¡Hola!

Bueno antes que nada agradezco a todos los que leyeron la primera parte de esta historia, y pido una disculpa ya que olvidé mencionar que la dividí en tres partes, por lo que después de este capítulo solo quedará uno más.

Bet-HPG: Me alegra mucho que te haya gustado sis.

Feanwen: Tu duda está resuelta, espero que este capítulo también te guste, y gracias por tu review.

Syzygy-galaxia: Gracias nana!

Kilia Tomobiki: Jajaja, créeme que tu advertencia fue muy considerada, y no te preocupes no sería tan cruel como para dejarlo así, y menos con esa espada frente a mi :p

Como supongo que lo que quieren es comenzar a leer no los distraigo más y aquí lo tienen, espero que lo disfruten.

Que aun te puedo llenar

Con mi piel en tu piel de pasión

Que aun se puede salvar la ilusión

Para volver a respirar en tu corazón

Remus volvió hasta su cama y se dejó caer en ella pesadamente, lo que había pasado en los últimos minutos no dejaba de darle vueltas en la cabeza. Un dolor agudo se alojó en su pecho, exactamente a la altura del corazón, mientras recordaba las palabras de Tonks.

-Estaba conciente del peligro que corríamos, sabía que esa podría haber sido la última vez que te viera con vida, pero mi corazón guardó la esperanza de que, si todo salía bien, tendríamos un futuro juntos, esa noche tú te encargaste de alimentar esa esperanza, te comportaste de una manera egoísta, si hubieras muerto, me habrías condenado a una vida en la que solo tendría ese maravilloso momento para recordarte, y… ¡y casi hubiera preferido eso a tener que soportar estos dos años!-.

Si, lo aceptaba, se había comportado como un perfecto idiota, no se detuvo a pensar en las consecuencias, o tal vez lo hizo, pero en esa ocasión su corazón logró ser más fuerte que la razón e hizo callar todos los inconvenientes de su idea.

/FLASHBACK/

Remus Lupin se encontraba sentado frente a la chimenea, en el único sillón que conformaba su sala, estaba un tanto desvencijado, pero era bastante cómodo. Se pasaba las manos una y otra vez por su cabello, mientras su mirada se perdía en las llamas frente a él.

Una batalla se efectuaba en su interior, los protagonistas eran los mismos, aunque el motivo de la discusión había cambiado. Al día siguiente se definiría el destino de la comunidad mágica, él tenía una misión importante y no le importaba dar su vida si con ello garantizaba el éxito; pero desde que los primero rayos del sol lo despertaron de un incómodo e intranquilo sueño una idea había estado rondando por su cabeza: -tenía que decirle a Tonks la verdad, debía comportarse como un verdadero Gryffindor y confesarle de una buena vez sus sentimientos hacia ella, no era que no lo supiera, ya que resultaba obvio incluso para la persona mas distraída, pero jamás había tenido el valor suficiente para decírselo cara a cara, sabía que ella lo merecía, y, si ese era su último día de vida, era lo mejor que podía hacer-.

Estos pensamientos se hacían presentes cada vez que su corazón era el encargado de hablar, pero, acostumbrado a escuchar siempre a la voz de la razón, rápidamente eran sustituidos por otros muy diferentes: -es injusto para ella, no puedo llegar y decirle que la amo cuando lo más seguro es que muera el día de mañana-.

-Pero si no lo haces, jamás podrás descansar en paz, ni ella tampoco-.

Fue así como Remus Lupin decidió escuchar a su corazón, como pocas veces lo había hecho, y, antes de cambiar de opinión, prendió el fuego de la chimenea y pidió a Tonks que fuera a verlo.

-Debiste decirle que tú irías a su casa, así podrías cambiar de opinión y decirle que había surgido un problema con la orden-.

-Fue lo mejor, ella merece saberlo, y tú necesitas decírselo, verás como te sentirás en paz una vez que lo hagas-.

