Despiértame cuando el dolor se acabe
Capítulo 4
-No puedo creerlo, las posibilidades eran casi nulas- habló el médico. Yugi solo sonrió. Yami ya estaba bien, aunque ahora estaba durmiendo. -"Fue un largo viaje, debe estar muy cansado"- pensó el chico.
-Cuando podrá irse?- preguntó Joey.
-Si sigue así, mañana mismo- respondió el hombre. El rubio asintió. En verdad se notaba el cambio en el faraón. Ya no estaba tan pálido ni necesitaba la máscara de oxígeno.
-Me alegra que todo haya salido bien- habló Ishizu. -Yugi, puedo hablar contigo un momento?-
-Sí, claro- contestó el chico mientras salía de la habitación junto a la joven.
-Qué pasó cuando estabas ahí?- preguntó.
-Pues... tuve que ver muchos recuerdos, además de que las sombras... se hicieron pasar por Yami para engañarme. Primero me separaron de él. Luego, cuando ya había encontrado la salida, intentaron convencerme que él estaba mejor ahí, con ellas. Por un momento lo creí- explicó el chico.
-Las sombras son engañosas- habló la joven.
-Lo sé. Intentaron jugar con mis sentimientos. Al principio creí que todos esos Yamis eran reales. O tal vez eran parte de algún recuerdo. Pero eso no puede ser, por que todos formamos parte de nuestros recuerdos. Si no fuera así habría miles de nosotros. Fue así como me di cuenta de que solo podía haber un Yami. Y los recuerdos que vi al abrir esas puertas, son solo eso... recuerdos. Los recuerdos no pueden personificarse, porque en realidad solo están en nuestra mente-
-Veo que aprendiste mucho- le dijo Ishizu.
-Demasiado- afirmó Yugi. -Pero... aunque todo eso haya sido muy difícil de superar, sé que todavía falta lo peor. Eso va a ser lo más difícil de todo-
-Solo dile la verdad... él entenderá-
-Eso espero- susurró el chico.
-Bueno, yo ya tengo que irme. Espero que todo salga bien- le dijo.
-Yo también... nos vemos luego- contestó el pequeño. Se sentía nervioso. Muy pronto tendría que explicarle todo a Yami. –Sé que nuestra relación jamás será la misma de antes. Lo he arruinado todo… No lo entiendo, se supone que si uno ama a alguien lo único que quieres es ver a esa persona feliz, aunque no sea con uno… pero yo…-
-Yugi- interrumpió el rubio. El chico lo miró interrogante. –Yami ya despertó- El pequeño no dijo nada, solo dejó que un suspiro escapara de su boca. Sin querer hacerlo caminó hacia la habitación en donde se encontraba su yami. –"Por lo menos ahora sé que va a estar bien"- se dijo intentando animarse, fallando miserablemente. –"A quien quiero engañar? No podría vivir sabiendo que Yami me odia"-
Después de varios segundos llegó hasta el lugar, entró despacio, no tenía prisa. Quería ver a Yami, pero tenía miedo de saber qué sentía el joven ahora.
Yami estaba sentado a un lado de la cama, sus piernas se balanceaban en el borde ya que sus pies no llegaban a tocar el piso, debido a la altura de la cama. Sus ojos no demostraban ninguna emoción, no miraban nada en especial. Al parecer Yami estaba perdido en sus pensamientos.
Yugi se acercó con cautela, no queriendo asustar al joven. Llevó una de sus manos hasta el hombro del ex faraón. Y como era esperado, el cuerpo de este se tensó al instante.
-Yami, estás bien?- preguntó el más pequeño con preocupación. Yami, por su parte, se quedó inmóvil por unos momentos. Y justo cuando Yugi iba a hablar de nuevo, el joven alzó su mirada, hasta encontrar sus ojos con los del otro chico. Sin embargo, Yugi no esperaba lo que vería en esos ojos. No había odio ni enojo, solo… confusión.
-Yami, qué pasa?- habló de nuevo. El faraón parecía no reconocerlo. O tal vez solo fingía no hacerlo. –"Pero, por qué haría eso?"- se preguntó el pequeño.
Yami no contestó la pregunta del chico. Solo lo siguió mirando, esta vez moviendo su cabeza a un lado en una pregunta silenciosa.
-Algún problema, joven?- interrogó el médico haciendo notar su presencia en la habitación.
-Yami… parece no reconocerme- contestó el pequeño.
-No se preocupe, eso es normal- le dijo el hombre. Yugi lo miró confundido. –Por lo general, cuando se despierta después de haber estado en coma, el paciente presenta un leve caso de amnesia. Pero es solo temporal, se le pasará en una o dos horas- explicó el mayor. Esta vez Yugi asintió indicando que ya había entendido.
-Pero ya está bien, verdad?- preguntó.
-Sí, por supuesto. Creo que ya no hay necesidad de que se quede aquí esta noche. Le daré de alta ahora mismo- comentó el hombre.
