Capitulo 3. ¡¡Que comience el engaño!

Solo era un viernes más, se dijo Hermione mientras esperaba en el Caldero Chorreante, en Londres. Harry pasaría a recogerla, irían al videoclub a alquilar un par de películas, volverían a casa de él, comerían palomitas y verían las películas.

Habían pasado muchas noches de viernes de esa manera, y ella nunca había sentido ese hormigueo en el estómago. Pero también era verdad que nunca antes se habían detenido, de camino al video club, en el Ministerio de Magia, para conseguir una licencia de matrimonio.

No había ninguna razón para estar nerviosa, se dijo. Eso era lo que ella quería, y era un plan perfecto para los dos. Pero no consiguió tranquilizarse. Pensó que era normal. Al fin y al cabo, no proponía matrimonio temporal a un hombre, por muy su amigo que fuera, todos los días.

Oyó un gran barullo a su alrededor, mayor que el que se desató cuando ella llego, lo que le bastó para hacerle saber que Harry había llegado al Calero Chorreante.

Lo primero que noto al volverse y ver a Harry fue que no iba de vaqueros, sino con unos pantalones de vestir de color azul marino y una camisa a juego de manga corta.

Curioso, Ella normalmente usaba pantalones, pero ese día se había puesto un vestido. Era como si inconscientemente los dos hubieran pensado que ese día merecía un vestuario algo mejor que lo habitual.

Caballerosamente, Harry pagó la cuenta de su amiga, la ayudó a levantarse y se dirigieron a la salida, en medio de susurros y miradas curiosas. Enfrente se encontraba la camioneta granate de su amigo, que, haciendo gala de sus buenos modales le abrió la puerta y la ayudo a subir.

-¿Todavía no has cambiado de opinión?- le preguntó Harry al subir a la camioneta

-No, ¿y tú?

-Por lo menos cien veces desde anoche- admitió-. Pero cada vez que decidía no hacerlo la voz de Arabella y Sirius me resonaba en la cabeza.

Hermione sonrió- ¿Y que te decían?

-Lo de siempre. Que cuando me voy a casar, que si no lo hago morirán antes de que siente cabeza y les dé nietos…"Que debería pedirte que ti que hagas de mí un hombre decente"- pensó recordando la conversación con su padrino y su esposa.

-¿Y qué van a decir cuando nos divorciemos?- peguntó ella.

-Supongo que terminarán aceptando que me quede soltero.

-Y tendrán un nieto- le recordó Hermione.

Harry se estacionó a unas calles del Ministerio y se giró para mirarla.-Herms, antes de que entremos creo que necesitamos hablar de algunas cuestiones?

-¿De qué?

-Si ahora conseguimos el permiso, supongo que podemos ir el sábado con Albus Dumbledore para que nos case. Y doy por hecho que te vas a mudar a mi casa. No pienso venir a Londres a ese apartamento tan pequeño que tienes.

Hermione ni siquiera había pensado en eso. Por supuesto que tendrían que vivir juntos, y tenía sentido la propuesta de Harry. La idea de mudarse a su casa hizo que todo pareciera más real, y volvió a sentir mariposas en el estómago.

-En cualquier caso, dejaré pagado el alquiler por seis meses- dijo pensativa.- Ah, y antes de que se me olvide, mamá me envió una lechuza, pidiéndome que le llevara una medicina antes de que regresemos a Hogsmeade.

-No hay problema- contestó. Seguía mirándola a los ojos, y ella nunca los había visto tan verdes.- Última oportunidad para cambiar de opinión, Herms.

-No voy a cambiar de opinión, Harry. Sé perfectamente bien lo que estoy haciendo. Tú me das un bebé y yo te concedo el divorcio. Puedes ser parte de la vida del bebé tanto como quieras, pero en cualquier caso todo volverá a ser igual entre nosotros.

-Es como un plan perfecto…"demasiado"- pensó mientras abría su puerta y ella hacia lo mismo.

Obtuvieron la licencia de matrimonio en sólo unos minutos, solo que se demoraron más por la cantidad de gente que los felicitó y a la cantidad de gente que les pidieron total discreción. Después de soportar 30 minutos, se dirigieron al videoclub.

De camino a la casa de los padres de Hermione, los nervios de la chica habían desaparecido. Había visto a Harry un poco abstraído en sus pensamientos, después de tantos curiosos, pro al llegar al videoclub habían discutido, como siempre, sobre que películas alquilarían. Hermione suspiro tranquila al ver que nada había cambiado entre ellos.