Esta discusión entre su corazón y su razón comenzaba a ponerlo nervioso, por momentos tenía deseos de salir huyendo de su propia casa, el único lugar donde se sentía seguro. Pero un crack, seguido del ruido de una mesa cayendo al suelo, le indicaron que sus planes de escape ahora eran imposibles de realizar.

Se incorporó lentamente mientras observaba a la mujer que había aparecido frente a él, en esa ocasión su cabello era de color castaño, muy parecido al suyo, Tonks le dirigió una dulce sonrisa, recordándole con ese gesto el motivo por el cuál se encontraba ahí.

-Hola- saludó, -me…me sorprendió un poco el que me hayas pedido que viniera-.

-A mi también- pensó.

-Yo…yo necesito decirte algo- le dijo con un tono demasiado serio y formal para la ocasión, lo cuál provocó que la expresión en el rostro de Tonks se tornara preocupado.

-¿Pasa algo?-.

-¡No!... quiero decir... si, si pasa algo, ha pasado algo desde hace mucho tiempo-.

-Siéntate, por favor-, le indicó señalando el sillón en el que había estado momentos atrás.

-Gracias-.

-¿Y bien?- preguntó luego de unos momentos en silencio, en los cuáles Remus se había limitado a observar el fuego mientras ella lo observaba a él.

-No…¿no imaginas el motivo por el cuál te pedí que vinieras?-.

-Lo he imaginado miles de veces- le dijo con una débil sonrisa, -pero siempre he estado equivocada, no veo porqué hoy ha de ser diferente-.

-Cuando las personas se encuentran ante una situación como la nuestra, sienten la necesidad de hablar, de decir todo aquello que han guardado para si mismos a lo largo de sus vidas, supongo que todos los que pelearán mañana se encuentran haciendo algo similar en este momento-.

Remus volteó a ver a Tonks, su rostro era iluminado por el fuego frente a ellos, dándole un brillo especial a sus ojos, tenía que decírselo, pero a la vez le daba tanto miedo que resultara lastimada.

-Yo…yo te…yo…creo que fue en un error pedirte que vinieras, es tarde, los dos debemos descansar- le dijo mientras se reincorporaba, pero una mano suave sujetó la suya antes de que consiguiera alejarse lo suficiente. Remus volteó, dirigiendo su mirada a la dueña de esa mano, encontrando como sus ojos lo miraban de una manera ansiosa y suplicante.

-Dilo…-le dijo con una voz quebrada, -por favor, necesito saberlo, necesito escucharlo de tus labios-.

Remus dio un profundo suspiro, volvió hasta el sillón, sentándose muy cerca de ella, aun sujetando su mano, cuando sus miradas se conectaron, supo que estaba haciendo lo correcto.

-Te amo- dijo simplemente.

Esto fue suficiente para que la mujer frente a el se lanzara a sus brazos, recostando su cabeza en su hombro, mientras él correspondía a su abrazo, hundiendo la cabeza en su cuello.

-Te amo- repitió, antes de sentir como ella se separaba un poco de él para unir sus labios a los suyos.

Era la sensación más maravillosa que podía experimentar, ahí, teniendo entre sus brazos a la mujer que amaba y probando sus labios. Era un beso dulce y suave, sin prisas, ambos querían disfrutar al máximo ese momento, temiendo que, si se separaban, cada uno se hallaría solo en su habitación.

Cuando el aire comenzó a faltarle a sus pulmones, se separaron, ambos con los ojos cerrados, como queriendo guardar en su mente cada momento, cuando Remus abrió los ojos, se encontró con el rostro sonriente de Tonks, aunque, como no tardó en darse cuenta, sus mejillas se encontraban cubiertas por lágrimas, preocupado levantó su vista hacía sus ojos, encontrándolos brillantes por las lágrimas que estaban siendo derramadas pero también por todo el amor que escapaba por ellos.

-Te amo- le dijo ella con la voz quebrada.

