Todo quedó estático junto con ellos. Ninguno se atrevía a dar el primer paso por miedo a romper el encanto... tal vez despertarían en cualquier momento. De pronto, sin saber cómo, comenzaron a acortar la distancia que los separaba, lentamente, sin prisas.

Ambos cerraron los ojos, en espera de aquel contacto tan esperado...

Pero era demasiado bueno para ser verdad.

– ¡Hermione! – se escuchó un grito detrás del retrato.

Abrieron los ojos pero no se separaron, continuaron mirándose sin saber qué hacer.

– ¡Hermione! – se repitió

Draco volvió a la realidad y se separó lentamente de ella, disfrutando al máximo su cercanía y maldiciendo mentalmente. Aún así tuvo tiempo para reconocer aquella mirada que jamás la había visto regalarle a Weasley y que ahora sabía estaba reservada sólo para él. Bajó la cabeza y sin mirarla murmuró

– Debo irme

Ella se ocupaba de mirar a todas partes excepto a la persona que tenía delante, lo escuchó murmurar y sin pensarlo realmente susurró de vuelta

– Lo sé

Draco le dio la espalda y caminó hacia el retrato con paso decidido, llegó hasta él sin mirar atrás pero al abrirlo apareció un rostro pecoso con una bufanda marrón alrededor del cuello que al parecer se sorprendió al verlo.

– ¿Está Hermione ahí dentro? – preguntó dudando al darse cuenta de que esa misma escena había tomado lugar tan sólo unas horas antes. Esperó el comentario insultante por parte de Malfoy pero éste sólo se hizo a un lado.

– Sí – respondió simplemente mientras sostenía el retrato, lo que daba a entender que pasara. Ron lo miró extrañado pero justo entonces apareció Hermione por la abertura.

– ¿Ron, ¿Qué haces aquí? – su voz sonó más aguda de lo normal pero Ron pareció no notarlo porque inmediatamente respondió

– Vine a traerte esto y... a pedir disculpas – le dijo extendiendo un ramo de flores y mirando de reojo a Malfoy, que seguía ahí, detrás de él sosteniendo el retrato.

– Gracias, son lindas – respondió Hermione al tiempo que lo abrazaba

Draco se quedó ahí, mirándolos sin saber por qué. Treinta segundos antes había estado a punto de besarla y ahora ahí estaba ella... abrazando a otro sólo por unas flores. Sintió que hubiera podido darle todas las flores del mundo sólo por tenerla una vez más.

Ella lo seguía mirando desde el hombro de Ron, confusa, sin saber qué pasaba realmente. Draco la miró por última vez y sin ser consciente le dedicó una leve sonrisa, de la cual se deshizo en cuanto se dio cuenta de lo que hacía. Se dio la vuelta y comenzó su camino hacia el vestíbulo.

– ¿Qué hacía Malfoy aquí? – preguntó Ron una vez que se separaron

– Aquí vive – respondió Hermione alzándose de hombros, no quería volver a tener la misma discusión

– Pero...

– Ron, no empecemos otra vez ¿quieres? – interrumpió antes de que repitiera su reclamo

– Lo siento, no me gusta verlo cerca de ti, es todo – dijo a modo de disculpa

– Pues vas a tener que acostumbrarte porque como premios anuales tenemos que pasar mucho tiempo juntos – dijo sin alterarse – ¿o es que no confías en mi?

– Tienes razón – aceptó – además, no es como si se hubieran estado besando... – dijo riendo como si hubiera dicho lo más ridículo del mundo.

– No, por supuesto que no – dijo Hermione intentando reír cuando por dentro sintió que iba a desmayarse de un momento a otro, habían sido demasiadas emociones en tan poco tiempo y ahora se sentía decididamente mal por mentirle a Ron. En teoría no se habían besado pero para qué mentirse, si Ron no hubiera interrumpido al menos ella hubiera estado dispuesta a llegar hasta donde fuera.

– ¿Entonces estoy perdonado? – preguntó haciéndola salir de sus pensamientos

Hermione sólo sonrió y le dio un pequeño beso en los labios. Se separaron y se quedaron unos segundos observándose.

– ¿Puedo pasar? – preguntó Ron finalmente, parecía que le había costado un enorme esfuerzo pronunciar esas simples palabras.

– Claro – respondió sin pensar mientras se hacía a un lado para dejarlo cruzar el retrato.

º0olo0º

Sabía que era tarde pero no pareció importarle, caminaba por los pasillos desiertos con las manos en los bolsillos intentando encontrar una explicación a lo que acababa de suceder. Había estado a punto de besarla... Aún podía sentir su pulso tembloroso al imaginar lo que hubiera pasado si Weasley no hubiera interrumpido.

