– ¿Qué demo...? – murmuró sintiendo una intensa ira brotar de su interior que acabó de tajo con la felicidad que segundos antes irradiaba.

Vio a Weasly alejarse estupefacto, y se recargó contra la pared. Necesitaba calmarse, había que pensar con la cabeza fría. Hermione nunca haría nada con Weasley¿o sí?

Sopesó sus posibilidades y en un arranque, esta vez de desesperación, se dio cuenta que había más razones para pensar que la sonrisa de Weasley se debía a algo más que un buen sueño... Después de todo, él la había abandonado, la había hecho sufrir. Hermione estaría en todo su derecho de hacer lo que quisiera.

Aún así... tenía que saberlo, desmentirlo o confirmarlo a como diera lugar. Intentó tranquilizarse, nada bueno saldría si entraba gritando a la torre. Su única esperanza era que Hermione no era el tipo de persona que desahogaba su despecho en otro. Ella tenía principios. Aferrado a este pensamiento respiró varias veces y se acercó al retrato.

º0olo0º

Aún recostada en el sillón, escuchó el retrato abrirse. "Ron..." pensó inmediatamente.

– ¿Se te olvidó algo? – vio su rostro aparecer con una sonrisa detrás del sillón, pero también vio cómo la sonrisa desaparecía al darse cuenta de que era él, y no Weasley, el que entraba por el retrato. Este simple gesto no hizo más que hacerlo sentir más miserable.

– A mi no... pero aún puedes alcanzar a Weasley

Lo miró, unos mechones rubios caían por su frente, pero al contrario de lo que había sentido antes de verlo partir, la única emoción que la embargó fueron las ganas de darse un baño, que parecían aumentar cada segundo que lo miraba.

– No, gracias

La vio levantarse y darse la vuelta, tal vez evitándolo ¿sería la culpa?. No podría quedarse con la duda, y pasando por alto el cinismo de su respuesta, decidió irse sin rodeos.

– ¿Así que ahora te acuestas con Weasley?

Se dio la vuelta lentamente, convencida de que aquél no era su día. ¿El muy cínico quería explicaciones¡Después de todo quería explicaciones! Lo había dicho casualmente, pero era más que obvio que esperaba una respuesta.

– No tengo por qué darte explicaciones sobre mi vida privada Malfoy

– Ni yo las necesito... es sólo que dudo mucho que te diviertas tanto con él, como lo hacías conmigo¿o me equivoco? – lo miró a los ojos una vez más¿por qué tenía que usar ese tono? Como si ella fuera una chica cualquiera, a la que le da igual hablar sobre cuantos chicos la han llevado a su cama.

– ¿Qué te hace pensar que voy a contestar eso?

– Vamos Granger, sólo quiero una confirmación, admite que nadie jamás te ha hecho sentir lo que yo.

Estuvo tentada a darle una bofetada y alejarse de ahí, pero sepa Merlín por qué no lo hizo, en cambio, se acercó de nuevo hasta quedar recargada en el respaldo del sillón y con el mismo tono simplón, que no tenía nada que ver con ella, preguntó:

– ¿De verdad quieres saberlo?

– Sabes que me encanta ser elogiado.

Ambos estaban llegando al borde de la hipocresía con sendas sonrisas en espera de una respuesta, mientras que por dentro lo único que deseaban era estar en otro lugar, donde fuera, pero lejos de la otra persona. Draco contuvo el aliento dándose cuenta de que tal vez estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, pero fue testigo de cómo Hermione abría más los ojos lentamente antes de murmurar las palabras que lo hicieron sentir perdido.

– Pues sí Malfoy, me acosté con Ron y no sentí ni remotamente lo que sentía contigo¿sabes por qué? Porque esta vez lo hice por amor y fue perfecto.

Nunca supo de dónde habían brotado esas palabras, lo único que sintió fueron sus labios pronunciándolas, logrando que Draco sólo la mirara con una mezcla de enfado y tristeza, era difícil saber si estaba a punto de gritar, de llorar o, incluso, de golpearla.

