Disclaimer: no soy Rowling. Tan solo una pobre estudiante, un poco agobiada eso sí. Y cuando digo pobre es en el sentido económico de la palabra. Vamos, que no me forro yo con esto ni de coña.
¿Habéis visto que fiera soy? Que solo he tardado una semana en actualizar. Debo estar enferma o algo así
- xX Ashley Xx: bueno, bueno, leeré tu fict para comprobar si eres una bromista en potencia o no, jeje. Besines.
- Inuyami: pues si en el anterior capi te dio pena James, no te digo yo en este… Un besote.
- Ginny84: pues si quieres triángulo amoroso entre Lily, James y Sirius a partir de este capi vas a tener hasta hartarte. Bueno, hasta hartarte espero que no, jeje. Besotes guapa.
- AnnaTB: sí, la ruptura quedó un poco rara, pero es que después de tanto rodeo entre Remus y Anne quería que las cosas fueran bastante directas. Sobre el triángulo de Lily and company no hablo, que es demasiado lioso ) Y sí, más le vale a Zabini portarse bien porque si no se queda sin carné de padre como mínimo. Un abrazo.
- MaryGin: jeje, sí que me costó juntar a Remus y a Anne. 8 capis para ser exactos. Ya veo que por aquí la pareja Lily/ James es sagrada, tranquila que para mí también lo es ). Besines.
- leodyn: sí, me costó unos cuantos capis juntar la primera pareja. A ver si me cuesta tanto con los que quedan. Un besazo.
- Kairi Akade: el título del capi anterior iba por los "rechazos" de James a Sam y de Remus a Grant, no por otra cosa Me alegra que te guste el fic, a ver si sigue así. Un abrazo.
- alessandra malfoy: ay sí, por fin junté a Remus y Anne. Menudo peso que me quité de encima, jeje. Bueno, James en vez de darse cuenta de algo, parece que se está liando mucho el pobre. A ver cómo le va en este capi. Besos.
- Paddy – ta: no, no, te aseguro que éste no va a ser uno de esos ficts interminables. De hecho va a tener 12 capis, así que ya no queda mucho para que se acabe. Besines.
Ahora sí, a leer el nuevo capi con tranquilidad. ¡Qué lo disfrutéis!
9. Sirius y Lily, Lily y Sirius
Las dos primeras semanas de relación entre Remus y Anne fueron, como cabía esperar, asquerosamente empalagosas. Este hecho no hubiera supuesto un problema si la parejita viviera su romance aislada del mundo, pero al compartir atmósfera con el resto del colegio y en especial con Lily, Liz, James y Sirius, las caras asqueadas y los comentarios jocosos no se hicieron esperar.
- ¡Iros a un hotel! – exclamaba Sirius por enésima vez la más que repetida frase en cuanto Anne y Remus comenzaban a besarse.
Esos intercambios de saliva (o de una cantidad ingente de gérmenes y bacterias, como Lily prefería llamarlos) se repetían una y otra vez; en la sala común, en el comedor, por la mañana, antes de acostarse… a la pareja le daba igual dónde, cuándo y lo más importante, enfrente de quién.
Aparte de Remus y Anne, en el grupo de amigos se produjo un fenómeno curioso y singular: las horas que Lily pasaba con Sirius eran inversamente proporcionales a las horas que la pelirroja le dedicaba al estudio. En otras palabras, Lily cada vez pasaba más tiempo con Sirius y descuidaba sus estudios. El hecho de reducir la media de 4 horas en la biblioteca trabajando sin parar a 3 no era nada fuera de lo normal, pero en el caso de Lily era algo sorprendente.
- ¿De dónde vienes? – preguntó Liz a la pelirroja una tarde de mediados de noviembre, mientras un intenso aguacero caía en el exterior.
- De dar una vuelta – evadió Lily, intentando no encontrarse con la mirada acusadora de su amiga.
- Has estado con Sirius.
- Creí que ya habíamos dejado aclarado este asunto – le recordó Lily con cansancio.
Liz prefirió callarse a modo de respuesta en lugar de dar su brazo a torcer y aceptar que su amiga tenía razón. Pero es que a pesar de la charla aclaratoria que había tenido con su primo, Liz todavía no se fiaba del todo.
- Últimamente pasas mucho tiempo con él – comentó la morena intentando aparentar despreocupación.
- ¿Y?
- Estás descuidando los estudios¿a que sí, Anne?
