A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega.

¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA! ¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras! Tan sólo me queda hacer una pregunta: ¿Cuándo actualizarás?

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.

ADVERTENCIA.

Principios 111 para ver y entender Manga: Cuando la letra de la música aparece en los endings… estás mirando un show que no corresponde a tu edad.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

Capítulo 11:

La Arremetida del Caleuche.

Ciudad de Ancud.

09:30 am.

Desde las 5:30 de la mañana que deambulaba por la ciudad. No había desayunado nada, y todavía tenía la almohada bajo el brazo. Baian y Kaysa lo seguían a una distancia prudente, sin atreverse a perturbarlo. Caminaba en círculos, pero con la poca atención que le ponía al camino, eso no le importaba. Comenzaba a lloviznar: el agua caía como si fuera un delgado polvillo.

"Deberíamos decirle que coma algo." Comentó Baian.

"¿Querrías comer tú en esa situación?" Preguntó Kaysa, mirando a su compañero como si este le hubiera preguntado por algo obvio.

"No, pero agradecería que mis amigos me obligasen a comer."

"¿Y para qué quieres que coma? El pobre no está en condiciones de tragar nada." Chistó el general del Lymnades. Baian lo miró con cara de circunstancias.

"Por varias razones: Una, para que Tethis no nos desuelle si se entera que su nene querido no ha comido y dos, para que podamos emborracharlo sin temor a que se nos intoxique." Baian entrecerró los ojos. "¿Qué no te acuerdas qué pasó la última vez que se intoxicó con alcohol?" Kaysa sintió un escalofrío en la espalda.

"¿Cómo no? Fue el peor fenómeno de El Niño que recuerdo." Kaysa suspiró. "Alteró globalmente el clima."

Explico: el último fenómeno de El Niño fue provocado porque Dionisos, al ver a Poseidón tan colapsado por sus estudios y con un estrés atroz, decidió hacer que su tío se alegrase, por lo que organizó una mega fiesta para que Julián se despejase. Pero como que se le pasó un poco la mano con el alcohol y Poseidón terminó en el hospital con una intoxicación severa. Aunque Dionisos asumió la responsabilidad, esto no le ahorró ni a él ni a Julián el TREMENDO regaño que Leonor, o Rea, les dejó caer encima a ambos por irresponsables.

Sí, El Niño fue causado por el errático mover de tripas del dios… y no más bastó un día.

"Buen punto Baian, pero ¿para qué quieres embriagarlo?"

"Fácil: para que se le olvide la pena."

"Como si eso fuera a funcionar por más de dos horas." Kaysa miró la hora y suspiró. "Eo e Isaac deben estar por llegar."

"Ya era hora: estoy PODRIDO con tanta vuelta." Gruñó Baian.

Kaysa abrió la boca para responder al comentario de Baian, pero en eso, algo llamó la atención de los dos generales. Un escalofrío en la espalda, de esos que presagian alerta, les hizo tensar todos los músculos. Julián ni siquiera se percató, pero no era necesario, que para algo Poseidón tenía una escolta: Baian y Kaysa estaban muy alertas… aunque no parecía la situación del todo peligrosa. Como que conocían ese escalofrío de otro lugar… se les hacía familiar.

Entonces sucedió.

"Hola, pescaditos." Les saludó una voz a sus espaldas, grave, pero divertida. Esto tomó tan de improviso a las marinas que pegaron un poco saludable respingo. "¡Hey! No es para tanto, si tan feo no soy." Rió más divertido.

"¡TÚ!" Exclamaron ambos generales al ver a su interlocutor.

Julián seguía caminando con pesadez. Podría haber pasado una flotilla de Ovnis por sobre su cabeza y él ni cuenta se habría dado. Un error… sabía que había cometido un error. A veces su orgullo le impedía que se dejara llevar por el resto, pero ¿por qué ahora se dejaba influenciar por terceros? Se detuvo y miró al cielo largo rato. ¿Y si regresaba junto a Paulina? Ella era su mujer, tenía todo el derecho de obligarla a volver con él… ¿Cómo querían que siguiera con su vida, dejando atrás a la persona que la había iluminado? Era como si…

"¡JULIÁN!" Exclamó Hades, que había salido de la nada, en forma exagerada. Poseidón se quedó sin habla del susto y sintió como se le caía literalmente el alma a los pies.