En cuanto a ella, pareció disfrutar del efecto de sus palabras y sin ser consciente, de nuevo dejó que el rencor que le llenaba las venas hablara en su lugar.

– Aunque supongo que tú no puedes saber lo que eso significa porque nadie jamás te ha amado y nadie jamás lo hará¿contento? Ahora si me disculpas necesito una ducha.

Ni bien hubo esperado la reacción de su interlocutor, Hermione se dio la vuelta, más enfadada y colérica que antes. Comenzó a caminar cuando sintió cómo Draco, en su desesperación, la tomaba del brazo, intentando retenerla.

– Suéltame – susurró sin siquiera intentar liberar su brazo. Él se limitó a mirarla, intentando encontrar las palabras para demostrarle lo equivocada que estaba – Suéltame Malfoy, me das asco.

Aquello fue suficiente para que Draco la dejara ir. Hermione ni siquiera volteó a verlo, simplemente caminó lo más rápido que pudo hasta llegar a su habitación. Draco escuchó la puerta siendo azotada y sin pensarlo mucho se dejó caer sobre el sillón más cercano.

Le costaba creer lo que acababa de pasar, si no fuera por la sensación de no haber dormido nada en toda la noche podría estar seguro de que aquello era un mal sueño, o una alucinación. Pero no, todo había sido real.

Se sintió estúpido al recordar que había estado dispuesto a decirle toda la verdad, y aún más estúpido porque creyó que todo habría podido ser como antes. Ahora ni siquiera tenía muy claro como había sido ese "antes". ¿Antes de qué¿De que él comenzara a sufrir¿De que Weasley ocupara su lugar? Incluso podría añorar el "antes" donde él no significaba nada para Hermione, donde hablar con ella significaba discutir, donde lo más que podían esperar uno del otro era un insulto... una sonrisa irónica escapó de sus labios, porque tal vez ese "antes" había dejado de serlo, para convertirse en un "ahora".

Pero ya ni siquiera sabía qué pensar¿cómo podía Hermione decirle que nadie jamás lo había amado? Cualquiera podría decirlo, cualquiera menos ella. Y mucho menos después de que sólo hacía unas horas habían estado a punto de besarse y Draco había aún había leído amor en sus ojos. Su cabeza se convirtió en un torbellino de pensamientos confusos hasta que una simple palabra apareció, dando sentido a todo. "Weasley..." pensó amargamente "así que encontró su venganza" sabrá Merlín qué le había dicho la noche anterior después de que los dejara en la entrada de la sala común, obviamente nada bueno.

¿Aún iba a decirle la verdad? No, por supuesto que no. No después de lo que acababa de pasar, seguramente ahora Hermione ni siquiera lo escucharía y aunque lo hiciera, no le creería. Porque la Hermione que él conocía, la que él amaba tanto, no podía ser la misma con la que acababa de discutir. Weasley se había encargado de envenenarle la cabeza.

Se recostó sobre el mullido sillón y mientras miraba al techo no pudo decir a ciencia cierta si estaba más enfadado porque se hubiera acostado con Weasley o por lo que acababa de presenciar. Habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo, pero una cosa era segura, nunca, jamás, le diría la verdad a Hermione, porque si las cosas pasaban por una razón, entonces esa era la prueba que necesitaba para terminar de convencerse de que así era como todo debía ser. Él debía casarse con Pansy porque ese era su destino, y si el destino de Hermione era amar a Weasley y en cambio, odiarlo a él, pues que así fueran las cosas de ahora en adelante. Él no intentaría cambiar el curso de su vida y mucho menos la de alguien más. Porque la única persona que había significado algo más en su vida, había muerto una tarde hacía dos semanas.

