Disclaimer¿de verdad creéis que si todo esto hubiera salido de imaginación estaría yo aquí, escribiendo por amor al arte? Pues no, pero como nada es mío, me aguanto. Bueno, los merodeadores son patrimonio de la humanidad, pero como los creó Rowling hay que reconocerle el mérito a la mujer.
Holas chicas/os¿qué tal el veranito¿Mucho calor? Pues para aliviarlo (o por lo menos intentarlo), aquí os traigo un nuevo capi. Eso sí, antes tengo que responder los reviews:
- alessandra malfoy: jejeje, a mí Sirius también me da penita. Pero hay que ser fuerte, que a veces el chico también se merece sufrir. Por el título del capi supongo que habrás deducido que al fin os enteraréis del plan de James… a ver qué os parece. Besitos.
- JameslovestoLily: mmm… no sé si el plan de James será malvado, pero conociéndole yo me espero cualquier cosa. Me alegra leer que el fict te parece original. Un besote.
- Rosario González: sí, sí, tú tranquila que yo la historia no la voy a dejar colgada. Y menos sabiendo que hay gente como tú a la que le gusta. Un abrazo y espero que el nuevo capi te agrade.
- Ginny84¿traduciendo el sexto? Uff, yo con leerlo ya quedé sobresaturada, jejeje. Mmm… el plan de James es ultrasecreto… hasta este capi, claro. Un besito.
- Hermy: nooooooooo, no puede ser que la rata te hiciera sentir lástima por él. No, no, no, eso hay que arreglarlo. Aunque lo entiendo, si es que en el fondo todos somos almas caritativas y con conciencia. Bueno, pues tranquila que en este capi ya te enterarás del plan de James. Besotes.
- Marie Ann: me alegra que el fict te parezca original. Y sí, lo de Sirius y Liz sería incesto, pero en realidad nadie ha dejado claro si va a pasar algo entre ellos dos o no. Besines.
- MaDe: jope, menuda mala fama que se está ganando Zabini. Aunque reconozco que en parte se la merece porque yo no le he pintado precisamente como un chico sincero. A ver qué pasa con él más adelante. Un besazo guapa.
- AnnaTB: ala, que suerte, de vacaciones en Inglaterra. ¿Y qué tal¿Mucho té y mucha niebla? No me hagas caso, que como yo nunca he estado allí me guío por los topicazos de siempre. Bueno, en este capi se revela el "magistral" plan de James, a ver qué te parece. Besines.
Ahora sí, tenéis plena libertad para leer el nuevo capi de esta locura de fic. Espero que os guste.
Capítulo 6. El plan de James
James se pasó el resto del fin de semana dándole vueltas al plan que se le había ocurrido. Esta vez no podía fallar, debía conseguir su propósito pero para eso necesitaba prepararlo todo a conciencia. Antes de nada, decidió que lo primero que podía hacer era recopilar información.
- Sirius – llamó James a su amigo.
Era domingo por la tarde y, a falta de otro pasatiempo mejor para pasar el rato, Sirius y James se encontraban repantigados en dos sillones de la sala común haciendo nada en especial.
- Dime – respondió el otro abandonando sus dilemas internos y prestando atención a James.
- ¿Con quién vas a ir a Hogsmeade la semana que viene? – se interesó James pretendiendo sonar lo más casual posible.
- Puesss… - Sirius trató de hacer memoria - con Lindsay… no, no, creo que quedé con Nancy… ¿o era con Lois?
- ¿No recuerdas ni el nombre de tus citas? – se burló su amigo.
- ¡Claro que me acuerdo! Pero es que tengo tantas…
- Y la cabeza la tienes en otras cosas – adivinó James, haciendo alusión al enfado del moreno con su prima.
Sirius miró a su amigo con seriedad, a pesar de que James tenía toda la razón. Seguía enfadado con Liz y lo peor de todo es que no veía la forma de hacerse perdonar. Sabía que había metido la pata y estaba arrepentido, pero… ¿por qué le importaba tanto? Liz tan solo era una niñata que no aceptaba la realidad, porque si algo había claro en todo ese asunto es que Zabini la estaba utilizando.
- Con Samantha Parker – respondió Sirius al fin, volviendo a la realidad.
- De acuerdo – dijo James, comenzando a dar forma a su plan en la cabeza.
James no perdió el tiempo, y al día siguiente puso en marcha su plan. Se pasó la tarde buscando a Samantha Parker por todo el castillo, y al fin la encontró saliendo del baño de las chicas del segundo piso.
- ¡Samantha! – gritó el chico acercándose a ella.
Samantha se dio la vuelta, sorprendida porque James Potter la hubiera llamado.
