaría verlo.
- Y a mí. Oye Harry…
- Qué, Ron.
- ¿Has visto a Hermione?.
- Sí, antes de desayunar. ¿Por qué?
- Por nada, no la veo desde anoche y eh…bueno, la echo de menos, eso es todo. Últimamente la veo poquísimo.
- Sí bueno…ha estado ocupada.
- Con qué…¿con la misión esa rara que me comentaste la otra vez?.
- Sí, con eso mismo Ron.
- Y…eh…¿cómo le va?.
- Bien.
- ¿Seguro?.
- Sí, ¿por qué lo preguntas?.
- No, por nada. Es sólo que…anoche me encontré con ella y eh…bueno…parecía algo preocupada. Eso es todo.
- ¿Anoche te encontraste con ella, dónde?.
- Por los pasillos.
- ¿Y qué hacías tú por los pasillos, Ron?.
- Paseando, Harry. A veces lo hago cuando no puedo dormir.
- ¿Tú no puedes dormir? Eso es imposible, Ron. Siempre has sido una marmota.
- Pues últimamente no, Harry. Me cuesta conciliar el sueño.
- ¿A ti?.
- Sí, a mí.
- ¿Y por qué no puedes dormir, Ron?.
- Porque…hay algo que me preocupa, Harry.
- ¿Qué es?.
- El futuro, Harry.
- ¿El futuro?.
- Sí, eso dije. Me preocupa el futuro, eso es todo.
- ¿Y desde cuándo te preocupa a ti el futuro, Ronald Bilius Weasley?.
- Desde que supe que estaba en peligro, Harry James Potter Evans.
- ¿Cómo dijiste?.
- Lo que oíste, Harry. El futuro está en peligro, tú lo sabes, yo lo sé y Hermione también.
- Ron…¿de qué estás hablando?
- De la premonición de Hermione, Harry, aquella que oímos hace varios días. ¿Acaso lo has olvidado?.
- No, no, claro que no. Es sólo que…no me acostumbro a que me hables de estas cosas. Antes nunca te importaron.
- Antes era antes y ahora es ahora, Harry, y puedo asegurarte que desde que escuché a Hermione y más tarde a ti contándome lo de su Misión, puedo decir con total seguridad, que sí me preocupan estas cosas, Harry.
Harry no dijo nada, sólo se limitó a mirar a su amigo y continuar descendiendo las escaleras de caracol que anteriormente llevaron a la clase de Sybill Trelawney.
- Oye Harry…
- Qué Ron.
- ¿Crees que si la premonición de Hermione se cumpliera…habría alguna forma de vencer?
- ¿Cómo dices?.
- Digo que…si es cierto que el futuro corre peligro y que la era del Caos se aproxima…digo que…si habrá…alguna forma de vencer.
- Pues…supongo que sí, Ron.
- ¿Y tú no sabes cómo se puede vencer, Harry?.
- ¿Yo?, ¿y por qué tengo que saberlo yo, Ron?.
- Porque tú eres el que sabe de qué trata la Misión de Hermione, Harry. Tú fuiste el primero en enterarte y últimamente pasas más tiempo con ella que conmigo. Así que pensé que quizás, ella te habría comentado algo al respecto y podrías saber qué tenemos que hacer para ganar, Harry.
- Bueno…es cierto que he pasado más tiempo con ella que contigo últimamente, Ron. Pero…lo que sé acerca de su Misión es lo que te conté en su momento. "Y no pienso decirte nada más hasta que haya hablado con Hermione y me diga si puedo o no puedo contarte más cosas acerca de todo ésto."
- Ah…entiendo. Oye Harry…
- Qué, Ron.
- ¿Has pensado en lo que te dije?
- ¿A qué te refieres?.
- Me refiero a si…has pensado sobre lo que hablamos hace días cuando te dije que aclarases lo que sentías por Hermione.
- Ah…eso.
- Sí, eso. ¿Y bien, lo has pensado o no?.
- Sí, eh…lo tengo claro.
- ¿Y?.
- Y…no es asunto tuyo, Ron.
- Ah vamos Harry, sí que es asunto mío.
