Primeramente, Perdón por el atraso ToT no tengo ni perdón, ni excusa de hecho ::risa nerviosa:: es solo que, he andado algo frecuentada por antipatías, me refiero a que he tenido días en que tras quizás un disgusto pierdo total deseo de actualizar, fuera de eso que tengo un despiste único, y la flojera me la ha podido ::avergonzada:: sin embargo, prometo que haré lo posible por actualizar por lo menos como antes, en las quincenas. (Aunque lo hallo difícil U.U).

Dedicado este capitulo a, bueno a mis sis, Yashi e Iya, que aunque estemos lejitos, siempre serán mi eterna compañía, y me recordarán lo bueno de la vida. También a mi Okaa Kala, que me dejo review y me emocionó muchísimo, a Daniels por ser mi gran amigo y haberme acompañado en el momento difícil, a Aio T.T que la hecho de menos (Esta vez es por mi culpa) a Leidy por su review, que la extrañaba mucho, y a Asumi (Actualice XD; Espero que este capitulo sea de tu agrado, y que tengas felices vacaciones).

Ahora con el fic ToT y recuerden, opiniones, pastelazos, nada de improperios, pero si críticas, o cartas bombas también se aceptan ::risita:: feliz de recibirles, ya sea por medio de Review o mail (Esta en el perfil), ¡cartas cadena no! Este ::sonrosada:: es que las borró pensando que son virus.

Un Capricho Del Corazón

Disclaimer- Los personajes de InuYasha, no me pertenecen, no me pertenecerán y... ya saben son de Rumiko Takashi, quien nos deleita con su obra, lo único mío es, el computador y las ganas de escribir XDD.

Por- SaYo-Yukishiro

Coautora y Madrina - "Yashi" – ¡Tas de regreso!, sin MSN pero de regreso (ToT ojála pronto con MSN), sabes lo importante que eres para mi, gracias por con tu persona ayudarme y aconsejarme, cada día mi cariño para ti crece mucho más, gracias por escucharme y animarme, por ser mi hermanita, por ser tú. Este fic ya sabes que va para ti de principio a fin, además que sin ti, este fic hace rato estaría desechado por allí.

Capitulo Doce

"Historia de Honor Tras una Katana"

Había entrado al despacho de su padre, ese lugar que durante su infancia había sido un perfecto escondite, un lugar con aroma similar al de bosques y maderos, un lugar propio y con la marca específica de su progenitor, un sitio que durante su infancia había sido admirado por él.

Deseaba ser como su padre en aquellos años… aún deseaba serlo, quizás así alguna vez poseería el cariño de este. Recordó entonces las primeras veces allí, cuando corría con pequeños pasos y entraba al lugar, siempre habiéndole llamado la atención la katanna que se lucía con esplendor en la muralla que daba al interior. Se puso de pie, tomándola entre sus manos, con sumo respeto y admiración como si se tratara de la más valiosa y frágil alhaja. Es que aquella espada era una alta reliquia familiar, su padre la había obtenido por manos de su abuelo, el símbolo del hijo que representaba el orgullo del padre. Recordaba, que sin saber la historia tras de esta ya le había tenido profunda admiración, anhelaba el día que pudiera obtenerla, pero lo veía tan remoto, su padre siempre había tenido visible preferencia con su hermano Sesshomaru, y para el lograr siquiera llegar al nivel de este en el corazón de su padre tendría que hacer muchos meritos. Sin embargo, por más que intentaba no veía avances. Su padre pese a tratarlo de manera igual a su hermano en tanto a indiferencia al dirigirles vocablo alguno, siempre se mostraba visiblemente orgulloso al hablar de su primogénito, y de él... de hecho de él no hablaba, quizás sintiendo vergüenza de este, de su proceder. "El resultado de una relación extra marital". Aquello no le avergonzaba, pero si le había pesado durante largo tiempo, sobre todo en cuanto al cariño de su padre.

Durante sus primeros años había vivido con su madre, pero tras la muerte de esta había sido recibido en la mansión de Inutaisho, su padre. Sin embargo este no parecía muy de acuerdo, es más, sabía bien que había sido Haru, con su corazón materno y benevolente, la persona que había hablado a su favor y pedido que se criase como si fuese hijo de ella, sin diferenciación. Sin embargo, había estado solo. Cada vez que su padre llegaba de una junta tras días de ausencia e Inuyasha corría para darle la bienvenida su padre ostentaba una malograda sonrisa, sin tomarle mucha importancia al pequeño. Los saludaba con indiferencia, a todos, él lo sabía, pero el hecho de ser un recogido siempre había pesado en él desde que tuviese conciencia. Sesshomaru por su parte, aunque sonará increíble, era su persona más cercana, pero con el tiempo y el crecimiento de este, dio a relucir una actitud y personalidad igual o aún más impasible que la de su padre.