Venga, no se rían de él, un susto de esos no es recomendable para el corazón de nadie.

Julián, mientras recuperaba el aliento y junto con ello pensaba en algunas coloridas y hermanables frases de singular saludo a su hermano, se quedó viendo a Hades, frunciendo profundamente el ceño en cuanto pudo mover las cejas. El dios del inframundo parecía agitado.

"¿ME PUEDES DECIR Donde te habías metido? Tenías el celular apagado, ¿Qué no sabes que puede ocurrir una emergencia y tu desconectado del mundo?" Vociferó Hades mientras gesticulaba impaciente con las manos en actitud de tragedia. Julián parpadeó varias veces al verlo. El dios del Inframundo apenas sí lo había saludado.

"¿Tú De Donde Sales?"

"¡Te Estaba Buscando! Menos mal que te encuentro temprano: te tengo una noticia muy seria." Hades entrecerró los ojos. "¡Incluso más seria que el hecho que dejé a mi Persefoncita, junto a Pandora y a Queen, SOLAS con mi indefensa Visa!"

¿Qué dejó a quien con la Visa?

"¿Acaso Estás Loco? No Se Deja A Una Mujer SOLA Con Una Visa, MENOS A Tres."

"¿Acaso crees que no lo sé? Minos sigue contándome historias macabras de sobregiros desde que se enteró. ¡Logró descompensarme los nervios en menos de 2 horas!" Hades infló los cachetes en un taimado mohín. Debo añadir que Minos trabajaba como ejecutivo de cuentas en un banco en sus ratos libres, así que conocía muchas terroríficas historias de saldos demenciales causados por mujeres irresponsables con Visas, que harían helar la sangre al más valiente. "Encima las dejé solas en un centro comercial en Puerto Montt."

Julián puso cara de espanto. En un acto de hermanable apoyo, pálido en las mejillas, Poseidón puso su mano sobre el hombro de Hades.

"Mis condolencias."

Hades, moviendo los brazos repentinamente, se soltó del agarre de Julián y lo sujetó por la solapa en el mismo movimiento.

"¿Dónde Está Tu Mujer?"

"¿Qué?"

"Ya sabes, mi cuñada. Tu Mujer. Tu Esposa. ¿Donde Está Anfitrite? Es de vida o muerte."

"¿Para qué quieres encontrar a Anfitrite?

Julián recordó de golpe todas aquellas coloridas frases que había preferido omitir cuando se enteró que Hades había dejado a su pobrecita Visa en manos de Perséfone, Pandora y Queen en un centro comercial. ¡Es Que Le Dieron Unas Locas Ganas Asesinas De Darle A Hades De Tridentazos!

Tenía demasiado fresco el recuerdo de su rompimiento como para responder cualquier tipo de pregunta respecto de la nereida. Hades le sacudió un poco, pero con energía, y le soltó, para revolverse el cabello con las manos, como si quisiera sacar chispas de electricidad estática.

"Quiero Encontrarla Porque Se Va A MORIR."

"Por supuesto que se va a morir: encarnó en un ser humano y los humanos fallecen. ¿Acaso Se te olvidó o El Embarazo de Perséfone te ha hecho mal a la…?"

"Esto No Tiene Nada Que Ver Con El Embarazo De Mi Persefoncita." Hades se puso muy serio y tomó aire. "Anfitrite se va a morir, pero para siempre." Julián puso cara de papel.

"Bah. Eso es mentira: Tite es inmortal, es una nereida." Respondió con fastidio. En el interior de su corazón, le ardía hablar de ella.

"¿En serio no entiendes nada?" Le preguntó Hades incrédulo.

"¿Entender qué?"

Hades, príncipe de la humanidad difunta, el invisible y el más tosco de todos los dioses, dado que carecía de tacto para dar noticias malas, tomó aire e hizo un esfuerzo sobre divino para tener así tantito de delicadeza.

"Escúchame bien, que esto lo voy decir una sola vez. Hace varios días, el cosmos de Anfitrite se activó como no lo hacía en 1500 años. No me digas que no lo sentiste, porque hasta Pasitea se dio cuenta, con lo distraída que es."