- No, no lo es. Tal y como te dije aquella vez, lo que yo sienta por Hermione sólo me incumbe a mí y a ella en todo caso. A ti no tiene por qué afectarte.
- ¡Sí que me afecta, Harry!.
- Pues yo no lo veo así, Ron.
- ¿Qué no?.
- No, para nada.
- Entonces...no vas a...¿decirme nada?.
- No...ni una palabra al respecto.
- Bueno es igual, de todas formas ya lo sé.
- Qué sabes, Ron.
- Lo que sientes por ella, Harry. Lo sé, siempre lo he sabido.
- ¿Ah sí?.
- Sí, ya te lo dije en una ocasión. Estás enamorado, Harry. Más concretamente... creo que lo último que te dije al respecto era que...estabas... enfermo de amor por tu mejor amiga y ni siquiera te dabas cuenta.
- Sí...eso exactamente fue lo que me dijiste aquella vez. Me asombra que todavía lo recuerdes.
- Bueno...qué puedo decir, Harry, algunas cosas no se olvidan nunca.
- De verdad Ron, ¿qué es lo que te pasa?.
- A mí nada Harry.
- ¡Já que no! A ti te pasa algo digas lo que digas. Últimamente no eres tú, has cambiado mucho.
- Por supuesto Harry, los tres hemos cambiado, ya no somos los mismos que éramos, hemos madurado.
- Digas lo que digas, no pareces tú.
- Lo sé...Harry, lo sé. Pero te aseguro, que soy yo, Harry, soy yo.
- Oye Ron...
En ese momento, Ron divisó a Ginny. Ella le hizo una señal para que se acercara.
- Perdona Harry, tengo que irme. Luego nos vemos.
- ¡Espera Ron, espera!.
Con un movimiento de mano, Ronald Weasley se despidió de su mejor amigo y salió como una bala en compañía de su hermana pequeña mientras Harry entraba en su próxima clase.
Hermione llegó ante la puerta de McGonagall aún pensando en la conversación que había escuchado a escondidas.
"No puedo creer que Ginny esté compinchada con Malfoy aunque sea contra su voluntad.
Nunca pensé que ella precisamente, pudiese hacer algo contra mí.
Me pregunto…qué será lo que vio Malfoy para que ella esté tan asustada de que él la descubra."
Justo cuando Hermione iba a llamar a la puerta de su profesora favorita, Minerva McGonagall salió del despacho y cerró la puerta con un ruido seco.
-Señorita Granger, me temo que ahora mismo no puedo estar con usted. Vuelva dentro de una hora, querida.
- ¿Ocurre algo, profesora?.
- Sí eh…pero no tiene nada que ver con la Misión. Son cosas de la escuela. La veré luego, ¿de acuerdo?.
- De acuerdo, Profesora. Hasta entonces.
Con paso ligero, la buena Minerva McGonagall se dirigió rumbo al despacho de Dumbledora mientras que Hermione, ponía rumbo a los terrenos del lago para encontrarse con Winky. Una vez alcanzado el sitio donde habían quedado, la prefecta se reunió con su pequeña amiga que ya estaba esperándola.
- Winky se alegra de verla, Señorita Hermione Granger. ¿Cómo se encuentra usted, Señorita?.
- Bien, Winky, gracias por preguntar. ¿Y tú?.
- Winky está bien, Señorita, muchas gracias.
- Winky…cuéntame de dónde sacaste el Amuleto de Arion.
- Winky se lo dijo, Señorita Hermione Granger. El amuleto fue un regalo que Winky recibió de su madre, Señorita.
- Sí, eso lo sé, Winky. Lo que yo quería saber era dónde lo tenías guardado, es decir…en qué lugar. Porque cuando me lo diste estabas congelada. Parecía que lo habías sacado de entre la nieve.
- Bueno…dentro de la nieve no estaba el amuleto, Señorita. Aunque sí estaba enterrado en el hielo, Señorita Hermione Granger.
- ¿En el hielo? Pero…si estamos en Septiembre, Winky, no hace tanto frío para que haya hielo en la tierra.