Fue entonces que Inuyasha sintiéndose aislado buscó por sus propios medios el sentirse a gusto en la enorme mansión. Se escondía por las tardes en aquel despacho, con sus ojitos llorosos, prefería estar allí que ir corriendo como antes a recibir a su progenitor… ¿para qué? si a este le daba lo mismo que él esté o no.

Inuyasha sintió algo cortante, estaba tan sumido en sus pensamientos que se había cercenado levemente el pulgar con el filo de la Katanna. Sonrió. Pensar que era el único allí que procuraba cuidarla y mantener su filo intacto-¿Por qué tanto énfasis en eso?- porque era un símbolo, el símbolo del hijo que era un orgullo, el reconocimiento al hijo prodigio y por tanto merecedor de la admiración y cariño de sus antecesores.

-El que jamás seré- pronunció con aspereza, sintiendo sus palabras resecarle la garganta, y causarle un enorme malestar.

Fue durante aquella época que Haru se acercó al pequeño. Su relación con Inutaisho se deterioraba, dado que este apenas daba tiempo para estar con ella o los niños en casa, y de estar en ella, se retraía en aquel despacho, sumido en los negocios, en lo que tan bien le habían enseñado a hacer las generaciones antiguas: triunfar, ser el más exitoso… pero nadie le había enseñado a amar, ni a su mujer ni a sus hijos. Sin embargo, Haru cada vez sentía que esa relación tan falta de cariño le iba sumiendo en soledad, y su hijo Sesshomaru seguía los mismos pasos. Fue entonces que descubrió al pequeño Inuyasha, un día como aquel, en ese mismo sitio, con sus ojitos llenos de lágrimas y su corazoncito entristecido. Haru le había puesto una mano en su cabeza, este había mirado con sus dorados ojos llenos de lágrimas a la mujer, temeroso.

-"por favor no diga nada a mi padre"- había suplicado con voz entrecortada por el miedo. Haru había negado con una mirada enternecida.

-Solo si prometes que no me tendrás miedo- había musitado la mujer.

El pequeño entonces había secado sus lágrimas y había asentido, figurando una hermosa sonrisa en sus labios. Ese día Haru había hallado a quien se transformase más tarde en su pequeño hijo, en su compañía. No tenía favoritismos entre Sesshomaru e Inuyasha, pero… la verdad es que al primero poco le importaban las demostraciones de afecto, y el segundo, Inuyasha, era un pequeño que necesitaba sentirse a gusto en el lugar, un pequeño con un gran corazón…

Inuyasha volvió en si tras de unos minutos, de no haber sido por Haru ese lugar se le hubiese hecho un infierno… de no haber sido por ella y la difunta primogénita, Faiya, quien pese a ser mayor que él se había transformado en su compañera de juegos.

Inuyasha observó nuevamente la katanna en sus manos, recordaba bien así la historia que primero Haru le relatase acerca de esta y, tiempo después, su padre. Nunca supo la intensión de este al llamarlo a su despacho y hablarle de esta, pero sus palabras se habían gravado en su mente- "si alguna vez demostrases como nuestro antepasado tu fidelidad a tu familia y estirpe, por sobre cualquier deseo que tuvieses, sólo y únicamente entonces serías merecedor de esta katanna, así como yo lo fui"-

Las frías pero imponentes frases de su padre habían resonado en su cabeza, sumiéndole en un estado de abstracción, pensando en como, de que forma, el podría llegar a ser tal como su padre deseaba… ¿Cómo?...

Inuyasha entonces recordó a Miroku. Observó el reloj en el escritorio, había estado prácticamente toda la tarde sumido en sí mismo. Arrojó un gruñido, pues había pensado que allí podría pensar con mayor libertad en la situación de su amigo, sin embargo ese sitio era tan de su padre que había terminado inmerso en sus pensamientos más ocultos, en su deseo que le hacía tener aquella rivalidad con Sesshomaru, el deseo de ser el orgullo de su padre, como en una competencia a muerte. Pese a que él nunca había sido así, aquella rivalidad había nacido, y no podía detenerse hasta lograr su objetivo.

Kagome apenas había salido oyó la resonante voz de Kikyou, una voz seca y algo burlesca. Se volteó evitando mostrar su malestar, ocultándole tras de una falsa sonrisa, que no tardo en hallar respuesta en una hueca sonrisa por parte de Kikyou.

-¿Dónde vas tan apurada?- preguntó con su mirada fija en el rostro de su "hermana".

-Cosas mías- había respondido con frialdad Kagome, al tiempo que daba media vuelta para retomar su camino y evitar cualquier comentario.

-Vamos con el mismo rumbo… déjame acompañarte- burló la de lisos cabellos, adelantándose con paso apresurado a Kagome. La chica negó.

-Creo que olvide algo, mejor voy a buscarle, ve tú- espetó con visible enojo, provocando una risa de satisfacción en Kikyou. Halla estado por ir o no donde su novio, ya no lo haría.