"¡Claro que lo sentí! Estaba aquí y lo sentí muy claro: conozco el cosmos de mi Ex."

"El asunto es que Thanatos llegó corriendo como una hora después, arrastrando consigo al pobre de Rune, con Cerberos jugando alrededor de ambos, porque creía que se trataba de un juego: Me Mostró Algo Horrible." Hades se detuvo para tomar aire. "Anfitrite apareció en la lista de Thanatos y Rune para dentro de 4 meses."

"¿Y?" Preguntó Julián, tratando de parecer indiferente.

"¡Eso mismo me dije yo! El que tu mujer esté en ambas listas, quiere decir que va a morir definitivamente, como humana Y como inmortal. EN 4 MESES."

"¡¿QUÉ!"

"Poseidón… Nos hemos pasado todos estos días investigando, porque eso no puede ser posible… o eso creía. Hasta Hécate nos ayudó, y sabes que esa es BIEN antisocial. ¿Sabes lo que es tener que entrevistar a las Parcas sin que se enojen contigo? BAH. El asunto es que Anfitrite ha estado encarnando sin cesar desde que se fue de Atlantis hace 1500 años." Explicó Hades, quien se notaba acelerado. "¡AGH! ¡Ni Siquiera Estamos Seguros Del Protocolo!" De hecho, apenas tomaba aire para seguir hablando. Julián lo sujetó de la solapa.

"Habla Claro Que No Te Entiendo Y Me Estás Haciendo Enojar. Anfitrite es una diosa, no puede morir definitivamente."

"Lamento corregirte, pero ella no es una diosa. Hace 1500 años que no lo es. Dejó atrás su divinidad y ¡Adivina! Solo los dioses podemos encarnar a ese ritmo sin peligro. Aún así nos tomamos un tiempo entre encarnación y encarnación. ¡Sabes que agota!"

Julián entrecerró los ojos y soltó a Hades, tratando de procesar lo que le estaban diciendo. ¡Claro Que Encarnar Cansaba! Salir de un cuerpo humano daba mucho sueño y cansancio: era como si se estuviera saliendo de una pera de box usada y abusada, y no de un cuerpo humano. Poseidón se giró en dirección de la casa de Paulina. ¡Vaya! Ahora no solo estaba dolido, estaba FURIOSO. ¿Cómo fue que la muy bruta le ocultó tal cosa?

"¿Qué Quieres Decir Con Todas Esas Burradas Que Acabas De Decir?"

"Afírmate que ahora viene lo peor: Anfitrite tenía dos años más de vida, ¡Tiene Que Estar Muy Enferma! Su esencia de nereida se agotó hace unas tres encarnaciones atrás y lo único que la mantenía viva era lo que le quedaba de energía divina… porque abandonó su condición de diosa al dejarte solo. ¡Y Cuando Explotó Su Cosmos…!"

"… Agotó lo que le quedaba de reserva…" Julián miró a su hermano gélido. "¿Se Va A Morir Y Me Lo Dices Tan Tranquilo?" Preguntó molesto.

"Err… le queda reserva para cuatro meses más."

"¿PARA QUÉ Vienes a Decirme Todo Esto?"

"Porque hicimos una investigación exhaustiva en nuestros archivos: Según Hécate, hay una manera de salvar su vida. Quizás haga muy poco por su cuerpo humano, pero salvará su integridad inmortal." Hades hizo una pausa. "Debes devolverle su divinidad cuánto antes, antes que sea el segundo inmortal en morir." Concluyó el dios dándose aires de grandeza.

"¿CÓMO QUIERES que le devuelva su divinidad si ni siquiera sé como se la quitó ni donde la dejó?" Demandó saber Julián empuñando las manos. Hades se encogió de hombros.

"Ni idea, creí que se te ocurriría algo." Se disculpó. Hades carraspeó ligeramente, ya más tranquilo, y se sacudió las ropas. "Fuiste tú quien le confirió divinidad cuando se casaron. Hécate dice que Anfitrite la dejó en un lugar específico y muy especial. Podrías devolvérsela de la misma manera que la primera vez en cuanto la encuentres. ¿No te acuerdas como lo hiciste?"

"… sí… pero no se va a poder…"

"¿Por?"

