NA: Haaa... bien, claro, termino el concurso y ahora si quieren meter se al fic, los siento por X pero reglas son reglas y esta vez no ha excepciones, tal vez para el próximo fic, Sorry
CAPITULO 15
EL BAILE DEL 26 DE SEPTIEMBRE
- ...Y habrá un baile para celebrar el 26 de Septiembre- concluyó Dumbledore.
- ¡¡¡Sí!!! - exclamaron todos llenos de alegría.
- Bien, ahora tienen que ir por allí haciéndose los tontos para buscar parejas.
Y así comenzó una gran semana de actividades, pues los chicos invitaban a las chicas que ya habían invitado otros chicos, y así todos se rompían el corazón unos a otros...
- Hola, Harry - se acercó Ginny - me preguntaba si... bueno si tu... ¿te gustaría...?
- Harry, ¿Quieres ir al baile conmigo? - se adelantó otra chica de repente.
- Seguro - contestó Harry, - pero, ¿cómo te llamas?
- Wendy Townsend, te lo dije ayer.
- Ah! La chica que no encontraba su varita.
- Sí, esa misma.
- Bien, entonces te veo en el baile. - Harry volvió a prestar atención a Ginny- ¿qué me decías?
- Pues te quería invitar al baile, y hacer de esa noche inolvidable, pero ya se me adelantaron, así que mejor iré a ver a Neville, seguro que no tiene pareja.
- Bien, buena suerte - se despidió Harry, y enseguida se dirigió a su sala común.
Mientras
- Hola, Draco - saludó una chica- ¿te gustaría ir al baile conmigo?
- mmmm... - pensó Draco - esta bien, pero solo esta vez, pero ¿cómo te llamas?
- Soy Wendy Townsend, te lo dije ayer.
- Ah, la que no encontraba su varita porque se la escondimos.
- ¿Eh?
- Nada, nos vemos en el baile.
Y Wendy se fue sin saber lo que planeaba Draco para esa noche.
- Hola Wendy - le saludó Ron - ¿Te gustaría ir al baile conmigo?
- Lo siento, pero triple es demasiado.
- ¿Qué? - exclamó Ron extrañado.
- Nada, nos vemos en el baile.
- Entonces, ¿si aceptas?
- No, pero nos vamos a ver el baile, ¿cierto?
Harry llegó a la sala común y se sentó en un asiento. En aquel momento no nevaba copiosamente en el castillo ni a sus alrededores, ni la casa de Hagrid parecía una casita de chocolate bañada de azúcar glasé.
Abajo en las cocinas, los elfos domésticos se superaban así mismos con guisos ardientes y postres. La única que encontraba de que quejarse era Fleur Delacour (que por cierto olvide mencionar que había llegado allí para quedarse un día en una alfombra voladora)
- Toda esta comida de Hogwag es demasiado pesada - la oyeron decir un día que salía del gran comedor. - no voy a podeg lucig la túnica
- Entonces no debiste comer todos esos guisos.
- Es que estaban tan ardientes. - se defendió Fleur.
- ¡Ah, qué tragedia! - se burló Hermione.
- ¿Con quien vas a ir al baile, Hermione?
Ron preguntaba en el momento más inesperado, para ver si la pillaba y lograba sacarle la respuesta.
- Contigo. - respondió
- ¿Conmigo?, ¿Pero como?
- Ayer me lo pediste, ¿no lo recuerdas?
- Ah, si, ayer cuando aquella niña estaba buscando su varita.
- Si bueno, saben ayer que fui a la biblioteca- comenzó a contar Harry - y saque un libro que decía... ¡Miren!, ¡Ah vuelto Pigwidgeon!
El mochuelo de Ron volvía con un rollito de pergamino en la pata gorgojeaba como loco. Y todos lo señalaban y se reían.
- ¡Estúpido, cretino con plumas! - masculló Ron, corriendo por la escalera para agarrarlo.
- Por fin te ha llegado una repuesta - dijo Harry a Ron.
- ¿respuesta de que? Yo nunca envié una carta.
Los tres chicos se miraron en silencio, ninguno de ellos había enviado una carta.