Durante el camino hablaron de lo que habían hecho durante el día. A Hermione le encantaba oírlo hablar de su trabajo, y él escuchaba divertido las travesuras de sus alumnos.

-Casi no puedo creer que sólo quede una semana para que termine el curso- dijo ella- y que todavía me queden 5 meses de vacaciones- añadió estirándose perezosamente.

-Eso será estupendo para mí. No tendrás que trabajar y podrás cocinar y limpiar la casa- la miró burlonamente-. Eso es lo que hacen las esposas.

-Te has equivocado de siglo, Harry. Y sobre todo, te has equivocado de mujer. Si crees que me voy a pasar el tiempo recogiendo tus calcetines sucios y renovándote la pasta de dientes, estás muy equivocado.

-Sabía que era demasiado bueno para ser cierto- sonrió mientras tomaba el camino hacia la casa de los Granger.

Hermione sonrió al ver la casa de sus padres. En esa gran casa de ladrillos estaban todos sus recuerdos de infancia.

-Parece que tenemos compañía- dijo Harry señalando a unos cuantos coches estacionados en el camino.

-Debe ser la noche del Bridge- contestó ella, encogiéndose de hombros.

Harry detuvo el vehículo- Te espero aquí.

La chica asintió con la cabeza y bajó de la camioneta. Antes de llegar a la casa, su prima Linda salió a recibirla.

-Linda, ¿Qué estás haciendo aquí?

-Remus trabajará hasta tarde, así que pensé en venir a visitar a los tíos- miró la camioneta de Harry y le hizo señas con la mano para que se uniera a ellas.

-¿Cómo estás?

Linda se tocó el vientre, aún liso, e hizo una mueca- Bien, pero ya he empezado con las nauseas por la mañana. Con los otros tres embarazaos no me habían aparecido tan pronto.

Harry se unió a las primas.

-Harry Potter, sabes que si no entras a saludar a los tíos se molestarán.

-Yo solo iba a dejar esto- Hermione levantó una bolsa con medicamentos.

-Bueno, pues pasen- contestó Linda- Vamos Harry, los chicos querrán verte.

Los tres entraron por la puerta principal y llegaron al salón, donde había un montón de gente esperando.

-¡¡SORPRESA!- gritaron todos a la vez.

De repente, Hermione comenzó a ser abrazada y besada por los Weasleys, excepto Ron y Luna, Dumbledore, Minerva McGonagall, familiares y amigos del Ministerios. Sorprendida, se dio cuenta de que los globos y demás adornos no eran para la partida de Bridge, sino para Harry y ella.

Miró a Harry y pudo ver el pánico en sus ojos, Habían decidido que harían todo de la forma más íntima posible, sin armar alboroto sabiendo que todo sería temporal. Pero debieron haber recordado que en el mundo mágico, y tratándose de Harry Potter, nada se podía hacer discretamente.

-Querida- Arabella la abrazó con fuerza- Siempre nos habíamos preguntado cuando se darían cuenta de que son él uno para el otro.

-Bella…deja que Herms respire- dijo Sirius.

-Cállate Sirius. Tengo derecho a darle un abrazo a mi futura nuera- soltó a Hermione y dio un paso atrás..- No puedes imaginarte lo felices que estamos, ¿Cuándo es el gran día?

Todos se habían quedado callados, y Hermione miró a Harry en busca de ayuda. Él se puso a su lado.

-Queremos celebrar una pequeña ceremonia el sábado que viene.

-¡El sábado que viene!- Jane miró a su hija horrorizada- Eso es imposible, no podemos organizar una boda en una semana.

-Ni con magia- intervino Molly Weasley.

-Pero mamá, ni Harry ni yo queremos nada complicado, sólo una ceremonia sencilla.

-Ya veremos- contesto Jane, y abrazó a Hermione-. Mientras tanto, tenemos un pastel y una gran cena esperándonos.

Harry estaba en estado de shock. Aunque racionalmente sabía que no podrían ir con Albus Dumbledore para que los casara sin más, se había sujetado desesperadamente a esa posibilidad. Pero las futuras suegras, incluyendo a Molly Weasley, ya estaban hablando sobre las flores, los colores y todas esas cosas que convertiría el evento en todo un circo.

