Hola! dejo este mensaje para agradecer a toda la gente que ha seguido esta historia TT, en serio, no pense que fueran tantos, me han llegado mails del palacio de sheik, la misma Roskat me ha dejado reviews pedidiendo que continue aqui (ni hablar de Gannon00 nn)... y pensar que además estan Yaki-chan, chamaco, Alisse, Chibi-Mela-Black Sheep (si recibi el mensaje del Lyn x Sain 3), Karinna, SofiFF, Marth Mt... y algunos más en Obviamente, no me puedo olvidar de Elhary, su hermana y Yuleen que siempre me dan sus comentarios por messenger

Este es mi primer fan fic de Zelda, como buena fan de Link le he puesto todas las ganas que he podido, estoy agradecida por todo el apoyo que he recibido, nn, a pesar de cometer erores en medio. ¡Gracias!

Lyn, la aprendiz de Link

Capítulo 16: No soy guerrero

Mi corazón esta confundido en este momento, busca una respuesta, un camino corto, que me de a la solución de este problema ¿Por qué los problemas humanos son tan complicados?... Mejor voy, y mato el punto clave... ¿Será lo correcto¿Será la solución definitiva? Los problemas siempre tienen solución, la cuestión, es que sea solución para nosotros...

Lyn estaba atónita... Había explotado aquella pequeña burbuja de tranquilidad que habían creado en su casa. Antes de que Lyn reaccione, su padre, Don Hector, tomó la palabra

- ¿Es verdad lo que dicen jóvenes? - preguntó el Sr. Hector

- Yo no me atrevería a mentirle – dijo Leivan -

- Tú estabas hipnotizado! Has trabajado para Link y su hermana - gritó Sain por detrás - ¿Quieres que te creamos?

- Sino le creen a él – interrumpió Sheik – créenme a mí

Sain miró con algo de desconfianza a Sheik, no le gustaba lo que acababan de decir

- Yo le creo a Leivan – dijo finalmente Lyn – él jamás me ha mentido

Leivan y Sain cruzaron miradas, Sain no estaba muy contento de la gran confianza que le tenía Lyn ha este hombre.

- Lyn – dijo Leivan tomando la mano de Lyn – debes irte, es peligroso... Sophia

- Tú sabes que no voy a huir – dijo Lyn – no debo y no quiero, soy una guerrera ¿me entiendes?

- Pe... - dijo Leivan – pero... ¡Sophia debe estar planeando algo grande¡Realmente quiere eliminarte!

Sain se acercó a la escena con un paño en la mano, levantó una ceja. Sheik lo miraba bastante extrañado ¿Qué planeaba?

- Me disculpas si te interrumpo Leivan – dijo Sain – pero tú y yo sabemos perfectamente que nunca convencerás a Lyn así

Leivan miró a Sain extrañado ¿Qué se veía a meter él? Él conocía a Lyn hace más tiempo que él

- Yo que tú – dijo Sain – la dejo que se quede y se mate sola, igual, lo más probable es que Sophia manda unos asesinos hipnotizados que tiene o algo así

Se podría decir que hasta Nils estaba extrañado con el comportamiento de Sain. Sheik, por primera vez, notó un aire de Gannondorf en Sain...

- Gracias – dijo Lyn a Sain – pero no moriré

Sain miró a Lyn

- Solo prométeme una cosa – dijo Sain a Lyn

- ¿Cuál? - preguntó Lyn extrañada mirándolo

Sain miró a los ojos a Lyn, soltó el paño y puso su mano en la frente de Lyn

- ¿Qué ha... - dijo Lyn, antes de quedarse dormida

- Bueno – dijo Sain mientras agarraba a Lyn y pensaba "es lo único que puedo hacer..." – no creo que los asesinos nos esperen mucho tiempo ¿No?

La Sra. Leila sonrió, sabía que Sain solo actuaba así cuando algo le importaba mucho...