Kagome emprendió el camino de regreso a la casa solo para esconderse tras de una cerca, esperando ver alejarse a Kikyou y luego seguirle. Aunque tuviera que esperar horas afuera hasta que ella se fuera, no desertaría. Tenía que hablar con Inuyasha y aunque era de algo que no tenía por qué ocultárselo a Kikyou, le parecía simplemente innecesario hablarlo frente a ella…- o quizás eran sus celos y sus deseos de poder estar a solas con el muchacho- La chica sintió sus mejillas sonrojar, sabía bien que era una mitad de ambas, pero aún le provocaba cierto pudor el pensar en él de esa manera.

Haru le había sacado de sus pensamientos diciéndole que allá afuera estaba Kikyou preguntando por él. Inuyasha había respondido con una mueca de desagrado que no pudo más que provocar una divertida carcajada por parte de la mujer.

-¿No puedes decirle que estoy dormido…o que simplemente venga más tarde?- había dado por respuesta el muchacho.

-Primera vez que te veo tan entusiasmado de verla- burlaba la mujer con una sonrisa cargada de picardía.

-Sólo quiero estar solo… vamos ¿que insinúa?- había refunfuñado el chico, con sus ojos mirando intensamente a la mujer.

-¿Si fuera otra persona no harías eso verdad?- Haru había sonreído con maldad ante el asombro y descolocación del muchacho. No había tenido ni que pronunciar nombre alguno, el solo se había delatado, a juzgar por su sonrojado rostro.

-¿Le dirá o no?- había espetado con enfado, tratando así de disimular su expuesta situación. Haru sólo rió y salió del despacho rumbo a la puerta, en el umbral una sonriente Kikyou le esperaba.

-Hija… estaba dormido, me ha dado pena despertarlo- la chica pareció querer decir algo a lo que Haru se adelanto- ¿Por que no vienes más tarde?-

Kikyou trató de no parecer molesta, pero su mirada lo decía todo. Se dio vuelta sin siquiera despedirse y comenzó a caminar con rapidez de regreso. Haru entonces sonrió más ampliamente, fijando su mirada en los arbustos que quedaban en las mediaciones de la mansión- Y tu… ¿que no piensas venir a saludar?- había hablado la mujer con visible simpleza. Kagome se estremeció… ¿que la había visto?, no sabía si salir o no, pero…

-Señorita Kagome… por favor, ¿acaso ha venido a pararse tras de nuestros arbustos?- Kagome salió avergonzada de su "escondite", con la cabeza gacha y sus mejillas teñidas de carmín- Pasa-

-Pero él esta dormido…- se había excusado la muchacha, para luego notar que con sus palabras había delatado sus razones para estar allí. Haru entonces fue y trayéndole del brazo de manera maternal le obligó a entrar.

Kagome fue invitada a sentarse en el sillón que horas entes ocupase el muchacho. Haru se había sentado frente a ella, mirándola con dulzura mientras murmuraba a Ayame, la sirvienta de la casa, alguna orden que fue inaudible para la de cabellos azabache.

-Veo que Inuyasha y tu han comenzado una buena amistad- dijo cortando el silencio de la amplia sala. Kagome sintió sus mejillas quemar. Bajando la mirada, no por la aseveración, sino por un tinte en la mirada de la mujer, un tinte cómplice y acusador.

-Este…si- respondió durativa la muchacha, tratando de calmar un poco sus acelerados sentidos.

-Bueno y que es lo…- el muchacho entraba a la sala con una mirada ofuscada, visiblemente molesto posiblemente con la mujer, pero al notar que no se trataba de Kikyou, sino de Kagome, su mirada quedó absorta, prendida de la de ella. Una leve sonrisa se apareció por sus labios, dejando en claro a la mujer que se ponía de pie para dejarles, el que no se había equivocado. Haru se acercó al muchacho, haciéndole un guiño antes de salir.

-Espero me disculpen, pero debo hacer algunas cosas- se disculpaba falsamente la mujer. No tenía nada que hacer, por ella se hubiese entretenido toda la tarde viéndolos sonrojarse ante algún comentario, pero sabía bien que era mejor dejarles hablar a solas.

Un silencio imperturbable se hizo en el salón. Inuyasha la veía algo nervioso y podía vislumbrar que la chica se encontraba en un estado similar. Tras de unos segundos sin mirarse ni dirigirse palabra, Kagome dejó escapar un prolongado suspiro, al tiempo que entrecerraba sus azulados ojos. Inuyasha entonces se puso de pie para quedar frente a ella, tomándole de la mano.

-Sígueme- musitó al tiempo que la guiaba por el amplio pasillo en dirección a donde minutos antes estuviese reposando.

Llegó al despacho, con la mano de la joven aún retenida entre la suya, cerró la puerta tras de él, volteó para verla y notar un reconocible rubor en las mejillas de la joven, quien tenía su mirada fija en su mano estrechada. Inuyasha entonces se hizo cómplice, tomando sus mejillas aquel tinte rojizo y soltando con brusquedad la mano apresada.

