Despiértame cuando el dolor se acabe

Capítulo 3

Camino por el interminable laberinto. Estoy cansado pero no puedo detenerme, no tengo mucho tiempo. Las sombras ya han cubierto casi todo el lugar. Es más difícil ver donde camino y ver lo que hay dentro de las puertas pero eso no impide que siga buscando.

Hay otra puerta en frente. Solo espero que no sea un recuerdo, ya he visto demasiados. Camino hacia ella. Es una puerta grande, más grande que las demás. Por lo que puedo ver creo que es de oro con grabados de plata. No sé si son jeroglíficos, no puedo verlos muy bien. Me quedo unos momentos pensando si debía abrirla pero por fin me decido.

Dentro todo estaba iluminado. No había ni un rastro de sombra, algo que me sorprendió mucho. Era una habitación grande. Al final había una especie de balcón por donde entraban los rayos del sol, supongo que por eso había iluminación. Es Egipto lo que se ve desde ahí. Todo esto me hace pensar una cosa... esta es la verdadera habitación mental de Yami. Este lugar solo podía pertenecer a un faraón.

Camino un poco y miro los alrededores. Todo es hermoso. Oro, plata y joyas adornan las paredes y algunos jeroglíficos también. Miro atrás y mis ojos se abren en impresión. Había alguien descansando en la enorme cama. Será Yami? Y si solo es un truco? O una trampa? Estas preguntas pasaban una y otra vez por mi mente mientras me acercaba cada vez más. Estaba nervioso y sentía un poco de temor.

Por fin puedo ver de quien se trata... era Yami. Pero se veía un poco más...pequeño. Era un niño, de unos 5 años. Esto es un recuerdo entonces? Me quedo quieto unos minutos, esperando que algo pase. Todo sigue igual, no hay movimiento en ninguna parte. Decido que lo mejor es despertar al pequeño y ver qué pasa. Solo espero que no sea una trampa.

-Yami... Yami despierta- le dije mientras intentaba despertarlo. No pasó mucho tiempo antes de que el chico abriera sus ojos. Un pequeño bostezo escapó de su boca. Miró a los lados hasta que su mirada se encontró con la mía. Al parecer se asustó porque empezó a alejarse de mí como si yo fuera un monstruo o algo así.

-Yami... todo está bien, no voy a lastimarte- le dije. Puedo ver su inseguridad mientras me miraba tímidamente. No me recuerda, tal como me dijo Ishizu. -Tenemos que salir de aquí. Quieres irte de este lugar?- le pregunté esperando que su respuesta fuera afirmativa. Aunque en realidad nunca esperaba lo que haría después.

Me miró por unos momentos y de repente se lanzó hacia mi y me abrazó con fuerza mientras asentía contra mi pecho. Al parecer sí quería irse de ahí. Supongo que no es muy agradable para él estar aquí completamente solo. Aunque yo esperaba un poco más de resistencia por su parte.

Poco a poco me fui separando del abrazo hasta quedar de nuevo mirándolo.

-Salgamos de aquí- le dije antes de levantarme y caminar hasta la puerta. Yami me siguió y no pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro. Ahora solo había que salir de ahí y todo volvería a ser como antes. O por lo menos eso es lo que esperaba.

-No te separes de mi, está bien?- le pregunté. El pequeño asintió mientras se acercaba a mi un poco más. Al ver lo que hacía decidí que lo mejor era tomarlo de la mano para estar más seguro de que no lo perderé en el camino de regreso. Se sorprendió un poco al sentir mi mano sobre la suya pero no se separó.

Aunque ya encontré a Yami, aun no me siento muy seguro. No creo que esto sea tan fácil como lo ha sido hasta ahora. Habían trampas y recuerdos, pero eso no fue muy díficil de superar. Presiento que aun falta lo peor.

Pero por ahora no puedo preocuparme por eso. Ahora lo único que tengo que pensar es en cómo salir de aquí. Supongo que una de estas puertas es la salida. Pero son demasiadas. Cómo saber cual es la correcta?

Oigo un pequeño sollozo... era de Yami. Miro al pequeño con preocupación. Al parecer intenta esconderse detrás de mi. Pero, por qué? Puedo ver el temor en su rostro y sus ojos solo miran hacia una dirección.

-Yami, qué pasa?- le pregunté. El chico solo alzó su dedo y señaló hacia adelante. Con mi vista seguí la ruta señalada y sentí como mis ojos se abrían en impresión. Yami estaba ahí. No traía ropas extrañas como las que traía el pequeño que estaba a mi lado. Sus ropas eran las mismas que había usado la última vez que lo vi consciente.

-Yami, eres tú?- pregunté mientras me levantaba. Iba a acercarme pero el pequeño tomó mi mano mientras negaba varias veces con la cabeza. Lo miré confundido. No sabía qué hacer. No podían haber dos Yamis, cierto? Y eso solo significaba que uno de los dos era...

-Yugi- miré hacia adelante al escuchar mi nombre. Al parecer Yami sí me recuerda... pero Ishizu me había dicho que él no me recordaba. Entonces ese no es el verdadero Yami? No sé qué hacer, estoy muy confundido.

De pronto, el pequeño Yami se separa de mi y se aleja corriendo.

