Yo sé que a partir de este capitulo el fic no les va a gustar mucho que digamos n.nU... y aunque se hagan mención de otras parejas, la principal es la de shura y aioros más que nada... las demás jugaran un papel importante después o.o
NOTA: Lo que esta escrito entre esto -:-:-:- son recuerdos del pasado
Only You
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Le gustaba contemplar a aquél muchacho reflejarse en la cristalina superficie del lago, peinando su cabello, aplacando con sus manos las puntas paradas detrás de su cabeza que eran imposibles de bajar.
Shura lanzaba una maldición en su propio lenguaje, mientras que en el castaño causaba un efecto extraño riendo como reflejo ante aquella muestra de enojo del español. El pelinegro respondía lanzándole una mirada de advertencia y en los labios adquiría una mueca infantil
Y es que no importaba cuantas veces tratara de sosegar las puntas de su cabello, esas mismas ocasiones se levantaba, rebelde, arrancando un nuevo enojo al dueño que se negaba a obedecer. Aioros se apretaba el estómago, tratando de mitigar un dolor que aumentaba cuando reía con la misma firmeza y diversión con la que lo hacia. Y es que Shura era una persona encantadora, con tantas virtudes a su favor que los defectos parecían no existir...
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Perpetuo silencio -por no decir calma-, reinaba en ese lúgubre lugar, quebrantado por las pisadas metálicas que resonaban en las paredes del aquél templo.
Abrumadora era la sensación de haber actuado correctamente, aunque en su interior estuviera la zozobra que indicara lo contrario. Esas habían sido sus órdenes, cumplidas para liberar el alma que no podía descansar en paz...
-"Buen trabajo..."- Dijo una voz con aire irónico a su espalda, chocando con una ráfaga y mortal ambos cosmos, tanto el del sagitario como el aquél sujeto al que las sombras del templo envolvían
-"Supongo que no debo preguntar si me seguiste"- Respondió el castaño, aún manteniendo aquella pugna entre poderes
-"Tenia que asegurarme, tú sabes... en estos tiempos no se encuentran sirvientes confiables, mucho menos si estos sirvieron con anterioridad a quien atacamos"- Hirientes eran sus palabras, pero el moreno se mantenía en el mismo estado apacible
-"El hecho de que tú puedas cobardemente abandonar las órdenes de tu amo, no quiere decir que yo lo haga también..."- Justo a tiempo, antes de que un rayo rojo lo partiera en dos, el sagitario viró sobre si mismo, ejerciendo presión con la palma de sus manos para impedir que aquél mortal fuego le hiriera, aunque el escozor en las manos fuera intermitente
-"¡Deimo, Aioros!"- Gritó una tercera sombra a tiempo, antes de que la fuerza del castaño se drenara y no pudiera frenar el ataque de su agresor.
Ambos cesaron aquella riña para encararlo.
-"¡Fobo, no te metas!"- Vociferó uno de ellos, que al salir de la oscuridad pudo apreciarse con basta claridad su malva y larga cabellera, en un corte bastante extraño y degrafilado en las puntas, llegándole hasta las rodillas; con una tez bronceada a la que adornaban su faz, resaltando dos orbes amatistas
-"¿Debo recordarte que tengo un rango superior al tuyo?"- Inquirió con aires de prepotencia el que antes había impedido su disputa: un hombre de piel nívea, cabellos cortos y rizados hasta los hombros de un blanco nuboso y pupilas color miel.
Apretando los dientes y los puños a sus costados, Deimo fulminó con la mirada tanto al castaño como a Fobo antes de darse media vuelta y desaparecer fuera del templo. El ex caballero de Athena giró sobre si, prosiguiendo su andar hasta la carama de la sacerdotisa de su nuevo amo...
-"No debiste meterte"- Dijo cortante el sagitario sin voltear a verlo. Su interlocutor embozó una irónica sonrisa, mientras se cruzaba de brazos
-"Un segundo más y hubieras muerto"- Aioros ofendido, tuvo que darle la cara
-"Era problema mío"
-"Como digas..."- El albino camino unos cuantos pasos hasta quedar completamente de frente con él –"Sólo no te olvides a quien le debes lealtad"- Susurró
-"Eso es algo que no tienes que recordarme Fobo, bien sé cual es mi deber..."- Respondió prosiguiendo su andar e ignorando el sentimiento de incomodidad que el haber herido a su hermano, le provocaba; aunque las órdenes había sido otras...