Se sirvió un vaso de ponche y miró a Hermione, que estaba en medio de un circulo de mujeres, entre las que se encontraban Ginny Weasley, sus primas Linda, Nina y Rose, Lavender y Parvati, Kate, Aby, Fran, compañeras del Ministerio. Parecía que se desmayaría en cualquier momento, y supo que estaba luchando contra el mismo sentimiento que él. En las breves charlas que habían mantenido no habían tenido en cuenta que la situación les obligaría a mentir a amigos y familiares.

A Harry no le gustaba mentir, pero si les contaba a todos la verdad, el desastre sería aún mayor. En esos momentos echaba mucho de menos la presencia de Ron, sabía que a él si podría confiarle la situación…claro, bajo el riesgo de que le diera una paliza por "abusar" de esa forma de su pequeña Hermione. Después de que descubriera que Ginny y Draco Malfoy estaban saliendo, se había hecho demasiado posesivo, alegando que debía proteger a su hermanita del pervertido de Malfoy…y a Hermione de cualquier "tipo con intenciones dudosas"..El medimago se preguntaba que diría Ron si supiera que él era uno de esos tipos de intenciones dudosas…aunque, siendo honestos, la de la idea había sido Hermione, sabía que podía haberse negado a tan descabellada idea, pero no podía permitir que su amiga saltará de hombre en hombre…el solo pensarlo lo ponía de mal humor, porque era su pequeña Herms y nadie tenía derecho de lastimarla, ni siquiera él.

-Linda fiesta, Potter, pero, para ser un feliz novio tienes una cara de funeral- la voz de Draco Malfoy lo sacó de sus pensamientos.

-Vaya vaya…el señor odio-a los-sangre-sucia-y-a-los-muggles-y-no—me-mezcló-con ellos- está aquí…Estoy sorprendido…Ginny si que sabe como manejarte- dijo irónico.

-Déjate de ironías Potter, sabes perfectamente que Hermione y yo hicimos las paces y me da mucho gusto saber que será muy feliz….y más te vale que así sea…En el fondo, todos sabíamos que sería de esta forma, eres un maldito afortunada, como siempre.

Harry frunció el ceño. Después de hacer las pases, el último tipo con el que Hermione había salido era, precisamente, Draco Malfoy, para sorpresa de todos, lo que casi le causo un infarto a Ron. Habían durando un año juntos, en el cual había visto muy feliz a su amiga,…lo que lo contuvo a él de romperle la nariz, después de que el rubio, de forma bastante petulante, le había confesado que salía con Hermione.

-¿Aún la quieres?- preguntó Harry, sorprendiéndose de haber preguntado eso, mientras veía como Remus felicitaba a su "novia".

-Nunca he dejado de hacerlo- confesó el rubio ante la mirada sorprendida de Harry- solo que ahora la quiero de otra manera…Es inevitable no quererla Potter, es como la hermana que siempre quise- sonrió- y es mi deber advertirte que si la lastimas o la haces llorar buscaré la mejor forma de matarte lenta y dolorosamente.

-Pues lo mismo va para ti con Ginny- advirtió Harry.

-No necesito de tus amenazas, cara rajada, yo estoy muy seguro de mis sentimientos- Ginny le sonrió desde lejos y él le devolvió la sonrisa- y sé que ella también…de todas formas, pues, bueno…espero que sean muy felices- añadió, tendiéndole la mano.

-Gracias- dijo Harry, estrechando la mano del rubio, quien se alejo rápidamente para encontrarse con Ginny.

-Harry- Reed Granger le dio una palmada en la espalda y sonrió- No sé me ocurre ningún hombre mejor para amar y honrar a mi Hermione.

-La quiero- contestó Harry- Y era cierto. Siempre había querido y adorado a Hermione, pero no de una manera romántica.

-Hijo, todos sabíamos que se querían. Nos preguntábamos cuánto tiempo tardarían en darse cuenta- dijo Reed.

Reed habló con él unos minutos más, al igual que Remus y después se acercaron a la mesa por un trozo de pastel. Harry aprovecho la oportunidad para salir al porche y tomar un poco de aire fresco.

Ya había anochecido y la brisa era fresca. Se acercó al columpio y se sorprendió al ver a Hermione sentada en él.

-Ah, otra fugada- dijo mientras se sentaba a su lado.

-Se lo están pasando tan bien que pensé que nadie me echaría de menos.

-Si, yo pensé lo mismo.

Durante unos segundos se columpiaron lentamente en silencio, escuchando únicamente las risas y las voces de la gente y los zumbidos de los insectos.

Harry notó un ligero aroma floral y miró alrededor, intentando ver de donde procedía. Ya no era época de lilas y era demasiado pronto para las rosas.