-Está bien, gracias por todo-
-Estoy para servirles- contestó el médico antes de salir de la habitación.
Yugi se quedó inmóvil durante algunos minutos. No sabía que hacer. Yami tampoco se movió, su mirada estaba perdida en el vacío nuevamente. El más pequeño solo se limitó a mirar al otro joven en silencio. No había nada que decir ahora. Después de todo Yami ni siquiera sabía quien era él.
-"Sería más fácil si no me recordara… Así podríamos empezar de nuevo"- pensó Yugi. –"Pero cuando recuerde todo…"-
-Yugi- Esta vez fue Kaiba quien interrumpió los pensamientos del pequeño. –Ya pueden irse-
-Gracias Kaiba, por todo- agradeció el chico mientras sonreía con tristeza.
-No deberías estar triste. Ya conoces al faraón. No importa lo que hagas él siempre está dispuesto a perdonar, sobretodo si se trata de ti- le dijo. El chico solo lo miró sorprendido, jamás pensó que Kaiba pudiera hablar así. Yami, por otra parte, solo miraba la escena confundido. No entendía nada de lo que pasaba.
-Será mejor que te apresures si quieres que te lleve a tu casa- habló el castaño. El pequeño asintió, antes de mirar a Yami nuevamente.
-Necesito que te cambies de ropa- le dijo Yugi. El faraón lo miró por unos momentos antes de asentir.
Después de varios minutos, Yami y Yugi ya estaban listos para salir del hospital. Kaiba los estaba esperando afuera. Yugi dejó que Yami entrara a la limosina primero, luego entró él. Esto dejó al pequeño en el centro.
Yami no había dicho una sola palabra. Estaba confundido. Recordaba algunas cosas pero no lo suficiente para saber quienes eran las personas que lo acompañaban ahora. Pero los recuerdos no se detenían. Iban y venían cada segundo. El rompecabezas estaba a punto de resolverse.
Pero por alguna razón no quería recordar. No quería saber qué había pasado antes. Pero no podía evitar los recuerdos que aparecían en su mente.
Veía al chico que estaba a su lado, gritándole y a veces pegándole. Sentía el dolor y la tristeza que esto le causaba a su yo del pasado. Pero eso no fue hace mucho tiempo, podía sentirlo.
De pronto, los recuerdos adquirieron sonido. Ahora podía escuchar todo lo que pasaba. Y eso fue suficiente para hacerlo recordar todo…
-Muchas gracias por traernos- agradeció el chico. Kaiba solo asintió. –Vamos Yami- le dijo Yugi al joven que estaba a su derecha.
Ambos jóvenes salieron de la limosina. Sin embargo, uno de los dos no estaba contento con la idea de llegar a casa.
Yami no sabía que hacer. No quería entrar a su antiguo hogar. Sabía que una vez que estuviera adentro, todo volvería a ser como antes. Yugi lo usaría como un esclavo nuevamente, además de que estaba seguro que recibiría un gran castigo por haber hecho lo que hizo.
No quería que eso pasara. No quería seguir viviendo así. De hecho ahora ni siquiera quería vivir. Tenía que irse de ahí. No podía quedarse.
Miró a Yugi. Este estaba muy ocupado buscando las llaves que abrirían la puerta. Esta era su oportunidad.
Aunque en realidad no quería dejar a Yugi. A pesar de todo lo que había pasado, sus sentimientos hacia el pequeño no habían desaparecido. Pero Yugi había cambiado tanto.
-"Él está mejor sin mi… Todo es mi culpa. Todo lo que pasó fue por mi culpa. No puedo creer que no me haya dado cuenta antes"- pensó el faraón. –"Lo siento Yugi, sé que todo es mi culpa. Pero yo no puedo vivir sin tu amor"- Por un momento pensó que lo había dicho en voz alta, pero no fue así. Fue solo un pensamiento que no se atrevía a decir.
Miró la calle que se encontraba a su derecha. Yugi ya había encontrado las llaves pero ahora estaba ocupado intentando abrir la puerta. Miró a Yugi, sabiendo que esta sería la última vez que lo vería. Sintió las lágrimas, que ya amenazaban con caer. Cerró sus ojos y los abrió de nuevo.
Miró a Yugi nuevamente. Sintió como sus pies daban pasos hacia atrás, lentamente. Yugi pareció no notarlo. O simplemente no le dio importancia. En solo segundos apartó la vista del chico en frente suyo y se concentró en las oscuras calles. Sin pensarlo dos veces, empezó a correr, alejándose del lugar rápidamente.
Lo último que escuchó fueron los gritos del pequeño a quien amaba, los cuales le pedían que regresara. Pero no iba a obedecer, no esta vez…
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Magi Girl: bueno, hasta aquí dejo este capítulo. Solo uno más y ya se termina.
Espero que este capítulo haya contestado todas sus preguntas. Si no es así solo díganlo y yo les responderé personalmente n.n
Gracias por sus reviews!
Ja ne!