- Seguro que es de tu mamá - le dijo Hermione para tranquilizar la situación.
- Eso no es posible, sino, seria Errol el que entregaría la carta.
Volvieron a quedar en silencio.
- ¿y si abrimos la carta? - sugirió Harry.
Así que subieron corriendo a la sala común y se sentaron para abrir la carta, Ron le quitó el pergamino a la lechuza y la abrió, en su interior se encontraba lo siguiente:
Así es, nada...
- ah... - empezó a decir Hermione - son puras tonterías
- sí, - contestó Harry nervioso - seguro es de un bromista.
- Mejor vámonos.
El día del 26 de Septiembre Harry tuvo que despertar muy sobresaltado. Levantó los párpados para ver que lo había despertado, y vio unos ojos muy grandes y verdes que lo miraban desde la oscuridad, tan cerca que casi tocaba los suyos.
- Dobby - gritó Harry - ¡No hagas eso!
- No soy Dobby, soy Ron.
- ¿Ron? - se preguntó Harry - entonces encendió una vela y vio que efectivamente era Ron. - ¿qué haces aquí?
- ¡Ron lo lamenta, señor! - chilló nervioso. - Ron solo quería desearle a Harry feliz 26 de Septiembre y traerle un regalo, señor!
- Sí, muy bien - dijo Harry con la respiración agitada, mientras el ritmo cardiaco recuperaba la normalidad - pero la próxima vez sacúdeme el hombro o algo así. No te inclines sobre mí de esa manera y déjate de hablar en tercera persona.
Harry descorrió las colgaduras de su cama adoselada y cogió sus gafas. Su grito había despertado a Seamus, Dean y neville.
- ¿Te ha atacado alguien, Harry? - preguntó Seamus medio dormido.
- ¡No, solo es Ron! - susurro Harry - vuelvan a dormir.
- ¿Puede Ron darle el regalo a Harry Potter? - preguntó con timidez.
- Claro que si - contestó Harry - pero ya te dije que dejes de hablar así, pareces Dobby.
- Esta bien, Harry, lo siento - se disculpo Ron, y luego sacó su regalo.
Ron le entrego a Harry una figura de un negrito en resoplado.
- Ah... que lindo - mintió Harry - Eh... yo también tengo algo para ti...
Era mentira. No había comprado nada para Ron, pero abrió su baúl rápidamente y sacó un par de calcetines enrollados y llenos de bolitas. Eran los mas viejos y feos que tenía, de color verde mostaza y habían pertenecido a Tío Vernon. Los desenvolvió y le entregó los calcetines a Ron diciendo:
- Perdona, olvide empaquetarlos.
Pero Ron estaba emocionado.
- ¡Los calcetines son lo que más le gusta a Ron, señor!
- Con un carajo, Ron, deja de hablar así.
- Perdón se me olvido - entonces Ron se quitó los calcetines que llevaba puestos y se puso los del Tío Vernon.
Los demás regalos fueron mucho más satisfactorios que los anteriores. Los Dursley le regalaron unos aretes de diamantes. Hermione le regaló un estuche de maquillaje para cubrir su cicatriz y las demás cosas que me dan flojera escribir, Harry y Ron se encontraron con Hermione en la sala común y bajaron a desayunar juntos. Después pasaron muchas cosas interesantes como que Harry soñó que iba volando sobre un búho real, planeando por el cielo azul claro hacia una casa vieja echa de dulce...
En fin, después de que Harry y Ron jugaron a las canicas explosivas Hermione anuncio que regresaba al castillo para arreglarse para el baile.
- Te acompaño, - le dijo Ron - creo que también necesito arreglarme.
- Pero ¿les hace falta tres horas para arreglarse? - les preguntó Harry extrañado y sin comprender.
No habría cena del 26 de Septiembre porque el baile incluía un banquete, así que a las siente, después de jugar un rato solo, Harry regreso al castillo. La señora gorda estaba sentada en su pintura junto con otra de otro cuadro, y se veían que se encontraban en estado de ebriedad. En el suelo del cuadro había un montón de cajitas vacías de bombones de licor.
