KIMOCHI HANBUN

SENTIMIENTOS A MEDIAS

CAPITULO I: LA CONTEMPLACION DE LA LUNA

Ha transcurrido mas de un año desde aquel fatídico suceso donde creí y llegue a imaginar lo peor que le podría suceder a la única persona que no me inspira el mismo sentimiento que las demás personas que se encuentran a mi alrededor. Esa noche una similar a esta a pesar de todos los sucesos que se habían suscitado en toda la ciudad de Kyoto y en especial lo que pasó en este hogar, mi mente y aun más mi corazón no se encontraban en este campo de batalla donde todos mis compañeros del grupo de los Oniwabanshu, Kaoru, Yahiko, y demás peleadores se esforzaban por proteger lo que ellos mas quieren.

Yo tan solo podía pelear con la firme convicción de que al llegar el amanecer incluso antes de que este bañe mi rostro, lo veré llegar a lo lejos caminando con paso firme y decidido, con ese rostro tan gélido que no nuestra signos de que en su interior existe sentimiento alguno. Pero para mi el tan solo verlo me llena de una inmensa felicidad y se que él para mí no es como los demás pues a él lo amo.

Se decía a si misma una joven.- de aspecto un tanto frágil, pues a pesar de ya contar con 17 años, su cuerpo aun era demasiado delgado y no terminaba de adquirir ese aspecto de mujer, aunque poseía un rostro tan inocente, alegre y lleno de vitalidad; que no era de extrañarse que su abuelo la considerara un ángel.- que se encontraba afuera del restaurante Aoiya mientras contemplaba la luna del 15 de Agosto, fecha en la cual el astro brilla con toda su intensidad sobre la tierra. Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no escucho la voz que la llamaba por su nombre desde adentro del Aoiya.

-"Misao, Misao, Misaooo."-

-"Ehh! Que pasa"-

-"Que te pasa a ti te he estado llamando, pero no contestas¿en que piensas?."-

-"En nada importante, pero que se te ofrece."-

-"Anda entra de una vez a la casa, ya estamos todos reunidos para admirar la luna y Okina acaba de terminar los poemas, anda vamos solo faltan tú y Aoshi san."- Le decía la joven mientras la sostenía del brazo y entraban a la casa.

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-"Misao, mi ángel toma asiento a mi lado."- Decía el viejo mientras la invitaba a sentarse en un cojín cerca del de él.

-"Bien y ahora que esperamos."-

-"Esperamos a que llegue Aoshi san, y mientras eso pasa mejor acompáñame por lo que falta."- exclamaba Omasu dirigiéndole una mirada fulminante a Shiro.

Después de unos momentos se escuchó como se abría lentamente el Shayi.

-"Omasu, Shiro, permítanme ayudarlos."-decía alegre Misao mientras se incorporaba y corría la puerta.- "Aoshi san, gomen nasai, pensé que eran..."- en realidad estaba sorprendida la chica pues nunca imaginó que Aoshi asistiera a la ya tradicional contemplación de la luna.

-"Aoshi san en realidad esta aquí bueno ahora podemos empezar."- decía Omasu mientras depositaba sobre la mesa dangos, sata-ima, kakis y demás comida tradicional.

-"Claro que vino él nunca ha dejado de ser un miembro de nuestra familia, toma asiento aquí a lado de Misao"-lo invitaba a tomar asiento pues aun seguía de pie al lado de la puerta, con esa expresión que muy pocas veces cambiaba.

Sin pronunciar palabra alguna atravesó la habitación y se sentó al lado de Misao, ella al sentirlo tan cerca sintió que el corazón le latía mas rápido e inclusive pensó que se podría ver a través de sus ropas de ninja el latir de este.

Después de una sencilla oración, todos empezaron a degustar los platillos que se sirven solo en esta noche, mientras hablaban y de tanto en tanto observaban la luna que con cada hora de la noche se iba haciendo mas grande y bañaba el rostro de todos de un color plateado, tan mística era la esencia de la luna; que por mas que quisiera Misao no podía apartar la vista del joven que se encontraba sentado a su lado que solo se dedicada a degustar sus alimentos y a asentir con la cabeza cualquier pregunta que le formularan los demás comensales.

-"Ahh! Ya casi es la hora."-Exclamó Okon, dirigiendo su mirada hacia el rustico reloj.

-"¿La hora de que?."-

-"Kuro en realidad eres la persona mas despistada que conozco, ya va a ser la hora para pedir un deseo."-decía Okon mientras les repartía una concha.