Pensando en esto llegó al vestíbulo donde ya se encontraban Pansy y Blaise, al parecer charlando animadamente. Algo debía reflejarse en su rostro porque en cuanto lo miraron, ambos guardaron silencio.

– Veo que al menos a alguien le emociona ir a la fiesta – comentó Blaise un tanto burlón cuando Draco se hubo acercado a ellos con lo que sólo logró una mirada reprobatoria por parte de Pansy.

– Blaise cállate – dijo Pansy, pero a decir verdad a ella también se le hacía extraña la insidiosa felicidad de Malfoy – Faltan sólo 3 minutos – agregó al tiempo que le mostraba un galeón dándole a entender que ese era el traslador. Se quedaron unos segundo en silencio observando el objeto dorado.

– ¿Se puede saber por qué tan... contento? – preguntó finalmente

– No es felicidad Pansy, es más bien... satisfacción – contestó simplemente.

– Merlín, ¿te acostaste con alguien?

– ¡Blaise!" – repitió Pansy

– Está demasiado feliz para mi gusto, fue lo primero que pensé – dijo Blaise a modo de disculpa - ¿entonces por qué la satisfacción?

– Me encontré a... Potter – dijo inmediatamente, sabrá Agripa por qué se le ocurrió eso pero obviamente no hubiera podido decir "Estuve a nada de besar a Hermione y me di cuenta de que aún me ama, creo que volveré con ella"

– ¿Y? – preguntó Pansy esperando el resto de la historia. Draco comenzó a trazar una historia convincente en su cabeza pero Blaise se le adelantó.

– ¿Cómo que "y"? – preguntó Blaise como si Pansy hubiera soltado la mayor blasfemia – Sabes que Malfoy no puede vivir si no hace rabiar a Potter.

– ¿Por eso la felicidad? – ambos asintieron – que forma de perder el tiempo...

Blaise pareció a punto de contestar algo pero la moneda comenzó a brillar y ambos la tocaron justo a tiempo para sentir la sacudida en el estómago y viajar en un torbellino de colores

º0olo0º

El retrato se cerró detrás de ella no sin antes dirigirle una mirada de reprobación que ella decidió ignorar. Ron caminó hasta el centro de la sala común y se quedó observando a su alrededor.

– Es diferente a lo que imaginé – comentó acercándose al ventanal que adornaba una esquina – aunque la vista es magnífica

Hermione sólo lo observaba desde la chimenea intentando encontrar una explicación lógica para haberlo dejado entrar. No le molestaba estar con Ron, pero la situación era un tanto... incómoda.

Ron siguió inspeccionando hasta que se dejó caer en uno de los sillones frente a la chimenea.

– Esto es comodidad – comentó mientras se estiraba en el sillón – incluso podría dormir aquí sin ningún problema

Se incorporó al tiempo que le hacía una seña a la chica para que tomara asiento a su lado. Hermione pareció dudar pero finalmente se sentó a su lado mientras ambos contemplaban la chimenea. No pudo negar que era una escena bastante romántica cuando Ron pasó un brazo por su espalda y ella recargó su cabeza en su hombro.

Después de unos minutos Ron retiró su brazo y se giró para quedar completamente frente a ella.

– Sería perfecto – comentó con una sonrisa

– ¿Qué?

– Que viviéramos aquí tú y yo, sin que nadie nos molestara, con tanta tranquilidad" – dijo sonriendo aún más, mirando a su alrededor como imaginando la escena.

– Sí, podría serlo – contestó Hermione sin mirarlo. Claro que sería perfecto, había pasado los últimos meses viviendo esa fantasía y había sido más que perfecto.

Ron pareció terminar su visión perfecta y volvió a mirar a Hermione mientras le acariciaba la mejilla con el pulgar.

– Eres preciosa – dijo mirándola detenidamente. Ella levantó la mirada al tiempo que Ron se acercaba lentamente. Cerró los ojos y le vino a la mente la escena de hacía sólo unos minutos, pero esta vez sintió cómo los labios de Draco hacían finalmente contacto con los suyos aunque la ilusión terminó tan rápido como había comenzado. Esos no eran sus labios y aunque intentara engañarse no había ni punto de comparación. Ron no era malo besando pero lo hacía temeroso, casi con miedo y Draco derrochaba seguridad.

Ron comenzó a inclinarse hacia delante con lo que logró que Hermione quedara recostada en el sillón con él encima. Sintió cómo las manos de Ron comenzaban a recorrer su cintura.