- Winky lo sabe, Señorita. Pero Winky no tenía el amuleto dentro de la tierra helada, Señorita Hermione Granger.
- ¿Y…dónde lo tenías, Winky?.
- Winky lo tenía enterrado en el hielo de su habitación, Señorita.
- ¿En el hielo de tu habitación, Winky? No entiendo.
- Sí, Señorita, Winky lo tenía en el hielo de su habitación, porque Winky tiene una parte de la habitación con hielo, Señorita Hermione Granger. Y dentro de ese hielo estaba el amuleto, Señorita.
- ¿No podrías explicarte mejor, Winky? De verdad que no entiendo a qué te refieres con lo del hielo en tu habitación.
- Winky se refiere a que…Winky necesita hielo a veces, Señorita Hermione Granger. Por eso Winky lo guarda.
- ¿Y para qué necesitas el hielo, Winky?.
- Winky lo necesita para curarse, Señorita.
- ¿Curarte, de qué?. ¿Qué es lo que te ocurre Winky?.
- Winky…a Winky le ocurre que…no soporta bien el calor, Señorita Hermione Granger. Y…días atrás ha hecho calor y Winky se enferma cuando tiene mucho calor, Señorita. Por eso Winky necesita hielo, para bajar la temperatura corporal de Winky, Señorita Hermione Granger.
- Ah…entiendo. Pero…eso….¿qué tiene que ver con que el amuleto lo tuvieras dentro del hielo?.
- Eso…Señorita, tiene que ver con dos cosas. La primera es…que nadie buscaría el amuleto ahí, y la segunda…que Winky podría sacarlo sin hacerse daño, Señorita Hermione Granger.
- ¿Sin hacerte daño?. ¿Acaso el símbolo de Arion es malo para ti?.
- Sí, Señorita. Porque el símbolo de Arion no pertenece a Winky, Señorita Hermione Granger. Pertenece a la Elegida, y la Elegida es usted, Señorita.
- Eso lo sé, Winky, sé quién soy. Pero no entiendo por qué el colgante te haría daño si lo tocaras.
- Porque…al igual que usted posee un Escudo protector que la protege de las agresiones corporales, Señorita, el símbolo de Arion es otro Escudo que protege a la Elegida de sus enemigos y todo aquél que toque el símbolo sin ser la Elegida, sufrirá la furia de Arion, Señorita.
- Pero…si tú eres una descendiente de la Elfina que sirvió a una de las Elegidas, Winky, el símbolo de Arion no tendría por qué afectarte ni tampoco dañarte en ningún sentido, ¿verdad?.
- No, Señorita, eso no tiene nada que ver. Es cierto que mi abuela sirvió a una de las elegidas, y que el símbolo de Arion se lo regaló esa Elegida a mi abuela, y que mi abuela se lo dio a mi madre y luego ella a mí, Señorita. Pero…si yo lo guardé, fue para dárselo a la próxima Elegida cuando fuese necesario, SeñoritaHermione Granger y usted sabe que a usted le corresponde tenerlo por ser quién es, Señorita. Por eso Winky fue a buscar el símbolo, Señorita. Winky sabía que había llegado el momento de dárselo, Señorita Hermione Granger.
- Sí Winky, todo eso lo entiendo, pero todavía no me has dicho por qué no puedes tocar el símbolo.
- Winky puede tocarlo, Señorita Hermione Granger.
- Claro que puedes, Winky, si no pudieses, no me lo habrías dado.
- Pero Winky no puede tocarlo durante mucho tiempo, Señorita.
- ¿Por qué no?.
- Porque si lo hiciera…el símbolo mataría a Winky, Señorita Hermione Granger.
- ¿CÓMO HAS DICHO?.
- Winky ha dicho que si Winky tocase durante mucho tiempo el símbolo de Arion, Señorita, Winky moriría.
- Morirías…¿Por qué no eres la Elegida, Winky?. ¿Por qué se supone que tú no puedes ni debes llevarlo?, ¿a eso te refieres?.
- Sí, Señorita, a eso se refiere Winky.
- Y…¿cómo te mataría el símbolo, Winky?.