-Que desastre- dijo finalmente.

Ella asintió- Me siento culpable- se incorporó un poco y de nuevo Harry notó ese aroma floral.

De repente, se dio cuenta de que la fragancia procedía de ella. Frunció el ceño pensativo. ¿Siempre había olido tan bien? Nunca había prestado atención, y por alguna razón eso lo hizo sentirse inquieto.

Se levantó y se acercó a la barandilla del porche.

-Creo que tú madre, la Dra. Weasley y Arabella han desarrollado un caso de "fiebre de bodas"- dijo él.

Oyó que ella se levantaba del columpio y un momento después estaba a su lado, apoyada en la barandilla y apoyando su cabeza en el hombro de su amigo, mientras miraba al horizonte. El aroma floral que precedía de su mejor amiga lo envolvió sutilmente, dándole una sensación de calidez…de seguridad, como siempre que ella estaba cerca.

-Mi madre pensaba que yo era un caso imposible. Creía que me iba a quedar soltera toda la vida.

-Eso es ridículo. Ni siquiera tienes 30 años. Hay muchas mujeres que se casan después de los 30.

Ella le sonrió- Te lo agradezco Harry, pero, seamos honestos. ¿A quien le gusta una chica independiente y muy mandona? Además, no soy precisamente la belleza que Londres esperaba.

Harry tomó sus manos y la miró a los ojos- Herms, ¿Estás loca o qué? El ser tan independiente e inteligente es uno de tus mayores atractivos, además, ya te lo dije en nuestro quinto curso, tú no me pareces fea…de hecho, debiste haber participado en Miss Hechicera.

Los ojos ámbar de Hermione brillaron con la luz que se colaba de la ventana.

-No bromees Harry. Conozco perfectamente mis limitaciones desde que era pequeña. Una chica con los ojos de un color bastante común, muy delgada y con el pelo rizado esponjado y enmarañado no es precisamente el prototipo de belleza.

La puerta se abrió antes de que él pudiera responder.

-Aquí están- dijo Remus, sonriendo- comprendo que los enamorados necesitan tiempo para estar a solas, pero me temo que Bella tiene un regalo para ustedes, deben regresar a su fiesta.

Harry y Hermione se miraron con recelo mientras entraban en la casa.

-Atención…pongan atención todos- Arabella golpeó la mesa con la mano.

-¡Por Dios Bella, estás zarandeando toda la mesa!- exclamo Sirius.

Harry hizo una mueca, deseando que Sirius y Arabella, lo más cercano a los padres que había perdido, dejaran de criticarse por una vez en sus vidas.

Desde que Sirius fue declarado inocente y se caso con Arabella, Harry se había mudado con ellos, sin embargo, la mayor parte del tiempo no dejaban de criticarse o pelear, de hecho, la relación de ambos era una de las razones por las que el no había querido tener nada serio y mucho menos casarse. Pero había superado todas sus dudas al reencontrarse con Cho y reiniciar su relación, pero ella se había encargado de destruir toas sus esperanzas de amor y felicidad. Había aprendido todo lo que necesitaba saber del matrimonio gracias a Sirius y Arabella. Según él, un certificado de matrimonio sólo era un contrato que permitía que dos personas se pelearan y discutieran por el resto de sus vidas.

-Sirius, dame mi bolso- dijo Arabella, interrumpiendo los pensamientos de Harry.

Sirius le dio un bolso negro del tamaño de una maleta pequeña. Hermione se quedó al lado de Harry, y lo miró con curiosidad, pero él se encogió de hombros, indicándole que no tenía ni idea de lo que Bella estaba haciendo.

Arabella sacó una cajita del bolso.

-Harry y Hermione, éste es el anillo que Sirius me regalo hace años, cuando me pidió que me casara con él- abrió la caja y apreció un delicado anillo de oro con forma de corazón y un rubí en el centro. Se acercó a Harry y Hermione y lo sacó de la caja.- Ya sé que no es un diamante, pero ya saben como es Sirius, porco ortodoxo- sonrió- para mi, este anillo tiene un gran valor sentimental. No se lo di a Harry para Cho, porque no me pareció adecuado, pero nada me gustaría más que verlo en el dedo de Hermione.

Puso el anillo en la mano de Harry y él lo miro a regañadientes, conciente de que todos lo estaban observando.

-Gracias Bella-se inclinó y la besó en la mejilla

-No te quedes ahí, ¡Pónselo a Hermione!- exclamo Bella-. Me he dado cuenta de que aunque se han comprometido, no lleva ningún anillo.

