Este capítulo ha sido reparado, gracias al enorme trabajo de Ekléctica, la Ama de las Horas, que se quemó las pestañas para rastrear, encontrar y aniquilar todos mis errores. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 4 años a las edades del canon. ¡MIL GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA ORIGINAL!¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras!
Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, aunque no menos importante, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.
ADVERTENCIA.
Principio 140 para ver y entender Manga: Mientras más importante y vulnerable sea la doncella en desgracia para el bienestar del planeta y de toda la humanidad, en más problemas se va a meter.
Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
"Locus Imior Maris"
("El Lugar Más Íntimo del Mar")
Omake 5:
¡Serás Tío! Dos Extrañas Visiones.
"No tenías por qué reparar mi techo." Le dijo Anneke a Saga cuando ese hubo bajado del techo. "Ten, te traje algo de beber." El santo tomó el vaso en una mano y con voracidad se bebió todo el contenido de un sorbo. Ya había pasado un día completo desde el terremoto y el efusivo beso que ambos habían compartido.
"Gracias. No te iba a dejar con el techo malo. Además era unas pocas tejas."
"También reparaste mis ventanas."
"No es nada."
Saga y Anneke, seguidos de cerca por Bruno, entraron a la casa por la cocina, en donde se sentaron a conversar. Ambos se habían pasado gran parte del día arreglando todo lo que el terremoto había dañado. Muy en particular, Saga había querido asegurarse que la casa no colapsase, no obstante no había sido necesario: era una construcción muy maciza y había aguantado bien el remezón. El abuelo de Anneke había sido arquitecto y él mismo la había diseñado teniendo en cuenta que el suelo en el que vivían podía ser traicionero. El hombre había sobrevivido el terremoto de 1960 en Valdivia, y su hogar de aquél entonces había sido reducido a escombros, por lo que tuvo especial cuidado en hacer algo firme y que durase. Ésta era la casa que había legado a su única nieta.
Anneke le sirvió un café a Saga, e intercambió con el santo una coqueta mirada. Este par de tórtolos, pese a lo intenso del beso que se habían regalado el uno al otro hacía no más de veinticuatro horas, apenas habían hablado del asunto, por lo que estaban en las mismas: en un coqueto suspenso.
"Ya tosté un poco de pan." Anunció Anneke de pronto. Saga le miró curioso, mientras tomaba un pan y lo analizaba con la mirada.
"Creí que habías dicho que no había mucho pan en Ancud."
"Tuve que hacerlo yo. Ayer hice un poco Kanon me ayudó mientras Isabella y tú revisaban la casa. Hoy preparé más." Explicó Anneke sonrosada. Cierto, el gemelo menor la había ayudado… dándole apoyo moral, dado que estaba muy adolorido para ser de ayuda. "El pan está agotado: sólo una panadería sobrevivió, y créeme que los pobres están abrumados con el trabajo. Mejor así, pues tienen la mente ocupada."
"Con razón está tan bueno." Saga le guiñó el ojo. "Tienes dedos mágicos para cocinar." Anneke hizo una mueca divertida.
"¿Cómo sabes que el pan que preparé está bueno si no lo has probado?"
"No he probado bocado, pero subía un olorcito al techo que se me hacía agua la boca." Rió Saga, mientras cortaba su pan amasado, recién horneado, y lo partía para echarle algo de mermelada.
Anneke sonrió contenta. No solo porque veía a Saga comiendo, sino porque de nuevo se sentía más tranquila y con menos ganas de llorar. Es que desde que el santo la descubriese llorando como magdalena desconsolada se había encargado de no dejarla sola. El frío y serio Saga le estaba mostrando su corazoncito a Anneke… y no saben lo contenta que eso la tenía. Además el beso que habían compartido el día anterior la tenía eufórica. La mujer se puso de pie y se acercó al lavaplatos, dándole temporalmente la espalda a Saga.
"No me has dicho como sigue tu hermano. Ayer estaba muy adolorido. ¿Llegaron bien a Géminis?"
"Kanon no debió seguirme, pero bueno. Yo habría hecho lo mismo. Se quedó en casa con Isabella. Se queja como preso político: tiene que estar en reposo al menos un mes y medio y para caminar tiene que usar muletas." Saga rió travieso.
"Eso lo debe tener de muy mal humor."
