CAPITULO 2: SORDOMUDA
Cuando Aldebarán y los otros llegaron al hospital, Afrodita se puso pálido.
-¿Qué pasa?- preguntó Agata- te ves horrible...-
-No me gustan los hospitales- comentó Afrodita.
-Ya, será solo un ratito- dijo Agata- enseguida lo olvidarás...-
-Eso espero- dijo Afrodita, respirando hondo.
-¿Saben en qué habitación está?- preguntó Milo. Los otros sacudieron la cabeza- ¿y como rayos lo vamos a encontrar?-
-Por aquí, Milo- dijo una voz detrás del caballero de Escorpión. Era Saga.
-¡Saga!- exclamó Milo- ¡no vuelvas a asustarme así!-
-Je, no te preocupes- dijo Saga, riendo.
-Vinimos a conocer a Teseo- dijo Milekha- ayer, Zalika nos contó- rió en voz baja- estaba muy emocionada-
-Bueno, vamos- dijo Saga con una amplia sonrisa- les mostraré...-
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Julieta llevó al niño al hospital en taxi. En el camino averiguó que su nombre era Arturo, que tenía seis años y llevaba apenas un año en la fundación Betancourt. Esa mañana se había escondido de la señora Totopulus en el armario de las escobas y el intendente lo había encontrado.
-Buenos días, señorita- dijo la enfermera- ¿cuál es su problema?-
-Niño...herido...- dijo Julieta con dificultad, señalando a Arturo.
-Me duele mi brazo- dijo el niño entre lágrimas.
-Ya veo- dijo la enfermera- no se preocupe, señorita, ya lo atendemos. No es nada grave. Si gusta esperar, la llamaremos cuando terminemos. Ven, pequeño...-
Arturo la miró, al parecer sin entender lo que había dicho la enfermera. Julieta le indicó que la siguiera. Una vez que vio que estaba siendo atendido, decidió salir a dar la vuelta por el hospital. Un café no le haría ningún mal a esa hora de la mañana.
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Aldebarán y los otros estaban en la habitación de Clara, platicando con ella y Saga de las últimas novedades. El bebé había nacido sano y de buen peso. Y como Zalika había dicho, se parecía bastante a Saga.
Unos minutos después de haber llegado y conocido al bebé, Aldebarán sintió que sus tripas le rugían, y decidió salir a la cafetería a comprar algo de almorzar.
-Vuelvo enseguida, chicos- dijo el caballero de Tauro.
-No tardes- dijo Milo. Aldebarán asintió y bajó a la cafetería.
En la entrada, había una rampa un poco pronunciada, por donde bajaban la comida los proveedores de la cafetería. De pronto, un hombre gritó. Se le había zafado el enorme carro de metal donde llevaba la comida, y éste iba bajando a toda velocidad por la rampa, haciendo un ruido espantoso. Al escuchar el estruendo, toda la gente se hizo a un lado. No, no toda la gente.
Aldebarán alcanzó a ver que una chica seguía caminando por la rampa de espaldas al carro, sin siquiera percatarse de la situación. El caballero reaccionó rápidamente y empujó a la chica a un lado, quitándola del camino del carro y haciéndola caer al suelo, a un lado de la rampa. El carro fue a estrellarse contra la pared de la cafetería, sin hacerle daño a nadie.
-Lo sentimos mucho- dijo el hombre que había soltado el carro- ¿están todos bien?-
-Sí, parece que sí- dijo Aldebarán, y se volvió hacia la chica- ¿está bien, señorita?-
Julieta asintió, mirando sorprendida la escena y comprendiendo lo que pudo haberle sucedido. Aldebarán le ofreció la mano y la ayudó a levantarse.
-Debería tener más cuidado- dijo Aldebarán- esa cosa pudo haberla lastimado en serio...-
Ella asintió, aún un tanto asustada.
-Gra...gracias...- dijo Julieta con dificultad.
-¿Y porqué no se hizo a un lado cuando venía esa cosa?- preguntó el caballero- ¿qué no escuchó el ruido que hacía?-
La chica sacudió la cabeza.
-Soy sordomuda- dijo Julieta, de nuevo con dificultad.
-Oh, vaya- dijo Aldebarán, sorprendido- ¿y cómo es que...?-
-Leo los labios- dijo Julieta, tratando de explicar como entendía lo que él estaba diciendo- y...aprendiendo...hablar...-
-Ya veo- dijo el caballero- mucho gusto, mi nombre es Aldebarán. ¿Quiere tomar algo?-
Julieta parpadeó sorprendida. Estaba acostumbrada a que la mayoría de la gente le diera la espalda cuando se enteran que es sordomuda, ¿y este chico la estaba invitando? Al principio creyó no haber escuchado correctamente.
-Mío es...Julieta...- dijo ella, asintiendo con una sonrisa- ¿está seguro?-
-¿Cómo no voy a estarlo?- dijo Aldebarán. Julieta sonrió, y los dos entraron a la cafetería.
