ABISMO

Nota de la autora:

He tardado en subir este capitulo por ciertos problemitas nnU (Uds. perdonarán), pero creo que el capitulo quedo un poco decente. Sin más que decirles les dejo con el fic. Ojala les guste.

Agradecimientos: A Namida no Yuka y a Erekhose por sus review n.n (Este capitulo dedicado a Uds. dos nishas hermosas nn) y a los que hicieron el favor de leer mi fic (hayan o no dejado review). Besos.

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kurumada-sensei.


Capitulo 3

Demuéstrame Amor

Acaba de dejar de llover no hace mucho. Ese día era especial a pesar de que estuviera lloviznando. Ese día, su mejor amigo le confesaría sus sentimientos a su amor imposible.

En verdad estaba feliz, imaginando a su ariano amigo en brazos de Saga. Una sonrisa vacía se dibujo en sus labios. Él comprendía a la perfección los sentimientos de Mu; sabía lo que era estar enamorado sin saber si aquella persona te corresponde o no. Su corazón se agito al pensar en aquella persona que traía dando vueltas su corazón.

Un suspiro escapo de sus labios, mientras un leve rubor adornaba sus blancas mejillas. Ese hombre lo traía loco. Y no lo culpaba, era, simplemente… hermoso.

Dejando a un lado todos aquellos pensamientos, continuó bajando los escalones, uno por uno, lentamente. Quería saber que era lo que había pasado, tenía demasiada curiosidad –cosa que no podía evitar-. Su caminata por los escalones hacía el tercer templo (que era el lugar en el que estaría Mu de haberse liado con Saga) se le hizo demasiado corta. Pronto vio el majestuoso templo de Géminis frente a él.

Se detuvo a unos cuantos pasos de la entrada. Trago saliva, nerviosamente. Tenia nervios al pensar que aquella persona le recibiría con un caluroso "Hola, Shaka", provocándole un paro cardiaco al verlo sonreír como sólo él sabía hacer, perdiéndose en sus hermosos esmeraldas. Lo amaba demasiado.

Esperanzado con verlo al menos, y cruzar una que otra palabra con él, se adentro al templo a paso lento, sin hacer ruido. El templo se veía extrañamente silencioso y oscuro. Extraño.

Siguió caminado por el interior del templo, buscando alguna señal de vida, pero nada. Más de pronto, tras de un pilar, noto una sombra, una sombra que se le hizo demasiado familiar, por lo mismo… sintió curiosidad.

Apenas se iba a acercar, cuando aquella extraña sombra le sale al paso, asustándolo.

- ¿Necesitas algo, Shaka?- pregunto una ruda voz.

- ¿Saga?- pregunto, confundido. El aludido asintió en respuesta, mientras salía de entre las sombras, arrancándole un suspiro de alivió a Shaka. - ¿Qué hacías aquí, solo¿Y Mu?

Notó como la dura mirada de Saga, se suavizaba y le dejaba mostrar una profunda herida. Notó una leve chispa de dolor centelleando con cautela, esperando no llamar la atención. Una marcada expresión de tristeza entremezclada con remordimiento se reflejaba en su rostro. Era dolorosamente evidente que estaba destrozado. Pero…

¿Por qué?

- Mu… ha de estar en su templo – sus puños se cerraron con rabia. Su mirada estaba dirigida al suelo, conteniendo las ganas de llorar de un momento a otro, evitado así cualquier contacto visual con el rubio. Por lo mismo, no notó como Shaka alzaba, contrariado, una ceja.

- ¿Cómo¿No se quedo contigo?

Fue entonces que la verde y centelleante mirada de confusión de Saga se alzó para capturar la mirada cielo de Shaka, que permanecía sobre él. Se analizaron mutuamente, intentando encontrar una verdad…

No hallaron ninguna…

- No – respondió al fin el guardián de aquél templo – Se fue… - una solitaria lágrima rodó por su cálida mejilla, quedando a medio camino de caer al piso, y desapareciendo lentamente. Shaka se quedo pensativo, ignorando el hecho de que aquél hombre frente a él, lloraba silenciosamente.

- Bueno – murmuro finalmente, después de unos segundos, tiempo suficiente para que Saga se secará sus fugitivas lágrimas. – Entonces iré a verle – prosiguió. No evitó recorrer con la mirada aquella parte del templo. – Por cierto, Saga...

