Srita. Hermione Granger
Presente
Es nuestro placer invitarle a la cena que se celebrará en honor de la reciente promoción de Madame Elfrida Warden. Como debe saber, Madame Warden ha sido recientemente nombrada Directora del Honorable Consejo Escolar y al ser este un evento que compete al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería nos complace invitar a los mejores estudiantes entre los cuales se encuentra usted.
Esperamos que pueda acompañarnos en tanto magno evento.
Atentamente
Graham T. Nott
Miembro Honorario del Consejo Escolar
– Vaya, suena muy formal – fue lo primero que atinó a decir a su novia una vez que terminó de leer.
– Lo es, la élite de la comunidad mágica va a estar ahí – explicó entusiasmada
– Pues a mí me suena a aburrimiento total
Hermione bufó y se dejó caer en el sofá. Era temprano y había corrido a la sala común de Gryffindor para darle la noticia, la cual, al parecer, él no le veía la importancia, aunque tal vez sólo tenía que ver con el hecho de que el chico estaba más dormido que despierto y se encontraba en boxers en medio de la sala común.
– Ron... esta es una oportunidad única, podría abrirme muchas puertas para el futuro.
– De acuerdo – se acomodó a su lado y le acarició la mejilla – si es tan importante para ti entonces lo es para mí – depositó un suave beso en sus labios y le sonrió – ve, diviértete y ya me contarás que tal te fue.
– Hay algo más...
– ¿Qué?
– Enviaron dos boletos – Hermione no pudo evitar sonreír ante la expresión de Ron – no tienes que ir si no quieres...
– No, no es eso, es sólo que...
– Puedo conseguir otra pareja... – Ron dejó de murmurar excusas sin sentido y la miró mientras ella sonreía aún más.
– ¿Cómo debo vestirme? – preguntó finalmente y Hermione soltó una carcajada.
– Sabía que comprenderías – dijo entre risas
– No creas que será gratis – dijo mientras se inclinaba hacia delante – vas a deberme mucho... – le dio un pequeño beso – por... – le dio otro – esto – y continuó besándola.
– Tórtolos... – los aludidos se separaron y miraron a Harry ya vestido aparecer por el la escalera – si no quieres que Seamus deje el baño oliendo a loción te aconsejo que subas a ducharte ahora mismo – se dirigió a Ron quien se levantó rápidamente
– Ahora bajo – dijo antes de correr hacia las escaleras.
– Hola – la saludó Harry mientras tomaba asiento a su lado – ¿qué haciendo por aquí tan temprano?
Hermione le extendió la invitación, el chico la tomó y abrió mucho los ojos mientras la leía.
– Wow, es todo un honor – Hermione asintió
– Al parecer Ron no piensa lo mismo – Harry rió divertido – no le hizo mucha gracia que enviaran dos boletos.
– Me pregunto cómo habrán escogido a los mejores estudiantes
– Supongo que porque soy Premio Anual – respondió encogiéndose de hombros y sin darle mucha importancia.
– Entonces Malfoy también irá...
Las palabras tardaron en llegar a su cerebro, Malfoy... ¿cómo no lo pensó antes? Seguramente iría, él y... Pansy. Tendría que verlos bailando toda la noche.
– Él ya no significa nada para mí – explicó convencida – Ni siquiera me importa si va o no va, puede hacer de su vida un papalote.
Harry la miró sorprendido, tal vez antes se hubiera reído, pero la conocía demasiado bien como para darse cuenta de que esta vez las palabras sonaban verdaderas.
– Eso es bueno
Hermione no pudo estar más de acuerdo.
º0olo0º
Draco Malfoy miraba su reflejo mientras se anudaba la corbata frente al espejo. Se sentía extraño y no sabía por qué. El día había amanecido nublado presagiando tormenta. Habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo e inexplicablemente parecía comenzar a asimilarlas.
Tomando en cuenta que entre la fiesta, el fin de semana, el ayudar a Pansy con transformaciones y lo de sus padres la pila de deberes acumulados había crecido considerablemente, había tenido que dedicar toda la tarde anterior a terminarlos. Madame Pince lo había corrido de la biblioteca horas después de que la noche hubiera caído y aún así había continuado en la sala común.
Es por eso que, mientras buscaba los libros que necesitaría entre la montaña de pergaminos que reinaba en su escritorio, no pudo contener un descomunal bostezo. Si el día anterior estaba cansado, esa mañana se sentía completamente exhausto.
Hacía ya demasiadas noches que, aunque durmiera, no descansaba en lo absoluto. Intentó recordar cuándo había sido la última vez que había tenido un sueño reparador. Sonrió inconscientemente. Había sido el día en que Hermione lo había estado observando, la última noche que habían pasado juntos.
Suspiró. Y sin quererlo, con él vino el recuerdo.
Estaba equivocado, la última noche tranquila había más atrás que eso, mucho más atrás. Antes de que apareciera la estúpida pesadilla. La pesadilla. ¿Cómo podía haberla olvidado? Esa había sido la razón para abandonarla. No había sido la amenaza de Pansy, ni los consejos de Blaise...
