NOTAS DE LA AUTORA:

¡Qué tal! Espero que todos estén bien y que nadie quiera matarme por mi ya acostumbrado retraso S … Por fin logré un poco de inspiración y escribí este capítulo, si ¬¬ me tomo casi todas las vacaciones….

Los personajes de Rurouni Kenshin no son míos ¬¬ … pertenecen a Nobuhiro Watsuki… Sin más, acá los dejó con el capítulo…


CAPITULO 13

"A un paso del colapso…"

- ¡Feliz cumpleaños!

Las voces se escucharon al unísono al momento de que un pastel color rosa fuera depositado en la mesa. Tsubame sonrió y sopló las velas del pastel, este cumpleaños estaba resultando muy divertido. Para empezar, la fiesta que su madre y su tía Tokio llevaban semanas planeando tuvo que ser cancelada¿el motivo? Ayame y Suzume tenían varicela y se la habían contagiado. Aunque estaba llena de puntos rojos y en pijamas, se sentía la cumpleañera más feliz del mundo. A su alrededor estaban su madre, sus tíos, sus primas, las pequeñitas, Megumi, Yumi y sus hermanos…

-¿Ya pediste tu deseo Tsubame-chan?

-Si okasan.

-Bien, es hora de partir el pastel.

La pequeña Tsubame sonrió al morder su pedazo, el pastel estaba delicioso. Sabía que ese mismo día, en la noche, Misao y Soujiro debutarían en una banda, por supuesto que todos iban a ir, claro, menos ella y las niñas. Por un extraño motivo deseaba ir, no sólo por que Misao estaría allí, si no por que le guardaba un gran cariño a Soujiro. Tal vez pudiera parecer raro, ella y Soujiro conversaban de vez en cuando, no eran los grandes amigos sin embargo se sentía bien al lado del joven, si ella hubiese tenido hermanos le hubiera gustado que uno fuera como Soujiro. Y luego vino a su mente Kamatari. Ella también le agradaba aún con sus rarezas y todo. De hecho estaba encubriéndola. Un día antes de entrar en cuarentena se topó con Kamatari y con un sujeto muy extraño, que no le dio buena espina, en el centro comercial. La gemela de Soujiro le pidió que no mencionara su encuentro. Eso le sonaba como a su tía Tokio. Su cuarentena la había mantenido sin salir de la casa. Justo la noche anterior esa cuarentena la había llevado a escuchar una conversación de su okasan con su tía. Una enorme curiosidad se apoderó de ella tras esa conversación, de la cual tenía cada palabra grabada…

-¿Entonces que hiciste?

-Me deshice de él.

-¡Tokio!

-No me regañes por favor. Trata de entenderme Tae, el sólo hecho de ver el estúpido libro escondido en el invernadero me hizo sentir tanta rabia. Hajime me juró que se había deshecho de él.

-Ya conoces a mi hermano, dice las cosas que no va a hacer.

-No me importa.

-Aunque… ¿Y si el libro lo tenía Megumi?

-¿Qué quieres decir con eso?

-Tal vez Hajime se lo dio, o ella lo encontró y reconoció la caligrafía. Es una chica muy lista, tal vez lo escondió en el invernadero por que sabe que nadie entra allí y quería guardarlo como recuerdo.

-¡Con mayor razón Tae¿Te imaginas que va a pasar el día que eso se descubra? Mis pobres hijas no se merecen eso, yo no lo merezco.

-Creo que hablar con mentiras fue un error. Si Megumi se hubiera enterado de la verdad desde pequeña no tendrías que vivir con tanta angustia.

-Eres la menos indicada para decirme eso. ¿Qué ya olvidaste tu situación?

-Disculpa cariño pero no es igual, yo jamás le he mentido a Tsubame, simplemente creo que no es conveniente, me siento con suficiente fuerza de ser padre y madre. Al contrario de ustedes yo no le he inventado un apellido que no le corresponda.

-¡Yo no lo hice y lo sabes bien! Se lo dije un millón de veces a Hajime. Él es el único culpable de todo. Si él nunca hubiera…

-Si tú no lo hubieras saboteado. Soy tu amiga, y sabes que jamás estuve de acuerdo con lo que hiciste para estar con mi hermano. Estoy segura de que sabes que él es un desconsiderado contigo por que se enteró de cada cosa Tokio, incluso de que peleaste con Yae-chan antes de que ella partiera esa vez…

-¿Qué haré si mi familia se viene abajo¿Has visto a mis hijas? Kaoru esta como ida, Misao es un desastre…

-Tranquila.

