Primeramente, permítanme pedirles una enorme disculpa, sé que demoré demasiado tiempo en continuar este fic, eso aún teniendo más de un capítulo ya redactado, sin embargo, el tiempo, las situaciones y a la vez la inseguridad máxima que me tocó acompañaron a mi usual cobardía, por mismo, este fic quedó allí, sin una actualización, cometiendo yo, lo que considero una falta de respeto para quienes seguían el paso de este fic, a todas esas personas, permítanme por favor decirles y pedirles de corazón un- Perdóneme- Sé que muchos seguramente ya no leerán, comprendo totalmente aquel preferir de ustedes, yo pensaría igual, sin embargo, y si alguien se aventura a hacerlo, les pido continúen leyendo, no es un gran fic quizá pero, estaba hecho con cariño, y sobre todo se los pido por un tema segundo que quería aclarar ahora que actualizo- después de tanto tiempo-
No comprendía antes el decir- estar seca- ahora lo entiendo, por más que trato nada me convence como antes, mi forma de escribir ha variado mucho, ya nada tiene sensación, dejé atrás lo que me agradaba al hacer fics, tratar de plasmar un sentimiento, para volverme metódica y calculadora a la hora de escribir, tan alejado de lo que me agradaba, es por mismo, que sé que este fic no podré continuar como desearía, y es por mismo que quedará en manos de quien si sé puede hacerlo, plasmar un sentir, hacerlo llegar al lector, emocionarle; ella es su madrina- Gaby-sis, o muchos le conocieron como Yashi, ella no tan solo me ayudó con mis inseguridades y con opiniones para darle más sentido y vitalidad a la historia, sino también ahora, le devolverá la vida a este fic. Por mismo es que les pediría, si gustan claro, continúen leyendo, ella sabrá darle vida a este, un pedacito de mí, que amé mucho, que tiene mucho de mí, pero que siento esa parte de mí ya no está tan viva, y quizá un día pueda revivir, pero para ello, tal vez deba transcurrir antes mucho tiempo, y sé que ante ello debo hacer lo mejor, y lo mejor es dejarle en buenas manos y corazón, y en mejor corazón no podría dejarle que en aquella que le conoció desde sus inicios, desde su nacer como idea, Yashita.
Nuevamente reitero mis disculpas, perdón la decepción como persona que he podido dar, lo lamento intensamente, y quizá ya de igual, quizá ya fue olvidado, pero ciertamente yo recuerdo, hay tantas personas, algunas lectoras que aún leían, otras que no leyeron más, pero… más que lectoras, muchas fueron amigas, personas que me ayudaron a crecer, lamentablemente la senda que elegí (y que no es que me desagrade) me fue haciendo cambiar, olvidé en cierto modo lo maravilloso que se sentía tratar de plasmar una emoción y no logro recordar como se hacía.
Espero puedan disculparme todas aquellas personas que tanto me ayudaron, se despide con cariño y, esperando si así desean, continúen leyendo de ahora en adelante este fic con una excelente autora, la cual es Yashi.
Sayo-Yukishiro.
Disclaimer: La obra no es mía, eso está de más decir, solo algunas ideas que se secaron en mi mente y.y.
Dedicado a: Todas aquellas personas que me acompañaron, ayudaron y a quienes debo tanto, perdón.
A su madrina y ahora madre. Este fic siempre fue de las dos.
Felices Veinte pequeño… disculpa a ti también, por ser una madre desnaturalizada u.u.
Capitulo Veinte
"El tiempo pasa y algunas cosas cambian"
Inicio- 28 de Julio de 2004; 16 45 hrs.
Como pasaba de rápido el tiempo, si parecía ayer que hubiese llegado a aquel sitio, aquella habitación de hotel hasta ya se le hacía familiar, por lo menos era el único sitio de la cuidad que lo hacía, la mesita de centro se hallaba ordenada, la noche anterior había terminado de realizar los últimos asuntos de la compra... si muy pronto podría llevar a su padre todo lo relacionado con la última expansión de el consorcio empresarial Shikkon- Kagome rió a gusto, se sentía verdaderamente contenta con su labor- Se oyó la puerta, para sin siquiera esperar respuesta entrar aquel joven ojos esmeralda e imponente figura.