Cuando todos tuvieron su concha, se incorporaron y se dirigieron al pequeño estanque. Todos excepto una persona.

-"Aoshi san, vamos levántese es hora de pedirle a la luna un deseo."--Le habló alegre Misao mientras se acercaba a él. Aoshi solo se limitó a girar su rostro y estaba a punto de retirarse cuando sintió que la chica lo jalaba del brazo.

-"Aoshi san, por favor vamos solo tiene que arrogar la concha al estanque y de esta manera kamisama recibirá su petición y quien sabe tal vez se haga realidad su sueño. O es que acaso usted no tiene un sueño o deseo."-

En esos momentos Misao estaba tan contenta que todo esto que hizo o dijo fue sin pensarlo; pues de haberse dado cuenta lo mas seguro es que no digiera nada y solo observara como Aoshi se iba a su cuarto.

Él de haber sido el Aoshi de hace un tiempo simplemente habría ignorado a todos incluyendo las suplicas de la chica, se habría puesto de pie y marchado a su habitación. Pero al ver a todos tan felices y en especial a Misao, simplemente no pudo y es que hacía tanto tiempo que no se sentía tan bien, tan satisfecho, tan lleno de vida que solo asintió con la cabeza y se puso de pie a completando la semi luna que formaban alrededor del estanque.

-"Bien todos a la cuenta de tres lanzan su concha y piden su deseo"- Indicó Okina, mientras con las dos manos balanceaba su concha.- tres, dos...

"que mi ángel Misao, sea siempre feliz". Okina

"que la chica del mercado sea mi novia" Shiro

"que haya mas clientes en el Aioya". Kuro

"quiero un novio guapo, fuerte, varonil, de preferencia que se llame Hiko Seijuurou". Okón

"que Aoshi san se de cuenta de los sentimiento de Misao y los pueda corresponder". Omasu

"solo deseo que Aoshi san sea feliz y llegue a sonreír". Misao.

"...". Aoshi.

Y con un ligero chapuzón se sumergieron los deseos de todos los miembros del Aoiya, deseando cada uno que pueda hacerse realidad.

-"Bien creo que ya es tiempo de empezar con la poesía, tengo unos maravillosos inspirados en Misao y la luna y claro en..."-

-"Viejo hentai en que piensa, por cierto Misao hoy llego una carta de Tokyo, parece que es del dojo Kamiya."-decía Omasu mientras le entregaba un sobre a Misao.

-"Gracias, pero si es una carta y la manda Megumi, aquí dice¿que? no puedo creerlo es lo mejor que nos haya podido pasar. Megumi dice que Kaoru ya dio a luz y que fue un hermoso niño, y ¿queeee?."-Gritó sorprendida la chica mientras leía en voz alta la carta.

-"¿Que pasa hay algo malo?."- decían preocupadas Omasu y Okon al mismo tiempo, al ver el rostro que había puesto Misao.

-"No para nada, es que dicen que el bebe se parece muchísimo a Himura."- Les respondía poniendo cara de sorpresa con una gran gota en la cabeza y con la imagen del pequeño, ante tal imaginación empezó a reírse olvidándose que todos estaban observándola, hasta que sintió que Aoshi se ponía de pie y de nuevo cruzaba la habitación saliendo de esta.

Después de esta noticia la fiesta se prolongó mas hasta que se terminó la comida y bebida y Okina terminó de exclamar todos los poemas que había inventado; después de eso todos se retiraron a sus cuarto. Sin siquiera imaginar lo que estaba por pasar al día siguiente.

Esta noche había sido muy buena para Misao se había divertido charlando y bromeando con sus amigos y sobre todo había estado al lado de Aoshi mas tiempo del que ella hubiera imaginado.


El bullicio como todos los días empezó temprano en el Aoiya, aunque todos lucían una ojeras que revelaban la desvelada de la noche anterior. Los alimentos los prepararon entre las tres chicas mientras Shiro y Kuro limpiaban las mesas y Okina administraba la caja; Aoshi por su parte había salido como de costumbre al templo donde se dedicaba a meditar y no volvía hasta la hora del té. Por la tarde Misao tomó su descanso y se dirigió al templo.

Al llegar al lugar como ya era costumbre, hizo una pequeña reverencia y se arrodilló a un lado de la puerta mientras observaba al joven que permanecía inmóvil y parecía no percatarse de la presencia de la chica, aun cuando esta después de un rato de estar en silencio comenzaba a hablarle contándole ya sea lo que había hecho en el día, visto o lo que pensaba acerca de x temas. Al joven ninja todo esto parecía no interesarle, pero de tanto en tanto solo asentía con un ligero movimiento de cabeza o solo pronunciando simples oraciones.