Se levantó y sin estar realmente consciente de lo que hacía subió las escaleras lleno de rabia contenida hasta llegar a su habitación. Abrió la puerta de una patada y lo primero que vio fueron el pergamino y la foto que descansaban sobre su mesita de noche, el simple hecho de mirarlos hizo que su rabia aumentara aún más y sin pensarlo dos veces se dirigió hasta allí, tomó los objetos entre sus manos y los partió por la mitad en un intento por liberar un poco de frustración.

– No... más... estúpido... sentimentalismo... – acompañó cada palabra con un nuevo corte hasta quedarse con una montaña de pequeños trozos de papel en las manos, los cuales lanzó a una esquina del dormitorio – si quiere convertirse en la puta de Weasley por mí que haga lo que quiera – murmuró con una voz cada vez más plagada de odio, como si la Hermione de los trozos de fotografía pudiera escucharlo – yo ya no la necesito... no más Draco Malfoy considerado... ya no más.

Miró a su alrededor y sintió que se ahogaba en esa habitación, ya no quería dormir, sólo salir de ahí. Se dio la vuelta y asegurándose de pasar sobre los trozos de papel, salió de ella sin siquiera molestarse en cerrar la puerta. Bajó hasta la sala común donde tomó su saco y mientras se arreglaba un poco la camisa, recordó que Pansy seguía en su casa, con sus padres, él debió haber hecho lo mismo.

Miró el reloj que descansaba sobre la chimenea y decidió salir, no importaba a dónde, no pensaba esperara a que Weasley regresara... no quería convertirse en asesino a tan temprana edad...

º0olo0º

El agua caía sobre sus hombros continuando su camino por el resto de su cuerpo, pero ella no lo sentía. No lo hacía porque todo su sentir estaba ocupado en reprocharse a sí misma, en lamentarse.

¿En qué momento su vida se había convertido en una gran mentira?

Le había mentido a Ron, le había mentido a Draco, le había mentido a Harry y con ellos, al resto del mundo.

Lo odiaba en ese momento, él se había encargado de acabar con el orden de su vida. Antes de que se entrometiera, ella estaba segura de quien era, qué quería y hacia dónde iba, pero ahora todo había cambiado, y lo que era peor, había cambiado para mal.

Se sentía mal por haberle mentido a Ron¿pero con qué cara le hubiera confesado que sí, que se había acostado con Malfoy y que cada una de esas veces se había vuelto un poco más ciega, un poco más estúpida, porque cada que él le susurraba un "te amo" al oído, ella le había creído sin reservas, y con eso, había firmado su propia sentencia? Porque por cada parte de ella que se enamoraba aún más de Draco Malfoy, una parte de su vida se la iba de las manos, hasta llegar a lo que era hoy.

Sólo quería desaparecer de la faz de la tierra y renacer como alguien más, alguien que no tuviera la vida deshecha.

Sus lágrimas se mezclaban con el agua de la ducha... recordó que Ron volvería en diez minutos así que mejor se daba prisa. No se sentía con ánimos para salir de la torre pero era mejor que buscar excusas, no... ya no quería más mentiras. Cerró la llave y una vez con la toalla enredada alrededor de su cuerpo, pasó una mano por el espejo empañado esperando ver su reflejo, pero la persona que le devolvió la mirada no se parecía remotamente a lo que ella solía ser. Se veía pálida y tenía ojeras debajo de los ojos, sin mencionar que su mirada parecía carente de brillo. Eran los estragos que había hecho Draco no sólo en su vida, sino también en su apariencia.

Pero ahora tenía a Ron para volver a vivir así que qué más daba. Que Malfoy se casara con Pansy y tuvieran muchos hijos, ella no sufriría por él, no más.

Salió de su baño y comenzó a vestirse con ahínco, quería verse bonita para Ron.