- ¿James Potter? – preguntó Samantha sin ocultar su extrañeza.
- El mismo – respondió el moreno con una sonrisa – Necesito tu ayuda.
La sorpresa de la joven fue en aumento… ¿James Potter pidiéndole ayuda¿A ella? Resultaba extraño teniendo en cuenta el hecho de que en siete años estudiando juntos, ninguno de los dos había intercambiado más de dos palabras seguidas. En el caso de ella por timidez y en el caso de él… seguramente porque ni se había dado cuenta de que ella existía.
- ¿Qué quieres? – preguntó Samantha finalmente.
- Este sábado hay salida a Hogsmeade y si no me equivoco vas a ir con mi amigo Sirius.
Ella asintió sonriente con la cabeza. Estaba deseando que llegara el sábado para poder presumir de su cita…con lo que le había costado conseguirla.
- Bien – prosiguió el Gryffi – pues te voy a pedir un favor: anula la cita.
La sonrisa de Samantha se amplió, pero esta vez fue una sonrisa burlona.
- ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? – dijo la chica sin borrar la sonrisa – Estamos hablando de Black… Sirius Black. ¡Por favor! Más de una mataría para tener una cita con él.
- ¿Te gusta Sirius? – James decidió ser claro y directo.
- ¿Qué? – la pregunta descolocó a la chica por completo.
- Digo que si te gust…
- Te he entendido perfectamente – le cortó Samantha – Lo que no entiendo es porqué me haces esa pregunta.
- Vamos, no te estoy preguntando nada del otro mundo.
Samantha le miró como calculando su respuesta. Era una situación muy extraña: James Potter pidiéndole por favor que anulara su cita con Sirius y preguntándole por su vida amorosa.
- No, no me gusta – contestó ella, aunque le hubiera gustado añadir "eres tú el que me gusta", pero no tenía el valor suficiente. Por algo había acabado en Hufflepuff.
- Entonces no creo que haya ningún problema en que anules la cita – dedujo el animago rápidamente.
Para ayudar a Samantha a que aceptara, James esbozó una de sus más adorables sonrisas. Esa sonrisa por la que medio Hogwarts suspiraba y que hizo que a la chica que tenía enfrente le temblaran las piernas.
- De acuerdo – aceptó Samantha al final – pero con una condición.
- La que sea – dijo él ampliando más la sonrisa.
- No me puedo quedar sin cita el sábado, así que… tú serás mi acompañante.
- Por supuesto – James sonrió aún más, contento porque todo parecía ir sobre ruedas – Es lo mínimo que puedo hacer por ti.
Samantha estaba a punto de gritar de alegría. Por fin, después de siete años, había conseguido una cita con James Potter. El día le había salido más que redondo.
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- Si no pronunciamos el hechizo de manera correcta y no realizamos el movimiento de muñeca adecuado, lo más probable es que en lugar de un ramo de flores, nos encontremos con una planta carnívora – explicaba el profesor Flitwick con voz cantarina – Por eso es importante…
En ese punto, James desconectó totalmente de la clase. Encantamientos era una asignatura que se le daba bastante bien y por perderse una explicación tampoco pasaba nada. Miró a su izquierda y vio a Sirius, que por lo visto también estaba desconectado y pretendía ligar con una Raven situada tres asientos más atrás. Al lado de Sirius, Remus trataba de traducir las palabras del profesor a un lenguaje más comprensible para la escasa capacidad receptiva de Peter, a la vez que intentaba enterarse de algo. James giró su cabeza hacia el otro lado y se encontró con una Lily ensimismada, completamente absorta en lo que decía el profesor; Encantamientos era la única clase en la que la pelirroja no se permitía el lujo de distraerse y emplear el tiempo en tareas más ociosas, como por ejemplo quedarse embobada mirando a Sirius.
- Chisst… Lily – la llamó James por lo bajo.
La chica apartó la mirada del profesor Flitwick y posó sus ojos verdes sobre su amigo con evidente fastidio.
- ¿Qué quieres?
- Nada… - James sonrió inocentemente – Solo que estoy un poco aburrido.
Lily bufó y volvió a mirar al frente, volviéndose a centrar en la explicación. Pero James volvió rápidamente a la carga.
- Lily… - la llamó él con tono infantil.
- ¿Qué? – preguntó la pelirroja elevando un poco el tono de voz, pero sin interrumpir el ritmo de la clase.
- No te enfades…
- ¿Me vas a decir algo o piensas seguir fastidiándome durante todo lo que queda de clase? – se molestó la chica.