"Terminé con ella…"

"…"

"…"

"Auch." Hades tragó saliva y se quedó en silencio. "Por cierto, ¿Cómo está mamá?"

Una pregunta tan sacadora de onda era meritoria de un fuerte empujón. Julián emitió un gruñido sordo, apretó los dientes, empujó a su hermano a un lado y comenzó a correr en dirección de la casa de Paulina. Hades le observó perplejo.

"¡Dale Saludos De Mi Parte A Mamá Cuando La Veas!" Exclamó a viva Voz, pero Julián ya se perdía en la distancia. El dios de los muertos resopló y miró a su derecha. Allí estaban Baian, Isaac, Kaysa y Eo, perplejos como nadie, acompañado de Minos de Griffin, quien estaba de guardaespaldas ese día. "Mejor vayan tras su señor." Le dijo Hades a los Generales. "Creo que los va a necesitar."

Los cuatro Generales asintieron rápidamente.

Caleta de Pescadores.

Oculta de la mirada de pescadores y compradores, Paulina se sujetó de un poste a esperar que el tremendo vértigo se le pasara. Frías puñaladas parecían acuchillarla desde el interior de las tripas, y sus articulaciones estaban agarrotadas. Anfitrite sentía como la tráquea se le cerraba, y sus trabajosas bocanadas de aire de poco la ayudaban. Poco a poco, sus rodillas cedieron bajo sus pies.

Ya había llorado mucho. Sin parar durante horas. Se había forzado ella misma a salir de casa, vistiendo su uniforme escolar, con apenas un sweater que la protegía del frío. Es que este paseo no tenía intenciones de durar más de 5 minutos: tan solo quería ir a la Caleta a ver si habían noticias de su papá y hermano… y de paso esconderse del Servicio de Menores, que alertado por las Autoridades de Puerto que estaba sola, ya habían enviado asistentes sociales a buscarla. Podía tener 17 años, pero ante la ley era un menor de edad.

Estaba en estos trotes cuando la había asaltado esta crisis que ni siquiera la dejaba pensar. Crisis que por cierto había sido desatada por la somatización de toda su angustia psíquica a la que había estado expuesta los últimos días.

"¿Necesita ayuda, señorita?" Preguntó una voz masculina, que le resultaba familiar. Quizás era uno de los pescadores de la caleta.

Sin levantar la mirada del suelo, con los ojos cerrados a presión y sin dejar de sujetarse el vientre, confiada y asustada, Paulina asintió.

"… s–í."

"¿Está segura que quiere que la ayude? Tendré que llevarla a otro sitio."

"… P–o–r fa–vor, n–ece–sit–o a–yu–da…"

Un espeso banco de niebla se dejó caer de pronto y solo entonces Paulina pudo percibir la cercanía del Caleuche. Levantó la mirada muy asustada, con los ojos vidriosos y tal fue el impulso de adrenalina que arrasó por sus venas, que hasta se olvidó el intenso dolor, por no ser éste algo prioritario. Intentó ponerse de pie, espantada: ¡Había Dicho Que Sí! Sin saberlo había aceptado la ayuda de un brujo: la subirían al Buque de Arte sin problemas.

PLAAAF.

"¡Kyaaaaaaaa!"

De un solo bofetón le hicieron perder el equilibrio, pero no cayó al suelo. Un brujo corpulento la sujetó violentamente de un brazo y le aplicó una dolorosa llave que la dejó inmóvil. Las puñaladas de dolor que sentía en su vientre se hicieron más agudas.

"Peleadora hasta el final, aunque ya te estés muriendo." Dijo de pronto la voz de Humberto, que apareció entre las sombras de aquella espesa niebla. Estaba más calvo que el día anterior, aunque tenía mechones de pelo repartidos desordenadamente en su testa. Paulina intentó soltarse, sin éxito. El Capitán del Caleuche la sujetó por el mentón y la besó en la mejilla. "Eso es solo un adelanto."

"¡Piérdete Cabrón!" Siseó la nereida asqueada. Forcejeó contra su captor, pero los brujos que había allí, que no eran pocos, tan solo rieron.