Liz se dio la vuelta y se dirigió a su otra amiga, que sentada en la cama leía una revista. Ésta tan solo se encogió de hombros, dispuesta a no entrometerse en la conversación.
- A buena le fui a preguntar – murmuró Liz para sí misma pero con el suficiente cuidado de que Anne también la oyera – La que se pasa 25 horas al día con Remus.
- Intercambiando una cantidad ingente de gérmenes y bacterias – puntualizó Lily con una mueca de asco.
Pero Anne no se inmutó por los comentarios de sus amigas. Se encontraba en una nube tan alta y tan aislada del mundo exterior, que ni siquiera una hecatombe podría romper su felicidad.
- Tú, calla. Que llevas el mismo camino con Sirius.
- Ojalá – dijo Lily con gesto soñador, deseando con todas sus fuerzas que lo que había dicho Liz se hiciera realidad.
Por su parte Liz negó con la cabeza, molesta por la actitud de profunda idiotez que habían adoptado tanto Lily como Anne. De acuerdo, estaban colgadas por un chico¿y qué? Ella también estaba muy bien con Zabini y no iba por ahí con cara de gilipollas. Hablando de Zabini…
- Chicas, os tengo que pedir un favor.
Las dos jóvenes dejaron lo que estaban haciendo y centraron su atención sobre la morena.
- Quiero poner a Adam en periodo de prueba y necesito a alguien que le tiente.
- ¿Tentar? – repitió Lily sin captar la idea de su amiga - ¿Tentar en qué sentido?
- Ah, no – se negó de inmediato Anne, que sí había entendido lo que Liz les estaba diciendo – Ah, no, no, no. De ninguna manera.
- Anne, por favor…
- ¿Estás loca? Acabo de empezar a salir con Remus. ¿Pretendes que me insinúe a otro chico? – se escandalizó la castaña - ¿Y encima a un chico que precisamente es tu novio¿Dónde dejaste el sentido común?
- Anne…
- He dicho que no – repitió la chica inflexible.
Viendo que por ese camino no iba a conseguir nada, Liz optó por suplicar a su segunda opción.
- Lily…
- Lo siento, pero no – se negó Lily también.
- ¿Por qué? Tú no tienes novio ni nada.
- Tengo un proyecto de novio – aclaró la pelirroja – Y no pienso estropearlo. No pienso hacerlo.
- ¿Es tú última palabra?
Lily asintió convencida, por lo que su amiga desistió. "Ten amigas para esto", pensó Liz mientras les lanzaba una mirada herida. Aunque en el fondo, su mente no hacía más que maquinar. Si no encontraba ayuda dentro, tendría que salir a buscarla fuera.
oooooooooooooooooo
- Anne, llegas tarde – informó Lily mirando el reloj.
- Yaa vooooy – llegó la voz de la aludida desde el baño.
- Ya voy, no. Llegas tarde – repitió la pelirroja.
- No creo que a Remus le importe – observó Liz, sin levantar la cabeza del libro de Transformaciones.
- Oh, sí que le importa – aseguró Anne abriendo por fin la puerta del baño. Con una sonrisa, dio una vuelta sobre si misma y preguntó - ¿Qué tal estoy?
Lily contempló con expresión de satisfacción el atuendo de su amiga: vestido estupendo y bolso y zapatos perfectamente combinados. Pero la expresión de la joven se congeló en cuanto posó sus ojos verdes sobre la cara de Anne.
- Oh no – murmuró la pelirroja con espanto.
- ¿Oh no? – repitió la castaña extrañada - ¿Qué quieres decir con eso?
- Liz, mira esto – pidió Lily sin apartar la mirada de la cara de Anne.
La morena por fin apartó la vista del libro para posarla sobre su amiga. Y, para horror de Anne, en cuanto lo hizo, su cara adoptó la misma expresión de espanto que Lily.
- Oh no – se lamentó Liz también.
- ¿Queréis decirme qué pasa? – se exasperó Anne, harta de tanto misterio - ¿No estoy bien?
- No estás bien – afirmó Lily.
- Estás mal – apuntó la morena.
- ¿Cómo de mal?
- Horrible – calificó la pelirroja.
- Espantosa – añadió Liz.
Lily fue corriendo hasta el baño y regresó con un pequeño espejo en la mano, que colocó delante de la cara de Anne para despejar de una vez por todas sus dudas.
