Title: Procesos
Author: GaBrIeLa
Pairing: Harry/Draco
Rating: R
Summary: AU, slash. No es magia, solo el mundo real. Mas o menos
NOTA: Esta historia ya està terminada. Irè subiendo los otros cuatro capìtulos (si, la historia solo tiene 5 capitulos ¬¬) a la semana (o si tengo muchos reviews, depende de lo que llegue primero ). Algunos lugares son lugares donde yo misma he estado, asi que... no contiene nada de magia o algo por el estilo.
NOTA2: Sé que prometí subir en una semana, pero con todas las cosas que han pasado (plus, no podía bajar los archivos del diskette a la PC con conexion>> lo se, bastante primitivo >. ). Bueno, recien pude subirlos... los 5! ahora solo tengo que editarlos y ya... aunque, no se si lo hare porque ya me da verguenza con todo el mundo
Procesos
Por GaBo0
CAPITULO 02: Conociendo
El domingo era un buen día para estar juntos. Siempre se había celebrado de esa forma. Durante el desayuno se sentaban los tres a la mesa y hablaban sobre su semana. Estaba seguro que Dudley no pararía de conversar del viaje de ayer.
Después de haber regresado, Harry se había pasado la tarde en la computadora conversando con unos amigos de su anterior hogar. Había escuchado la conversación de Dudley con los dos chicos metidos en su cuarto. Ambos parecían buena gente. Sus nombres eran Neville y Seamus, y por suerte tenían la misma edad de Dudley. Estarían en el curso de Blaise.
Se cambió, cogiendo un polo blanco con una bermuda azul, y salió de su cuarto. Dudley estaba en el corredor, dirigiéndose a las escaleras también. Llevaba puesto uno de los pantalones que le quedaban grandes, los que usaba cuando era gordo, y un polo azul marino. Harry no podía creer como unos meses en el gimnasio le habían hecho bajar tanto de peso.
Lo siguió hasta la cocina, y se preparó para escuchar todo lo que había sucedido el día anterior, como si viviera en otro estado y necesitara enterarse.
- Ayer no me contaron cómo les fue... – comentó su tía mientras colocaba la panera en la mesa.
- Conocí a gente de mi nuevo colegio – comenzó a decir Dudley -. Buena gente, un poco rayados. Tienen mi edad. Vi a Harry conversar con otro grupo, pero mi grupo se veía más animado – aclaró haciendo que Harry le sonriera burlón -. Seamus es uno de ellos, el más bajito y con cabello claro. Medio loco al hablar pero buena gente. Creo que es irlandés. Y el otro es Neville, medio gordito y callado, un poco tímido pero buena gente. Vive con su abuela…
Y así, Dudley comenzó a explicarle a su madre todos los detalles de su conversación. Para Harry era una cosa de nunca acabar. A nadie en su sano juicio le importaban esas tonterías, y su tía escuchaba como si realmente le importara, fingiendo perfectamente el brillo de la curiosidad. El moreno se preguntaba si alguna vez se acordaría de no preguntar aquello.
Cuando terminó de comer, se levantó y dejó su plato en el lavatorio.
- Gracias, tía…
- De nada, Harry – contestó cortando a Dudley en su relato y pasando a Harry -. Por cierto¿podrías comprar un periódico? Es que no he cambiado la dirección aún y no llegaran aquí hasta el miércoles...
- No hay problema – contestó mientras daba la vuelta, cogía dinero de la cajita al lado de la puerta y salía hacia la calle.
Afuera, tres niños jugaban en la vereda con unas fichas circulares. Comenzó a caminar, viendo lo desierta que estaba la calle a excepción de una u otra persona que cruzaba el parque o caminaba de una casa otra. Un señor regaba su jardín mientras un pequeño corría entre las plantas. El ambiente estaba fresco, gracias al cielo, pues no creía poder soportar otra vez el bochorno que había sentido en el viaje.
Unas dos cuadras y volteó hacia la derecha. Por ahí había visto una tienda al llegar, aunque el viernes no había podido ubicarse muy bien. En la esquina se levantaba una construcción, y al llegar volteó hacia la derecha de nuevo. Era una avenida grande, y ahí mismo había una pequeña tienda.
Se acercó y vio a un grupo de chicas sentadas en unas mesitas en la parte de arriba. Subió las escaleras y entró a la bodega. El espacio era pequeño, se acercó al mostrador.