-¡Cuces de lolores!, Eso es - dijo la señora gorda en respuesta a la contraseña.
Harry, Ron, Seamus, Dean y Neville se pusieron la túnica de gala en el dormitorio, todos estaban un poco cohibidos, en especial Ron, que su túnica parecía mas vestido de mujer que otra prenda, pues lo era. Si nos vamos unas cuantas semanas atrás...
- ¡Oye mamá! - gritó Ron - me has puesto un vestido nuevo de Ginny.
- por su puesto que no te he puesto un vestido nuevo de Ginny - respondió la señora Weasley mientras entraba a la habitación de Ron. - es tu túnica de gala.
La túnica era blanca, tenia holanes alrededor del cuello y las muñecas, las mangas eran de tela blanca transparente, estaba bordada con unas serpientes que se enroscaban alrededor del dobladillo de la túnica y tenía un toque de crinolina.
- Tienes que estar bromeando - dijo Ron sin dar crédito a lo que oía - no me voy a poner eso de ninguna manera... aunque debo admitir que el acabado del dobladillo en magnífico, pero no me lo voy a poner.
- ¡Todo el mundo las lleva, Ron! -replicó enfadada la Señora Weasley - hasta tu padre tiene una para las reuniones importantes.
Y regresando a la sala común. Ron miraba con horror su túnica, había utilizado un hechizo seccionador para hacerla ver más varonil, pero lo único que había logrado era ponerle mas crinolina. La sala común tenía un aspecto diferente, con todos esa gente vestida de colores en lugar del mono cromatismo negro.
Hermione esperaba a Ron en la sala común para bajar juntos al baile.
- ¿y tu pareja Harry? - le preguntó Hermione.
- Quedamos de vernos abajo, en el gran comedor, - respondió Harry - no entiendo porque no puedo ir por ella, pero en fin, ya vamos a bajar.
Mientras tanto, en algún otro lugar de Hogwarts.
- Bien, ya estoy listo, vámonos, Wendy.
- Bien.
Y los dos chicos bajaron la escalinata de piedra y llegaron al gran comedor, donde las mesas habían sido arrinconadas para dejar un gran espacio para el baile, pero de ahí en fuera todo era normal, nada de muros recubierto de escarcha con destellos de plata, o guirnaldas de muérdago, solo había un pequeño árbol de navidad casi sin ramas ni adornos.
- Bien - dijo Wendy cuando llegaron abajo - ¿quieres bailar?
- No - dijo Draco sarcásticamente- por eso vinimos al baile.
Los dos pasaron al centro de la pista y comenzaron a bailar con gran entusiasmo, hasta que se dieron cuenta que todavía no ponían la música y que todos les echaban miradas de lástima, así que los dos chicos mejor se fueron a sentar por ahí. Y fue entonces cuando Wendy vio que Harry la esperaba en un rincón.
- Ahora vuelvo - le dijo a Draco, y salió corriendo en dirección a Harry.
Harry esperaba junto al ponche, llevaba puesto una elegante túnica de un color indescriptible. Estaba cruzando de brazos y con la mirada fija en la nada...
- ¡Harry! - llegó Wendy de repente haciendo que Harry soltara un grito aterrador. - calma, solo soy yo, Wendy.
Y Harry soltó otro grito.
- Muy gracioso - lo reprendió Wendy
Wendy llevaba puesta una túnica color durazo que combinaba perfectamente con una mancha de salsa en la túnica de Harry. Sus zapatos no se alcanzaban ver por lo largo de la túnica pero lo que es seguro es que tenían suela...
....
... Bueno, la música comenzó a sonar y Harry y su pareja bailaron con mucha enjundia acompañados por sus demás compañeros, hasta que empezó a sonar un tango, entonces Harry tomó una amapola en su boca y tomó a Wendy de la cintura, y comenzaron a bailar. Los dos bailaban parejos y al ritmo de la música, ella pasaba entre las piernas de Harry y después él la levantaba, y la hacia dar vueltas en el aire, después Harry aventó a Wendy, tomó unos cuchillos y los lanzo contra la pared mientras esperaba a que cayera, y así hicieron por un largo rata hasta que Wendy se acordó de Malfoy.