Se sintió mal, muy mal. Y pensar que había estado feliz pensando en que Weasley nunca la había tocado. ¿Pero qué no se daba cuenta de que eso no era importante? Nunca se trató de él, mucho menos de Weasley, se trataba de que ella estuviera bien. Había prometido regalarle la felicidad lejos de él¿pero realmente lo estaba haciendo¿No debería alegrarse de que su relación con Weasley marchara bien, en un lugar de maldecir cada vez que los veía juntos?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un leve golpeteo en el retrato de la entrada.
Caminó hacia él preguntándose quién demonios iría a la torre a esas horas, y como respuesta encontró el rostro sonriente de Pansy.
– Hola – lo saludó – ¿bajas a desayunar?
– Hola, aún me falta acomodar la bolsa pero sólo me tomará un minuto¿quieres pasar?
– Por supuesto – Draco se hizo a un lado y Pansy entró elegantemente.
– ¿Cómo te fue ayer? – preguntó Draco mientras comenzaba de nuevo a hurgar entre su escritorio, el libro de Pociones no aparecía por ningún lado.
– Bastante bien, sólo querían saber si algo en la casa estaba fuera de lo normal – explicó tomando asiento
– ¿Y encontraste algo?
– No, pero pidieron algunos documentos y tuve que pasar el resto de la tarde buscando entre las cosas de mi padre – rodó los ojos – es increíble cuántas cosas inservibles puede haber en un solo lugar.
– Habrá habido algo interesante... – finalmente vislumbró un trozo de libro debajo de otros dos que parecían sostener a los pergaminos.
– Muchas cosas... – Draco jaló el libro por la pasta lo que originó que todo sobre su escritorio cayera al suelo. Pansy comenzó a reírse y Draco simplemente se quedó de pie con el libro en la mano (que ni siquiera era de Pociones) y el regadero a sus pies. Lanzó con furia el libro de vuelta al escritorio y se acercó a la chimenea por el bote de basura para echar en él los pergaminos desperdiciados.
– ¿Qué clase de cosas? – dijo con toda la elegancia que le fue posible. Pansy, sin dejar de reír se quitó la bolsa de la espalda y comenzó a buscar en su interior.
– Encontré esto – dijo finalmente – no sé por qué lo tendría mi padre pero pensé que podría ser algo importante.
Draco dejó el basurero en el piso y tomó el objeto rectangular que Pansy le extendía. Era una caja blanca de cartón del tamaño que hubiera sido si contuviera un reloj. La giró y descubrió que en un lado ponía "Draco M." en tinta azul, reconoció la letra de su padre. Intentó abrirla pero la tapa no cedió.
– Está sellada – le explicó Pansy al ver lo que intentaba – intenté con varios hechizos pero no funcionaron.
– Debe ser un hechizo de adhesión – dijo Draco como pensando en voz alta – habrá que buscar algo que lo contrarreste – agregó aún dándole vueltas a la caja – la llevaré arriba
Caminó hacia la escalera pero por no dejar de observar la caja, tropezó con el cubo de basura, el cual rodó, regando de nuevo el piso de pergaminos.
– Maldita sea – juró enfadado mientras mandaba al cubo al otro lado de la habitación de una patada. Pansy volvió a estallar en carcajadas.
– Dámela, yo la llevaré – extendió la mano y le arrebató la caja – tú recoge
Llegó a la puerta del dormitorio del Slytherin desde donde aún podía escucharlo patear el bote. Sin dejar de reír entró a la habitación y una vez más se asombró de lo lujosa que parecía, no sólo los muebles, sino el lugar en sí.
Se acercó hasta el baúl que descansaba a los pies de la cama y colocó la caja sobre él. Se dio la vuelta y estaba a punto de salir cuando algo llamó su atención.
Tirado a un costado de la cama se alcanzaba a ver medio libro que ponía "Pociones Avan-" en el trozo que quedaba visible por debajo del edredón. Se agachó y lo recogió pensando en si dárselo a Draco o dejar que sufriera un poco más, pero al sacarlo de debajo de la cama un pequeño trozo de papel voló con él. Lo tomó extrañada y enseguida se dio cuenta de que era un pedazo de fotografía. ¿Qué hacía un trozo de fotografía debajo de la cama de Draco? Además era evidente que lo habían cortado a mano, sin ningún cuidado.
Se puso en cuclillas y se llevó una enorme sorpresa al levantar el edredón y encontrar una pequeña montaña de cachos idénticos al que sostenía en su mano. Los sacó con cuidado de no dejar ninguno y descubrió también pergamino mezclado entre los trozos de foto.
No supo por qué, pero en ese momento le pareció lo más lógico echarlos al bolsillo de su túnica, ya después descubriría qué eran.
Tuvo cuidado de dejar todo como lo había encontrado y bajó con el libro en la mano.
– ¿Listo para irnos? – preguntó una vez que hubo llegado hasta donde estaba su bolsa
– No encuentro el maldito... – Draco se dio la vuelta y ella levantó el libro para que lo viera – ah, gracias
Draco guardó el libro y salieron de la torre hacia el Gran Comedor. Al entrar, varias cabezas de Slytherin se volvieron hacia ellos y comenzaron a hablar en voz baja, al parecer la noticia había comenzado a filtrarse pero cuando finalmente tomaron asiento a lado de un solitario Blaise, los susurros se interrumpieron y nadie comentó nada. "Mejor así" pensó Pansy.
– ¿Cómo te sientes? – le preguntó Blaise a su izquierda.
– Hambrienta – contestó alegremente mientras se servía cereal.