"¡Miren Como Pelea! Espero que se porte así igualito cuando esté en mi poder. Me encanta cuando se resisten." Humberto se relamió los labios. "Esta niña no solo fortalecerá al Caleuche, sino que me hará muy feliz. Haré de ella además una mujer."

"¡NOO!"

"Súbanla a bordo."

Los ojos de Paulina se abrieron como platos y del puro susto adquirió nuevas fuerzas para seguir peleando. Pero esta vez fue más inteligente, y en vez de gastarse forcejeando contra un brujo que era mucho más fuerte que ella… Hizo otra cosa:

"¡NO, KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"

Gritó con todas sus fuerzas.

No lejos de allí, incluso dentro del banco de niebla, Julián se detuvo de golpe. Había ingresado momentos antes, movido no solo por la urgencia de ver a Paulina cuanto antes, sino por la mala vibra que le daba el banco de bruma. Su corazón se saltó un latido y un enojo ciego se apoderó de sus sentidos cuando la oyó gritar llena de miedo. Ya antes Anfitrite había tenido un serio problema con situaciones similares, él lo había visto, pero pese a que no sabía nada…

Flashback.

"Fui víctima de las circunsssstanciasss. Caí en la trampa del Caleuche, quien esss tu verdadero enemigo."

"¿Huh?"

"Busssscan a tu nereida…" Caicaivilú le fijó los ojos al dios. "Quien por cierto sssssssse esssssssstá ahogando."

Fin de Flashback.

… ¿Qué? ¡Ratas!

Julián aceleró su carrera. Tan concentrado estaba en llegar que ni siquiera convocó a su Camei o sus generales. ¿A esto se refería aquella serpiente loca? Ya verían esos lo que conseguían por hacer enojar a un dios.

¿Por qué tuvo que dejarla sola? Si se hubiera portado bien desde el principio, nada de esto estaría pasando. Anfitrite era una nereida muy dulce, se merecía un mejor trato. ¡Estaba Muriendo Por Culpa Suya! Y le había excluido. Conociendo a su nereidita como la conocía, seguramente ella estaba muy conciente de esto. ¿Tanto daño le había hecho? ¿Tanto como para dejarse morir de pena? ¿Sabiendo que él, Poseidón, dios de los mares, los terremotos, los desastres naturales, los caballos y la epilepsia, podía ayudar a su curarla?

La bruma se disipó a la orden de su cosmo. Un grupo de no menos de 7 sujetos arrastraba a Anfitrite a bordo de un enorme barco de vela, el cuál nadie parecía ver, excepto él y los brujos. Éstos últimos, al notar que ya no estaban ocultos por la neblina, se detuvieron curiosos. Julián apretó la quijada y a lo bruto saltó a la espalda del brujo que arrastraba a Paulina a bordo.

"¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaa!"

"¡Déjala Tranquila!" Un simple movimiento bastó para que el brujo arrojase a Julián al suelo, soltando por momentos a Anfitrite, dado que el dios no se había sujetado bien.

"¡Atrás Muchacho!" Los 7 brujos le señalaron con un dedo, más que dispuestos a hechizarlo. Anfitrite intentó correr detrás de él, pero Humberto la desplomó con un hechizo.

"¡Aaaagh!"

"¡No La Toquen, Infelices!"

Julián hizo el ademán de levantar a Paulina del suelo, pero una suerte de cortocircuito impidió que se la acercara y cayó sentado al suelo. Curioso, Poseidón entrecerró los ojos: bastaría un mero movimiento de sus manos para deshacer esa barrera. Entonces el dios cruzó miradas con su chica, que fue interrumpida solo cuando Humberto levantó a Paulina del suelo de un brazo y le dio un empujón al dios con el pie. Otro Brujo apresó a Julián por la espalda.

"¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? al diosito de los mares." Humberto sonrió socarronamente. "¿No tienes que estar en alguna gala en el Olimpo?"

"No Te Conviene Zarpar En Tu Nuez, Estando Yo De Mal Humor Contigo. Libéranos en este momento." Gruñó Julián, forcejeando con su captor.

"JAJAJAJA. No."

"¿Quién te has creído tú que eres?" Preguntó Poseidón con arrogancia.

"Julián, por favor, no lo provoques…" Gimió Paulina, asustada y dolorida como nunca. "Tiene preso a mi papá y hermano… ¡Por favor!" Humberto le jaló el cabello. "¡AAAAGH!"