-Sólo no le digas nada a nadie, nunca se lo digas a nadie por favor…

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Apenas llevaba unas horas en su casa y ya le estaba dando dolor de cabeza. Había dejado que Yahiko saliera con sus amigos y Katsu estaba furioso con él, para variar, por que el pequeño estaba castigado. Trataba de enfocarse en lo que su hermano le decía pero era casi imposible, en su cabeza lo que giraba sin parar era la idea de que deseaba ver a Megumi. Sus impulsos lo habían metido en un gran lío del que no iba a salir tan fácil, y del que estaba dispuesto a soportar todo, si era para ayudar a la doctora él era capaz de hacer cualquier cosa, el verla llorar lo destrozó esa vez, si, estaba aceptándolo, él, Sanosuke Sagara, estaba enamorado de aquella bella mujer, ella ocupaba su mente a cada momento¿cursi? Tal vez, pero era la verdad. Claro que no se lo diría a ella, se concentraría en ayudarla, y en ayudarse un poco, por que no era ningún tonto, y estaba seguro de que Megumi le correspondía…

-¡Sanosuke!

Un grito lo sacó de sus reflexiones, Katsu más furioso que nunca lo miraba de forma fulminante…

-¿Decías?

-¡Es el colmo¿No me escuchabas verdad?

-Bueno yo…

-No contestes. Trataba de explicarte algo importante, y cómo de costumbre tu mente en otro lado¿qué pensabas ahora¿En qué vas a mal gastar tu dinero hoy? O tal vez pensabas en cómo Hajime Saito va a despedazarte parte por parte cuando se enteré de tu estúpido compromiso con su sobrina.

-Ya basta con eso Katsu – Se estaba hartando de esto, tal vez debía mudarse, si, eso haría, un impulso más, pero no podía darle más problemas – Voy a mudarme.

-¿Qué¿Acaso te volviste loco¿Cuándo decidiste eso?

-Hace un minuto.

-¿Hace un minuto? – La mirada del mayor dio al suelo y suspiró – Si me hubieras prestado atención no desearías mudarte.

-¿De qué hablas?

-Te dije hace un momento que cuando fui por ti al hospital y me dieron los papeles creí ver a alguien.

-¿A quién?

-A Sayo.

Silencio. Sanosuke no daba crédito de lo que escuchaba¿Sayo? Eso tenía sentido. Si, por supuesto. ¿Pero cómo¿En ese momento? Su vida que parecía ir bien y tener todo decidido dio un giro al escuchar eso, y aún no venía lo peor…

-Pero no estaba sola.

-¿Shougo estaba con ella?

-No – Un suspiro de nuevo.

-¿Entonces?

-Traía un bebé en los brazos…

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Hatsumono cerró los ojos. La cabeza le daba vueltas desde la mañana cuando habló con Aoshi. Aunque debía admitir que el cubo de hielo estaba siendo amable con ella lo que le había contado la sacudió. Megumi ya sabía que él estaba en la ciudad. Seguramente se iba a poner como loca si se enteraba de que ella, una de sus mejores amigas, estaba saliendo con él; por que si, ella salía con Aoshi Shinomori, eso era del conocimiento de todo el Japón, quizá Megumi ya lo sabía pero no quería decirlo¿y si era una prueba? Eso de guardar secretos y hacer cosas a escondidas de sus amigas parecía ser lo que mejor hacía. Se sintió culpable de nuevo. Allí estaba ella sentada en un parque dándose un descanso de nada. Por la noche iría al bar de Yumi y esperaba poder hablar con Megumi en aquel lugar, si no iba a explotar…

-¿Ocupada Iwamura?

Abrió los ojos de par en par. Su piel se erizó de pies a cabeza, tembló y sus manos lo resintieron. Esto de sentirse culpable le daba náuseas y hasta la hacía escuchar cosas, pudo jurar que la voz que escuchó era de…

-¿Acaso no te da gusto escucharme?

