NOTAS DE LA AUTORA:
Por acá regreso con otro capítulo, que espero les guste…Siento mucho la tardanza pero a veces se me va la inspiración y tardo en recuperarla...Además que le pedí su opinión a mi querida amiga Marisol y tardo un súper ratote en leerlo….
Aclarando los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, son totalmente propiedad de Nobuhiro Watsuki…
Sin más que decirle los dejó con el fanfic…
CAPITULO 11
"Nostalgia, lágrimas y un par de sonrisas"
-Te llamaron del hospital general, vas a hacer tus prácticas allí.
La voz del hombre se escuchaba tranquila, bajó su libro para ver a la joven que entraba cargada de bolsas del supermercado, y que al escuchar la noticia esbozó una enorme sonrisa…
-Me alegro bastante que llamarán por fin, es una buena señal, ¿no lo crees?
-Claro que lo creo – El hombre vio a la joven y se levantó –Déjame ayudarte con eso.
-Gracias – La mujer le dio las bolsas y se fue a sentar al sillón - ¿Ryo te dio problemas?
-Para nada, estuvo jugando un rato y luego se durmió.
-Cuando me fui estaba algo inquieto, pensé que seguiría así.
-Quizás fue que tenía algo de hambre – El hombre se acerco a la joven y la miro, sus brillantes ojos verdes resaltaban en esa cara de rasgos delicados, y su cabello castaño caía por sus hombros en unas ondas que se meneaban en cada movimiento, era realmente bella – Has estado algo atareada últimamente, por todas las cosas nuevas de esta universidad. Probablemente sea por eso que Ryosuke ha estado inquieto, debe ser raro para él que estés tan ocupada.
-Puede ser – La joven sonrió al ver a aquel hombre, la hacía sentirse tan protegida – Ojalá que cuando empiece las prácticas este calmado, ya sabes que para mí es muy importante todo esto.
-Lo sé, me encargaré de que este tranquilo.
-Cambiando el tema – La mirada contenta cambio a seriedad - ¿Fuiste a verlo cierto?
-¿A quién?
-Sabes de quien habló.
-Bueno yo… - Él notó el cambio en los ojos de ella – Ese tema no es algo que vaya a hablar contigo, después de todo, él no te interesa más, ¿no es así?
-Me interesa que no le hagas daño – Su mirada se posó en el suelo – De sólo recordar lo que paso antes de mudarnos…
-Deja de pensar en él y en lo que paso antes de mudarnos– El hombre se torno algo molesto en su voz – No quiero imaginar que estas pensando en ir a buscarlo y darle explicaciones sin sentido.
-No lo he pensado, aunque creo que eso sería lo más correcto. La forma en que ocurrieron las cosas estuvo muy mal, debí hablar con él y lo sabes.
-¡Por supuesto que no! No tenías nada que hablar con ese– La forma en que levantó la voz hizo que la joven sintiera escalofríos – No quiero que te acerques a ese idiota, ¿me escuchas? Es más, te lo prohíbo.
-No puedes prohibirme eso, es lo menos que puedo hacer, después de todo él…
-Él nada – El hombre dirigió su mirar hacia las habitaciones – Será mejor que vayas a ver como esta Ryosuke. Y por favor, no vuelvas a insinuar nada que me haga pensar que deseas ver a ese sujeto.
-Lo siento, no fue mi intención hacerte enfadar – La joven se acercó al hombre y lo abrazó – Te prometo no volver a decir nada de él frente a ti.
-De acuerdo – Él también correspondió al abrazó – Tu encárgate de estudiar y cuidar de Ryosuke mientras estés aquí, yo me haré cargo de lo demás.
Ambos rompieron el abrazó y él volvió a sentarse a leer el libro que antes leía, "La Biblia". Mientras ella se dirigió al cuarto dónde estaba el pequeño Ryosuke, y al verlo, un millón de recuerdos atiborraron su mente, recuerdos que de alguna u otra manera la hacían sentir feliz, pero a la misma vez, triste, y así cómo vinieron todas esas imágenes a su mente, sus ojos se inundaron de lágrimas que no pudo contener…
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-¡Ayúdame a bajar de aquí!
Miro a la niña que estaba en el árbol y sonrió, no tenía idea de cómo había subido y mucho menos de cómo bajaría. Estaba vestida en tonos rosas, tan rosas como las flores de cerezo del dichoso árbol, pero en vez de tener una sonrisa en su rostro tenía una molestia indudable, deseaba bajar y no podía…
-Sólo salta, no te pasará nada.