-¡Has llegado!- la chica pareció sonreír con aún mayor intensidad- termine- su voz sonó triunfal- justo cuando me acostumbraba a este sitió- hizo un pequeño puchero. Sesshomaru no dijo nada, solo le observo con rostro ineludible, mas tras de unos segundos una sonrisa se marco en sus labios- "Sigue actuando extraño"- pensó con desdén la muchacha, bajando su rostro y volviendo su mirada a la carpeta ya cerrada donde mantenía los últimos asuntos- No entiendo por que actúas así… llevas casi tres semanas, ¿me explicarías que ocurre Sesshomaru?- increpó con visible enfado marcado en su sien que parecía contraída. Sesshomaru se rehusó nuevamente a contestar, solo dando media vuelta. Kagome le detuvo antes que lograse salir- Esa carta era de Inuyasha- su voz sonó levemente acelerada, bajo su mirada- Por favor, dime... ¿ha pasado algo?- El joven solo le vio con tranquilidad, recordaba bien que esta había estado mirándole con fijación el día que recibiese aquella misiva, la había leído con cuidado, para notar que entre las líneas su hermano le daba a conocer algo que el había supuesto- "Naraku había sido... y también Makoto"- agradeció tener ese marcado semblante de sesgo y al mismo tiempo inexpresión, pues sino Kagome con facilidad hubiese descubierto en su rostro gran sorpresa y luego al leer las líneas siguientes, preocupación. Inuyasha le contaba así su encuentro con Naraku y como había estado investigando- "si deseas podemos seguir esta cuando regreses"- había terminado diciendo en la carta.
Había entonces arrugado la carta dentro de su bolsillo, sonriendo falsamente a la joven, se había disculpado, botado la carta en el camino y escrito de vuelta.
Mantente alejado, a mi regreso hablaremos.
Había sido frío y tajante, pero era lo que había sentido, no podría haberle dicho lo preocupado que se había sentido, la verdad eso no era parte de su naturaleza, ni tampoco comentarle de sus días allí... había dado el tema por cerrado y pensado en ocuparse a su regreso... pero Kagome se lo repetía constantemente, más que ahora actuaban como dos amigos de años, quizás no con la compenetración que tendrían dos amigos de mucho tiempo, dado su frío actuar, pero si, se llevaban bien... Sesshomaru en realidad hasta había podido con esta relación calmar su corazón, que se hallaba rebosante con dicha compañía- Aunque jamás lo exteriorizara- sus sentimientos por la joven, había dejado de ser un enamoramiento furtivo- como clasifico este a aquel sentir- pero ahora había algo distinto, había también una amistad fuerte de por medio- que más temor le causaba.
-Kagome- susurró con voz áspera- Por favor, no hablemos del tema, de verdad todo esta bien- la chica le observó, sin creer mucho al parecer, pero aceptando la respuesta, tomo de la mano del muchacho, sentándose junto a él.
-¿Cuándo piensas regresar?- interrogó esta, soltando la mano del Sesshomaru y llevándola a su cabello para retirarlo de su rostro.
-No lo se- su tonó había sonado despreocupado, y de verdad lo estaba, allá ya nada lo mantenía, habían terminado en muy malas conversaciones con su padre y ahora por lo que sabía, Inuyasha se encargaba de todo... ahora el era el hijo prodigio... sin embargo, no le molestaba- para su extrañeza- al contrario, sentía un gran peso salir de encima, su padre podía ser muy manipulador a cambio de obtener algo que deseaba.