- Buenos días… ¿periódicos?
El vendedor le señaló un grupo de periódicos cuando Harry le dejó el dinero sobre el mostrador. Agradeció la atención y fue a coger su periódico. Lamentablemente, el estante estaba cerca de las mesas.
- Hola – exclamaron las chicas sin dirigirse directamente a Harry
El moreno no les hizo caso y cogió su periódico. Volvió a escuchar el saludo y volteó. Una de las muchachas, rubia y de ojos oscuros, le estaba sonriendo enfermamente. A su lado, había otra chica de cabello claro, aunque no tanto como el de la primera. Ambas eran bastante atractivas, con ropa de color rosado que dejaba poco a la imaginación.
Otra tenia el cabello castaño claro, también delgada pero estaba con un jean y un polo de tiritas. No era tan simpática, pero tampoco llegaba a ser fea. Por último, una que parecía mucho menor que las demás, con cabello rojo encendido y un rostro pálido de ojos marrones completaba el grupo.
Por su apariencia, pensó que no parecían muy inteligentes.
Harry le sonrió y siguió caminando, escuchando sus risitas inmaduras detrás de él. Dobló la esquina y se relajó, sintiéndose un poco fastidiado y avergonzado por eso. Una mano le tocó el hombro.
Se volteó bruscamente al darse cuenta que tan solo era Sebastián con Blaise.
- Veo que conociste a 'ese' grupo de la escuela – comentó como saludo Sebastián estirando un brazo y saludando a Harry propiamente.
Blaise lo imitó, mientras miraba hacia atrás como impaciente.
- Vamos, Draco dijo que llegáramos temprano… ¿quieres venir? – preguntó a Harry en un tono de voz bastante apurado -. Sólo vamos a entregarle unas copias – explico Blaise mirando su reloj y luego a Harry.
Harry asintió y los chicos comenzaron a caminar hacia la avenida nuevamente. La cruzaron y entraron por un pasaje. Doblaron a la derecha y luego a la izquierda. Ahí, un ovalo con una sola entrada para carros se formaba. Las tres casas de alrededor eran pequeñas, pero preciosas por fuera. Harry los siguió mientras se dirigían a la casa del lado derecho, que tenia un jardín al frente y un estilo rustico en la fachada.
Tocaron el timbre y al rato escucharon pasos dentro de la casa. La puerta se abrió y Draco los recibió.
- Hola – saludó en general, posando su mirada en Harry, y luego bajándola a su propio cuerpo -. No me dijiste que venias con él – comentó cuando vio las fachas en las que había salido y trataba, inútilmente, de acomodarse el pantalón de tal forma que no dejara ver su ropa interior.
Pero a Harry no le molestaba en absoluto. Draco estaba con un pantalón de deporte suelto, bastante caído y usado. Como de los que se usan para dormir o andar en la casa. Arriba, tenia un polo de mangas cortas algo arrugado, con lo que Harry supuso que el rubio habría estado durmiendo o algo así.
Abrió completamente la puerta y les hizo pasar. La casa no era muy grande, así como se veía desde fuera, pero estaba bien decorada. La sala era acogedora, y el comedor un poco más elegante. Había una puerta de vaivén que conectaba a la cocina, según supuso Harry, y una escalera que levaba al segundo piso. Luego, otra escalera más pequeña debajo de la otra que parecía llevar a otro cuarto. Seguramente un baño o un sótano.
- ¿Tienes las copias? – preguntó Draco una vez dentro de la casa
- Claro… ¿para que crees que vendría, si no? – preguntó Blaise en broma mientras Sebastián observaba un adorno
- Para verme – contestó con una sonrisa encantadora e inocente antes de volver a revisar los papeles.
- ¿Esto es nuevo? – preguntó Sebastián aun con el adorno en las manos
Draco levantó la vista, seguido de Harry y Blaise hacia Sebastián.
- No – contestó Draco volviendo a los papeles -. Lucius lo tenía en su cuarto y decidí ponerlo aquí abajo.
Sebastián hizo un sonido de entendimiento y lo dejó en su lugar. Comenzó a murmurar con Blaise mientras Harry sentía nuevamente esa sensación de estar fuera de lugar. Se puso a inspeccionar la casa.
- Están completas – exclamó Draco después de un rato, y mirándolos animado -. Los pondré en orden para terminar mi trabajo. Gracias, se pasaron.