-Si me pasa, ¡me voy a lastimar!
-Yo te atraparé, tú sólo salta.
-¡Tengo miedo!
-No dejaré que caigas.
La pequeña salto de la rama del árbol y él pudo atraparla, el viento tumbo las flores y en un instante una lluvia de pétalos los cubría, la niña reía mientras él revisaba que nada le hubiera pasado, estaba bien, lo mejor sería comprarle un helado de sirope y llevarla de regreso a su casa, la iba a extrañar cuando se fuera, iba a extrañar a la pequeña Misao…
-Misao…
Vio nuevamente aquel parque, hacía rato que estaba allí, dando vueltas una y otra vez por el lugar, había sentido la necesidad de caminar y que mejor lugar para caminar que un parque, especialmente ese, lleno de recuerdos. Cuando vio ese gran árbol se sorprendió, no esperaba encontrarlo así, era igual que como lo recordaba, y a su alrededor había niños jugando. Pudo recordar cuando él y Megumi llevaban a Misao a jugar a ese parque, siempre saltaba y corría por todo el lugar, era una niña muy vivaz. Cuando tropezó con ella después de tanto tiempo parecía seguir siendo la misma niña inquieta de siempre, él pensaba haber vuelto a ver a Misao-chan como acostumbraba, pero desde hacía unos días había cambiado de opinión. Cuando fue con Hatsumono a la apertura del bar de Yumiko lo último que hubiera esperado fue exactamente lo que miro, Misao esa noche no parecía ser la misma, esa noche se veía como una mujer, una hermosa y fina mujer, que no había pasado desapercibida por él, ni por los demás hombres que estaban en el bar. Esa mañana la había visto con su uniforme del colegio, y se recriminó por haber siquiera pensado en ella como algo más que la pequeña Misao, la niña que tanto le había querido, la niña que había cuidado tanto tiempo, la primita consentida de Megumi, no podía permitirse pensar en ella de la forma en que lo había hecho esa noche cuando la vio en el escenario, por que era verdad, se olvido por completo que a su lado estaba Hatsumono y quedo prendado de la voz y la imagen de aquella jovencita, con esos ojos tan azules, su cabello largo y negro, su piel blanca y de seguro muy tersa, de cómo ese vestido delataba la figura muy bien esculpida de ella…"¡Qué diablos estoy pensando!" Esta situación lo hacía sentir mal, incómodo, no era posible que siguiera pensando eso, debía deshacerse de esos pensamientos lo antes posible si deseaba que todo siguiera en su lugar, por que de continuar no podría mirar a Misao nuevamente a los ojos… ¿Pero cómo evitarlo? Ese era el problema, cada vez que intentaba sacársela de la cabeza terminaba pensando cosas más impropias que con las que había empezado…tendría que usar medidas extremas, quizá si seguía saliendo con Hatsumono pudiera dejar de fantasear con aquella mujer de la voz potente, o más bien dicho, con la pequeña Misao-chan…
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Dio un suspiro y movió otra caja, estaba cansada de buscar cosas en la bodega pero no quedaba de otra, se había metido sin permiso y tenía más de dos horas tratando de encontrar algo que le diera una señal o cualquier pista de quien era o quien había sido su padre. Tsubame estaba a punto de darse por vencida cuando algo cayo sobre su cabeza, un pequeño ratón que había resbalado de una caja que estaba sobre una repisa muy alta la sorprendió, dio un pequeño salto puesto que no era una gran admiradora de los roedores, pero luego una idea cruzó su mente: subiría hasta esa caja y la revisaría, tenía un presentimiento de que encontraría allí lo que buscaba. Alcanzó el anaquel subiendo una pequeña escalera y una silla, y cuando llegó a la caja, en un descuido ella junto con la caja cayeron de espaldas. Se levantó y sobó un poco su espalda, "pero que golpe" luego vació la caja sobre los tatamis y reviso todo. Había libros y cosas viejas, supuso que eran cosas de su tío Hajime pues encontró una foto donde estaba su mamá de niña con él, y hubo algo que le llamó mucho la atención, había un libro forrado con papel de color rojo y tenía una inscripción con tinta dorada al frente "Ya&Ha". La curiosidad le ganó y abrió el dichoso libro, en las primeras páginas había dibujos y unas especies de cartas y poemas, y repentinamente hubo algo que capto su atención, haciéndole olvidar lo que la había llevado a descubrir ese libro, la foto tenía una inscripción abajo:
"Ume no mi mo
irozuku koro ya
satsuki ame…
aishiteru Hajime-kun!