-Yo ya llevo mes y medio aquí- Kagome pareció dejar escapar un resoplido, y entonar una sonrisa cansada- Me aburriría mucho aquí sin ti- Sesshomaru sonrió para si, lamentablemente cada vez que un comentario así escapaba de los labios de la mujer, cualquier idea de noble amistad se le iba borrando, hace pocos días estuvo a punto de tirársele encima para robarle un beso- o más- pero su autocontrol lo había mantenido firme... sabía que de actuar impulsivamente Kagome lo terminaría alejando de su vida, aún podía verla a segundos bajar la mirada con amargura, y sabía bien por quien era, extrañamente en la mirada de la joven en aquellos minutos que tórnasele acongojada podía casi ver la imagen de su medio hermano, por muy ilógico que sonara, o quizás era por que el ya sabía bien, que aunque un corto plazo había pasado, ella aún lloraba internamente, o sentía el pesar en su pecho, sin siquiera haber necesidad de revocar recuerdo alguno del causante de aquel pesar en la joven, y así también sabía bien, que quizás debería transcurrir mucho tiempo antes de que aquello cambiase... por lo mismo, prefería mantenerse a su lado, como un amigo.
Y era justo en ese instante en que podía comprobarle, en ese silencio que se había formado entre los dos, sabía que tras de el había un- "me aburriría mucho sin ti, pero lo daría todo por estuviese el"- ella jamás diría algo así, pero el podía ver en esos ojos azules que habían frente a el, que mantenían calladas lagrimas en sus pupilas, el anhelo del alma, por más que lo negará al mundo y a si misma- "lo sigue queriendo igual"- Kagome el observaba extrañada, Sesshomaru estaba ensimismado sin darle respuesta, pero sabía que las muestras de afecto erán algo casi desconocido de parte del joven- Sabes que pienso igual- habló complaciente, al tiempo que retiraba un rizo con sumo cuidado, y volvía a esbozar una de esas mágicas sonrisas que pocas veces podían ser vistas marcadas en el rostro de tan impávido joven.
Al día siguiente de tal calma ya habían tenido que empezar a empacar, pese a que Kagome pidió al joven que de desearlo continuase en el lugar y no fuera causa su persona para un regreso Sesshomaru decidió acompañarle.
-No entiendo- su mirada se había tornado especulativa- ¿Por qué solicitara con tanto ahínco mi regreso?- Sesshomaru solo había encogido sus hombros, la verdad no pasaba respuesta alguna por su mente. Bajo sus verdosos ojos al papel que tenía entre sus manos, releyéndole-
Hija-
Necesito que regreses a casa cuanto antes, pese a que no deseaba mandarte llamar, esto se esta yendo de mis manos... regresa a la brevedad, mando adjunto algo de dinero para el pasaje.
Perdona.
La carta no había sido firmada, y la letra se veía temblorosa, pero era altamente reconocible, en ella el sello al final de la carta de la familia Higurashi y además, la letra alborotada de Makoto, la cual Sesshomaru hubiese visto tantas veces antes en alguna petición o misiva dirigida desde la compañía de los Higurashi, cuando aún tuviese alguna importancia en la empresa de su padre- antes del altercado de la señorita "Kagura"- un ofuscado bufido escapó por sus entrecerrados labios. Observo a Kagome, demasiado absorta en ordenar sus pertenencias...por su puesto que la acompañaría, siempre fue muy perceptivo y aquella carta de Makoto, dejaba muy en claro que una situación apremiante pero dificultosa estaba por acontecer, y el iría para ayudar, además, necesitaba la razón para regresar y ver a su medio hermano, de cuya situación no había tenido noticia.
Ya seguramente erán altas horas de la noche, la negrura del paisaje afuera se lo avisaba, podía sin embargo notar con claridad las luces encendidas en el paraje, sabía que estaban prontos a llegar. Observo a su lado, sentado allí Sesshomaru reposaba dormido, al parecer aprovechando la calma del trayecto.