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Como único modo de protección, Shura sostenía al pequeño Aioria entre sus brazos, maravillándose ante lo quieto que de noche se veía, pese a que solía ser muy travieso de día, considerando que se pasaba la mayor parte del tiempo practicando o atrayendo de cualquier medio posible la atención del español.
Lograba entender sus gestos o algunas palabras porque Aioros lo había instruido, obteniendo como resultado el acertar en algunos términos griegos que le serían de gran utilidad durante los años que se dedicara a entrenar en el santuario; aunque ahora podía hacer uso de esos conocimientos para comprender al pequeño gato que dormía plácidamente en sus brazos
Un hilito transparente escurría por la comisura de los labios del pequeño león, arrancando una sonrisa divertida por parte del pelinegro, quien lo depositó en su propio lecho, arropándolo con cuidado para luego recostarse a su lado y resguardarle de posibles sueños nada gratos para el pequeño castaño...
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Con detenimiento lo veía descansar. La forma en que su tórax se contraía o inflaba pausadamente, expulsando o reteniendo una muestra de que aún seguía con vida. El que tuviera los ojos cerrados, a pesar de lo hermoso que en otras ocasiones le hubiera parecido, ahora le asustaba congelándole hasta la medula.
Y las palabras de Shion no habían podido ser más claras:
-"La flecha incrustada en su pecho, contiene residuos de un muy potente veneno que se utiliza para matar dioses; imagina si así es de fuerte, con que intensidad le afecta a un humano"
Shura se negaba a creer que las cosas fueran tan crueles. Justo ahora que había averiguado la forma de llenar el vacío que el sagitario dejó en su ser y reparar un daño antes ocasionado, apareciera una vil copia de él, para terminar con la vida de quien la esperanza le devolvía... Aunque tuviera la ligera sospecha de que esa flecha tenía su nombre escrito, y que el león sólo había aparecido en el momento justo para recibirla
Con esa intensidad le amaba, sin importarle el perder la vida si Shura estaba bien; y él ingratamente, había pronunciado el nombre de su hermano, de alguien a quien ya no tenía la certeza de amar...
-"Será mejor que te vayas a descansar"- Le dijo el lemuriano colocando una mano sobre su hombro, sacándole de una dimensión paralela al que sus pensamientos lo habían conducido. Cabizbajo y aún más cansado que cualquier otro día de arduo entrenamiento, asintió débilmente con la cabeza antes de levantarse de la silla que en su reposo junto al castaño, se había convertido
–"¿Quién se quedara con él?"- Le preguntó el pelilila frotando su rostro con las palmas de sus manos para tratar de despejarse. El níveo personaje le acomodo las sabanas a su castaño amigo al tiempo que respondía con cierta inseguridad
-"Shaka se ofreció a hacerlo..."- El español se sorprendió a sí mismo con una evidente sensación de celos en su interior al escuchar ese nombre, una incomodidad que procedía de alguna parte desconocida en su propio ser...
-"¿Por qué precisamente él?"- Su entrecejo se frunció levemente, incluso tuvo la ligera sospecha de que su cuerpo actuaba por si solo. Mu dejó su labor de arropar al herido león y le miró con interés
-"Tú estas muy cansado, y los demás tenemos una reunión con Shion esta misma noche..."
-"Una reunión a la que no me invitaron..."- Dijo con un tono bastante herido, a lo que el lemuriano le respondió con tono tranquilizador
-"Pensabamos ponerte al corriente cuando estuvieras más descansado..."- Pero a Shura no le parecía que ese fuera un argumento veraz, si no una simple mascara para ocultar que lo consideraban culpable
-"¡Ustedes creen que estoy loco!"- Alzó el tono de su voz, provocando que el castaño se removiera un poco en el lecho. Mu trató de calmarlo, alzando ambas manos a la altura de su barbilla, tratando de usarlas de escudo
-"Nadie lo piensa Shura..."
