CAPITULO IV

LUCIFER EL ANGEL CAIDO

En algún lugar de la Tierra, separado por una barrera dimensional, se encuentra el Infierno; hogar de Lucifer, el primer ángel de Dios, un ser que fue creado perfecto, mas nada en este universo es perfecto pues la ambición le gano e intento usurpar el lugar de su creador, quien lo derroto y lo aprisiono en el Infierno, en donde durmió por miles de años hasta que rompió el sello que Dios puso sobre el. Lleno de ira resurgió y planea destruir a Dios con la ayuda de las almas que sean mandadas al infierno pero como debían ser enjuiciadas y los humanos vivían tal y como Dios les había pedido qu3 vivieran. Dios se estaba quedando con todas las almas de los que iban muriendo, así que decidió tomar parte en le vida de los humanos, engañándolos y haciéndolos hacer cosas que no debían, después de todo si al final se arrepienten, Dios los perdonaría sin importar que hubieran hecho. Cosa que no era cierto, pues Dios perdonaba a aquellos que realmente estaban arrepentidos y que habían intentado redimir sus pecados en vida. Fue así como Lucifer empezó a hacerse de más almas de las que se hubiera imaginado, pues al ser humano le gustaba más la vida que les proponía vivir Lucifer, que las reglas impuestas por Dios. Conforme paso el tiempo, Lucifer se dio cuenta que de seguir así, no podría con todas las almas que tenia en el Infierno. Así que decidió engañar a unos cuantos Ángeles. Sabia que si ellos traicionaban la confianza de Dios los mandaría con el y así podría tener sus propios "Ángeles". Lucifer les dijo que Dios le había dado a los humanos placeres que no se merecían, que "bajaran" a la Tierra para que lo vieran por ellos mismos. Algunos, tentados, fueron a la Tierra en donde se dieron cuenta que los humanos disfrutaban de placeres que les habían sido negados a ellos, pero lo que los hizo quedarse y convenció a otros Ángeles fueron las mujeres, pues entre los Ángeles solo había hombres. Los Ángeles al intentar tomarlas a la fuerza y disfrutar de ellas ya no se quisieron ir, así que decidieron quedarse, mas los hombres intentaron pelear con ellos pero era inútil, pues ni mil soldados podían contra un solo ángel.