Hablaron de cosas sin sentido hasta que el acostumbrado aleteo matutino llenó la sala, y más de un par de ojos pudieron observar a un Draco algo sorprendido recibir una carta con el sello del ministerio.
º0olo0º
No había podido quitarles el ojo de encima en toda la mañana. Había suficientes optativas como para no tener que verse jamás, pero no. Weasley tenía que compartir la mitad de las clases con ella, y lo que era peor, con él.
Herbología había sido un desastre. ¿Cómo iba a preocuparse por sus cicutas cuando unos lugares más allá Weasley le tomaba las manos dentro de la maceta? Era repulsivo. Y por si eso no hubiera sido suficiente, habían escogido el único lugar en toda la mesa de Gryffindor donde le era imposible dejar de verlos. Aunque tal vez de haberse sentado en otro sitio el efecto hubiera sido el mismo, porque Draco no dejaba de mirarlos.
– Estoy muriendo de hambre – Draco dio un respingo, ni siquiera había escuchado a Blaise llegar.
– Tú siempre tienes hambre – dijo mecánicamente mientras volvía a fijar su mirada en la mesa de Gryffindor. ¿Por qué ella sonreía tanto cada vez que la abrazaba?
– Pero esta vez más – Draco salió de sus ensoñaciones dándose cuenta de que algo faltaba en la conversación
– ¿Y Pansy? – preguntó mirando a su alrededor después de caer en la cuenta de que siempre solían llegar juntos después de Cuidado de Criaturas Mágicas, materia que Draco no llevaba y ellos compartían.
– Dijo que tenía mucho sueño y que iría a la mazmorra – explicó Blaise sirviendo una enorme cantidad de papas en su plato.
Draco frunció el entrecejo, "que extraño" pensó. Aunque después se le ocurrió que tal vez Pansy sólo quería estar sola así que no le dio mayor importancia al asunto.
De cualquier forma no hubiera podido seguir pensando en Pansy porque en ese momento Ron había empezado a darle pequeños besos en la oreja, a los cuales ella fingía resistirse. Era una escena tan... cursi. Y lo acentuaba el hecho de que ambos sonreían estúpidamente. Buscó en sus recuerdos una escena de Hermione sonriendo de esa manera, pero no encontró nada.
– Zabini... – dijo de repente, el chico gruñó en señal de que lo había escuchado sin apartarse de sus papas – ¿Crees que el amor te hace estúpido?
– ¿Nunca te viste en un espejo? – preguntó burlón, Draco lo empujó con el hombro.
– Hablo en serio... – le reprochó bajando la voz, Blaise pareció pensárselo.
– Sí, supongo que sí. Entre más enamorado más estúpido
"Entre más enamorado más estúpido..." repitió en su cabeza. Había que admitirlo, estando con Hermione podía llegar a ser un romántico redomado, un poeta, lo que fuera... a veces hasta hacía tonterías con tal de arrancarle una sonrisa. Pero lo que pasaba frente a él era diferente, era un desperdicio. Hermione podía llegar a ser fuego, ímpetu, pasión misma... y en cambio, ahora reía tontamente mientras aquel al que ella llamaba novio le hacía cosquillas. ¿Sería amor?
Recordó la tarde anterior. Las palabras de Weasley. ¿Y si de verdad se amaban? Un escalofrío le recorrió la espalda de sólo pensarlo. Volvió a mirarlos. Weasley la amaba hasta las pestañas, eso era seguro, pero ¿y ella¿qué sentía? No podía haberlo olvidado, no tan pronto. No cuando cada partícula de él mismo aún clamaba su nombre, cuando su amor por ella seguía intacto.
Después de tantas noches jurándose amor eterno, ella no podía haber dejado de sentir tan pronto. No podía... no era lógico.
Tal vez la verdad doliera, pero la duda... la duda lo estaba matando.
º0olo0º
Corrió las cortinas ocultándose entre las sombras, pero no le importó. Le gustaba la soledad, más en ese momento. Quería estar sola para disfrutar de su tesoro por primera vez.
Se acomodó en la cama con las piernas cruzadas y puso frente a ella la caja que descansaba a su derecha. La abrió lentamente, y como si así estuviera escrito, los ojos le brillaron. Alargó una mano temblorosa y tomó el primer objeto: un reloj de bolsillo, antiguo, gastado, pero indudablemente de un inmenso valor, y no sólo sentimental puesto que estaba hecho de oro puro.
Era el reloj de su padre... ese al que tantas veces le había dado cuerda, sentada en sus rodillas mientras le rogaba que le contara por milésima vez la historia del objeto. Se lo colocó en una mano y con la otra lo abrió delicadamente. Estaba parado. Ya no tenía un dueño que le diera cuerda religiosamente después de tomar el té.
Al reloj le siguió un abanico, el favorito de su madre, aquel que hacía juego con el vestido azul que un día se volvió demasiado viejo para seguir portando, pero aún así, su madre no había querido deshacerse el abanico. "Es la coquetería llevada al extremo" solía decir "sólo hay que saber usarlo con elegancia" y Pansy podía pasar horas viendo a su madre abanicarse con su eterno halo aristocrático.
Y así, objeto por objeto revivía miles de recuerdos, uno por uno, volviendo a vivir. Todo lo que había podido recuperar la tarde anterior desfilaba ante sus ojos, hasta que sólo quedó uno dentro de la caja.
