- Malfoy, ¿que demonios haces? – Sintió como alguien lo jalaba de la túnica separándolo de Ron el cual al recuperar la movilidad de sus brazos se lanzó sobre Draco pero lo único que logró fue darle un puñetazo cerca del labio – Quieto Weasley – ahora fue Ron el que sintió un jalón en la túnica que lo volvió a lanzar contra la pared.
- Tranquilo Malfoy, no vale la pena, vámonos – Se contentó con lanzarle una mirada fría a Ron que seguía apoyado contra la pared mientras era arrastrado hacia un aula vacía.
- Así que ahora el hijo de Lucius Malfoy se rebaja a pelear como vil muggle y por una sangre sucia, muy bonito
- ¿Qué tanto escuchaste? – tal vez aún podría negarlo pero algo le decía que sería inútil
- Todo, y debo decir que es muy decepcionante, ¿qué pensaría papá si se enterara?
- Cállate Zabini – "¿y ahora qué?" pensó mientras intentaba secarse la sangre que comenzaba a brotarle del labio - si quieres conservar tu salud te recomiendo que no digas una palabra de lo que oíste
- No te preocupes Malfoy, como si fuera Pansy – añadió con una mueca de desagrado – Es sólo que creí que tú habías sido de los pocos que realmente tenían conciencia de la situación en que nos tocó vivir
- No sé de qué estás hablando – contestó aparentando indiferencia
- Que ahora no te convenga aceptarlo es otra cosa, tú mejor que nadie sabías que personas como Granger son intocables para nosotros - Inexplicablemente Draco sonrió ante el comentario.
- ¿Lo dices por Turpin? - preguntó
- En parte... – respondió Zabini como si eso no viniera al caso – Deberías hacer como yo y convencerte de una vez que no puedes andar por la vida con alguien como ella.
- ¿Desde cuándo es un crimen enamorarse? – bastó con oír las palabras salir de su boca para darse cuenta de lo estúpido que había sonado su pregunta. Al parecer Blaise pensó lo mismo porque comenzó a reírse como si fuera lo más gracioso que había escuchado en mucho tiempo.
- No lo puedo creer, estás peor que yo – logró decir mientras seguía riéndose – Granger sí que te trastornó. Bien Malfoy, por si no lo sabes, es un crimen desde que nacemos, desde el momento en que tus padres escogieron una esposa para ti y debes aceptar tu destino – continuó recuperando la seriedad – mírame a mí, yo logré enmendar mi error antes de que fuera demasiado tarde.
- Hermione no es un error, la amo Zabini y ella me ama, jamás había sentido eso antes y no pienso echar todo a perder.
- ¿Y crees que yo no amaba a Lisa? – su rostro se ensombreció como si hubiera llegado a un punto que no deseaba discutir – Créeme no lo hice por mí, lo hice por ella, no hubiera podido soportar la idea de verla sufrir por mi culpa y aunque no lo creas aún la amo, y aún me duele cada vez que me cruzo con ella y ya ni siquiera voltea a verme. Pero el hecho de saber que está a salvo me ayuda a no intentar asesinar a ese imbécil cada vez que se le acerca... – Zabini parecía a punto de llorar y por primera vez Draco comprendió como debía haberse sentido – Piénsalo Malfoy, piénsalo muy bien.
Y sin decir más Blaise salió del aula dejando a Draco sólo con sus pensamientos. Tenía razón... tendría que decidir qué ideales seguir para conseguir lo que quería, pero entonces su sueño le vino a la mente y descubrió que el gran problema era precisamente ese, ¿qué es lo que quería?
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- Cielos Ron, tampoco era para que pusieras a darte de golpes contra la pared – Fue el recibimiento de Harry al llegar a la sala común. Ron sólo lo miró con ironía mientras se sentaba en una butaca frente al fuego – Lo siento, ¿qué te sucedió?
Ron no contestó, simplemente se quedó mirando el fuego a punto de consumirse.