- ¿Eh¿Qué ocurre?- en su voz había curiosidad, secándose discretamente una última lágrima.

En las blancas mejillas de Shaka apareció un intenso rubor, mientras que sus labios parecían querer decir algo pero de ellos, ni un solo sonido salía. Sus manos estrujaban suavemente la orilla de su traje, mientras que en su mente, intentaba formular la pregunta, apareciendo en su mente la imagen de aquella persona que tanto le cautivaba y le hacía suspirar, aquella donde él aparecía con una intensa mirada, dirigida únicamente a él. Intentando librar su mente de esos pensamientos, e intentar soltar su lengua y así hablar, pregunto:- ¿Y… donde esta… Kannon?

El peliazul tardo en procesar la pregunta. Cuando reacciono a aquel nombre, su expresión en el rostro se volvió furia.

- ¡NO SE NI ME IMPORTA¡POR MI QUE SE MUERA!- grito, totalmente rojo de furia, dirigiéndose a lo que al parecer era su habitación. Un estruendoso golpe llego a sus oídos. Saga se había encerrado.

- ¿Qué demonios fue eso?

Ignorando aquella demostración de ira, se encamino con dirección al primer templo con dos preguntas en mente, y aunque no tenían una forma entendible, intentaba comprender…

En todo el camino, intento buscar respuesta a aquellas incógnitas. Jamás les halló solución. Tampoco pudo sacarse de la cabeza, los hermosos ojos de Saga que tanto se parecían a los de su amor. Pero claro, los de Kannon eran mucho más hermosos y brillantes.

Entonces se dio cuenta de que no podía evitar sentir envidia y, ciertamente, odio contra todas las personas con las que el joven había llegado a estar. Mujeres y hombres, eran todos iguales. Quería ser él el único que le satisfaga sus deseos; el único que pudiera estar con él compartiendo el mismo lecho por las noches; el único capaz de sentir su calor abrazando su cuerpo, recorriéndolo completamente, reconociendo su cuerpo como de su propiedad, y él no se lo negaría.

Cuando se dio cuenta, ya estaba frente a la entrada del primer templo. Tan majestuoso como el tercero, rompiendo de tajo la brisa que recorría el santuario; pero no pudo evitar sentir que su cuerpo se tensaba y se encaramaba en aquel escalón en el que ahora observaba fijamente la entrada del templo. Fue como si una fría mano apenas si tocara su espalda, dándole una sensación de inseguridad. Pero…

¿Por qué tendría inseguridad de entrar en el primer templo, si sólo iba a hablar con su amigo?

Aquella pregunta se perdió entre las ideas de su cabeza, siendo olvidada instantes después. Ahora sólo se preocupaba por saber como estaba Mu, para así intentar aliviar un poco su pena y dolor, dejarlo desahogarse de cualquier cosa que le hubiera hecho sentir mal.

Encaminando sus pasos hacía la entrada, su mirada se fijo en la negrura que se distinguía dentro del templo. Y ahí permaneció, estática hasta que comenzó a adentrarse en ella. Entró al primer templo. Su mirada recorría con minuciosa curiosidad cada parte, cada rincón, en cada sombra, intentando encontrar a un sollozante Mu, sentado en el suelo, abrazando sus piernas esperando su llegada, y así echarse a llorar en sus brazos. Pero no lo encontró.

- Ha de estar en su habitación, - se dijo de pronto- no lo he buscado ahí…

Y, poniendo en acción sus palabras, camino confiadamente hacía lo que era la ya conocida habitación del sensible ariano. Camino el conocido trayecto hacía aquella pieza en la que se la pasaban hasta muy tarde hablando de trivialidades, riendo, o simplemente no haciendo nada. Una sonrisa apareció en sus labios, si, es cierto, hacía mucho que eran buenos amigos.

El pasillo estaba impregnado de una suave esencia de lavanda, que endulzaba tiernamente los sentidos, para así relajarlos. Y en los frisos que sobresalían por la parte superior de la pared, estaban colocados pequeños fanales para así iluminar todo el lugar, mientras que sus delicados rayos luminosos, vanamente trataban de alejar un poco las penumbras que reinaban en los más recónditos rincones del pasillo. Un poco más adelante, después de unos 10 pasos, se observaba la puerta de la pieza de Mu.