-Y yo a ti- le contesto con la voz más ronca de lo normal a causa de la emoción.

Comenzó a besar su rostro, limpiando con sus labios las lágrimas que aun se encontraban en el.

Tonks acarició su mejilla con suavidad justo antes de volver a besarlo.

En ese momento, los gritos de advertencia que su razón le enviaba quedaron totalmente opacados por la explosión de sensaciones provenientes de su corazón.

Suavemente, Tonks comenzó a recostarse en el sillón, atrayendo a Remus hacia ella, quién no dejaba de besarla con todo el amor del que era capaz.

Remus abrió los ojos, por primera vez en mucho tiempo, había logrado tener una noche tranquila de sueño, y la razón se encontraba a su lado, un poco encima de él y abrazada a su pecho, sonrió al recordar lo que había pasado la noche anterior, y, justo cuando se disponía a acariciar su mejilla para despertarla, la realidad lo golpeó tan duro que tuvo que hacer un esfuerzo por no llorar. Dentro de unas horas habrían de partir hacia su última batalla, esa sería la primera y última vez que la tendría de esa manera, y, si deseaba impedir que sus actos tuvieran una consecuencia desastrosa en ella, debía continuar viviendo su sueño un poco más.

Besó su frente dulcemente, mientras comenzaba a acariciar su espalda, ella abrió los ojos observándolo con amor.

-Buenos días-.

-Buenos días-, le respondió él, justo antes de besarla.

-Es tarde, debemos prepararnos e ir al cuartel-, dijo mientras observaba como en sus ojos alegres aparecía una expresión de miedo. Volvió a besarla, atrayéndola un poco más hacia el, antes de levantarse y tenderle la mano.

-Vamos-le dijo.

/FIN FLASHBACK/

Ves que me acuerdo de cada detalle de ti

Que es mi único sueño el hacerte feliz

Que no importa lo que haya pasado

No importa el dolor si hoy estas a mi lado

Remus aun podía recordar lo que había sentido al besarla y tenerla entre sus brazos, durante esos dos años, noche tras noche, ese era el único recuerdo que le permitía dormir con algo de paz, aunque por lo general, despertaba atormentado por la idea de lo que pudo haber sido su vida si no hubiera huido del hospital. Pero noche tras noche, su razón se encargaba de recordarle que había sido lo mejor para ella, que tarde o temprano lo olvidaría y podría hacer su vida al lado de alguien más, ella no podía estar a su lado, aunque se negara a admitirlo él seguía siendo demasiado peligroso para ella.

Un nuevo recuerdo de lo dicho esa noche llegó a su mente.

-Ojalá no hubieras llegado a tiempo-.

Esperaba que ella lo hubiera olvidado, aunque como podría hacerlo si para él era la pesadilla que siempre lo atormentaba, y el recuerdo que impedía que corriera a buscarla cada que su corazón le gritaba que ninguno lograría ser feliz mientras estuvieran separados.

/ FLASHBACK/

Durante los últimos meses, el bando de Voldemort se había visto fortalecido por la gran cantidad de hombres lobo que, bajo el mando de Greyback, habían aceptado unirse a él.

La orden se encontraba sumamente preocupada por esto, ya que múltiples sitios muggles estaban siendo atacados por estos, sin contar con la gran cantidad de magos que ya habían sido mordidos.

Remus sabía que si lograban deshacerse de Greyback la mayor parte de los hombres lobo huirían al verse sin líder, sin embargo, no todos los magos estaban dispuestos a perder tiempo y hombres en su búsqueda. Bill y él, con la ayuda ocasional de Kingsley y algún otro miembro de la familia Weasley, se habían encargado de investigar sus movimientos, hasta el punto de anticipar sus próximos ataques y el próximo lugar en el que permanecería inactivo hasta que el señor tenebroso solicitara sus servicios de nuevo. Por lo que Molly le había dicho, Tonks también estaba al tanto de la investigación, sin embargo, el no deseaba que interviniera, no deseaba exponerla aun mas de lo que ya estaba.