º0olo0º

Sintieron sus pies tocar el piso con una sacudida. Soltaron el galeón y éste cayó al piso con un ruido sordo. Miraron a su alrededor asegurándose de que hubieran llegado al lugar correcto y se encontraron en la biblioteca de la mansión de los Malfoy.

– Justo a tiempo – dijo una voz detrás de ellos.

– ¡Padre! – dijo Pansy emocionada al momento en que corría a abrazarlo.

Blaise y Draco sólo se quedaron mirándolos impresionados por el radical cambio de semblante de Pansy.

– Un placer volver a verlos caballeros – dijo el Sr. Parkinson dirigiéndose hacia ellos una vez que terminó de darle la bienvenida a su hija.

– El placer es todo mío Sr. Parkinson – dijo Draco cortésmente mientras le estrechaba la mano.

– Sr. Parkinson – dijo Blaise con una reverencia cuando fue su turno de estrecharle la mano.

– Blaise – dijo el padre de Pansy a su vez – Creo que es hora de pasar al salón – agregó ofreciendo su brazo a Pansy la cual se prendió de él inmediatamente.

– Por favor – dijo Draco al llegar a la puerta indicándoles que pasaran primero.

Entraron al salón decorado magistralmente para la cena, seguramente los elfos habían tenido que trabajar a marchas forzadas para dejarlo tan impecable. Algunas personas se encontraban ahí charlando, al parecer aún faltaba la mayoría de los invitados

– Draco – escuchó que lo llamaban y al darse la vuelta se encontró con la fría mirada de su padre. De su brazo caminaba su madre, saludando con la mano a alguno que otro invitado, al llegar hasta él se acercó para abrazarlo pero su padre la detuvo.

– No en público cariño – susurró Lucius Malfoy ante lo cual su esposa sólo se inclinó a darle un beso en la mejilla a su hijo.

– Bienvenido a casa – le murmuró antes de separarse.

– Esta misma noche volverás al colegio – dijo Lucius mientras le estrechaba la mano.

– ¿Por qué? – preguntó contrariado

– No podemos darnos el lujo de que pierdas clases – contestó como si eso zanjara la cuestión

– Pero... – comenzó Draco, pero su padre le lanzó la conocida mirada de "no repliques" y decidió guardar silencio.

– Vamos querido – dijo su madre arrastrando a su padre hacia la puerta de entrada al ver la expresión de su hijo. Nunca salía nada bueno de una discusión entre ellos dos y esa noche no podían permitírsela.

Draco se quedó ahí parado viendo a sus padres alejarse hasta que sintió una palmada en la espalda.

– Vaya bienvenida – Draco se dio la vuelta para encontrarse con el sonriente rostro de una chica entallada en un hermoso vestido azul que combinaba con sus ojos.

– ¡Grëtchen! – exclamó antes de abrazarla – cuánto tiempo sin vernos

– Puedes culpar a esa maldita prisión... ¿qué clase de colegio no tiene vacaciones? – se separaron después de unos segundos y Grëtchen lo miró detenidamente – Merlín, cómo has crecido y parece que fue ayer cuando nos escondíamos de tu padre para comer tierra – Draco soltó una risa sincera

– Estás tan diferente... – dijo Draco mientras la observaba – y tan hermosa debo admitir

– Gracias – respondió con una sonrisa – aunque tú no te quedas atrás, con esa pinta pareces todo un casanova

– ¿Cómo hiciste para venir? - preguntó interesado pero antes de que su amiga pudiera responder vieron a Blaise abriéndose paso entre la muchedumbre a toda velocidad.

– ¡Grëtchen cariño! – exclamó antes de abrazarla, si es que a eso se le podía llamar abrazo. Blaise la tomó firmemente de la cintura y le dio varias vueltas en el aire mientras la chica forcejeaba intentando liberarse. Al final Blaise la depositó en el piso – realmente pareces una chica madura y responsable

– Lamento no poder decir lo mismo de ti Blaise cariño pero supongo que si no abres la boca tal vez podrás crear una buena impresión – Draco se echó a reír y Blaise le pasó un brazo por los hombros

– Ya extrañaba escuchar algo así – dijo nostálgico – pero cuéntanos, ¿qué has hecho de tu vida?

– Pasarla en el colegio – dijo encogiéndose de hombros – Aunque ahora que puedo ver la luz al final del camino no parece tan malo como antes, unos meses más y seré libre.

– ¿Y qué pasó con tu cabello? – preguntó Draco como recordando algo.

– Sí, ¿y esa sed de rebeldía? No pasé toda mi infancia escuchando formas muggles de teñir el cabello para que al final no haya pasado nada.