- Harry, recordé que tengo que... ir allá
Wendy salió corriendo a buscar a Draco; pero cual fue su sorpresa al verlo rodeado de chicas que intentaban seducirlo audazmente.
- ¡Draco! - exclamó Wendy al llegar al lugar de los hechos, - ¡¿qué crees que haces?!
- Lo mismo que tú - le respondió Draco - ¿qué crees que no te vi bailando con Potter?
- Pe.. pero como es posible que nos descubrieras
- Hay, pues si estaban ocupando casi toda la pista con su tango exagerado.
- Wendy ¿dónde estas? - Harry había la llamaba mientras se acercaba lentamente hacia ellos.
- Oh no, tenemos que escondernos - dijo Wendy nerviosa
Ella jaló a Draco debajo de la mesa de los bocadillos, lo malo es que las mesas no tenían manteles.
Las piernas de Harry estaban justo en frente de ellos, caminando de un lado a otro sin alejarse. Pero Harry nunca se asomaba a revisar bajo la mesa.
- Oye Wendy - Draco le hablaba en voz baja - ya que estamos aquí abajo, hay algo que quiero decirte.
- Ahora no, Draco - respondió ella.
- Pero es importante, no puede esperar.
- Bueno que es.
- Te amo - oyó decir
- ¿qué? - Wendy volteó a ver si lo que escuchaba era verdad, pero solo vio la cara de... Ron.
- ¡Ron! - exclamó Wendy asustada
- Lo siento - se disculpó Ron - pero es que tenía que decírtelo.
- Pero, ¿dónde esta Draco?
- Ah!, se fue desde hace rato.
- ¡Maldita sea!, tendré que ir a buscarlo...
Pero cuando ella salió se topó con los dos chicos, Harry y Draco comiendo botanas...
- Ah, Wendy, aquí estabas - dijeron los dos al unísono
Autora: Hola, hola, que tal la historia, va bien, no? Y es el capitulo mas largo que he escrito, voy mejorando, y perdón por haberlos echo esperar, y talvez el siguiente capitulo tarde un poco de nuevo, pero valdrá la pena...
Bien los dejo y hasta la próxima.
CAPITULO 15
EL BAILE DEL 26 DE SEPTIEMBRE
- ...Y habrá un baile para celebrar el 26 de Septiembre- concluyó Dumbledore.
- ¡¡¡Sí!!! - exclamaron todos llenos de alegría.
- Bien, ahora tienen que ir por allí haciéndose los tontos para buscar parejas.
Y así comenzó una gran semana de actividades, pues los chicos invitaban a las chicas que ya habían invitado otros chicos, y así todos se rompían el corazón unos a otros...
- Hola, Harry - se acercó Ginny - me preguntaba si... bueno si tu... ¿te gustaría...?
- Harry, ¿Quieres ir al baile conmigo? - se adelantó otra chica de repente.
- Seguro - contestó Harry, - pero, ¿cómo te llamas?
- Wendy Townsend, te lo dije ayer.
- Ah! La chica que no encontraba su varita.
- Sí, esa misma.
- Bien, entonces te veo en el baile. - Harry volvió a prestar atención a Ginny- ¿qué me decías?
- Pues te quería invitar al baile, y hacer de esa noche inolvidable, pero ya se me adelantaron, así que mejor iré a ver a Neville, seguro que no tiene pareja.
- Bien, buena suerte - se despidió Harry, y enseguida se dirigió a su sala común.
Mientras
- Hola, Draco - saludó una chica- ¿te gustaría ir al baile conmigo?
- mmmm... - pensó Draco - esta bien, pero solo esta vez, pero ¿cómo te llamas?
- Soy Wendy Townsend, te lo dije ayer.
- Ah, la que no encontraba su varita porque se la escondimos.
- ¿Eh?
- Nada, nos vemos en el baile.
Y Wendy se fue sin saber lo que planeaba Draco para esa noche.
- Hola Wendy - le saludó Ron - ¿Te gustaría ir al baile conmigo?
- Lo siento, pero triple es demasiado.
- ¿Qué? - exclamó Ron extrañado.
