CAPITULO 3: UN PAR DE PROBLEMAS

Ya había pasado una semana desde que Clara había salido del hospital con su bebé. El pequeño Teseo había aprendido rápidamente a dormir de noche, y no por gusto propio, sino porque las continuas visitas que sus padres recibían en el templo de Géminis lo despertaban, aunque sus papás no estaban muy contentos con ello, ni tampoco Máscara Mortal.

-Pero Máscara, si es muy tierno- murmuró Danny, pero ni siquiera eso logró convencerlo.

-Vamos, no seas amargado- dijo Afrodita- el bebé dejará de llorar tanto pronto...-

-Sí, tal vez cuando tenga seis años- dijo Máscara Mortal de mal humor- no puedo esperar tanto...-

-No será así- dijo Agata- los bebés se acostumbran a dormir de noche y a llorar menos en poco tiempo-

-Eso espero- dijo Máscara Mortal.

-Así será- dijo Mu- te lo digo por experiencia...-

-¿Hablan de mi hermanito?- preguntó Zalika, quien iba pasando por ahí con Kiki- tío Alde, ¿porqué los bebés lloran tanto?-

-Pues...porque son bebés- dijo Aldebarán- como no saben hablar, no saben como decir lo que quieren...-

Zalika pareció satisfecha con esa información y se fue a jugar con Kiki.

-Bueno, voy a bajar a la ciudad- dijo Agata- ¿alguien quiere venir?-

-Yo- dijo Lily- tengo que comprar unos zapatos...-

-¿Y esa motocicleta tuya es segura?- preguntó Mu a Agata.

-No es motocicleta, es un motorino- dijo Agata- es diferente, y sí, considero que es seguro... al menos más que el auto de Adam cuando él lo maneja...-

-Que Shaina no te escuche decir eso porque te hará papilla- dijo Afrodita.

-Vamos, Mu, no pasará nada- dijo Lily.

-Además, Agata conducirá despacio, porque sabe que las calles no son como las de Catania- dijo Afrodita, lanzándole una mirada a la chica. Agata puso los ojos en blanco y asintió medio a regañadientes.

-Lo intentaré- dijo Agata.

-De acuerdo, pero tengan cuidado- dijo el caballero de Aries.

-Excelente- dijo Agata- vamos, Lily- y las dos chicas bajaron hacia la entrada del Santuario.

-Yo también bajaré a la ciudad, pero no con ellas- dijo Aldebarán- los veré en un rato...- y se fue también.

-Ese Alde anda un poco extraño, ¿no les parece?- dijo Afrodita- hace una semana, en el hospital, desapareció también un buen rato-

-Exageras- dijo Máscara Mortal, sin darle importancia- ya ves que siempre va a llenar su estómago en alguna parte...-

-Tal vez- dijo Afrodita. Mu solo sonrió.

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Clara tenía al bebé en brazos, mientras veía a Saga y a Zalika discutir.

-Nada de eso, pequeña- dijo Saga- es mi turno-

-No, tu tiempo ya se acabó- dijo Zalika- es mi turno-

-Pero yo no lo he cargado- dijo Saga.

-Pero es mi hermanito- dijo Zalika.

-Pero es mi bebé- dijo Saga.

-Y de mi mamá también- dijo Zalika- y era mi mamá antes de que la conocieras-

-Pero...- dijo Saga, quedándose sin argumentos- ¡pero es mi bebé!-

Clara rió.

-Ya basta los dos- dijo Clara- Zalika, siéntate para pasarte a tu hermanito-

-Pero...pero...- dijo Saga.

-Vamos, solo cinco minutos para que tu papá lo pueda cargar un ratito, ¿de acuerdo?- dijo Clara. Zalika asintió emocionada y recibió al bebé en su regazo.

Saga pasó los cinco minutos de su derrota cruzado de brazos, y solo sonrió cuando Clara le puso al bebé en sus brazos.

-¿Contento, gruñón?- dijo Clara, dándole un beso en la mejilla cuando Zalika ya había salido.

-Mucho- dijo Saga.

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Julieta acababa de terminar su clase de ese día. Apenas llevaba una semana ahí y estaba ya fastidiada de ese sitio, y no precisamente por la ciudad. Desde hacía una semana, la señora Totopulus había puesto a un chico de su edad llamado Marco a que la siguiera a todas partes. El chico estaba estudiando para intérprete de sordomudos, pero para Julieta era verdaderamente un fastidio.