- El símbolo mataría a Winky con calor, Señorita Hermione Granger. Porque Arion es el Dios de la energía solar, Señorita, y su poder emana calor, mucho calor. Por eso es que Winky tenía el símbolo en el hielo, Señorita Hermione Granger. Porque así, si Winky lo cogía, tardaría más en quemarse, Señorita.
- Claro, por eso cuando me lo diste estabas helada. Ahora lo entiendo.
- Sí, Señorita Hermione Granger. Winky pasó mucho frío para sacar el colgante, porque el colgante estaba dentro de un gran bloque de hielo, Señorita. Pero eso a Winky no le importó porque Winky sólo pensaba en ayudarla, Señorita Hermione Granger.
La prefecta se agachó hasta estar a la altura de la pequeña elfina.
- Y no sabes cuánto te lo agradezco, Winky.Aunque preferiría que no lo hubieses pasado mal para poder ayudarme, Winky.
- A Winky no le importa pasarlo mal sin con eso la Señorita Hermione Granger está bien, Señorita.
- De verdad…Winky. No sé qué haría sin ti.
La elfina se sonrojó ligeramente.
- No diga eso, Señorita. Winky no es tan imprescindible para la Señorita Hermione Granger.
- ¡Por supuesto que lo eres, Winky!, ¡y lo sabes!. Sin tu ayuda…yo no habría avanzado tanto en mi Misión.
- No…Señorita, eso no es verdad. Usted habría avanzado aunque Winky no la ayudase porque usted tiene a la Profesora McGonagall de Vigilante y ella la ayuda mucho, Señorita Hermione Granger. Ella le ayuda en todo lo importante, Señorita.
- Pero tu ayuda…Winky, también es muy importante para mí.
- Winky no lo cree, Señorita.
- ¿Y por qué no?.
- Porque Winky…no sabe tanto como la Profesora McGonagall, Señorita Hermione Granger.
- Eso es cierto, pero también sabes muchas cosas que ella no me ha dicho, Winky. Y esas cosas me han servido de gran ayuda. Así que deja de quitarte mérito porque te aseguro que lo tienes, y mucho, créeme.
- Winky la cree, Señorita, Winky la cree. Y Winky se lo agradece, mucho, de verdad, Señorita Hermione Granger, muchísimo.
- Yo sí que te agradezco enormemente todo lo que estás haciendo por mí, Winky.
- Winky lo hace…porque la estima mucho, Señorita.
- Yo también te quiero muchísimo Winky.
Hermione cogió en brazos a su pequeña amiga y le dio un beso en la frente. Winky la miró enternecida.
- La Señorita Hermione Granger es muy buena con Winky.
- Porque te lo mereces.
La prefecta sonrió amablemente y acarició la parte trasera de la oreja derecha de su pequeña amiga.
La sonrisa de la elfina se amplió tras la caricia recibida.
- ¿Puede Winky apoyar la cabeza en el hombro de la Señorita?.
- Claro que sí.
- Gracias, Señorita Hermione Granger.
- De nada, linda.
Winky se acomodó en el hombro de la prefecta y cerró los ojos, disfrutando del olor de las flores que las rodeaban y de la esencia corporal que emanaba de su humana favorita.
- La Señorita Hermione Granger huele bien, huele a mora.
- ¿Sí? Gracias…es un Gel de baño que me regaló mi madre.
- A Winky le gusta mucho su olor, Señorita Hermione Granger. Le recuerda a su madre.
- ¿El olor de mi piel te recuerda a tu madre, por qué?.
- Porque…mi madre también solía bañarse con esencia de moras, Señorita Hermione Granger. Y cuando ella me abrazaba como usted…Winky solía aspirar el dulce olor que salía de su cuerpo, Señorita. A Winky le gustaba aspirar ese aroma…y cerrar los ojos…y dejar que esa fragancia inundase a Winky, Señorita Hermione Granger. Por eso… a Winky le encanta cómo huele su piel, Señorita.
- Gracias, Winky. Creo que…lo que me has dicho ha sido una de las cosas más bonitas que nadie me ha dicho antes.
