Disclaimer: no soy Rowling. Tan solo soy una pobre estudiante, un poco agobiada eso sí. Y cuando sigo pobre es en el sentido económico de la palabra. Vamos, que no me forro yo con esto ni de coña.
En compensación con lo que tardé la otra vez, aquí tenéis el nuevo capi. Antes de nada, los reviews.
- leodyn: lo de sí Sirius va en serio o no con Lily lo verás dentro de poco… yo no adelanto nada. Besines.
- Paddy-ta: me alegra que te guste mucho, mucho, mucho ). Aquí tienes el nuevo capi. Besos.
- xX Ashley Xx: jaja, así que tú también eres una bromista en potencia como Sirius y Lily¿no? Jeje. Bueno, esta vez he tardado poquito en actualizar, espero que te guste el capi. Un besote.
- AnnaTB: a ver, vamos por partes… o mejor dicho por parejas. Anne/Remus: se nota que al chico le cuesta decidirse. Y joder, como le cuesta ) Coincido contigo en que la novia me ha salido demasiado idiota. Lily/Sirius: te aviso que ahora empieza la acción de verdad entre estos dos y James. Así que a sufrir, jeje. Liz/Zabini: a ver si consigo que os convenza del todo, que el pobre con el sambenito de que es un Sly… Un besín, guapa.
- Ginny84: yap, Lily toda ilusionada y al final ni beso ni ná… ya sé que lo de Zabini no suena muy creíble, pero habrá que darle una oportunidad al pobre chico. Un besote.
- alessandra malfoy: jeje, la indecisión de Remus veo que os está haciendo sufrir bastante. De momento no adelanto nada sobre Sirius y Lily, mejor leéis y luego me contáis. Un abrazo.
- Rosita: vaya, me alegro de que te guste el fict y de que te parezca original… al fin y al cabo esa era mi intención. Besotes.
Pues ya está. Una vez terminado el trámite de los reviews (que yo hago con mucho gusto , pero que a alguns os desespera), aquí tenéis el nuevo capi. Que os aproveche.
8. Rechazos
El lunes siguiente a la visita a Hogsmeade, Lily se encontraba inmersa en pleno dilema moral: no sabía si estar contenta porque se lo había pasado de maravilla con Sirius o cabreada porque la cita no había terminado de la manera habitual en que terminan las citas. Pero mientras decidía su estado anímico, Liz y Anne tenía que aguantar la chapa de la pelirroja:
- ¡Me lo he pasado booooooomba! – exclamó Lily al llegar al castillo tras la agotadora jornada en Hogsmeade.
Liz y Anne cruzaron miradas: la de la morena era de preocupación por lo que pudiera haber hecho su primo, mientras que la de la castaña la indicaba que se pensara las cosas dos veces antes de hablar.
- ¿Bomba en qué sentido? – preguntó Liz con un tono de voz que indicaba que en su opinión, era imposible pasárselo bomba con Sirius.
- Bomba en todos los sentidos de la palabra – aseguró la pelirroja con una gran sonrisa, para luego pasar a relatar todo lo que había hecho con Sirius ese día.
- ¿Qué hicisteis qué? – se escandalizó Anne cuando Lily les contó el chapuzón forzado de Snape.
- Te está pervirtiendo. Sirius te pervierte – negó Liz con la cabeza.
Lily tan solo amplió más su sonrisa y se dejó caer sobre la cama con expresión soñadora.
- Es perfecto – dijo la joven al cabo de unos minutos.
El tono con el que Lily había hecho la afirmación provocó que sus dos amigas volvieran a cruzar miradas, aunque esta vez eran de preocupación. Las dos chicas se acercaron rápidamente a la cama de Lily y la examinaron con miradas extrañas.
- ¿Qué? – se extrañó Lily por la revisión a la que estaba siendo sometida.
- No tiene fiebre – comprobó la castaña tras posar su mano sobre la frente de su amiga.
- Esto está llegando muy lejos – aseguró Liz a su vez.