- Bien, como no pareces querer explicar nada, tendré que sacar mis propias conjeturas. Mmmmhhhh... – lo miró como examinándolo – Veamos... diría que Hermione se cansó de tu necedad pero no creo que ella te dejara tan mal. No, ella no... por lo tanto nuestra segunda opción sería Malfoy pero tampoco creo que sería capaz de dejar su dignidad a un lado para dar una muestra de "comportamiento muggle" así que definitivamente tuvo que ser Dobby, es la única explicación lógica – Ron dejó escapar una débil risa
- Sí, claro. Revelé información secreta y Dobby me dejó así.
- ¿Lo ves? Todas esas clases de adivinación finalmente están dando resultado – le sonrió a su amigo y añadió en voz baja – ¿Fue Malfoy, cierto?
Ron asintió sin mirarlo.
- ¿Pero por qué se mete? esto es entre Hermione y yo.
- Vamos Ron, incluso tú mismo esperabas que hiciera algo así, bueno... no así, yo creí que te iba a lanzar una maldición o algo pero los dos sabíamos que no se iba a quedar tanto tiempo con los brazos cruzados. No cuando Hermione estaba tan mal.
- Eso no le da derecho a desahogarse conmigo - susurró
- Por favor Ron, si Hermione fuera tu novia y llegara llorando por culpa de Malfoy ¿qué harías? – Ron volvió a mirar hacia la chimenea.
Si las cosas fueran al revés... si Hermione fuera suya... Malfoy habría estado tres metros bajo tierra desde el momento que hubiera siquiera intentado dirigirle la palabra. Pero las cosas no eran de ese modo... ella estaba con ese imbécil y él no podía hacer nada para evitarlo.
- ¿Y qué querías que hiciera Harry? No tienes idea de lo que es saber que ese estúpido puede abrazarla cuando hace frío, dormir junto a ella o incluso causarle escalofríos con solo tocarla y yo no pueda impedirlo.
- Pues bien, si no puedes impedirlo al menos no lo empeores, ¿crees que Hermione algún día te va a querer si cada vez que le diriges la palabra es sólo para reprocharle algo que tú te niegas a aceptar? Si la amaras tanto como dices deberías estar feliz porque ella es feliz en este momento.
- No me pidas eso Harry, no con él.
- Entonces usa tu sentido común, cada vez que la haces sufrir, ¿con quien crees que va a consolarse? Lo único que estás logrando es alejarla cada vez más de ti. Si no puedes tenerla como quisieras al menos siempre podrías tenerla como amiga pero estás desperdiciando incluso esa oportunidad – pasó un momento de silencio en el que Ron parecía estar meditando lo que Harry intentaba decirle.
Al final soltó:
- ¿Tú me ayudarías a separarlos?
- Al parecer no has entendido nada... no se trata de separarlos – contestó Harry suspirando desesperado por hacer a su amigo comprender – se trata de hacer lo correcto.
- ¿Y qué es lo correcto? – Harry volvió a suspirar. Verdaderamente Ron era la persona más terca que conocía.
- No lo sé Ron, yo sólo digo que Hermione no merece que la trates así... pero tú debes decidir que vas a hacer ahora. Puedes pedir perdón, reconciliarte con ella y volver a ser amigos como si nada hubiera pasado o empezar a tramar cómo separarlos y ver si tu plan funciona o incluso puedes dejar las cosas como están y seguir comportándote como hasta ahora – Harry se levantó y caminó hacia las escaleras que llevaban al dormitorio – Piénsalo Ron, piénsalo muy bien antes de hacer algo estúpido.
Dicho esto se dio la vuelta y subió a su dormitorio. Minutos después Ron hizo lo mismo, se desvistió y finalmente se metió en la cama.