- Yo llevaré a Lyn en la espalda – dijo Sheik – creo que soy el que tiene más fuerza aquí

- Yo me quedaré a distraer – dijo Don Hector – no puedo correr muy rápido, así que seré una molestia para ustedes jóvenes

- Yo me quedaré contigo papá – dijo Nils

- No – dijo la Sra. Serra – tú te irás con los jóvenes, yo y tu padre nos quedaremos, así irán más rápidos

- Yo también me quedaré – dijo la Sra. Leila – yo sé pelear, así que los podré proteger

El Sr. Hector miró a Sain, Leivan y Sheik

-Les encargo a mis hijos – dijo el Sr. Hector – son lo único importante para Serra y para mí, deben protegerlos

- Sí – dijeron Sheik y Leivan al unísono

- ¿No dirás nada Sain? - dijo la Sra. Leila

- Si – dijo Sain como si despertará

Sain estaba pensando, como que proteger a Lyn era algo muy difícil para él. Comparado con Sheik y Leivan, era el más débil, además él se estaba dando cuenta de que no era un guerrero realmente... La misma Lyn peleaba mejor que él ¿Cómo iba a protegerla?

- Darunia los recibirá – dijo Don Héctor – no creo que tenga problemas

- Lo sé – dijo Sheik – gracias por todo Don Hector

- Gracias a ti joven... - dijo Don Hector

- Yo te llevo en mi espalda Nils – dijo Leivan – no creo que corras más rápido que nosotros 3

A Nils no le gusto mucho eso, pero acepto finalmente, no quería correr. Sain dudaba si podía mantener el ritmo de Leivan y Sheik, pero no le quedaba otra. Empezaron el recorrido a la ciudad Goron.

- Ya es hora – dijo Sophia – vayan mis asesinas...

Correr, corre... El tiempo no es eterno en este momento, porque si nos demoramos más darán con nosotros. Sain casi no podía mantener el ritmo de Leivan y Sheik, estaba desfalleciendo, su orgullo era lo único que lo mantenía vivo. El orgullo que había heredado de su padre y de su madre.

Sain no entendía porque no podía ser buen guerrero ¡Su padre y su madre venían de familias de guerreros! Eso se veía en Link, Link tenía habilidad para cualquier arma, una reacción rápida para atacar en cada momento. Su padre fue conocido por combinar la magia con una gran habilidad con las armas... ¿Por qué no pudo heredar la habilidad de cualquiera de los dos? Había estado pensando esto desde el día su último día en Gerudo, cuando Lyn le pidió que lanzara una magia mientras ella lo cubría.

Empezó a ver borroso, se tapó los ojos con su mano, se detuvo.

- Sain! - gritó Sheik - ¿Estas bien?

- Continúen sin mi – dijo Sain – yo los alcanzaré más rato

- Escóndete – dijo Sheik – si es que te encuentran, te interrogaran... El cementerio de Kakariko esta cerca, no es el lugar más lindo, pero nunca te buscaran ahí

- Sí – dijo Sain

- ¿Puedes llegar? - preguntó Leivan

- Es cerca... - dijo Sain jadeando – voy caminando

Abiertas fueron las puertas de la casa de la Sra. Serra y el Sr. Hector, dos mujeres entraron con decisión. La Sra. Leila levantó su mirada hacía ellas

- Impa ... - dijo la Sra. Leila – Nabooru...

Difícil estaba la situación. Los ojos sin brillo ni sentimiento hacían notar el estado de las dos: Estaban bajo el poder de Sophia. La Sra. Leila nunca pensó que Sophia mandaría a tan buenas guerreras. Al notar el silencio de las dos, la Sra. Leila decidió seguir la conversación

- ¿Para qué han venido? - dijo la Sra. Leila

- ¿Dónde esta Lyn? - dijo cortantemente Impa

- Lyn... - dijo la Sra. Leila – salió con sus amigos... oh, se me olvido preguntar donde ¿Le dijeron a usted Sra. Serra?

- No – dijo la Sra. Serra – como iban con el joven Sheik no me preocupe

- Déjense de idioteces – dijo Nabooru levantando su espada hacía Leila – tenemos ordenes de eliminar a cualquiera que sepa algo y no quiera dar información

- Directas – dijo la Sra. Leila – demasiado...

Sain llegó al cementerio, se escondió detrás de una gran tumba que estaba al final. Una señora le había dado un poco de agua del poso, así que se sentía mejor. Sus piernas le dolían, no sentía que pudiera mantener el paso hacía la ciudad Goron.