Y en la foto estaban sobre un puente su ojisan y una mujer que se le hacía conocida, una mujer que le recordaba a su tía Tokio pero que no era ella, esta mujer al parecer era alta, pelo negro y piel blanca, parecía una muñeca de porcelana, eran una bonita pareja…Quizá si se llevaba ese libro… Acomodó lo que pudo de la caja y luego metió el libro en una bolsa que encontró y salió de la bodega…Después con mucho cuidado se dirigió hasta la cocina y se aseguró que su mamá y su tía siguieran ahí, luego se fue a la sala y guardo todo en su mochila, ya tendría tiempo en su casa de revisar bien ese libro y de recordar quien era esa mujer…
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No podía creer lo que estaba escuchando, ¿acaso era cierto lo que Yumi decía? Desde hacía varios días les había comentado que la gente que asistió a la inauguración había preguntado por ellos, pero jamás se imaginó que a Yumi se le ocurriera una idea tan…bueno tan…tan descabellada por así decirlo…
-¿Y qué piensan ustedes?
-Pues por mí no hay problema one-san – Soujiro sonrió como acostumbraba – Pero es mucha responsabilidad y no sé si…
-Ustedes sólo se encargarían de conseguir al resto y ensayar, por lo demás no se preocupen.
-Pues…de acuerdo.
-Espera un momento – Misao no terminaba de asimilarlo - ¿Y mi opinión qué? Yo no sé si esté lista para esto, es decir, en mi vida había cantado frente a alguien, y ahora resulta que estaré en una banda. Además no creo que a otusan le agrade la idea.
-Si eso es lo que te preocupa, mejor olvídalo – Yumi la miro – Yo me encargó de Saito-san.
-No es sólo eso, ya te dije que no estoy segura.
-Misao anda – Soujiro tomó la mano de Misao – Será divertido, además, será sólo los sábados.
-¿Y los ensayos? – La chica estaba indecisa, la idea le atraía pero eso no era suficiente – ¿Y el resto de la banda?
-De eso no te preocupes, si quieres yo lo hago, pero acepta.
-Soujiro yo no estoy segura.
-Piensalo Misao – Yumiko trataba de convencer a la pequeña – Eres buena en esto, yo misma miré lo mucho que te divertiste cantando.
-Bueno en eso tienes razón, pero yo… - La jovencita se quedo un minuto en silencio – Esta bien, lo haré.
-¡Genial! – Soujiro abrazó a su amiga – Como te dije, yo me encargo de buscar al resto de la banda.
-Y yo me encargaré de tu otusan – Yumi sonrió – Será divertido que trabajemos juntos, ¿no lo creen?
-Espero.
-Ay Misao – Yumiko se levantó – Bueno si me disculpan debo avisarle a Katsu de esto.
-Yo creo que debo irme también – Misao se dirigió a Soujiro – Prometí a okasan estar en casa temprano.
-¿Quieres que te acompañe?
-Esta bien, sólo si te quedas a cenar en casa, hace como tres días que no vas y todos han preguntado por ti.
-Misao-chan no exageres – Sou sintió un rubor en sus mejillas, sabía que en la casa Saito todos le tenían un gran aprecio.
-De verdad. Quien más ha preguntado por ti ha sido otusan, primero me pregunto que si estabas enfermo y después sacó una teoría muy tonta.
-¿Cuál?
-Que tú y yo habíamos peleado.
-Son todos unos exagerados.
-Vendría bien que se los dijeras – Misao sonrió – Ya vamonos.
-Hai.
