Holas a todos... aki estoy yo otra vez... espero que hayan pasado todos una muy feliz navidad XD!
Tercer episodio
"Promesas"
Hughes se encontraba en cuidados intensivos en el hospital de Central. Los militares investigaban el caso.
- Ed – Mustang había citado a Ed en su oficina – Tú viste a ese asesino.
-Si... pero... estaba encapuchado, por eso no pude ver bien su rostro.
-Pero, te enfrentaste a él...
- Si...
-¿Y?
- Es muy fuerte... Posee una gran velocidad. Además, de algún modo, parece estar relacionado con usted.
- ¿Por que lo crees?
- Por que lo mencionó. Bueno... no pude evitar ver sus ojos rojos. Quizás el asesino...
- ... sea Ishbalano, ¿no? Entonces tendría sentido que me conozca. Por cierto, ¿has ido a ver a Hughes? Últimamente no he podido con todo este lío que está causando dicho asesino.
-Justo iba a verlo.
-¿Aún sigue en cuidados intensivos?
-Si...
-Ya veo...
Ed se retiró. Roy no podía sentir más que un odio profundo por quien había tratado de asesinar a su mejor amigo. Pero también , no podía dejar de sentirse culpable por no haber podido proteger a su amigo.
"Tal parece", pensó el coronel "Que soy un completo inútil cuando se trata de proteger a mis seres queridos"
Los dolorosos recuerdos del pasado empezaron a surgir... y pronto, la mente de Roy fue transportada a una época en la que su ingenuidad y poca experiencia lo llevaron a cometer crímenes atroces...
En medio de un charco de sangre, una muchacha lo observaba con miedo.
-No temas – le dijo Roy a la muchacha – No voy a hacerte daño.
- No puedo creer en ustedes los militares.
- Puedes creer en mi... Nadie me ha ordenado matarte, además... no tendría ningún sentido.
- Estás diciendo, que podrías matarme si te lo ordenaran.
- Me enlisté al ejército para construir un mundo mejor. Los militares hacemos lo que hacemos por un futuro mejor.
- O sea que... ¿ para construir un futuro mejor, es necesario que mi pueblo sea exterminado?
Ante esta pregunta, Roy se quedó silencioso.
- ¿Por qué no me matas como has matado a todos ellos? – señaló a los cadáveres que la rodeaban.
-Estos hombres planeaban atacar los campamentos militares, por eso los maté. Pero tú parece que no tienes nada que ver con ellos.
- Así es. Lo único que yo hice fue tratar de detenerlos, porque no quería que muriesen. Pero, no pude... No deberías tener piedad conmigo. Tus compañeros militares no la tienen.
- ¿Cómo te llamas?
- Lydia. ¿ Y tú?
- Soy Roy Mustang. Por cierto, para ser alguien de Ishbal, luces diferente.
- Si te refieres al color de mi piel, se debe a que mi madre no era Ishbalana. Bueno, será mejor que ya me vaya.
- Disculpa... por hacerte ver eso...
- Ya estoy acostumbrada...
La muchacha se volteó y se retiró. Roy se quedó viéndola hasta que se hizo invisible debido a la distancia. Había algo en ella que había llamado la atención de Roy.
Días después, Roy caminaba por las calles de Ishbal junto con Kimbley. A ambos se les había ordenado hacer una inspección de rutina, sólo para asegurarse que todo estuviera en orden.
-Ahhh, estoy tan aburrido, tengo ganas de hacer explotar algo.
- Nos ordenaron que sólo inspeccionemos.
Ambos llegaron a una calle. La gente estaba fuera de sus casas y veían con miedo a ambos alquimistas estatales. Un niño se escondía detrás de su hermana. Su mirada expresaba odio.
- Malditos militares – susurró, pero Kimbley logró escucharlo.
-¿Qué dijiste, niño? -Kimbley agarró al mucho de las solapas y lo alzó en el aire.- Podrías ser una bonita bomba.
- ¡Deténgase , por favor! – la hermana trató de detener al oficial – ¡Por favor!
Kimbley se fijó en la muchacha.
