A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega.
¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA! ¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras! Tan sólo me queda hacer una pregunta: ¿Cuándo actualizarás?
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.
ADVERTENCIA.
Principios 117 para ver y entender Manga: Según el principio impuesto en el punto 116, se deduce que no hay que confiar en sujetos que usan dos aros.
POR FAVOR::les entrega un paraguas, un impermeable y un salvavidas a los lectores: ANTES DE LEER ESTE CAPÍTULO, TENGAN EN CUENTA ALGUNAS NORMAS DE SEGURIDAD E INFÓRMESE SOBRE LA ZONA LIBRE DE PELIGRO EN CASO DE DESASTRE NATURAL Y/O IRA DIVINA.
Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 13:
La Ira de Poseidón.
Cubierta del Caleuche.
Aturdido por el golpe, Julián como que se nubló algunos segundos luego que se hubo estrellado contra la cubierta. Pero eso no lo detuvo por más tiempo, y aunque aún veía canarios dando vueltas alrededor de su cabeza (en realidad eran pececitos payaso, como Nemo), se puso de pie y sacudió sus ropas.
"Eso no te lo esperabas, ¿Oh gran señor de los mares?" Se mofó Humberto de buena gana. Julián avanzó hacia él, luciendo señorial.
"Exijo que liberes a la Nereida." Le ordenó tajante, más que pedirle por favor.
Humberto, quien había detenido el ritual, pese a las miradas atónitas de los demás brujos que tomaban parte de la macabra ceremonia, apenas volvió la cabeza hacia el dios y esbozó una sádica sonrisa. Julián miró hacia Anfitrite, quien comenzaba a mover los dedos, como reaccionando. Esa visión le provocó un retorcijón de tripas: sea lo que fuera que estos locos estaban haciendo, mataría a Paulina en cosa de minutos.
"¿Qué No Ves Que la Vas A Matar?" Julián empuñó las manos y asumió una posición defensiva. El mar comenzó a agitarse cada vez con más violencia. Las olas eran cada vez más grandes y aunque en teoría el Caleuche no debería verse afectado por éstas, ya comenzaba a remecerse peligrosamente.
"¿Matarla? No… tan solo quiero su esencia divina." Humberto emitió unas risitas demasiado agudas. "Si se muere en el proceso, es un efecto secundario no deseado. Además la quiero viva, aunque no me importa si queda vegetal."
Basta. Su paciencia divina tenía un límite y en esta ocasión se había contenido mucho más de lo normal.
"¡Isaac! ¡ATACA CON TODO!" Ordenó el dios, mientras se lanzaba contra Humberto.
Una vez lanzado el ataque, no se puede detener sin sufrir MUCHAS bajas. Cualquier estratega de los buenos sabe esto… y no es por nada, pero cuando los ataques han sido lanzados en forma precipitada, sin ponderar lo bueno y lo malo, puede resultar en un desastre que va a depender de las proporciones del mismo. Es que Julián estaba tan enojado que ni siquiera se dio cuenta que Isaac…
"¡ATRÁS!" Humberto alzó la mano en contra del dios, atacándole con una fuerte descarga eléctrica.
"¡AAAAAAARGH!"
"¡MUAJAJAJAJAJAJAJA!"
Julián cayó al suelo, apretando los dientes. ¡BAH! Si hubiera querido, ese ataque ni siquiera le habría hecho cosquillas, sino que se habría regresado hacia la fuente. Si no me creen, pregúntenle a Seiya. El caso es que Poseidón tenía buenas razones para aguantar los golpes. El dios alzó la mirada hacia donde estaba Isaac… dado que por algún puñetero motivo no se movía.
…
¿Qué le pasaba a Isaac? El general de Craken estaba paralizado en su lugar, luchando consigo mismo para poder moverse y de muy mal humor, incluso con su cosmos encendido a toda potencia. ¿Pero qué…? Julián intentó ponerse de pie, pero una patada de Humberto le hizo regresar al suelo.
"Hace unas semanas tuvimos un percance con algunos santos dorados. ¿No te lo comenté?" Humberto rió. "Luego de eso, tuvimos que diseñar un hechizo que neutralizara a estos guerreros que usan cosmos: tu insulso lacayo está paralizado."