Ladeo su rostro al sentir ese aliento en el oído, giró su cabeza con miedo, y con una mirada que no solía mostrar a nadie pudo sentirse aterrada, había escuchado claramente a quien estaba viendo.

-¿Te asusté?

-No me toques – Hatsumono se paro como de inercia, frente a ella estaba un hombre alto de cabellos castaños, su peor pesadilla se volvía realidad en unas horas.

-Pero Hatsu-chan¿qué forma es esa de recibir a los viejos conocidos? – El hombre sonrió – Sigues tan hermosa como siempre.

-¿Qué quieres?

-Nada – Él se acercó y tomó su mentón, era como de cuento, al sentir aquella mano en su rostro Hatsumono quedo inmóvil, quería llorar, no debía hacerlo pero estaba a punto – ¿No me extrañaste?

-Suéltame.

-Yo te extrañé mucho linda – Aquel tipo le robó un beso, no pudo contenerse más y soltó una lágrima, ella era mala de vez en cuando, pero jamás tan insensata como ese estúpido hombre – Pero no llores, al contrario, deberías saltar de gusto.

-Déjame tranquila.

-Me he enterado que te traes algo con Shinomori – Sonrió de nuevo – Espero que estés bien con él, aunque cuéntame¿es mejor que yo?

-¡Ya cállate! – Hatsumono intentó abofetearlo pero él la detuvo – Vete, déjame en paz. No se para que has venido y realmente no deseo enterarme.

-¿Aún no lo sabes? – Ella lo miro con desconfianza – Tu amiga la doctora no confía en ti como para decirte que vine por mis hijas.

-¿Qué?

-Así es, vine por mis pequeñas – La dama hizo una mueca de disgusto a lo que él sólo sonrió – No me veas así dulzura, son mis hijas después de todo. Estuve pensando mucho y decidí que ellas deben estar conmigo, y cómo me enteré de que Megumi no las adoptó pues…Sólo soy un padre preocupado.

-Eres un cínico. Las niñas nunca te han importado. Será mejor que nos dejes tranquilas, sabes que Megumi por esas niñas es capaz de quitarse las uñas y los dientes, así que no tiene caso que pelees algo en vano. Tu las abandonaste y no creo que…

-Megumi está en la ruina¿lo sabías? Su herencia se esfumó por las deudas de su padre y por las trampas de los Takani. Su sueldo de doctora no es suficiente para estar por su cuenta con todos los lujos a los que esta acostumbrada, por eso depende del viejo Saito. ¿Y adivina? Yo puedo tener esos lujos y más, es por eso que vengo por ellas – El hombre vio a Hatsumono y clavó sus ojos en ella – Son hijas mías, y si quiere seguir viéndolas más le vale dármelas por la paz.

-¿Verlas? – Ella quitaba esa muralla, en los ojos de él podía ver algo que no era muy común, estaba siendo honesto.

-Sí, yo me quedaré en Tokio. Podrá verlas cuando quiera, pero estarán conmigo. Sabes que ella se pone a la defensiva conmigo – Él abrazó a Hatsumono, sintió que ella se estremeció ante el acto y seguido besó su cuello – Ella no es como tú, que sabes ver cuando digo la verdad¿por qué sabes que no estoy mintiendo cierto?

-Sí – Esos besos terminaron con la barrera de la mujer, estaba convencida de que él le decía la verdad.

-Tal vez tú podrías ayudarme a persuadirla, para hacerlo todo en paz. Quizá si me ayudas ella acceda a lo que es mejor para las niñas¿No lo crees?

-Ajá – Hatsumono sentía que su adolescencia volvía a ella de repente, debía ayudarlo, él estaba siendo honesto, y tenía razón, las niñas estarían mejor con él¿cierto?

-¿Entonces cuento contigo?

-Sí.

Él la besó y Hatsumono correspondió el beso. Si Kaede estuviera viva ella estaba segura de que hubiese querido que él estuviera cerca de las niñas. Después de que las abandonó Kaede siempre manifestó que no lo odiaba, entonces¿Por qué no hacer lo que creía era lo más lógico?