Habían despedido esa misma tarde a los pequeños, dado que había sido Domingo y tenido el día libre, había pasado a comer malteadas, aprovechando Kagome de intercambiar palabras con Rin, la pequeña había tomado una extraña obsesión por hacerles preguntas y saber todo de ella- Le pareces admirable, me ha dicho desea ser como tu cuando crezca- había comentado Sesshomaru cuando paseaban por el parque, ante el sonrojo intenso de Kagome. Lamentablemente la tarde había llegado, habían dejado a estos en las inmediaciones del colegio y tomado el tren de regreso con cierta tristeza al subir al tren, por lo menos por parte de Kagome, quien aunque no se había habituado al lugar, sentía cierto recelo de dejar a Shippou en aquel sitio- Desde que nos conocimos no nos hemos separado- Justifico la joven, ante la mirada impávida del imponente muchacho.
Todo se veía igual, Sango le recibió casi dando brincos a su alrededor, Kaede también se encontraba allí, al igual que su tía, junto a esta, se hallaba Haru, quien le sonrió ampliamente al verla descender.
-¿Por qué has demorado tanto?- reprochó la prima de la aludida, quien la veía con fija mirada y ojos llenos de lagrimas, luego de eso tiro sus brazos alrededor de su cuello casi haciéndola caer, sin siquiera darle tiempo de responder- "como no extrañar esto"- pensó con alegre sonrisa marcada en su rostro.
Pronto Haru se abalanzaba sobre su cuello también. Sesshomaru bajo tras de la joven, trayendo consigo parte del equipaje, que fue subido al carro por Jakken, quien también estaba presente en espera de su señor- Madre- musitó con gran condescendencia al verla frente a él. La mujer le sonrió dulcemente para luego abrazar con reducida euforia al joven, sabía que este no era muy participe de actos de demostrativo afecto, pero si notó que en su mirada fría también había ese deje de alegría- "si, tu también te alegras de verme"- sabía muy bien descifrar las palabras silenciosas que podían guardar las frías miradas de su hijo, algo insólito, pero que siendo su madre sabía reconocer a la perfección.
Kagome se acerco a donde se hallaban Haru y su hijo, hablando con cierto pesar- Me esperan en casa- deposito un suave beso en la mejilla de Sesshomaru y luego se despidió de igual forma de Haru- Nos vemos pronto- dijo en voz fuerte algo ya alejada batiendo su mano en lo alto y sonriendo con su hermosos ojos azules.
Sesshomaru cerró sus ojos.
-¿Tan difícil se te ha hecho?- Haru le veía con diversión.
-Sabes bien su compañía me es grata- su voz se volvió seca- Necesito ver a Inuyasha- la calma de su rostro había sido perturbada por aquel pensamiento, Haru le vio algo temerosa, sin embargo solo subió junto a el en el carro, esperando llegar a la mansión.
-¿ya te vas?- preguntó la joven de largos cabellos oscuros y sonrisa fría casi inexpresiva. Inuyasha solo asintió. Sabía bien que Kagome llegaría prontamente, lo sabía por que Sesshomaru había avisado su regreso, y contado con quien se había topado en aquel sitio. Su padre no había dado respuesta alguna, simplemente tras la noticia que una dichosa Haru anunciara, había mirado seriamente a Inuyasha preguntándole como iban las cosas de la empresa, este había hecho breve resumen y Inutaisho erguido había dado leves palmadas en el hombro de Inuyasha- Así me gusta- pronunció con fuerza y orgullo, para luego llevárselo junto a el a su despacho. La verdad es que su relación con su padre estaba cada día más estrecha, parecía que el predilecto hubiese sido desde siempre el- irónico sabiendo la opinión malograda que antes profiriese- pero eso en verdad ya no le preocupaba, era el pago a su sacrificio… había logrado mucho frente a lo perdido- "¿verdad?".
-Vamos Inuyasha, solo un segundo- Kikyou sonaba renuente a dejarle ir, era fácil saber razones, quería ver el rostro de Kagome al verlo dichoso allí con ella, aunque dicha fuera el sentimiento más contrario que pudiese reinar en aquella relación, cada día más actuada. La verdad es que el tampoco estaba para ver a Kagome, en cierto punto, le asustaba su reacción al verla, y la reacción que por consiguiente pudiese dar ella.