Julián apenas le prestó atención. Pasó su mirada de Isaac hacia Anfitrite, quien lentamente comenzaba a recuperar la conciencia. Miró a Humberto a la cara: mejor lo mantenía hablando, para que así retrasara más el dañino ritual y pudiera darle una oportunidad a Paulina para recuperar las pocas fuerzas que le quedaban. Los demás brujos, sobre todo los que formaban parte del rito, se miraban nerviosos y molestos: ¿Por qué Humberto se detenía? ¡Tenía que continuar antes que perdieran definitivamente la oportunidad!
"Esto Va A Acarrear Consecuencias, ¿Sabes? De Las Que Son Serias." Julián señaló hacia Anfitrite. "Estás Atacando A Un Dios En Forma Descarada: NO TENDRÉ Piedad de Ti."
"No te tengo miedo: eres un dios dormido." Humberto dijo esto en tono burlón. Julián amenazó con golpearlo, pero el brujo señaló hacia la nereida y al sello, como reaccionando a una orden muda…
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
Descargó una fuerte corriente eléctrica en la indefensa nereida, que no solo terminó por despertarla, sino que paralizó por propia voluntad a Julián, ya que verla retorciéndose de dolor, no era bonito y hasta creyó sentir en carne propia aquellas letales descargas.
"¡Grrrrr! Ahora si estás…"
"¡Tut, Tut! Quieto o tu manceba sufre." Humberto se volvió a su tripulación. "¡TRAIGAN LA PLANCHA! A ver si a este hijito de Mami le gusta caminar por ella."
"Haz lo que quieras. Quien saldrá perdiendo a final de cuentas eres tú."
Poseidón apenas se contenía de rabia, intentaba por todos los medios mantenerse calmado. Isaac seguía luchando, Paulina estaba hecha un ovillo al centro del grabado, temblando de miedo y de dolor. La tripulación que no formaba parte del ritual se agitó y comenzó a moverse por entero. Dos brujos le apresaron por la espalda y le ataron de manos, mientras otros cuatro instalaban una plancha en uno de los costados. A empujones se llevaron al dios hasta allá. Isaac estaba como loco: no podía moverse ni utilizar su cosmos. Mientras más empeño le ponía, menos movilidad tenía. Poseidón miró a Humberto y sintió un vacío en el estomago cuando reiniciaron el ritual.
"Quien baja del Caleuche sin permiso, pierde la razón." Explicó Humberto mientras las guturales voces del resto de los brujos se alzaban en el aire. "Si sobrevives a esto, no recordarás nada."
Julián se sacudió con violencia, esta vez con algo más de saña, como si no estuviese jugando, maldiciendo en griego, poniendo en problemas a sus captores.
"¡INFAMES Y MALDITOS TODOS USTEDES! YA VERÁN CUANDO DECIDA DESTROZAR ESTA NUEZ. ¡ESTÁN CONDENA…!"
Julián se detuvo a mitad de su protesta. Oculto a la vista de la tripulación, había visto algo que le resultó muy familiar… esa cabellera… ese peinado… ¡Krishna! Se dejó subir a la plancha por inercia y rápidamente escaneó la cubierta… Tethis y Eo estaban por babor, Kaysa y Sorrento a estribor… ¡Sus Generales Habían Abordado Sin Ser Notados! Jejeje. Vamos a ver quien ríe de último ahora.
"¡AVANZA, MOCOSO!" Un fuerte golpe en las piernas le conminó a caminar. Julián tomó aire y observó una última vez hacia Anfitrite.
Paulina, quien sentía que se le escurría la energía del cuerpo, tal como mantequilla derretida, sofocó un suspiro de exclamación cuando sus ojos se cruzaron con los de Poseidón. El dios le dedicó una sonrisa quieta, antes de darle la espalda y caminar con la elegancia y dignidad de un príncipe por aquella plancha.
"¿Por qué haces esto? ¡No tienes que pasar por eso, Poseidón, ¿Qué haces?" Preguntó Paulina, apoyándose en el suelo con las manos, mirando en dirección a la plancha y al elegante caminar del dios, sintiéndose cada vez más débil.