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Las nueve en punto. Kaoru dio un ligero sorbo a su bebida y sonrió. Después de haber estado con un pésimo humor durante la semana, ese día estaba como nueva. Cuando decidió volver a clases resultó ser que el profesor Himura estaba de permiso, para variar, así que sus ganas de ir a la escuela se fueron al suelo. Ella necesitaba hablar con él, y algo le decía que esa noche iba a lograrlo. Estaba en una mesa linda, cerca del escenario, no deseaba perderse de nada. Kamatari se acercaba a largos pasos, parecía que jalaba a alguien, y cuando Kaoru pudo ver de quien se trataba sus ojos se iluminaron…

-¡Misanagi!

-Kaoru tenemos problemas – Kamatari no se veía para nada emocionada ante la idea de que su amiga se reuniera con ellas de nuevo.

-Por favor Kamatari¿cómo vamos a tener problemas? – Kaoru sonrió de nueva cuenta – Estaba tan preocupada por ti Misanagi, me da mucho gusto que nos acompañes hoy.

-Deseaba venir – La jovencita parecía ocultar algo, lentamente se sentó y suspiro al ver a Kamatari – Hay algo que debo decirte.

-¿Paso algo malo?

-Bueno… Lo que pasa es que… Es que…

-Enishi la está extorsionando.

-¡Kamatari!

-¿Qué?

-No…las cosas no son así – Misanagi bajo la vista.

-Sí, anda díselo – la gemela echaba fuego por los ojos – La está molestando, por eso se estaba portando rara con nosotros, y por eso casi no salía de su cuarto.

-¿Es cierto¿Ese idiota te está molestando? Yo puedo decirle a mi papá que haga algo. Después de que Megumi te revisó ella habló con él, y creo que…

-¿Ella te dijo algo de eso!

-No – Saito se asustó al ver la reacción de su amiga, ya había pasado algún tiempo de aquel incidente y al parecer si era tan grave como ella se imagino alguna vez – No quiso decirme nada. Pero si es culpa de Enishi te juro que me las pagará.

-Cuídate mucho Kaoru-chan – Misanagi suspiro de nuevo – Él desea dañarte, está resentido contigo, y está buscando la forma de destruirte.

-Descuida, yo estaré bien.

Repentinamente Kaoru dirigió su atención a otra parte del lugar, mientras Misanagi le explicaba algo sobre Enishi, ella no pudo evitar perderse ante aquel hombre que sus ojos captaron, Himura había entrado al lugar. Necesitaba acercarse a él, pero no sabía cómo. En un instante lo perdió de vista y trató de concentrarse de nuevo en la charla con sus amigas, lo cuál no duro mucho ya que una dulce voz las interrumpió…

-Buenas noches señoritas.

-Buenas noches profesor Himura.

-¿Puede permitirme un minuto Saito-san?

-Por supuesto profesor.

Kaoru se levantó ante la mirada de sus compañeras, estaba nerviosa, pero debía disimularlo, tal vez Kenshin estaba preocupado por ella…

-¿No interrumpí nada importante?

-No – La chica sonrió – Me alegro bastante que se acercara, yo deseaba hablar con usted.

-Faltaste varios días la semana pasada¿Acaso fue por lo que hablamos el otro día?

-Pues…No…Yo falte por que…Yo estaba…Me sentía un poco…Bueno…

-Enferma – El pelirrojo la miro – Komagata-san dijo que usted estaba enferma.

-Pues sí, estaba algo enferma – Ella no le diría lo mal que se había sentido después de la charla, lo mejor era reparar las cosas – Antes de que diga cualquier cosa…yo deseaba disculparme, me comporte de una forma muy inmadura, y me apena haber hecho tal escena en la cafetería. Es cierto que usted me gusta mucho, y por eso estuve pensando en que…podemos ser amigos. Una amistad no tiene nada de malo, y bueno, creo que estaría bien. ¿Ne?

-Yo…-Él calló un momento, buena idea – Me parece perfecto. Una amistad nunca tiene nada de malo.