- ¿Pero qué…?
- Te estás tomando muy en serio este encaprichamiento por mi primo.
- ¡Yo no estoy encaprichada! – se enfadó Lily, reincorporándose súbitamente sobre su cama – Sirius me gusta de verdad.
Por la expresión ceñuda que adoptó Liz, era obvio que no se tomaba esa afirmación muy en serio. Aún así le preocupaba bastante oír esas palabras de boca de su amiga: en los siete años que llevaba conviviendo con Lily, la morena nunca había oído salir de su boca esas palabras. Y el hecho de que esa frase viniera acompañada del nombre de su primo, conociendo el currículum nada alentador de Sirius, era preocupante.
- Aunque… bueno, igual me he pasado al decir que es perfecto – rectificó la pelirroja tras pensárselo durante unos segundos.
- ¡Claro que te has pasado al decir que es perfecto! – exclamó Liz, algo más aliviada al comprobar que su amiga no había perdido del todo la cordura – Sirius es imperfecto: es inmaduro, bala perdida, culo inquieto, pesado…
- No es perfecto porque no acabó nuestra cita de una manera normal.
- ¿Normal? – repitió Anne alzando las cejas - ¿Qué entiendes tú por normal?
- ¡No me besó!
Lily se volvió a dejar caer en la cama con abatimiento y Anne la dirigió una mirada de ternura. A pesar de la cantidad de pretendientes que había tenido su amiga, todavía estaba muy verde en asuntos amorosos.
- Si te llega a besar, es hombre muerto – declaró una resuelta Liz – O peor, hombre castrado.
- ¿Y quién le iba a castrar¿Tú?
La pelirroja había lanzado la pregunta al aire como si la sola idea de que Liz estuviera dispuesta a castrar a su primo fuera absurda. Sin embargo, al ver la expresión de psicópata que la morena había adoptado, Lily se dio cuenta de que era una posibilidad perfectamente viable.
Anne observó a sus dos amigas durante unos minutos. La tensión llenaba el ambiente: Liz no estaba dispuesta a dejar a su amiga a merced de Sirius, mientras que Lily no entendía porqué la morena no la dejaba ligar en paz. Como nadie pusiera remedio al problema pronto, la bomba podía estallar en cualquier momento… y ríete tú de la Segunda Guerra Mundial. Anne no era tonta; se había dado perfecta cuenta de ello y estaba dispuesta a emprender medidas de urgencia.
- Chicas, venid aquí – las llamó.
Las dos jóvenes aceptaron los brazos extendidos de Anne, por lo que las tres quedaron unidas en un abrazo.
- Es evidente que hay un problema entre vosotras dos…
- ¡No hay ningún problema! – interrumpieron Lily y Liz al mismo tiempo.
- Sí hay un problema.
- No, no lo hay – rebatió la pelirroja – El hecho de que Liz sea una aguafiestas y que no acepte que Sirius es perfecto, no significa que haya un problema evidente entre nosotras dos.
- Y el que ésta – atacó Liz señalando despectivamente a su amiga – tenga el gusto atrofiado y se haya encaprichado del tío más capullo de Hogwarts, que por cierto es mi primo, tampoco significa que haya un problema evidente entre nosotras dos.
La morena terminó con una sonrisa triunfante, que rápidamente fue sustituida por una expresión de decepción. Anne no necesitó ni una palabra para que las otras dos jóvenes se dieran cuenta de que sí había un problema evidente entre ellas dos.
- Está bien… - empezó Lily.
- Hay un problema evidente entre nosotras dos – completó la morena la frase.
Esta vez fue Anne la que esbozó una sonrisa de triunfo, antes de atajar el "problema evidente".
- ¿Y cómo pensáis solucionarlo?
Silencio por parte de las dos implicadas.
- ¿Lily?
Silencio por parte de la aludida.
- ¿Liz?
Silencio por parte de la segunda involucrada.
- Está bien, yo os diré como solucionarlo. Vamos a hacer… ¡terapia de grupo! – exclamó Anne, como quien anuncia que le ha tocado la lotería.