"Porque me lo merezco y para arreglar las cosas… aunque me conoces… esto ya no da para más." Le contestó Poseidón en su mente. Paulina alzó ambas cejas.
"No te lo niego… pero tú no eres así…"
"Bah. No tengo que darte explicaciones." Añadió juguetón y seguro de sí.
Un fuerte golpe en la plancha hizo que ésta se agitase. Julián se detuvo unos instantes y dio un paso más. La plancha se había acabado y bajo él, el agitado océano re revolcaba lleno de enojo. Se volteó hacia la cubierta con una mirada amenazadora, dándole la espalda al mar. Humberto le miró de reojo y tras hacer una mueca, regresó su atención al grabado y continuó con el ritual. La plancha comenzó a sacudirse debido a la cantidad de brujos y tripulantes que la remecían y vociferaban para que el dios saltase. Poseidón se sopló el flequillo y saltó hacia atrás sin que se requiriese más motivación.
"¡Julián!" Exclamó Paulina intentando en vano ponerse de pie, al ver como el dios se impulsaba hacia atrás. Cayó de bruces hacia delante, pero al levantar la mirada, no le fue difícil distinguir que los ojos de Julián se habían tornado blancos
¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!
"¡AAAAAAAAAAARGH!"
"¿PERO QUÉ…?"
Humberto dejó caer el libro que tenía en sus manos y se volteó hacia donde momentos antes estaba la plancha. Parte de la tripulación que se hallaba allí, estaba siendo atacada por un enjambre de furiosas abejas, invocadas por Eo, y al fondo… Julián estaba de pie sobre lo que parecía ser una columna de agua, su cosmo estaba encendido y su Camei le estaba cubriendo. Con facilidad regresó a la plancha y con la misma previa elegancia caminó de regreso al Caleuche.
"¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?" Demandó saber Humberto mientras veía avanzar a Julián por la cubierta. Paulina se incorporó sorprendida.
"¿Acaso Me Crees TAN TONTO Como Para Subir A Bordo Siendo Un Dios Dormido?" Julián se aferró de su tridente y avanzó hacia el grabado. Paulina estiró una mano hacia él.
"¡ESTO ES UNA BURLA! ¡ATAQUEN!" Ordenó Humberto a su tripulación, que no sabía qué hacer.
Entonces, los brujos rompieron filas y se alejaron del grabado, organizándose rápidamente para atacar al tranquilo y enfurecido dios. Pero en ese momento, Isaac fue liberado de la parálisis a la que había sido sometido, y se unieron a él los restantes generales, más Tethis, y enzarzaron una pequeña pelea con la tripulación… al menos la que no huyó al darse cuenta que perderían, ya que hubo algunos brujos, más inteligentes, que prefirieron poner pies en polvorosa.
"ONDAS MARINAS." Atacó Baian.
"AURORA BOREAL." Atacó Isaac con especial alevosía, ya que tenía ganas de desquitarse.
"SINFONÍA FINAL DE LA MUERTE." Sorrento comenzó a tocar con su flauta, enloqueciendo a todos los enemigos que le prestaban un poco más de atención.
Uno y otro los generales comenzaron a dejar más estragos de los que Saga y Mu habían dejado algunas semanas antes. Algunos jugaban más, otros se mantenían al margen: hacía tiempo que no se divertían tanto. Claro que para los tripulantes del Caleuche, no era un paseo por la playa. Muchos, asustados, comenzaron a huir… si podían escapar de Eo y Tethis, claro. Krishna comenzó a acortar la distancia entre él y su señor.
Humberto, con los ojos desorbitados y con la vaga creencia de que aún podría ganar, este tipo no es más terco porque no tiene nada mejor que hacer, apuntó con su dedo a Julián y lanzó un hechizo, que esta vez rebotó en su dirección. Poseidón intentó tomar la mano de Anfitrite, pero fue repelido por un extraño campo alrededor del sello, que golpeó con fuerza.