-"Yo si"- Interrumpidos, ambos santos dorados viraron sus rostros hacia el umbral de la habitación de Leo
-"Shaka..."- Musitó Mu oprimiendo levemente su dentadura, incapaz de frenar la posible disputa que ambos podrían tener, posando sus ojos del semblante contrariado de Shura, al serio y casi frío del ángel
-"¿Qué quieres decirme?"- El rubio curveó los labios de forma elegante y con aires de arrogancia
-"Aioros esta muerto y lo sabes, era imposible que se encontrara por los alrededores de Leo aquella noche"- El pelinegro permaneció con los puños cerrados, no deseando discutir en la habitación del castaño y menos con él. Una bocanada de aire infló su pecho, mientras hacia esfuerzos sobrenaturales por no saltarle encima. Y sólo pudo contraatacar sus palabras cuando logró tranquilizarse un poco
-"Dime entonces ¿Cómo te explicas la flecha? Porque si eres tan listo como pretendes hacernos creer, debes tener ya una respuesta ¿No?"- Para su completo deleite, el rostro apacible del rubio se tornó en una mezcla entre molestia e inseguridad, dándole a una certeza respuesta al pelinegro de que no lo sabía; algo que gratamente para el español, puso en su lugar al rubio
De los labios del castaño procedió un alarido apenas audible, que atrajo la atención de los tres dorados. Shaka fue el primero en ponerse de rodillas a su lado, tomándole la mano con suavidad y apretarla hasta hacerle saber que estaba cerca, brindándole algo que el pelinegro le había negado...
Impotente, sabiéndose sin derechos a reclamar cualquier atención del león, se alejó de la habitación con una pesadez y abatimiento en el corazón, que sólo era producto de aquél roce entre las manos del rubio y de Aioria, teniendo como significado una relación aún más profunda que solo dos buenos amigos...
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Para comprender tanto lo que uno como el otro pensara, se necesitaban señas y gestos que la mayoría de las veces resultaban graciosos e incomprensibles. Al pasar dos años juntos, ya podían entenderse frases completas en un idioma claro; en este caso el griego.
Con visibles partículas de tierra y polvo esparcidas por todo el rostro y algunos visibles rasguños, descansaba con las extremidades abiertas de cara al sol, permitiendo broncearse más y teniendo que cerrar los ojos ante los rayos que lastimaban su retina
Entonces el pequeño francés llegaba gruñendo, reclamando su falta de firmeza ante un entrenamiento que en lo absoluto le había cansado. Y aunque le gustaba entrenar a su lado, a Milo, más que cualquier otra cosa, le encantaba hacerlo rabiar... porque de esa forma se aseguraba el tener su completa atención si bien tenia otras cosas sin importancia en la cabeza...
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Si se atrevía a suspirar, corría el riesgo de delatarse a sí mismo, teniendo como problema aún mayor, el que Camus indagara con esa embelezarte mirada sobre el motivo o el causante por el cual lo hacia.
Y es que ni se le atojaba, ni mucho menos deseaba retener esa muestra de atracción hacia él, no si con eso lo daba por enterado, como el causante de una satisfacción que inundaba cada célula de su ser...
-"¿Me estás escuchando?"- La delgada línea de cejas azuladas se había fruncido en dirección hacia la nariz, dándole un aspecto serio y quizá molesto, aún más cuando entrelazaba los brazos a la altura del pecho
-"¿Eh?"- El griego no había podido controlar el reflejo desconcertado en su rostro al salir del perfecto mundo de sueños y cavilaciones, que en plena conversación con el francés, su mente se había empeñado en tener. Camus expulsó aire por los labios en dirección hacia la nariz, provocando que el mechón que cubría su frente se levantara hasta que la brisa hubo pasado.
-"Podemos hablar otro día"- Levantó la mano en señal de despedida, pero Milo no deseaba que se fuera, no sin algo que lo tuviera tatuado perpetuamente en la memoria del acuariano
-"Nada de eso..."- Tomó el brazo del francés con un rápido movimiento de su mano, sin percatarse que este había sido violento; algo que irremediablemente atrajo la atención del onceavo custodio –"Quédate a mi lado..."- Si bien el griego no había medido el tamaño exagerado de una larga lista de significados para esas palabras, Camus se había quedado perplejo sin saber que responder, tomando tan sólo uno del mar de vocablos posibles.