-Disculpa- Musitó con voz entrecortada. Kagome negó subiendo su mirada a la altura de la de su acompañante, perdiéndose en los dorados ojos del muchacho, unos ojos profundos y penetrantes.

-¿A que has venido?- inquirió el joven, la chica pareció cortarse ante la pregunta- supongo que por algo has venido, ¿no Kagome?- susurró el chico, al tiempo que le invitaba a tomar asiento.

-No sé si te has enterado de lo de Sango- habló la muchacha, con seriedad y preocupación. El joven de dorados ojos asintió, haciéndole saber su conocimiento del tema.

-Miroku me lo ha dicho- contestó, al tiempo que se sentaba en el sillón tras del imponente escritorio.

-Pues… Sango no está muy bien que digamos y he pensado que siendo tú amigo de Miroku…

-¿Podría ayudarles?- Interrogó Inuyasha clavando su mirada en la nerviosa de Kagome.

-Así es- murmuró- Necesito saber… Necesitamos saber, si él…- Kagome guardó silencio. No sabía bien como formular su pregunta y la verdad es que la penetrante mirada del chico no le ayudaba en mucho.

-Miroku la ama- ayudó el joven- como Sango a él ¿o me equivoco?- comentó el chico. Kagome sonrió suavemente, no se esperaba la intervención de Inuyasha. Entonces él también había estado pensando en el asunto y eso le daba valor para hablar.

-¿Se te ocurre alguna forma en la que podamos ayudarles?- interrogó la joven, semi parándose y viendo con brillo inusual en sus azules ojos, un brillo que denotaba esperanza.

-Algo- murmuró- algunas ideas que pasaron por nuestra mente en caso de que nos ocurriese lo mismo con Kikyou- habló el chico, arrepintiéndose de lo dicho al notar la mirada gacha de la joven ¿acaso la había molestado con su comentario?, ligeramente la idea le había complacido ¿Por qué?... quizás por lo agradable que se le hacía la idea de que le estuviese celando.

-¿Ocurre algo Kagome?- musitó acercándose peligrosamente a la muchacha. Esta solo levantó su mirada, viéndole con un dejo de ira.

-No, no ocurre nada- contestó tajantemente, al tiempo que se alejaba de él, guardándose las manos en los bolsillos, para allí apretarlas conteniendo en ese gesto su tristeza y coraje. El chico al ver aquel gesto volvió a acercarse a la joven, esta vez sin darle tiempo para alejarse.

-Pensar que ahora esas ideas me parecen tan innecesarias- susurró al oído de la muchacha, acariciando con sus palabras el cabello azabache y suave que caída cual cascadas sobre los hombros de la mujer. Kagome se estremeció ante el comentario, queriendo creer, pero por alguna razón su corazón estaba temeroso.

-No juegues conmigo Inuyasha- ordenó la muchacha con voz trémula. Aquella cercanía le hacía sentir extraña, mas no incómoda. Inuyasha se separó entonces de la muchacha.

-No lo haría- contestó con decisión.

Kagome dejó escapar un leve suspiro al tiempo que fijaba su vista en un imponente retrato tras del joven. Al parecer del padre de Inuyasha. Notando recién entonces que se encontraba en un despacho, bajó un poco su mirada, quedando absorta en un objeto cortante, un arma de filo sin igual. Inuyasha entonces se paró al lado de ella, observando el mismo punto.

-Es una katanna- habló- Es de mi padre- Kagome notó que Inuyasha parecía dolido ante sus propias palabras.

-Es hermosa- contestó la chica, observando cual niña pequeña el objeto de admiración. El joven con paso lento se acercó a la katanna, sacándole de su contenedor y tomándole con extremo cuidado.

-Es una reliquia familiar- con sus palabras parecía acariciar el objeto que resguardaba en sus manos- Toma- le dijo estirándole la Katanna a la joven.

Kagome sacó sus manos de los bolsillos y la tomó entre sus manos, sintiendo el frío filo de esta al tacto. La observó admirada, parecía cuidada con celo y esmero.

-¿Cuándo llega el prometido?- pregunto el muchacho con la mirada esquiva.

-Pasado mañana por lo que tengo entendido- respondió esta- ¿tienes alguna idea entonces?

-Si- respondió mirando como entre las manos de la joven corría un leve y casi imperceptible hilillo de sangre- Te has cortado- comentó acercándose y retirando con cuidado la katanna de entre las manos de la chica, depositándola en el escritorio y centrando su atención en la mano cortada de la joven.

-No es nada- murmuró.

-Deja que yo me ocupe de esta situación- le habló protectoramente- Miroku es mi amigo y hermano, ya verás como todo sale bien- Kagome ante las palabras del muchacho sonrió, acercando su mano no dañada al rostro del muchacho, acariciando su mejilla con esta, sintiendo como los músculos de su cara parecían tensarse.