- ¿Terapia de grupo? – preguntaron las otras dos, como quien recibe la noticia de que tiene que trabajar un domingo.
La afición de Anne por las "terapias de grupo" era bien conocida y odiada por sus dos amigas. En cuanto se presentaba un problema entre las tres, la joven reunía a Lily y Liz y les echaba la charla/chapa de turno. Consecuencia: Anne se sentía realizada en su papel de amiga sensata y Lily y Liz terminaban con unos remordimientos de conciencia enormes.
Aquella tarde no fue la excepción. Tras el discursito de Anne sobre la amistad, el amor y lo imperdonable de que un chico se interponga entre dos amigas, Liz acabó por medio convencerse de que lo mejor era dejar que las cosas siguieran su curso; es decir, que pasara lo que tuviera que pasar entre Lily y su primo para que al final la pelirroja se diera cuenta, según Liz, de que estaba enamorada de James. Por su parte, Lily aceptó que la preocupación de Liz era razonable debido al currículum de Sirius y prometió ir con cuidado.
Sin embargo, Liz no quiso dar carta libre a su amiga antes de intercambiar unas cuantas palabras con Sirius.
- ¡Sirius! – gritó Liz al día siguiente a la salida de DCAO, la última clase del día.
El joven se dio la vuelta lentamente, sin creerse que su prima se hubiera decidido a dirigirle la palabra. Creía que Liz sería capaz de esperar su disculpa hasta el fin del mundo si era necesario.
- Tengo que hablar contigo.
La petición sonó más a orden, por lo que Sirius siguió a la chica hasta los terrenos del colegio, preguntándose que asunto de suma importancia había obligado a Liz a tragarse su orgullo.
- Tú dirás – invitó Sirius a que hablara a la vez que se sentaba en un banco. Tenía la impresión de que el asunto iba para largo.
- Es sobre Lily – soltó la chica.
"Amigas, claro", pensó Sirius al conectar ideas.
- No sé qué te traes entre manos con ella – comenzó Liz con tono amenazador -, pero te advierto que como no me la devuelvas sana y salva, vete informándote sobre técnicas de reproducción asistida porque te dejo estéril.
Sirius soltó una carcajada, aunque en su fuero interno sabía perfectamente de lo que era capaz su prima. Dejarle estéril entraba dentro de esos límites.
- Ten mis palabra muy en cuenta cuando le pidas salir a Lily – advirtió Liz a la vez que se levantaba dispuesta a irse.
- ¿Qué te hace pensar que le pediré salir a Lily? – preguntó Sirius con la intención de retener a la joven. No quería dejar escapar la oportunidad de rabiarla, aunque solo fuera un poco.
Liz se dio la vuelta con el escepticismo pintando en su cara.
- ¿Desde cuándo Sirius Black dejaría escapar a una chica?
- Desde que a Sirius Black le importa la chica en cuestión – contestó el moreno. Al ver el gesto todavía escéptico de Liz, añadió – Vamos primita, tengo sentimientos.
La joven decidió darle una oportunidad a Sirius y se sentó, dispuesta a escuchar su explicación.
- Lily es una chica estupenda, por nada del mundo quiero hacerla daño – aseguró Sirius con convicción.
- ¿Seguro?
- Seguro.
A Liz le bastó con la palabra de Sirius. Sabía que si algo ocurría entre su amiga y él no será nada trascendente; Lily no era para Sirius y Sirius no era para Lily. Pero por lo menos quería asegurarse de que su amiga no saldría mal parada.
- Por cierto, creo que me debes algo – dejó caer Liz al cabo de un momento de silencio.
Sirius recapacitó durante unos segundos… ¿qué le había tomado prestando sin permiso a su prima en los últimos días? Tras unos instantes de agotador esfuerzo, el merodeador creyó haber encontrado la solución.
- Tienes razón, el otro día te cogí prestada tu pluma y todavía no te la he devuelto. En cuanto suba a la habitación te la doy.