Como si los nervios no bastaran después de aquella propuesta, el francés emitió pequeñas y divertidas risas al tiempo que se cubría la boca con elegancia, con el brazo que se encontraba fuera del alcance del griego. Milo amaba ese gesto porque le había costado mucho esfuerzo convencerlo de que no era impropio hacerlo, mucho menos si debías ignorar todo lo aprendido a través de estos años; pero no consideraba en que aquella fuera la respuesta más adecuada luego de una petitoria de esa índole
Al percatarse de que no era una broma como pensaba, dejó de reír de golpe, teniendo tan sólo como espectáculo las dilatadas pupilas turquesas de su interlocutor, el amigo que desde siempre había estado acompañándolo en su espinoso camino y que ahora esperaba una respuesta a la petición que delataba el más profundo secreto que el corazón de un escorpión custodiara
-"¿Es... en-serio?"- El entrecejo se le frunció tenuemente, no mostrando un aspecto áspero, si no contradictorio a todo patrón de enojo; una mueca quizás más parecida a languidez. La cabeza del escorpión se inclinó en dirección hacia el piso, asintiendo una sola vez. Reflejo de aquella confesión, los labios del aguador no pudieron retener el impulso por abrirse de forma curveada hasta poner al descubierto la perlada dentadura del francés, en una sonrisa
Sin esperar otro tipo de manifestación, Milo acortó aún más la distancia que los alejaba, teniendo como único objetivo un par de labios francés con los que deseba deleitarse desde que se supo cautivado por Camus.
Vibrando de emoción, el corazón de ambos esperó hasta el momento en que el ansiado contacto se llevó a cabo, convirtiéndose enseguida en un culto por devorar la cavidad bucal tanto de uno como de otro. Separando los labios para retener un tanto de oxígeno que les permitiera proseguir su labor con el único fin de demostrarse sentimientos correspondidos...
O al menos eso parecía...
En el momento que el escorpión colocó una mano en la cintura del francés y separó los labios por un imprudente suspiro, Camus situó ambas manos en el torso del Milo para empujarlo hacia un lado y salir corriendo hacia los adentros del templo de Escorpio, donde seguramente se dirigía a su propio recinto.
Perplejo ante su acción, el griego concibió aquél comportamiento como mero reflejo negativo a lo que él mismo había hecho, sin pedir la autorización del francés para besarlo; y aún más, habiéndole profesado un amor no correspondido...
Un carraspeo a su espalda lo hizo olvidarse por breves instantes del acuariano, aunque inconscientemente seguía indagando sobre lo que había hecho mal, aún cuando su muestra de amor fue correspondida...
-"¡Shura!"- Exclamó con una sonrisa que el español le agradeció con otra.
Aparte de Camus, el mejor amigo de Milo era Aioria, por ello no podía evitar las reacciones con las que lo recibía si sabía lo grato que era para el castaño la presencia del pelinegro, aún cuando este se encontrara postrado en cama, sin sentido ni razón de lo que ocurría en su entorno. Y la pregunta que abandonó su boca no podía ser menos inesperada teniendo sentimientos de esa magnitud por el castaño
-"¿Cómo se encuentra...?"- Cual un puñado de polvo ante una ventisca, la sonrisa del español se disolvió antes de responder con un acento aún más fúnebre que el de su propio semblante
-"Mejor o peor, es difícil saberlo cuando él permanece en ese estado..."
-"Ah..."- Milo bajó la mirada y se mordió el labio, maldiciéndose mentalmente por no poder hacer nada para levantarle el ánimo al capricorniano; aunque considerando que sus pupilas de nuevo se enfocaban por el sendero donde el francés había emprendido una huída nada coherente, él no tenía muchas ganas de sonreír...
-"Dale tiempo..."- Sintió un ligero peso sobre su hombro derecho, y aquellas palabras como una onda cálida que se apoderó del vacío momentáneo en su corazón. El griego no pudo evitar la necesidad de encontrarse con sus orbes, buscando aún más apoyo que ese contacto con la mano del español
-"Es que no lo entiendo..."- Dijo –"Le confesé lo que sentía, sonrío y luego..."