Ambos sonrieron y se dieron un apretón de manos mientras sus ojos se clavaban en la mirada del otro, si, una amistad no tenía nada de malo, en los amigos encuentras muchas cosas, pero las cosas que ellos encontrarían en el otro, no serían precisamente "cosas de amigos"…

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Megumi sonrió. Después de todo, en ocasiones es mejor dejar de lado el orgullo, ya lo había comprobado. Después de la mini-fiesta de cumpleaños de Tsubame se había dirigido a visitar a Aoshi. Jamás creyó que de ese encuentro fueran a salir tantas cosas buenas, pero se equivocó. Ahora estaba segura de que sus niñas permanecerían a su lado. Si, a veces es mejor dejar de lado el orgullo, el hacer las paces con Shinomori la hacía sentir tranquila y… protegida. Era raro, al lado de Aoshi se sentía protegida, sentía que nadie podía hacerle daño. Después de tantos años, y después de tantas lágrimas debía reconocer que sentía un gran cariño por él, y estaba muy feliz de que él hubiera regresado…

-¿Por qué tan pensativa linda?

Si alguien le hubiera avisado a la doctora que Sanosuke iba a besarla después de esa frase no lo hubiera creído, pero si, allí estaba ese imbécil dándole un beso…

-¿Qué te pasa estúpido?

-Que agresiva eres cariño – Sanosuke sonrió - ¿Acaso no puedo besar a mi prometida?

-Cállate – Ella lo entendió, por ese lugar debía andar Katsu, y tenían que guardar las apariencias, tal vez iba a resultar divertido todo eso, después de todo, Sanosuke no besaba tan mal - ¿Hace mucho que llegaste?

-Hace un rato- La doctora parecía contenta¿raro? Habría que averiguarlo - ¿Ya le contaste a tu tío que nosotros…

-No… no pienso hacerlo aún – Una mirada desafiante salió tras esa dulce sonrisa – Y será mejor que no hagas alboroto de esto, tampoco le he contado nada a Yumi ni a Hatsumono.

-Supongo que vas a decirles.

-No estoy segura – Ella lo miro, por un momento le pareció que Sagara evitó su mirada¿Ofendido? Se sintió mal al pensar eso y entonces decidió adoptar su papel de mujer a punto de casarse, se acercó a él y puso su cabeza en el hombro de Sanosuke – Quizá más tarde.

-¿Te sientes bien Megumi?

-Claro – Ella rió – Si Katsu lo sabe, estoy casi segura de que le habrá contado a Yumi, y si ella no sabía pues pudo haber preguntado a Hatsumono. Ambas son en realidad muy curiosas. Tarde o temprano iba a contarles del plan.

-¿Vas a decirles la verdad? – Un tono bajo, ese hombre tenía una voz muy sexy – Katsu piensa que esto es enserio y…

-Pensaba decirles la verdad pero… - Megumi lo miro y le dio un beso en la mejilla, no pudo evitar reír ante el gesto atónito del hombre – Esto parece ser divertido, así que…Que se traguen el cuento de que estamos comprometidos, y que la verdad quede entre tu y yo. ¿Te parece?

-Eres muy rara – La mirada de él reflejaba incertidumbre - ¿Qué te hizo cambiar de opinión¿No habrás tomado algo raro?

-¡No!...No sé que me hizo cambiar de opinión…– Si lo sabía, pero no iba a aceptarlo tan fácil – Obviamente tu cabello no fue.

-Muy graciosa – Ahora él se aprovechaba de la situación para pasarle el brazo por la cintura, si, las cosas definitivamente estaban extrañas entre ellos – Sea lo que sea, hizo bien.

-Tal vez yo también tengo varicela y estoy delirando…No importa la verdad…

-¿Quién tiene varicela?

-Las niñas, pero ya casi están curadas…

-¿Mis hijas?

-No…mis hijas – La bella sobrina de los Saito sintió cosquillas y no pudo evitar reír, parecía una niña jugando a no perder – Tus "casi" hijas.

-¿Casi?

-Casi.