- Sirius… - dijo su prima, convencida de que el chico estaba bromeando.
- ¿Qué? Ya te he dicho que en cuanto suba te la devuelvo – repitió Sirius, sin caer en la cuenta de que lo que menos le importaba a la morena en esos momentos era la pluma que le había tomado prestada sin permiso.
Liz resopló con desesperación. ¿Por qué los hombres eran, por regla general, tan cortos de entendederas?
- Cuando dije que me debes algo, me refería a una disculpa – aclaró Liz, como si le estuviera explicando a un niño pequeño que dos más dos no son ni cinco ni tres, sino cuatro.
- Ah… eso.
Esta vez el que suspiró fue Sirius al darse cuenta de que era hora de enfrentarse al problema que había tratado de evitar a toda costa durante los últimos días.
- Lo siento – se disculpó Sirius tras unos momentos de crucial tensión y en un tono de voz tan bajo, que ni él mismo se oyó.
- ¿Cómo?
- Que lo siento, he dicho – repitió Sirius, esta vez un poco más alto.
- Perdona, es que no te he oído bien – pidió Liz, aunque en esta ocasión le había entendido perfectamente. Estaba disfrutando de lo lindo haciendo sufrir a su primo.
- ¡LO SIENTO! – gritó el joven, harto de la humillante situación.
Liz soltó una carcajada al ver la cara de profunda frustración del merodeador.
- Te ha costado tragarte tu orgullo¿eh?
- ¿Lo dices por experiencia? – contraatacó un furioso Sirius. Vale que le hiciera pedirla perdón, pero la chica estaba jugando sucio. No había que humillarle de esa manera.
- Sirius, Sirius, Sirius – canturreó Liz apuntándole con el dedo. El tono de la joven era serio, pero su expresión divertida revelaba que tan solo estaba bromeando – No estropees lo que acabas de arreglar.
Ya más relajado tras haber pasado el mal trago de pedir perdón, el joven se unió a las risas de Liz.
- Por cierto, hablando de relaciones sin futuro… - empezó Sirius al cabo de un rato.
- ¿Cómo la tuya con Lily? – le interrumpió la morena con una sonrisa maliciosa.
- No, como la tuya con Zabini – contraatacó Sirius con una sonrisa más maliciosa todavía - ¿En qué punto de la relación estáis?
- ¿Tú eres masoca o qué? – se sorprendió Liz.
- ¿Yo¿Por qué?
- Acabas de pedirme perdón por unos comentarios que, por cierto, tuvieron que ver con Adam y ahora sacas el tema de nuestra relación. Definitivamente tienes una rama kamikaze que nadie conocía.
- Tan solo me intereso por la salud mental de mi querida primita. ¿Sigues con la absurda idea de que Zabini es tu príncipe azul? – preguntó Sirius burlón.
- Sí. Y no es una idea absurda.
- De acuerdo, de acuerdo – aceptó Sirius, dispuesto a no echar más leña al fuego – Te doy mi bendición para que sigas con él.
- ¡Yo no necesito tu bendición! – exclamó la chica con enfado.
- Pero antes me tienes que prometer una cosa – pidió su primo obviando la interrupción.
- ¿El qué?
- Que te vas a asegurar de que Zabini es de fiar. O por lo menos que es todo lo de fiar posible que un Zabini puede ser.
- Yo sé que Zabini es d… - empezó a decir la joven
- Ponle a prueba – la cortó Sirius – Solo durante unos días. Si la supera, es apto para estar contigo.
Liz iba a replicar que él no era nadie para decirle como tenía que llevar su relación, pero se quedó callada al reflexionar sobre las palabras de Sirius; a veces su primo daba señales de que tenía la cabeza para algo más que para sujetar el pelo.
oooooooooooooo
"La idea de James es estúpida y yo más por hacerle caso", eran las alentadoras palabras que llenaban la mente de Samantha Parker aquel martes por la mañana, mientras cavilaba sobre la mejor manera darle un consejo amoroso a un completo desconocido, en este caso a Remus Lupin.