Aún no estaba frente a la puerta, cuando notó que esta estaba entreabierta. Por aquella abertura se podía observar la luz que despedía la habitación, y también, a través de ella se colaban las voces de los que la ocupaban en ese momento, llegando así a los oídos del rubio.

Inmediatamente, identifico como a Mu, el dueño de una de las voces, pero¿Quién estaba con él? Ya era un poco tarde como para que alguien estuviera ahí (aparte de él), pero apenas iba a asomarse a ver con quien estaba, una voz familiar lo alerto, bajándole todas las defensas y provocando que sus mejillas se tornaran de un bonito carmín.

- Oh! Perdona… me tome la molestia de cambiarte…

- No hay problema… gracias por tu ayuda Kannon…

Ese nombre. Nadie sabía como ese nombre lo emocionaba y hacía su corazón latir fuerza, haciéndole creer que se le saldría en uno de sus palpitares.

Entonces una pregunta llegó a su mente y rozo sus labios ¿Qué hacía Kannon ahí?

Siendo sigiloso, se asomo por la abertura de la puerta, permitiéndose así el poder ver que ocurría dentro de la habitación. Un enorme sonrojo se apodero de sus blancos pómulos, mientras que sus ojos e posaban en la hermosa figura de Kannon, sentado junto a la cama de Mu. Ambos hablando tranquilamente.

Estaba a punto de ponerse de pie y adentrarse a aquella habitación, cuando vio como Kannon se sentaba demasiado cerca del pelilila.

- ¿Kannon?- oyó que decía Mu, sorprendido, pero fue silenciado por un aperlado dedo en sus labios, ese mismo dedo, delineó con lentitud los mismos.

- Me gustas Mu… me gustas mucho…

En ese momento, su corazón se rompió en miles de pedazos que se mezclaban con sus silenciosas lágrimas, mientras que sus ojos seguían expectantes a lo que sucedía ahí dentro.

Vio como aquel que tanto había amado acercaba su rostro al que fuera su mejor amigo, sellándolos en un tierno beso, que trasmitía todos aquellos sentimientos que él hubiera deseado demostrarle. Después de unos instantes, lo que llegó a durar aquel beso, vio como Kannon observaba fijamente los párpados del ariano.

- Mu, mírame por favor… - le insistía, pero tal parecía que Mu no cedía ante sus peticiones, pero de pronto, le obedeció y alzó lentamente sus parpados - dime que ya no sientes nada por Saga… dime que ya no sientes amor por él… Mu, dime que ya no hay amor…

Y como si acabará de salir de un trance, aquellas palabras fueron lo que colmaron sus lágrimas y los trozos que aún permanecían de su corazón.

De un solo movimiento, Shaka se levanto del suelo, sin siquiera darle una última mirada a lo que hacían el gemelo de Saga y Mu; corrió fuera del templo, tropeando de vez en cuando a causa de la oscuridad del mismo. Cuando salio, ni cuenta se dio que la lluvia había tomado intensidad, y que ahora golpeaba, inclemente su espalda y rostro, confundiendo así sus lágrimas con aquellas divinas gotas

Corrió como nunca antes había corrido… corría desesperadamente a pesar de la lluvia. En realidad, no le importaba mojarse… no… no después de haber escuchado aquello…

Sus rubios cabellos volaban con el recalcitrante viento, mientras que se sus hermosos zafiros, miles de lágrimas cristalinas se vertían…

Estaba destrozado…

Su mente estaba totalmente en blanco, ya ni cabía ni un solo pensamiento a causa del dolor, ya no razonaba ni nada, sólo deseaba olvidar todo aquello que sentía y sentirse hipócritamente libre de cualquier dolor.

Cuando se dio cuenta, apenas estaba llegando al tercer templo, un sentimiento de desolación lo embargo cuando lo vio, pero a pesar de ello, no dejaba de correr hacía él.

Ya estaba dentro del templo cuando por fin su carrera fue detenida por su torpe caída, en la que sus piernas se doblaron de tal forma que no pudo continuar. Fue en ese momento que se dejo llorar como nunca antes hubiera hecho. Sus cálidas lágrimas se deslizaban tiernamente por sus mejillas, marcando su camino, hasta llegar al mentón, donde después de juntarse, caían pesadamente al piso; dejando así una huella indeleble.