"Y no solo a él, que si no fuera por Isabella ya habría perdido la paciencia. Mi cuñada ha sabido mantenerlo calmado. ¡Ha sido una gran ayuda!" Saga resopló molesto. "Estoy que lo cambio por planta."
"Deberías traer a ese par más seguido: Me cayeron muy bien y apenas pude darles un mísero trozo de strudel… porque alguien que está detrás de mí y que no quiero mirar se comió tres trozos SINpermiso." Anunció Anneke mientras lavaba los platos. Saga sintió una gota detrás de la cabeza. "Además me gustaría conocerlos mejor. Kanon es igual y diferente de ti: se me hace simpático."
"No te pierdes de nada." Saga le dio una mordida a su trozo de pan. Sonrió para sus adentros: era la primera vez que Anneke le hablaba tanto de un solo respiro. "En todo caso, él es la copia mal hecha."
El santo suspiró de gusto. Adoraba ver a Anneke de buen humor, ya que lo ponía de buen humor a él: debería besarla más seguido. Saboreó lo que estaba masticando con delicia; si hasta la mermelada era casera. Saga se quedó mirando a Anneke.
"Disculpa, ¿de qué dijiste que era esta mermelada?"
Al fijar sus ojos en la chica, Saga sintió un extraño frío en la espalda. Vio a Anneke en la misma posición, frente al lavaplatos, lavando algunos trastes, pero había algo diferente. Lucía un veraniego vestido color rosa, color extraño en ella, ya que siempre la había visto con colores oscuros y tenía el cabello amarrado en una cola alta, no suelto como lo estaba usando. Entonces giró sobre sus talones hacia él… no… junto a ella había dos niñas pequeñas, de unos cuatro y seis años más o menos; ambas tiraban de sus faldas con insistencia y no se supo explicar de dónde habían salido. Se llevó un buen susto, tanto que casi dio un respingo. Por más que fijó la mirada, no pudo distinguir las características de las niñas, excepto que una de ellas tenía el cabello algo más ondulado… claro que ambas mocosas pasaron a tercer plano, ya que al ver a Anneke… ¡AY! Casi le da un infarto al miocardio: ella tenía una preciosa panza de unos cinco meses.
Eso le dio un lindo latido de corazón.
"Murtilla."
¡Zas!
Entonces todo volvió a la normalidad. Anneke miraba a Saga con una gran sonrisa, vistiendo su falda negra con un grueso sweater con cuello de tortuga en color verde oscuro, que se le ceñía al cuerpo y que le resaltaban los ojos. Estupefacto, incluso respirando agitado, el santo parpadeó varias veces y tragó lo que tenía en la boca.
"¿Cómo?"
"Es mermelada de murtilla." Anneke regresó a la mesa y se sentó frente a él, con una coqueta sonrisa. "Es un fruto silvestre de esta área. Tengo algunos frascos sellados y sé que no se rompieron, ¿Quieres llevarte alguno?" La chica entrecerró los ojos y ladeó la cabeza. "¿Te pasa algo? Parece que hubieras visto un fantasma…"
"No, nada, no me pasa nada." Se apresuró a decir Saga a la rápida. El santo entonces puso una sonrisa golosa. "¡Claro! Si puedes disponer de un frasco de esta mermelada, feliz me lo llevo."
"¿En serio no te pasa nada?" Insistió Anneke curiosa, alzando ambas cejas.
"No… nada…" Saga le sonrió coqueto. "No tiene importancia… Entonces… es ¿Murtilla?"
"Sí. ¿Te gusta?"
"Mucho."
Saga siguió comiendo con más entusiasmo que antes, mientras Anneke se servía un poco de lo que ella misma había preparado. Conversaron un buen rato, ninguno de los dos se aburría con los temas del otro. Saga procuraba contarle muchas cosas acerca de su vida, y Anneke, aunque más reservada, hacía lo mismo si le daban tiempo. Sin embargo, ninguno atinaba a hablar de lo ocurrido el día anterior: tan importante acontecimiento, como era aquél beso, parecía estar en el aire, dándole un precioso halo a esta simpática relación. Ya pronto tendrían una oportunidad más calmada de hablar bien las cosas… y quizás hasta más romántica. De momento, dejémosles charlar tranquilos. Entonces, mientras Saga se servía otro pedazo de pan (necesita alimentarse, es un santo en entrenamiento), sintió algo simpático…
… Anneke lo miraba con ojos grandes y tenía un curioso brillo en ellos, igual a la mirada que ponen los sonámbulos. De pronto puso una sonrisa de oreja a oreja y hasta se irguió en su silla.