Inuyasha entonces se alejó, pese a que la caricia le había parecido tan cálida y placentera, sacando de su bolsillo un pañuelo con el que cubrió la leve herida de la muchacha, la cual se estremecía ante el contacto, sintiendo su corazón latir de manera desmesurada y sus pensamientos salirse de control, buscando donde centrar su atención para evitar sentirse tan descolocada.

-Inu…yasha- llamó con voz entrecortada- ¿Por qué has dicho que se trata de una reliquia?- dijo centrándose en la katana que yacía en el escritorio.

Inuyasha se separó ligeramente de la joven, extrañado del interés repentino de la joven, más accediendo a la petición.

-Es una larga historia familiar- contestó mirándole en espera de aprobación.

-Cuéntame- dio por respuesta la joven tomando nuevamente asiento, con su mano vendada por el pañuelo. Inuyasha dejó escapar un bufido, pero no de desagrado, sino dándose ánimos y recordando aquella historia, la cual desconocía en veracidad, pero si había sido su favorita durante su niñez. Sonrió al pensar en esto… su niñez.

-Verás… esta es una historia que se cuenta de mis antepasados, ha pasado por generaciones, junto con la Katana que vez aquí- comenzó Inuyasha, la chica parecía absorta en sus palabras, por lo que el joven se sintió a gusto para continuar- el relato dice que mi antepasado viajó en época de descubrimientos. Era un diestro militar y apto esgrimista, poseía grandes capacidades en batalla, por lo que su monarca no dudo en enviarlo a poner orden en la empresa que se daba en el lugar de conquista… Él, emprendiendo el camino, sin temor a nada, solo deseando cumplir a su rey y sin pedir nada a cambio, había ido a tomar mando de una de las menos ventajosas campañas militares. Dice el relato que entonces él se topó con algunos de los nativos del lugar, habiendo sido aprisionado por estos. Sin embargo, por razones desconocidas, logró establecer vínculos y salir con vida del lugar, al mismo tiempo que con estrechas relaciones con algunos de estos oriundos… Mi antepasado entonces se encontró con un doble filo, habiéndose sumado a esto su enamoramiento con una joven, la cual al parecer tenía una alta importancia para dichos aborígenes, y por otro lado el deseo de sus superiores de capturarla- Inuyasha se detuvo para ver los azules ojos de la muchacha, quien le veía totalmente sumida, estaba absorta con su relato.

-¿Y que ocurrió?- se apresuró a preguntar la jovencita, con visible interés.

-El monarca envió a llamar a mi antepasado, al verlo menos eficiente en sus labores… mi antepasado entonces tomó una decisión, o era su monarca y el honrarle a él y a su nación… o ser un traidor y renunciar a su campaña, y peder la confianza y admiración del monarca-

-¿Y que decidió?- interrogó la joven, acercándose al chico y viéndolo con seriedad a sus dorados ojos, con un brillo de curiosidad en su marina vista.

-La joven nativa estaba enamorada de él, y eso le sirvió en su decisión- Inuyasha bajo la mirada, por vez primera no sentía admiración al relatar aquello.

-No me digas que la entregó...-reprochó Kagome.

-Pero fue por su nación- Justificó el muchacho, tratando de paso de alejar aquella sensación de malestar de su mente y corazón.

Kagome le vio sorprendida… ¿acaso justificaba aquella acción?.

-¿Fue a través de esos métodos que tu antepasado obtuvo esa katana?- preguntó con molestia. Inuyasha asintió sin poder hablar, temiendo haber perdido su perspectiva ante la mirada desolada de la joven.

-Tú no entenderías… no entenderías lo importante que es honrar, lo importante que es ser querido y admirado- musitó el joven de cabellos oscuros, bajando su mirada para ocultar una sombra de abatimiento en sus ojos dorados.

-¿Acaso esa Katana significa tanto para ti?- la joven entrelazó sus manos en la cabellera del joven, invitándole a mirar a su rostro, que estaba marcado por la dulzura.

-Mi padre la recibió, al igual que mi antepasado, al ser el hijo prodigio, el orgullo de mi abuelo… sé que es una meta demasiado enorme para mí, porque para mi padre jamás seré de importancia pero… no quiero dejar de soñar… ¡Daría lo que fuera por recibir esa espada y con ella el signo de que mi padre se enorgullece de mí!- Grito el muchacho, eufórico, descontrolado, dejando escapar de sus entrecerrados ojos pequeñas lagrimas que se perdieron en el lugar, pero que no pasarón desapercibidas por la mujer, quien acercándole a su regazo de manera protectora, le abrazó con extremada dulzura, con amor, con simpleza, en un gesto protector…

Inuyasha escondió su rostro en el regazo de la chica. Nunca esperó reaccionar así… él, siempre orgulloso, se desplomaba ante aquella muchacha de cabellos largos y de dulce aroma, de labios carmines, de palabras dulces, de rostro hermoso, de espíritu apaciguador, impetuosa fuerza, pero, sobre todo, enorme y noble corazón… ¿qué le había hecho?... ¿Qué clase de embrujo?, que le había desnudado el alma, que le había hecho dudar.