- Nada, nos vemos en el baile.
- Entonces, ¿si aceptas?
- No, pero nos vamos a ver el baile, ¿cierto?
Harry llegó a la sala común y se sentó en un asiento. En aquel momento no nevaba copiosamente en el castillo ni a sus alrededores, ni la casa de Hagrid parecía una casita de chocolate bañada de azúcar glasé.
Abajo en las cocinas, los elfos domésticos se superaban así mismos con guisos ardientes y postres. La única que encontraba de que quejarse era Fleur Delacour (que por cierto olvide mencionar que había llegado allí para quedarse un día en una alfombra voladora)
- Toda esta comida de Hogwag es demasiado pesada - la oyeron decir un día que salía del gran comedor. - no voy a podeg lucig la túnica
- Entonces no debiste comer todos esos guisos.
- Es que estaban tan ardientes. - se defendió Fleur.
- ¡Ah, qué tragedia! - se burló Hermione.
- ¿Con quien vas a ir al baile, Hermione?
Ron preguntaba en el momento más inesperado, para ver si la pillaba y lograba sacarle la respuesta.
- Contigo. - respondió
- ¿Conmigo?, ¿Pero como?
- Ayer me lo pediste, ¿no lo recuerdas?
- Ah, si, ayer cuando aquella niña estaba buscando su varita.
- Si bueno, saben ayer que fui a la biblioteca- comenzó a contar Harry - y saque un libro que decía... ¡Miren!, ¡Ah vuelto Pigwidgeon!
El mochuelo de Ron volvía con un rollito de pergamino en la pata gorgojeaba como loco. Y todos lo señalaban y se reían.
- ¡Estúpido, cretino con plumas! - masculló Ron, corriendo por la escalera para agarrarlo.
- Por fin te ha llegado una repuesta - dijo Harry a Ron.
- ¿respuesta de que? Yo nunca envié una carta.
Los tres chicos se miraron en silencio, ninguno de ellos había enviado una carta.
- Seguro que es de tu mamá - le dijo Hermione para tranquilizar la situación.
- Eso no es posible, sino, seria Errol el que entregaría la carta.
Volvieron a quedar en silencio.
- ¿y si abrimos la carta? - sugirió Harry.
Así que subieron corriendo a la sala común y se sentaron para abrir la carta, Ron le quitó el pergamino a la lechuza y la abrió, en su interior se encontraba lo siguiente:
Así es, nada...
- ah... - empezó a decir Hermione - son puras tonterías
- sí, - contestó Harry nervioso - seguro es de un bromista.
- Mejor vámonos.
El día del 26 de Septiembre Harry tuvo que despertar muy sobresaltado. Levantó los párpados para ver que lo había despertado, y vio unos ojos muy grandes y verdes que lo miraban desde la oscuridad, tan cerca que casi tocaba los suyos.
- Dobby - gritó Harry - ¡No hagas eso!
- No soy Dobby, soy Ron.
- ¿Ron? - se preguntó Harry - entonces encendió una vela y vio que efectivamente era Ron. - ¿qué haces aquí?
- ¡Ron lo lamenta, señor! - chilló nervioso. - Ron solo quería desearle a Harry feliz 26 de Septiembre y traerle un regalo, señor!
- Sí, muy bien - dijo Harry con la respiración agitada, mientras el ritmo cardiaco recuperaba la normalidad - pero la próxima vez sacúdeme el hombro o algo así. No te inclines sobre mí de esa manera y déjate de hablar en tercera persona.
Harry descorrió las colgaduras de su cama adoselada y cogió sus gafas. Su grito había despertado a Seamus, Dean y neville.
- ¿Te ha atacado alguien, Harry? - preguntó Seamus medio dormido.
- ¡No, solo es Ron! - susurro Harry - vuelvan a dormir.
- ¿Puede Ron darle el regalo a Harry Potter? - preguntó con timidez.
- Claro que si - contestó Harry - pero ya te dije que dejes de hablar así, pareces Dobby.
- Esta bien, Harry, lo siento - se disculpo Ron, y luego sacó su regalo.
Ron le entrego a Harry una figura de un negrito en resoplado.