"SAGA. ¡SERÁS TÍO!"
Saga casi se atraganta con su comida. ¡Esta Noticia No Se Da Tan De Improviso, Menos A Alguien Impresionable! Tras varios aspavientos, y la mirada atónita e inocente de Anneke, el Gemelo Mayor la quedó viendo tal cuál si le hubiera crecido una segunda cabeza.
"¿QUÉ VOY A SER QUÉ?"
Anneke se tapó la boca y ahogó una risita. Agitó las manos delante de sí, para poder calmar al atolondrado Saga.
"Disculpa, me emocioné… pero serás Tío."
"¿YO, TÍO?" Saga se revolvió los cabellos con energía, casi sacando chispas. "NO ME DIGAS. ¿POR QUÉ TENGO UN HERMANO TAN IRRESPONSABLE? NO LO CREO. ¿ACASO NO SABE CUIDARSE EL MUY…?"
"¡JAJAJA! No sigas Saga, perdón… no fue mi intención asustarte." Rió Anneke de buena gana. "Serás tío, pero no por culpa de Kanon."
"¿A qué te refieres?" Preguntó Saga aún impactado.
"Tu hermano e Isa… no serán papás por lo pronto." Anneke tomó aire. "Es otra chica… la conoces, es cercana a ti… Hmm… creo… que está casada con uno de los dorados: Ella es quien será la mamá de un lindo pequeñito."
"¡Qué Bueno Que Me Lo Aclaras!" Saga se derrumbó en su asiento, por completo aliviado. "No me siento preparado para ser tío sanguíneo… ¡Que Susto! No vuelvas a decirme algo así tan de pronto." El santo miró a Anneke con curiosidad. "… Oye… y… ¿Quién es la afortunada?" Anneke se encogió de hombros.
"No lo sé."
"¿Cómo que no sabes?"
"Si llego a conocerla, te lo diré. Sólo sé que no es Isabella, pero sí que está casada con un dorado."
"Oh." Saga se puso pensativo. "Eso me limita a tres posibilidades. Bueno, dos nada más, pues Marín no se casa todavía con Aioria." El santo volvió a mirar a Anneke. "¿En serio que no sabes? Y si te llevo al Santuario, ¿La reconocerías?"
"Sí, sabría quién es si llego a verla, pero…" Una sonrisa traviesa adornó en rostro de la chica. "Pero no te lo diría." Anneke se puso de pie y caminó hacia el refrigerador. "Solo para mantener la sorpresa."
"¡Eso No Se Le Hace A Un Géminis!" Protestó Saga con energía.
"¿Ah No? Pues… ¡Observa!"
Anneke le sacó la lengua y se sentó en la mesa. Le miró con ojos grandes y traviesos, gestos que por primera vez veía en su lindo rostro. Saga suspiró…
… Algo le decía que iba a ser cercano a lo imposible sacarle el chisme. ¿Quién sería la nueva orgullosa mamá del Santuario?
¿Alisa de nuevo? Ojalá que no… Nadie callaría a Milo en un año y no podrían festejarlo de nuevo. ¿Alsacia? Nope, seguro Camus caía en coma de la impresión… si es que sobrevivía a la noticia.
…
¿Acaso Marín? Pero si ni siquiera se casaba con Aioria sino hasta dentro de algunas semanas… y si este fuera el caso… ¡NO! Por favor, que no fueran ellos. Con lo orgulloso que era Aioria, tendrían que noquearlo para que se callara… si es que Marín no lo noqueaba primero por aprensivo.
¿Quién sería?
"Saga."
"¿Qué?"
"Estás dejando fluir tus pensamientos." Le dijo Anneke muy seria. "Eres un alarmista, ¿lo sabías?"
Saga se quedó de una pieza. ¡Vaya que tenía que cuidar lo que pensaba con Anneke cerca!
Fin del Omake.
Por
Misao–CG
PS:Este fue el último Omake de este fic. La boda de Aioria y Marín, así como la de Camus y Alsacia, pronto las verán. Ojalá les haya gustado mucho estas pequeñas escenitas sueltas. ¡GRACIAS POR LEER!