Harry volteó hacia Hermione, que tenía los ojos como platos. Sabía exactamente lo que su amiga estaba pensando.

Le tomó la mano izquierda, dándose cuenta por primera vez de lo pequeña que era y de que se había pintado las uñas de rosa pálido. Tenía la mano fría como el hielo y algo temblorosa.

Le deslizó el anillo en el dedo y dejó caer la mano.

-¡Que la bese!- gritó Remus entre la multitud y enseguida todos los presentes lo siguieron

-¡Que la bese!

-¿Qué la bese!

Harry sintió como se ruborizaba, y al mirar a Hermione vio que un leve rubor cubría sus mejillas. Se inclinó hacia ella y le dio un ligero beso en los labios.

La multitud comenzó a abuchearlos.

-¡Yo beso a mi abuela mejor!- grito Fred Weasley.

-¡Vamos, Potter, bésala de verdad!- Exclamo Draco.

Hermione se sonrojó aún más, y Harry decidió que lo mejor era tomarse las cosas con sentido del humor. Hizo una reverencia al público y tomó a Hermione entre sus brazos, inclinándola hacia atrás. Mientras todos lo animaban y aplaudían, la besó.

Se sorprendió al notar que los labios de su amiga estaban ligeramente separados, como si estuviera esperando un beso intenso. "Esta actuando"- pensó, mientras ella le pasaba los brazos alrededor descuello. Pero la sorpresa de encontrar sus labios separados no fue nada comparada con la sacudida eléctrica de puro placer que le atravesó el cuerpo al probar el dulce sabor de los labios de Hermione.

Terminó el beso rápidamente y se separo de ella mientras la gente le aplaudía. Evitando mirarla, hizo unas reverencias de manera teatral y suspiró aliviado cuando la gente volvió al pastel y comenzó a charlar de nuevo en pequeños grupos.

Durante el resto de la fiesta, Harry no hizo más que tratar de convencerse que besar a Hermione no había sido tan placentero como había pensado al principio. "Solamente ha sido la adrenalina del momento, porque todo nos estaban mirando"- se repetía.

Harry se sintió feliz cuando la fiesta empezó a disolverse. Se quedó con Hermione en el porche, despidiendo invitados y dándoles las gracias por haber ido, y luego, en la chimenea, repitiendo el ritual para los usuarios de la red flu o de los transladores. Cuando el último de los invitados se marcho, dejando a Hermione y Harry con sus padres, se dirigieron al salón y al comedor y empezaron a recoger.

Harry, varita en mano, comenzó a desaparecer los vasos y platos vacío, ordenando y limpiando todo en el proceso, intentando ignorar a Sirius y Arabella, que estaban discutiendo sobre que era mejor, si la ensalada de papa con mostaza o mayonesa.

Miró a Hermione, que estaba limpiando de manera muggle la mesita de café.

-Te juro que me parece que siempre están buscando cosas sobre las que pelearse.

Ella sonrió y volvió a poner el centro floral en la mesita de café—Siempre se han comportado así, Harry.

-Ya lo sé, pero a veces me molesta mucho- desapareció un plato y miró alrededor para ver si se había olvidado de alguno-. Creo que no habría podido salir peor. ¿Te llevo a tu apartamento?

-No, gracias, usaré la red flu, ¿Tú vas a manejar hasta Escocia?

Harry asintió- será buena terapia.

-Ha sido un día largo como para que todavía conduzcas, aún si camioneta tiene ciertas modificaciones que el Señor Weasley te ayudó a hacer…así que te haré un translador.

-No es necesario Herms, también puedo aparecerme en casa y…- de acuerdo, de acuerdo- sonrió al verla expresión de su amiga- iré a la cocina a despedirme. Al dirigirse a la cocina se dio cuenta de que desde el beso Hermione y él se habían sentido incómodos, y eso lo preocupaba.

Ella había estado muy callada y había evitado mirarlo. Lo último que él quería era que todo se arruinará entre ellos. Hermione siempre había sido una constante en su vida, la única persona con la que había podido hablar, de la que había podido apoyarse y con la que había podido divertirse sin ningún problema.

Hermione lo acompañó a la camioneta, y Harry volvió a sentir ese aroma floral que emanaba de ella. ¿Por qué no lo había notado antes?. Tal vez su amiga había cambiado últimamente de perfume, se dijo.