Bill y él planeaban atacarlo en los próximos días, si todo salía como lo habían planeado, serían capaces de capturarlo y causar estragos en las filas de Voldemort, lo que también les daría la oportunidad de capturar a algunos mortifagos. Sin embargo, un día antes, un nuevo e inesperado ataque en una ciudad muggle había obligado a Remus a trasladarse hacia allá, dejando en manos de Kingsley la tarea de acompañar a Bill, a pesar de la insistencia de este en que podía hacerlo solo.

Con lo que Remus jamás contó, fue con un Kingsley preocupado y herido que acudiría a él para informarle que Tonks había ocupado su lugar mediante el uso de una maldición. Al parecer Bill, había aceptado de buena gana el cambio, ya que sabía que Tonks poseía una razón tan poderosa como la suya para querer neutralizar a Greyback.

Bill y Tonks habían llegado al lugar en el que Greyback se ocultaba, como parte de su plan, ambos debían asegurarse de que este se encontrara solo antes de intentar atacarlo, escondidos detrás de lo que parecían ser las ruinas de un edificio antiguo, ambos espiaban a su objetivo. Después de asegurarse de que las condiciones eran óptimas para el ataque, Bill salió de su escondite, dejando a Tonks atrás, ya que esta debía esperar su señal antes de atacar.

Desde su escondite, Tonks era capaz de escuchar todo lo que se estaba desarrollando a unos metros de ella, su vista no era de mucha ayuda, ya que, a esa distancia y con la oscuridad que reinaba esa noche le resultaba imposible ver mas allá de dos o tres metros. Justo cuando comenzaba a desesperarse, Tonks observó aparecer a lo lejos, la señal que indicaba que por fin entraría en acción, y, todo habría salido tal y como lo habían planeado de no ser por el par de mortifagos que salieron a su encuentro justo cuando llegaba al lugar en el que Bill y Greyback estaban manteniendo una cruel batalla.

Demostrando sus excelentes habilidades como auror, Tonks logró deshacerse de ellos casi sin ningún problema, aunque no podía negar que su repentina aparición la había tomado totalmente por sorpresa, provocando que recibiera algunas maldiciones y golpes; desafortunadamente no se podía decir lo mismo de Bill, ya que alertado por el ruido, otro licántropo había acudido en la ayuda de su señor, tomando por sorpresa a Bill que para ese momento ya se encontraba sumamente herido y débil. Con la ayuda de Tonks, lograron dejar fuera de combate al otro licántropo y causar serias heridas en Greyback, sin embargo, víctima de un ataque por parte de este, Bill quedó tendido en el suelo inconsciente. Tonks continuó luchando con valentía, desafortunadamente, las heridas provocadas por los hechizos de los mortifagos, así como por el otro licántropo y el propio Greyback habían comenzado a causar estragos en su cuerpo, que se resistía mover un músculo más. Así es que tumbada en el suelo y sin su varita, estaba totalmente a merced del licántropo que se dirigía hacia ella con una mirada llena de odio y crueldad. Sabía que la luna llena estaba muy próxima y sabía las consecuencias que lo que Greyback estaba a punto de hacer podrían tener, sin embargo, muy dentro de ella sintió que era lo mejor que podía pasarle. Cerrando los ojos se preparó para lo que venía, pero esto nunca llegó, en su lugar, escuchó una voz demasiado conocida para ella gritar un hechizo que jamás pensó saldría de sus labios.

Una luz verde surcó el cielo, impactando al hombre que se encontraba a solo unos pasos de ella, observó como este caía a su lado con una expresión de sorpresa en su rostro, esto fue lo último que vio antes de caer desmayada.

/FIN FLASHBACK/

Remus sacudió la cabeza para alejar de su mente esos pensamientos, jamás olvidaría el miedo que sintió al ver como ella perdía el sentido, lo que pasó aquel día había sido suficiente para que el se convenciera del peligro que ella corría a su lado. Sabía que había hecho lo correcto al alejarla de él.