Sus manos cubrían, tímidas, su rostro, intentando retener ahí sus traviesas lágrimas traicioneras. Sus mejillas rojas de coraje; una expresión de profundo dolor marcado en su rostro. Fue en ese momento cuando algo le distrajo su atención. Un sonido lejano, parecido a pasos. Aguzó su oído e intentó descifrar que eran esos sonidos.

Si, eran pasos.

- ¿Quién?- oyó una profunda voz, con cierto dejo de desconcierto, a su costado.

Con un poco de pesadez, volvió su mirada hacía un costado para ver quién venía, entonces notó la estupefacción delineada en las facciones de Saga de Géminis.

- ¿Shaka? - este cabeceo en respuesta.- ¿Estas bien?- pregunto al verlo ahí, a unos cuantos pasos de él, sentado y con sus manos cubriendo su rostro lleno de cristalinas lágrimas de dolor. No dudo en acercarse.

- No – gimió Shaka.

- ¿Qué?

- No te acerques… - volvió a gemir.

- ¿Qué te ocurre¿Por qué lloras?- pregunto, un tanto preocupado, mientras seguía acercándose.

- ¡No te acerques!- exclamo mientras expulsaba parte de su poder, provocando una ráfaga de aire que casi tiró a Saga de espaldas al suelo.

- ¿Shaka?

Al caer en el suelo (ya a voluntad) y sentarse, pudo ver con más claridad el rostro de Shaka. Al verlo inmerso en ese salado mar de lágrimas, sintió su corazón oprimirse salvajemente contra su pecho, dejándole una sensación de profundo vacío. Tuvo la necesidad de acercársele y consolarle entre sus brazos, de acariciar sus delicados cabellos dorados, y secar dulcemente sus lágrimas.

Pero algo le impedía realizar aquello…

Sólo una pequeña cosa...

Un pensamiento… o más bien, una imagen…

La imagen de Mu, con sus mejillas teñidas de rosa, mientras sus labios delineaban las palabras "Me gustas mucho"… y después de esos, sus lágrimas… sus pequeñas y dolorosas lágrimas surcando su rostro… un pulsante dolor oprimió su corazón…

Pero ahora, pasaba algo…

Shaka se alzó de donde estaba, y aún con los ojos rojos y lagrimosos, se acercó a Saga, que ya se había levantado, para acertarle un duro golpe en la mandíbula.

- TODO ES TU CULPA – le grito, mientras algunos mechones rubios se obstinaban a cubrirle la cara.

- ¿De que hablas?- articulo, dolorosamente, mientras colocaba su mano izquierda sobre el golpe que había recibido.

Y aunque parecía tener toda la intensión de escupirle en la cara todo aquel dolor que había sentido cuando vio a su mejor amigo con la persona que más amaba, su fuerza terminó traicionándole, provocando que las piernas se le doblaran contra su voluntad, precipitándose así hacía adelante, sólo para caer entre los brazos de Saga; aferrándose a su camisa y llorando de nueva cuenta.

- Kannon… - gimió su nombre mientras hundía su rostro en aquel varonil pecho que tanto le recordaba al de su amor. Y así, ese nombre lentamente fue desapareciendo de las paredes de su corazón, dejando una lastimera cicatriz, para así esperar el momento de desaparecer definitivamente.

- Tranquilo… cálmate, por favor… - susurró, embriagado por el dulce aroma de incienso impregnado en las rubias hebras que cosquilleaban en su mejilla.

Algo dentro de Saga estaba cambiando. Aquella dulce imagen que tenía de Mu, lentamente fue desplazada, quedando en el olvido…

Ahora ya nada sería como antes…

Ahora un nuevo sentimiento estaba tomando terreno sobre su corazón, sintiéndole saltar de alegría y regocijo al saber quien descansaba en ese momento entre sus brazos, llorando.

Después de unos instantes, las incesantes lágrimas del rubio fueron lentamente reducidas a recuerdos, mientras que sus labios se torcían en una pequeña sonrisa al aspirar el aroma que exudaba aquel cuerpo tan acogedor que lo protegía. Sus blancas manos se aferraron infantilmente a los brazos del gemelo, quién rodeo con ellos su esbelta cintura.