- Es sobre Sirius – contestó James finalmente – Tengo un plan y…
- ¿Sí? – le cortó Lily a la vez que borraba de su rostro la mueca de fastidio y esbozaba una radiante sonrisa. Al momento, la joven había puesto sus cinco sentidos en lo que le iba a contar su amigo - ¿Qué piensas hacer?
James rió suavemente. Ya tenía el plan perfectamente montado en su cabeza y hasta ese día todo iba bien, pero de momento no tenía intención alguna de contarle nada a la pelirroja. Todo a su debido tiempo.
- No pienso decirte nada.
- ¿Cómo que no¿Llevas molestándome toda la clase para luego no decirme nada? – se ofendió Lily, ansiosa por saber detalles sobre el plan.
- De momento no… pero tranquila, que cuando lo tenga todo listo te aseguro que te pondré al día.
- Solo espero que esta vez funcione – dejó caer ella.
- Funcionará – aseguró James con ese aplomo y con esa seguridad tan característicos en él. Lily por su parte sonrió; cuando James hablaba con esa confianza, es que todo iba a ir a la perfección.
Media hora después, los alumnos de 7º de Gryffindor y Ravenclaw salían del aula de Encantamientos. Remus iba contándole a James los planes que tenían para la siguiente luna llena mientras que Sirius y Peter se habían quedado más rezagados.
- ¡Potter! – una voz femenina gritó por detrás de los dos jóvenes.
James y Remus se dieron la vuelta inmediatamente para encontrarse con Samantha, que corría hacia ellos.
- Potter – repitió la chica al llegar a su altura – Necesito hablar contigo.
El merodeador asintió con la cabeza, pero Remus le cogió por un brazo antes de que su amigo se alejara.
- ¿Qué te traes entre manos con Parker? – susurró el licántropo para que Samantha no pudiera oírles - ¿No es la cita de Sirius?
- Ni una palabra a Padfoot – fue la única explicación de James.
Remus le soltó y le miró mientras se alejaba… ¿por qué tenía la impresión de que todo el mundo planeaba cosas a sus espaldas? Será la luna llena, pensó el chico encogiéndose de hombros y encaminándose al Gran Comedor para almorzar.
Mientras, James había llegado con expresión interrogante hasta donde se encontraba Samantha.
- ¿Qué quieres? – preguntó el moreno.
- Verás… es que tengo una pregunta – explicó Samantha con nerviosismo; estaba delante del chico que la gustaba y no sabía exactamente como actuar - ¿Cuándo anulo la cita con Black¿Hoy mismo o…?
- Ah sí, se me había olvidado ese detalle – la interrumpió James – Tendrás que anular la cita el sábado, a la hora del desayuno.
- ¿El sábado? Pero el sábado mismo es la salida a Hogsmeade. ¿No te parece un poco precipitado?
- Ya lo sé, pero resulta que es indispensable que lo hagas el sábado – aseguró el chico.
- ¿Por qué? – preguntó Samantha con curiosidad - ¿Qué te traes entre manos, Potter?
- Eso no creo que sea de tu incumbencia – puntualizó James con una pequeña sonrisa, como intentando suavizar la frase – No hagas preguntas que yo no pueda responder.
Samantha se sonrojó por el comentario. Sabía que James tenía razón, pero la curiosidad pudo con ella.
- ¿Algo que esconder, Potter? – cuestionó ella con tono burlón.
- No¿y tú Parker? – contraatacó James posando su mirada sobre la mochila medio abierta que la chica llevaba colgada del hombro, concretamente en un pequeño cuaderno de tapas rosas que solo podía ser una cosa.
Los ojos de Samantha siguieron la dirección que marcaban los del merodeador, y se sonrojó levemente al notar que James no hacía otra cosa más que mirar el diario que ella llevaba en la mochila. La chica cerró la bolsa rápidamente, no le convenía nada que James se mostrará interesado en ese pequeño cuaderno. Un diario siempre era comprometedor, pero ese lo era más todavía.
- De acuerdo, no haré preguntas que no puedas responder – aceptó Samantha finalmente.
- Muy bien dicho – aprobó él acentuando su sonrisa y volviendo a mirarla directamente a los ojos – Y recuerda, el sábado a la hora del desayuno¿entendido?
Ella asintió levemente, a la vez que James se daba la vuelta y se alejaba por el pasillo desierto. Por lo menos le quedaba el consuelo de que tenía una cita con el chico que le gustaba… debía aprovechar la oportunidad al máximo.
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La hora de la cena de aquel miércoles levantó muchos dolores de cabeza, sobre todo a la pobre Lily. La pelirroja tuvo que lidiar con las insinuaciones de James que parecía morirse de ganas por contarle de que iba su plan pero al final no lo hacía. A eso se le sumó la mala leche de Liz que todavía seguía enfadada con Sirius, las ansias vengativas de Anne raras en ella y la extraña actitud de Peter. Esto último no le afectaba mucho a Lily, porque lo que pasara por la cabeza de aquel proyecto de merodeador era bastante indescifrable e incomprensible para ella, pero es que el chico le estaba fastidiando la cena todavía más con sus impertinencias.
