CAPITULO 8

EL EXPRESO A HOGWARTS.

* Los días siguientes pasaron en un abrir y cerrar de ojos. (Fue eso o Harry se durmió durante 4 días seguidos).

Finalmente llegó el día de ir a Kings Cross. Harry se reunió con los Weasley para ir a la estación. Llegaron a las once con diez minutos.

- Bueno, - comenzó a decir la señora Weasley - cuídense mucho, espero que tengan un buen viaje, les hice sandwiches de chachalaca, es el favorito de Fred. - Luego volteo a ver a Fred y a George. – recuerden pórtense muy bien

- Claro mamá, - dijo Fred. - No queremos avergonzar a nuestra familia mas de lo que la pobreza la avergüenza

Por fin llego la hora de que subieran al tren, así que la señora Weasley les dio un abrazo a cada uno, lo que le tomó mucho tiempo y los llevo hasta una entrada del tren.

- Bueno, adiós - dijo la Sra. Weasley.

- Adiós - respondieron cada uno de sus hijos, y también Harry.

Subieron al tren y buscaron un asiento que estuviera libre. Lo encontraron casi inmediatamente, pues como habían llegado temprano agarraron buen lugar.

- Valla - dijo Ron, - como se pasa el tiempo

- ¿Por qué dices eso? - Preguntó Ginny.

- Pues mira - dijo señalando la ventana, - ya llegamos. Puedo ver el castillo

- No seas tonto - respondió Ginny - esa es la cortina - y dicho esto Ginny abrió la cortina y pudieron ver la estación y a la gente que despedía a sus hijos.

- Ah... solo los estaba probando - contesto Ron rápidamente.

El tren empezó a avanzar, y Harry vio como lentamente, se alejaban de la estación para luego ir mas y mas rápido.

- Me alegro que se acabaran las vacaciones - comento Harry.

- Yo no lo sé - respondió Ron - me la estaba pasando bien, y me podía levantar hasta tarde.

En ese momento paso el carrito de la comida. Harry se levanto y compro muchos dulces, de todos los sabores.

- Oye, Harry - dijo Ron mirándolos fijamente - ¿me invitas algo?

- ¿Qué crees que soy? - le contesto Harry - cómprate los tuyos, o comete tu entupido sándwich que te hizo tu madre.

Después de estar platicando durante un buen tiempo en el tren, Harry decidió hacer la tarea, que le faltaba, pues no había podido terminarla a causa de sus tío, una extraña tarea que te dejan entre un año y otro. Si no la haces te toca dormir en el invernadero. Así que saco sus libros, su tinta y su pluma y se puso a escribir, mientras que Ron le pasaba las respuestas y Hermione (que por cierto nunca mencioné cuando había llegado) los regañaba de vez en cuando, porque decía que así Harry nunca aprendería nada.

- No importa - le dijo Ron a Hermione - es chiste es que termine la tarea.

- Pensé que el objetivo era aprender algo - respondió Hermione molesta.

- Pues te equivocas - volvió a decir Ron - además si no termina nos van a bajar puntos y eso no sería conveniente.

En ese momento paso Draco junto a su puerta, Harry lo vio, se comportaba de una manera extraña, miraba de un lado para otro y con su túnica cubría algo. Harry se acercó a la ventana a ver si podía ver algo pero fue inútil, Draco se escapó y se fue corriendo.

- Vuelvo en un momento - dijo Harry, y salió corriendo tras Draco.

Harry caminaba detrás de Draco, el bullicio del vagón hizo que no pudiera escucharlo, entonces cuando vio que estaba a punto de llegar a su lugar se cubrió con su capa para que no pudieran verlo. Se coló justo después de Draco y antes de que éste cerrara la puerta. Afortunadamente era poca gente la que había ahí. Harry se sentó junto a Crabbe.

Todos en el vagón actuaban raro, se miraban unos a otros, uno estuvo a punto de decir algo pero Draco levantó la mano para pedir silencio y la palabra.

- Esténse tranquilos – dijo – ahora hablemos de nuestro malévolo plan maestro.

Nadie decía nada. Harry agudizó el oido.

- Sabemos que este año el portal místico se abrirá el 29 de Noviembre a la media noche, esa será la hora en que nos pondremos en acción. Y dejaremos que los trolls invadan el castillo, por lo que…¡Agarralo Crabbe!

Crabbe obedeció y sujeto a Harry, quien se movió violentamente para zafarse pero fue inútil. Draco le quito la capa de encima.

- ¿Qué diablos estas haciendo, Potter? – le preguntó Draco

- ¿Qué? – Dijo Harry.

- ¿Ya no puedes distinguir tu capa invisible de tu capa de escuela? Cada vez eres más patético. – Luego se volvió hacia Pansy - pásame una soda, quieres cariño.