Los investigadores del ministerio le habían explicado que lo habían encontrado junto al cadáver de su padre y que seguramente lo había estado apretando mientras moría. Les había dado tanta pena la expresión de Pansy que le habían preguntado si quería conservarlo, ella había accedido sin rechistar y ahora miraba con creciente curiosidad el pañuelo que sostenía entre sus manos.
Una cosa era segura: el pañuelo no pertenecía a su padre. Claro que eso los investigadores no hubieran podido saberlo, de otra forma, jamás se lo hubieran dado con tanta tranquilidad.
Los pañuelos de su padre tenían sus iniciales bordadas en una esquina y ese tenía un extraño símbolo que no lograba descifrar, pero que estaba segura había visto antes.. Sentía ira de sólo pensar que tal vez perteneciera al asesino. No se lo había dicho a nadie, pero ahora que asimilaba la muerte de sus padres, un nuevo horizonte se abría ante sus ojos, el de quién los había matado y por qué.
Era una pregunta que la llenaba de impotencia. ¿Cómo estar tan tranquila cuando creía tener una prueba de quien los había matado?
Pero si en algo era Pansy diferente a los demás era que no era impulsiva. No era como Draco, no escaparía de la escuela buscando acabar con el asesino. No. Había que hacer las cosas con cautela si se querían buenos resultados. Devolvió los demás objetos a la caja con más cuidado que si se tratara de frágiles piezas de cristal y la escondió debajo de su cama, aún apretando el pañuelo en su mano.
¿Dónde buscar símbolos? La respuesta era tan clara que se echó el pañuelo a la bolsa dispuesta a pasarse por la biblioteca antes de que terminara la comida, pero había algo más en el bolsillo de su túnica, algo de tacto rugoso. Pergamino. Los trozos que había encontrado en el dormitorio de Draco.
Se miró las manos, decidiendo entre los trozos y la biblioteca. La biblioteca podía esperar y su curiosidad aumentaba cada vez más al imaginar qué podía ser lo que Draco había roto y luego escondido bajo su cama.
Se puso de rodillas frente a su cama y esparció los pedazos sobre ella. Separó el pergamino de la fotografía e intentó encontrarles una coherencia, pero los trozos eran demasiado pequeños. Sólo se veían letras aquí y allá pero nada que sugiriera un orden.
Sacó su varita y murmuró una simples pero acertadas palabras, todo tomó sentido, y lo que vio, no ayudó a mejorar su estado de ánimo.
º0olo0º
– Te estaba buscando... ¿Qué haces aquí?
– Pensando...
El límite del bosque parecía un lugar extraño para pensar pero Draco no comentó nada, en cambio, tomó asiento junto a Pansy.
– ¿Y por qué me buscabas? – preguntó Pansy cuando ambos estuvieron recargados en el mismo tronco
– Por esto – le extendió el sobre que se balanceaba en su mano – creí que te gustaría acompañarme, tú sabes... cambiar de ambiente
Pansy leyó el contenido con las cejas levantadas
– ¿En casa de Nott? Vaya, suena importante – dijo al final
– Lo sé, estuve preguntando por ahí y no invitaron a nadie más
– ¿Entonces por qué tú...?
– Supongo que porque soy Premio Anual – contestó Draco interrumpiéndola
Pansy pareció pensárselo pero al final soltó en tono casual
– ¿Así que Granger también estará ahí?
– Yo creo... no lo sé – respondió Draco sin levantar la mirada – entonces¿quieres ser mi acompañante?
– Claro, me encantaría... al menos si no cambias de opinión – agregó desconcertando a Draco
– ¿A qué te refieres?
– Bueno... yo también te estaba buscando
– ¿Para? – esta vez Draco dejó de observar las nubes que formaban figuras extrañas sobre ellos para fijarse en Pansy que acercaba su bolsa
– ¿Recuerdas que no sabía cómo agradecerte lo que has hecho por mí?
– Ya te dije que no... – comenzó Draco automáticamente
– Lo sé – lo interrumpió haciendo un movimiento con la mano – pero ya encontré cómo hacerlo
Draco parecía sorprendido mientras una sonriente Pansy revolvía entre su bolsa, lo hacía emocionada, como si estuviera segura de que lo que fuera que hubiera hecho para agradecerle lo haría saltar de emoción.
Al final pareció encontrar lo que buscaba y posó un pergamino sobre las manos de un Draco expectante.
– Tuve que hacerlo de la forma muggle porque mis hechizos adhesivos nunca han funcionado muy bien y no quería arruinarlo...
Pero Draco ya no escuchaba, sostenía embelesado el pergamino sin poder creer lo que sus ojos veían. Aunque no hacía falta la vista. El olor, la textura de ese pergamino, lo tenía grabado en el alma.
Creía haberlo olvidado, borrado de su mente, pero en ese momento no hubo necesidad de leer lo que ponía la perfecta caligrafía. El simple color rojo revivió aquellas palabras en su memoria.
Creía haberlo perdido, pero el destino se empeñaba en no dejarlo olvidar.
Pansy sonreía ante un Draco perplejo, comprobando lo que había estado pensando toda la noche: Draco aún estaba enamorado de Hermione Granger, incluso más perdidamente si era posible.