Todavía no sabía como había aceptado la descabellada propuesta de James. Bueno, sí lo sabía, pero el motivo le parecía todavía más absurdo que la propia propuesta. ¿Cuántas tonterías estaría dispuesta a hacer por el chico que le gustaba?
Y lo peor de todo es que ahora debía enfrentarse a la situación más idiota de toda su vida. ¿Quién era ella para darle consejos amorosos a Remus Lupin? Y más difícil todavía¿cómo hacerlo? Estaba claro que la mejor opción no era ir allí y decirle "hola, soy Samantha Parker. Me he dado cuenta de que te estás comportando como un completo imbécil. Hazle un favor al mundo: deja a la hueca de tu novia y líate de una maldita vez con Moore". Demasiado directo, aunque era lo más sincero que se le ocurría.
Afortunadamente para la Huffle, la oportunidad perfecta se presentó durante la clase de DCAO cuando el profesor les encargó por parejas una redacción sobre las banshees. Y digo afortunadamente, porque la pareja de Samantha resultó ser Remus. La joven nunca había intimado mucho con el merodeador, de hecho en sus siete años en Hogwarts no había intimado con ningún merodeador, a excepción de su extraña y reciente relación con James. Por eso Samantha se sentía completamente perdida y no sabía como actuar. El hecho de que James no parara de lanzarle miraditas de ánimo que solo conseguían ponerla más nerviosa, no ayudaba en absoluto.
Sin embargo Samantha era una mujer de ideas rápidas. Le bastó con que transcurrieran diez minutos de clase para darse cuenta de que Remus no paraba de lanzarle miradas furtivas a Anne. Samantha decidió aprovechar la situación y tratar de ser sutil.
- Te gusta Moore¿no?
Está bien, dije que trataría de ser sutil, no que lo consiguiera. La joven se maldijo mentalmente por haber sido tan directa.
- ¿Cómo? – preguntó el licántropo incrédulo. Sin embargo puso enseguida en práctica aquello de la que la mejor defensa es un buen ataque – Y a ti te gusta James¿no?
- ¿Cómo sabes q…? – dejó escapar Samantha, autodelatándose – Mira, yo solo quería decirte que estás haciendo un poco el tonto, por decirlo suavemente, y que lo mejor que podrías hacer es dejar a tu novia. Moore es mil veces mejor.
Samantha había tratado de no ser tan directa, pero ese no era su fuerte. Al final optó por la vía más rápida y lo soltó todo tal y como le llegó a la cabeza. Ahora solo tenía que aguantar el chaparrón.
Pero al contrario de lo que la joven esperaba, Remus tan solo se quedó callado y pensativo. De todas las personas que le habían aconsejado sobre su complicada vida amorosa, Samantha había sido la más directa y al parecer, la que más le iba a ayudar. Sí, lo tenía decidido. Dejaría a Rachel esa misma tarde.
- Gracias – dijo el merodeador finalmente.
- ¿Gracias¿Cómo que gracias? – se sorprendió Samantha por la reacción.
- No sé porqué me has dado este consejo, aunque tengo una ligera sospecha sobre quién te ha animado a hacerlo – Remus sonrió suavemente -, pero te aseguro que ha sido el consejo definitivo.
Samantha sonrió para salir del paso, aunque en el fondo se sentía como una completa maruja. No acababa de creer como se había atrevido a meterse en la vida amorosa de un desconocido, aunque el resultado al final no hubiera sido tan malo como pensaba.
- Y si me permites un consejo – el joven se acercó a Samantha para susurrarle -, yo que tú me declararía a James. No es bueno guardarse los sentimientos – Remus se separó y volvió a hablar en un tono normal – Te lo digo por experiencia.
Samantha sentía que había hecho el mayor ridículo de su vida y así se lo hizo saber a James cuando éste le preguntó qué tal le había ido.
- Pero al final funcionó¿verdad? – dijo James, orgulloso de sus propias y magníficas ideas.