º0olo0º

n/a¡100 páginas de fic!... tenía que decirlo :))))

º0olo0º

Draco caminaba por los pasillos admirando las pinturas sin rumbo fijo. Llevaba ya algún tiempo vagando cuando miró por una ventana, parecía que el clima se había despertado de buenas esa mañana. Pensó en salir a los jardines a tumbarse bajo un árbol, pero después de tres pisos, el olor a salchichas que venía del Gran Comedor lo hizo cambiar de opinión. Se sentó en un extremo de la mesa de Slytherin, no tenía ánimos para conversar, y comenzó a servirse de la fuente frente a él.

Después de la segunda salchicha, una sonora carcajada rompió la tranquilidad del desayuno seguida de más risas. Draco volteó molesto a buscar el origen de aquel barullo que provenía de la mesa de Gryffindor, unos cinco chicos de tercero se juntaban para escuchar a uno de cuarto que parecía contar una historia. Les dedicó una mirada de reprobación antes de descubrir a la fuente de sus problemas sentada con Weasley en el extremo opuesto de la mesa, se veía linda esa mañana, aunque este pensamiento no hizo más que enfurecerlo aún más.

Dirigió su vista hacia el techo mientras la misma sensación de rabia e impotencia volvía a invadirlo, o tal vez nunca se había ido. Volvió a mirar hacia la mesa de Gryffindor disimuladamente y ante su sorpresa la chica miraba molesta hacia algún punto a su derecha, llevado por la curiosidad miró hacia el mismo punto y se encontró con tres Hufflepuff que lo miraban interesadas, supo lo último porque en el preciso momento en que él había mirado hacia su mesa, las tres se habían vuelto inmediatamente y a una de ellas, había alcanzado a notar, se le habían teñido las mejillas de un intenso tono rosado.

"Nunca nadie me ha amado pero ella siente celos... quién lo diría..." pensó sarcástico mientras una malévola sonrisa cruzaba su rostro. Desde que había salido de la torre lo único que había ocupado su mente era intentar hacer que Hermione sintiera lo que él sentía, que se carcomiera de celos al pensar que ella ya no significaba nada para él, y si se le estaba presentando la oportunidad tan fácilmente, no habría que dejarla pasar. Y mucho menos porque él sabía que en ese momento, en ese lugar, con ese traje y esa pinta era de esperarse que más de una chica tuviera su atención puesta en él.

Acomodó sus cubiertos sobre el plato dando a entender que había terminado de desayunar y miró a su alrededor en espera de alguna víctima, pues era comúnmente sabido que Draco odiaba que lo interrumpieran mientras comía. Volvió a observar a las Hufflepuff que seguían mirándolo disimuladamente y que de vez en cuando soltaban pequeñas risas.

– ¿Adónde tan elegante Malfoy? – miró hacia su derecha donde una chica rubia acababa de tomar asiento junto a él.

– A ningún lugar en especial Bridget... – respondió con la sonrisa más seductora que pudo lograr.

Del otro lado del Gran Comedor, Hermione Granger intentaba parecer lo más indiferente posible a la provocativa risa que ahora provenía de la mesa de Slytherin. Se había prometido que ya no sufriría e intentaba no hacerlo, pero cada que veía ese homenaje a la insolencia era imposible reprimir el impulso de levantarse y lanzarle un tenedor a la cabeza. ¡Ni porque estaba comprometido era capaz de guardar sus instintos de conquistador¿Cómo podía estar todo el mundo tan tranquilo ante semejante escena? Alguien debería enseñarle a comportarse.

– ¿Hermione estás escuchándome?

– ¿Eh? Sí Ron, me decías... – contestó dejando de pensar en lo que le diría a Malfoy de haberle podido gritar en ese momento.

– Ni siquiera sabes de qué estoy hablando – le reprochó visiblemente molesto. Ella posó sus manos a ambos lados de su cabeza y le sonrió.

– Lo siento, es sólo que tuve tan buen despertar que sigo en las nubes – ante este comentario la expresión de Ron se suavizó y le sonrió de vuelta.