Pronto se dio cuenta de que comenzaba a amanecer, había pasado gran parte de la noche perdido en sus recuerdos. Se levantó, esa día tendría que hacer muchas cosas, y la primera de ellas, sería hablar con la profesora McGonagall para explicarle que él no estaría presente cuando el par de aurores hablara con sus alumnos.

Yo te puedo amar

Déjate llevar

Ves que mi amor es tu amor

Que tu ausencia es dolor

Que es amargo el sabor si no estas, si te vas

Y no regresas nunca más

Aun no podía creer que se hubiera negado, él siempre había obedecido sus ordenes, y ahora cuando se lo pedía como un favor personal, simplemente se negaba.

-Es fundamental que los alumnos cuenten con el apoyo del jefe de su casa- había dicho.

-¿Y que es lo que he estado haciendo a lo largo de estos años, mis alumnos saben que pueden contar conmigo cuando quieran, la comunicación entre nosotros no puede ser mejor, además ni siquiera parece importarles que esté aquí-. Estos eran los pensamientos que cruzaban por la mente del profesor Lupin aquella mañana, mientras veía como sus alumnos estaban absortos en la plática que estaban teniendo con ellos Tonks y ese tipo Robert, nunca imaginó que fuera tan joven, según sus cálculos debía ser unos cinco o seis años mayor que Tonks. El desayuno de esa mañana había bastado para que se enterara de los detalles importantes de su vida: Robert F. Adams, auror trasladado hace un año a Londres, en un principio asignado a realizar papeleo, pero ocho meses atrás había tenido una participación más activa, y por lo que había escuchado, la mayoría de esa participación activa había sido al lado de Tonks, lo cuál dejo de preocuparle en el momento en que se enteró que era casado, pero volvió a resurgir acompañada de algo de pena al saber que, el motivo de ese traslado había sido justamente la muerte de su esposa.

Dejando a un lado sus pensamientos, Remus se dedicó a prestar atención a lo que ocurría en el aula, en ese momento Tonks se encontraba contando su última misión, en la cuál para no variar, su compañero había sido Robert. Lo hacía de una manera entusiasta, arrancando las expresiones adecuadas en sus alumnos en el momento indicado, incluso habían comenzado a hacer una representación causando un poco de exasperación en Remus, que lo veía como algo completamente inútil, -¿porque no se conformaban con contárselos y ya?-.

Para completar el bello cuadro, Tonks y Robert parecían llevarse bastante bien, y al parecer, Tonks pensaba cumplir con lo que le había dicho la noche anterior ya que a lo largo de toda su plática, el había sido tratado como una banca mas del aula, y cuando entraron, no recibió mas que un frío buenos días de su parte.

-Eso era lo que querías ¿no?- casi podía escuchar a su corazón gritarle, mientras su razón se mantenía firme en su decisión de que eso había sido lo mejor para ambos.

-Parece ser que el tal Robert la aprecia mucho, ¿no es así?-.

-Por supuesto que no, solo se trata de un compañero de trabajo-, -si claro, como si tu trataras con esa familiaridad a la profesora McGonagall, o ¿que opinas de la profesora Vector, ¿o Trelawney tal vez, porque no admites que te estás muriendo de celos-.

-¡Yo no tengo celos!-.

Remus comenzaba a sentir que le faltaba el aire, deseaba salir corriendo en ese momento del aula, estaba seguro de que nadie se daría cuenta.

Por fin su martirio terminó cuando se dio por finalizada la plática, pensó que tal vez podría dirigirles algunas palabras antes de que se fueran, pero pronto se dio cuenta de que sus planes tendrían que esperar, ya que ambos se dirigieron a la puerta siendo seguidos por una gran cantidad de Gryffindors que continuaban asediándolos con preguntas.