- Peter – le llamó Lily no muy segura de que le fuera a hacer caso, llevaba toda la cena ignorándola – ¿Me puedes pasar la sal, por favor?
Silencio por parte de Peter. Ni siquiera la miró. El chico tan solo frunció los labios (señal de que había oído la llamada) y siguió a su bola.
- Peter – repitió la pelirroja armándose de paciencia, una cualidad de la que carecía por completo - ¿Serías tan amable de pasarme la sal?
Nuevamente ausencia de sonido, y esta vez Peter miró hacia otro lado con gesto ofendido.
- Oye, que no te he pedido que te pongas a imitar a un asno en medio del Gran Comedor – dijo Lily con retintín debido al gesto del chico – Solo te he pedido que me pases la sal.
- Déjale – pidió James poniendo una mano sobre el hombro de su amiga – Está enfadado.
- ¿Y te crees que a mi me importa? Lo único que quiero es tomar la ensalada de una maldita vez y para eso necesito la sal.
Lily se levantó de la silla para poder coger la sal ella misma. Le dirigió una mirada de odio a Peter y se sentó de nuevo.
- Ya está – dijo la chica echando la sal en la ensalada y mirando otra vez con odio, esta vez más intenso, a Peter.
El chico no pudo soportar más las miradas del "amor de su vida", por lo que se levantó de la mesa y se marchó hacia la torre de Gryffindor.
- ¡Peter! – le llamó James, aunque el chico ya no le oía – ¡No te enfades!
- Déjale – intervino Liz levantando la cabeza del plato y hablando por primera vez en toda la cena – Si está enfadado por algo será.
- Mira quien fue a hablar, la experta en enfados.
Liz miró a Sirius con ira, pero optó por no decir nada. Seguía enfadada con él, eso estaba claro, pero lo peor de todo es que todavía estaba esperando una disculpa por parte de su primo. Sabía que Sirius admitía que se había pasado el otro día y también sabía que el merodeador era muy reacio a pedir disculpas, pero en esta ocasión tendría que hacerlo a la fuerza.
- ¿Cuándo me piensas hablar? – continuó Sirius, bajo la atenta mirada de los demás que no se atrevían a meter baza – Vamos Liz, sabes que lo que te dije el otro día es verdad.
La furia en los ojos azules de Liz aumentó, aunque ella continuó sin decir nada. Por otra parte, James y Remus miraban a su amigo como tratando de calmarle con la mirada y Lily se debatía entre defender a su amiga o dejar que las cosas siguieran su curso. Al fin y al cabo ella no era muy amiga de meterse en discusiones ajenas, lo consideraba algo muy personal.
- Sabes que tengo razón – insistió él.
- No la tienes – contestó Liz simplemente.
- Sí la tengo – se reafirmó Sirius. Estaba metiendo la pata y lo sabía, pero no podía parar; era parar o seguir. Pero si parar significaba pedir disculpas él no estaba dispuesto a ello, por lo que siguió metiendo cizaña.
- No la tienes – pronunció la morena claramente.
- Por favor, sabes perfectamente que Zabini te está utilizando para joder a Malfoy.
- Sirius… - trató de advertirle James, pero su amigo no le hizo caso.
- No sé como estás tan ciega como para no verlo.
- ¿Qué te hace pensar que Zabini me está utilizando? – preguntó Liz con frialdad, mirando a su primo directamente a los ojos.
En cuanto Liz posó sus ojos azules sobre los grises del merodeador, Sirius pudo ver dolor y sobre todo decepción en ellos. Entonces el chico se sintió fatal por lo que le estaba haciendo. Era como si supiera que su prima pensaba que él la estaba defraudando… pero no era así. Sirius estaba completamente seguro de que Zabini la estaba utilizando y Liz debía darse cuenta de ello… aunque le doliera aceptarlo.
- Zabini y Malfoy siempre han sido enemigos.
- ¿Ah sí? – dijo Liz dejando el tenedor que tenía en la mano, levantándose y colocando las dos manos sobre la mesa - ¿Y que más pruebas tienes? Porque perdona que te diga, pero esa no me vale en absoluto.
- ¿Cuántas veces has hablado con Zabini desde tu cita? – preguntó Sirius a su vez a la vez que imitaba a su prima y se colocaba enfrente de ella - ¿Se ha dirigido a ti¿Te ha mirado por lo menos?
