Capítulo 4
-Levántate-dijo una voz imperiosa, al tiempo que lo empujaba bruscamente. Sirius abrió los ojos con desgano, y lo que vio, no lo tranquilizó demasiado. Descubrió, para su desgracia, que todavía estaba en la cueva, junto al Ejército de Gourellie, y que no había sido un sueño. Levantó la vista para encontrarse con alguien que le resultaba conocido. Un muchacho de pelo rubio, atado en una colita, y ojos negros, penetrantes, estaba parado junto a él, con expresión de desconfianza.-¿Vas a levantarte o no?-le preguntó con poca paciencia. Sirius se puso de pie, frunciendo el entrecejo. No le agradaba el tono que el joven usaba con él.
-¡Gabriel!-escuchó la voz de Shannon. El muchacho parado junto a Sirius giró la cabeza en dirección al grito. Entonces, Sirius recordó de donde lo conocía. Él había sido el joven que le había quitado la varita por orden de Shannon.-¿Dónde estas, Gabriel?-volvió a gritar Shannon.
-¡Acá! Estoy con el extraño-respondió él, y lanzó una mirada venenosa a Sirius. Shannon surgió entre la gente que estaba distribuida por la cueva, la cual ahora se hallaba tenuemente iluminada por la luz del amanecer. Shannon sonrió al verlos.
-Buenos días Sirius-lo saludó, con una amplia sonrisa.
-Buenos días, Shannon.-respondió al saludo el aludido.
-Gabriel, tenemos que salir inmediatamente, o se hará tarde. Avísales a todos que preparen sus caballos. Los quiero a todos listos en diez minutos.-ordenó luego Shannon, dirigiéndose al rubio.
-¿Sucedió algo?-preguntó Gabriel.
-Si-Shannon bajó la voz.-Max regresó. Y no trajo buenas noticias.-
-Diablos-
-Ya sabes como sigue esto, Gab...-exclamó ella en tono imperativo. El muchacho chasqueó con la lengua.
-Pareciera como si el destino estuviera ensañado con nosotros-dijo Gabriel como toda respuesta.
-Ya no me importa el destino. Después de todo, el destino no es otra cosa que lo que nosotros trazamos con nuestras decisiones.-Shannon miró a su alrededor. Volvió a fijar la vista en Gabriel.-Será mejor que nos demos prisa.-agregó. El rubio asintió con la cabeza, y se alejó. Shannon miró entonces a Sirius.-Tengo unas buenas noticias para ti-le dijo, sonriendo.
-¿Cuáles?-preguntó Black, quien hasta entonces había estado pendiente de lo que Shannon y Gabriel decían.
-Hablé con un conocido en Londres. Cree saber que fue lo que sucedió cuando tocaste el libro, y también cree saber como hacer para llevarte de regreso. Me habló de una especie de portal abierto, y dice que si vas de inmediato hacia allá, todavía estas a tiempo de regresar.-le informó ella. Sirius sonrió.
-¿Me hablas en serio?-
-¡Claro que si!-dijo ella, intentando parecer feliz. Pero Sirius notó que no estaba del todo alegre.-Te está esperando.
-¿Cómo voy?-inquirió entusiasmado.
-Bueno, nosotros estamos partiendo para el Castillo de Hierro. En ese trayecto nos cruzamos con el camino principal del bosque. Si sigues derecho por ese, llegas a la ciudad de Brandyville. A partir de allí es muy sencillo. Tomas la red de polvos flu, y en pocos segundos estás allá.-le explicó ella. Inconscientemente, Sirius la abrazó con ternura.
-Gracias-le susurró, mientras que se separaban. Shannon estaba sonrojada, y evadió la mirada de Black.
-No tienes nada que agradecerme.-dijo Shannon. Su oración fue levemente interrumpida por un carraspeo a su espalda. Al girar, se encontró de frente con Gabriel.-¿Todo listo?-le preguntó ella, volviendo en sí. El rubio tardó en responder. Tenía la mirada fija en Sirius.
-Si. Los caballos ya están ensillados, y listos para partir.-
-Fantástico. Vamos-ordenó Shannon, e hizo una seña a Sirius para que la siguiera.