- Oh no – gimió la joven al ver su rostro reflejado en el espejo - ¡Parezco un pitufo!
Y es que su cara, habitualmente de un estupendo color tostado, se había vuelto azul eléctrico. Anne miró y remiró su cara en el espejo, como esperando que su piel recuperar de repente su tono normal. Pero no. El azul continuaba ahí. Tan brillante y tan eléctrico como al principio.
- ¿Cómo te has hecho eso? – preguntó Lily, sin poder quitar la vista del asombroso color azul.
- O quién te lo ha hecho – apuntó Liz otra posibilidad.
Al oír las palabras de Liz, a la castaña una sola palabra se le apareció en la mente: bien grande y bien luminosa.
- Grant – fue lo único que murmuró Anne, destilando odio por todos los poros de su piel.
Desde el primer momento le había parecido extraño que Grant se hubiera tomado la ruptura con Remus y el nuevo romance de éste de una manera tan deportiva. Pero estaba tan feliz en su nube tan alta y tan aislada del mundo, que no se preocupó más por el asunto. Ahora, la hecatombe que podría haber roto su felicidad, había llegado.
Sin embargo, en ese momento había un asunto mucho más urgente que Grant. Y ese asunto acababa de llamar a la puerta de la habitación.
- ¡Anne! – gritó Remus tras la puerta - ¿Estás ahí? Llevo más de quince minutos esperándote.
- ¡Rápido¡Escóndete! – susurró Lily apresuradamente, empujando a su amiga hacia el baño.
En cuanto Anne quedó bien escondida tras la puerta del baño, Liz, que era a la que mejor se le daba mentir, avanzó hasta la puerta de la habitación.
- ¿A qué viene todo este escándalo, Remus? – preguntó Liz, abriendo la puerta.
- ¿Dónde está Anne? – preguntó el joven, rozando el enfado - ¿Todavía no está preparada? Pues dile que hace casi veinte minutos que estoy esperando por ella. Sabe que odio la impuntualidad.
- Anne no está disponible – informó la joven.
- ¿Cómo que no está disponible? Por favor, que no es un teléfono móvil.
El licántropo intentó pasar a la habitación, pero Liz se colocó delante de la puerta bloqueándole el paso a la vez que esbozaba una sonrisa que en vez de apaciguar a Remus, lo único que conseguía era enfurecerle más.
- Anne no puede salir hoy contigo.
- Mira Liz, deja de hacer el tonto y dile a Anne que salga.
- Te he dicho que… - empezó la joven con tono cansino.
- Anne se encuentra mal – interrumpió Lily, con un tono mucho más calmado y conciliador que el de la morena – Estoy segura de que mañana te lo explicará todo, pero de momento necesita descansar.
Remus miró a Lily, todavía no muy convencido. Pero al darse cuenta de que sería incapaz de atravesar la muralla infranqueable de Lily y Liz, se dio por vencido.
- De acuerdo – aceptó finalmente – No es nada grave¿verdad?
- No, tranquilo – le aseguró Lily con tono sereno.
El merodeador finalmente desistió y se marchó, algo más calmado por las palabras de Lily.
- Y eso que era a ti a la que se le daba bien mentir – reprochó la pelirroja.
- Ya, pero tú eres doña perfecta. Tú siempre lo arreglas todo – la picó Liz con una sonrisa burlona - ¡Anne! Ya puedes salir del baño.
Sin embargo, y para desgracia de Anne (y frustración de Remus, todo hay que decirlo), esta situación se repitió todos los días que la pareja quedaba. Un día era un brillante color azul, al siguiente unas pústulas horribles y al otro unas ojeras antinaturales que le llegaban hasta los pies… pero siempre en la cara.
- Qué poca imaginación tiene esta chica – se quejaba Anne, intentando ocultar las ojeras. Y digo intentando, porque ni con tres quilos de maquillaje podría tapar eso.
Para entonces Anne estaba completamente convencida de que Grant era la culpable del boicot a su relación con Remus. Pero las cosas no se iban a quedar así. Definitivamente Anne no iba a emprender una batalla campal para ver quién de las dos era capaz de gastar la broma más pesada. No, ella estaba por encima de eso. Iba a tener una charla con Grant. De mujer a mujer.
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Lily se encontraba sentada a la orilla del lago, leyendo y aprovechando uno de esos extraños día de noviembre en los que el sol brillaba. No hacía calor, por supuesto, pero con un buen abrigo y su bufanda roja y amarilla de Gryffindor, el frío se podía aguantar perfectamente.