- Sí, pero…
- Ni peros ni peras – cortó el joven la réplica – Mañana a estas horas Remus y Anne estarán juntos y la idiota de Grant se estará buscando un nuevo ligue al que manipular – James sonrió con satisfacción – Muchas gracias, Sam.
- Las que tú tienes – se le escapó a Samantha en un acto reflejo.
- ¿Cómo has dicho? – preguntó James, que no había oído lo que había dicho la chica.
Ahora o nunca. Ese era el momento perfecto para decirle a James lo que sentía. Si había sido tan directa con Remus… ¿por qué no con James? Así que siguiendo el consejo del licántropo, la chica se lanzó a la piscina… sin fijarse si estaba llena o vacía.
- Que me gustas – pronunció Samantha lentamente.
James sabía que ese momento llegaría, pero lo que no se imaginaba es que llegaría tan pronto. Al principio pensó que le caía rematadamente mal a Samantha, pero luego se dio cuenta de que la chica sentía algo más… especial por él. El problema es que el sentimiento no era mutuo
- Sam… - empezó a decir el chico.
Pero Samantha no necesitó oír más. Por el tono de James, estaba claro que la iba a rechazar. En cierto modo se lo esperaba, por lo que encajó bien el golpe.
- No hace falta que sigas – pidió Samantha, queriéndose ahorrar el mal trago.
- Sam, en serio, eres una chica estupenda – pero James sentía que la joven necesitaba una explicación – pero… en fin… joder, me siento como un completo estúpido.
Samantha sonrió con tristeza. Ella también se sentía completamente estúpida.
- Eres mi amiga. Y las amigas son sagradas, son como hermanas – retomó el moreno la explicación – A una amiga será incapaz de mirarla de otra forma.
- ¿Estás seguro? – preguntó Samantha, ansiosa por cambiar el rumbo de la conversación. La última frase de James le había dado la oportunidad para hacerlo y así de paso, completar su cupo de consejos amorosos en un día.
- Sí, claro.
- ¿Y qué me dices de Lily?
- Lily es mi amiga – dijo James, como si con eso lo explicara todo.
- Estás enamorado de Lily – sentenció la joven.
- ¡No!
Samantha esbozó una sonrisa entre triste y amarga, antes de acercarse a James para susurrarle:
- Solo espero que cuando te des cuenta de ello, no sea demasiado tarde.
La joven depositó un suave beso en la mejilla de James para luego marcharse, dejando a James inmerso en un torbellino de sentimientos confusos cuyo centro era Lily y las últimas palabras de Samantha.
ooooooooooo
Aquella era la tarde definitiva para Remus. Desde la clase de DCAO y el consejo de Samantha, el joven se había preparado psicológicamente para acabar de una vez con Rachel. Le había costado, sí, pero más vale tarde que nunca.
- … y entonces la pelandrusca esa llega y me dice que en realidad tú estás enamorado de ella – continuaba Grant con el "interesante" relato sobre como una fan de Remus había tratado de arrebatarle los derechos de autor, como ella lo llamaba, sobre su novio – Menuda ilusa. Si tú solo tienes ojos para mí. Tú solo me quieres a mí¿verdad Remusín?
- No – soltó Remus casi sin pensárselo.
Grant se retiró de su postura "abrazo del oso" y se incorporó, clavando sus ojos sobre los de su todavía novio.
- ¿Cómo que no? – preguntó la joven abandonando su tono dulzón y sustituyéndolo por uno peligroso.
- Pues que no te quiero – repitió Remus con tranquilidad – En realidad a la que quiero es a Anne. Creí que ya te habías dado cuenta.
- ¿Me estás diciendo que cortas conmigo? – la voz de Grant volvió a cambiar y esta vez adquirió un tonillo histérico.
- ¡Cinco puntos para Rachel Grant! – exclamó el licántropo con ironía.
- ¡Y encima te burlas de mí!