"¡Cállate, Niña! Hablas como si el niño rico pudiera hacer algo." Humberto entonces se encontró con la airada mirada del dios… que curiosamente había dejado de luchar. "¿Qué no ven que esto es tan solo una encarnación dormida? No puede hacernos daño: el alma de Poseidón no está despierta del todo."

Anfitrite puso cara de pregunta, lo mismo uno de los brujos que había allí. Julián le dedicó una mirada cómplice a la nereida y comenzó a agitarse. No… Humberto se equivocaba. Si bien Poseidón volvió a dormir luego del incidente del rapto de Saori, había despertado de nuevo por algunos momentos durante en la batalla de Hades, el tiempo suficiente para enterarse de la situación y enviar las armaduras doradas al Inframundo, antes de volver a dormir. Pero una vez terminada la guerra, y por intervención de Rea y Zeus, el alma de Poseidón había despertado por completo una vez más en la persona de Julián Solo.

¿Acaso Humberto no se daba cuenta de esto? Bueno, este brujo no se caracteriza por ser muy lumbrera para estos detalles. De hecho es bien lento de entendederas.

"¡YA VERÁS LO QUE TE PASA POR FASTIDIARME EL DÍA!" Vociferó Julián, mientras se sacudía con energía… por alguna razón no parecía estar poniendo todo su esfuerzo.

PUNCH.

Tras una señal de Humberto uno de los brujos golpeó a Julián en el estómago. El joven dios se dobló sobre sí mismo y quedó momentáneamente fuera de combate.

"Súbanlos a bordo a los dos." Ordenó Humberto con pereza, mientras subía al Caleuche. Soltó a Anfitrite unos segundos, pero cuando ésta intentó huir, otro brujo la atajó y levantándola, se la echó al hombro. Julián se dejó arrastrar… aunque no tenía mucha alternativa: un golpe en la panza es bien desagradable. Al menos no estaba inconsciente.

El dios parecía tramar algo y Paulina se dio cuenta de esto. Con las miradas, que pudieron cruzar por momentos, se dijeron miles de cosas y Anfitrite se quedó tranquila… pasara lo que pasara, sabía que Julián se aseguraría que todo saliera en beneficio de ellos. Entonces pisaron la cubierta. Paulina fue arrojada a suelo, pero no se arriesgaron a soltar a Poseidón.

"Por cierto, querida mía…" Comenzó Humberto, que no le quitaba los ojos encima a la chica.

NO SOY Tu Querida!" Exclamó Enojada mientras se ponía de pie. Le dolía todo, pero podía aguantar. Una venita pulsó en la frente de Julián.

"No eres mía, pero lo serás antes de esta noche. Te haré una mujer y eso te gustará." Rió Humberto, lascivo y desagradable. Paulina no se contuvo al hacer una mueca de asco. Julián… hervía de enojo. De hecho ya estaba rojo y echaba humo por las orejas. "Observa, cariñito: tus parientes han decidido salir a saludarte." Afirmó el brujo, señalando hacia arriba.

Por inercia, todos los presentes miraron hacia la dirección señalada por Humberto, aunque sólo los recién llegados no sabían de qué se trataba. Sonrisas crueles se dibujaron en el rostro de los brujos, de aquellas que se mezclan con algo de sadismo. Julián dejó escapar un suspiro de sorprendida indignación. Paulina…

… La impresión hizo que sus rodillas flaquearan, sus ojitos se redujeron a la nada casi y ni lágrimas pudo derramar. Las manos temblorosas quisieron cubrir su boca, pero se vieron inútiles.

Lo que veía, era algo infame.

Abajo del Caleuche.

Eo golpeó una piedra, poniéndola prácticamente en órbita. Isaac escudriñaba los alrededores en alerta, preguntándose porqué rayos sentía a su señor tan cerca, pero sin poder verlo. Kaysa ya había ido a alertar a los demás, Baian buscaba no lejos.

"¡Isaac!" Exclamó Eo. "¿Puedes verlos?"

"NO. Los Siento Muy Cerca, Pero No Puedo Verlos."

