Corría lo más rápido que sus piernas le permitían. La noche comenzaba a caer, un muchacho sorteaba con rapidez las lápidas de un viejo cementerio acercándose cada vez más al origen de los gritos de dolor que retumbaban en cada una de las tumbas. Una terrible angustia lo invadía, la cual aumentaba junto con la claridad de los gritos a cada paso que daba.

No lograba comprender el motivo de su angustia, el sonido de un grito nunca le había inspiradotemor ni aunque fuera un grito de profundo dolor como el que taladraba sus oídos en ese instante. No, no tendría por qué, había presenciado sacrificios muggles docenas de veces en el pensadero de su padre e incluso la expresión en los rostros de las personas siendo torturadas hasta la muerte jamás había despertado en él algún tipo de emoción, después de todo había sido educado para convertirse en un ser frío como el hielo, incapaz de sentir. Y aún así sus piernas lo conducían inevitablemente hacia el origen de aquel sufrimiento, era tanta su angustia que lo único que le importaba en ese momento era hacer que la agonía de quien fuera que estuviera siendo torturado terminara, tenía que detenerlo a como diera lugar, incluso si tenía que dar su vida a cambio, no cabia otro pensamiento en su cabeza que salvar a aquella persona, aún sabiendo que aquello iba en contra de todo lo que le habían enseñado.

Apuró el paso sin saber por qué, dobló la última esquina y finalmente contempló perplejo la escena que tomaba lugar frente a sus ojos. Bastó un simple vistazo para comprender cada uno de los sentimientos que lo habían llevado hacia ahí y todo su mundo dejó de existir. Allí, en medio de un claro sin tumbas estaba su padre sonriendo malévolamente ante un cuerpo ya casi sin vida, un cuerpo que al instante reconoció como el cuerpo de la mujer que amaba, el cuerpo de la persona por la cual había traicionado sus principios, el cuerpo de...

- Hermione... – logró susurrar – no, esto no puede estar pasando, no puede...

- Draco – dijo su padre mientras esbozaba aún más su sonrisa – pero que agradable sorpresa, llegas justo a tiempo para el espectáculo final.

Tenía que ser un sueño, una horrible pesadilla, simplemente no podía ser real

- Padre, ¿pero qué le has hecho?

- Draco, Draco, Draco ¿creíste que nunca me iba a enterar? Pero qué ingenuo te has vuelto, ¿qué no te he enseñé que los sentimientos son la debilidad más grande del ser humano? Por lo visto, veo que no lo aprendiste muy bien que digamos y ahora tu pequeña sangre sucia tendrá que pagar las consecuencias.

- No padre, por favor no lo hagas, tortúrame a mí, mátame a mí, pero a ella déjala ir – suplicó Draco - ella no tiene la culpa de nada.

- No cabe duda que el amor nos hace completamente idiotas – contestó Lucius - ¿realmente creíste que todo esto es para hacerla pagar a ella? Te falta mucho por aprender. Créeme, si así fuera no me hubiera ensuciado las manos trayéndola hasta aquí – dijo mirando a Hermione con una intensa expresión de asco – no Draco, esto es simplemente para que aprendas bien la lección y la próxima vez pienses dos veces antes de traicionar a tu padre y ensuciar el nombre de tu familia.

- No te tengo miedo padre – susurró Draco mientras sentía como la sangre comenzaba a hervir en su interior.

- Aunque te lo advierto, no habrá segunda vez - prosiguió su padre haciendo caso omiso a la interrupción - si vuelves a caer tan bajo hijo mío, tú tendrás que afrontar las consecuencias y esto que ves no será ni la mitad de lo que te haré pagar por enredarte con una asquerosa sangre sucia que sólo vino al mundo a recoger nuestras sobras.

- No voy a tolerar que la llames de esa forma – gritó perdiendo el control esta vez, su padre había ido demasiado lejos – ¡Expelliarmus!

Su padre evadió el hechizo sin ningún esfuerzo y por el contrario hizo salir de su varita unas cuerdas que ataron a su hijo de pies a cabeza.

- Una vez más el efecto idiotizante del amor – Se podía leer un intenso desprecio hacia su hijo en la expresión de Lucius Malfoy – ¿te atreves a llamar a "eso" un encantamiento de desarme? Por favor, no hay concentración Draco, tendremos que trabajar más en eso en el futuro. Aunque un pequeño escarmiento sería más útil me atrevería a decir – apuntó su varita hacia su hijo y murmuró - ¡Crucio!