La joven se encontraba sumergida en la parte más culminante de la novela, cuando un brazo rodeó sus hombros y una inconfundible voz masculina exclamó:
- ¡Pelirroja!
Solo había dos personas en el mundo que la llamaran así: su padre y James. Obviamente, había que excluir a su padre del lote, así que a Lily no le hizo falta darse la vuelta para averiguar que el moreno merodeador de ojos marrones se encontraba tras ella.
- El desaparecido ha vuelto – bromeó Lily – Creí que tendría que llamar a Paco Lobatón para encontrarte.
Y a la chica no le faltaba razón. Últimamente James y ella no pasaban tanto tiempo juntos como antes, principalmente porque Lily se pasaba vida y media con Sirius. Otro de los motivos del pequeño distanciamiento era James; no sabía lo que le pasaba, pero no hacía más que pensar en Lily y en multitud de tonterías. Las palabras de Samantha le habían confundido y ahora no sabía como actuar con Lily. Sin embargo, muchas veces echaba de menos aquellas conversaciones banales y llenas de tonterías que a menudo mantenían la pelirroja y él. Y aquella era una de esas veces.
- ¡Mira quién fue a hablar! – se hizo James el ofendido – La que se pasa todo el día con Sirius. Últimamente no se te ve el pelo.
- Ah… Sirius – repitió ella con expresión soñadora, como cada vez que el nombre del moreno acudía a su boca - ¿Sabes que las cosas entre nosotros van de maravilla.
- Me alegro – dijo James con sinceridad.
Porque a pesar del remolino de sentimientos e ideas confusas sobre Lily, el joven no se había olvidado de que el objetivo de la pelirroja era conquistar a Sirius. Y sí, sinceramente se alegraba de que las cosas fueran bien entre los dos.
- Y todo gracias a ti – sonrió la pelirroja rodeándole con los brazos y plantando un sonoro beso en la mejilla del chico – Y a tus maravillosos planes.
- Mis planes siempre son maravillosos – se jactó James, sintiendo un extraño cosquilleo. Quizás era por el frío que llenaba el ambiente, o quizás por el hecho de tener a Lily tan cerca.
- Oh, claro. James – don perfecto – Potter¿cómo pude olvidar que tienes un ego tres veces mayor que tú?
- ¡Oye! – se picó él, tumbando súbitamente a Lily sobre el suelo – Repite ahora eso.
A pesar de su situación de inferioridad, la pelirroja no se amedrentó en absoluto.
- James Potter – repitió ella pronunciando lentamente cada sílaba y con una sonrisa traviesa –, el del ego gigantesco.
Esas palabras desembocaron en un ataque de cosquillas que a duras penas Lily pudo aguantar. Tras unos minutos de risas incontroladas, James dejó a la chica libre y se tumbó al lado de ella. El suelo estaba húmedo y frío, pero a ninguno de los dos pareció importarles. Lily se abstrajo en sus propios pensamientos, mientras el moreno le dirigía disimuladas miradas a la vez que se preguntaba qué le estaba pasando con Lily, su amiga de toda la vida.
ooooooooooo
Liz caminaba apresuradamente por los pasillos de Hogwarts en busca de su objetivo. Fue al doblar una esquina en el segundo piso cuando la vislumbró al fondo del corredor: alta, rubia, de ojos azules y con apellido francés. Y sin encima era Slytherin, mejor que mejor. Sí, definitivamente Lucile Bouquet era la persona indicada.
- ¡Bouquet! – gritó Liz, tratando de llamar la atención de la joven.
Lucile se paró al oír su apellido, y se giró sorprendida de que una Gryffindor como Elizabeth Black llamara a una Slytherin como ella.
- ¿Qué quieres? – preguntó la rubia en un perfecto inglés cuando Liz la alcanzó. A pesar de su nombre francés, Lucile había nacido en Inglaterra.
- Quería pedirte un favor.
La otra soltó una carcajada, dejando ver su perfecta dentadura blanca.
- ¿Un favor¿Desde cuándo los leones piden favores a las serpientes?
- Desde que las serpientes se los deben a los leones – contestó Liz simplemente.
La Gryffindor se refería a una cuenta pendiente que Lucile tenía con ella desde el curso pasado, cuando Liz la salvó de un castigo en clase de Transformaciones.