- Como siempre… - murmuró Blaise haciendo reír a Draco y a Sebastián
- Bueno, ya nos vamos – dijo Sebastián dirigiéndose a la puerta junto a Harry y Blaise
En ese momento, pasos apresurados en la escalera llamaron la atención de los cuatro y voltearon. Un joven unos años mayor bajaba las escaleras con un traje más o menos formal. El cabello lo llevaba corto, diferente al de su hermano, a pesar de compartir el mismo color inconfundible. La piel era igual de pálida, y eran bastante parecidos físicamente. Sólo que éste parecía ser ligeramente más alto que Draco.
- Lucius – susurró Blaise a Harry, haciéndolo asentir.
Al llegar al pie de la escalera, el mayor volteó hacia los otros y miró a Draco.
- ¿Mi corbata azul?
- No soy tu empleada – contestó Draco dándose la vuelta y abriendo la puerta
- ¡Pero tú debes de saber! – contestó medio irritado Lucius
- Ya te dije, no sé dónde esta – exclamó Draco, sin darse la vuelta y con un extraño brillo en los ojos.
Harry se dio cuenta como Blaise le apretó la mano antes de girar la manija para salir.
- Me mato trabajando para que estudies. ¡Sólo espero que tengas unas cuantas cosas en orden por aquí. ¡Seguramente no has hecho nada de eso por esa maldita porquería de obra que tuviste ayer! – exclamó alterado, acercándose a Draco
- Yo tambièn pago la mitad de mis estudios, y papá la otra mitad. Ahora, déjame en paz. ¡No sé dónde esta tu maldita corbata! – gritó Draco, dándose la vuelta.
Blaise les hizo una seña a Harry y a Sebastián para irse.
- Te veo luego, Draco – exclamó casi desde afuera de la casa.
Draco volteó a verlos, pero Lucius ya estaba en la puerta y la cerró rápidamente. Luego, cogió a Draco del brazo y lo llevó hacia las escaleras.
Harry se quedó un poco sorprendido por lo que había visto. No había pensado que Draco se llevara de esa forma con su hermano, Hermione no lo había mencionado. Caminó en silencio todo el camino de regreso, al igual que los otros dos, pensando en la reacción tan alterada de Lucius.
- ¿Siempre es así? – preguntó
- Algunas veces peor – comentó Blaise serio -. Una vez le pegó a Draco en la cara. Volvió a su casa después de cinco días, cuando su hermano amenazaba con llamar a la policía. Lucius tiene un carácter demasiado impulsivo, aunque realmente quiere a su hermano.
- Tiene demasiada responsabilidad en sus hombros – murmuró Sebastián mirando al suelo -. Su trabajo es muy estresante.
- Pero no puede tratar así a Draco¿verdad? – preguntó desconcertado ante la indiferencia de los otros dos ante la situación.
Blaise y Sebastián intercambiaron miradas y siguieron caminando en silencio.
Harry se quedó en la puerta de su casa una vez que se fueron sus dos amigos. Estaba pesando en Draco. No comprendía como podía aguantar ser tratado de esa forma por su hermano, sin andar por ahí quejándose de él. Al menos entre amigos. Estaba seguro que él no soportaría esa clase de abusos e iría a alguna autoridad inmediatamente. Algo se podría hacer.
Aunque Draco no parecía el tipo de personas que causaban problemas.
El almuerzo trascurrió en silencio. La radio prendida anunciaba tormenta para esa noche, aunque le parecía raro por al calor que hacia en ese momento. Dudley decía que después se reuniría en la casa de Neville a ver unas películas, y algo sobre otro chico que le habían presentado, dos años menor que él. Parecía bastante contento con sus nuevos amigos.
Cuando le preguntaron porqué se había demorado contestó que luego había ido a la casa de otro amigo. Su tía le dijo que le avisara, que el teléfono no existía por las puras. Lo cierto era que Harry aún no se acostumbraba. En el viaje a ese nuevo lugar, le habían comprado un celular para comunicarse con él, ya que no conocía a la gente, pero para Harry era más una molestia que una ventaja.
Sólo era cuestión de acostumbrarse.
Cerca de las seis de la tarde, y cuando el parque se había vaciado completamente de las parejitas de enamorados que ocupaban las bancas visibles desde su ventana, Harry decidió salir un rato, harto de estar dentro de su cuarto por tanto tiempo.