"¡DESHAZ ESTE CAMPO DE INMEDIATO!" Le ladró Julián a Humberto. "Vas A Matar A Anfitrite Si Sigues Con Esto. ¡NO Lo Permitiré!"
Humberto, que a duras penas se había puesto de pie luego que le rebotara su hechizo, y aún sin entender que con ciertas cosas no se juega, como por ejemplo un dios enojado, con el rostro descompuesto y enfurecido, se dispuso a responderle.
"¿Desde cuando te importa tanto tu EX?" Se burló el brujo. "¿Estás preocupado porque si absorbo su poder podré vencerte y ocupar tu lugar?"
"La verdad no significas mucha amenaza para mi." Le dijo Julián con una calma terrorífica. Su cosmo estaba encendido con violencia y el mar… el mar era cuento aparte: nunca antes se le había visto tan furioso.
"¡TSSSSSSSS! ¡Y No Deberíasssssss Preocuparte Tanto Por Él, Brujo!" Caicaivilú emergió de entre las aguas y se alzó impotente en el aire.
"Tienessss algunossss problemasss domésticosss con los que tratar primero." Respondió una segunda serpiente, la cual estaba hecha de tierra y aunque no estaba en su elemento, no dejaba de ser una amenaza. "Pagarás por haberme encerrado en Quicaví."
"¡¿TENTENVILÚ! ¿Quién te dejó libre?" Humberto comenzó a asustarse. Ambas serpientes sisearon.
"Fui Yo." Respondió Caicaivilú. "Sssi alguien ha de caerle a palossss a Tentenvilú, esssse sssoy yo."
Julián observó como Caicaivilú se enredaba alrededor del Caleuche sin mucho esfuerzo, mientras Tentenvilú se dejó caer sobre la cubierta y se enroscó alrededor del sello, aplicando presión sin que su magia le afectara, como si quisiera destruirlo. Paulina, quien ya no tenía fuerzas y estaba por absoluto aletargada en el centro del grabado, apenas pudo cerrar los ojos cuando el campo comenzó a crujir.
"TORNADO INFERNAL."
"SALAMANDRA DIABÓLICA."
"LA TRAMPA DE CORAL."
Eo, Kaysa y Tethis atacaron con facilidad. Más que una pelea real, esto les parecía una cómoda práctica de entrenamiento. Tentenvilú siguió aplicando presión alrededor del campo, que crujía peligroso. Humberto, quien apenas podía dar crédito a sus ojos, vociferó un grito y cargó contra Julián.
"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!"
El dios se puso en guardia y dado que quería darse el gusto de golpearlo, se trenzó a golpes con él. Rodaron por el piso a la antigua, mientras ambos hacían esfuerzos por ahorcarse mutuamente o causarse algún tipo de daño. Entre golpe y patada, se las ingeniaron para ponerse de pie y sin perder más tiempo, cargaron una vez más.
¡CRAAAAAAAAAAAAAASH!
"¡… Kyaaa!"
El inconfundible sonido de cristales rotos y el débil grito proferido por la nereida detuvo por segundos la pelea. Humberto y Julián observaron como Tentenvilú rodeaba rápidamente a Anfitrite con su cuerpo, para evitar que aquellos extraños trozos de vidrio le hicieran daño.
"¡ALÉJATE/CUIDADO DE/CON MI MUJER!" Gritaron Humberto y Julián al mismo tiempo. "¿TÚ MUJER? Ya Verás." Repitieron a dúo.
Esta vez los golpes que intercambiaron fueron más peligrosos, pero digamos que Julián no tenía deseos de perder y rápidamente tomó control de la situación. Botó a Humberto al suelo y tras pisotearlo, corrió hacia donde estaba Tentenvilú, que con celo protegía a Anfitrite. El Capitán del Caleuche intentó ponerse de pie, pero el mango de una lanza dorada le golpeó en el mentón: Krishna le detuvo con facilidad.
"¿A dónde vas, alimaña?"
Tentenvilú, al ver a Julián arrodillarse junto a la chica, se alejó un poco para darles más privacidad. La serpiente de tierra intercambió una mirada con Caicaivilú, que seguía enroscada alrededor del Caleuche, como esperando el momento justo para destrozarlo. Poseidón acunó a Paulina en sus brazos, dejado su tridente a un lado.