Los niños salieron de su salón corriendo y ella suspiró. Ya casi era hora de comer. La chica recogió sus cosas y salió del salón. Se encontró a Marco en la entrada.

-Buenos días, Julieta- dijo Marco.

Julieta sonrió a fuerzas, pues tenía las manos ocupadas y no podía hacer señas.

-¿Qué dices si vamos a comer juntos?- dijo Marco- ya le he pedido permiso a la directora...- miró las revistas que Julieta tenía en la mano. Una de ellas se titulaba "Antibióticos y sordera"- ¿qué es esto?-

-Nada, y no, gracias- dijo Julieta, poniendo la revista bajo el resto de su material- no tengo mucha hambre. Tengo que alimentar a Lucas--

-Pero...- comenzó Marco, pero ella se zafó de él tan pronto como pudo.

Julieta iba a subir las escaleras hacia su habitación cuando sintió que alguien tomaba su brazo, y vio que era Arturo de nuevo. La chica se sentó en un escalón y dejó su material en el suelo, para poder "hablar".

-¿Qué sucedió ahora?- preguntó ella-¿Boone te hizo daño de nuevo?-

Arturo sacudió la cabeza e hizo un par de señas, y al final hizo el ademán de alguien muy gordo.

-No te entiendo- le dijo Julieta- ¿qué quiere la señora Totopulus?-

-Yo castigado sin comida- dijo Arturo- no hice nada-

-Ya veo- respondió ella- no te preocupes. Vamos, yo iba a salir a comer-

Arturo sonrió y tomó la mano de Julieta, y los dos salieron de la fundación. Justo en la puerta se encontraron con un hombre muy alto. Julieta sonrió al reconocerlo.

-Hola, Julieta- dijo Aldebarán- me da gusto volver a verte...-

Julieta acentuó su sonrisa y se volvió a Arturo y le hizo unas cuantas señas. El niño sonrió y se volvió al caballero.

-Mucho gusto, Alde, yo me llamo Arturo- dijo el niño- Julieta me pidió que te dijera que a ella también le alegra verte...-

-¿Puedes hablar?- preguntó Aldebarán, sorprendido.

-Sí- dijo Julieta, y luego se volvió a Arturo e hizo otras señas.

-Julieta dice que ella nació sorda y por eso no aprendió a hablar hasta ahora- dijo Arturo- yo llevo apenas un año sin poder oír. Julieta aprendió desde pequeña a leer los labios de los demás-

-Ya veo- dijo Aldebarán- ¿iban a comer?- Julieta asintió- ¿y puedo acompañarlos?- asintió de nuevo.

La directora estaba hablando con Marco cuando vio la escena desde la ventana del segundo piso, y frunció el entrecejo al ver lo que pasó. Tomó el teléfono y marcó un par de números.

-Hola. ¿César? Así es, soy yo- dijo la mujer- tienes que venir pronto. Las cosas no están saliendo como esperábamos-

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Aldebarán y Julieta pasaron varias horas en una cafetería cercana a la fundación, conversando de la misma manera. Julieta y Arturo le enseñaron el alfabeto en el lenguaje manual, y también algunas palabras. Un rato después sacaron una libreta y una pluma, y con ella se comunicaban con el caballero.

-Aún no comprendo- dijo Aldebarán- he sabido de personas como ustedes a las que un médico les puede devolver el sentido del oído...-

Julieta sonrió amargamente.

-A mi no- escribió ella- mi madre tuvo rubéola cuando estaba embarazada. Yo nací con una enfermedad llama rubéola congénita, mi oído interno nunca se formó. No hay manera de que yo pueda oír-

-¿Y Arturo?- preguntó Aldebarán.

-Él quedó sordo después de que un mal médico le dio un antibiótico que produce sordera- escribió Julieta- y no solo tiene este problema. También sus riñones están fallando...-

-¿Y qué pasó con ese médico?- preguntó el caballero en voz alta. Julieta se encogió de hombros- debería estar en prisión...-

-Debería- escribió Julieta- estoy trabajando en eso-

-¡Por los dioses!- dijo Aldebarán- es tardísimo. Será mejor que los acompañe de regreso...-

Julieta asintió con una sonrisa.

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Agata y Lily se habían tardado probándose zapatos en un local. Lily quería comprarse un par pero no sabía cual elegir, y Agata no era de mucha ayuda, pues cada vez que la hechicera se decidía, Agata sacaba un nuevo par y la hacía dudar de nuevo.