- Ah... que lindo - mintió Harry - Eh... yo también tengo algo para ti...
Era mentira. No había comprado nada para Ron, pero abrió su baúl rápidamente y sacó un par de calcetines enrollados y llenos de bolitas. Eran los mas viejos y feos que tenía, de color verde mostaza y habían pertenecido a Tío Vernon. Los desenvolvió y le entregó los calcetines a Ron diciendo:
- Perdona, olvide empaquetarlos.
Pero Ron estaba emocionado.
- ¡Los calcetines son lo que más le gusta a Ron, señor!
- Con un carajo, Ron, deja de hablar así.
- Perdón se me olvido - entonces Ron se quitó los calcetines que llevaba puestos y se puso los del Tío Vernon.
Los demás regalos fueron mucho más satisfactorios que los anteriores. Los Dursley le regalaron unos aretes de diamantes. Hermione le regaló un estuche de maquillaje para cubrir su cicatriz y las demás cosas que me dan flojera escribir, Harry y Ron se encontraron con Hermione en la sala común y bajaron a desayunar juntos. Después pasaron muchas cosas interesantes como que Harry soñó que iba volando sobre un búho real, planeando por el cielo azul claro hacia una casa vieja echa de dulce...
En fin, después de que Harry y Ron jugaron a las canicas explosivas Hermione anuncio que regresaba al castillo para arreglarse para el baile.
- Te acompaño, - le dijo Ron - creo que también necesito arreglarme.
- Pero ¿les hace falta tres horas para arreglarse? - les preguntó Harry extrañado y sin comprender.
No habría cena del 26 de Septiembre porque el baile incluía un banquete, así que a las siente, después de jugar un rato solo, Harry regreso al castillo. La señora gorda estaba sentada en su pintura junto con otra de otro cuadro, y se veían que se encontraban en estado de ebriedad. En el suelo del cuadro había un montón de cajitas vacías de bombones de licor.
-¡Cuces de lolores!, Eso es - dijo la señora gorda en respuesta a la contraseña.
Harry, Ron, Seamus, Dean y Neville se pusieron la túnica de gala en el dormitorio, todos estaban un poco cohibidos, en especial Ron, que su túnica parecía mas vestido de mujer que otra prenda, pues lo era. Si nos vamos unas cuantas semanas atrás...
- ¡Oye mamá! - gritó Ron - me has puesto un vestido nuevo de Ginny.
- por su puesto que no te he puesto un vestido nuevo de Ginny - respondió la señora Weasley mientras entraba a la habitación de Ron. - es tu túnica de gala.
La túnica era blanca, tenia holanes alrededor del cuello y las muñecas, las mangas eran de tela blanca transparente, estaba bordada con unas serpientes que se enroscaban alrededor del dobladillo de la túnica y tenía un toque de crinolina.
- Tienes que estar bromeando - dijo Ron sin dar crédito a lo que oía - no me voy a poner eso de ninguna manera... aunque debo admitir que el acabado del dobladillo en magnífico, pero no me lo voy a poner.
- ¡Todo el mundo las lleva, Ron! -replicó enfadada la Señora Weasley - hasta tu padre tiene una para las reuniones importantes.
Y regresando a la sala común. Ron miraba con horror su túnica, había utilizado un hechizo seccionador para hacerla ver más varonil, pero lo único que había logrado era ponerle mas crinolina. La sala común tenía un aspecto diferente, con todos esa gente vestida de colores en lugar del mono cromatismo negro.
Hermione esperaba a Ron en la sala común para bajar juntos al baile.
- ¿y tu pareja Harry? - le preguntó Hermione.
- Quedamos de vernos abajo, en el gran comedor, - respondió Harry - no entiendo porque no puedo ir por ella, pero en fin, ya vamos a bajar.
Mientras tanto, en algún otro lugar de Hogwarts.
- Bien, ya estoy listo, vámonos, Wendy.
- Bien.
Y los dos chicos bajaron la escalinata de piedra y llegaron al gran comedor, donde las mesas habían sido arrinconadas para dejar un gran espacio para el baile, pero de ahí en fuera todo era normal, nada de muros recubierto de escarcha con destellos de plata, o guirnaldas de muérdago, solo había un pequeño árbol de navidad casi sin ramas ni adornos.