-"Lo besaste"- Completó el pelinegro, a lo que Milo respondió con una mueca de exasperación
-"¡SI! Pero lo más extraño fue que él también me besó, me correspondió con una forma que yo no lo esperaba... ¿Por qué me rechazó después?"- Shura caminó hasta posar su espalda en uno de los pilares de Escorpio, mientras el griego le seguía con la mirada, esperando la respuesta de aquella tan difícil ecuación.
-"Es una sensación nueva..."- Decía sin mirarlo, concentrando una vana atención en sus propios pies –"Quizá le gustó tanto que no pudo evitar escapar... Sentirse toda su vida de una forma para que venga otra persona a reformar todas las constituciones que rigen tu destino, no es fácil..."- Una de las palmas de sus manos fue atraída hasta su semblante, donde permaneció unos instantes cubriendo las sombras de lo que ocurrió la noche en que Aioria fue atacado; aquella gama de sombras y luces de colores que atacaban sin piedad alguna su mente, perturbando su cordura. Al descubrirse los ojos, pudo notar a Milo mirándole de una forma desconcertada, no comprendiendo lo que había tratado de decirle –"Fue una forma de escapar menos hiriente que la mía..." (NA: de pronto tuve la necesidad de escribir un ShuraxMilo, pero ya los puse "juntos" en Be Free XDU...)
-"¿A qué te refieres?"
-"La noche que Aioria y yo fuimos atacados, él fue a buscarme a mi templo..."- El griego sonrió de pronto, trazando en su mente lo que seria una posible buena noticia; aunque el español tuvo que romper con aquella mueca –"Yo no le correspondí como él deseaba..."- Milo sintió que su corazón era oprimido, y la sensación aumentó al recordar las palabras dichas por el español momentos antes
-"Fue una forma de escapar menos hiriente que la mía..."
¿De que otra forma aún más hiriente que la de Camus, Shura había rechazado al león?
-"¿Qué le dijiste?"
-"El nombre de su hermano..."- Respondió una culpabilidad que el griego percibió por cada mueca y acciones que el santo de capricornio mostraba, tanto en la forma en que pronunció aquellos vocablos, como en la perceptible lágrima que había brotado por el rabillo de su cárdeno ojo...
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Pese a que la mayoría no se cansara de pregonar el que como hermano del traidor lo convertía en uno igual, a él le gustaba pasar el rato a su lado, conversando de trivialidades y cosas que por la edad a ninguno en realidad le importaban, pero que era con lo único que podían distraerse después de entrenar.
Había ocasiones como esa, en la que el león se la pasaba hablando de lo bueno que Shura era con él; y aunque el rubio tardó un par de años en entender porque le tenía un profundo sentimiento de incomodidad a la mención de ese nombre, por la idolatría que el castaño parecía tenerle a ese español, el camino hacia el dueño de sus palpitaciones cardiacas sería aún más arduo de lo que él mismo sospechaba
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Una vez más el lemuriano había colocado sus manos sobre el pecho de Aioria, tratando de cerrar la herida que aún permanecía abierta, sin conseguir algo más que agotarse él mismo.
-"Es inútil Mu, déjalo"- Le decía Shaka, aún apretando la mano del león entre la suya, esperando que este abriera los ojos para que se diera cuenta de que él era la persona que realmente estaba a su lado, y no la cabra...
-"Es que me sorprende que mis poderes no sirvan"
-"Shion dijo que esa herida no era muy común, quizá esta noche sepamos más del asunto"- Mu suspiró y se recargó en la pared, contemplando el cuadro que el ángel y el león representaban, compadeciendo a ambos: a uno por estar postrado en cama, teniendo aún así que luchar contra el fantasma de su propio hermano; y el rubio, apelando contra el amor que el castaño le profesaba a un ser que no él...
Sorpresivamente, los labios secos y partidos de Aioria se movieron
-"Shura..."- Musitó apretando la mano de Shaka, quien no pudo controlar la mirada herida que recriminó una identidad que no era la suya
-"¿Por qué no dices mi nombre?"
-"Porque él no te ama a ti"- Respondió el lemuriano con abatimiento, obteniendo una mirada fría del rubio como respuesta ante su no pedido comentario
.o.o.o. To be Continued... .o.o.o.
Listo o.o... gracias por leerme y por tomarse la molestia de postearme n.n (p.d. medió cosa shaka en lo último ToT, senti ganas de iorar ;O;)