- Estudiar tanto sentado me ha hecho mal... - pensó Sain

Era la primera ves que Sain admitía que se sentía cansado, antes, solo se limitaba a seguir, hasta que desfallecía.

- ¿Qué pensará mi papá de mi? - pensó Sain – debo ser su gran decepción... lo siento padre... soy muy débil...

La pelea era muy difícil para la Sra. Leila, Nabooru e Impa eran grandes contendoras por separado, juntas eran imposibles. El Sr. Hector se dio cuenta de eso, así que salió de la casa

- Querido, tú no puedes pelear – dijo la Sra. Serra – tu pie...

- Yo soy solo un pacifico herrero – dijo el Sr. Hector levantando un arco – que nunca ha querido pelear... solo he cazado con mi arco... pero... sabe que debe pelear cuando debe

Un gritó muy fuerte salió de Don Hector en ese momento, apuntó hacía Impa. Lanzó su flecha. La flecha rozó al lado de la cara de Impa, la cual casi no pudo esquivar. Gracias ha esa flecha, la Sra. Leila pudo dar un respiro y atacar directamente a Nabooru

- Querido... - dijo la Sra. Serra

- Ve al cementerio... – dijo el Sr. Hector a la Sra. Serra – ahí guarde una espada que quería darle a Lyn cuando terminara su entrenamiento... no creo poder dársela, así que...

- Hector... - dijo la Sra. Serra

Ella miró hacía Impa, la cual los estaba observando

- Ve! - gritó el Sr. Hector

La Sra. Serra empezó a correr, Impa notó eso. Corrió hacía ella, Pero una flecha paso al frente de sus narices.

- No te dejaré que la sigas – dijo el Sr. Hector

Casi no podía darse cuenta de eso la Sra. Leila, Nabooru y ella estaban cruzando espadas. Chispas y chispas, ver el movimiento de ella, predecir el otro.

Sain miraba el cielo¿Qué estaría pasando ahora¿Por qué estaba nublado el cielo?

- Lyn... - dijo Sain - ¿Por qué tú?

Impa miró al Sr. Hector, se acercó a él.

- No quería hacerle nada a un lisiado – dijo Impa – pero si usted insiste

Otra flecha fue lanzada, pero esta ves toco la ropa de Nabooru empujándola hacía el suelo, dejándola aturdida.

- ¡Protege a Serra! - gritó Don Hector a la Sra. Leila, mientras era atravesado por una daga que tenía Impa

- Idiota... - dijo Impa

En su último aliento, Don Hector tomó el brazo de Impa.

- No te irás... - dijo mirando a Impa, la cual la veía cada ves más borrosa

La Sra. Leila respiró profundo y corrió para alcanzar a la Sra. Serra.

- Maldita sea... - dijo la Sra. Leila

¿Qué estará pasando ahora? Cuando uno esta solo, el tiempo parece inerte, parece nada... Parece como si uno fuera el único existente en este mundo. Sain tenía la mente en blanco en ese momento, se había cansado de pensar... Pensó que quedarse ahí, hasta que todo pasara, seria lo mejor que podía hacer.

¿No es más fácil así? Darse cuenta que uno hace tan poco, que lo mejor es retirarse del camino y dejar que los que puedan hacerlo lo hagan. ¿No es mejor? La rabia de no poder hacer nada, te lleva a darte cuenta de eso. Si uno quiere a alguien, a veces es mejor retirarse de su camino.

- ¿A donde vas? - preguntó la Sra. Leila a la Sra. Serra

- Al cementerio... - dijo la Sra. Serra – a buscar la espada de Lyn...

Pero... El sentimiento de culpa, de no hacer nada te invade el alma... No, es mejor así, si es que salía del camino era mejor.

- Por aquí debe estar – dijo la Sra. Serra

Sain despertó al escuchar eso, se estaba quedando dormido

- Yo cavaré – dijo la Sra. Leila

¿Qué hacían aquí? Sain no entendía, podía preguntarles... No... Aun no era capaz de decirle a su Mama Leila que era un inútil. Decidió quedarse ahí.

- ¡Aquí esta! - gritó la Sra. Leila cuando la desenterró

La funda era hermosa, se veía que estaba hecha por el herrero real. Tenía unos símbolos de la trifueza y las 3 diosas talladas en metal. La Sra. Leila no pudo evitar mirar aquella funda. Al tomar la espada, notó que era muy liviana, demasiado. Quería verla, pero no podía... El tiempo no le daba.