-No Kikyou- habló con decisión- mañana tengo que venir de todos modos a detallar algunas cosas con tu padre- añadió con entereza. Si por que pese a saber ciertas oscuridades que guardaba el pasado del señor Makoto había decidido seguir su papel de hijo perfecto, haciendo caso a las ordenaciones de su padre de ir fomentando consorcios, aunque eso era solo una parte, por otro lado, iba uniendo ciertas informaciones, sobre todo por que sabía que por el lado de Makoto, pese a ser un implicado, obtendría alguna clase de información sin salir dañado.
Se fue pocos minutos antes de que un auto se estacionara en las afueras de la mansión, Kagome bajo con paso calmo, entrando para notar la sala vacía- ¿mi padre?- preguntó a la anciana.
-Seguramente dormido- respondió con naturalidad- Señorita, la verdad es que desde hace un tiempo la salud de su padre se ve deteriorada- murmuró acercándose a la joven. Sango se detuvo tras de ambas.
-¿quieres quedarte?-preguntó con suplica la de cabellos azabache. Sango asintió-quiero ahora que me cuentes con detalle lo de…- calló al ver a Kaede.
-No me miren a mi- la anciana las veía con cierto disgusto- Yo no quiero escuchar nada ni terminar involucrada- Una sonrisa había cubierto su arrugada cara. Ambas jóvenes sonrieron y subieron escaleras arriba- "Ya mañana me contará eso tan importante por lo que me ha llamado"- pensó la joven al tiempo que subía de dos en dos para alcanzar a Sango.
Rieron de buena gana, Sango imitaba los rostros de Landau al leer por décima vez la carta.
-Pobre- dijo casi sin aire Kagome- me imagino ha de haber estado decepcionado.
-Es verdad, no deberíamos reírnos así de el, ¡pero Inuyasha las hizo esta vez!- se criticó Sango, deteniendo las risas, pero solo deteniéndolas momentáneamente, parecía a punto de romper en carcajadas nuevamente. Sin embargo quedo absorta al notar como en las pupilas de su prima asomaba una fugaz y rebelde lagrima- ¿Kagome?.
-Casi me has arrancado lagrimas de tanto reír- se apresuro en decir la chica, sin embargo ya era tarde para excusas, Sango negaba en tono reprobatorio.
-¿Cuándo piensas hablarme de eso?- Sango ya no guardaba en su voz aquella dulzura que siempre demostraba, sus rasgos se mostraban duros, mantenía los ojos entrecerrados y se había cruzado de brazos.
Kagome dejo escapar un suspiro, quizás de resignación, o quizás tratando de con este resguardar nuevamente dentro de si, el cambio radical que el eco de aquel nombre podía ocasionar en ella, por que al oír hablar de el, su mirada, su voz y sus palabras volvía a su mente con velocidad única, retumbando en su interior, y junto a esto, el sentimiento de vacío volvía a adquirir poderío en su ser, la extraña sensación de que algo se había escapado de su pecho y había quedado con el joven de mirada ambarina, la misma noche en que ella tratando de verse fuerte había forzado una sonrisa y felicitado por su compromiso, siendo que contrariamente su corazón le rogaba corriese a los fuertes brazos del ser amado, suplicándole no le dejara, por que él lo era todo.
-¿Kagome?- Sango le veía asustada. Kagome sonrió sucintamente.
-Quiero que me hables de mi padre- esta vez fue Sango quien exhalo pero con cierto deje de exasperación, pero al mismo tiempo sabiendo que no podía forzar a la mozuela que frente a sus ojos sonreía sinceramente… o era una excelente actriz.
-Ha decaído bastante- el rostro de Sango estaba inconfundiblemente preocupado- al principio actuaba retraído, pero luego decayó de golpe, de hecho, se ve mucho más entrado en edad, creo que algo le aqueja, sin embargo, no lo comenta con nadie- Kagome acomodo frente a Sango, perdiendo su mirada en la pared posterior, llevándose un dedo a la comisura de los labios.