"… H–ace tiem–po n–o t–e veía pele–ar…" Le dijo sin siquiera poder sonreír. "Sigu–e sin g–ustarm–e…"
"Tite…"
"… n–o ha–gas ruid–o… esto–y cans–ada…"
Se sentía muy fría y letárgica. Por alguna razón percibió un tremendo dolor que se le irradiaba por todos los nervios, pero tan débil estaba que ni siquiera tenía fuerzas para tensar los músculos. Sangraba por la comisura de sus labios. Algo en su interior latió como en paralelo a su propio corazón. Julián abrazó a Paulina con cuidado. Alrededor suyo, la pelea seguía desarrollándose: si bien los generales iban ganando, ese molesto hechizo paralizador los retrasaba bastante.
"… V–ete."
"¿Estás Loca?" Julián casi se atragantó. "¿Cómo me pides eso?" Paulina cerró los ojos, y aunque respiraba dificultosamente, le dio a Poseidón la sensación que sostenía un cadáver en vez de una nereida. Algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. "Tite… Sí te amo… ¡Te perdí mucho tiempo, no quiero perderte para siempre! No te mueras…"
La chica abrió los ojos con debilidad, aspiró aire por la boca e hizo una mueca de dolor. Ella también lloraba.
"Y–a no hay vuel–ta que darl–e… ¿Por qué me… vienes a decir… est–o ahor–a, que… tan… to dañ… o me ha–ce?"
"Porque soy un estúpido… Y me quiero quedar contigo. ¿A quién llamaré Tite, si no es a ti?"
"… No… eres… un dios de compromis–os, no… te metas… en algo que… no puedes terminar…" Paulina tenía miedo de aceptar de nuevo a Poseidón… sin embargo, lo único que quería era que se la llevara con él. "Ve–te."
"¡NO quiero irme!" Exclamó el dios. "¿Por qué me rechazas? ¿En serio dejaste de amarme que no quieres estar contigo? Di que sí y te juro por todos los dioses que me iré…"
Paulina jamás contestó. Cerró los ojos con fuerza y una mueca de dolor se dibujó en su rostro. Segundos después sus músculos se dejaron caer, fláccidos y agotados. Perdió la conciencia y apenas se le notaba la respiración. Julián, del susto y el coraje, perdió la irrigación sanguínea en varias partes de su cuerpo y casi se desmaya junto a su nereidita, pero en vez de que tal cosa sucediese, sublimó sus sentimientos a metas mayores. Dejó con delicadeza en el suelo, al cuidado de Tentenvilú, y se puso de pie, apoyándose en su Tridente.
Sus ojos se pusieron blancos y desde el fondo de su pecho, un grito comenzó a gestarse. Sus cabellos volaron con el viento y la madera que había bajo él crujía como llena de miedo. El mar se quedó quieto de súbito, pero en menos de un segundo, se levantó en el aire, y gruesas paredes de peligrosa agua se elevaron a los lados del Caleuche.
Julián Solo estaba oficialmente enfurecido.
Su cosmos tronó de ira e invadió hasta el más recóndito recoveco en el fondo del mar. La placa de Nazca se agitó temerosa y siguiendo el natural proceso de subducción, quiso refugiarse bajo la placa sudamericana. Un natural y tremendo terremoto como no se veía hacía años, se desató en el continente y en el mar las olas aumentaron peligrosamente de tamaño.
Los sismógrafos en la costa no se equivocaron. 8.8 Richter… y eso fue por la intervención de Tentenvilú, que en vista que la tremenda ola generada por la ira del dios seguramente arrasaría con Chiloé y gran parte de la costa continental, optó por hacer subir el nivel de las tierras. Lo bueno fue que Caicaivilú, en un inusual gesto de cooperación, ayudó a calmar las aguas que se precipitaban hacia la costa.