– Yo también tuve un excelente amanecer

Hermione le dio un ligero beso en los labios y siguió comiendo su cereal mientras Ron la seguía mirando. La conocía de sobra y estaba más distante que de costumbre, incluso más de lo que había estado últimamente. Agitó la cabeza, tal vez Harry tenía razón y se estaba convirtiendo en un paranoico. Decidió seguir con su desayuno y olvidarse del tema, cosa que hubiera logrado de no ser porque Hermione eligió ese instante para levantar la cabeza y Ron pudo corroborar por si mismo el por qué de su comportamiento.

Se sintió desfallecer al darse cuenta de que Malfoy seguía significando algo para ella, era como descubrir que todo lo que le decía no significaba nada, ni lo que le había prometido la noche anterior ni los días antes de ésta, su relación era una simple mentira porque Malfoy seguía entre ellos dos.

"No" pensó "No voy dejar que ese imbécil me la quite de nuevo" y sin más se levantó de la mesa.

– Debo ir por mis cosas a la sala común¿vienes? – preguntó diciendo lo primero que se le vino a la cabeza. Hermione lo miró procesando lo que acababa de escuchar y asintió torpemente.

– S-sí, vamos – tartamudeó no muy convencida, detalle que Ron decidió pasar por alto, y al contrario, la tomó de la mano para ayudarla a levantarse y la arrastró fuera del Gran Comedor lo más rápido que pudo, no sin notar la última mirada que ella lanzaba hacia la mesa de Slytherin.

– Escuché que Malfoy ha estado muy cerca de esa chica Bridget últimamente – comentó en un intento desesperado por llamar su atención.

– ¿De qué hablas? – preguntó ella haciendo como si no hubiera pasado los últimos minutos pendiente de aquel detalle.

– Sólo digo que si Malfoy se comporta así cuando está comprometido con una "chica de tan buena categoría" – dijo la última parte con cierto sarcasmo en la voz – me pregunto que no hará cuando se trata de una chica que usa como pasatiempo.

– Debes tener algo de razón... – murmuró más para si que como respuesta.

Y Ron, sonriendo satisfecho pensó que tal vez no pasaría mucho tiempo antes de que lograra sacar a Malfoy de su relación. Que en realidad nunca antes hubiera visto a Malfoy con esa chica le tenía sin cuidado, mucho menos si después de esas simples palabras Hermione parecía haber captado la esencia del mensaje. Definitivamente no pasaría mucho tiempo...

º0olo0º

Bridget Marden... era la chica perfecta, ni planeándolo hubiera salido mejor.

Un grado debajo de ellos, rubia, ojos verdes, buen cuerpo y unas piernas que hacían que se pudiera contar el número de miradas que atraía por cada centímetro de falda que se levantaba. Simple, eso sí, no el tipo de chica con el que se pudiera platicar de algo interesante, pero le había ido como anillo al dedo.

Pudo ver a Hermione muriendo lentamente... lo disimulaba con cada cucharada de cereal que se llevaba a la boca, pero él sabía que por dentro los celos la estaban carcomiendo y la mejor prueba de aquello fue la forma en que había huido.

Aún mejor que eso fue ver a Weasley enfurruñándose al darse cuenta del efecto que aún tenía sobre su "novia". Había sido perfecto, y dentro de él crecía un placer sádico con el simple pensar que esa relación no duraría mucho. Pero ahora se habían ido y Bridget comenzaba a aburrirlo.

Un sonoro batir de alas llenó el Gran Comedor mientras la mayoría de los estudiantes levantaban la cabeza buscando a sus lechuzas. Draco ni siquiera se había molestado en hacerlo cuando, para su sorpresa, una lechuza algo desplumada de color marrón se posó en su hombro con un paquete amarrado a la pata. Draco le quitó la carta y el correspondiente paquete y descubrió extrañado el sello de lacre de su padre en ambos: Un círculo color plateado con trazos elegantes que en el centro formaban una "m" mayúscula.