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Mientras tanto, en la fundación Betancourt, la señora Totopulus estaba escuchando la historia del intendente acerca de lo que había ocurrido unos minutos antes.
-Y luego de despachar a los niños fuera del salón, vi que los dos tomaron un taxi, pero no sé donde fueron- concluyó el hombre.
-No me diga...- dijo la mujer- me dijeron que en Lisboa era problemática, pero supongo que podré meterla en orden antes de que ella se meta en algún problema...-
-¿Y que planea hacer, señora?- preguntó el intendente.
-Luego te lo haré saber- dijo la mujer- mientras tanto, mantenme informada de todo lo que ella haga. Y también quiero que vigiles muy bien a ese niño, Arturo. Al doctor Salinas no le gustará nada que se reabra el asunto de hace un año...-
-Sí, señora, lo que usted diga...- dijo el hombre.
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Aldebarán y Julieta pasaron un rato platicando en la cafetería. Ya que ambos tenían problemas para entenderse mutuamente, el caballero volteó su mantel de papel y pidió una pluma, y se comunicaban escribiendo.
Julieta le contó lo que hacía en la fundación, donde trabajaba dando clases a niños sordomudos para que aprendieran el lenguaje manual.
-Pero es muy difícil, ¿no?- preguntó Aldebarán. Ella sacudió la cabeza.
-Puedo mostrarte tu nombre- escribió ella. Primero le mostró el pulgar de su mano derecha en forma horizontal y dijo "A". Después, le mostró el pulgar y el índice, dándole forma de "L". Luego, le mostró solo el índice y dijo "D". Finalmente, hizo una garra con su mano y dijo que esa era la "E".
-Alde- marcó Aldebarán con sus manos.
-Excelente- escribió Julieta sobre la hoja, con una sonrisa. Miró su reloj y volvió a escribir- es tarde. Voy a buscar a Arturo y a volver a la fundación-
-Está bien- dijo Aldebarán- fue un placer conocerte, Julieta-
-Igualmente- escribió ella- hasta pronto-
Julieta se levantó y se fue al área donde había dejado a Arturo. Aldebarán la miró alejarse y sonrió. Minutos después tomó la hoja, la guardó en el bolsillo de su chaqueta y subió de nuevo al cuarto de Clara.
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Una vez que las visitas se fueron, Saga comenzó a guardar todo, ya que el médico había dicho que Clara y el bebé podían salir esa misma tarde. Ella, por su parte, se vistió y se alistó.
-Acabo de darme cuenta- dijo Saga- Máscara Mortal me matará cuando lleguemos y el bebé no lo deje dormir...-
-No te preocupes, Saga- dijo Clara- es poco tiempo y además me parece que nuestro hijo se ha estado portando bien...-
El bebé, que estaba dormido en la cuna junto a la cama, dio un bostezo mientras sus padres seguían mirándolo con una sonrisa.
-Bueno, creo que es todo- dijo Saga- solo falta que llegue tu amiga y te dé la alta-
-Espero que no tarde mucho- dijo Clara.
En ese momento alguien llamó a la puerta y ésta se abrió. Un médico entró, pero no era la que había atendido a Clara. Era un doctor que parecía Walter Mercado con una bata blanca. Clara se puso un poco tensa al verlo y a Saga no le dio buena impresión.
-Doctora Clara, que fabulosa noticia- dijo el recién llegado.
-Gracias, doctor Salinas- dijo Clara, mirándolo sospechosamente.
-Bueno, como médico que eres, no te negarás a que le ponga las vacunas a tu hijo, ¿verdad?- dijo el médico.
-Lamentablemente así será- dijo Clara- su pediatra es la doctora Abigail, y ella será quien se las ponga...-
-Siento mucho tener que insistir en...- comenzó el médico, pero Saga lo interrumpió.
-Mi esposa no lo desea, ni yo tampoco- dijo Saga en tono fuerte. El médico se molestó y salió. El caballero se volvió a Clara, quien ya había ido a la cuna y había tomado a su bebé en brazos- ¿quién es ese payaso?-
-Un médico de inmunología, pero tiene muy mala fama- dijo Clara- no confío nada en él. Ha sido acusado varias veces de mala práctica. Supe que el año pasado lo demandaron por utilizar un antibiótico que dejó sordo a un niño...-
Saga frunció el entrecejo. En ese momento entró otro médico, esta vez una mujer.
-Oigan, acabo de ver a Salinas por aquí- dijo la recién llegada- espero que no lo hayan dejado hacer nada...-
-Nada, Susana- dijo Clara.
-Menos mal- dijo la doctora- todo está en orden, ya pueden irse-
-Muchas gracias amiga- dijo Clara. Ella y Saga salieron del hospital con el bebé.
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Cuando Julieta llegó con Arturo a la fundación, alguien la estaba esperando. Era el mismo intendente que había maltratado al niño hacía un par de horas.
