Título: Irreal.
Fandom: Joan of Arcadia.
Parejas / Personajes: Joan Girardi.
Advertencias: Ninguna. Temas religiosos. Spoilers de la primera temporada.
Resumen: Joan está deprimida al descubrir la posibilidad de que jamás Dios habló con ella y que todo, fue obra de una enfermedad.
Rating: PG.
Longitud: 414 palabras.
Notas de Autor: Respuesta al reto de una comunidad de LiveJournal correspondiente a la palabra 'Redimir'.

-o-

Redimir: #. tr. Librar a alguien de una mala situación o dolor. #. Para los cristianos, salvar Jesucristo a los hombres con su muerte. #. Rescatar al que está cautivo pagando una cantidad por ello: redimió a varios esclavos que se vendían en el mercado. #. Comprar de nuevo una cosa que se había vendido o empeñado. #. Dejar libre una cosa hipotecada o empeñada.


- No es real.

Eso había dicho Joan cuando sus padres discutieron de la existencia de Dios, del Todo Poderoso que había creado todo lo conocido y lo no conocido. Ese Ser que nadie sabía con exactitud qué era, pero que existía y le daba fe a los seres humanos. Pero había logrado que una persona dejara de creer en ÉL: Joan Girardi.

Sus padres no estaban esa mañana, ni sus hermanos o sus amigos, todos tenían asuntos más importantes que atender; por lo que Joan se sentía demasiado sola. Vulnerable, por decirlo de algún modo, a alguna de esas alucinaciones. Porque sinceramente prefería estar en compañía. Estando sola es mucho más sencillo pensar e inevitablemente, deprimirse.

Todavía no podía creer que todos esos meses, pensando que veía y hablaba con Dios, eran mentira.

Joan no podía entenderlo, a pesar que llevaba dos días en el hospital, bajo los efectos de los medicamentos que los doctores le daban.

Había tenido sueños muy raros, todos relacionados con lo mismo. Había llorado en soledad el hecho que le dolía pensar que había sido una mentira todo lo que había vivido, que la enfermedad que portaba era la causante de todo y que jamás, en realidad, Dios había hablado con ella.

Incluso, aunque sabía que nadie podía entenderlo, ahora que repasaba lo que le había dicho a Adam, le parecía estúpido. No lo culpaba por no haberle creído, ella en cualquier otra circunstancia tampoco lo habría hecho: ya suficientes pruebas habían dado los médicos para asegurar que ella estaba enferma. Pero igualmente se sentía tan idiota. Tan increíblemente tonta. Porque cómo era posible que, existiendo tantos seres humanos en el mundo, Dios elegiría a una persona nada creyente como su... ayudante.

¿Por qué ella¿Cómo pudo creer siquiera que Dios iba a tomarse la molestia de hablarle? Había sido tan tonta por creerle a esa alucinación.

Pero no podía evitarlo, a Joan le dolía el pecho de sólo pensar que todo hubiese sido su imaginación.

Eso significaba que todas las cosas buenas que habían pasado, cuando Dios le ordenó hacer ciertas cosas previamente, eran una simple casualidad. Que siempre estuvo sola. Que jamás Dios existió en realidad, presente ante ella.

Lloró, amargamente, echa bolita en la cama del hospital. Aferró sus manos en la bata, reprimiendo sus gemidos y sintiéndose miserable.

No importaba cuántas veces lo pensara, seguía sin entenderlo.

Dolía.

Si al menos pudiese redimir todo ese dolor que la carcomía por dentro... sólo un poco.