-Shan...-dijo en un tono bajo y precavido Gabriel, pero suficientemente alto para que Sirius lo escuchara.-¿vendrá él con nosotros?-dijo, apuntando a Black.
-Si, nos acompañará hasta el camino principal. Luego seguirá su propia ruta hacia Brandyville.-le dijo Shannon, y luego, se alejó entre la multitud. Gabriel esperó hasta perderla de vista, y luego miró nuevamente con odio a Sirius.
-Tienes suerte de agradarle. De ser por mi, ya estarías muerto-le dijo en tono frío. Sirius sonrió de lado.
-Apuesto a que te mueres por tener tanta suerte como yo-dijo desafiantemente Black. Gabriel lo miró brevemente, mientras una sonrisa maligna se acentuaba en sus labios.
-Puedes engañarla a ella con tus palabras y tus sonrisas. Pero no me engañarás a mi. No creo una palabra de tu historia.-dijo en tono casi inaudible. Hubo un breve silencio.-Cuida tu espalda, forastero. -lo amenazó, y luego, se alejó por donde Shannon se había ido.
-Imbécil. Es muy fácil hablar cuando tienes una espada y una caja llena de flechas, sin contar la varita.-dijo Sirius, mientras que lo veía alejarse. Pero su mente estaba ocupada con otros temas. Había dentro de él un debate. A pesar de que no había entendido del todo la conversación de Shannon y Gabriel, había logrado entender lo importante: algo malo estaba sucediendo.
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Ghost cabalgaba a paso ágil por entre los árboles. Sirius comenzaba a acostumbrarse al caballo, y de a poco, comenzaba a dominarlo. Delante de él marchaba Shannon, seguida muy de cerca por Gabriel, quien de vez en cuando miraba a Black con desconfianza.
-No es tu culpa que te odie-dijo una voz femenina, muy dulce. Sirius giró la cabeza para ver a una muchacha de cabellos negros, cara afilada, y pómulos algo resaltantes. Tenía los ojos de un color ambarino. Sonreía divertida, y tenía apariencia agradable.-Mi nombre es Heather-se presentó ella. Montaba con destreza una yegua, como si hubiera nacido con la habilidad de cabalgar. De hecho, todos allí parecían conocer a su caballo desde siempre.
-Sirius-se presentó él, sorprendido todavía por el comentario de la joven muchacha.-¿A qué te referías con eso de que no es mi culpa?-preguntó, frunciendo levemente el entrecejo. Ella rió, divertida.
-Bueno, los conozco a los dos desde que somos niños. Y desde que tengo recuerdos que Gabriel detesta a toda persona que se acerca a Shannon, y que no busca solo su amistad.-se explicó Heather. Sirius sonrió de lado, mientras meneaba la cabeza.
-No sabía que Gabriel gustara de ella-confesó Black.
-¿Gustar? Créeme, no es solo eso. Él la ama. Pero ella no parece darse cuenta.-dijo Heather, mirando a ambos, quienes iban adelante, charlando animadamente.-Bueno… Shannon siempre estuvo muy ocupada con el entrenamiento…-
-¿Entrenamiento?-la interrumpió Sirius.
-¡Claro! Todos los Guerreros de Gourellie reciben un entrenamiento para aprender a cabalgar con agilidad, para manejar con destreza el arco y flecha, para saber esgrimir una espada, para hacer magia…-enumeró ella.-Claro que Shannon tuvo un entrenamiento mucho más exigente, porque Augustus la había elegido como su aprendiz y futura sucesora.-hizo una pausa, en la que frunció levemente el entrecejo.-A veces me pregunto como hace para soportar tanta presión. Tan joven… realmente es alguien a quien admiro-le confesó Heather. Pero había algo... algo extraño en la manera en que Heather había dicho esto último, algo que llamó la atención de Sirius.
-Dime… ¿a dónde están yendo?-curioseó él. Heather levantó las cejas, sorprendida. –Verás… yo me separo en el camino principal.-se explicó el joven.