- De nada, Señorita Hermione Granger. Winky sólo decía la verdad.
Las dos amigas permanecieron en silencio durante unos minutos. Cuando el cuerpo de Winky empezó a hacerse pesado para Hermione, la prefecta decidió sentarse en el suelo todavía con su pequeña amiga en sus brazos.
- Señorita Hermione Granger…
- ¿Sí, Winky?.
- La quiero mucho, Señorita.
- Yo también a ti, preciosa.
- Señorita Hermione Granger, ¿puede prometerle una cosa a Winky?.
- Lo que quieras.
- Promete…¿Qué siempre será amiga de Winky?.
- Claro que sí.
- Y que…pase lo que pase…¿siempre estará al lado de Winky?.
- Sí, pase lo que pase y pese a quien pese, siempre estaré a tu lado, Winky. Nunca te dejaré, lo prometo.
Winky se limpió una lágrima repentina.
- Gracias…significa mucho para mí, Señorita. Muchísimo.
La elfina apretó un poco más el agarre que tenía sobre Hermione mientras sollozaba suavemente. La prefecta le acarició la espalda de arriba abajo con movimientos suaves.
- ¿Qué es lo que te ocurre Winky?, ¿por qué lloras?.
- Winky llora…llora…porque…¡Ahhhhhhhhhhh!
La cabeza de la elfina cayó hacia atrás y su cuerpo se llenó de temblores. Hermione la sujetó para evitar que cayese al suelo.
- ¡Winky qué te ocurre!.
- Se…Señorita…
- ¡Winky qué pasa!.
- Su…suélteme. Se…se lo ruego.
Hermione la depositó suavemente en el suelo, Winky emitió otro grito de dolor y se llevó las manos a la cabeza.
- Winky…por favor. ¡Dime qué tienes!.
Los ojos de la elfina se volvieron blancos mientras su cuerpo se convulsionaba nuevamente.
Las manos de la elfina capturaron el cuello de la túnica de Hermione, haciendo que la cara de la prefecta quedase a tan sólo milímetros de su pequeño rostro.
- Winky…qué…te sucede.
- Dolor…mucho dolor. Duele…
- Qué, Winky, qué te duele. ¡Qué puedo hacer para ayudarte Winky!
Las lágrimas de Hermione cayeron en la frente de su pequeña amiga, que estaba más que pálida.
- Hay…mucho…dolor. La muerte…se acerca.
- Pero Winky…qué…
La cabeza de la elfina volvió a inclinarse hacia atrás y Hermione vio con creciente asombro cómo una voz ronca salía del interior de la garganta de Winky. Ella escuchó con atención sus palabras.
- El momento se acerca. El Caos se aproxima…Pronto ya no quedará nada que se pueda salvar. Lori vencerá y el mundo se destruirá.
Hermione memorizó cada una de las palabras que emitía Winky, ella intentó incorporarla para apoyarla en su regazo, pero el cuerpo de la elfina volvió a convulsionarse y la prefecta la escuchó hablar otra vez.
- La muerte vendrá y a todos llevará. Y la sala de actos puros…vacía quedará. Si la sala se vacía… si la esperanza se pierde…todo se destruirá. Y sólo un acto puro…ofrecido de corazón… Devolverá el mundo a la normalidad.
Winky volvió a convulsionarse pero no emitió palabra alguna. Hermione la incorporó y la sentó en su regazo mientras la rodeaba con sus brazos.
- ¿Estás bien, Winky?.
La elfina no dijo nada, ni si quiera abrió los ojos.
Hermione la vio temblar, así que se quitó la túnica y la cubrió con ella.
Unos minutos después, la pequeña elfina recuperó la normalidad.
- Señorita…¿se encuentra bien?.
- Sí, Winky. ¿Y tú cómo estás?.
- Bien…gracias. Aunque…a Winky le duele la cabeza, Señorita Hermione Granger. ¿De verdad se encuentra usted bien, Señorita? No tiene buen aspecto. Parece preocupada.
- ¡Y cómo no iba a estarlo!, ¡me has dado un susto de muerte!.