– Me tomó toda la noche pero creo que hice un buen trabajo... mira – pasó otro objeto a Draco, quien lo miró con una enorme sonrisa nostálgica en los labios mientras sus ojos paseaban sobre la fotografía que alguna vez había roto en pedazos
– Pansy...yo... – tartamudeó
– No tienes que decir nada – lo interrumpió sonriendo a su vez – encontré los trozos debajo de tu cama y después de todo lo que has hecho por mí lo menos que puedo hacer es intentar verte feliz.
Pansy lo miró esperando la reacción ante sus palabras, pero Draco la miró sin comprender.
– ¿A qué te refieres? – Pansy bufó exasperada
– A veces me pregunto si Blaise y tú se sorben el cerebro el uno al otro – dijo con sorna pero Draco había vuelto a contemplar la fotografía y no parecía haber hecho el menor caso, así que prosiguió – obviamente lo que tienes que hacer ahora es ir con Granger y explicarle lo que sucedió
– ¿QUÉ?
– ¿Creíste que te daba todo esto para verte sufrir más? Ni tú harías eso Draco... así que vas a levantarte, hablar con ella, aclarar todo y volver a ser tan cursis como en la fotografía – explicó satisfecha
– ¿Te volviste loca? – Draco finalmente había despegado los ojos de sus manos y miraba a Pansy como si hubiera desayunado demasiado cereal de chocolate, extrañamente, Pansy lo miraba de la misma forma – ¿Tienes idea de lo que estás diciendo?
– Sé perfectamente lo que estoy diciendo – dijo confundida – lo que no sé es a qué viene todo esto.
– Yo no puedo explicarle nada a Hermione – exclamó como si fuera parte de las leyes del universo
– Y eso es porque... – murmuró esperando a que el chico completara la frase.
– ¡Porque ella y yo no podemos estar juntos!
– Pues por lo que he podido observar ustedes no tuvieron ningún inconveniente en estarlo hasta hace unas semanas
Pansy estaba desconcertada, jamás hubiera pensado que Draco reaccionaría de esta forma
– Las cosas no siempre son lo que parecen...
– ¿Ah no? yo arruiné su relación, yo los hice que se separaran y lo único que estoy haciendo es intentar enmendar mi error, todo es exactamente lo que parece.
– Es que no es tan simple...
– Si lo dices por Weasley...
– ¡Por supuesto que no lo digo por Weasley! – interrumpió Draco perdiendo los estribos, de lo cual se arrepintió inmediatamente, Pansy sólo quería ayudarlo y él le pagaba gritándole – Lo siento... es sólo que yo no dejé a Hermione por ti – la chica lo miró con el ceño fruncido, sin entender – yo había pensado en cortar lo nuestro por lo sano desde antes de que tú aparecieras.
– ¿Pero por qué? – preguntó, pensando que tal vez había escuchado mal
– Cosas... – dijo encogiéndose de hombros – pero el punto es que si estás haciendo esto porque te sientes culpable, no te preocupes, lo único que tú hiciste fue apresurar todo, de una forma u otra íbamos a terminar así.
– ¿Crees que hago esto sólo para limpiar mi conciencia? – esta vez había comenzado a enojarse
– Escucha...
– No Draco, tú escucha – interrumpió enfadada – yo perdí a lo que más quería en este mundo y no pude hacer nada para evitarlo, ahora tú eres lo único que tengo y no pienso dejar que te quedes con los brazos cruzados mientras aún hay algo qué hacer, al menos no si puedo evitarlo.
– Hay cosas que tú no sabes
– Tal vez no sepa toda la historia pero tampoco soy estúpida¿ves esto? – le arrancó la fotografía de las manos y se la acercó al rostro – me costó mucho creer que eras tú, nunca imaginé que pudieras verte tan feliz... Merlín Draco, mírate – agregó mientras el chico abría la boca para discutir – los ojos te brillan, TUS OJOS, Draco Malfoy ve a una chica y los ojos le brillan, si eso para ti no estar feliz entonces me temo que nunca he visto felicidad en el mundo.
– No estoy negando que fuera feliz, lo fui y mucho, y yo tampoco creía que eso fuera posible
– ¿Entonces cuál es el problema? – preguntó con un deje de desesperación
Draco suspiró
– Pansy... – comenzó lentamente, en un intento por tranquilizarla – No tienes idea de lo que significa para mí tener una amiga como tú y te agradezco lo que intentas hacer pero esto no fue cosa mía ni de ella, hay cosas que... no comprendes y que van más allá
– Pues explícamelas – pidió Pansy anhelante
– No tiene caso... sólo ten por seguro que no fue tu culpa, no fue culpa de nadie en realidad, pero hay ciertas cosas que no deben ser – Pansy lo miró negando con la cabeza
– Tú no eres así... y sabes que yo tampoco y no me parece un buen momento para empezar a conformarse – Draco la interrogó con la mirada, sin entender a qué se refería – dices tener razones retorcidas y oscuras para no contarle la verdad, afortunadamente no quieres decírmelas y no hay problema porque entonces, si no fue tu culpa ni la de ella, yo no tengo ningún impedimento para contarle – dijo lentamente, como asegurándose de que entendiera cada palabra.