Soujiro salió con Misao a la casa de ella, ¿así que todos habían preguntado porqué no los había visitado en esos días? Era algo muy bueno, pensó, era como parte de esa familia, y si las cosas salían como él las tenía planeadas algún día sería en verdad parte de la familia Saito…
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El aroma a café era muy penetrante, odiaba las cafeterías pero allí estaba en una, sentada esperando a que Kenshin llegará, le había pedido que se vieran en aquel lugar, cada día que pasaba ella estaba más segura, sentía algo muy especial por aquel hombre. Desde la noche de la apertura del bar había estado algo evasivo, y en las clases no le prestaba mucha atención, hasta que le pidió que se vieran en aquel lugar, podría jurar que él iba a decirle algo importante. Cuando lo vio llegar una sonrisa lleno su rostro, se veía muy guapo con ese atuendo, llevaba unos pantalones en color negro y una chaqueta guinda, realmente no podía apartar sus ojos de él…
-Kaoru, me alegró de que hayas venido.
-Bueno pues… ambos estamos ya aquí.
-Así es.
-¿Y para qué querías que viniera? – Kaoru estaba nerviosa, era todo demasiado bueno.
-Pues yo…Necesitaba que habláramos.
-¿Hablar sobre qué?
-De nosotros.
-¿De nosotros? – Los oídos de la chica parecían jugarle una broma, ¿acaso Kenshin había dicho "de nosotros"?
-Eso dije, de nosotros – El pelirrojo vio a la chica unos segundos, era tan linda – Escucha últimamente tu y yo…bueno pues han sucedido ciertas cosas que… Pues tú sabes…
-Si…lo sé.
-Bueno, pues…es necesario que aclaremos algo…
-¿Aclarar? –Eso no le sonaba nada bien a Kaoru, ¿qué estaba pasando?
-Bueno escucha…lo que pasa es que… la otra noche bueno pues…Eres muy linda Kaoru-dono, eso no lo puedo negar, pero las ultimas ocasiones que nos hemos encontrado fuera de la escuela, pues no hemos actuado precisamente de la forma más correcta…
-¿Qué tratas de decirme Kenshin? ¿Qué hemos excedido los límites de "maestro-alumna"? – Kaoru vio como él bajaba su mirada, no podía negar que eso la ponía triste, pero después de todo ella sabía que en algún momento él iba a decirle eso – Si eso es lo que tratas de decirme olvídalo, después de todo yo estoy en el último año, y bueno, si esas actitudes de las que hablas se empezaron a dar, pues creo que si esperamos un poco…digo…yo creo que eres un hombre muy apuesto, y me gustas mucho, y si yo a ti…
-Kaoru es más que eso – Kenshin miro a Kaoru y no pudo evitar perderse en sus ojos azules – Si fuera sólo eso no te lo diría en estos momentos…por que bueno… tu también me atraes pero…
-¿Pero qué?
-Kaoru lo que pasa es que yo…bueno yo…
-¿Tú qué? – empezaba a sentir angustia y desesperación ante las palabras de Kenshin.
-Soy casado, Kaoru-dono.
La joven se quedo estática por un momento, ¿había escuchado correctamente? ¿casado? No podía ser, eso no podía ser…pero si él le había dicho que se sentía atraído por ella, y las veces que ella lo había besado él no se había negado…y ahora resultaba que estaba casado… ¡Casado!...Sus ojos sintieron lágrimas apunto de caer, con torpeza tomó su abrigo y salió lo más rápido de aquel lugar, se sentía ofendida, engañada, y encima una mala mujer por estar enamorada del esposo de alguien más…
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Megumi dio un suspiro y se sentó, estaba realmente cansada. En la mañana había asistido a una reunión en el colegio de las niñas, al parecer Ayame estaba teniendo problemas con otra compañera y la maestra la suspendió durante dos días. Luego llegó a casa y no encontró a nadie excepto a su tía Tokio furiosa y tres obres provenientes del banco, el primero de su tarjeta vencida, el segundo de un adeudo por su camioneta, y el tercero de una petición de préstamo, que necesitaba, para mudarse negada. Seguido de eso volvió al consultorio y se encontró con qué tenía que llenar unos papeles sobre una pasante, ¡y nadie se lo había dicho! Y para terminar había recibido una llamada de Yumi que le contó que el padre de Ayame y Suzume la había encontrado y le había advertido que había vuelto por las niñas, que sería mejor que "las mosqueteras", como las llamaba, se cuidaran…Era cierto que había días terribles en la vida de la gente, pero esto para ella era una pesadilla, se sentía con ganas de gritar todo lo que estaba pensando y sintiendo en ese momento. Deseaba hablar con alguien pero no podía hacerlo con nadie, sabía que Yumi estaba ocupada y tenía sus propios conflictos, y Hatsumono no la entendería. Cerro los ojos un momento y una idea cruzó su mente, quizá si caminaba un poco se relajaría, eso era lo que más necesitaba en aquel momento. Así que tomó su bolso y salió hacia un parque que le encantaba. Sólo al sentir el viento de aquellos enormes árboles la doctora sintió que empezaba a sentirse mejor, camino directo a un árbol que le encantaba desde que era niña y que aún permanecía de pie, siempre que se sentía agobiada iba a aquel lugar a descansar un poco. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio una silueta parada frente a aquel árbol, parecía que su imaginación le jugara una broma, parecía que estaba viendo a Aoshi-kun cuando la esperaba en aquel lugar, sacudió su cabeza y se acercó al árbol, dejó su bolso junto a la raíz y se dejo caer allí. Estuvo sentada quizá por más de 10 minutos cuando las lágrimas y la tristeza se apoderaron de ella, ¿y si realmente le quitaban a sus niñas? ¿Qué iba a pasar con ella si le arrebataban a esas pequeñas? Había muchas cosas en su contra, no tantas como las de ese sujeto que se hacía llamar padre de las niñas, pero si bastantes: deudas, conflictos con las niñas, vivía en casa de sus tíos…
-Megumi-chan, no llores.