-Debí de apresurarme, o haber preguntado más exhaustivamente por su condición- Sango sonrió lánguidamente, con cierto arrepentimiento por sus palabras.
-Llevas menos de un día y ya te he llenado de preocupaciones- habló Sango, su tono tenía un cierto reproche, pero hacía si misma.
-Es mi padre… pero hubiese sido si se hubiesen dedicado a esconderme aún yo estando aquí- trato de bromear, pero sin lograr borrar la preocupación de su rostro. Más tarde Sango resignada a que Kagome no le daría más detalles decidió dormirse, y minutos más tarde Kagome le siguió el ejemplo- Estoy en casa- murmuro entre sueños, con una nota de alegría y placidez en su antes angustiado semblante.
-¿querrás visitar al pueblo?- inquirió Sango, ya en pie, mientras Kagome terminaba por ordenar sus ondulados cabellos, esta negó.
-Debo hablar con mi padre y luego rendirle cuentas de la nueva sede- sonaba con total normalidad, la verdad aquel trabajo que al principio le parecía tan remoto a su persona, ahora podía decir haberle elaborado con total naturalidad, como si hubiese sido realizado para su persona.
-Ya veo- un dejo de decepción cruzo su voz- Entonces iré a ver a Miroku, ¿nos vemos luego si?- Despidió Sango saliendo de la habitación. Poco después Kagome golpeaba la puerta del despacho.
-No esta en casa, ha ido a reunión con Naraku- la voz seca provenía de tras de si, era indiscutiblemente la de su hermanastra.
-Ya veo- cansinamente Kagome volvió en sus pasos, tomando su abrigo de entre sus pertenencias, seguramente disponiéndose a salir.
-Aun no me felicitas- Kikyou le había seguido y le hablaba con total naturalidad desde el umbral de su puerta, pero sin poder esconder la dicha que le provocaba restregar en cara de su media hermana su "triunfo".
Mordió su labio inferior aún de espaldas a la joven, tratando de retener un grito de exasperación, volteó con calma, ya tranquilizada su reacción.
-Te felicito Kikyou- mantenía la mirada clavada en la de su hermana- espero sean muy felices.
Había bajado la escalera con la cabeza en alto, manteniendo su mirada fija en la puerta que aunque no veía, mantenía en su mente como fuente de poder- "escapar"-su mente se lo repetía como único medio de salvación. Abrió con dificultad, a duras penas pudo alejarse, sintiendo como en su pecho crecía una ira desconocida para ella- "¿Por qué, por que debía recordárselo, es que acaso tanta dicha ocasionaba en aquella su dolor"- una fugaz lagrima cruzo su mejilla, al parecer la recuperación era una idea vaga en su cerebro, por que el dolor era tan o más agudo que antes, la contracción de su pecho fuerte, y sobre todo, el temor de verlo... como temía verlo otra vez.
-¿no han hablado entonces?- Sesshomaru sereno entrecerraba sus ojos.
-Supongo lo haremos esta noche- "¿Por qué Sesshomaru preocupaba tanto por aquella situación?".
Como leyendo su mente Sesshomaru añadió- Me extraña la forma tan brusca en que de repente de la nada tu padre te ha enviado llamar- fijo sus verdosos ojos en la chica quien asentía.
-A mi también- su voz sonó temerosa, la verdad muchas ideas cruzaban su mente, pero seguramente ninguna acertada- Sus razones tendrá.
-Esta noche iré a tu casa entonces- Kagome le observo extrañada, frente a ella Sesshomaru hablaba como si el asunto de ir a su hogar fuese lo más normal del mundo- Quiero me mantengas al corriente- Kagome iba a negar cuando este le detuvo- Iré de todas formas.