– Tú no puedes hacer eso – dijo Draco alarmado
– ¿Ah no? Pues observa – dicho y hecho Pansy se puso de pie e intentó caminar hacia el castillo pero Draco, tomándola de un brazo, la hizo girar y le dedicó una gélida mirada
– Si le dices una palabra a Hermione, juro que nunca, jamás te lo perdonaré – La chica soltó una ligera risa
– Draco... – dijo mientras liberaba suavemente su brazo – tú nunca perdonas nada de todas formas.
Con un movimiento rápido recogió su bolsa y siguió su camino hacia el castillo dejando a un Draco confundido y temeroso detrás y convencida de que, fuera lo que fuera que no había querido decirle, no era suficiente para negarse a la única fuente de alegría que el chico había tenido en toda su vida.
º0olo0º
Un día más huyendo de Draco, su plan marchaba bastante bien. Cierto, podía ser infantil y estúpido pero parecía dar resultados. Entre menos lo mirara riendo con Pansy, más contenta se sentía estando con Ron.
Y no es que fuera difícil, porque Draco tampoco daba ninguna señal de querer acercársele, en realidad ahora ni siquiera se miraban y si por algún error sus miradas se cruzaban, hacían como si vieran a través de ellos, como si la persona sentada en el pupitre fuera invisible, o peor aún (o tal vez mejor) como si tal persona no fuera digna siquiera de una mirada.
Por el otro lado, su relación con Ron marchaba viento en popa, todo era arco iris y confetis rosas. Le gustaba pensar que parecía una historia sacada de las novelas rosas que Lavender solía leer y sólo esperaba que alguno de los dos fuera raptado o sufriera algún tipo de accidente casi fatal que los acercara aún más, para comprobar su teoría
En esto pensaba Hermione Granger mientras salía del aula de Aritmancia y caminaba lentamente por el pasillo perdida en si misma sin siquiera reparar en la sombra que la seguía unos pasos detrás, o al menos no hasta que la sombra la llamó.
– Granger... – la aludida se dio la vuelta y se encontró con un rostro que la miraba suspicaz
Suspiró cansada
– ¿Qué quieres Parkinson? No tengo tiempo – una cosa era tener que lidiar con Malfoy y otra mil veces peor con su prometida
– Vengo a hacerte un favor
– ¿En serio? Que extraño porque no hay nada que puedas hacer por mí y tengo mucha prisa así que adiós – dijo con una falsa sonrisa y continuó su camino intentando alejarse de allí lo más rápido posible, pero debió haber sabido que no todo sería tan fácil
– Es sobre Draco – murmuró Pansy en tono casual, pero fue suficiente para que Hermione se detuviera a medio andar, insegura de si echar a correr o escuchar lo que Pansy tenía que decir. Al final decidió quedarse como estaba.
– Él ya no me interesa – dijo aún de espaldas
– ¿Entonces por qué te detuviste? – eran las palabras exactas, esta vez Hermione se dio la vuelta.
– ¿Qué pretendes? – preguntó intentando leer desprecio en la expresión de la chica, pero extrañamente no pareció encontrar nada y esto, más que tranquilizarla la hizo sentir más perdida.
– Ya te lo dije... vengo a hacerte un favor que tiene que ver con Draco – En cierta forma Pansy estaba disfrutando el nerviosismo de Hermione, era como si le diera la razón, no importaba lo que Draco le hubiera dicho, ella estaba haciendo lo correcto, y más, por la forma en que la chica parpadeaba con el simple sonido de la palabra "Draco".
– Habla – dijo Hermione después de unos segundos casi en contra de su voluntad. Pansy sonrió.
– Él te ama... y veo que tú también – Hermione bufó
– No te engañes Parkinson... él y yo no tenemos nada que ver – Pansy sonrió aún más
– No tienes que fingir Granger, yo sé perfectamente lo que pasó entre ustedes y lo que todavía sienten pero no te preocupes, no tienes que seguir odiándolo, él nunca quiso hacerte daño.
– ¿De qué demonios hablas? – preguntó Hermione sin entender, o más bien, resistiéndose a entender.
– Lo que sea que te haya dicho cuando te abandonó, no es cierto, yo lo chantajee para que lo hiciera y si quieres detalles no fue muy difícil, Draco hubiera matado con tal de que nadie te tocara un cabello.
– Eso no tiene sentido – murmuró testaruda
– Por supuesto que lo tiene... y lo sabes¿por qué de la noche a la mañana dejó de quererte?
– Él nunca me quiso – Pansy bufó, estaba comenzando a exasperarse¿por qué los dos tenían que ser tan tercos?
– Él te ama¿de acuerdo? Aunque no lo quieras creer – Hermione la miró, Pansy podía decir que quería creerle, incluso lo estaba haciendo, pero le dolía imaginar que eso pudiera ser verdad.
– ¿Por qué su prometida me diría esto?
– Yo no soy su prometida – Hermione hizo un gesto de incredulidad.
– ¿Y por qué siempre están juntos?
– Porque somos amigos Granger, tú te la vives con Potter y no digo que se vayan a casar.
– Eso no es cierto... todo el mundo sabe que ustedes dos se van a casar – espetó Hermione sin darse por vencida, lo que fuera con tal de no tener que creer.
– Pues para no importarte, estás muy bien enterada de lo que hace ¿no crees? – Hermione no dijo nada – Pero no, no vamos a casarnos.
Hermione se quedó pensativa, renuente a creer lo que escuchaba, no podía ser cierto, y no quería sufrir más. Al final sonrió falsamente, como si hubiera vuelto a la realidad.