Se aferró con aún más fuerzas a la chica, dejando escapar una silenciosa lágrima que fue a dar a la falda de la esta, quien le asía a ella, al tiempo que le acariciaba la cabellera y con suave y apacible habla le iba calmando su atormentado corazón. Se separó de ella solo para acercarse a sus labios, rozándoles con devoción, sintiendo como dentro de si ese contacto se transformaba en vida.

Kagome sintió su cuerpo estremecer para luego caer en un extraño letargo, sintiéndose liviana y al mismo tiempo completa. Inuyasha volvía a apoderarse de sus labios, pero esta vez con algo de pasión mezclada con esa extraña devoción. Pronto las manos de Inuyasha se encontraron en desventaja ante sus labios que probaban los codiciados de la mujer, sus manos entonces rodearon el rostro de la joven, acercándolo aún más al suyo, haciendo más íntimo y profundo el beso, intensificándole.

Kagome dejó escapar un leve susurro que no fue entendible para ninguno de los dos, en verdad no había deseado decir nada, pero su corazón, su corazón latía tan apresuradamente, y en esa premura había dejado escapar palabras ilegibles. Kagome entonces entrelazó sus brazos tras el cuello del joven, sintiendo como su cuello era acariciado con constancia por las manos de Inuyasha, como sus cabellos eran mimados con insistencia, sin ya saber bien que era lo que hacía su cuerpo, pues actuaba con órdenes directas del corazón. Dejó que aquel beso lo dijese todo, mas separándose ambos tras de unos segundos, viéndose a la cara, con la respiración agitada, los palpitares acompasados en su vaivén apresurado. Kagome entonces sonrió, besando la comisura de los labios del muchacho y luego poniéndose de pie.

-Debo regresar a casa- murmuró, aún sin poder normalizar por completo su respiración y delatada en lo entrecortado de sus palabras. Inuyasha sólo asintió, poniéndose de pie también. Caminó junto a la joven hasta la puerta de entrada, hasta llegar al umbral, despidiéndose de ella con una mirada cargada de un peregrino sentimiento en él. Ahora lo sentía evidente… amor.

Kagome se acercó al joven para abrazarle, ocultando su rostro tras de sus cabellos.

-Te amo- susurró, al tiempo que ambos corazones parecieron paralizarse. Inuyasha de la impresión, y ella de asombro por el brío que había tenido su ser para decir aquello…

Se alejó sonrojada, agitando su mano en señal de despedida. Inuyasha correspondió al gesto aún atónito y algo torpe, para luego entrar a la mansión y dejar su corazón retomar su palpitar… se sentía inmensamente bien, feliz... se sentía vivo.

Volvió sobre sus pasos, encontrándose con una sonriente Haru en el lugar. Esta parecía decirlo todo con su sonrisa pícara, pero al mismo tiempo tenía una mirada cargada de satisfacción. Pese a que sabía que su hijo Sesshomaru tenía interés visible por la joven, siempre había tenido un cariño especial por Inuyasha, sabía que este guardaba un corazón sensible tras de un arrogante aspecto… y tenía claro que aunque no sabía que había ocurrido en ese despacho, esa arrogante coraza había terminado por ser deshecha y Kagome había logrado sacar a relucir el afectivo e impresionante corazón que Inuyasha guardaba celosamente de todo aquel que le rodease.

-No hagas ningún comentario- Avisó el chico, tratando de mostrarse serio pero sin poder evitar lucir alborozado. Haru sonrió y negó al mismo tiempo.

-No diré nada-

Inuyasha entró entonces al despacho, tomó la katana y la dejó en su lugar. La miró nuevamente con visible admiración pero con cierto cambio en su mirada. Algo estaba pasando en él, algo cambiaba, y le hacía sentir satisfecho.

Caminó de regreso, pero antes su mirada se fijo en un papel tirado en el piso. Lo recogió notando se hallaba doblado por la mitad, le desdobló y su semblante apaciguado y gozoso cambió por un semblante cargado en ira y dolor. Algo llamado celos le estaba carcomiendo al leer la nota dulcemente dirigida a Kagome y firmada por Sesshomaru… ¿ella había estado allí luego de haberse encontrado con su hermano?... ¿acaso ella pedía que no jugasen con su persona, pero por el contrario ella estaba jugando con él? … la felicidad le había durado muy poco y sabía que si no lograba oír por ella misma que sus dudas recién infundadas eran falsas, los celos aquellos le terminarían matando, mas no… -"en ese minuto ella negaría todo"-pensó molesto y al mismo tiempo guardando un sentimiento de decepción que le iba abatiendo por dentro…- "esperaré el momento indicado… cuando no se lo espere… sólo entonces ella no tendrá más opción que hablar con la verdad"- se dijo, al tiempo que aquellos celos nacientes le iban cegando, borrando ese dejo de placidez del que había sido víctima segundos antes, cambiándolo por desconfianza y desazón.