La semana estaba a punto de llegar a su fin, solo tendría que soportar un día mas y su vida volvería a la normalidad, no había vuelto a hablar con ella desde aquella noche en su habitación, ella parecía alegre y entusiasta como siempre, los accidentes que siempre la acompañaban parecían incluso aumentar su buen humor y el de aquellos que la acompañaran, incluido ese tal Robert; Remus no podía evitar llenarse de indignación y frustración cada que los veía juntos, pero era lo mejor, se repetía una y otra vez; sin embargo, a él no podía engañarla, las pocas veces que sus miradas se habían cruzado, Remus podía distinguir en sus ojos un profundo dolor, lo cuál aumentaba el suyo propio al saber que él era el responsable.

En ese momento se dirigía hacia su habitación, había decidido ir a la cama sin cenar, ya que de este modo evitaría verla, y les ahorraría a ambos un sufrimiento innecesario. Su camino se vio interrumpido cuando llegaron a sus oídos unas voces bastante conocidas, sabía que era de mala educación espiar, y más tratándose de la directora del colegio, pero justo cuando se disponía a irse de ahí, el nombre de Tonks llegó a sus oídos y no pudo evitar quedarse.

-Estoy seguro de que aceptará- decía Robert con voz alegre.

-Es una decisión difícil de tomar, seguramente, Tonks le pedirá un tiempo para pensarlo-, decía la profesora McGonagall en su común tono serio.

-Bueno, puedo darle todo el tiempo de mundo para que lo piense, no hay prisa, como usted dice es una decisión que no puede tomarse a la ligera-.

-Es un buen gesto de su parte-.

-Será un cambio muy importante en su vida, la primera vez que lo hice me llevó algo de tiempo decidirme a hacerlo, tuve que analizar varias cosas y no sabía si estaba preparado para ello, pero ahora gracias a la relación que mantenemos, no lo fue tanto, y estoy seguro que terminará aceptando-.

-Espero que sus deseos se cumplan Robert-.

-Yo también profesora, yo también-.

Remus llegó a su habitación con la respiración agitada, cuando se alejo lo suficiente de aquel pasillo, prácticamente había corrido hasta llegar a su alcoba; ahora sentado en la cama, podía reflexionar sobre lo que acababa de escuchar.

-Estoy seguro de que aceptará-.

-Es una decisión difícil de tomar, seguramente, Tonks le pedirá un tiempo para pensarlo-.

-… puedo darle todo el tiempo de mundo… …es una decisión que no puede tomarse a la ligera-.

Robert iba a proponerle algo a Tonks, y ese algo era algo muy importante, tan importante que necesitaría mucho tiempo para pensar si lo aceptaba o no.

-Será un cambio muy importante en su vida, la primera vez que lo hice… …tuve que analizar varias cosas y no sabía si estaba preparado para ello… … gracias a la relación que mantenemos… …seguro que terminará aceptando-.

Robert ya se había casado una vez, y, él mismo había visto que su relación con Tonks era muy buena, al parecer eran amigos, pero esa no era una razón suficiente como para casarse con alguien, por otro lado, el no sabía cuales eran los sentimientos de ese tal Robert, seguramente estaba enamorado de Tonks y ahora se le hacía muy fácil llegar y pedirle que se casara con él, ¡acaso no se daba cuenta de que Tonks lo amaba a él! ¡Y que no tendría ninguna oportunidad con ella!

-Pero eso es lo que tú querías, ¿no es así, ¿no te encargaste de repetirle que buscara a alguien más porque ustedes no tenían un futuro juntos?- por primera vez en su vida, la voz de su corazón era la única que podía escuchar, por primera vez, su razón parecía carecer de los argumentos necesarios para convencerlo de que eso era lo mejor, por primera vez, Remus John Lupin supo que escucharía a su corazón sin importar lo que pudiera pasar.

-No te voy a perder Tonks-.

Por cierto, como no creo verlos antes de que finalice el año, les deseo a todos un:

¡¡FELIZ AÑO NUEVO!