– Si por un momento creyeron que me iba a tragar todo esto e iban a poder burlarse de mi otra vez, están muy equivocados. Dile a Malfoy que está perdiendo el toque Parkinson, no soy tan estúpida.
– Pues yo no diría lo mismo – dijo con sorna – Te estoy diciendo la verdad Granger
– Pues no sé por qué me cuesta creerte, será porque su objetivo siempre ha sido hacerme la vida imposible – agregó como si reflexionara
– Eso me gano por intentar ayudarlos... pero tienes razón, no me quieres creer pues no me creas – dijo abriendo los brazos – creí que eras inteligente, no, creí que lo amabas lo suficiente pero ya veo que no – lanzó una ligera risa, como burlándose de su propia ingenuidad – ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto, tú no lo mereces.
Y sin decir más Pansy se fue por donde había venido, giró en la esquina y se recargó en el muro, escuchando. Silencio. Después de lo que parecieron unos minutos las pisadas de Hermione perdiéndose por el pasillo llegaron a sus oídos.
Había logrado lo que quería, la había dejado con la duda. Sin importar si le creía o no Granger era tan obsesiva que llegaría un punto en que no podría soportar más la incertidumbre y sería capaz de preguntarle a Draco la verdad. Eso si el chico no lo hacía primero intentando averiguar si Pansy le había contado o no.
Si Draco no iba a ella, ella iría a Draco. Eran tan predecibles los dos...
º0olo0º
Una lluvia torrencial caía contra las ventanas de la torre haciendo que el sonido de las gotas se amplificara magistralmente, sin embargo, Draco Malfoy se encontraba ajeno a todo esto, aún cuando estuviera observando por la ventana no miraba la lluvia, en realidad no miraba nada en absoluto.
Pensaba. Mil preguntas rondaban por su mente, incluso en contra de su voluntad.
¿Sería Pansy capaz de contarle? Por supuesto que sí, no había costado trabajo contestarse, tal vez porque fuera obvio, tal vez porque él mismo lo deseaba.
¿Hermione le creería?
La pregunta rebotaba en su cerebro cada que intentaba evadirla, pero esa era le verdadera duda. No sabía cómo sentirse respecto a eso y en el tiempo que llevaba con la cabeza recargada contra el cristal habían desfilado por su cabeza reacciones tan variadas que se le estaban agotando las soluciones, desde una Hermione besándolo apasionadamente (se aflojó la corbata de sólo pensarlo) hasta su propio cuerpo tirado en el suelo con los efectos de algo parecido a las maldiciones imperdonables.
Escuchó un maullido cerca de sus piernas que logró sobresaltarlo, pero era simplemente Crookshanks, el gato de Hermione. Lo levantó del piso y lo acarició. Siempre le habían gustado los gatos, no eran idiotas como los perros, eran astutos, inteligentes, y éste en particular era el más inteligente que jamás había visto.
Crookshanks ronroneaba feliz entre sus brazos cuando Draco escuchó el retrato crujir. Fue estúpido preguntarse quién sería pero cuando la respuesta llegó a su cerebro, todo lo demás se fue con ella.
La vio entrar a la sala común, vio su mirada tropezar con él.
Se quedaron mirándose unos segundos, sin moverse.
Hermione no pudo evitar renegar de su suerte, días evitándolo y precisamente esa noche tenía que encontrárselo. Estaba confundida, las palabras de Pansy aún resonaban en su cabeza sin saber si darles crédito o no y él tenía que mirarla de esa forma. No supo qué hacer, mucho menos qué decir, pero no pudo evitar ver a Crookshanks entre los brazos del objeto de su sufrimiento.
Draco pareció seguir su mirada porque inmediatamente dejó al gato en el piso y Hermione, aprovechando que el contacto visual se había roto, caminó lo más rápido que pudo hasta la escalera. Llegar a su dormitorio Huir de él. Huir de todo.
– Hermione... – se detuvo, el hormigueo nervioso de quien está a punto de pasar una prueba difícil hizo su aparición por todo su cuerpo. La había llamado Hermione... y fue eso, más que nada, lo que la hizo detenerse.
– Mande – contestó amablemente, dándose la vuelta, la mirada de Draco era vacilante, como si no supiera lo que hacía.
Y es que si hubiera podido entrar en su cabeza se hubiera dado cuenta de que en realidad no sabía lo que hacía y que él también estaba sorprendido de haberla llamado Hermione, pero no había podido evitarlo. Al final vio su oportunidad de hacer las preguntas que lo estaban carcomiendo, porque cuando ya nada importa, las decisiones se vuelven más fáciles.
– Tú... mmm... – titubeó – ¿de casualidad viste a Pansy el día de hoy? – Hermione asintió – Oh, bien
– ¿Es verdad? – preguntó Hermione sin poder contenerse
– ¿Qué? – No quería contestar eso, no podía. Pero sabía que un simple "¿qué?" no iba a ser suficiente
– Lo sabes... sabes lo que ella me dijo¿es verdad? – preguntó de nuevo
– ¿Tú... le creíste? – más evasivas, Hermione pareció desconcertada pero Draco realmente esperaba esta respuesta.
– Tú dime... ¿debo creerlo? – el chico no se movió, ni siquiera pestañeó – Draco, por favor – agregó anhelante, caminando hacia él.