Fin Capitulo Doce

¿Cosa mía o este estaba más largo?, apuesto que son ilusiones mías, bueno ¿Qué les pareció?, si, ya de aquí empezaba a surgir otro hecho en la historia, espero que les halla agradado este capitulo, bueno ya saben criticas, o opiniones, estaré contenta de recibirles, sugerencias, lo que estimen conveniente.

Gracias por adelantado a quienes hallan leído este capitulo ::reverencia:: no saben lo importante que es para mí.

Ahora las respuestas a Review n.n (cambie de carita de alegría, la otra no la acepta)

Coolis- Jessy preciosa, de verdad que cada vez que actualizo y recibo tu review me dan enormes deseos de darte un gigantesco abrazo. Si, ya les tocaba, no podían quedar fuera de escena, aunque aquello me trajo varios problemas ::cara de enferma:: es que no sabía como proseguir tras esto. Verás, este capitulo volvió a la pareja de Inu/Kag, espero que te halla gustado amiga y gracias por el review y el apoyo constante ToT.

Yashi- Gaby ToT sis, que review más largo y lindo, Sayo lo leerá por el resto de sus días con la mayor de las sonrisas en su rostro. Pues y es que primeramente, lo referente a la esperanza, es algo totalmente inherente en ti, por lo menos es lo que siento y irradias a tu sis aquí, y no sabes como necesito de esta; si es tu hija, y es como tu, el nombre hará gala de aquello que transmite, así que es una buena opción. Y en cuanto a lo de la ayuda, me ayudaste demasiado con este fic, sumemos que no solo me ayudas en cuanto a mis horrores ortográficos y las falencias múltiples que puedo llegar a tener, además, me ayudas al hacerme confiar en mí. Te quiero mucho sis.

La miko de hielo aome- Pues esta bien, entonces me toca ahora a mi ::toma a Kirara:: ¡linda!. Gracias por tu opinión, pues espero que este capitulo te halla agradado.

Dark-mitsuki-chan- Saluditos a Yashi? (mira sis, es esta chica la que halla lindo tu fic ::Sayo orgullosa de su sis:: ), Y bueno, al contrario, gracias a ti por tu apoyo, a ti y a tus amigas, la verdad fue una sorpresa para mi vuestra opinión y al mismo tiempo fue una fuente de alegría y ánimos. Y creo que eso de los universos alternos, ustedes escriben muy bien, yo creo que harían unos muy maravillosos que me encantaría leer.

Kattycap- ToT Buaaaaaaaaa, ¿murió? No la conocí y murió, pero igual lloro, lo de… no diré por que, jeje, solo son locuras mías. Tu comentario de las locas me fascino :: sonrisa gigante:: de hecho si soy algo loca ::gota:: y sigo escribiendo. Seriamente, gracias por tu apoyo, mil gracias.

Aio- ¡Primi! :: cae un tomate dirigido a Aio, pero termina sobre su futuro esposo, ante la mirada incrédula de Sayo:: ¿quien fue? ::abre un papel que venía en el tomate:: Tuga no gusta de este fic. Ya vez, "Tuga" no me apoya. Primi ¡yo también te quiero mucho!, creo que tu review ha sido el que más simpatía me causo, y es que, a mi me sucede similar cuando leo tus fics. Hey, era broma lo de Tuga, este, no quiero tener una tortuga en casa Y.Y. Gracias por tu opinión primi, y por tu cariño y apoyo, eres mi primi linda ::abrazo:: te quiero mucho.

Kagome-chan51- Al contrario, gracias a ti por tan grata opinión, la verdad es que, soy imaginativa, eso lo reconozco, pero me han dicho que la ocupo para mal ::gota:: pues por lo mismo, más gusto me da tu review. ¿Uno de los que más te gustan?, pues por lo mismo, vuelvo a agradecer, de verdad, nunca pensé que pudiesen tener ese tipo de comentarios, siempre he hallado mediocre mi escritura y mi redacción, de verdad a mi me falta mucho, pero vuestra opinión me hace sentir que quizás voy en progreso ::mega sonrisa:: gracias por el apoyo.

K-gome- espero que estés mejor. La verdad es que uno tiende a tener ocasiones en que la melancolía sin sentido o quizás con sentido se introduce en el ser, y es que uno tiene emociones. Bueno, espero que este capitulo te halla gustado y, continuación cuando aparezca el final difícil, ya verás por que. Más muchas gracias por tu bondadoso apoyo y sugerencias. En cuanto a tu final… ¿actualizas pronto? ::carita de suplica::

Chi- o gracias Chi, la verdad es que capítulos más largos, como que no prometo nada, es que por más que trato tiendo a dejarles al mismo largo, en cuanto a final, falta bastante, es que quizás este sea el fic más largo que haga, espero que te halla agradado el capitulo y gracias por tu review en este y en el otro ::reverencia:: muchísimas gracias de verdad.