Ambos sonrieron ante el comentario, y después se quedaron así, uno junto al otro. Estando juntos olvidaban sus preocupaciones y a las demás personas, era como si estuvieran solos, y en realidad así debían lucir. Estaban los dos muy en su papel, para Takani Megumi y Sagara Sanosuke, el jugar con fuego iba a quemarlos completamente…

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Allí estaba él, dando un respiro y esperando estar tomando las decisiones correctas. Por la tarde Megumi había pasado a verlo y tuvieron una larga charla, como él esperaba pudieron arreglar sus cosas, y más importante aún, la doctora confiaba en él de nuevo. Una cosa que había aprendido estando fuera es que nunca nada se compara con el hogar y la familia, sería raro decirlo, pero después de tantos años Aoshi se daba cuenta de que Megumi era parte de su familia, y si, estaba feliz de poder contar con ella, o mas bien, que ella contara con él…

-Buenas noches a todos…

Aoshi miro al escenario, allí estaba Yumiko, parecía estar dando una presentación de algo, pero no puso mucha atención. Sus ojos recorrían el lugar, primero vio a la pequeña Kaoru con un sujeto pelirrojo, estaba seguro de haberlo visto antes; al continuar pudo ver desde lejos a Hatsumono, que también lo vio y lo saludó, parecía acercarse; siguiendo su recorrido se topo con los Saito adultos, seguramente estaban allí para ver a Misao; cuando dirigió sus ojos a una zona más privada del sitio vio a Megumi… ¿Con un sujeto? Prefirió cambiar la vista rápidamente. Miro de nuevo el escenario y se encontró una vista distinta: Misao, el mocoso odioso de Soujiro y dos chicos más estaban allí acomodando sus instrumentos. Al menos no se había perdido el espectáculo. Su mente estaba empezando a tener un colapso; Misao lucía bellísima, traía puesta una falda corta negra, una blusa roja, que a su punto de vista brillaba mucho, tal vez lentejuelas, y unas botas rojo oscuro, parecía maquillada y sus labios destellaban del color rojo que traían. Sacudió su cabeza, tenía que evitar tener esos pensamientos de la pequeña, aunque eso le costara trabajo. Luego algo llamo su atención, ese niño, Soujiro, se acerco a Misao y le dio un beso en la mejilla a lo que ella sonrió. Por un momento su mente se detuvo, no sabía como reaccionar, y antes de poder hacer un solo gesto escucho lo que pensó, era su salvación:

-Disculpa por haber tardado desde que te salude, hay mucha gente.

-Descuida Hatsumono, esta bien – Si, allí estaba la persona que lo sacaría de aprietos, esperaba – Por cierto, hablé con Megumi y aclaramos las cosas.

-¿Qué?

-No esta molesta, ya hizo las pases conmigo.

-Eso es bueno, sabía que tenía que firmar la paz contigo.

Ambos dejaron de hablar cuando la banda comenzó a tocar, la canción sonaba bien, la voz de Misao impresionaba, la letra parecía divertida y una parte en especial llamó la atención de Aoshi, por que en ese instante noto que Misao se percató de su presencia y no movió sus ojos de él por unos instantes…

"oh, you drive me crazy,

oh, you just bring me down,

look out your window

my sunshine's all around,

all you have to do

it's just surrender

just surrender…"

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Hajime Saito no podía estar más feliz. Su pequeña Misao realmente lo había dejado boquiabierto, después de todo lo de esa banda había sido una buena idea, ella era muy talentosa. Todo el mundo los había felicitado, y si, esto era algo que no decía todos los días pero sentía que sus hijas, sin excepción, iban por buen camino. Kaoru estuvo contenta sin dar quejas ni berrinches, otra cosa por la cual estar orgulloso, su linda hija estaba madurando. Podría continuar con la lista de cosas buenas que sus pequeñas estaban haciendo, pero es que ambas se rectificaron, ni siquiera habían peleado entre ellas los últimos días¿Qué mas puede desear un padre de sus hijas? Ahora si lo decía con toda razón, todas sus hijas eran un orgullo para él…

-Estás muy pensativo Hajime.

-Nada fuera de lo normal.

-¿Piensas en Misao?

-Asi es – Hajime vio a su esposa, algo tramaba esa mujer, tenía la mirada de regocijo que la caracterizaba cuando planeaba hacerlo enojar, si, algo tramaba – Creo que fue una gran idea permitirle estar en esa banda.

-Opino lo mismo. Se concentró tanto en su canción que esta semana dejo de ser revoltosa. No peleo con Kaoru-chan¿ya lo habías notado?

-Por supuesto, han sido buenos días.

-Eso creo. Y si no, pregunta a Megumi que tal sus días, se nota que han sido muy buenos para ella también. –Tokio sonrió, aquí venía, algo tramaba definitivamente, y a Hajime no le gustaba el rumbo que tomaba la situación.