Liz se mordió el labio inferior, Sirius la había pillado.
- No, pero eso no significa que… - empezó a contestar Liz.
- ¡Ahí tienes la prueba! – exclamó el moreno con gesto triunfal – Zabini pasa de ti porque no le interesas.
- Eso no es cierto y lo sabes, Sirius.
- ¿No¿Y entonces por qué es?
- Pues porque… porque… - Liz no se decidía a responder.
La joven miró a sus dos amigas como pidiendo ayuda. Anne tan solo sonrió con calma, como solía hacer en los momentos difíciles y como queriéndole decir que hiciera lo que creía conveniente, pero por lo visto Lily opinaba lo contrario. Estaba claro que la mejor opción para la pelirroja era callarse y marcharse de allí para evitar que la discusión pasara a mayores.
- Yo le he estado evitando, Sirius – dijo Liz finalmente – Porque necesito tiempo para aclarar lo que siento y lo que quiero.
- No Liz, él te está utilizando¿no te das cuenta? – insistió su primo con terquedad.
Liz suspiró con desesperación y cerró los ojos, como queriendo llevarse las manos a la cabeza y gritar hasta quedarse sin voz. Pero en lugar de eso, la chica habló con serenidad.
- Es imposible razonar contigo, Sirius. Cuando madures y seas capaz de mantener una conversación civilizada, estaré dispuesta a hablar contigo.
Dicho esto, Liz se marchó de allí dignamente sin ninguna gana de discutir con su primo. Por otra parte, Sirius se quedó mirando a su prima alejarse y se pasó una mano por la cara.
- Voy a hablar con ella – anunció Sirius levantándose de la mesa.
- No – le paró Lily con una mano, levantándose ella y haciendo que Sirius volviera a sentarse – Será mejor que vaya yo. Cuando ya esté más calmada podrás ir y disculparte.
La indirecta de Lily fue bastante directa, pero Sirius todavía no estaba muy seguro de tener que disculparse. El joven tan solo se quedó mirando una vez más como la pelirroja se dirigía hacia la torre de Gryffindor.
- La has cagado – sentenció Remus al cabo de un rato de intenso silencio.
- La has cagado y mucho – puntualizó James medio en broma, medio en serio.
Los dos chicos miraron a Anne como en busca de ayuda. La chica captó el mensaje enseguida y les apoyó.
- Has metido la pata hasta el fondo – aseguró Anne para luego añadir con una sonrisa cálida – pero sé que lo hacías por su bien.
- Gracias – apreció Sirius con una sonrisa y dispuesto a darle un abrazo a su amiga.
- Pero – le paró la castaña – que lo hayas hecho por su bien no significa que tengas razón. Creo que cuando las cosas se calmen un poco, lo mejor que deberías hacer es pedirle disculpas a Liz.
Esa declaración bastó a Sirius para que se convenciera de que debía pedirle perdón a su prima. Anne era en cierto modo la voz de la razón, la conciencia del grupo. Representaba la serenidad y la tranquilidad, por lo que todo lo que decía tenía buena parte de razón y estaba premeditado. Y más en casos tan delicados como ese.
- De acuerdo – aceptó él finalmente, provocando que sus tres amigos sonrieran ampliamente.
Los tres jóvenes siguieron cenando en silencio y a los pocos minutos James y Sirius ya se habían enfrascado en una aburrida charla sobre Quidditch. Fue entonces cuando Anne vio la oportunidad clara para comenzar con su plan de ataque. Necesitaba presionar a Remus y forzarle para que tomara una decisión.
- ¿Qué tal te va con Grant? – dejó caer Anne despreocupadamente, sin ni siquiera mirar al chico a los ojos.
Remus levantó la cabeza del plato sorprendido. Lo último que se hubiera esperado de su compañera es que le preguntara sobre su relación con Rachel.
- Como debería de ir – contestó él encogiéndose de hombros – Salimos, nos hacemos carantoñas, charlamos… las cosas que suelen hacer las parejas.
- Ya… - dijo la joven con escepticismo.
Anne dejó la cuchara sobre la mesa y miró al joven que tenía delante directamente a los ojos.
- Dime Remus – empezó ella - ¿cuánto hace que no mantienes una conversación mínimamente adulta con tu novia?
- Eeeeh… - comenzó a contestar el licántropo haciendo memoria.
- Yo te lo digo: nunca. ¿Cuánto hace que no te sientes realmente atraído por ella?
- Puess…
- Perdiste el interés hace mucho. ¿Cuánto hace que no pasas una tarde maravillosa a su lado?
- ¿Qué pretendes con esto? – cortó Remus el interrogatorio.