– ¿Y crees que no lo intenté? En el segundo año encontré un hechizo que parecía efectivo, lo utilicé pero la directora me descubrió y llamó a mis padres.

– ¿Tu madre echó una maldición sobre la escuela?

– No, peor aún la echó sobre mi cabello, así que cada vez que intento hacerle algo simplemente se cae

– ¿Qué? – preguntó Draco mientras Blaise se reía

– Se cae, simplemente se cae en mechones y debo escuchar el sermón de mamá de "tienes un cabello tan hermoso, tan negro y tan ondulado... deberías agradecerlo..." – dijo con voz chillona mientras Blaise seguía riendo

En ese momento se acercó un caballero anunciando que era hora de pasar al comedor así que cruzaron el estrecho corredor hasta entrar a un espléndido salón con una enorme mesa rectangular en el centro. Draco odiaba esa mesa, sólo la utilizaban cuando había visitas importantes lo que en su infancia venía a significar aburrimiento total. A la izquierda, unos músicos entonaban un vals y a lado de estos había un pequeño espacio que Draco supuso, era para bailar. Se despidieron con un simple "nos vemos luego" y Draco tomó su lugar a la izquierda de su padre.

Esperó de pie a que llegara Pansy y como todo un caballero le ayudó a acomodarse en su silla. Los invitados tomaron su lugar y sólo entonces tomó asiento preparándose mentalmente para lo que seguramente estaría por venir. Su padre seguía de pie y cuando todos los invitados tuvieron vino en sus copas su padre dio unos ligeros golpes en la suya para llamar la atención de la mesa.

Todos en la mesa guardaron silencio mientras prestaban atención a lo Lucius Malfoy estaba a punto de decir.

– Queridos amigos, como todos saben, nos encontramos aquí reunidos para celebrar la unión de dos familias de este círculo y que seguramente será para bien de todos. No sólo porque ambos muchachos vienen de familias ejemplares sino que con su unión vienen a continuar una milenaria tradición. Desde sus orígenes, la familia Malfoy siempre se ha caracterizado por...

Si así empezaba el discurso Draco podía adivinar que iba a ser peor de lo que había imaginado. Esa parte se la sabía de memoria, era el sermón que seguía después del regaño cada que Draco hacía algo malo. Comenzaría describiendo cada uno de los antepasados Malfoy y de sus perfectos matrimonios, después hablaría de la tradición familiar para continuar con las razones por las cuales Draco debe comportarse como se le ha enseñado y cómo no puede darse el lujo de hacer algo que no ponga en alto el nombre de la familia.

Volteó a mirar a su padre, tenía suficiente experiencia en esto. Concentró su mirada en él, de forma que parecía que le estaba poniendo toda la atención posible mientras su mente comenzaba a divagar. Con el rabillo del ojo observó a Grëtchen adoptando la misma postura que él, y estaba seguro de que si hubiera sido capaz de voltear al final de la mesa Blaise tendría la misma expresión.

Tantas veces los habían regañado cuando eran pequeños que estaban acostumbrados a los eternos sermones de su padre. No pudo evitar sonreír, le alegraba la idea de que su mejor amiga se encontrara allí, con él. Recordó la conversación que acababan de tener y su sonrisa se amplió aún más. Imaginarse a Grëtchen sin cabello era una de esas imágenes que no podría quitarse de la cabeza por mucho tiempo, aunque a decir verdad no entendía por qué tanta obsesión con cambiar su cabello, después de todo era lindo. Era completamente negro y caía en enormes rizos perfectamente definidos, no cabía duda de por qué su madre se empeñaba tanto en que el cabello de su hija era hermoso, aunque tal vez esa era la razón para que Grëtchen intentara deshacerse de él de todas las formas posibles.

Pero tenía algo, ahora que la había visto después de tantos años no podía dejar de fijarse en su cabello. Le recordaba a alguien pero no sabía a ciencia cierta a quién.

Un escalofrío le recorrió la espalda al caer en la cuenta. Había pensado en ella toda la noche. El cabello de Grëtchen le recordaba a Hermione.

Hermione...

La voz de su padre zumbaba en sus oídos pero su mente ya no se encontraba en ese lugar, ahora vagaba por los pasillos de Hogwarts, ¿qué estaría haciendo en ese preciso momento?

º0olo0º

Ron comenzó a inclinarse hacia delante con lo que logró que Hermione quedara recostada en el sillón con él encima. Sintió cómo las manos de Ron comenzaban a recorrer su cintura, su cadera. Pareció encontrar el final de su blusa y comenzó a subir su mano por dentro de ésta mientras la otra seguía bajando lentamente.