-"Aoshi-san, no le parece que ayer todo estuvo muy divertido."- comenzó a decirle la chica, al hombre que se encontraba dándole la espalda y mantenía la postura de flor de loto.

Él tan solo entreabrió los ojos, y continuó con la meditación.

-"Aoshi-san, porque no se quedo con nosotros al hasta el final. Oiga y cual fue su deseo, el mío fue uno muy especial aunque dudo que se llegue a cumplir." -Decía Misao cada vez mas alegre, finalmente ya estaba acostumbrada a estar ella hablando con alguien que en rara ocasión pronunciaba mas de cuatro sílabas.

-"¿Misao?"- Habló Aoshi, le había quedado claro que seria inútil continuar con su meditación. -"Entonces porque pediste ese deseo si piensas que no se te realizara."-

Ella al escucharlo hablar se sorprendió, pero aun más por lo que le había dicho.-"Bueno pues porque creo en él..."-balbuceó pero en esta ocasión fue ella la que después de un rato no hablo.

Al ver su reacción Aoshi se puso de pie, camino a la salida y le dijo.- "Me marcho bienes"-

-"No, me quedare un rato mas."-

Él salió sin decir algo mas y ella se quedó en el templo escuchando el lento andar del ninja cuando sus paso dejaron de escucharse Misao hablo para si misma.

-"Que porque pedí ese deseo aunque dude que se cumpla. Creo que es porque en el fondo tengo la esperanza que usted un día vea a su alrededor y me miré, que me miré como lo que soy una mujer que lo ama y no como lo ha hecho hasta ahora; como una niña, una peleadora, como la pequeña que cuido durante ocho años, como un estorbo que esta siempre a su lado. Espero que un día se de cuenta que existe una persona que se preocupa por usted y le interesa todo lo que le pueda llegar a pasar y que esa persona se da cuenta que desde que perdió a los único que cree fueron sus amigo no ha vuelto a ser el de antes. Es por eso señor Aoshi que le pedí a kami ese deseo, porque a pesar de todo yo lo amo."- Y mientras decía todo esto unas lagrimas rodaron por sus mejillas hasta perderse en su cuello, después de que recobró la compostura se puso de pie y salió rumbo a su casa.

Tan ensimismada aun se encontraba que al pasar cerca de unos árboles apenas pudo esquivar una daga que finalmente se clavó en el árbol que se encontraba detrás de ella, pero que sin duda alguna el destino de la daga era ella, tardo solo unos segundos en reaccionar pero para cuando emprendió la búsqueda del dueño de esa arma era demasiado tarde pues en el bosque solo se encontraba ella.

Sin tomarle mas importancia a este incidente llego a su casa.

-"Ya regrese , lo siento pero se me hizo tarde por estar..."-

Se disculpaba la chica mientras se quitaba sus zapatos y se dirigía a la sala, al llegar a ésta estaba Okina, Aoshi y dos personas que Misao no reconoció. Un joven apenas mas grande que ella, era alto aunque no tanto como Aoshi, a pesar de ser delgado se podía apreciar que era alguien fuerte tal vez un peleador, sus ojos eran azul esmeralda que a diferencia de los de Aoshi, los de él reflejaba todo tipo de emociones, llevaba el cabello corto, y su ropa al igual que la de ella pertenecía a una clase de ninja. Ella por el contrario aparentaba tener la misma edad de Aoshi, por debajo de su ropa se apreciaba una figura bien formada. Que a los ojos de Okina no perdieron detalle alguno, sus facciones aunque delicadas y finas, dejaban entreabierto que para ella no pasaba nada desapercibido, y que sus ojos color esmeralda captaban todo movimiento que se realizaran en ese cuarto, su cabello caía con gracia sobre sus hombros y rostro.

CONTINUARA...


ESTA ES LA PRIMERA HISTORIA QUE ESCRIBO DE ALGUNO DE LOS PERSONAJES DE RUROUNI KENSHIN, COMO PODRAN DARSE CUENTA AOSHI Y MISAO SON MI PAREJA FAVORITA.

LES ASEGURO QUE CON CADA CAPITULO QUE TRANCURRA LAS COSAS IRAN CAMBIANDO.

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TAO JUN SHINOMORI.