- Que extraña Ishbalana... Piel clara y ojos rojos, que mirada tan desafiante... Quisiera ver que tanto pueden explotar esos ojos... pero claro, primero el niño...
-¡Kimbley! – Roy apuntó al alquimista carmesí con su pistola – Es suficiente. Sólo nos han ordenado...
- bla bla... órdenes, órdenes... y más órdenes... Escucharte realmente me cansa, Mustang... Me regreso al campamento. ¡Qué aburrido eres! – Kimbley soltó al niño y se fue.
-¿ Estás bien? – le preguntó Roy al niño, que sólo atinó a esconderse nuevamente tras su hermana y a observar al alquimista de fuego ( N. A .-en verdad es "alquimista de las llamas", pero mas bonito suena "de fuego") con temor.
- Muchas gracias, Mustang-san. Este... esta es mi casa... ¿No le gustaría pasar?
- Lydia-san, ten cuidado – le dijo uno de sus vecinos, que había observado toda la escena – Puede ser una trampa de los militares.
- Gracias por preocuparse. Pero... correré el riesgo.
Lydia entró en su casa, seguida por Roy. Su hermano, en cambio, decidió quedarse afuera. No soportaba ver a su hermana tener contacto con los militares.
-¿ Por qué salvó a mi hermano?
- Porque su muerte no tenía ningún sentido.
- Muchos han sido asesinados por ustedes sin sentido alguno. Han venido a lastimarnos sin sentido alguno... ¿Por qué? No entiendo... ellos vinieron, y para proteger a mi gente, yo tuve que... ellos me obligaron a... ¡Me hicieron mucho daño sin sentido!
-Lydia-san...
Los ojos de la muchacha reflejaban todo el horror que sentía. Temblaba de pies a cabeza.
- ¿Por qué nos ha tocado vivir esto? Tengo mucho miedo... ¿Qué mas irán a hacer ellos con nosotros? Tengo miedo... tengo mucho miedo...
Roy se acercó a la muchacha y la abrazó.
- No temas más... Yo te protegeré.
La muchacha se quedó paralizada ante la reacción de Roy. No pudo hacer más que llorar. Roy tampoco entendía bien porque la abrazaba. Simplemente, había tenido el impulso de hacerlo.
- ¿ Por... qué?
- Porque no quiero verte sufrir más. Prometo protegerte de ahora en adelante.
Dicho esto, Roy se retiró. Lydia se sentía angustiada por los sentimientos que en su interior empezaban a nacer hacia Roy Mustang.
-¿Qué pasa, hermana? – le recriminó su hermano, a la hora de la cena - ¿Por qué defiendes a ese bastardo? ¡No hay diferencia entre él y los otros militares! ¿Por qué hermana, por qué?
La muchacha se puso de pie y se fue corriendo.
Por otro lado, los militares tenían su cena en los campamentos militares. La cena era bastante pobre, por cierto...
- ¿Qué pasa, Mustang? – preguntó Kimbley - ¿No quieres comer? ¿Será que estas muy preocupado por esa putita ishbalana que vimos?
Roy le lanzó una mirada llena de rencor.
- ¿De que hablan? – intervino el coronel Basque Gran.
- Mustang parece que esta muy interesado en una hermosa mujer ishbalana de tez clara- explicó Kimbley. – Se muere por tirársela.
- Ya veo... Se de quien hablas, Kimbley. Yo también he visitado a esa mujer. Es realmente hermosa.
Roy apretaba fuertemente los puños. Tenía muchos deseos de chasquear sus dedos y mandar a volar al coronel Gran junto con Kimbley, pero el doctor Marco lo detuvo, colocando su mano sobre la de Roy.
Mustang se puso de pie y se alejó rápidamente del lugar. Lo único que quería en ese momento era ver a Lydia. Las dudas empezaban a disiparse. Ahora podía ver las cosas con mas claridad. En verdad, se había enamorada de aquella Ishbalana.