Le extrañó que su padre le mandara una carta cuando había pasado la noche anterior sentado junto a él. Aún así decidió que era una buena oportunidad para deshacerse de Bridget, quien había empezado a contarle con lujo de detalle cómo había sido su última fiesta de cumpleaños, y sin más se levantó de la mesa.

– Lo siento Bridget, debo ir a hacer algo importante – se excusó mientras le mostraba el paquete.

– Oh sí, no hay problema

Draco le sonrió por última vez y salió del Gran Comedor aún bajo la mirada de las Hufflepuff. Recorrió los pasillos una vez más sin saber a dónde dirigirse hasta que sus pies lo condujeron de regreso a su torre, atravesó el retrato esperando por un momento ver a Hermione con Weasley pero la sala estaba vacía. Finalmente entró a su dormitorio donde aún estaban los trozos de pergamino regados por el suelo, los cuales pasó de largo y se sentó en la orilla de la cama.

Rompió el sello de la carta aún preguntándose qué no habría podido decirle su padre la noche anterior y leyó:

Ésta es una reliquia familiar que ha pasado de generación en generación desde hace siglos, ahora que vas a convertirte en un hombre de verdad y nos harás sentir orgullosos, es hora de que pase a tus manos.

Ni un "querido Draco" ni "¿cómo estás?", vaya, ni siquiera una firma. Pero él estaba lo suficientemente acostumbrado a su padre como para indignarse por algo así. Dejó la carta a un lado y esta vez abrió el paquete que resultó ser un medallón con el mismo sello de su padre grabado en él. Lo miró detenidamente unos segundos y la "M" pareció devolverle la mirada, lo puso en su mano y descubrió que estaba hecho de algún metal muy pesado.

Lo dejó sin mucho interés sobre su mesita y se estiró sobre la cama. Para Draco parecía más un sello de esclavitud que una reliquia familiar.

"...ahora que vas a convertirte en un hombre de verdad y nos harás sentir orgullosos..." recordó las palabras de la carta y se sintió aún peor, él que se esforzaba tanto por tener las mejores notas, por ser siempre el mejor... pero a su padre eso no le interesaba, él sólo quería que se casara con alguien de una familia "honorable", sólo así lo haría sentir orgulloso.

Sintió que se asfixiaba de nuevo dentro de esa habitación.

Su vida parecía una enorme mentira, como si todo en ella se resumiera a guardar las apariencias

Ahora más que nunca necesitaba un rostro amigo, alguien que lo escuchara. Su conversación con Grëtchen parecía haber sucedido hacía años cuando en realidad hacía sólo unas horas que se había despedido de ella. Quien sabe cuándo volverían a verse. Y entonces pensó en Pansy, había que aceptarlo, ella era buena en eso, obviamente no le platicaba sus problemas pero siempre parecía dispuesta a escuchar lo que fuera.

Era extraño cómo después de pasar dos semanas prácticamente pegado a ella, ahora que no estaba parecía echarla de menos. Aunque tal vez no era tan extraño, después de todo Pansy había resultado ser una buena amiga, era como un Blaise que sabía escuchar y que no admiraba a cada chica que pasaba.

Pero regresaría hasta el día siguiente, ahora debería estar muy... feliz... con... sus padres...

Y sin un pensamiento más Draco sucumbió ante el sueño.

º0olo0º

Un espeso humo se elevaba por encima de su caldero, pero eso no le impedía ver la pizarra, mucho menos la primera mesa.

Snape había dejado que eligieran sus parejas, y ella había terminado con Harry después de que Snape sospechara que Neville estaba haciendo un buen trabajo e hiciera que intercambiaran pareja con Ron.

Harry la miraba mientras ella leía las indicaciones por quinta ocasión.

– Les vas a hacer un hoyo en la nuca – le susurró a través de la niebla

Hermione negó con la cabeza

– Entre más lo observo, más lo desprecio

Harry siguió la mirada de Hermione hasta donde Malfoy, divertido, le arrojaba pequeños trozos de raíces a una Pansy Parkinson que reía al tiempo que murmuraba algo sin cesar.