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Durante todo el camino hacia la sala común no pudo dejar de pensar en lo que Blaise había dicho. Había estado consciente de eso desde el principio, incluso ahora más desde que había vuelto a tener la vieja pesadilla. Porque ya sabía de donde venía esa sensación de haberlo soñado antes, había soñado exactamente lo mismo hacía siete años en su primera noche en Hogwarts, había visto a Hermione en el expreso y al no saber nada de su procedencia le había parecido hermosa, era diferente a todas las chicas que había visto hasta entonces.
Durante la ceremonia de selección no pudo dejar de rogar porque quedara en Slytherin pero al ver como el sombrero seleccionador la declaraba una Gryffindor sus ilusiones se derrumbaron, durante la cena pensó que tal vez eso no haría una gran diferencia y siguió pensando en ella hasta que se quedó dormido y tuvo aquel extraño sueño.
Al día siguiente decidió que era mejor olvidarse de ella y que aunque algún día lograra que se fijara en él eso no traería más que sufrimiento para los dos y su historia no terminaría precisamente con un final feliz. Más tarde se dio cuenta de que no iba a ser nada fácil, llevaba un día de conocerla y no podía sacársela de la cabeza, por más que lo intentaba se descubría viéndola durante las clases o buscándola inconscientemente en el gran comedor. Más tarde se enteró de que era de origen muggle y fue cuando comenzó a insultarla, tenía que convencerse a sí mismo de que ella no era nadie y aunque realmente nunca funcionó lo consolaba el hecho de que tal vez si algún día olvidaba su expresión cuando él estaba a punto de matarla en su sueño, ella lo odiaría y entonces jamás le permitiría acercarse.
Pero habían pasado ya siete años desde entonces y ninguna de sus precauciones había funcionado, lo que es peor, había llegado a amarla tanto que ya no importaba lo que pasara con él, estaba dispuesto a morir antes de verla derramar una lágrima por su culpa.
Sumido en sus pensamientos llegó al retrato de Guilio Mignard el cual lo observó con detenimiento antes de pedirle la contraseña
- Monsieur Malfoy creí que su familia se caracterizaba por nunca perder la clase.
- ¿Por qué lo dice?
- Por lo que veo decidió darle a Monsieur Weasley una demostración de lo que en mi país llamamos "comportement moldus". - dijo señalando su labio del que aún caían pequeñas gotas de sangre
- ¿Cómo...? - comenzó Draco
- ¿Que cómo lo sé? Soy el guardían de la torre monsieur Malfoy, para estas alturas usted debería haberse dado cuenta de que yo se todo lo que pasa por aquí y aunque su comportamiento no fue el más adecuado - expresó en tono de reproche - me temo que yo hubiera hecho lo mismo - terminó con una sonrisa
- Menos mal que alguien está de mi lado - dijo mientras le sonreía a su vez - pero supongo que ahora viene la peor parte.
- No se preocupe, seguro entenderá. Después de todo, la fuerza hidráulica más poderosa del universo es la lágrima de una mujer... - Volvió a sonreír mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar.
Al entrar a la sala común lo primero que vio fue a Hermione sentada frente al fuego leyendo un enorme libro de pastas azules. Al parecer no se había dado cuenta de su llegada. Se acercó en silencio hasta quedar justo detrás de ella, se veía linda así, tan concentrada... le tapó los ojos con las manos y le dio un beso en la mejilla.
- ¿Quién soy? – le susurró con los labios casi rozándole el oído lo que provocó que ella se estremeciera.
- Draco Malfoy, me quieres explicar...
- ¡Ah! – le había tomado las manos mientras se volteaba para pedir una explicación pero en el momento en que las había apretado Draco había soltado un gemido de dolor. Pasó la mirada de sus nudillos hinchados a su herida en el labio
- ¿Qué hiciste exactamente? – preguntó confusa
- Bueno... ¿recuerdas que te prometí que no le lanzaría una maldición a Weasley por ser tan increíblemente testarudo? – Hermione asintió – pues no he roto mi promesa
Hermione se quedó pensativa mientras se cruzaba de brazos y adoptaba una expresión extraña. Finalmente levantó la mirada.