-Los chicos nos van a matar- dijo Lily, saliendo del local con una bolsa- es tardísimo-

-Ni tanto- dijo Agata- oye, ¿ese no es Aldebarán?-

Lily miró y asintió.

-Sí, sí es- dijo la chica- pero...-

-¿Quién es esa chica?- preguntó Agata, adelantándose a Lily.

-No tengo idea- dijo Lily, sorprendida. Agata, por su parte, sonrió.

-Vamos a seguirlo- dijo la chica. Lily se volvió hacia ella, sorprendida.

-No hablarás en serio, ¿verdad?- dijo Lily.

-Muy en serio- dijo Agata- vamos, lo seguimos de lejos, no se dará cuenta, traemos el motorino-

-No lo sé- dijo Lily prudentemente- no me parece bien que lo estemos espiando...-

-Vamos, ¿qué puede pasar?- dijo Agata- no se dará cuenta y además no es como que le vamos a decir a todo el Santuario, ¿o sí?-

Lily meditó en ello y asintió. La verdad era que sí tenía bastante curiosidad por saber que rayos estaba haciendo su enorme amigo, así que aceptó.

-Bien, pero con discreción- dijo Lily.

-Excelente, vamos- dijo Agata.

Las dos siguieron a Aldebarán, Julieta y Arturo en el motorino.

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-Aquí es- dijo Julieta con sus señas, señalando la puerta del edificio.

-Lo sé- sonrió Aldebarán- bueno, fue un placer haber salido contigo...-

-Para mí...también- dijo Julieta con su propia voz, y aún con la misma sonrisa dulce que tenía- gracias...por...todo...-

-No hay que agradecer- dijo Aldebarán- cuídense los dos...- sonrió- mañana vendré otra vez...-

Julieta hizo un par de señales a Arturo, y éste sonrió.

-Gracias, Alde- dijo el niño- hasta pronto...-

-Hasta pronto- dijo Aldebarán, mientras los veía desaparecer tras la puerta. Sonrió y volvió al Santuario a paso lento.

Lily y Agata habían estado mirando la escena desde una esquina cercana.

-¿Viste?- dijo Agata- ¿qué será ese edificio?-

-Ni idea- dijo Lily- jamás había venido por aquí...-

-Vamos a averiguarlo- dijo Agata, estacionando su motorino.

-¿Qué dices?- dijo Lily.

-Vamos- dijo Agata, tomando a Lily de la muñeca y entrando al edificio.

Las dos miraron alrededor. Comenzaba con un pasillo muy bonito, con varios cuadros de donativos hacia la "Fundación Betancourt para Sordomudos" colgados en las paredes. Una puerta daba a un auditorio amplio y bello. Al fondo del pasillo había un elevador y una escalera, y junto a ésta última había una maceta con un árbol de metro y medio de alto.

-Vaya- dijo Lily en voz alta- entonces la chica de Alde es sordomuda-

-Eso parece- dijo Agata- vamos a ver arriba...-

-Espera, Agata, ¿no crees que ya vimos suficiente?- pero era demasiado tarde. Agata ya estaba a la mitad de las escaleras, y Lily no tuvo más remedio que seguirla.

-Vamos, Lily- dijo Agata, una vez que ambas llegaron al segundo piso.

-Mira esto...- dijo Lily. Ese pasillo, a diferencia del primero, estaba sucio y viejo. Había un par de voces al final del pasillo, una masculina y una femenina. Agata y Lily se acercaron a la fuente de las voces, tras una puerta del pasillo.

-Esa chica lleva apenas una semana y ya sabe lo de Arturo y la amikacina- dijo una voz femenina, la que pertenecía a la directora de la fundación- ese estudiante inepto, Marco, me dijo que la vio con una revista médica sobre antibióticos y sordera...-

-Shh... Margaret, por favor, baja la voz- dijo la voz de hombre.

-¿Y porqué, César?- dijo la mujer- si todos aquí están sordos... y uno de ellos gracias a ti-

-Que bajes la voz, te digo- dijo el hombre- sea lo que sea, una chica sordomuda no es suficiente...-

-Pero eso no es todo- dijo la mujer- esa chica salió esta tarde con el niño Arturo y con un hombre grande que no pertenece a la fundación, de eso estoy segura. No sé si es un abogado...-

-¿Alde un abogado?- dijo Agata casi riendo.