Harry frunció el entrecejo.

– ¿Es su prometida, cierto?

– Por eso mismo¿cómo puede comportarse como si nada?

– Contexto por favor...

– Malfoy pasó todo el fin de semana zorreándole a cualquier chica que se le acercara y cuando Parkinson regresa, como si nada hubiera pasado – explicó mientras pelaba un ajo seco – tal parece que esa es su idea de la normalidad.

– ¿Así que te preocupas por Parkinson? – preguntó Harry incrédulo

– No... sólo señalo la increíble presunción de Malfoy

– ¿Y no tiene nada que ver con que creas que pudo haberte hecho lo mismo?

– No – respondió inmediatamente – lo que él haya hecho en ese entonces me tiene sin cuidado, lo pasado ya no me interesa.

– Seguro... – dijo sin creer realmente lo que su amiga le decía, sobre todo porque en ese momento Pansy Parkinson soltó una enorme carcajada y Hermione lanzó el ajo al caldero con demasiada fuerza lo que hizo que algo de poción volara por los aires y que seguramente les hubiera valido al menos cinco puntos menos si no fuera porque una voz interrumpió la sucesión de eventos.

– Sr. Malfoy y Srita. Parkinson¿podrían comportarse de acuerdo a su edad?

– Lo siento señor – dijo Malfoy mientras Pansy seguía riendo lo más silenciosamente que podía.

Harry decidió no dejar que Hermione se acercara al cuchillo.

º0olo0º

– Y tu... intentaste... hechizar... al castor... jajaja – lograba decir pansy entre risas aún mientras salían de Pociones

– Esto está llegando al límite de lo vergonzoso...

– ¿Cómo están mis tórtolos favoritos? – preguntó Blaise sonriendo mientras los abrazaba a ambos, Pansy volvió a reír y Blaise la miró extrañado

– ¿Malfoy, qué le hiciste?

– Querrás decir qué le hicieron Grëtchen y tú – dijo intentando parecer molesto – sigue riéndose de lo que le contaron el viernes

Blaise lo miró hasta que pareció recordar y comenzó a reír también

– La historia del castor ¿cierto? – preguntó a Pansy haciendo que riera aún más fuerte por lo que sólo logró asentir con la cabeza – es un clásico

– Esto ya es demasiado – dijo Draco dándose la vuelta pero Pansy lo tomó del brazo evitando que se fuera.

– Ya, ya, no te hagas el indignado... además prometiste ayudarme a estudiar – le recordó mientras poco a poco recuperaba la compostura.

– Pero eso fue antes de que pasaras media clase de Pociones burlándote de mí

– A mí me pareció que fue toda la clase...

– ¡Blaise! – se quejó Pansy – ¿de qué lado estás?

– Del de la verdad – contestó solemnemente mientras Pansy lo golpeaba en el hombro – el hombre perdió su dignidad, al menos hay que darle una oportunidad

– Zabinni cállate – fue ahora el turno de Draco de golpearlo

– Ouch, son tal para cual, ambos son unos salvajes... creo que iré a buscar nuevos amigos

– No creo que los encuentres – le gritó Pansy antes de que Blaise se perdiera tras la esquina entre la multitud que se dirigía hacia el Gran Comedor. Se volvió hacia Draco – Creo que tú y yo tenemos una cita con la biblioteca

– ¿Tenemos? – preguntó con una ceja levantada

– Sí, tenemos – respondió al tiempo que lo tomaba de la mano y lo arrastraba por el corredor

– ¿Y qué te hace pensar que voy a ayudarte?

– No te hagas el difícil... además¿quién te quiere más que yo?

Draco miró hacia el techo como pensando cuando en ese preciso instante Hermione pasaba de la mano de Weasley por detrás de Pansy. Draco volteó hacia ella y sus miradas se cruzaron.