Los generales y Tethis de inmediato se detuvieron y asumieron una profunda reverencia. Los ojos de Julián brillaban con peligro y el Caleuche se sacudió peligrosamente. Arriba de ellos, por sobre sus cabezas y a una altura descomunal, las paredes de agua se cerraron, encerrando los eventos de a bordo en una suerte de burbuja. Tentenvilú y Caicaivilú tuvieron que hacer un esfuerzo para no caerse o soltarse. Humberto, al verse libre del agarre de Krishna, se puso de pie y el muy bruto, todavía sin darse cuenta que era un pobre diablo y que perdía el tiempo, cargó contra Julián.
Poseidón, sin emitir comentario, no se movió sino hasta que Humberto estuvo al alcance de su Tridente. Entonces, con un primer, rápido, sádico y violento movimiento, clavó la pierna derecha del brujo con la horquilla de su arma…
"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!"
… Con el segundo movimiento, le asestó con el mango del tridente, quebrándole un par de costillas. Esto debió haber hecho caer en cuenta a Humberto de lo obvio, ya que trató de arrastrarse lejos del enfurecido Julián, sin éxito. Poseidón le pisó sin nada de delicadeza su pierna herida, obligándole a voltearse, y cuando lo encaró, le puso el Tridente a milímetros de su rostro.
"¡Espera! Por Favor No Me Mates." Suplicó desesperado. "Juro Que No Volveré A Molestar A Tu Querida."
"No es mi querida, es mi esposa." Corrigió Poseidón. "¿Acaso Crees Que Después De Lo Que Hiciste Me Voy A Ir Así Nada Más?"
"Si desembarcas sin mi autorización, todos ustedes se volverán locos." Explicó el Capitán del Caleuche al borde de las lágrimas. "¡Déjame Vivir Y Podrán Bajar Del Barco!" Julián sonrió.
"Essse permissso no esss necessssario." Intervino de pronto Tentenvilú. "No esssstando Caicaivilú y yo pressssentes."
"Y aún con essso… esssste tipo essss un diosss y no necesssita el permissso de nadie." Añadió Caicaivilú, que seguía aferrada alrededor del barco.
Julián sonrió maquiavélicamente.
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Capítulo: ¿Lo que el Mar se llevó?
… La chica tecleó algunos segundos. Arrugó la nariz curiosa y chasqueó la lengua. Volvió a teclear y tomó mucho aire.
"No está aquí." Dijo con la voz queda. Julián se extrañó."
"¿Cómo que no está aquí? Creí que la cambiarían a una habitación no de hospital." El joven dios frunció el ceño. "Paulina no está en condiciones de agitarse tanto…"
PS: Mientras escribía estos capítulos, avanzaba a un ritmo veloz. Mi Musa se inspiró de pronto. Si notaron que el capítulo me quedó más corto de lo normal, no se hagan problemas, aún quedan al menos 3 capítulos más. ¡DEJEN UNA BELLA REVIEW!
Brújula Cultural:
Tentenvilú: Mitología de Chiloé. Es la serpiente de tierra, que salva a los seres humanos de la ira de Caicaivilú, haciendo crecer los cerros durante la tremenda inundación que provocó su par. Es benéfica para los seres humanos y disfruta de sus andanzas. También les enseñó a ser civilizados.
Chile es un país de terremotos. Por desgracia, estamos ubicados justo en el Anillo De Fuego del Pacífico y tenemos el infame título de ser uno de los países más sísmicos del mundo, junto con Japón. A diario se registran alrededor de 6.000 micro temblores, imperceptibles para el hombre, y unos 4 o 5 que no supera el 1 Richter. De cuando en cuando, el suelo se nos mueve y hasta allí no más llegamos. Durante el 2005 hubo uno muy grande, de unos 8.7 si mal no recuerdo (si me equivoco, corríjanme), que azotó el norte de mi país. Y también tenemos el terremoto más fuerte registrado por sismógrafo alguno: en 1960, Valdivia sufrió un terremoto grado 9.0 Richter (o eso fue antes que se rompiera el aparato), y como si fuera poco, justo después del terremoto ese, hubo un Tsunami en la misma zona, seguido de un alud. Como que querían borrarnos del mapa. Jejeje. Una vez más, si me equivoco con estos datos, que pir pura pereza no quise cotejar, corríjanme.