"Draco... por favor..." le estaba rogando, comenzó a temblar mientras la veía acercarse
– Por lo que alguna vez tuvimos, por lo poco que pudiste haber sentido por mí – ya estaba frente a él – por lo que compartimos, sé sincero... sólo por esta vez – los ojos se le enrojecían con cada palabra, el tono de súplica, Draco ya sentía que moría – ¿es verdad?
Un trueno resonaba a la distancia, Crookshanks se hacía un ovillo frente a la chimenea y Draco, aún temblando, asintió. Lentamente. Tan lento como las lágrimas que habían comenzado a caer de los ojos de Hermione.
– ¿T-tú no vas a casarte con ella?
Una negación, un no, un alivio y un temblor, sin palabras.
– ¿Tú m-me amas a... m-mí?
La confirmación de una mentira, la falsedad de una verdad.
Hermione preguntó casi con miedo y de la misma forma, el chico había vuelto a asentir, sin palabras.
Más silencio, más lágrimas, más impotencia y confusión. Un rayo caía a lo lejos, iluminando todo a su paso.
– Pero tú la amas, yo los vi – dijo negando con la cabeza – aquí, abrazados.
Draco tardó un poco en recordar
– La abrazaba porque... sus padres murieron – Hermione dio un respingo – pero yo siempre te he amado a ti – se acercó y posó sus manos a los lados de su cabeza – y lo sigo haciendo.
Se acercó lentamente, disfrutando cada instante. Hermione cerró los ojos instintivamente, sintiendo esas manos frías en sus mejillas y el aliento del chico acercándose cada vez más. No podía moverse, no podía pensar, con trabajos recordaba cómo respirar cuando de pronto, justo cuando sus labios comenzaban a sentir los ajenos, un rostro lleno de pecas apareció en su cabeza, un rostro con ojos azules y cabellos pelirrojos.
– No – murmuró separándose. Draco abrió los ojos, desconcertado – no puedo
– ¿No puedes qué?
– Hacer esto – contestó negando frenéticamente – ya sufrí demasiado... y Ron...
– Él tiene que entender Hermione – dijo mientras la tomaba de los hombros – Tú no lo amas y él tendrá que aceptarlo
– Eso no es cierto – espetó mirándolo a los ojos, pero desvió la mirada inmediatamente, porque dolía – yo ya te olvidé
Draco sintió como si lo hubiera golpeado pero la sujetó más fuertemente
– No es verdad, puedo verlo en tus ojos, tú aún me amas
– No, yo amo a Ron, es él con quien debo estar – lo decía como quien recita las enseñanzas del catecismo, y esto no hacía más que desesperar a Draco.
– No es cierto, él no te quiere como yo y tú no lo quieres como a mí
– Claro que no – continuó Hermione testaruda – yo lo quiero como jamás te quise a ti.
Esto pareció ser más de lo que Draco podía soportar. Estaba exasperado, dolido y agitado.
– ¿Ah sí? Entonces me vas a decir que sientes lo mismo cuando te besa, cuando te abraza, cuando te toca... – Hermione lloraba en silencio – por supuesto que no, porque entonces no me hubieras dejado besarte aquella noche
– ¿De qué hablas? – preguntó confundida
– La noche en que Weasley nos interrumpió, la noche que pasó aquí... hay cosas que se sienten Hermione y tu deseabas ese beso tanto como yo
– Eso no significa nada – sollozó, Draco soltó una risa sarcástica que más que contagiarse, a Hermione le erizó el vello
– ¿Entonces por qué esa noche no dejaste que te tocara¿Por qué a mí me regalaste tu virginidad y no quisiste nada con él?
– ¿Cómo sabes eso? – murmuró, pero Draco no le hizo caso y continuó descargando su ira.
– ¿Es que nunca signifiqué nada para ti? Dímelo Hermione, dime que no piensas en mí cada que te besa, que no buscas mis ojos en los suyos, que no extrañas pasar tiempo juntos. Dímelo – Hermione lloraba a lágrima viva, mirando el piso, mientras Draco seguía tomándola de los hombros, obligándola a escucharlo.
– Ya Draco, por favor déjame – lloriqueó hacia el piso, el chico pareció reaccionar y la soltó, ella sólo atinó a sobarse los lugares en dónde habían apretado sus dedos.
Draco suspiró, aún temblaba.
– Pues entonces dímelo – dijo, incluso la voz le temblaba – mírame a los ojos y dime que no me amas y nunca volveré a molestarte
Esperó expectante. La lluvia amainó mientras Hermione levantaba la cabeza lentamente hasta fijar sus ojos en aquellos grises, que brillaban a la luz de la chimenea y que había evitado tanto tiempo.
– Ya no te amo – dijo en un susurro lo bastante audible para que Draco comenzara a respirar entrecortadamente pero a pesar de todo, siguió mirándola a los ojos.
Hermione, incapaz de poder aguantar por más tiempo aquella mirada se dio la vuelta y retomó su camino hacia su dormitorio intentando no pensar en lo que acababa de hacer.
– ¿Entonces esto siempre fue una mentira?
El rubio sostenía el pergamino que Pansy había restaurado magistralmente en un desesperado intento por no darse por vencido. Hermione no tuvo ni que preguntar qué era. Podían decirse tantas cosas sin palabras... siempre había sido así.
– No Draco – dijo antes de continuar su camino – fue un error
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