Pansy se levantó, le dio la soda a Draco quien la agitó vigorosamente hasta hacerlo sudar y despeinarse. Esto hizo emocionar a Pansy quien se desmayó.

- Ahora si – dijo Draco – Crabbe agarralo fuerte. Esto te va a doler más a ti que a mi, Potter creeme.

La soda de acercó lentamente a la nariz de Harry y Malfoy abrió la lata.

Mientras en el vagón de Ron y Hermione. Todo estaba calmado y aburrido, solo concentrados en hacer la tarea, hasta que el vagón se abrió, un muchacho entró y se sentó junto a Ron

- ¡Oye...! - empezó a decir Ron, pero el muchacho le dio un caramelo y se quedo callado.

El chico se puso a comer. Mas tarde el vagón se abrió de nuevo y una muchacha se sentó al lado de Ron, pero este no dijo nada, la muchacha saco una almohada y se puso a dormir, luego entro un niño con una jaula vacía que seguro era de su lechuza que andaría por ahí y se sentó al lado del primer chico que estaba junto a Hermione. Luego entraron unos gemelos (no eran Fred y George, ellos eran rubios) y se sentaron al lado del chico de la jaula. Después entro un chica de cabello negro y se sentó junto a la muchacha que estaba durmiendo. Un minuto mas tarde entro un muchacho peinado con trensitas y se sentó al lado de los gemelos que estaban sentados junto al chico de la jaula que estaba junto a Hermione. Después entraron unos trillizos y se sentaron junto al chico que comía caramelos que estaba al lado de Hermione. Momentos después entro un chico de piel morena y se acomodo junto a la chica que dormía junto a Ron. Luego entraron unos cuatrillizos y se sentaron al lado de los gemelos. Pero como de ese lado ya no cabían se pasaron junto al chico de piel morena que estaba al lado de la que dormía junto a Ron. Luego entro una niña de cabellos chinos y se sentó junto a los trillizos que estaban al lado de la chica morena, que estaba junto a la que dormía al lado de Ron. Unos momentos después entro un tipo realmente alto y al verlos dijo:

- Oigan chicos, ¿qué hacen tantos aquí adentro?

- Yo que sé - respondió una voz de entre la multitud.

- Oigan - dijo una voz de mujer, - se me cayó mi arete, búsquenlo.

- Oigan, dejen dormir

- ¡Cállate! - grito uno.

- ¿Por qué no se cállan los dos?

- ¡Hey! Alguien esta tocándome.

- Creo que soy yo. Quitaría mi mano pero... esta atorada

- alguien me quito la liga de mi cabello.

- No es cierto.

- ¡Ah! ¡mi brazo!

- ¡Suéltame! - después de que alguien dijo eso, se oyó un golpe.

- ¡Mi nariz! - y se oyó otro golpe.

* Después de eso todos empezaron a golpearse entre si, a gritar y a aventar cosas, hasta que...

- ¡Ya basta! - Gritó la voz de Hermione. - Parecemos unos locos, solo mírense, se golpean los unos a los otros, que no tienen moral deberían...

Zaz.

- Ahhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!

- la golpearon

- Se va a enojar - se oyó la voz de Ron.

- Le esta sangrando la nariz - se oyó el chico de los caramelos.

- Eso pasa por andarse golpeando.

- Hay que llamar a alguien - sugirió Hermione (que? Pensaron que era ella?)

Los gemelos fueron los que salieron a buscar ayuda, y volvieron con un profesor que afortunadamente estaba haciendo una mega fiesta con strippers en el vagón de al lado.

- ¿Que pasa? - Preguntó el profesor.

- Bueno... - comenzó a decir Ron. - lo que pasó fue que... por alguna razón empezó una pequeña pelea y esta chica salió golpeada.

- Bien, - dijo el profesor - háganse para atrás.

Todos obedecieron, solo que eran demasiados y el vagón empezó a rechinar y a balancearse por el peso. Mientras que el profesor curaba a la paciente no le hacía caso a nadie, y los niños seguían gritando mientras veían como el vagón se inclinaba cada vez más.

El profesor finalmente terminó de curar a la herida y esta se puso de pie.

- Ahí esta - dijo el profesor - ¿Cómo te sientes?

- Mejor - respondió

- Estarás bien - dicho esto el profesor salió del vagón sin mirar lo que pasaba.

- Oigan chicos, miren, ya me siento mejor - dijo la chica mientras caminaba hacia los demás.

- ¡No te acerques! - Gritaron todos en coro temiendo que por el peso se voltearan.

- ¿Qué dicen?

- ¡No vengas! - Volvieron todos a repetir.