"El Mar Está Muy Enojado: El Señor Poseidón No Está Lejos." Comentó Baian con lo dientes apretados.

"¿Alguna Idea De Porque Nos Están Excluyendo?" preguntó Eo sin dejar de concentrar su cosmo.

"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"

Aquél grito resonó con estridencia y en estéreo. Estaba lleno de angustia, se oía macabro. El grito pronto pareció derivar en un ansioso y triste llanto sofocado. Los tres generales se quedaron viendo en una dirección específica, hacia el mar, en la que aparentemente no había nada. Imposible era no reconocer ese grito: Era de la señora Anfitrite.

"Isaac, Eo, vean si pueden llegar a esos gritos. Yo iré por el resto." Ordenó Baian en casi un susurro. Los aludidos asintieron y, diligentes, se lanzaron en pos de su misión.

Continuará.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

Próximo Capítulo: Rituales que Matan.

Frío, humedad. Paulina abrió los ojos de golpe, sintiendo punzantes dolores por todo su cuerpo. Tenía frío, mucho. Se aferró a su delgado sweater y a duras penas logró incorporarse. Sentía que la laringe se le cerraba, por lo que respirar le era complicado. Tras un examen rápido a su alrededor…

PS: No creo que estén molestos con lo largo del capítulo. Es que se me volvió a pasar la mano y no me di cuenta. No es mi culpa, intenté detener a mi Musa, pero no me hizo caso. Espero que hayan disfrutado del capítulo y que no los haya decepcionado. ¡DEJEN UNA BELLA REVIEW!

Brújula Cultural:

Dionisos: Hijo de Semele y Zeus, es el dios del vino, de la exaltación, de la vendimia y el éxtasis. Tuvo que trabajar mucho para acceder a la inmortalidad. De carácter jovial, también tuvo que hacer malabares para evadir la furia de Hera. Contó principalmente con la ayuda de dos diosas, su abuela Rea y de Afrodita, de quien fue amante: de hecho, la diosa le dio un hijo, Príapo, que siempre le acompaña en su comitiva, formada por sátiros, silenos, ninfas, ménades (divinidades femeninas exaltadas), y cuántos quisieran unirse a la fiesta. Se casó con la princesa cretense Ariadna, unión que fue propiciada por Afrodita. Dionisos le fue fiel a su esposa humana, y a la muerte de ésta, guardó un luto extenso y dolido: lanzó su corona al firmamento, para así poder recordarla. Este dios era muy popular con las mujeres, aunque no un pasado de fresco. Se le atribuye un carácter encantador y solía conseguir favores de esa manera… y si no podía por las vías regulares, embriagaba a las chicas hasta la inconsciencia para conseguir lo que quería. Se dice que era el único hombre y dios que entendía a las mujeres a la perfección. Sus grandes amigas son Démeter, Athena (esta le salvó la vida), Afrodita y Perséfone.

Pasitea: También llamada Talía. Es la más joven de las 3 Gracias (o Cárites), que son las acompañantes de Afrodita. Pasitea es la esposa de Hipnos, el hermano gemelo de Thanatos. Este muchacho era algo tímido, y estaba MUY enamorado de esta Gracia, pero no se atrevía siquiera a acercársele, por lo que se contentaba con verla de lejos y de proporcionarle los más dulces sueños cuando dormía. Por aquél entonces, se desarrollaba la Guerra de Troya y Hera, que por razones obvias no quería el triunfo de los troyanos, se enteró que Hipnos estaba enamorado de esta Pasitea, y que no se atrevía a hablar con ella de pura timidez. Entonces urdió un plan: convenció a Hipnos para que durmiera profundamente a Zeus, quien propiciaba la victoria Troyana, para así poder darle una chance a los griegos, a cambio de que ella haría las veces de celestina con Pasitea… y aunque temeroso de la reacción del padre de los dioses, Hipnos se arriesgó y ganó, pues el plan de Hera resultó y Zeus nunca se dio cuenta. En agradecimiento, Hera le consiguió una cita a Hipnos con Pasitea y debió haber salido bien, pues ambos terminaron casados y felices.

Hécate: Es la diosa de las hechiceras. No tengo mucha información sobre ella, excepto que le gusta estar sola. Vive en el Inframundo, aunque no subordinada a Hades.