Hermione simplemente permanecía recostada en el sillón, con los brazos en los costados esperando la electricidad que normalmente la recorría al encontrarse en esa situación, pero nada llegó.

Sintió las manos de Ron ahora subiendo hasta el primer botón de su blusa, pareció costarle trabajo pero logró desabrocharlo, siguió bajando botón por botón pero fue hasta llegar al cuarto cuando la mente de Hermione dejó de divagar para tomar plena conciencia de lo que estaba sucediendo.

Realmente no quería que esto estuviera sucediendo, y menos con Ron.

Lo tomó de las manos separándose de él, aunque por la postura en que se encontraban no pudo separarse tanto como hubiera querido.

– Ron, ¿qué estamos haciendo? – preguntó en un susurro

– Yo... – comenzó Ron pero pareció no saber que decir y optó por guardar silencio.

– Lo siento, pero no creo que esté preparada para algo así – volvió a susurrar. Ron se quitó de encima suyo y ambos se encontraron de nuevo sentados en el sillón.

– Lo lamento, yo creí que... – comenzó pero Hermione lo interrumpió.

– No es tu culpa, es sólo que... no vayamos tan rápido ¿de acuerdo? – dijo mientras terminaba de abrocharse la blusa.

– De acuerdo, esperaremos hasta que te sientas lista – respondió con una sonrisa

– Gracias Ron, eres el mejor – se acercó y le dio un pequeño beso en la frente.

– ¿Al menos puedo quedarme un rato más contigo? – preguntó esperanzado

– Por supuesto – contestó al tiempo que se recargaba en su hombro, se estiraron en el sillón y quedaron los dos abrazados viendo al sol terminar de ponerse del otro lado del ventanal.

º0olo0º

Ahora sabía a lo que se refería Blaise. Hubiera preferido ser desheredado antes que pasar otra vez por aquella experiencia torturadora. Para cuando su padre hubo terminado su discurso suspiró con alivio, estaba más aburrido que nunca en su vida y su estómago estaba clamando por comida sin mencionar que comenzaba a entumirse en aquellas incómodas sillas, costosas, pero incómodas a fin de cuentas.

Estaba a punto de tomar sus cubiertos esperanzado cuando se dio cuenta de su ingenuidad. El padre de Pansy se puso de pie esta vez y comenzó a repetir lo que Lucius había dicho pero en otras palabras, lo único que cambiaba eran los nombres pero era la misma porquería que había dicho su padre sobre la sangre limpia y el orgullo de las familias. Sorpresivamente Pansy parecía escuchar con atención las palabras de su padre, pero no como él había hecho con su padre, era un interés verdadero y Pansy no despegaba los ojos de su padre

Después de otra espera eterna, por fin los discursos terminaron y los camareros aparecieron para servir los platos. Draco comía con avidez sin prestar mucha atención a las conversaciones a su alrededor.

– ¿Tenías hambre? – preguntó Pansy sarcástica sacando a Draco de sus pensamientos

– Bastante – contestó antes de engullir otro pedazo de carne

La comida continuó llena de conversaciones superfluas y comentarios hipócritas hasta que los músicos volvieron a tocar un hermoso vals y algunas parejas se levantaron a bailar.

– ¿Quieres bailar? – preguntó Draco a Pansy en cuanto hubo terminado su postre.

– De acuerdo – respondió Pansy levantándose de su silla mientras tomaba la mano que Draco le había extendido.

Caminaron los dos hasta el centro de la pista siendo la fuente de atención, podían oír comentarios elogiando a la feliz pareja. Ignorándolos, Draco tomó a Pansy de la cintura al tiempo que ella ponía una mano sobre su hombro.

– Creo que nunca me había aburrido tanto en toda mi vida – susurró mirando a su alrededor

– Yo tampoco, y eso que mi padre solía llevarme a todas sus reuniones – murmuró cómplice logrando que Pansy soltara una leve risa.

– Debe ser difícil convivir con tu padre – comentó después de un rato

– Algo... pero terminas acostumbrándote – contestó Draco simplemente – no todos tenemos la suerte de tener un padre al cual adorar – agregó guiñándole un ojo

– ¿Qué te hace pensar eso? – preguntó divertida

– Vamos Pansy, jamás había visto a alguien correr con tanta felicidad hacia su padre, ni siquiera a un niño pequeño

– Sí, bueno, mi familia es lo único que tengo – respondió sinceramente, pareció meditar unos segundos como decidiendo si continuar o no – desde que era niña mi mayor temor siempre ha sido perderlos, si no los tengo a ellos, entonces no tengo a nadie.