Lydia, por otro lado, también corría por las desoladas calles de Ishbal. Añoraba encontrarse con Mustang, y cuando finalmente lo hizo, lo abrazó con todas sus fuerzas. No tenía ninguna duda de lo que sentía por él.
-Roy... tú eres diferente del resto... yo lo sé, por favor... no te alejes de mi, ayúdame.
- Siempre estaré ahí para protegerte. Confía en mi.
- Por favor, no te alejes de mi.
- Regresaré pronto, espérame por favor.
Roy se dirigió a los campamentos militares. Había tomado una decisión: cogería algunas cosas importantes y se iría con Lydia. Mandaría al diablo al ejército.
Cuando llegó a los campamentos, se encontró con Kimbley.
- Llegas justo a tiempo, Mustang. Nos ha llegado información de que un grupo rebelde se está formando. El coronel Gran ha enviado algunos soldados para acabar con ellos y pienso unírmeles. Por cierto... la zona es cerca de donde vive tu querida perra...
Roy le dio un fuerte golpe a Kimbley en el estómago, dejándolo sin aire. Luego, se dirigió a donde estaba Lydia lo más rápido que pudo.
Cuando el alquimista de fuego llegó al barrio de Lydia, lo encontró envuelto en llamas. La gente corría despavorida, en un intento inútil por huir de los ataques de los soldados. Roy se dirigió rápidamente a la casa de Lydia.
-Ahi esta... – exclamó al ver cerca la casa de Lydia.
-¡Detente! – le interceptó un hombre. Este llevaba un rifle en sus manos. Roy pensó que era uno de los rebeldes, y chasqueó sus dedos, haciendo que el rifle que el hombre sostenía explotara debido a la pólvora.
El hombre salió volando y se chocó contra una ventana de vidrio, que se rompió debido al impacto y el hombre terminó dentro de una casa. Y precisamente aquella casa era la de Lydia. Roy entró en la casa y se encontró con un terrible panorama.
El hombre había chocado contra un aparador que contenía cuchillos, ocasionando así que los cuchillos cayeran encima suyo. Uno de ellos había atravesado su oreja (...)
Roy sintió repugnancia al ver esta cruenta imagen.
- Lo siento...
- Padre... – se escuchó una voz. Roy reconoció a la dueña de esa voz, y de pronto, sintió como si lo golpearan en el pecho. Lydia se abalanzó hacia el cuerpo inerte de su padre. Muchas lágrimas brotaban de sus ojos -¡Padre! ¡Noo! – la muchacha levantó la vista y se fijó en el hombre que estaba frente a ella... El hombre en el que había confiado... el hombre al que había empezado a querer... a amar... – Roy... ¿Por qué?¿Cómo pudiste?
Mustang estaba pálido. Sus labios temblaban... no podía pronunciar palabra alguna.
-
Yo te quería... y tu me haces esto¿ por qué
Roy¿Era acaso una orden¿Fuiste capaz de vender tu alma
a esos perros a tal punto que perdiste la capacidad de distinguir
entre lo bueno y lo malo? O es que acaso... te importo tan poco...
¿es que no valgo nada para ti¿ mas vale tu ambición?
- ¡ No sabía que era tu padre!
- Tu
prometiste protegerme...
De pronto, una parte del techo se desplomó y cayó encima de la muchacha. Al ser este de madera, se prendió rápidamente y todo frente a Roy quedó envuelto en llamas.
-¡ Lydiaaaaaa!
Horas mas tardes, el fuego era extinguido por la lluvia que caía torrencialmente. Roy se encontraba arrodillado frente a los escombros de una casa. Había mucha sangre y muchos cuerpos regados por el suelo. El alquimista de fuego lloraba desconsoladamente. Apretaba sus puños con mucha fuerza.
Más tarde, cuando se reportó con el Coronel Gran, algo en sus ojos habían cambiado.
OoooooOOOOOOOOOOOOOooooooooOOOOOOOOOooooooooooooooooo
Edward se hallaba en el hospital, frente a la cama del teniente coronel Hughes.
-Hughes...
De pronto, Hughes empezó a reaccionar.
-¡Hughes!
Llamaré a Gracia-san...