-Shh... deja oír- dijo Lily.

-Ya veo- dijo el hombre- de todas maneras, no habrá problema. Nadie sabe que yo fui el médico quien recetó y administró la amikacina a ese niño mas que tú, ella y yo. Y si ella hace algo para llevarme a juicio de nuevo... pues pienso que deberíamos quitarnos ese problema-

-¿Cómo?- dijo la mujer- ¿devolverla a Portugal?-

-Tal vez- dijo el hombre- o tal vez podríamos quitarla del camino de otra manera...-

Agata y Lily escucharon esa conversación casi con un nudo en la garganta. Habían averiguado algo muy importante.

-Esto es peligroso- dijo Lily en voz baja- vámonos de aquí ahora que podemos-

-No, esto es importante- dijo Agata- tenemos que averiguar más...-

-Si nos atrapan no podremos avisarle a Aldebarán...- dijo Lily.

Agata estuvo a punto de contestarle algo, cuando de pronto palideció. Un hombre que iba pasando por el pasillo las había visto.

-Oigan, ustedes dos no son de aquí- gritó el hombre.

-¡Rayos!- exclamó Agata.

-Oh, genial- dijo Lily. Jaló a su compañera de la muñeca hacia las escaleras- ¡corre, Agata!-

Las dos chicas bajaron las escaleras y recorrieron el pasillo del primer piso hacia la salida, pero ésta estaba bloqueada por cinco hombres.

-¡Haz algo, Lily!- dijo Agata.

-¿Cómo qué?- dijo Lily.

-No sé- dijo Agata- eres bruja, ¡haz algo!-

Lily buscó entre sus ropas para sacar su vara, pero un par de fuertes brazos la tomaron de los hombros y le impidieron alcanzarla. Igual a Agata.

-¡Suéltenos!- gritó Agata.

-Nada de eso, querida- dijo el hombre que la sostenía- ustedes dos se quedan a explicar que rayos estaban haciendo aquí...-

-Nada que te interese- dijo Agata- suéltenos en este instante...-

-Agata, no la alcanzo...- murmuró Lily.

-No se hagan las valientes, chicas- dijo la mujer que tenía a Lily- ahora nos van a decir exactamente que...-

Pero un grito la interrumpió. El árbol que estaba junto a la escalera se había movido, y había atrapado a uno de los intendentes por la cintura. Esta distracción fue suficiente para que Lily alcanzara a sacar su varita de su bolsillo.

-¡Suelta!- dijo Lily, soltándose, pero dio un pequeño grito de dolor al sentir las uñas de la mujer rasgando sus hombros.

-Vuelve aquí, niña- dijo la mujer.

-¡Luz!- exclamó Lily, apuntando su vara a los ojos del hombre que tenía a Agata. Éste la soltó para cubrirse los ojos dando un alarido- vámonos de aquí, Agata-

-Vaya, ya era hora- dijo Agata.

-Corre hacia tu motorino, yo los distraigo- dijo Lily. Con un movimiento de su vara, los hombres que cubrían la salida salieron volando hacia un costado del pasillo, dando espacio a Agata para que saliera del edificio.

-¡Atrápenlas!- exclamó la directora.

-No lo creo- dijo Lily, corriendo hacia la salida y creando con magia una película de aceite que hizo que los hombres se resbalaran- arrivederci-

Cuando Lily salió, Agata ya estaba en la entrada con su motorino encendido. La hechicera subió y ambas huyeron a toda velocidad hacia el Santuario.

-Bien hecho, hija de Hades y Perséfone- dijo Lily.

-¿De qué hablas?- dijo Agata, confundida.

-Olvídalo, cuando lleguemos a casa te explico- dijo Lily.

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CONTINUARÁ...

Un motorino es un tipo de motocicleta muy utilizada en Italia, que tiene diferencias con las motocicletas normales. Son muy útiles porque en ese país las calles son muy estrechas, y es más rápido llegar a cualquier lugar en motorino que en auto, son más fáciles de estacionar y consumen menos gasolina.

La amikacina es un antibiótico del grupo de los aminoglucósidos...amén, lo sé. Ya verán, en el próximo capítulo explicaré más detalles sobre esto. Hasta entonces.

Muchas gracias por seguir leyendo y por sus reviews.

Abby L. / Nona