-Vamos al Castillo de Hierro.-informó ella en un susurró. Todos hablaban en tonos bajos, pero Sirius no llegó a comprender por qué Heather pronunciaba aquello en voz tan baja.-Max, uno de los guerreros más fuertes del ejercito, llegó hoy temprano a la mañana con la noticia de que Levighton ha derrotado al Ejército Blanco.-
-El Ejército Blanco…-repitió Sirius, pensativo. Sí, también lo recordaba…Él había leído ese nombre mientras que hacía el informe.
-Son como nosotros. Vagabundos que buscan reestablecer la paz. Grupos de guerreros que nunca callan, hasta que mueren. Ellos y nosotros somos los principales focos de oposición de Levighton. Y hace dos días logró terminar con todos los del Ejército Blanco.
-¿Los mató a todos?-
-No necesariamente. De seguro algunos son prisioneros. Si me lo preguntas, prefiero morir con honor. Ser un prisionero de Levighton es como vivir en el Infierno.-dijo ella con una sonrisa amarga.
-Entonces Shannon decidió atacar cuanto antes a Brott-dedujo Black. Heather sonrió.
-Si…-dijo ella con lentitud. Una sombra pareció cruzar por su rostro. Su mirada estaba perdida. Sacudió levemente la cabeza, volviendo en sí. -Shannon me dijo que tú vienes del… futuro-continuó Heather. Sirius asintió, confundido.-Entonces… talvez sepas algo… tú me entiendes, ¿no? Algo que nos pueda servir.-concluyó ella. Sirius notó en sus ojos algo que no había visto hasta el momento: miedo. Un miedo extraño... casi tan extraño como ella le resultaba.
-Lo lamento, Heather, pero no sé quien va a ganar esta batalla. Y aunque lo supiera, no podría decírtelo.-se explicó Sirius. La muchacha torció la mirada.
-Si, me lo imaginé. No puedes afectar el pasado, ¿eh?-dijo ella, todavía sin mirarlo, y con una nota de amargura. Black no respondió.-De todos modos, gracias.-agregó la morocha, sonriendo levemente. Repentinamente, Shannon y Gabriel se detuvieron. Ghost los imitó, al igual que todos los demás caballos que los seguían. El camino que hasta entonces habían estado recorriendo se encontraba ahora atravesado por uno mucho más amplio.-Supongo que aquí es donde te separas de nosotros, Sirius. Adiós.-le dijo educadamente Heather, extendiéndole la mano para que Black la besara. Sirius comprendió que aquel era el camino principal. Su camino. Besó con delicadeza la mano extendida de Heather, y bajó inmediatamente de su caballo. Delante de él, Shannon y Gabriel ya habían descendido de sus corceles.
-Este es el camino principal, Sirius. Si tomas derecho por este, en una hora habrás llegado a la ciudad. Ahí encontrarás un lugar llamado "El Establo". Está conectado a la red de polvos flu. Todo lo que tienes que hacer es ir desde ahí a Lincoltower. Allí te encontrarás con Lowaid. Él sabe como regresarte a casa.-Shannon hizo una pausa.-Espero que llegues bien.-agregó sonriendo. Sirius le devolvió la sonrisa.-Fue un placer conocerte, Sirius Black-
-El placer fue todo mío-contestó Sirius, besando la mano de Shannon, donde relucía un hermoso anillo con aquel tallado tan peculiar.-Buena suerte.-
-La necesitaremos.-dijo la voz grave de Gabriel, quien estaba parado junto a ellos, con los brazos cruzados.-Y más todavía si seguimos perdiendo tiempo.-agregó de manera fría y venenosa.
-Tienes razón.-aceptó Ann, e inmediatamente, pegó un agudo silbido. Ghost se acercó a ella.-Sirius, Ghost te llevará más rápido hasta Brandyville. Luego el sabrá regresar solo.-le aseguró Shannon.-Adiós.-se despidió finalmente. Sirius asintió, y sin perder tiempo, subió a Ghost. Tiró con cuidado de las riendas, y el caballo salió a todo galope por el camino principal. Sirius giró la cabeza justo a tiempo para ver a Shannon montar su propio caballo y partir rumbo al Castillo de Hierro.
