A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Lamento haberme tardado con esta actualización, pero la Unidad Paterna quiso usar el PC y me lo quitó cuando estaba a punto de subirlo. La próxima Actualización del Fic será el día Lunes 26 en la tarde. ¡FELIZ NAVIDAD!

¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA! ¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras!

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.

ADVERTENCIA.

Principios 92 para ver y entender Manga o Principio Universal de la Ausencia y tardanza de autoridades del orden: La policía nunca está cerca cuando hay un gran daño estructural y de propiedad privada o cuando tienen que atrapar al asesino en serie.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

"Locus Imior Maris."

("El Lugar Más Íntimo del Mar")

OMAKE 1:

Llanto en solitario.

Esa presión en el pecho, que le subía como una pesadez macabra hasta sus orejas y lograba que sus manos pesaran toneladas la hizo exhalar un lánguido suspiro. Anneke cerró la puerta tras de sí, pero no encendió la luz, pese a que ya se estaba poniendo oscuro. Se apoyó en la madera y observó el techo. Apenas sintió las lamidas que un preocupado Bruno le regalaba en sus manos.

Dejó caer la cabeza y se empujó hacia delante, obligándose a caminar. Arrastró los pies sin mucha delicadeza, dejando la cartera descuidadamente sobre un sillón. Se acercó a la escalera y tal como si estuviera llevando un fardo gigantesco sobre su espalda, subió cada escalón a regañadientes, cuando en verdad quería echarse sobre el piso y quedarse allí para siempre.

Pesada. No se sentía liviana. Una extraña acidez le comía los pulmones y le roía la sangre. Estaba cansada, tan cansada… hasta mover los párpados se le hacía cansado. ¿Por qué se había levantado esa mañana? Ah sí, trabajo… un trabajo sin reconocer, tener que soportar un día más de quejas infundadas, de gritos en su contra y de una poco saludable auto represión de tantas cosas. ¿Por qué no era valiente? ¿Por qué no se plantaba con todo su 1.94 de altura y se quejaba ELLA para variar? ¿Por qué no reaccionaba en este tipo de situaciones? ¿Qué la hacía más segura en unas situaciones y por qué no en otras?

Maldita sea su insegura timidez.

Le dolía el corazón, no estaba tranquila, hacía 3 días que no dormía y cada vez se sentía más pequeña e insignificante. Nadie parecía notarla, a nadie le importaba lo que le pasara. Nadie estaba allí para ella…

… Nadie…

… Hasta la tranquila calidez que había traído Saga a su casa se había ido. Pese a lo agitado, aquellos días habían sido un dulce bálsamo, que ya se había esfumado…

Abrió la puerta de su habitación, cansada, pero se quedó en el dintel y no entró. Apenas sí le dio para encender una luz, tras lo cuál se dedicó a observar el espejo que la recibía todos los días cada vez que entraba a su cuarto. Su cabello lacio y rostro pálido… estaba demacrada y sus hinchados ojos, que rebalsaban toda su miseria en forma de lágrimas, le daban un aspecto fantasmal. Tan alta y fea… porque se sentía muy fea… y…

… Sepultó su cara en sus manos y apoyándose en el marco de la puerta, se deslizó hasta caer sentada en el piso, llorando con amargura.

"¿Por qué me siento así?" Se reprochó entre sollozos. Es que Anneke se sentía tan miserable y mal, que no lograba explicarse el motivo de tanta pena. "¡Yo no me quiero sentir así! No me quiero sentir así…"

Bruno se le acercó gimiendo e intentó poner la cabeza en su regazo, pero no pudo por más que lo intentó. El viejo perro se echó junto a su ama, bien pegado a ella, gimiendo de tanto en tanto. Los sollozos de Anneke fuero quietos, pero largos y amargos. Era como si se le escapase la vida con cada suspiro y lloriqueo. Tenía este dolor en la garganta que no se podía arrancar y que no la dejaba en paz.

Llorar… llorar… llorar porque cada vez se entendía menos y cada vez se veía más sola que nunca y a nadie parecía importarle. Aunque ella no fuera una artista, aunque cocinase tan mal como le gritaba su jefe, aunque todo le saliera a medias y por muy basura que fuera… ¿Cómo era posible que nadie le preguntase si estaba bien o cómo le había ido o cuando estaba de cumpleaños?

¿Por qué tanta indiferencia? ¿Era su culpa? ¿Era su culpa tratar de congeniar con quienes estaban tan fuera de onda con ella? ¿Por qué tenía que ser tan extraña?

Una mano se apoyó en su hombro, pero entre sus sollozos, no lo notó.

"¿Anneke?"

La chica dio un respingo, se limpió rápidamente la cara con el revés sus manos y se giró hacia la derecha. Saga le miraba con cara neutral, pero suave, que pronto derivó en empatía. Anneke intentó ponerse de pie.

"Disculpa, no te sentí llegar. En seguida te doy de…"

"Tranquila." Le ordenó severo, mientras la detenía. Saga entrecerró los ojos con suave curiosidad. "Me tenías preoc… ¿Qué te pasó que estás llorando?"

Anneke tensó los músculos de los brazos, y sin dejar de mirarlo negó con la cabeza.

"Nada."

"¡No me digas que nada! Estás llorando…" Saga se quedó en silencio, sin dejar de mirarla. Sintió un nudo en la garganta: no podía ver mujeres llorando, eso le hacía mal al estómago. Nunca había presenciado un llanto tan amargo y creánme que esto lo tenía demasiado afligido. Le acarició la mejilla con una mano, rozándole apenas. "¿Estás bien?"

Los cristales de sus ojos temblaron y lágrimas tan amargas como dolorosas fluyeron fuera. Los músculos se relajaron y en un solo movimiento, Anneke se sujetó la cabeza con las manos y negó con la cabeza.

"No… me siento muy mal… ¡Y No Sé Por Qué!"

Sintió como si le acuchillaran el corazón, Saga aguantó la respiración y también sintió deseos de llorar, cosa que se prohibió. Tenía que ser fuerte, ahora menos que nunca podía demostrar debilidad de ningún tipo. Sus manos sujetaron los hombros de Anneke en un cariñoso gesto, antes de que el santo la envolviera en un gentil y seguro abrazo, sin que la chica opusiera resistencia. Le acarició el cabello…

… Y dejó que llorara.

Fin del Omake.

Por

Manquehuito. (Misao–CG)

PS: Aquí comienzan los Omakes, que mostraran un poquito de lo que ocurre con Anneke y Saga. Son escenas sueltas, así que no tienen continuidad alguna. Ya sé que estuvo medio melancólico, pero bueno, no me culpen: Un.n escribí este Omake estando con el mismo estado anímico de Anneke. No pude escribir algo más alegre. Sin embargo, esto no es lo que quería decirles, sino más bien ¡QUE PASEN UNA NAVIDAD INCREÍBLE! En compañía de sus familias y amigos. Recuerden que lo importante en estas fechas son los sentimientos, las intenciones y los gestos y no el consumismo desenfrenado. Hay un sentido mucho más profundo que comprar y comprar. Recuerden a sus familias, a sus amigos y a quienes no están. CON LOS MEJORES DESEOS del mundo, les deseo que pasen una FELIZ NAVIDAD. ¡CUÍDENSE MUCHO Y MUCHAS GRACIAS POR TODO!