-¿Nani? – Megumi abrió sus ojos cuando escuchó aquella voz, había un hombre frente a ella que estaba extendiéndole un pañuelo. Tenía unos ojos azules y una mirada que la hacían recordar a alguien, y además la había llamado Megumi-chan, nadie le decía chan fuera de sus amigos y familia, y ese hombre…
-Acepta el pañuelo, por favor.
-Arigato – Tomó el pañuelo y secó sus lágrimas, no lograba ubicar a esa persona - ¿Por qué me llamó Megumi-chan? ¿De dónde me conoce?
-Bueno yo… - Vio que él tartamudeaba, y entonces lo reconoció…sintió ganas de seguir llorando pero una ira tremenda aplaco el llanto. Lo hubiera golpeado pero ese no era su estilo…aunque en ocasiones hay que hacer excepciones…
-¡Cómo te atreves! – Alzó su mano y le dio una sonora bofetada llamando la atención de la gente - ¿Quién crees que eres para venir así y llamarme Megumi-chan? ¡Esto es el colmo! ¡No estoy de humor para esto! ¡Mi vida esta hecha toda u n caos para que vengas tú de la nada y me des más problemas! – Ella le arrojó el pañuelo en la cara y tomó su bolso - ¡Quédate con tu estúpido pañuelo, no lo quiero! ¡Y será mejor que ni te pares en mi casa! ¿Entendiste?
La mujer salió enfurecida del lugar, más lágrimas bajaban por su rostro, ahora su mente estaba peor que antes, realmente necesitaba algo de paz…así que se dirigió corriendo hacia el hospital de nuevo, haría una visita antes de volver a casa y esperaba que eso la tranquilizar
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Esas hijas suyas iban a causarle una úlcera, podía presentirlo. Había sentido deseos de descansar así que salió temprano del trabajo, y al llegar a casa se sintió algo decepcionado; normalmente todas las mujeres de la familia le reclamaban que pasaba muy poco tiempo con ellas, y ahora que podía hacerlo no había ni una sola alma rondando por allí. Su esposa le dejó una nota, seguía ayudando a Tae con la fiesta de Tsubame y se había llevado a las niñas, y de sus hijas no tenía idea. Supuso que Kaoru andaría con Kamatari y que Misao estaría por allí practicando algún deporte. Por Megumi no se preocupaba, sabía que estaba en el hospital trabajando, al menos en ella podía confiar. Debido a tanta soledad en la casa llevaba rato viendo las fotografías de la pared, en todas parecían ser una familia feliz, pero las apariencias la mayoría del tiempo engañan. Vivir en aquella casa enorme, y tener todo lo que tenían quizá ayudaba a su esposa a sobrellevar aquel matrimonio cimentado en nada, pero a él esas cosas sólo le recordaban lo vacío que se sentía en ese sitio...
-¡Maldición!
El jefe Saito escuchó un portazo y fue a ver que pasaba. Observó a Kaoru corriendo hacia las escaleras y tirando su abrigo y su bolso por ellas, podría jurar que ella estaba llorando…
-¿Kaoru-chan qué sucede?
-¡No quiero hablar con nadie!