De haber podido moverse Draco se habría retorcido de dolor, había olvidado la sensación de mil navajas ardiendo clavándose en cada centímetro de su cuerpo, lentamente abrió los ojos y al divisar el cuerpo inconsciente de Hermione a su lado el dolor dejó de importarle, sería capaz de vivir una eternidad con ese sufrimiento si eso significaba que ella estaría bien. Pero sabía que su padre no se conformaría con eso, conociéndolo lo había llevado hasta allí para una tarea especial, si hubiera sido para verla sufrir habría esperado a que él llegara para torturarla ante sus ojos, el simple hecho de pensar en lo que les aguardaba le daba escalofríos, sabía de lo que su padre podría ser capaz.

- Ya te lo dije Draco, mi objetivo es simplemente que aprendas de tus propios errores, esto no era necesario pero tú me obligaste – continuó como quien explica que uno más uno son dos – Ahora bien, volviendo a lo que nos trae aquí esta noche, verdaderamente me has decepcionado, creí que te había educado mejor, que habías entendido bien lo que implica ser un Malfoy y la reputación que debes tener, pero ya veo que no... aún así te daré la oportunidad de regenerarte y demostrarme que tienes lo necesario para seguir mis pasos y qué mejor manera de demostrármelo que terminando el trabajo que comencé con la pequeña sangre sucia antes de que llegaras.

Draco sintió que moría allí mismo, su padre la haría asesinarla, tendría que matar a la mujer que amaba... eso era más de lo que cualquier ser humano podría soportar, de no ser porque era un Malfoy se habría tirado al piso a llorar como un niño.

- Te perdiste parte del espectáculo así que te daré la oportunidad de "ser el protagonista del último acto"– mencionó esto último como si fuera una oportunidad por la que muchos hombres darían su vida – así que... – apuntó su varita nuevamente hacia su hijo pero esta vez las cuerdas desaparecieron – estoy esperando...

Draco lentamente se levantó y sin despegar los ojos de su padre musitó

- ¿Y qué si no lo hago? – aunque sabía que no tenía sentido, su padre encontraría la forma de obligarlo.

- Ah Draco, no quieres ni imaginártelo, si yo fuera tú no me gustaría averiguarlo así que te sugiero que te des prisa – de pronto su rostro adquirió una expresión diabólica – se me olvidaba... – agregó – nos falta un pequeñísimo detalle, tu sabes, para darle un poco más de emoción al asunto... – levantó su varita hacia Hermione y susurró - ¡Enervate!

Hermione abrió los ojos muy lentamente, como recobrando la noción de lo que había pasado, su mirada se posó primero en Lucius Malfoy, con una expresión de intenso odio.

- ¿Piensa seguir torturándome o esta vez usará un método más doloroso?

Draco se sorprendió de cómo incluso en esa situación podía seguir siendo tan segura de sí misma, pero así era ella, por eso la amaba tanto, era una persona extraordinaria en todos los sentidos... ¿pero por qué se había enamorado? Al hacerlo había firmado su sentencia de muerte, él lo sabía, lo sabía desde el principio y sin embargo no hizo nada para evitarlo... pero ahora ya no podía lamentarse, el daño estaba hecho...

- No te preocupes sangre sucia – contestó Lucius con la misma mirada de odio - tu príncipe azul ha llegado para librarte de todo sufrimiento – esta vez esbozó una cruel sonrisa – por llamarlo de alguna manera...

Hermione siguió la mirada de Lucius, no podía creerlo, aquella silueta en la obscuridad sólo podía ser de una persona.

- ¿Draco? – preguntó tímidamente conteniendo las lágrimas que luchaban por salir.

Draco cometió el error de mirarla a los ojos, esos ojos por los cuales había suspirado durante tanto tiempo y al ver las lágrimas correr por sus mejillas guardó la última imagen de Hermione en su corazón, no quería recordarla de esa manera pero no pudo contener el impulso de mirar esos ojos por última vez, y decidió terminar con todo eso de una vez por todas...

- ¡Avada Kedavra! – de su varita salió un rayo de luz verde, el cuerpo ya sin vida de Hermione Granger se desplomó sobre la tierra y Draco Malfoy se despertó con un sobresalto.