Kagome-chan122- ToT gracias, de verdad es un gusto que la historia te parezca, por lo mismo te agradezco montones el apoyo. Espero este capitulo sea de tu agrado, lo de Miroku y Sango quedará al aire, pero se retomará más adelante. ¡Gracias por el review! ::sonrojada:: pos, si, me gusta escribir o tratar de hacerlo.

Kisuna- ::Sayo salta a abrazar a Kisuna:: oh gracias amiga, eres demasiado dulce, la verdad es que, no había notado el número O.o. Y sobre todo, gracias por tu opinión, aquello que dijiste en esta, te juro que casi grito de la emoción, por que la verdad deseaba que se percibiese así, gracias, mil gracias amiga y... como no gustarme tu fic, si ya lo he dicho, las descripciones, ambientes, personajes, historia, trama, demasiado para mi, de hecho admirado para mí. Admiro como escribes ese fic, por eso me gusta y le tengo gran cariño. :: Sayo sonríe:: aplacare aquellos miedos, gracias por todo amiga. En cuanto a lo de las separaciones, te agradezco el aviso… ¿si me las borra esta vez me lo explicas?

Daniels- Maldito, ya me puse a llorar denuevo, ese día también lo hice, esa frase significaba mucho para mí ::suspiro:: gracias por recordármela mi buen amigo, y también por haberme acompañado ese día, de verdad estaba algo temerosa ::abrazo:: y… no soy melosa ¬¬ ¡hasta cuando con lo mismo!. P.D- Pues sigo compartiéndolos con mi mejor amigo, por que ¿estas leyendo esto cierto? ::guiño:: deja de reclamar, niñita.

JKRanIV- Oh gracias por tales elogios del fic, al contrario, a mi me honra el que me hallas leído. En cuanto a los personajes, pues si se hacen dulces, pero Kikyô no es tan mala, bueno, es que, después :: Sayo enredo:: Espero este capitulo te agrade. P.D- sigo siendo intento de autora, ¡tu eres autora!. Yo envidia sana ::sonrisa::

Kala- Okaa ::Sayo brinca por todo FF:: mi okaa me dejo review, mi okaa leyó, y Sayo esta más feliz que nunca :: se golpea en la escalera:: auch, debo tener más cuidado ::risa:: Okaa de verdad le gusto?, le pareció que expresa?, cree que voy bien?, quiero saber que le gustó, que no le gustó, que cambiaría, todo. Y quiero saber cuando actualiza ¬¬ ::gota:: Y quiero darle un abrazo y las gracias por sus palabras, por su consejo, y por ser mi Okaa.

Leidy- yo esperaré, y de hecho, no sabes el asombro y alegría que me causo ver tu review, es que de verdad ¡cuanto tiempo!, pero te juró que la alegría fue demasiada, espero que cuando puedas también sigas con tus escritos, y me encantara saber tu opinión a futuro y sobre todo, saber de ti amiga. Un beso gigante.

Cinty Potter de Azakura- Yo también me quedo muda a veces, Gracias por tu efusivo comentario ::sonrojada:: espero que este capitulo sea de tu agrado, y muchísimas gracias por tu opinión, de verdad me pone muy contenta.

Asumi- chan- amiga, respuesta larga, pues, Inu ayuda, después de todo esta algo movilizado por cupido, pero ya pienso poner color de hormiga las cosas, jeje, seriamente has acertado media a media, no con Sango, bueno, eso lo leerás después y tampoco casado, ya sabes algo más, y no habrán cambios. Aunque eso me da por seguro que terminaré muerta cuando escriba el final, espero me sigas leyendo en esa instancia, dejo a tu derecho lo que me hagan ToT. Otra cosa es que espero tengas súper buenas vacaciones, que regreses y actualices y ¡me cuentes como fue todo!. Bueno gracias por el review, y, nos hablamos. P.D- por las veces que utilizaste el te mato en el review, creo que moriré antes de escribir el final mi buena amiga.

Ahora si los dejo o ( al fin ¿verdad?), cuídense mucho y ya saben, golpes ( no muy fuertes XD), tomatazos (Aio esta de escudo O.o), pastelazos (esos los recibo yo o), criticas constructivas, ideas, opiniones varias, lo que apetezcan, a través de un review o por mail (sigo diciendo que quiero ponerlo ¬¬, esta en mi perfil U), les agradezco de antemano ya a quienes han leído este capitulo, si tienen tiempo me dejan un Review con su sincero parecer acerca de este ¿si? (así me ayudan para ir arreglando mi estilo de escritura y redacción)- ¡Un beso y hasta pronto si Dios quiere!.