Dudley estaba hablando por teléfono desde su cuarto y su tía había salido.
- Dudley, voy a salir – dijo bajando las escaleras, sin asegurarse que Dudley lo oyera sobre la música y el teléfono en su cuarto.
En la calle era mucho más fresco que en la casa, y sintió un leve airecito en los brazos. Se puso su polera y caminó hacia el parque. Caminaba tranquilo, relajado, completamente lento y pensativo.
Se sentó en una banca cerca de su casa, y se tendió allí con las rodillas flexionadas. Mirando al cielo, observó como el alumbrado público se prendía al oscurecerse la tarde. Los bichos se acumulaban cerca del foco.
Sintió como alguien caminaba por el parque, y lentamente se acercaba, sentándose en el borde de la banca donde estaban sus pies. Gracias a que el asiento era una pieza de piedra sobre otras dos, era mucho más fácil que se sentaran mas personas.
Harry elevó el rostro un poco, mirando por sobre su pecho a la otra persona. El cabello era indudablemente de Draco.
- ¿Draco? – preguntó sosteniéndose sobre sus codos
El rubio volteó a verlo y le sonrió como saludo antes de seguir viendo hacia el frente
- Hola – saludó Harry sin estar muy seguro pero sin recibir repuesta.
De repente, Draco también había salido a relajarse y no hablar con nadie. Se volvió a recostar en la piedra, con una mano detrás de su cabeza y la otra sobre su estómago.
- No sabes lo que es– murmuró Draco
El moreno no sabía si hablaba para él o para sí mismo. Observó el perfil de Draco delinearse contra la semi oscuridad de la calle.
- ¿Qué cosa? – murmuró volviendo a apoyarse en sus codos
Draco se mordió el labio y volteó a verlo. Luego suspiró y negó con la cabeza regresando a su meditación. Harry, al ver su inseguridad, se sentó completamente, quedando cerca de él.
- Oye, se que no me conoces mucho pero… puedo ser muy buen escucha. No pienso contar nada de lo que me digas, y sé que cada uno tiene sus problemas y es normal. De verdad, a veces es mejor desahogarse – dijo Harry, sin sabe exactamente de donde había salido todo eso.
Una sonrisa apareció en los labios de Draco
- Bonito discurso… pero no es cosa de confianza. Realmente no lo entenderías – contestó en un susurro antes de regresar a su expresión grave -. Gracias de todos modos – añadió después.
Luego, volteó a ver a Harry. Se sobresaltó un poco cuando vio lo cerca que estaban. Los ojos verdes vagaron por todo su rostro, distinguiendo reflejos azules en los ojos grises. Se veían mucho mas impresionantes a esa distancia.
A su vez, Draco observaba los ojos de Harry, desviándose hacia su nariz, sus mejillas, sus labios…
En eso, Draco se alejó mirando hacia arriba. Harry frunció el entrecejo, mirando al otro, que ahora llevaba una expresión divertida en el rostro.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Draco, volviendo nuevamente la vista hacia arriba.
- ¿Qué cosa? – respondió Harry confundido
- Una gota – contestó Draco.
- No siento…
Pero en ese momento Harry sintió una gota de agua mojarle la mejilla. Elevó la vista y sintió varias gotas de agua caer sobre su rostro. En cuestión de segundos, la lluvia comenzó. Draco le tomó de la manga, jalándolo hacia otro lado.
- Vamos, no podemos empaparnos… - decía, casi gritando, para que Harry lo escuchara.
La lluvia se había vuelto insoportable. Las gotas eran gruesas y abundantes. Parecía una cortina celeste y blanca que bloqueaba su camino. Corrieron, con Harry casi resbalándose en el camino, hasta la puerta de la casa de su casa. Ahí, siguieron mojándose esperando que abrieran la puerta.
Dentro, Dudley seguía con la música y el teléfono
- Maldita sea – murmuró Harry al recordar lo que estaba haciendo su primo.
Tomó a Draco del brazo y miró hacia todos lados. Tres casas mas allá, distinguió un hueco debajo de un balcón donde cabrían ambos. Se lo indicó a Draco y corrieron hacia allí, mojándose más en el camino.
Soltaron un suspiro de alivio cuando estuvieron bajo techo y las gotas de lluvia dejaron de rebotar contra sus cabezas. Draco no dejaba de reír, contagiando a Harry mientras lo hacia.