Su hija desapareció de su vista más rápido de lo que había llegado. Se preguntó que podría pasarle a esa niña, quizá un capricho, Kaoru solía ser malcriada la mayor parte del tiempo, ¿eso era su culpa? Claro que no, eso era culpa de Tokio y su manera de criar a Kaoru, siempre le daba lo que quería y no le ponía límites, el resultado, otra niña rica que no apreciaba nada mas que a ella misma…
-¿Otusan?
Hajime agitó su cabeza y vio a Misao con cara de desconcierto, ¿acaso las chicas habían salido juntas o algo así?
-Salí temprano hoy – Vio las escaleras y recordó a Kaoru llorando – Misao sabes que le ocurre a tu hermana.
-Ie, no la he visto desde la mañana, ¿ocurrió algo malo?
-Lo que sucede es que entró antes que tú, iba algo alterada y creí que quizá lo sabías.
-Pues no tengo idea, pero si quieres voy a ver que le pasa.
-Eso es una buena idea Misyy-chan.
-Enseguida voy otusan.
Su hija menor subió las escaleras juntando lo que su hermana había tirado. Misao era tan distinta a Kaoru, más sencilla y menos caprichosa, pero si igual de berrinchuda. Eso también era culpa de Tokio, ella se había enfrascado tanto en su hija mayor que no le había puesto tanta atención a Misao como se debía, y la niña había crecido comportándose con poca feminidad y siempre dando problemas para llamar la atención de su madre, pues la de su padre siempre la tenía…
-¿Saito-san?
Ahora Soujiro era quien se asomaba por la puerta, parecía que esos jóvenes se habían puesto de acuerdo…
-Misao acaba de subir a hablar con Kaoru, ¿quieres que le llamé?
-No es necesario – El chico sonrió – La esperaré aquí abajo.
-Es bueno verte por aquí de nuevo.
-Estuve algo ocupado los últimos días, por eso no había venido.
-Me alegra escuchar eso – Saito vio al joven, era casi igual a su viejo amigo Sou – Me imaginaba que tú y Misao habían peleado.
-Para nada, eso no sucederá…no aún… - Un rubor cubrió las mejillas del joven.
-Ya lo decía yo – El hombre rió - ¿Y cuando sabremos algo más de ti y de Misao? Digo, nunca se quita el dichoso regalito ese que le diste, muy buen detalle por cierto.
-Saito-san yo…bueno no lo sé…digo, Misao…bueno ella…
-Tu hija no quiere hablar – Ambos caballeros voltearon a las escaleras para ver a una jovencita algo molesta – Me dijo que no quiere ver a nadie, que no la molestemos.
-Vamos Mis – Soujiro le dio una sonrisa a la joven – Ya que se le pase te dirá que tiene.
-Eso creo – La joven le hizo una señal a Soujiro y ambos se dirigieron a la cocina – Estaremos en el patio por si nos necesitas.
-De acuerdo.
Y se quedo sólo de nuevo, viendo como su hija y Soujiro reían sobre algo que el joven le dijo, no tardaría en estar escuchando a Misao decirles "Me he comprometido con Sou-chan" eso para él sería lo mejor. Estaba a punto de retirarse de ese lugar cuando la puerta se abrió de nueva cuenta, pero esta vez quien entró fue Megumi, vio como guardaba su abrigo y limpiaba su rostro, al parecer ella también había estado llorando…
-Daijobu ka Megumi-chan?
La joven mujer sólo lo miró y algunas lágrimas cayeron de su rostro. Ella era una persona fuerte, y sólo cuando perdía ante algo su sensibilidad estaba a flor de piel. Se acercó a ella y la abrazó, ella se aferraba, parecía estar entre asustada y al borde de un colapso, odiaba verla así, no había nada peor, y de nuevo podía culpar a Tokio. Megumi de vez en cuando lloraba cuando era más pequeña, sentía que era un estorbo en esa casa, más bien Tokio la hacía sentirse de esa forma, y extrañaba mucho a su mamá, él siempre lograba hacerla sentir mejor, le contaba una historia y le preparaba té. Eso la ayudaba.
-¿Quieres qué haga té?
-Ie – Megumi limpió sus lágrimas y sonrió – Arigato Hajime ojisan. Estoy bien, descuida, tuve un día difícil eso es todo.
-¿Estás segura de eso?