La chica adoptó su tono más melodramático y comenzó a llorar desconsoladamente. Remus la miró, como quien mira un trozo de chicle pegado en la suela del zapato. Armándose de paciencia, el joven posó una mano sobre el hombro de Grant.
- Vamos Rachel, que ya somos mayorcitos para estos juegos.
Grant pareció darse cuenta de que el merodeador tenía razón, ya que dejó de llorar automáticamente y se limpió las lágrimas con gesto altanero.
- Supongo que me toca aceptar la derrota con deportividad – dijo ella al fin, mientras se levantaba del banco en el que estaban sentados.
- Supongo.
Remus se encontraba demasiado aliviado al ver marchar a Gran como para pensar que la joven se había tomado la ruptura muy bien. Demasiado bien. En vez de preocuparse por ellos, el licántropo se levantó del banco y entró en el castillo con un único objetivo en mente: Anne.
- ¿Has visto a Anne?
Sirius observó como su amigo derrapaba y por poco se caía al suelo, mientras le preocupaba desesperado por Anne. Sirius sonrió, presagiando que se avecinaba una nueva parejita, antes de contestar.
- Está en la biblioteca, con Lily y Liz.
A Remus le bastó esa información y no se paró a oír la recomendación de su amigo de que no hiciera ruido. Al llegar a la biblioteca se paró en seco, respiró profundamente intentando recuperar el ritmo de pulsaciones normal (que según lo previsto, deberían acelerarse en pocos minutos) y entró en la sala. Con un solo vistazo vislumbró a las tres amigas en una mesa junto a la ventana, recogiendo ya sus cosas.
Remus sonrió, volvió a respirar hondo y se acercó hasta Anne, que estaba de espaldas a él. En cuanto sintió un brazo rodeando su cintura, la joven se dispuso a arrearle un guantazo al pobre infeliz que se había atrevido a tocarla, pero su mano se detuvo en el aire al encontrarse con el rostro sonriente de Remus.
Y sin aire se quedó Anne en cuanto Remus la apretó contra él y la besó. Ese beso que Anne recordaría una y otra vez durante los días siguientes. Ese beso que la marcó porque al fin y al cabo… ¿cuánto había esperado por él¿Cuánto le había costado conseguirlo?
Tras unos instantes que se hicieron eternos, los dos jóvenes se separaron y en cuanto lo hicieron, Lily y Liz, en calidad de espectadoras inesperadas, comenzaron a aplaudir.
- Supongo que ya has dejado a tu novia – susurró Anne, haciendo caso omiso a sus dos amigas que no paraban de aplaudir y de reírse.
- Supones bien.
- Y que estás libre.
- Así es.
- Entonces…
- Entonces soy todo tuyo – completó Remus la frase con una pequeña sonrisa.
Anne imitó al joven y sonrió, volviendo a rozar sus labios con los de él.
- ¡Señor Lupin¡Señorita Moore!
Pero la voz de la bibliotecaria rompió por completo la magia del momento.
- La biblioteca no es lugar para esa clase de espectáculos. Tendré que informar a la jefa de su casa.
Anne y Remus soltaron una carcajada. Seguramente, mañana a esas horas estarían castigados limpiando la más oscura mazmorra o abrillantando los trofeos de los Premios Anuales. Pero¿qué impostaba? Por fin estaban juntos y con Grant fuera de combate. Por lo menos de momento.
¡Tachán! Jo, capi terminado… con lo que me ha costado. Y hablando de tareas costosas, por fin tengo a Remus y Anne juntos. Me ha llevado 8 capis y muchas vueltas, pero al final lo he conseguido. Se aceptan felicitaciones en forma de review
Y para el próximo capi:
- Liz hace caso a su primo y pone a Zabini en periodo de prueba.
- Grant no se da por vencida.
- Comienza la acción de verdad entre Sirius – Lily – James.
Todo eso y mucho más en el próximo capi.
Besos.
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
Hermana de Mina Black
Miembro de las 15 de Mey
Fan alocada de Sergio Rivero (no pude resistirme, lo tenía que poner)