- Demostrarte que tu relación no va bien… y que podría irte mejor con otras personas – Anne decidió guardar el "y que podría irte mejor conmigo" para otro momento.
Pero el merodeador captó inmediatamente el mensaje, por lo que esbozó una pequeña sonrisa. Luego se rió suavemente.
- ¿Por qué te ríes? – se sorprendió ella por la reacción del chico.
- Lo sabes perfectamente – susurró Remus, haciendo que una escalofrío recorriera de arriba abajo la columna de Anne.
- No, no lo sé. Dímelo tú – le retó la chica con una sonrisa juguetona.
- Míranos – volvió a susurrar el licántropo acercándose cada vez más a Anne, a pesar de tener una mesa de por medio – parecemos dos críos de 15 años…
- De hecho tenemos 17. No creo que haya mucha diferencia.
- … jugando al perro y al gato – continuó él obviando deliberadamente la interrupción y acortando las distancias – Yo escapo de ti, tú escapas de mí… pero en el fondo yo te gusto. Y tú me gustas.
Anne iba a replicar que estaban en medio del Gran Comedor, abarrotado de gente y que no era plan de dar un espectáculo así, pero lo cierto es que al ver los labios de Remus tan cerca, la chica sintió unas ganas irremediables de besarle y lo único que pudo hacer fue acercarse más a él. Pero en esta vida nada es perfecto, y lógicamente ese momento no iba a ser la excepción.
- ¡Remsie!
La siempre tan oportuna de Grant rompió por completo con su grito toda la magia del momento, aunque por suerte no se fijó en la situación tan comprometedora en la que se encontraban su novio y Anne.
Al oír el grito, los dos jóvenes se separaron inmediatamente y fingieron comer el postre, como si tan solo hubieran estado charlando amigablemente.
- ¡Remsie! – repitió la chica al llegar junto a su novio, lanzándose automáticamente a los brazos de él - ¿Cómo has estado?
- Bien, bien – contestó él a duras penas mientras trataba de librarse de la presión que ejercían los brazos de Grant sobre él.
- No te he visto en todo el día, Remsie. Te he echado de menos – aseguró Grant haciendo pucheros.
- He… he estado muy ocupado – contestó el merodeador rascándose la cabeza y tratando de evitar los ojos de Anne, que le miraban con gesto burlón.
Su novia ni siquiera contestó, solo se limitó a cogerle por el cuello de la camisa y plantarle un beso en la boca a la vez que miraba a Anne de reojo, como intentando poner celosa a la siempre tranquila y serena chica. Sin embargo, el pensamiento de que podría ser Anne la que le estuviera besando en lugar de Grant, hizo que Remus apartara a la Huppie con suavidad.
- Aquí no – susurró el chico dando a entender que no le hacía especial gracia ser tan cariñoso estando en público.
- ¿Por qué no? – se extrañó Grant. Luego cayó en la cuenta de la presencia de Anne – Ah, ya lo entiendo. Es por ella¿no?
- No, no es por ella – mintió Remus con cansancio.
- Entonces¿por qué es?
- Pues porque… porque estoy cansado.
- Ya – Grant no se creía ni una palabra.
Mientras la parejita discutía en susurros, Anne intentaba no parecer interesada en la charla de ellos dos pero a la vez trataba de no perderse nada de lo que decían. Por lo visto, había conseguido presionar al merodeador y si su intuición femenina no fallaba (que rara vez lo hacía) era posible que dentro de poco Anne se llevara una sorpresa agradable. Además, pensó la joven a la vez que veía como Grant trataba de besar a su novio y el se resistía, si Grant seguía con esa actitud tan infantil e inmadura, estaba claro que su relación con Remus tenía los días contados. Anne sonrió imperceptiblemente; Grant no era un obstáculo para ella en absoluto.
- Está bien – cedió Grant finalmente – Si tan cansado estás creo que lo mejor será que me vaya.
- Yo no quería decir eso…
- No, no te preocupes Remus. Lo he entendido perfectamente – le interrumpió la Huppie con gesto ofendido.
Sin decir una palabra más y fastidiada por que su plan de dar celos a Anne no estaba funcionando, la chica se marchó de allí rápidamente.
- Tu novia me sorprende cada día – confesó Anne con una sonrisa burlona.
- ¿Por qué?
- No sé – la castaña se encogió de hombros – Supongo que por su actitud infantil.
Remus estaba completamente de acuerdo con lo que acababa de decir la chica, pero optó por no opinar sobre el tema.
- ¿Qué piensas hacer? – se interesó la joven con curiosidad.
- ¿Qué pienso hacer sobre qué? – cuestionó Remus, aunque sabía por donde iban los tiros.
- Sobre Grant – puntualizó Anne encarando al licántropo.