- Dásela a Lyn – dijo la Sra. Serra – Hector la hizo para cuando ella terminará su entrenamiento con Link... ninguno de los dos pensamos en el momento que llegaron en joven Sheik y el joven Leivan que la necesitaría... Pero, viendo que la situación esta como esta... no nos queda otra que mandarle la espada

- Pero usted... - dijo la Sra. Leila

- Soy solo una artista – dijo la Sra. Serra – en estas situaciones soy inútil... pero, esto es lo que puedo hacer

Detrás, aparecieron Impa y Nabooru. La Sra. Leila las miró, levantó su espada, sin soltar la de Lyn.

Sain solo escuchaba como espadas se cruzaban, se tapó los oídos, pero igual escuchaba.

- ¡Sra. Serra! - gritó la Sra. Leila, mientras Nabooru la atacaba e Impa caminaba hacía la Sra. Serra

- Por favor... - dijo la Sra. Serra – Din, Farore, Nayru... cuiden a mis hijos

Un grito ahogado escucho Sain, era la Sra. Serra, este respiraba profundo ¿Acaso podía hacer algo¡Su madre estaba sola! Debía, debía ayudarla

"Link tenía a La Sra. Leila en sus brazos, ella estaba inconsciente

- Perdió porque fue a defenderte – dijo Link, mirando a los ojos de Sain – al verte caer... como cualquier madre"

Aquella escena paso por la mente de Sain como un relámpago. Él, intentando hacer algo... había sido la razón de que su Mama Leila perdiera. ¿Acaso ahora iba a ser diferente? Se detuvo. No, no iba ha ser diferente ¿Qué podía hacer en ese momento? Nada... Absolutamente nada...

Respiros, espadazos... Otro grito de aliento... Sain se tapaba los oídos, cerraba los ojos, no quería escuchar, no quería saber que no podía hacer nada... En cierto momento, todo quedo en silencio. Sain se levantó.

El cementerio estaba en silencio, una brisa paso por el pelo de Sain, mientras sus ojos se llenaban de desesperación y lágrimas. Su mamá Leila estaba en el suelo, se acercó a ella, la tocó. De su boca salía sangre, su pecho estaba rojo, sus ojos vacíos, su belleza opacada por el susto de un golpe repentino.

- Mama Leila... - dijo Sain

Sain se tapó los ojos, sus manos se humedecieron inmediatamente. Ahí, sintió una mano en su hombro, era la Señora que le había dado agua.

-Joven... lo siento... yo no pude... - dijo la Señora

- Lo sé... - dijo Sain entre sollozos – yo tampoco...

La Señora tomó la espada de Lyn, la cual estaba al lado de la Sra. Leila

- ¿Conoces a la niña Lyn? - dijo la Señora

Sain afirmó moviendo la cabeza.

- Ella debía darle esto –dijo la Señora a Sain – yo soy muy vieja como para ir a buscarla... Pero tú eres joven, puedes ir...

- Pero... - dijo Sain

- Yo me encargaré de enterrar los cuerpos – dijo la Señora

Sain se levantó, tomo la espada.

- Esta bien – dijo Sain – debo... ir a dejarle esta espada a Lyn

Mientras Sain empezaba a correr y salía del cementerio, un brillo azul salió de aquella señora. La cual, en ves de una vieja, era una joven de esplendorosa belleza

- Las diosas no pueden ayudarte más joven – dijo la Señora – los seres deben cometer sus errores... Para saber que pueden hacer más...

Movió una mano, e hizo una tumba para la Sra. Leila y la Sra. Serra

- Pero, el precio puede ser muy caro – dijo la Señora – muy caro...

Fin del capítulo

En el siguiente capítulo

Sheik, Leivan, Lyn y Sain discuten sobre la situación. Lyn quiere salvar a Link a toda costa, pero nada es seguro, es más fácil matarlo que salvarlo. ¿Logrará Lyn convencer a todos de que hay que salvar a Link¿Lograrán encontrar alguna manera¿Qué dirá Lyn al saber lo que paso con sus padres? Todo eso, espero, en el siguiente capítulo