- Bien - dijo Wendy cuando llegaron abajo - ¿quieres bailar?
- No - dijo Draco sarcásticamente- por eso vinimos al baile.
Los dos pasaron al centro de la pista y comenzaron a bailar con gran entusiasmo, hasta que se dieron cuenta que todavía no ponían la música y que todos les echaban miradas de lástima, así que los dos chicos mejor se fueron a sentar por ahí. Y fue entonces cuando Wendy vio que Harry la esperaba en un rincón.
- Ahora vuelvo - le dijo a Draco, y salió corriendo en dirección a Harry.
Harry esperaba junto al ponche, llevaba puesto una elegante túnica de un color indescriptible. Estaba cruzando de brazos y con la mirada fija en la nada...
- ¡Harry! - llegó Wendy de repente haciendo que Harry soltara un grito aterrador. - calma, solo soy yo, Wendy.
Y Harry soltó otro grito.
- Muy gracioso - lo reprendió Wendy
Wendy llevaba puesta una túnica color durazo que combinaba perfectamente con una mancha de salsa en la túnica de Harry. Sus zapatos no se alcanzaban ver por lo largo de la túnica pero lo que es seguro es que tenían suela...
....
... Bueno, la música comenzó a sonar y Harry y su pareja bailaron con mucha enjundia acompañados por sus demás compañeros, hasta que empezó a sonar un tango, entonces Harry tomó una amapola en su boca y tomó a Wendy de la cintura, y comenzaron a bailar. Los dos bailaban parejos y al ritmo de la música, ella pasaba entre las piernas de Harry y después él la levantaba, y la hacia dar vueltas en el aire, después Harry aventó a Wendy, tomó unos cuchillos y los lanzo contra la pared mientras esperaba a que cayera, y así hicieron por un largo rata hasta que Wendy se acordó de Malfoy.
- Harry, recordé que tengo que... ir allá
Wendy salió corriendo a buscar a Draco; pero cual fue su sorpresa al verlo rodeado de chicas que intentaban seducirlo audazmente.
- ¡Draco! - exclamó Wendy al llegar al lugar de los hechos, - ¡¿qué crees que haces?!
- Lo mismo que tú - le respondió Draco - ¿qué crees que no te vi bailando con Potter?
- Pe.. pero como es posible que nos descubrieras
- Hay, pues si estaban ocupando casi toda la pista con su tango exagerado.
- Wendy ¿dónde estas? - Harry había la llamaba mientras se acercaba lentamente hacia ellos.
- Oh no, tenemos que escondernos - dijo Wendy nerviosa
Ella jaló a Draco debajo de la mesa de los bocadillos, lo malo es que las mesas no tenían manteles.
Las piernas de Harry estaban justo en frente de ellos, caminando de un lado a otro sin alejarse. Pero Harry nunca se asomaba a revisar bajo la mesa.
- Oye Wendy - Draco le hablaba en voz baja - ya que estamos aquí abajo, hay algo que quiero decirte.
- Ahora no, Draco - respondió ella.
- Pero es importante, no puede esperar.
- Bueno que es.
- Te amo - oyó decir
- ¿qué? - Wendy volteó a ver si lo que escuchaba era verdad, pero solo vio la cara de... Ron.
- ¡Ron! - exclamó Wendy asustada
- Lo siento - se disculpó Ron - pero es que tenía que decírtelo.
- Pero, ¿dónde esta Draco?
- Ah!, se fue desde hace rato.
- ¡Maldita sea!, tendré que ir a buscarlo...
Pero cuando ella salió se topó con los dos chicos, Harry y Draco comiendo botanas...
- Ah, Wendy, aquí estabas - dijeron los dos al unísono
Autora: Hola, hola, que tal la historia, va bien, no? Y es el capitulo mas largo que he escrito, voy mejorando, y perdón por haberlos echo esperar, y talvez el siguiente capitulo tarde un poco de nuevo, pero valdrá la pena...
Bien los dejo y hasta la próxima.