Ciertamente, aunque no hubiese estado de acuerdo con la idea, por otro lado, el hecho de que Sesshomaru fuese a estar para hablarle le tranquilizaba, le devolvía cierta calma, que no sabía por que había perdido.
Había tenido la suerte de a su llegada encontrarse directamente con Sesshomaru, sin embargo, al verla allí Haru le detuvo, justo cuando pensaba irse tras haberse despedido, y como si con aquella retención hubiese sido llamada la mala suerte, Inuyasha bajo las escaleras, deteniéndose en seco al ver a la joven.
Parada frente a la puerta, Haru al lado de ella y Sesshomaru con una leve sonrisa en su semblante. Kagome levanto la mirada, allí, a metros de ella, estaba aquel que fuese razón de aquel desgarrador dolor en su interior, esbozo una sonrisa, más por inercia que por acción propia, Inuyasha apretó la mandíbula, y entre cerro los ojos, bajando la mirada, sin devolverle el gesto, volvió a subir escaleras arriba, escapando.
-¡Maldición!- Inuyasha cerraba la puerta de su habitación sin mucha cautela, como le había dolido verla, como le había dolido su sonrisa, como su sola presencia le había hecho odiarse por cualquier acto apresurado, como sus simples ojos azules le habían provocado un resentimiento inmenso hacía si mismo- como me odio- susurró con voz acongojada, con inmenso martirio. Se detuvo luego, nuevamente anidaban celos en su interior, ahora Sesshomaru podía tener su compañía sin ninguna limitación y el en cambio debía quedarse tras de esas puertas, escapando de la mirada anhelada durante esos meses, todo por que había preferido el honor a lo que su corazón a gritos pedía como único alimento.
Abajo, Haru se había detenido a ver a la muchacha, esperando alguna respuesta, no se equivoco, la mirada de la joven pareció perder todo brillo de alegría, tornarse desesperanzada, ahogada, una sonrisa falsamente forzada pareció formarse sobre la anterior, para reforzar el falso sentimiento de calma que trataba de transmitir- No te mientas… a ti no puedes mentirte- le susurró al oído antes de que esta se fuese.
-¿Qué le has dicho?- preguntó con sequedad su hijo.
-Solo la verdad- Haru dio la espalda a su hijo, suspirando levemente, para luego dejarlo solo en el lugar.
Habían cenado y su padre no había bajado, pese a eso sabía que este estaba allí, comió apresuradamente, conteniéndose frente a las fugaces y maliciosas muecas de burla que Kikyou parecía hacerle.
-Tu padre ha pedido que vallas- Kaede parecía nerviosa, alterada, su ya arrugado rostro por la edad, parecía aún más a causa de su contraído semblante.
-Ve Kagome- soltó entre risas Kikyou- Apuesto a que serán excelentes noticias.
Kagome fingió una sonrisa, con gran malestar- "Ella sabe de que trata"- camino tratando de mantener la calma, si Kikyou le decía que era algo agradable, por supuesto que era contrario. Golpeo la puerta, el silencio siguió a este llamado, luego escucho una leve voz- Entre-
Abrió con lentitud, notando frente a ella a su padre, de verdad, se veía demacrado, pero parecía tratar de sonreírle, Kagome trato pese a sus nervios corresponder esta, se abrió paso, al parecer aquella sonrisa no era de alegría sino de nerviosismo, quizás de temor, su padre se ponía de pie, dejando caer papelillos que seguramente durante la espera había estado moliendo entre sus dedos.
-¿Estas bien padre?- preguntó con notoria preocupación. La puerta se cerró tras de ella, la habitación estaba algo oscura, pero pudo notar al volverse, una mirada fría recorriéndole el rostro, y el humo que escapaba de una de sus manos, en las que seguramente mantenía un prendido cigarrillo, abrió más sus ojos, fijando sus pupilas en aquel sujeto para reconocerle, este se acerco a la luz… sus ojos parecían sonreírle con perversidad, ojos rojizos- Naraku.
Término- 30 de Julio de 2004; 18:31 hrs.