- No pensé que fuera a llover realmente – comentó Harry sentándose en el suelo, con la mirada hacia la lluvia
- Yo tampoco… no creo en el canal del tiempo – se rió Draco mientras estrujaba su polo y también tomaba asiento.
Harry se acomodó para hacerle espacio a Draco. El lugar era bastante pequeño, pero en ese momento no interesaba. A parte, no era desagradable la compañía. El rubio aun reía de vez en cuando, y él no podía evitar soltar alguna risita que lo acompañara.
- Nunca había estado debajo de un balcón durante una tormenta – comentó Draco mirando a Harry para luego bajar el rostro con una sonrisa.
- Yo tampoco. Bueno, nunca había estado en una verdadera tormenta – dijo Harry mirando la lluvia.
- ¿Nunca? – pregunto Draco extrañado
- Nunca – fijó Harry, logrando que Draco volviera su rostro hacia la lluvia nuevamente.
El rubio se acomodó de tal forma que su brazo chocaba contra el de Harry. Ambos se perdieron viendo como caía la lluvia.
Con medio cuerpo adormecido, Draco volvió a cambiar de posición, quedando ligeramente más bajo que el moreno. Tenía el cuerpo entumecido y, sobre todo, el trasero adormilado. Harry lo sintió respirar hondamente.
- ¿Cuanto tiempo llevamos aquí? – le preguntó al ver que no llevaba reloj
- Unas dos horas… - respondió Harry miserablemente, sintiendo la incomodidad de la posición en su cuerpo.
Draco resopló y dejó caer su mano, que descansó causalmente entre su estómago y el de Harry.
- Gracias… - murmuró Draco, pero al ver la confusión en el rostro de Harry añadió -, por escuchar lo que dije, y por estar en el parque. Habría tenido que correr hasta mi casa de no ser por ti.
- No hay problema – contesto Harry sintiendo como se ruborizaba tontamente.
El rubio sonrió y volvió a removerse en su lugar. Luego, llevó sus brazos sobre su cuerpo y recostó su cabeza en el hombro de Harry. El chico se tensó un poco al comienzo pero luego se relajó, con una sonrisa en el rostro.
Llevaban algo unos 15 minutos en esa posición cuando un automóvil se estacionó frente a la casa de Harry. Una señora alta y delgada bajó con un paraguas hacia la puerta. Harry movió a Draco, que parecía haberse quedado dormido.
- ¡Mi tía! Vamos… ¡hay que entrar a la casa! – le dijo apurándolo a levantarse.
Ambos salieron del hueco, sintiendo el frío de la lluvia nuevamente contra ellos y corrieron hacia la casa. Cuando la tía de Harry los vio se escandalizó e hizo pasar a la cocina rápidamente, diciendo algo sobre pulmonía y té. Harry le explicó cómo había sido todo y el tiempo que habían estado debajo del balcón del frente. Draco lo observaba divertido desde uno de los bancos donde estaba sentado.
Luego, la señora había ido a buscar dos frazadas. Harry se volteó y le dirigió una sonrisa a Draco. En la cocina podía verlo mucho mejor. El rubio, mojado y temblando de frío, se veía mucho más tierno y encantador que antes. No quedaba casi nada del tipo serio e intimidante del día anterior. Se le veía hasta infantil en cierto grado con la nariz roja y los labios amoratados.
- Pónganselas encima, y suban al cuarto de Harry. Cámbiense de ropa. Te quedaras aquí esta noche, puedes llamar a tus padres si quieres. Diles que te quedas aquí, mañana Harry te prestara ropa, no hay problema – explicó su tía con una sonrisa.
Harry se tensó al oírla hablar sobre los padres de Draco, pero éste hizo como si nada. Le agradeció con una sonrisa y ambos subieron hacia el cuarto de Harry. Cogieron dos toallas y se las pusieron alrededor, dejando las frazadas (ahora mojadas) en el baño.
Draco miró a Harry y bajo la mirada. Luego, Harry miró a Draco y regresó a ver los cajones. Draco miró a Harry y se decidió. Elevó los brazos y se sacó el polo mojado que tenía puesto. Harry sintió cuando palpó su hombro.
Se dio la vuelta pero las palabras abandonaron su boca cuando trató de hablar. Draco estaba frente a él, sin polo, mostrando unos abdominales planos y una piel pálida sin una sola marca. El pantalón colgaba bien abajo, dejando ver todo su tronco y encendiendo más de una idea en el moreno.
