Fandom: Queer As Folk.
Parejas / Personajes: Ted Schmidt.
Advertencias: Spoilers de la cuarta temporada.
Resumen: Ted escucha un aria mientras se ducha, dejando que sus impulsos tomen control de su cuerpo y mente.
Rating: NC-17.
Longitud: 531 palabras.
Notas de Autor: Respuesta al reto de una comunidad de LiveJournal para la palabra 'Bañera'.
-o-
Bañera: #. f. Sanitario en el que cabe una persona sentada o tumbada y que sirve para asearse.
Escuchar a Mozart, Massenet o Donizatti es algo de todos los días para Ted Schmidt. Máxime desde que estaba solo en aquel departamento que por varios meses compartió con Emmett Honeycutt. Era una forma inconsciente y maravillosa de ocultar la enorme soledad que sentía y vivía desde su recuperación.
Aún asistía regularmente, tanto por ver a Blake como por reforzar sus razones para dejar las drogas. Pero ya no estaba allí, recluido, sino que enfrentaba su antigua vida poco a poco. Era sumamente difícil haber escrito esas cartas que el programa pedía, más aún lo fue escribir la de Emmett, pero lo había hecho. Todo su esfuerzo no fue apreciado ya que Emmett no la aceptó, pero entendía sus razones y las respetaba, aunque Ted se sentía asquerosamente miserable desde entonces.
Por lo que escuchar una buena aria en la bañera, para olvidarse de todo y no recordar, era lo mejor. Cantó allí, como solía hacerlo, su voz haciendo eco y potenciándose por el cuarto de azulejos. La bañera era amplia, lo sabía porque Emmett y él habían pasado largas sesiones de sexo allí, compartiendo momentos que ahora eran recuerdos dolorosos, pero ahora estaba vacía y le parecía enorme para él solo.
Abrió el agua caliente, dejando que la temperatura aumentara y así poder masturbarse a gusto, pensando en Blake, en Emmett. Había sido un idiota en enamorarse de nuevo de Blake, sin haber olvidado a Emmett, pero su cuerpo i necesitaba /i ser atendido. Lo gritaba profundamente, su miembro deseoso de ser estimulado hasta una eyaculación desde que Blake había sido suyo de nuevo.
La música inundó sus oídos, constante, poderosa. Sabía que tenía talento para la ópera, o al menos eso le habían dicho ya incontables veces, pero cantar era un placer privado que tenía desde siempre, fuese o no bueno. Aprovechó eso para envolver su miembro con sus manos, estimulándose en movimientos suaves de arriba abajo en todo el largo de su flácido miembro. No tuvo que esforzarse demasiado para sentir cómo respondía a las caricias, envuelto en recuerdos dulces de sexo que nunca olvidaría, aunque también causaran daño. Gimió mientras cantaba, ausente, sus ojos cerrados en imaginarse en otro lugar y acompañado.
Se imaginó a Emmett besándole los labios, devorándolo con esa pasión eterna que poseía y sintiendo sus manos sobre su pecho, apretando sus tetillas. Pudo casi visualizar a Blake inclinado ante él, metiéndose su miembro a la boca y haciéndole una felación excelente, sus manos buscando su entrada, jugando con ella en un juego interminable, enloqueciéndolo. Apretó los labios al casi sentir a Emmett dentro suyo, susurrándole que todo estaba bien y que no debía temer más. Vio a Blake sonriendo, masajeándole los muslos, besándole las orejas y masturbándolo, dejándolo casi al borde de un desmayo de tanto placer.
Pronto ya no estaba solo en la bañera, sino que ambos estaban allí, en su imaginación, dándole el placer y el amor que en ese momento necesitaba. Jadeó con fuerza una vez y con un temblor en todo su cuerpo, expulsó semen llegando a lo más del orgasmo.
Al final siguió cantando, perdido, hasta que su respiración se normalizó y tuvo que volver al mundo real.
Otra vez.