-Yami, espera!- grité pero ya era tarde. No habías señales del chico. Miré hacia adelante nuevamente pero el otro ya no estaba. Todo había sido una trampa. Una trampa para alejarme del verdadero Yami, y al parecer funcionó.

Tengo que encontrarlo. No me queda mucho tiempo.

Camino por los interminables pasillos. Yami podría estar en cualquier parte de este laberinto.

Me encuentro de frente a una de las puertas. Esta es de metal y no tiene nada en especial. Ni jeroglíficos ni oro... nada. La abro con cuidado, no sé que puedo encontrar dentro.

Al parecer está vacía. Miro en todas direcciones y encuentro algo en el piso. Es un niño... Yami. Está asustado, lo sé por su posición. Sin embargo, me está dando la espalda. Eso no me da mucha confianza.

-Yami, eres tú?- pregunté un poco temeroso. El pequeño fue volteandose poco a poco.

-No exactamente- me dijo mientras sonreía. Sus ojos eran diferentes, no eran los mismos del pequeño que había estado a mi lado hace unos momentos.

De pronto, una fuerza invisible me empujó fuera del lugar. La puerta se cerró de golpe. No hice nada por algunos minutos. Tengo que admitir que ahora sí tengo miedo. Pero no puedo rendirme... simplemente no puedo.

Me levanto del suelo y miro la puerta frente a mí. Luego de esto me alejé de ahí.

Caminé y caminé. Ya estoy muy cansado pero no me detengo.

Siento que camino en círculos. Pero no puedo estar seguro porque todo este lugar es igual. Ya las puertas no tienen ninguna diferencia. Son todas de metal.

Pero por fin llego a un lugar diferente. Recuerdo este lugar. He estado aquí antes, con Yami. Esta es la salida!

La puerta al final es la salida, la recuerdo muy bien. Pero... aun necesito encontrar a Yami. Un suspiro escapa de mi boca... esto aun no ha terminado. Miro al frente nuevamente... no puedo creer lo que veo. Es Yami... esta vez trae puesta la bata del hospital.

-Tú hiciste esto- Lo miro sorprendido. -Tú hiciste esto- Repitió. Esta vez me mostró su muñeca. Ahora sé a qué se refería.

-Lo sé- contesté. Sé que este no es Yami. Estoy seguro de eso.

-Todo esto es tu culpa!- Cierro mis ojos por unos momentos intentando cubrir la lágrimas que ya empiezan a amenazarme.

-Eso ya lo sé- respondí intentando mantenerme calmado.

-Acaso no te importa?- me preguntó.

-Por supuesto que me importa... pero ya no puedo hacer nada para cambiar mis acciones pasadas- No voy a caer en su trampa. Es cierto que me siento culpable y que quiero llorar, pero ahora no puedo hacerlo.

-Creí que me amabas- Este comentario sin duda me sorprendió. Pero intenté no demostrarlo.

Oí pasos que se acercaban. No me moví. No hice nada.

-Yo también te amo- Alzé mi vista y miré al joven frente a mí. Estaba muy cerca. Casi podía tocarme. Sin embargo, su último comentario solo sirvió para convencerme más de que él no era el verdadero Yami.

-Aléjate de mi- le dije. Pude ver su sorpresa la cual fue reemplazada por dolor.

-Qué dijiste?- me preguntó.

-Lo que oíste. Aléjate. Ya sé que tú no eres Yami. No me engañarás esta vez- contesté con decisión. -Por qué no entiendes de una vez? No importa lo que hagas, Yami va a venir conmigo- afirmé.

-Qué te hace pensar eso? Después de todo lo que le has hecho solo esperas que él olvide todo y ya? Él está mejor aquí... conmigo- me dijo. Negué con la cabeza varias veces.

-Eso no es verdad. Ahora quiero que te vayas y nos dejes en paz!- exclamé.

-Él no va a ir contigo- Después de decir esto, el joven desapareció.

No pude evitar lo que hice luego. Caí de rodillas y empezé a llorar. El sentimiento de culpa era demasiado grande para ignorarlo.

No sé cuanto tiempo pasó pero ya no me importaba. Las lágrimas seguían cayendo y yo no hacía nada para detenerlas. De pronto, siento una mano en mi mejilla. Alzo mi vista y me encuentro con inconfundibles ojos carmesí. Era el pequeño Yami. En su rostro había una sonrisa.

-Quieres salir de aquí?- le pregunté. El pequeño asintió. Esta vez sentí como una sonrisa se dibujaba en mi rostro. Me levanté y tomé la mano del pequeño. -Entonces, qué estamos esperando?- le dije.

Estaba feliz. Por fin vamos a salir de aquí.

Camino hasta la puerta y sin ninguna duda la abro. Una luz cegadora apareció y me obligó a cerrar mis ojos. Al abrirlos, me encontré de nuevo en el hospital. Yami aun estaba en la cama, inconsciente. Sentí como mis esperanzas se derrumbaban. Había sido un sueño?

Bajé mi mirada mientras intentaba no llorar. De pronto, oí un gemido. Miré a Yami esperando que sucediera algo.

Sentí que el aire me faltaba al verlo abrir sus ojos.

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Magi Girl: aquí termina este capítulo. Espero que les haya gustado. Claro que aun faltan algunos capítulos... bueno en realidad solo faltan dos capítulos.

Gracias por sus reviews!

Nos vemos luego

Ja ne!