-Claro –Ella sonrió de nuevo - ¿Qué te parece si soy yo quién prepara el té?
-Me parece una idea muy buena.
Ambos se dirigieron a la cocina, Hajime sonrió, al menos alguien en esta casa aún agradecía el esfuerzo que hacía él día con día, y con unos minutos lo hacía sentir el hombre mas dichoso del planeta. Adoraba con todo su corazón a Megumi, la adoraba tanto como a Yaeko, después de todo, esa era su familia detrás de las apariencias, la familia que llenaba su corazón aún con una ausencia importante…
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Sanosuke apenas y creía lo que acababa de suceder. Muchas veces había comprobado que las mujeres eran impredecibles, era mejor quererlas que comprenderlas, pero esta vez eso había ido mucho más allá de lo que esperaba. Cuando vio a Megumi llegar llorando y acercarse a él creyó estar soñando, pero cuando sintió las lágrimas caer sobre él se dio cuenta de que estaba más despierto que nunca. Pudo haberse quedado quieto y hacer como que seguía dormido, pero le fue imposible, jamás había visto a la doctora de esa forma, tan vulnerable, así que hizo lo que causo todo, le habl
-¿Megumi qué sucede?
-Lo siento, no sabía que estabas despierto – La doctora limpió sus lágrimas
-Te pregunté que sucede.
-No me pasa nada.
-Bien – Su curiosidad lo hacía dudar en las palabras de ella - ¿Y cómo están las niñas?
-Ayame tuvo un pleito en la escuela y…- De repente Megumi se quedo callada, fijo su vista y las lágrimas cayeron por su rostro sin control.
-¿Qué ocurre? Dime que sucede.
-Ay Sanosuke – Megumi se abalanzó sobre él y lo abrazó, estaba llorando sin parar – Todo esta pasando.
-¿Cómo qué todo? – Sano alzó un poco su cabeza y acarició el pelo de Megumi – Trata de calmarte, ¿qué quieres decir con todo?
-Todo se está saliendo de control. No me queda un solo centavo, y me van a quitar a las niñas.
-Megumi tranquilízate. ¿Cómo que no te queda ni un centavo?
-¡Ya te lo dije! – Las lágrimas de Megumi eran cada vez más abundantes – No me queda nada, ¡Nada! Y el papá de las niñas va a quitármelas. Se lo dijo a Yumi.
-Linda calma. Sigo sin entenderte.
-Le debo al banco y no tengo con que pagarle. Y el papá de mis niñas va a pedir que se las den, y como yo no tengo ni un centavo, es probable que fallen a favor de él, que tiene más recursos, además, no tengo a nadie como para decir que somos una linda familia o que lo seremos – Megumi seguía llorando sin control - ¡Todo se me está cayendo en pedacitos!
-Megumi tranquila, creo que me explicarás mejor lo del banco después, pero ¿cómo que el padre de las niñas te las quiere quitar?
-¡¿Acaso eres retrasado?! ¡Acabo de decírtelo!
-Gomen, es que las cosas no me cuadran, pensé que las habías adoptado.
-Pues no pude – Las lágrimas cesaron un poco – Aún estoy en lista de espera, y no creo que hagan los trámites, normalmente atienden primero a la gente que va a casarse o que ya se casó.
-Pero aún así no puede quitártelas tan fácilmente.
-Si puede, él ahora tiene el dinero suficiente. Y yo no tengo nada.
-Meg, trata de calmarte – Sanosuke se quedo en silencio unos momentos - ¿Cuándo vas a darme de alta?
-Supongo que en una o dos semanas más, ¿porqué?
-Tu quédate tranquila, cuando salga de aquí te ayudaré con todo eso – Sanosuke extendió su mano hasta el buró junto y tomó un anillo que estaba encima – Escucha, quiero que te pongas esto y que vayas con Katsu y le digas que te de mi tarjeta verde, y también dile que me urge verlo.
-No iré a ver a Katsu hoy.
-No te dije que lo hicieras hoy – El paciente miró de nuevo a la doctora - Sólo has eso que te dije, cuando puedas, y asegúrate de que Katsu te vea ese anillo puesto, ¿entendiste?
-No haré nada de eso hasta que me digas para qué.
-Yo voy a ayudarte a que salgas de esto, después de todo te debo mi vida, ¿o no? – La mujer asintió – Bien, confía en mí y has lo que te dije.