- Espera, Edward... Hay algo que
tienes que decirle a Roy... Es muy importante... Él corre
grave peligro...
-¿Qué?
- Aquel asesino está
tras él... quiere vengarse de él...
-¿Vengarse?
-
El asesino es una mujer de Ishbal llamada Lydia, ella y Roy estaban
enamorados... pero , se supone que ella murió durante los
últimos días de la guerra...
- Pero... eso no puede
ser... aquellos que han muerto no pueden regresar. No hay forma de
que vuelvan... porque...
-¿Qué sucede? ¿Tienes
algo en mente?
- Ya vuelvo. Voy a buscar a Mustang.
Edward salió rápidamente del hospital en busca de Roy. Sólo se le ocurrió un lugar en donde el coronel podría estar.
OoooooOOOOOOOOOOOOOouuuuuuuuuuuuuuuuOOOOOOOOOOOOOoooooooooo
El coronel abrió los ojos lentamente. Se encontraba aún en su oficina.
-
Cielos, me quedé dormido... Ya es tarde... Hawkeye, ¿por
qué no me despertaste?
No recibió respuesta. El
coronel se puso de pie, y al no ver a la teniente en su escritorio,
decidió salir a buscarla, pero cuando abrió la puerta,
el cuerpo de la teniente cayó a sus pies.- ¡Riza!
La teniente estaba herida, pero felizmente con vida.
-
¿Fuiste tú quien hiciste esto? – preguntó
Mustang, aparentemente a la nada. Pero de pronto, la figura del
asesino surgió de las sombras. – Si que eres rápido y
sigiloso, casi ni te note entrar. Pero no debes subestimar al
alquimista de fuego.
- Vaya, vaya... te has vuelto mas soberbio,
Roy...
Mustang se paralizó al escuchar esa voz. La
reconocía perfectamente.
- No puede ser...
- Te sacaré
de dudas. – El asesino se quitó la capucha, dejando al
descubierto un hermoso rostro de mujer y una larga cabellera negra.
- Lydia... no es posible... Tú... tú... estás
muerta... – Roy se tambaleó y se resbaló. Lydia se
acercó a él caminando lentamente. Mustang se alejó
arrastrándose por el suelo, hasta que llegó a la pared.
- ¿Cómo es posible que esto esté sucediendo?
-
He venido a que cumplas con una deuda que tienes conmigo.
Lydia
desenvainó su sable y lo blandió en contra del
coronel.
- Roy Mustang... muere!
Wooo! Y aka akaba el cap jajaja se los dejo ahi! Bueno... espero que este episodio les haya gustado, me demore escribiéndolo y wow, esta algo largo YEE x fin un episodio no me sale tan corto... espero que lo disfruten!
RockbellWinry.- olas YEE me alegra muchísimo q t guste como va la historia :) en cuanto a lo otro... TABOO! ES TABOO! EDXROZE, esos 2 no pueden tar juntos jajajaj weeno, no m gusta esa pareja.. lo q yo planeo, es un taboo peor jejej m van a matar todos los d fanfiction, weno... tiene q ver con roy jajaj aunq.. mmm probablemente, lo pondre d protagonista con otra chica d fma, pero no se aun si la historia terminara d ellos como pareja.. solo, se entenderan 1 poco mas...weno, espero q este ep tb t haya gustado jeje
Watertear.- bueno.. en el prox cap habra mas edxwinry, aunq mmm no se si te hara tener maripositas en el estomago mmm bueno, aca esta la continuacion y espero que te guste.. y q no me mates...
San-Neechan .- me alegra que te guste mi fic... ojala este cap no te haya decepcionado!
WEEEno, asta la prox! Y les deseo 1 feliz año nuevo a todos uds! Ah y si kieren ver d q planeo hacer mi fic jeje oh weno, si les gusta el anime en general... y entren a www.elforo.de/animeshinden , ahi encontraran un espacio d fullmetal alchemist, y en e club d roy mustang revelo mi malefico plan d unir a cierta pareja in-unible... jeje weno, ya muchos saludos a todos, byee cuidense!