El merodeador tan solo se encogió de hombros con indiferencia, aunque tenía muy claro lo que debía hacer en una situación como aquella: dejar a su novia inmediatamente e ir a por la chica que le gustaba. Pero a pesar de que lo tenía tan claro, Remus no se atrevía a dar el paso definitivo y no sabía exactamente porqué. Por temor al rechazo no era puesto que los sentimientos de los dos estaban muy claros desde hacía tiempo, por alguna clase de afinidad con Rachel tampoco, la chica no le gustaba y no había más vueltas que darle… quizás era por hacer daño a su todavía novia. Remus sabía que Grant no estaba enamorada de él, tan solo encaprichada, pero también sabía de buena mano que el rechazo nunca es agradable. Y menos para alguien tan orgulloso como su novia.
- ¿Esa es tu respuesta? – habló Anne sacando al chico de sus pensamientos. Remus la miró extrañado – Pues muy bien. Cuando tengas las cosas más claras, avísame.
Anne no quiso sonar tan brusca, pero no pudo evitarlo. Le ponía enferma esa clase de situaciones: Remus le gustaba y ella le gustaba a Remus¿qué problema había? Grant. Pero Grant no era ningún problema. Remus tan solo tenía que dejarla y punto, era algo muy fácil. Entonces¿por qué le costaba tanto hacerlo?
La chica se levantó de la mesa y se marchó de allí con elegancia, rogando para que Remus espabilara e hiciera de una vez por todas lo que tenía que hacer.
En cuanto la chica se marchó, Remus se unió a la conversación de sus dos mejores amigos.
- ¿Ya se marchó Anne? – preguntó James girando la cabeza hacia la puerta del comedor.
Remus asintió, pero no dijo nada. Una idea se estaba formando en su cabeza.
- Las tías nos abandonan. Primero Liz – enumeró Sirius con los dedos – luego Lily y ahora Anne¿se puede saber qué les hemos hecho?
- Que les habéis hecho, querrás decir – corrigió James automáticamente – Que yo sepa, no he tenido ningún problema con ellas.
- Es Sirius, que es un bestia – le culpó Remus con una sonrisa.
- Y tu un cabeza hueca – atacó Sirius haciéndose el ofendido - ¿Cuándo piensas dejar a la tonta de tu novia?
Remus miró a Sirius a los ojos, sopesando lo que acababa de decir su amigo. Tenía que tomar una decisión y tenía que tomarla ya. El tiempo se le estaba agotando y estaba seguro de que Anne no le iba a esperar toda la vida a que se decidiera.
- Lo voy a hacer – dijo Remus al fin – Voy a dejar a Rachel y pedirle a Anne que salga conmigo.
La decisión estaba tomada, pero… ¿cómo lo iba a hacer?
ooooooooooooooo
El sábado por la mañana llegó antes de lo esperado y Lily estaba que no podía más de los nervios. A pesar de que James había prometido contarle de qué iba su plan, parecía que en el último momento se había arrepentido de ello y su amigo tan solo se había limitado a darle unos cuantos consejos el día anterior.
- Cuando Sirius te pida ir con él a Hogsmeade, hazte la sorprendida – le aconsejó James.
- Pero¿cómo sabes que me va a pedir ir con él? – se extrañó Lily - ¿No tiene ya alguien con quien ir?
- Tenía – le corrigió el merodeador – Pero por eso no te preocupes. Tan solo asegúrate de colocarte bien cerca de él durante el desayuno. Asegúrate de que te vea bien, es lo único que tienes que hacer.
- Pero… - empezó Lily a protestar; aquellos consejos no tenían ni pies ni cabeza.
- ¿Confías en mí? – le interrumpió él.
Su pelirroja amiga le miró a los ojos… ¿confiaba en él? Pues claro que confiaba en él. En James confiaría hasta su propia vida.
- Claro que sí.
- Pues entonces no te preocupes – dijo James resuelto – Tan solo limítate a hacer lo que te he dicho y todo saldrá de maravilla.
- De acuerdo – aceptó ella con una sonrisa. Tenía el presentimiento de que esta vez el plan iba a funcionar.
Pero a medida que Lily bajaba las escaleras hacia el Gran Comedor para desayunar, ese presentimiento de que el plan iba a funcionar se estaba desvaneciendo y en su lugar aparecían las dudas.
- Tranquila – dijo Anne posando una mano sobre el hombro de la pelirroja – Si James dice que va a funcionar, funcionará.
- ¿Y tú que vas a hacer en todo el día¿Qué vamos a hacer con Liz? – se interesó Lily en un intento de ocultar sus nervios.