-Esta bien – Él limpió las lágrimas de ella y ella sonrió – Ya debo irme a casa.
-Cuídate, y no olvides ir con Katsu y pedirle esa tarjeta.
-De acuerdo – Megumi tomó sus cosas y el anillo, y por un impulso al ver los ojos de aquel joven lo besó, no fue nada pasional ni largo, sólo fue un beso imprevisto.
Así Sanosuke la vio salir y se quedo estático. Eso es lo que había sucedido, y estaba seguro de que cuando Megumi fuera a pedirle a Katsu la tarjeta verde y él viera el anillo iba a enloquecer, pero era lo que debía hacer, si para acelerar la adopción debía fingir que se casaría con Megumi tendría que hacerlo, les había tomado mucho cariño a las niñas, y además, odiaba ver a esa hermosa mujer llorando…
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Muchas gracias por su enorme paciencia mis queridos lectores! Espero que haya valido la demora y este capítulo les haya gustado…Yo cuando lo estaba escribiendo la verdad no encontraba la forma de acomodar todo, y creo que hice muy enredosas algunas partes, así que espero me lo hagan saber con un review…
Por cierto, el poema que puse allí lo saque del libro "Geisha" de Liza Dalby, y en español significa lo siguiente:
"Incluso las ciruelas maduran
En épocas
De lluvias tardías"…
Al leerlo se me ocurrió que cada persona puede usar esa frase como quiera, y para mí significa algo como que las cosas siempre siguen su curso sin importar los obstáculos, o algo por estilo, por eso lo puse en esa parte del capítulo…
Otra cosa, como pudieron notar, en los últimos capítulos he nombrado a Hatsumono pero ella no ha aparecido, pues no se preocupen, que para el siguiente, va a estar aquí, y las cosas se van a poner cada vez mejores…
Me tomo un espacio para agradecerles a los lectores que me dejaron sus reviews:
kaorusanz ): Muchacha gracias por tu review, y en este capítulo aquí tienes a tu Saito….ammm sobre las explicaciones pues….vas descifrando los misterios de la familia, así que sigue pendiente para que veas que no estás tan errada! )…
giuliana ): Gracias por tu review, y aquí te aclaró tus dudas: lo que sucede con Aoshi y Megumi es que ellos cuando pequeños eran algo así como novios, y como Aoshi se fue sin avisar pues todo el cariño de Megumi se convirtió en odio, y como puedes ver, Aoshi no anda muy lejos de Misao ahora…Sigue leyendo el fic para que las cosas te queden más claras y espero tu review de este capítulo!
Pau: Pues como de seguro notaste en este capítulo Aoshi si vio cantar a Misao, y no le fue muy indiferente D … y Pues ella y Kaoru se llevan mal porque pues son hermanas, y la mayoría de las hermanas se llevan así, pero te aseguró que en el fondo se quieren…
Holly Rainard: ¡Aquí esta por fin el capítulo!, espero que te haya gustado, y que me dejes tu review acerca de este….¡Continúa siguiendo el fanfic que cada vez esta mejor!
KaOrA-FGV-16 Que ondas asquerosa, que bueno que me dejaste review…yo pensé que no me ibas a dejar P … Y tus conjeturas supongo que son correctas, tu sigue leyendo que en los capítulos que siguen vas a ver quien y porque lo quieren matar…
gaby (hyatt Pues Gaby supongo que tu pregunta ya ha sido respondida en este capítulo, espero que sigas leyendo el fanfic y que me dejes tu review sobre este capítulo…
Marie Shinomori Me da gusto que mi fanfic te haya agradado tanto, creeme me alegro recibir tu review. La verdad creo que eres una de las pocas que han elogiado lo que he hecho con Kaoru, y te lo agradezco, espero que este capítulo te haya gustado. Y pues Tomoe si está algo enfermita, pero aún no he decidido si se va a curar pronto o no, te recomiendo que sigas pendiente para ver que sucede!....y espero que sigas dejándome tus reviews, que la verdad, más que largos, son motivadores!!!....
Bueno, creo que esto ha sido todo por hoy, espero que sigan mi fanfic y esperen el siguiente capítulo que va a estar, increíble…y para adelantarles sólo les digo que el título es "El destino es inevitable"….¿Se pueden ya dar una idea?...
Sugerencias, comentarios, quejas??....dejen un review…
Matta ne minna…