– Pero si tienes muchas amigas – preguntó extrañado

– Sí, son mis amigas pero no son del tipo de las cuales esperarías apoyo incondicional, simplemente son las chicas con las que divertirse

– Te entiendo, mi única amiga vive enclaustrada en Alemania

– ¿Es la chica con la que hablabas antes de entrar? – preguntó interesada - ¿la del vestido azul? – Draco asintió con la cabeza – Parece una buena chica

– Lo es – respondió - ¿quieres conocerla? Después de todo sus hijos crecerán con nuestros hijos – Pansy se echó a reír

– ¿Qué?

– Teníamos nueve años – dijo Draco a modo de disculpa – fue algo así como la edad de las promesas

– De acuerdo, vamos – dijo sin dejar de reír.

Se separaron y caminaron hasta el final del comedor donde Grëtchen platicaba con un chico algo mayor que ellos.

– ¿Interrumpimos? – preguntó Draco al llegar

– No, para nada – respondió Grëtchen a lo que el chico hizo lo más parecido a una reverencia y comenzó a caminar hacia la mesa – Gracias, no creía poder soportarlo más – Draco sonrió divertido mientras acomodaba a Pansy delante de ella.

– Pansy, Grëtchen; Grëtchen Pansy – dijo a modo de presentación, ambas estrecharon sus manos.

– Draco, ¿me permites robarte a tu hermosa prometida unos minutos? – los interrumpió la voz del Sr. Parkinson.

– Por supuesto – respondió Draco cortésmente y Pansy se dirigió de nuevo a la pista de baile del brazo de su padre, no sin antes murmurar un "Mucho gusto" a Grëtchen.

– Luce agradable – calificó aún mirándola a lo lejos, Draco se encogió de hombros.

– Me estoy asfixiando, ¿quieres ir afuera? – preguntó ofreciéndole su brazo el cual ella tomó en señal de asentimiento.

Dieron la vuelta al comedor hasta llegar al otro lado donde se abría un pequeño balcón adornado con guirnaldas. Salieron y se quedaron contemplando unos instantes el maravilloso panorama que se extendía frente a sus ojos.

– ¿Qué pasó con el Draco enamorado, de las cartas? – preguntó interesada, sabía que algo no encajaba en ese compromiso.

– Pasó – contestó sin mover la vista del paisaje

– ¿Qué pasó?

– Es de hija de muggles... – dijo Draco por toda respuesta esta vez mirando a su amiga a los ojos. Grëtchen suspiró y colocó su mano sobre la de Draco, que descansaba en el barandal de piedra – es una larga historia

– Tengo toda la noche – respondió sin retirar su mano

º0olo0º

Volvió a mirar a la persona recostada a su lado y sintió cómo el sentimiento de culpa aumentaba, ¿por qué no podía enamorarse de él? Era todo lo que necesitaba para ser feliz pero su corazón se negaba a dejar en el olvido...

El sol se había terminado de poner hacía tiempo y ahora se encontraban los dos acurrucados en el mismo sillón contemplando las llamas de la chimenea. Ron disfrutando al máximo la compañía de Hermione y ella reprochándose internamente lo que su cuerpo se negaba a sentir.

Ron, por su parte, la entendía, o al menos eso intentaba hacer, pero una pregunta vagaba por su cabeza, moría por pronunciarla, pero no reunía el valor suficiente, aunque en realidad no era valor lo que le faltaba, simplemente se negaba a preguntar porque tenía miedo a la respuesta.

Al final, decidió que no tenía nada que perder y con un nudo en la garganta susurró

– Hermione...

– ¿Sí?

– Tú... alguna vez... ¿te acostaste con... Malfoy? – preguntó finalmente reteniendo la respiración, en espera de la respuesta.

– Ron, ¿eso qué tiene que ver? – preguntó mirándolo. No quería responder eso, si evitaba pensarlo mucho menos se sentía con las fuerzas suficientes como para contarlo y ya no digamos contárselo a Ron... aún peor después de lo que acababa de suceder.

– Es una simple pregunta – en ese momento decidió que no quería saberlo, Hermione había rehuido la pregunta y eso no podía significar nada bueno.

Hubo unos segundos de silencio en los cuales la tensión podía sentirse, hasta que finalmente Hermione se acomodó en el sillón y suspiró.

– No, nunca me acosté con Malfoy – respondió mirando la chimenea. ¿Por qué le mentía? ¿por qué? ¿por qué no podía decirle la verdad?

Escuchó el suspiro de alivio de Ron y eso la confundió un poco.

– Ya decía yo, hay que ser muy poco inteligente como para dejar que Malfoy consiga lo que quiera" – comentó sonriendo.

– O muy ciega – respondió Hermione temblando.