– Nadie Pansy – respondió inmediatamente intentando esbozar una sonrisa – nadie me quiere más que tú

– Pues vamos – respondió ella sin haber notado lo que acababa de suceder y siguió guiándolo por el pasillo tomada de su mano.

Horas después seguían en la biblioteca transformando plumas en orugas. Draco se sentía particularmente orgulloso de si mismo, Pansy había logrado convertir una silla en una oveja al primer intento siguiendo sus instrucciones. Desgraciadamente Madame Pince se había escandalizado tanto que ahora tenían que conformarse con cosas pequeñas pero al menos les había permitido permanecer en la biblioteca.

– ¡Lo hice! – exclamó Pansy después de haber convertido a la oruga en agua y nuevamente a su forma original.

– Te dije que era muy sencillo

– Disculpe Sr. Premio Anual pero a los mortales no todo nos parece sencillo – dijo sarcásticamente.

– Pues debería... – comentó en el mismo tono por lo que Pansy le lanzó un trozo de pergamino que él evadió sin dificultad – Sólo faltan los encantamientos permutadores pero si quieres podemos dejarlos para otro día

– De una vez terminemos todo, además ya estoy inspirada... si su majestad tiene tiempo por supuesto – agregó con una sonrisa

– De acuerdo, primero debes... – se interrumpió mientras miraba hacia la puerta de la biblioteca, Pansy siguió su mirada.

La profesora McGonagall acababa de entrar, al parecer con más prisa de la que sus pies podían compensar y con una expresión de intensa angustia. Se acercó hasta el escritorio de Madame Pince quien después de intercambiar un ligero murmullo señaló hacia donde se encontraban ellos sentados.

McGonagall se dirigió hacia su mesa. Con cada paso que daba parecía más preocupada. Draco miró a Pansy extrañado, ella sólo se encogió de hombros y le devolvió la misma mirada de desconcierto.

– Señorita Parkinson el director la busca – dijo simplemente cuando llegó hasta su mesa. De cerca parecía que estaba a punto de llorar, lo cual no ayudó mucho a mejorar la expresión de Pansy quien volvió a mirar a Draco – es urgente que vaya a su oficina

Pansy se puso de pie y Draco la siguió.

– Sí señor Malfoy, es mejor que usted también venga

Y sin decir más la profesora comenzó a caminar hacia la salida con ellos dos caminando unos pasos detrás, aún preguntándose qué demonios pasaba. Al pasar frente al escritorio de Madame Pince esta les dirigió una mirada sombría.

Recorrieron los pasillos en silencio hasta llegar a la entrada de la oficina de Dumbledore, McGonagall murmuró la contraseña y subieron por la escalera mecánica hasta llegar a la puerta de roble, la tensión aumentando a medida que la profesora tocaba la puerta y un "adelante" salía del interior.

Entraron y Dumbledore les indicó con la mano que tomaran asiento mientras Mcgonagall permanecía de pie junto a la puerta. Era difícil decir qué rostro irradiaba más congoja.

– Srita. Parkinson, me temo que tengo una terrible noticia que darle – comenzó Dumbledore sin rodeos. Draco sentía su corazón latir rápidamente dentro de su pecho, pero no era nada comparado con la expresión que había adoptado Pansy después de escuchar las palabras del director.

– ¿Q-qué pasa? – balbuceó

– Primero que nada debo advertirle que debe ser fuerte, sólo así logrará sobreponerse.

– ¿Qué pasa? Sólo dígamelo – le espetó Pansy comenzando a desesperarse. Draco, sin saber que hacer optó por poner su mano sobre la de Pansy, quien sin mirarlo pareció agradecer el gesto pues la tomó entre la suya y la apretó como preparándose para lo que fuera a venir.

– Es muy doloroso para mí tener que anunciarle que... sus padres fallecieron esta tarde.

El silencio cayó sobre la habitación.

0olo0olo0olo0olo0olo