- Me estas diciendo que lo golpeaste... ¿con las manos? – preguntó incrédula
- Sí... básicamente – contestó confundido esperando un reproche o algo parecido.
- No lo puedo creer...
Definitivamente esa no era la reacción que esperaba, había golpeado a su mejor amigo rompiendo la promesa que él mismo había hecho y ahí estaba ella abrazándolo sólo porque en vez de hacerle crecer tentáculos con un hechizo le había roto la nariz de un puñetazo. "Mujeres, ¿quién las entiende?" pensó.
Hermione lo soltó lentamente y se quedó mirándolo a los ojos, Draco sabía que aún no se había salvado del reproche así que no esperó más y la beso lo más dulce y tiernamente que el dolor en el labio le permitió, ella no se resistió pero claro, conociéndola era demasiado bueno para ser verdad. Se separó y volvió a mirarlo a los ojos.
- Pero ni creas que con eso me vas a contentar – dijo en tono de regaño
- ¿Entonces a qué vino el abrazo?
- Fue... más como un abrazo... de sorpresa.
- ¿No se te ocurrió nada mejor?
- Es la verdad, me sorprendió que TÚ hubieras hecho algo así – Comentó sinceramente
- Es para que veas cuanto me importas – dijo mientras le acariciaba una mejilla - Estoy dispuesto a dejar a un lado el orgullo Malfoy sólo por ti – terminó en tono teatral
Hermione rió para luego ponerse seria de nuevo.
- No cambies el tema. Habías prometido que me dejarías arreglar las cosas con Ron.
- Técnicamente no me he inmiscuido, simplemente le di algo así como un incentivo así que no he roto mi promesa – dijo con una sonrisa
- Muy inteligente señor Malfoy, seguro le tomó todo el camino hacia la torre sacar esa conclusión. Pero lo siento, estoy muy enfadada con usted y no hay nada que pueda hacer que me haga cambiar de opinión
- ¿Segura? – sin esperar una respuesta Draco la cargó y la echó sobre su hombro.
- Bájame Draco, lo digo en serio – gritaba Hermione divertida mientras él subía las escaleras que llevaban a su habitación. Abrió la puerta de una patada y la tendió sobre la cama de sábanas verdes. Sin poder contenerse más comenzó a besarla mientras sus manos subían y bajaban sobre la cintura de la chica. Tras unos momentos se separó.
- ¿Aún no cambias de opinión? - susurró
- No, pero podría empezar a considerarlo – contestó mientras continuaba besándolo.
Horas más tarde se encontraba mirando el dosel de su cama mientras respiraba agitadamente, otra vez esa estúpida pesadilla, ¿por qué ahora que era feliz? muy dentro de su mente sabía que era alguna clase de advertencia, en especial después de todo lo que había pasado esa noche.
Recordó las palabras que había pronunciado frente Hermione "Estoy dispuesto a dejar a un lado el orgullo Malfoy sólo por ti". ¿Realmente estaba dispuesto a eso? La miró durmiendo plácidamente a su lado. Claro que estaba dispuesto pero sabía que no serviría de nada, incluso si lograban escapar juntos tendrían una vida llena de inseguridad y miedo, no, no quería eso para ella.
Le vinieron a la mente las palabras de Blaise "Mírame a mí, yo logré enmendar mi error antes de que fuera demasiado tarde... Piénsalo Malfoy, piénsalo muy bien..." Ella merecía ser feliz, después de todo era lo único importante que había tenido en toda su vida y no estaba dispuesto a verla sufrir, no la arrastraría con él.
Se acerco a ella y la abrazó de modo que respiraba el dulce aroma que desprendía su cabello. "Ella merece la felicidad, incluso si es a costa de la mía" pensó decidido. Parecía que era el momento de emplear medidas drásticas. No sabía que en ese momento, un muchacho en la torre Gryffindor tampoco lograba conciliar el sueño y estaba pensando exactamente lo mismo. Definitivamente era el momento de emplear medidas drásticas.
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