-¿Qué intentas decir con eso? Para ella siempre son buenos días, tiene un gran trabajo, las niñas se portan bien, no falta nada en su vida.

-No…ya no falta nada.

-¿Qué estás insinuando? – Saito vio a su mujer y suspiró, aquí venía la típica discusión causada por Tokio, a propósito, acerca de Megumi.

-No estoy tramando nada. Yo no, ella quien sabe – La señora Saito se recostó en su cama – Es sólo que me imagino que ha tenido grandes días, yo no hablo mucho con ella, pero hoy la mire bastante feliz.

-Me pareció igual que todos los días.

-¿Acaso no la viste en el bar?

-Déjate de rodeos¿qué intentas?

-Pensé que lo habías notado – La mujer sonrió más al notar la cara de disgusto de su marido – Estuvo sentada con Yumiko, Katsuhiro, y con su novio.

-¿El novio de quien¿De Yumiko?

-No – Tokio estaba lista para ese momento – De ella.

-¿De quien?

-De Megumi – La sonrisa se hacía más grande entre más se desconcertaba Saito – Aunque claro, son mis suposiciones. Ella estuvo muy simpática con ese joven, se recargaba en él, y él le dio varios besos en la mejilla, quiero suponer que es su novio. Pensé que estarías enterado querido.

-Buenas noches Tokio –Ahora si estaba fastidiado, Megumi jamás le ocultaba esa clase de cosas, ella era muy abierta con él¿por qué estaría guardando secretos? Necesitaba hablar con ella, debía saber que estaba pasando.

-Por cierto, para endulzar tus sueños…El joven con quien la vi… - Tokio sonrió, como estaba disfrutando eso – Ese joven era el hermano de Katsuhiro… Creo que su nombre es Sanosuke… ¿Son hijos de Souzo Sagara cierto?

Los oídos de Saito estaban a punto de explotar, simplemente se quedo en silencio, se estaba tragando toda su furia. ¿Sanosuke Sagara? Debía ser una broma. Tenía que serlo…Ese mocoso del demonio, siempre supo que iba a darle dolor de cabeza toda su vida…Pero en la mañana, Megumi iba a escucharlo…No, Megumi no…Ese idiota de Sanosuke iba a escucharlo…


NOTAS DE LA AUTORA:

¿Qué tal? Espero que todos estén bien y que hayan disfrutado las vacaciones. A mi me fue como no tienen una idea, mis planes de vacacionar los interrumpió una granizada en medio de la sierra, a 400 Km. de mi destino, y luego el calor de Obregón me impidió ir las veces que yo hubiera querido a visitar a mi nana, y además fui a la frontera de compras pero estuvo lloviendo todo el día que estuve allí…Definitivamente prefiero quedarme en casa y pasearme por la playa de San Carlos, que sólo me queda a 20 minutos de distancia.

Este capítulo me costó muchísimo, la inspiración se me fue y no sabía que escribir, fue un bache largo, pero lo pase y pude escribir, poco a poco claro. Traté de que aquí se enredaran algunas cosas y espero que me haya quedado como planeé y no se hayan enredado de más….Aunque ya saben, cualquier duda déjenme un review y se los contesto…

Él siguiente capítulo ya está casi listo, lo pondré la semana que viene para darle más emoción al asunto…

No puse la canción completa por que después de revisar el contenido pensé que estaría mejor si ponía sólo una estrofa en especial, y escogí el coro, la canción es "Surrender" de Ashlee Simpson…

Quiero agradecer a todas las personitas que me dejaron review del capítulo pasado, pero leí por allí que ya no se podía contestar a los reviews en los capítulos… Si alguien me saca de esa duda se lo agradecería muchísimo… Por si acaso, para no correr riesgos, sólo pondré acá el nombre de mis lectores que me dejaron comentarios: gabyhyatt, Holly-dono, kaorusanz, Angel Nemesis, Juli F, KaOrA-FGV-16, Alexandra ShinomoriShysie Takiyah.

Bueno, con esto me despido, espero recibir sus reviews sobre este capítulo, y como ya dije¡Esperen muy pronto el siguiente!

Sugerencias, comentarios, quejas?...dejen un review…

Matta ne minna…