- Pe..pero…Winky no pretendía asustarla con lo que le dijo, Señorita. Winky no creyó… que la Señorita Hermione Granger se asustaría cuando Winky le dijo que su olor le recordaba al de su madre, Señorita.
- Eso…no me ha asustado, Winky. Ya te dije que me gustó mucho lo que me dijiste.
- Entonces…¿por qué está asustada, Señorita?.
- ¡Pues por qué va a ser, Winky! ¡Porque has tenido otra Premonición o Profecía o lo que sea!.
La elfina se señaló a sí misma en señal interrogante. Hermione asintió con la cabeza.
- ¡Sí, tú! Tuviste una Premonición, Winky. Y creo que lo más sensato será que vayamos a buscar a McGonagall y se la comentemos. Ella sabrá ayudarnos.
- Pe…pero Señorita, Winky no puede hablar con la Vigilante de la Elegida, Señorita Hermione Granger. Usted lo sabe. Si Winky lo hiciese…podríamos despertar la cólera de Arion, Señorita, y eso sería terrible.
- ¡A la Mierda la cólera de Arion, Winky!. ¡Debemos hablar con McGonagall y debemos hacerlo ya!.
- E…está bien, Señorita Hermione Granger. Winky irá con usted, Señorita, pero por favor…no se enfade.
Hermione emitió un suspiro y se tranquilizó.
- Lo siento Winky, no era mi intención preocuparte con mi ira. Es sólo que…me has asustado mucho. ¿Sabes?. Cuando tuviste la premonición pensé…que te iba a dar algo. Por eso…he reaccionado así. Prometo no enfadarme más si eso te afecta.
- Gracias, Señorita. A Winky no le asusta verla enfadada, Señorita Hermione Granger, es sólo que… Winky sufre cuando la ve alterada porque no quiere que la Señorita lo pase mal.
- No te preocupes por mí, Winky. Además, enfadarse no es algo malo, es una forma de liberal la tensión acumulada .Y no sufras por mí… enfadarme no me causa tristeza ni tampoco angustia. Sería peor si me hiriesen.
- ¡No diga eso, Señorita Hermione Granger! Es tentar a la mala suerte.
- ¿En serio crees eso, Winky?.
- Sí, Señorita, Winky lo cree de verdad.
- Bueno…¿vamos entonces a ver a McGonagall?.
- No…Winky no quiere, Señorita Hermione Granger. Winky prefiere no hacerlo si Winky puede evitarlo.
- Está bien, Winky. Por esta vez lo dejaré pasar. ¿Puedo decirle a McGonagall lo que has predicho?.
- Sí, Señorita Hermione Granger. Usted es la Elegida, debe hacer lo que crea oportuno, Señorita. Además, a Winky no le importa que usted cuente a la profesora McGonagall lo que Winky dijo porque Winky no se acuerda de nada, Señorita.
- Bien. Entonces…¿por qué no me cuentas lo que sabes acerca de la Alineación de estrellas de esta noche?.
- Winky se lo contará, Señorita Hermione Granger. Winky le contará todo lo que sepa.
- Muy bien, soy toda oídos.
Continuará…
Nota de la Autora:
¡Feliz Año Nuevo a todos y todas! Aunque venga con mucho retraso.
Siento muchísimo haberos tenido tan sumamente abandonados y haberos hecho esperar tantísimo hasta subir el siguiente capítulo de mi humilde fic. Pero…he estado muyyyyy ocupada y también he pasado por épocas de bloqueo creativo y aunque en Vacaciones de Navidad pretendí continuar con mi historia, me encontré con falta de tiempo y con falta de ideas, nada de lo que se me ocurría me convencía y yo la verdad, es que no escribo por escribir, para eso no escribo.
Además, que ya lo dije en una ocasión…tal y como estoy montando esta historia, no es como para que no cuide los detalles y diálogos de la misma. Así que…si veis que me retraso mucho o poco en subir los próximos caps, pensad que será o por falta de tiempo (lo más seguro) o por falta de ideas.
Un besazo muy grande a todos y todas. RAkAoMi.