-Señorita do Neves, la señora Totopulus la está esperando en su oficina- dijo el intendente. Julieta, que hasta entonces había conservado una dulce sonrisa, suspiró y se volvió a Arturo.
-Ve a tu habitación. Si alguien te maltrata de nuevo, ve a buscarme- indicó al niño por medio de señas.
El niño asintió al ver las señas que hizo Julieta y subió a su habitación a toda velocidad. Luego, la chica subió hacia la oficina principal. Pasó y tomó asiento frente a la directora.
-Julieta, el señor Boone me ha dicho que saliste en taxi hace rato con un niño de la fundación- dijo la mujer- y que también suspendiste tu primera clase antes de que acabara. ¿Porqué lo hiciste?-
Julieta suspiró.
-Porque el señor Boone maltrató a uno de los niños, y tuve que llevarlo al hospital- respondió ella en lenguaje manual.
-No me digas- dijo la mujer- ¿y quién te dijo que debías llevar a los niños lastimados al hospital?-
-Nadie, señora- respondió Julieta con un par de rápidos movimientos de las manos.
-Bien, en eso estamos de acuerdo- continuó la directora- tu función es solo enseñar el lenguaje manual, y limitarte solo a eso, ¿entendido?-
-¿Quiere decir que debo dejar que ese hombre golpee a un niño solo porque sí?- dijo ella de la misma manera, con una expresión molesta en su rostro- ¿y si está lastimado dejarlo como esta?-
-Limítate a tu trabajo, Julieta, te lo advierto- dijo la mujer en tono furioso- si vuelves a hacer algo semejante te haré arrepentirte...-
Julieta no escuchó su tono, pero el rostro de la mujer lo decía todo. La chica no se dejó intimidar y le devolvió la mirada. Segundos después se fue a su habitación y se dejó caer sobre la cama. Lucas, el perro, saltó sobre la cama y comenzó a lamerle la cara hasta que ella dejó que se echara en su regazo y le acarició la cabeza.
"Bueno, Lucas, este ha sido un día interesante", pensó ella.
Julieta estaba muy feliz por lo que había ocurrido ese día. ¡Alguien había descubierto que era sordomuda, y seguía tratando de comunicarse con ella! Era la primera vez que ocurría eso. Sonrió y miró a través de la ventana. Vio de nuevo las construcciones griegas que Aldebarán le había dicho que eran parte del Santuario de Atena y sonrió. Acababa de encontrar un muy buen amigo en Atenas.
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Aldebarán volvió muy distraído. Volvió al Santuario y a su templo tan lentamente que apenas llegó y Saga y su familia ya había llegado también. No sabía bien que rayos había ocurrido hacía un par de horas, pero esa chica que había conocido era realmente extraordinaria.
-¿En qué piensas, Aldebarán?- preguntó Mu, entrando al segundo templo.
-¿Qué?¿Yo? No, en nada- dijo torpemente el caballero de Tauro. Mu sonrió.
-Sí, claro- dijo Mu- vamos, puedes decirme...-
-No es nada- dijo Aldebarán- es solo que... hoy conocí a alguien-
-¿En serio?- dijo Mu.
-Es una chica- dijo Aldebarán- pero no cualquier chica. Ella tiene un problema, es sordomuda...-
-Ya veo- dijo Mu.
-Sí, pero me pareció una chica muy abierta- dijo Aldebarán- dijo que estaba ahí porque uno de los niños fue golpeado y lo llevaba a atender...- suspiró- y pues es eso...-
Mu sonrió.
-Haces bien en tratar de comunicarte con ella- dijo Mu- ese tipo de personas tienen muchos problemas, porque la gente les tiene miedo, o simplemente les da pereza tratar de comunicarse...-
Aldebarán sonrió al recordar los intentos de ambos por comunicarse.
-Sí, tienes razón- dijo Aldebarán. Mu sonrió.
-Bueno, que bien que tienes una amiga- dijo Mu- ya empezaba a preocuparme...-
-¿Preocuparte?- dijo Aldebarán- ¿porqué?-
-Pues, por nada- dijo Mu rápidamente- em... creo que Lily me llama, hasta pronto-
Y se teletransportó de ahí. Aldebarán se quedó viendo el punto donde el caballero de Aries había desaparecido, y se encogió de hombros.
-Quien sabe que quiso decir- murmuró el caballero de Tauro.
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CONTINUARÁ...
El lenguaje manual es el método de comunicación que utilizan los sordomudos. Es muy sencillo, porque algunas señas son muy obvias. Cambia de país a país, aunque el alfabeto es casi igual en todos los sistemas. Si tienen oportunidad, les sugiero que lo aprendan, al menos el alfabeto. Lo crean o no, sí hay veces en las que es útil (hasta para molestar a alguien) Ejem... digo, ya en serio, siempre está la posibilidad de ayudar a alguien.
Bueno, muchas gracias por seguir leyendo, agradezco sus reviews.
Abby L. / Nona