º0olo0º

Grëtchen lo miraba intrigada mientras Draco terminaba de relatar las razones por las cuales esa noche se encontraban ahí. Al terminar se sintió bien, nunca había tenido con quien desahogarse y el hecho de que Grëtchen no lo interrumpiera cada cinco oraciones como lo hacía Blaise, servía para que terminara de sacar todo lo que llevaba semanas lastimándolo por dentro.

– ¿Y has vuelto a hablar con ella? – preguntó finalmente cuando Draco guardó silencio. Éste sonrió ante la pregunta.

– Antes de venir aquí... estuve a nada de besarla – respondió sonriendo aún más

– Y te rechazó... – dedujo observando extrañada la expresión de su amigo.

– No, esa es la mejor parte, parecía dispuesta a corresponderme pero llegó el estúpido de su novio – esta vez la sonrisa fue sustituida por frustración.

– ¿Además tiene novio? – preguntó escandalizada

– Sí, el tipo es su mejor amigo pero lleva años babeando por ella, es un bueno para nada si quieres mi opinión

– Déjame ver si entendí, tú la abandonaste y ahora ella es novia de su mejor amigo que la ama incondicionalmente y que por lo visto no se lleva muy bien contigo – resumió

– Básicamente... – aprobó Draco observando a Grëtchen que tenía la misma expresión que su madre cuando intentó cortar su cabello como el de Blaise – ¿Tiene algo de malo?

– No puedes jugar así con los sentimientos de las personas

– Yo no estoy jugando con los sentimientos de nadie – espetó aireado – al contrario, estoy sacrificando MIS sentimientos.

– Siempre has sido tan egoísta... – esto pareció enfurecer más a Draco que de no haber sido su mejor amiga le hubiera lanzado una maldición o dicho el mejor insulto, pero en cambio siguió discutiendo.

– Cómo puedes decir que soy egoísta cuando estoy aquí, cambiando mi felicidad por la de ella...

– ¿Realmente crees que ella es feliz? – lo interrumpió bajando la voz – tú mismo lo dijiste, se ve triste. Y no es sólo ella, el pobre chico está siendo utilizado. Ella está perdiendo a su mejor amigo y él está viviendo de ilusiones. ¿Qué futuro puede tener una relación en donde nada es sincero? – miró a Draco fijamente, pero éste no parecía tener nada que decir – ahora imagina qué tan confundida debe estar ella, debe estar engañándose a si misma, convenciéndose de que ama al otro chico cuando la realidad es otra, porque si lo amara nunca hubiera dejado que la besaras... o tratado de besar, es lo mismo – agregó cuando Draco abrió la boca seguramente para desmentir la última parte

– ¿Y qué quieres que haga? – preguntó después de un momentos de silencio – ¿Quieres que regrese con ella? ¿Qué descubra lo que mi padre es capaz de hacer por el "orgullo Malfoy"? – dijo sarcásticamente

– ¿Es que no lo has entendido? Esto no se trata de si regresar o no con ella

– Entonces dime de qué se trata, porque no he sufrido tanto para que me digas que todo está mal" – dijo, su voz sonaba desesperada y si Grëtchen no lo conociera tan bien diría que estaba a punto de echarse a llorar

– Se trata de dejar que ella decida lo que quiere – dijo tranquilamente, definitivamente no estaba preparada para ver a Draco en ese estado, no después de que siempre había sido su ejemplo de fortaleza – Eres egoísta porque tomaste una decisión que no te pertenecía, debiste contarle lo que sucedía y que ella decidiera qué camino tomar

– Tú no la conoces – dijo negando con la cabeza – se hubiera aferrado a mí sin importar lo que sucediera y si le pasara algo... yo no hubiera podido vivir con eso

– Pero al menos hubiera sido su decisión... tendría razones válidas para olvidarte... o recordarte – agregó colocando su mano sobre el hombro de su amigo, le dolía verlo así – en cambio ahora... ni siquiera sabe qué pensar

Draco se dio la vuelta y sin pensarlo mucho la abrazó. Necesitaba saber que había alguien ahí, que no estaba solo. Comprendió por qué Pansy se aferraba tanto a sus padres, él ni siquiera tenía eso. Sólo podía confiar en esa chica que lo abrazaba dispuesta a sostenerlo si él se dejaba caer, era lo mejor que tenía y su preocupación por él era legítima. Tal vez hacer caso a su consejo era lo mejor que podía hacer. Se separó de ella delicadamente.