- ¿De qué se trata? – preguntó Lucile torciendo el gesto por tener que dar el brazo a torcer.
- Verás… - empezó la morena para pasar a relatarle su plan.
A la mañana siguiente, Liz no paró de mirar con nerviosismo hacia la mesa de Slytherin durante el desayuno. Bueno, durante el desayuno, la comida y la cena. Y la merienda no, porque no había.
- Así que ya has encontrado una nueva víctima – comentó Anne al darse cuenta del motivo de la extraña actitud de su amiga.
- ¿Eh? – musitó Liz, sin perder en ningún momento el contacto visual con la mesa de las serpientes.
- Digo que si ya has encontrado a alguien para que "tiente" a Zabini – aclaró la castaña, entrecomillando con las manos la palabra tiente.
- Sí – contestó la otra simplemente.
- ¿Me hiciste caso? – intervino Sirius en la conversación - ¿Vas a poner a Zabini en periodo de prueba?
- Ya está en periodo de prueba – informó Liz sin mirar a su primo.
- ¿Así que fue idea tuya? – preguntó Anne con tono de "solo a ti se te podían ocurrir ideas tan estúpidas".
- No es tan mala idea – acudió Lily rauda y veloz a defender a su amor platónico. Defensa que fue correspondida con una sonrisa por parte de Sirius – A Liz no creo que le haya parecido mala idea, la ha puesto en práctica y todo. ¿A qué sí, Liz?
Pero Liz no hizo caso. De hecho no hizo caso a ninguna de las preguntas que Lily y Anne le hicieron durante ese día y los dos siguientes. Liz tan solo se concentró en Zabini y en Lucile, esperando. Esperando los resultados. Y si Zabini quería mantener su integridad física intacta, más le valía que los resultados fueran satisfactorios.
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- Entonces metes la cuerda por este agujero, tiras fuerte y… ¡voila!
Sirius levantó en el aire el nudo que acababa de conseguir. Lily lo examinó minuciosamente, cerciorándose de que era prácticamente imposible desatarlo.
- Vaya… - murmuró ella con un silbido de apreciación - ¿Dónde lo aprendiste?
- Conocí a un boy scout el verano pasado – contestó Sirius encogiéndose de hombros, para luego susurrar con complicidad – Pero no se lo digas a nadie, mi familia me mataría.
Lily soltó una sonora carcajada, espantando a unos cuantos pájaros que revoloteaban alrededor suyo. Los dos jóvenes paseaban tranquilamente por la orilla del lago. Era un sábado a finales de noviembre, y la mayoría de los estudiantes se encontraban dentro del castillo aprovechando el calor interno, por lo que la tranquilidad reinaba en los terrenos de Hogwarts.
- Hace un frío espantoso – se quejó Lily, acurrucándose en su abrigo.
- ¿Por qué no te quedaste dentro?
- ¿Y aguantar a Remus y Anne intercambiando una cantidad ingente de gérmenes y bacterias? – preguntó la pelirroja con la misma mueca de asco que ponía cada vez que hablaba de Remus y Anne – No, gracias.
Esta vez fue Sirius el que rió abiertamente. Había que reconocer que la pelirroja a veces tenía sus puntos.
- La verdad es que la fase empalagosa de esos dos está durando demasiado – le dio la razón Sirius.
- Y encima solo pueden demostrarlo dentro de la sala común – añadió Lily con fastidio – porque como Grant les pille… No sé que vio Remus en esa cabeza hueca.
- La oportunidad perfecta para darle celos a Anne.
- ¿No hubiera sido más fácil decirle que le gustaba directamente? – sugirió ella, pensando que solo a los hombres se les ocurría esa clase de idioteces.
- Y lo hizo – le recordó Sirius haciendo memoria – Creo que 54 veces. Y las 54 veces Anne le rechazó.
Lily torció el gesto, pensando en lo insensible que había sido su amiga al rechazar 54 veces a Remus.
- Anne es un hueso duro de roer – concedió Lily finalmente.
- No más que mi prima.
- Ah sí, Liz es mucho peor – rió la pelirroja negando con la cabeza.
- ¿Sabes que hasta que no le pedí perdón, no se dignó a dirigirme la palabra? – dijo un Sirius incrédulo – Tuve que tragarme mi orgullo a la fuerza.
- Seguro que te indigestaste.