- ¿Tienes ropa seca? – preguntó Draco tímidamente
Harry asintió y le pasó un pijama para esa noche.
- Mañana te daré algo para la escuela – le explico tendiéndole un buzo plomo para que se pusiera.
Draco asintió y se secó con la toalla. Harry también se sacó el polo, pero casi enseguida se colocó su pijama. Luego, bajó la mirada para quitarse el pantalón pero recordó que Draco estaba en el cuarto. Giró la cabeza para preguntarle si no había problema pero consiguió la respuesta antes.
El rubio se encontraba secándose las piernas con la parte de arriba de su pijama y el pantalón de buzo sobre la cama. Podía ver claramente el bóxer negro que se pegaba 'demasiado' al cuerpo de Draco, delineando cada curva y músculo bajo la piel de la pequeña zona que cubría.
Retirando la vista, se cambio rápido.
- ¿Listo?
Un 'mjú' le llego desde atrás y se dio la vuelta. Draco estaba enfundado en sus pijamas delgada plomas, que le colgaban graciosamente en la parte inferior debido a que Harry era más alto que él. El moreno rió al darse cuenta y Draco lo notó.
- Son mis genes – exclamó con un puchero -, mi madre no era muy alta, y Lucius salió a papá – explicó mirándolo fingiendo indignación
- Lo siento… - dijo Harry conteniéndose la risa y caminando hacia Draco.
Quedaron a unos centímetros de diferencia, Draco teniendo que alzar la vista para observar los ojos de Harry. El muchacho levantó la mano hacia los brazos del más bajo y lo tocó.
- Estás helado – murmuró
Draco asintió y toda gracia se borró de su rostro. Tenia los labios entreabiertos, y su mirada perdida en las irises verdes de Harry. El moreno acercó su rostro al de Draco, pegando la punta de su nariz a la mejilla de Draco. Luego, trazó la nariz respingada con la propia, alineando sus labios.
Draco había cerrado los ojos, mientras Harry bajaba sus manos hasta la cintura del rubio.
Y alguien tocó la puerta en ese momento.
Ambos se separaron abruptamente cuando la cabeza de su tía apareció en la puerta.
- Chicos, ya duérmanse… mañana es su primer día de clases – les recomendó ante dos miradas un poco irritadas.
- Esta bien, ya va – exclamó Harry, molesto por la interrupción, mientras abría las colchas de la cama.
Su tía le sonrió y le deseo buenas noches a ambos. Draco se volteó una vez que se cerró la puerta y sonrió a Harry nerviosamente. Luego, viendo que Harry no notaba su incomodidad, se metió en la cama antes que el moreno.
Harry alargó la mano hacia la lámpara de su mesita de noche, acomodándose sobre el colchón y jalando la colcha.
- ¡Oye! No tengo colcha… - se quejó Draco, dándose la vuelta y jalando casi tres cuartos de frazada
- ¡Draco! Me muero de frío – dijo Harry jalando toda la colcha que Draco se había llevado
- Yo también – dijo este mirándolo con un puchero, sin darse la vuelta, y regresando el rostro hacia su lado de la cama.
Harry frunció el ceño al ver el dilema. 'Gran dilema'. Bueno, algo habría que hacer. Sonrió para sí mismo.
- Está bien… - murmuró tirando la colcha un poco más hacia el lado de Draco y acercándose al rubio.
Sintió como Draco se tensó un poco, pero luego se relajó al sentir los brazos de Harry alrededor de su cintura. El moreno hundió su rostro en el cuello de Draco, pegando su cuerpo al otro y sintiendo la calidez de ambos.
Afuera, unos relámpagos aparecían sobre la lluvia, pero el frío no penetraba el cuarto.
Bueno, ahi esta el segundo capìtulo. como se viene Navidad, subire el siguiente capìtulo el 24. Espero no se molesten, pero no està dentro de lo que normalmente hago subir dos capìtulos a la vez. Aun asi, agradezco MUCHISIMO sus reviews. Y es por ellos que la conciencia me ha tenido loca estas semanas...
Gracias, gracias!
Espero haber contestado todos los reviews que llegaron, sino.. diganmelo. alguna duda, yo respondo!
Un besote!
GaB
10:52 pm, 22 de Diciembre del 2005