– Se lo diré – dijo sencillamente, Grëtchen cerró los ojos divertida

– Necesito guardar esto en mi memoria, no todos los días Draco Malfoy sigue tus consejos, debe ser un honor – Draco rió y ella abrió los ojos – es lo mejor, ya verás

– Gracias – susurró Draco antes de darle un dulce beso en la frente – por escuchar

– ¿Soy tu amiga cierto? Ese es mi trabajo – respondió amigablemente tocando su nariz con su dedo índice – ahora... ¿que te parece si vamos por ahí a buscar unos tragos coquetos?

– Me parece bien – dijo sonriente ofreciéndole su brazo – aunque creo que deberíamos buscar a Blaise, no creo que sea bueno dejarlo solo.

Grëtchen rió y volvieron al tumulto del comedor.

º0olo0º

Abrió los ojos y se encontró con un panorama desconocido. Intentó moverse pero tenía el hombro entumido y el brazo derecho completamente dormido, miró a su lado y recordó lo que había pasado.

Ron dormía apaciblemente a su lado, no se explicaba como habían hecho para no caer del sillón en toda la noche, un sol radiante los saludaba desde el ventanal y en la chimenea se veían sólo brasas.

Se acomodó de nuevo boca arriba y recordó lo que Ron había dicho la noche anterior, "Hay que ser muy poco inteligente como para dejar que Malfoy consiga lo que quiera". Si se había sentido mal al mentirle ahora las cosas eran peores, se sentía sucia.

Cada imagen con Malfoy que venía a su mente le daba más asco que la anterior, había evitado pensarlo pero lo que dijo Ron la había hecho darse cuenta de la realidad, Malfoy simplemente la había utilizado para conseguir sexo. Se sentía el ser más bajo, ruin y repugnante sobre la faz de la tierra.

Volteó a mirar el reloj y se dio cuenta de que era tarde, debía despertar a Ron si querían llegar al desayuno. Era sábado pero ella sólo quería bañarse, aunque ahogarse en la regadera también sonaba tentador. Rió mentalmente, consideraba a los suicidas como personas cobardes, sin valor para enfrentar los problemas.

Se dio la vuelta y recorrió la nariz de Ron con su dedo índice, éste sólo gruñó. Lo intentó otra vez y esta ocasión tuvo éxito, abrió los ojos y bostezando se acercó más a ella.

– El amanecer perfecto – dijo mirándola, ella sólo sonrió ante el elogio.

– A veces viene McGonagall por las mañanas, si llega y te encuentra aquí estaríamos en muchos problemas

– De acuerdo, voy a cambiarme y regreso para desayunar, ¿te parece? – preguntó mientras se levantaba del sillón

– Me parece – contestó ella dándole un ligero beso en los labios, el cual Ron continuó.

– Es tarde – murmuró rompiendo el beso

– Ya voy, ya voy, tú si que sabes cómo romper el encanto – respondió Ron de mala gana.

– Ron... – comenzó Hermione en un intento de disculparse, pero el la interrumpió con otro beso, se separó y susurró

– Era broma, estaré aquí en diez minutos – le sonrió y atravesó el retrato.

Hermione suspiró y se dejó caer en el sillón adentrándose de nuevo en sus pensamientos.

º0olo0º

En cuanto sus pies pisaron Hogwarts se deshizo del saco, sólo quería dormir, había sido una larga noche. El sol les dio la bienvenida a través de las puertas abiertas del vestíbulo. Aún no había estudiantes alrededor pero no tardarían en aparecer. Se despidió de Blaise y comenzó el camino hasta la torre.

Tarareaba feliz, si omitía los discursos la cena había estado bien, bastante bien en realidad. Había pasado la mitad de la noche sentado en la mesa con Blaise y Grëtchen escuchándolos contarle a Pansy historias graciosas (por no decir humillantes) de cuando Draco era pequeño. Se había divertido y le había encantado volver a ver a su amiga, más aún hablar con ella.

Ahora no podía esperar a encontrar a Hermione para decirle todo lo que había pasado, explicarle todo, sin mentiras, sin ocultar nada. Simplemente explicarle toda la verdad, estaba listo si ella lo rechazaba pero de una forma u otra sería liberador contarle todo.

Sonrió aún más, tal vez antes de que el sol se ocultara podría tenerla entre sus brazos de nuevo. La besaría hasta el cansancio y no se separaría de ella ni un minuto.

Terminó el último tramo de escaleras y escuchó una voz a lo lejos, una voz que sonaba extrañamente familiar en el pasillo desierto.

– Estaré aquí en diez minutos – En seguida vio salir a Weasley por el retrato con la misma bufanda marrón que la noche anterior. Sintió la sangre agolpándose en sus sienes.

– ¿Qué demo...? – murmuró.

0olo0olo0olo0olo0olo