Las dos chicas posaron sus ojos sobre Liz, que miraba paranoica a todos los lados evitando cruzarse con Sirius o con Zabini. Llevaba toda la semana así.
- No te preocupes por ella, ya me encargo yo de distraerla. Tú relájate y disfruta.
- Gracias – susurró Lily con una pequeña sonrisa.
Durante el desayuno, Lily procuró hacer todo lo que James le había aconsejado. Se sentó bien cerca y bien a la vista de Sirius, concretamente en frente de él, y cuando James se sentó a un lado del moreno, le guiñó un ojo a su amiga como queriendo decir que todo iba bien.
El desayuno transcurrió sin ningún percance, pero justo cuando los alumnos de 3º para arriba se levantaban de sus asientos para ir a Hogsmeade, Samantha Parker llegó corriendo hasta ellos.
- Samantha – se extrañó Sirius mirando a la recién llegada - ¿No habíamos quedado en Hogsmeade?
- Lo sé – dijo ella con voz débil – Pero es que no voy a poder ir.
- ¿Cómo?
- Verás… es que me ha surgido un pequeño problema… personal.
- ¿Problema personal¿Qué tipo de problema personal? – preguntó el chico horrorizado por el hecho de perder una cita cinco minutos antes de una salida a Hogsmeade. En siete años de experiencia con las féminas de Hogwarts, hasta el momento ninguna le había dejado plantado.
- Es que me acaba de llegar una carta de casa y me han dicho que… que… me han dicho que mi hámster Rogelio se ha muerto – llegados a ese punto, Samantha se echó a llorar con una convicción increíble. Cualquiera podría pensar que se trataba de la protagonista de "Lo que el viento se llevó" – Yo le quería muchoooo.
- Oh, ya entiendo. Bueno… no te preocupes. Hay muchos hámsters por el mundo – Sirius no sabía como reaccionar.
- Está bien – aceptó Samantha dejando de llorar y secándose las lágrimas – Lo siento.
- No pasa nada – aseguró el merodeador con una sonrisa.
La chica se marchó de allí, recibiendo una pequeña sonrisa de agradecimiento por parte de James. En ese momento, Sirius se puso a mirar alrededor suyo; no podía ir a Hogsmeade sin una cita. Necesitaba a una chica ya. Entonces sus ojos grises se posaron de repente sobre los verdes de Lily… Sí¿por qué no? Lily era divertida y guapa, seguro que pasaba un día agradable con ella.
Fue entonces, en el momento en que Sirius se la quedó mirando, cuando Lily comprendió el plan de James y se dio cuenta de que su amor le iba a pedir una cita. ¡Una cita! Si no fuera porque debía mantener las formas, se hubiera puesto a dar saltos de alegría ahí mismo.
- Lily – la llamó Sirius.
- ¿Sí? – contestó ella con una dulce sonrisa.
- Me preguntaba si querrías ir conmigo a Hosgmeade – invitó Sirius tendiéndole un brazo a la chica.
- Será todo un placer – aseguró Lily aumentando su sonrisa y aceptando encantada la invitación.
Al ver la escena, James tampoco pudo reprimir una pequeña sonrisa. Conocía a Sirius de sobra y sabía que su amigo no podría ir a Hogsmeade sin una chica. Él tan solo tuvo que propiciar esa situación con ayuda de Samantha y colocar a Lily en el lugar adecuado para que Sirius la viera y decidiera salir con ella. Ahora, el que la cita resultara un completo éxito o un estrepitoso fracaso, estaba en manos de Lily.
Pues se acabó lo que se daba. Y lo siento por todos aquellos que queríais que el plan de James fallara, pero de momento el chico parece que está acertando
Ahora recapitulemos: Liz no hace más que evitar a Zabini y a Sirius de paso porque sigue enfadada con su primo, Anne va por buen camino y Remus ha tomado una decisión, James ha conseguido su objetivo y ha logrado que Sirius y Lily tengan una cita y ha aparecido el personaje nuevo de Samantha Parker que saldrá más en el fic o desaparecerá, eso no lo tengo del todo decidido. Depende de la acogida que tenga el personaje, así que ya podéis opinar sobre ella.
Y para el próximo capi…
- La cita de Sirius y Lily… todo un espectáculo.
- Remus y sus dilemas mentales. Ha tomado una decisión pero no sabe exactamente como llevarla a cabo.
- Zabini intenta hablar con Liz y esta vez ella no podrá rehuirle.
Todo eso y alguna cosilla más en el próximo capi.
Por cierto, gracias por la cantidad de reviews que me dejáis y no abandonéis el hábito, que es una costumbre muy buena
Besos a todos.
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
Hermana de Mina Black
Miembro de las 15 de Mey