-¡¡Reduccio!- Exclamo Hermione, apuntando a la camioneta, hasta que quedo del tamaño de un carrito de juguete. Se inclino a recogerlo y al ponerlo en la mano de Harry, la luz de la luna se reflejo en el rubí, arrancándole destellos rojizos.

Harry volvió a sentir esa incomodidad entre ellos, y se preguntó que sería lo que la causaba. No podía haber sido el beso. No había significado nada, solo habían estado fingiendo.

-Me aseguraré que Arabella recupere el anillo cuando todo se haya acabado-la voz de Hermione lo regreso al presente-. Y si nos hacen algún regalo de boda, los dejaremos en las cajas y los devolveremos después del divorcio.

Harry se pasó nerviosamente una mano por el cabello, empezando a arrepentirse.-Habría sido más fácil si le hubiera dicho a SueEllen que soy gay.

Hermione se rió- Eso sí que habría dado de que hablar. Sé que estás deseando mandar todo al diablo, pero no lo hagas, por favor- le puso una mano en el brazo y lo miro con ojos grandes y luminosos-. He tenido citas con prácticamente todos los hombre solteros de la ciudad, y no he congeniado con ninguno de ellos. Harry, dame un bebé y no te pediré otra cosa mientras vivamos.

Él quería romper el trato, pero no podía olvidar la ayuda que Hermione siempre le había prestado. Tras su ruptura con Cho no le había hecho preguntas, ni se había entrometido, pero siempre había estado allí para recoger los pedazos y ayudarlo a ser fuerte de nuevo.

Nunca había sido capaz, después de eso, de decirle a Hermione que no, y esa vez no era diferente.

-Recogerás mis calcetines sucios mientras dure nuestro matrimonio.

Ella sonrió- Trato hecho- y se paró de puntillas y lo abrazó- ¿Somos amigos de nuevo?- le susurro al oído.

Harry sintió un escalofrío al sentir el aliento de Hermione en su oído- Amigos- dijo él, deshaciendo el abrazo e inclinándose para besarla en la mejilla.

-¿Y que se supone que haré con esto?- preguntó abriendo la mano y mostrándole la camioneta- ya estoy muy grande para jugar a los carritos.

La chica se rió-. La única diferencia entre los niños y los hombres adultos es que los juguetes de los adultos son más caros- sonrió y sacó su varita- ¡Portus! La camioneta brillo en respuesta al hechizo- en 5 segundos estarás en casa Harry…¿Me llamarás?

-En cuanto despierte, lo prometo. Comenzó a sentir la familiar sensación de ser tirado desde el ombligo y se sintió aliviado. La tensión había desaparecido y volvían a ser los de antes. Ella tenía razón; podían llevar a cabo el plan y nada cambiaría entre ellos.

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¡¡Hola a todos! ¿Qué les pareció el capítulo? Espero que haya sido de su agrado, porque, aunque yo generé la idea, dejo que la inspiración me guíe y este ha sido el resultado (Upss…un verso y sin esfuerzo)

Muchas gracias a todos por leerme y gracias también por su amable comentario, en especial a: Karly, Pipu-Raddcliffe, Potter5, Hermgiuly, Orkin, Mariana8, Olga, ChantyGranger, Lady Amatista, Aiosami, Paola Potter, Yugo, Jane Potter, Pannany11, Jenny Anderson, FranGilraen, Mara, Anset, Rosario, TheHard, Elen-Grantter y Damis Black.

Gracias a todos los que se toman la molestía de leer, aunque no dejen review…pero ¡¡anímense! Me harán muy feliz.

Por cierto, Karly pidió Spoilers…así que….una probadita:

-Quiero pedirte una disculpa- dijo Harry, mirándola a los ojos- ayer lo que menos necesitabas era a alguien que te regañara…la verdad, Herms, es que al verte herida yo…

-Lo sé Harry- susurro la chica, sonriendo levemente, poniendo una de sus manos en la pierna de su amigo, intentando confortarlo-. Lo mismo sentía yo al verte en la enfermería de Hogwarts cada año…y jamás entre gritando, exigiendo verte…Madame Pomfrey me hubiera petrificado o algo así- su sonrisa se hizo más amplia al ver sonrojarse levemente a su amigo

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-¿Me pueden decir que es todo eso que se van a casar?- preguntó Ron, furioso, entrando a casa de Harry- ¿Y por que diablos no me lo dijeron?...y lo que es peor…Cenaron salmón y no me invitaron

Espero que sean suficientes spoilers….

Anímense a dejarme muchos reviews…

Cuídense

Ady