- Todo sea por la familia – suspiró Sirius por un tono falsamente apesadumbrado.
Lily sonrió. Con Sirius estaba consiguiendo sentirse tan bien como con James, y eso ya eran palabras mayores. Sirius le gustaba, eso estaba claro, pero con él no tenía que aparentar nada. No tenía que pensar en algo ingenioso cada vez que abría la boca, ni tenía que fingir que le apasionaba el Quiddicth cuando en realidad lo aborrecía. Ni siquiera le importaba que Sirius la viera en chándal. En fin, era algo extraño que hasta el momento solo le había sucedido con James. Casi podía decir que se sentía la mujer más feliz en el mundo. Y digo casi, porque le faltaba dar el paso definitivo. Ese paso que tanto ansiaba y que tanto le estaba costando conseguir.
- La quieres mucho¿verdad? – preguntó Lily volviendo súbitamente al tema de Liz.
- Mucho – contestó el moreno al cabo de unos segundos – Es uno de los pocos familiares normales que tengo. Ella y mi prima Andrómeda son las únicas Black que merecen la pena.
Lily se quedó callada, no muy segura de que a Sirius le hiciera gracia que ella se entremetiera en el delicado tema de su familia.
- Eso sí, como el… - Sirius se mordió la lengua para no soltar algo de lo que se pudiera arrepentir – como Zabini no la cuide bien…
Sirius hizo un gesto bastante clarificador sobre lo que pasaría si a Zabini se le ocurría tratar mal a su prima.
- Primero sufriría la ira de Liz – aseguró la pelirroja – Con el mal genio que tiene estoy segura de que no se quedaría quieta.
Sirius asintió fervientemente con la cabeza. El podía dar fe de ese mal genio que caracterizaba a la morena.
- Aún así prefiero a un Zabini que a un Malfoy – dijo Sirius haciendo alusión al prometido de Liz.
Ambos continuaron caminando en silencio, cada uno pensando en sus cosas. Sin embargo, al cabo de escasos segundos, Sirius levantó la cabeza con brusquedad y se paró súbitamente, haciendo que su acompañante le imitara.
- ¿Te gustaría salir conmigo? – preguntó Sirius, como quien pregunta la hora a un desconocido.
Lo había dicho tan repentinamente y de una manera tan poco ceremoniosa, que a Lily no le dio tiempo a conectar ideas.
- ¿Salir? – repitió ella - ¿Salir en qué sentido¿Salir a dar una vuelta¿O salir de salir?
Sirius sonrió con culpabilidad, dándose cuenta de que lo había soltado muy bruscamente.
- Salir de salir – aclaró el joven.
Entonces sí. Entonces Lily conectó ideas y entendió perfectamente lo que Sirius le estaba proponiendo.
- Sí, quiero decir ¡sí! claro que quiero, me encantaría – contestó Lily aturulladamente - ¡Sí!
Sirius posó un corto beso en los labios de la pelirroja, suficiente para que ella se diera cuenta de que lo que acababa de ocurrir era cierto. El joven sonrió, contagiando a una Lily que entonces sí podía decir que era la mujer más feliz del mundo. Objetivo cumplido.
ooooooooooooo
James acababa de bajar de su escoba tras haber dado unas vueltas de relax (volar siempre le relajaba), cuando oyó como una voz gritaba su nombre.
- ¡James¡James!
Aquella loca que corría hacia el campo de Quidditch gritando como una descosida y que casi se tropieza y llega hasta allí rodando, solo podía ser Lily.
- Quieta que te embalas.
James tuvo que parar a su amiga como si de una snitch se tratara, ya que la chica, del impulso que llevaba, no midió la distancia y chocó contra James.
- James – repitió Lily todavía jadeante por la carrera – No… no sabes… lo que…
- Primero respira y luego habla – la aconsejó el moreno.
Ella le hizo caso. Se tomó unos segundos para recuperar el ritmo cardiaco normal, pero la noticia bomba que le tenía que contar no podía hacer esperarse mucho más.
- James, tengo que contarte algo estupendo.
- ¿Flitwick te ha puesto un 10 en Encantamientos?
- Sí, me lo ha puesto, pero no es eso lo que…
- Espera, espera¿Dumbledore te ha permitido estudiar dos optativas a la vez?
- No, lo que pasa es…
- Ya sé. Te ha concedido la beca para estudiar en el extranjero.