En ese momento, cuando sus respiraciones comenzaron a tornarse raquíticamente lentas, los latidos de sus corazones se fueron amoldando a un mismo ritmo, cada uno más pausado que el anterior… armonizando en uno solo…

Al darse cuenta de ello, tanto Shaka como Saga se sonrojaron tímidamente mientras unas tontas sonrisas se dibujaban poco a poco en sus facciones.

Shaka, lentamente, fue alzando su mirada hasta que esta, inevitablemente, se topó con la de Saga, que le miraba atentamente, con un extraño brillo atrayente en ellos que los hacían, simplemente más hermosos aún…

Entonces creyó comprender…

Con suma lentitud, el rubio fue acercando su rostro al del tercer guardián cerrando sus párpados mientras más corta se hacía la cercanía. Saga se quedo estático, no hizo un solo movimiento, se había quedado observando con cierta fijación aquellos sonrosados labios que se aproximaban lentamente hacía los suyos… no evito cerrar los ojos y entreabrir un poco sus labios, tal vez para decir algo; pero eso ya no tuvo importancia…

Los labios de Shaka habían aprisionado los suyos, con un profundo toque de ternura y cariño. Con suavidad comenzó a mover sus labios, masajeando a los del gemelo, mordiendo levemente el inferior. En ese momento, sintió su beso ser correspondido tímidamente.

Saga estaba confundido con todos aquellos sentimientos que comenzaban a aflorar en su corazón. Ahora sentía la necesidad de aferrarse a la calidez de la esbelta figura de Shaka, que ahora se acomodaba entre sus brazos de forma sutil y tranquila. Pero aquella confusión aumento cuando inconscientemente, Shaka, le transmitió un recuerdo de lo que había visto y oído en el primer templo.

Su corazón se estrujo aún más contra su pecho.

Pero, de pronto, aquel punzante dolor fue aminorando lentamente hasta no quedar nada…

Poco a poco, aquel tierno beso comenzó a tomar intensidad hasta que sus lenguas se enredaron en su frenesí.

Cuando sintieron que sus pulmones se iban quedando sin aire, rompieron el beso de forma violenta. Más sin embargo, sus miradas estaban encontradas, planteándose y respondiéndose distintas preguntas que llegaban a su cabeza, llenándolos de curiosidad.

En los azulados ojos de Shaka se podía leer en su refulgente brillo una petición, provocando que Saga le mirara con duda.

Un suspiro afloró de sus labios, llamando la atención de Saga, que estaba un poco pensativo, preguntándose insistentemente el significado de ese beso.

- Quizá esto no sea lo mejor – dijo de pronto – pero… - entonces, sus mejillas adquirieron un delicioso color bermejo - … quizá nos ayude a olvidar…

Cuando el gemelo comprendió lo que el hermoso rubio le decía, unas motas rojizas se adueñaron de sus aperladas mejillas, haciéndolo lucir terriblemente tierno.

- Yo… no se…

Sus blancas manos, con suavidad, estrujaron la camisa de Saga y con un lento movimiento lo acercó hacía él. Sus sonrosados rostros de miraron fijamente, uno al otro.

- Por favor – pidió Shaka, mientras acercaba su rostro sólo un poco más, hasta que rozó aquellos pálidos labios. Los suyos acariciaron suavemente intentando provocar alguna reacción en Saga. Al ver que no pasaba nada, se separó de él. – Perdóname… se que no debí…

Aquella frase no vio final. Saga la había dejado morir entre sus labios al robarle un tierno beso a Shaka.

- Quizá no sea lo mejor… - repitió el gemelo -… pero es lo que más deseamos… - le regaló una hermosa sonrisa al que sería su amante. Esté le respondió el gesto.

Quizá aquello no era lo mejor, quizá solo era un capricho de su parte… pero deseaban olvidar… deseaban sentirse bien a pesar del dolor que en sus corazones vivía, matándolos lentamente; intentar deshacerse de él. Y aunque sus corazones aún latieran igual de rápido y furioso por aquellos que no respondieron del mismo modo sus sentimientos, intentarían limitarse a verlos ser felices e intentar ser felices juntos… resguardándose mutuamente de todo, amándose apasionadamente hasta que un día, simplemente, el dolor desapareciera de una vez por todas…

Intentarían amarse el uno al otro…

Sus cuerpos desnudos descansaban serenamente sobre el suave colchón, besándose con profunda pasión. Sus lenguas recorriendo tranquilamente el húmedo interior de sus bocas, reconociendo su sabor, memorizando su calor y cada sensación que les embriagaba en ese momento.