- Las becas no las conceden hasta junio. Lo que te quiero decir es…
- Pues entonces no sé, se me han acabado las opciones – interrumpió James por tercera vez - ¿A qué esperas? Dime lo ya y sácame de esta angustiosa incertidumbre.
La petición del moreno vino acompañada por un gesto teatral al que Lily correspondió con una mueca entre divertida e irritada. Solo James podía ser tan payaso y exasperante a la vez.
- Sirius y yo estamos juntos.
Lily sonrió al comprobar lo bien que sonaba la frase. Por otro lado, la inesperada declaración tomó a James desprevenido y le sumergió en un intenso pero breve debate moral: por un lado se alegraba por Lily, pero por otro no podía evitar sentirse extraño, como si le hubieran arrebatado algo muy suyo, algo personal e intransferible.
- ¿Y bien? – preguntó una Lily expectante.
El joven levantó la vista y la posó en los brillantes ojos de su amiga.
- ¡Eso es estupendo! – exclamó James finalmente, abrazando a la pelirroja – Objetivo cumplido¿no?
- Objetivo cumplido – afirmó Lily con una radiante sonrisa.
Lily depositó un beso en la mejilla del merodeador en señal de agradecimiento, antes de marcharse de allí corriendo con la misma alegría con la que había llegado. Por su parte, James se quedó allí parado, mirándola como se alejaba. Se sentía satisfecho por haberla ayudado y porque la chica hubiera conseguido salir con Sirius, pero había algo más, había…
- ¿Tristeza? – sugirió una voz femenina a su lado, como si le hubiera leído el pensamiento.
Sí, tristeza. Eso era.
James miró a su derecha para encontrarse cara a cara con Samantha.
- No me digas lo que estás pensando, por favor – suplicó James.
- Te lo dije – le reprochó Samantha, ignorando la petición del chico.
James suspiró. ¿Qué otra cosa podía hacer? Suspirar y lamentarse. Y ni siquiera sabía porqué. Al fin y al cabo Lily solo era su amiga, y la había dejado en las mejores manos posibles, en las de Sirius.
- Se te escapa – advirtió su acompañante simplemente.
- Lily solo es mi amiga – repitió James en voz alta sus pensamientos, tratando de convencerse a sí mismo más que a Samantha.
- Eres un cabezota. Y la vas a perder.
James suspiró de nuevo.
- Está bien, tienes razón – aceptó el joven finalmente, sorprendiéndose tanto a sí mismo como a Samantha – Pero qué quieres¿que me autoflagele¿Qué me ponga un cartel en la frente que diga que soy un estúpido?
- No estaría mal, pero no te serviría de mucho – intentó animarle Samantha con una sonrisa.
- Sirius es mi amigo y no le voy a traicionar – aseguró James seriamente – Él se ha quedado a la chica y yo me he dado cuenta demasiado tarde.
- No sabía que James Potter fuera de los que se rinden tan fácilmente.
Y con ese reproche intencionado, Samantha se marchó también de allí. Por segunda vez en pocos minutos, James se quedó contemplando como una chica le abandonaba dejándole hecho un lío. ¿Por qué las mujeres le daban tantos problemas?
Ahora sí que la tenemos liada. No sé si os lo esperabais, pero os aseguro que esto es fruto de un largo proceso de reflexión y preparación. No es que hoy me haya levantado y haya dicho "¡ala! Vamos a liar a Sirius y a Lily". No. Esto ya lo tenía pensado desde hace mucho y os aseguro que me ha costado… que para mí Lily y James son sagrados.
Pero como el fict no termina aquí, no hay que sacar conclusiones precipitadas y hay que esperar a ver lo que pasa en el futuro. Y el futuro inmediato es el próximo capi:
- Reacciones diversas y variadas a la nueva relación.
- ¿Se rendirá James¿Se autoflagelará¿Se colgará un cartel en la frente que diga que es un estúpido?
- Charla de Anne y Grant. De mujer a mujer hueca.
- El periodo de prueba de Zabini y sus resultados.
Pues ya sabéis que eso es lo que os espera en el próximo capi.
Besines y dejadme reviews, que de 110 visitas solo me dejasteis 9 reviews en el capi anterior. Ánimo y a ver si compensamos la balanza y llegamos a los 15 por capi (no me llames iluso, porque tenga una ilusión…).
Chaoo
bars9 (hoy me he vuelto minimalista y he decidido no poner firma)