Sus manos se movían ágilmente por el abdomen de Shaka, acariciando pausadamente su delicada piel, arrancándole varios suspiros al delinear el contorno del rosado pezón, ahora erecto, hasta torturarlo suavemente. Las blancas piernas de Shaka rodearon la cintura aperlada, sujetándose fuertemente al calor de ese cuerpo que ahora lo sometía contra el colchón.

Los gemidos fueron en aumento cuando la juguetona lengua de Saga se paseo de su cuello hasta su pecho, posándose en el pezón que había dejado olvidado anteriormente. Repitió el mismo procedimiento por el cual había pasado el otro, dejándolo brillante por la saliva.

Las manos de Shaka se perdieron entre el sedoso cabello, cuando Saga se decido de sus piernas alrededor de su cintura y sus labios se posesionaron del erguido miembro, saboreándolo con un suave movimiento de arriba abajo, repitiéndolo varias veces, ignorando el dolor que le producían las manos de Shaka que, inconscientemente le estiraban algunos mechones de cabello a causa de la excitación y el cosquilleo que le embargaba cuando tocaba algún punto sensible.

De pronto, la cálida semilla del hermoso rubio lleno su boca, para después degustarla lentamente, saboreando el dulce sabor de su piel y esencia.

Sus miradas se encontraron de pronto, llenas de pasión y éxtasis, diciéndose miles de cosas por medio de ellas, mostrando aquellos profundos sentimientos que comenzaban a hervir en sus corazones.

- Hazlo, Saga – pidió Shaka, mientras volvía a envolver sus caderas con sus piernas, sintiendo la dureza de aquel pulsante miembro.

Y aunque éste asintió a sus palabras, decidió que lo mejor sería prepáralo. Sin esperar ni un segundo más, lamió un dedo y lo adentró en la virgen entrada, arrebatándole un notorio suspiro.

Con dóciles movimientos circulares comenzó a dilatar la entrada, masajeando el interior con tranquilidad, como si el tiempo no existiera entre ellos. Shaka gemía placidamente, mientras sus manos acariciaban la suave piel que cubría la aperlada espalda de su amante. Después, con cuidado, un segundo dedo se adentro en él para darle un último masaje, dando por terminada la preparación.

Sus dedos fueron hábilmente remplazados por su endurecido miembro, procurando no lastimarlo. Moviéndose armoniosamente en un delicioso vaivén que se alternaba una y otra vez. Primero con calma, lento, para después volverse rápidos y fuertes.

Sus caderas chocaban placenteramente contra las de quién entre sus brazos, temblaba de placer. La cálida esencia del gemelo bañó el interior del rubio, provocándole un sonoro suspiro de placer; mientras él se vaciaba, manchando así su vientre.

Lentamente fue saliendo de su interior, arrancándole un último gemido, para después dejarse caer a su lado, intentando recuperar la respiración. Shaka le imitaba, con sus mejillas teñidas de un exquisito bermejo pálido. Fue entonces que sintió unos fuertes brazos rodeándolo y acercándolo a un cálido cuerpo.

Un cuerpo del cual jamás se podrá quitar su aroma.

Un cuerpo que, sabía, extrañaría en las noches.

Saga apoyó su cabeza sobre la del rubio, dejando escapar un suspiro, mientras que éste correspondía su abrazo. Y así, en esa posición, fueron cayendo lentamente en un tranquilo letargo, descansando sus cuerpos sudados y satisfechos. Respirando sus aromas mezclados que durarían en su piel, sin que nadie pudiera arrebatárselo.

Esperando el momento para enamorarse.


¡Tercer Capitulo UP! Si, si, ya se… me he tardado, pero no se enojen TT bueno¿y que les ha parecido¿Les gusto¿Fue fatal¿Me moriré de hambre algún día si me dedico a escritora¿O que? Déjenme sus review n.n

Al principio, quería hacer un lime, en lugar del lemon de este capitulo, pero no supe como ;o; Así que así quedo esto uu

Y pues si! Esto tbn fue un SagaxShaka nn… aunque ello no estaba en mis planes ¬¬…

Bueno, espero que en verdad les haya gustado el fic n.n y nos vemos hasta otro fic.

Ja Ne! Besos!

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