CAPITULO 21

SALVADOS POR UN PELO DE HIPPI

- Oh! Lo siento - dijo Ron mientras se levantaba - espero que eso no haya sido grave, o si Señor Ryddle? ¿Sr. Ryddle?

Ron miro por toda la habitación buscando, pero en ella solo había sillas viejas, polvo, un mueble lleno de bolitas luminosas, y en un extremo de la habitación, estaba Harry y enfrente de él estaba una túnica vacía y sujeta por los shurinken a la pared.

- ¿Dónde se habrá metido el Sr. Ryddle? - volvió a preguntarse Ron.

- ¡Por Dios! - dijo Voldemort - esta es la manera mas tonta en que he visto fallar un plan.

- ¿Ahora que va a hacer, gran poderoso mago? - dijo Harry - ya no tiene sirvientes y usted es solo un mendigo desecho de mago.

Voldemort se veía nervioso, le gustara o no Potter tenia razón, ya no tenia forma de escapar.

- Miren - gritó Voldemort señalando - es Dumbledore vestido de hawaiana y bailando "Break dance."

Los tres magos sospecharon que había dicho eso con el fin de distraerlos y escapar, pero el echo de ver y que fuera cierto era irresistible, así que voltearon y cual fue su sorpresa al ver ahí esta Dumbledore justo como la había descrito Voldemort. Harry no lo podía creer y se froto los ojos para comprobar que no estuviera equivocado pero cual fue su decepción al ver que si, efectivamente era una broma que le habían jugado sus ojos y su cerebro al desear ver a Dumbledore de esa forma.

- oiga ahí no hay... - comenzó a decir Hermione, pero se vio interrumpida porque Voldemort ya no estaba allí - ¿a dónde se fue?

- Miren - dijo Ron que se estaba asomando por la ventana - esta escapando

Harry y Hermione se acercaron a ver, y vieron que Voldemort se había arrojado por una ventana que daba hacia un lago y había nadado dificultosamente hasta la orilla y ahora se arrastraba hacia el bosque.

- Que extraño - dijo Harry - creí que estábamos en una cámara subterránea.

- ¡Hay que hacer algo - dijo Hermione desesperada - se va a ir!

- No te preocupes - dijo Harry - estoy seguro que lo volveremos a ver en aventuras mas peligrosas y excitantes.

Los tres amigos, muy cansados por su gran aventura se sentaron a descansar.

- Me alegra que ya no estas poseído - le dijo Harry a Ron.

- ¿Comó? - dijo Ron.

- Si, Estabas poseído por Voldemort y por eso hacías cosas malas, no?

- Si... - dijo Ron moviendo los ojos de un lado para otro - claro

- ¿Y como vamos a salir de aquí?

Y mientras pensaban en una solución para su problema, empezó a caer arena y piedras, voltearon a ver que era. Un agujero se estaba formando en el techo. Y cuando estuvo bien echo, una cara apareció al otro lado del hoyo; a Harry le pareció familiar esta cara, y trató de recordar quien era, pero el recuerdo era muy borroso, entonces el sujeto habló primero.

- Chale, creo que descubrí un templo de esos bien sagrados- dijo

- ¡Gaudencio! - exclamó Harry al reconocer el acento de su amigo

- Mira nomas' - dijo Gaudencio - es mi cuate Henry, no sabia que vivías en unas ruinas enterradas.

- No vivimos aquí y soy Harry - corrigi

- Como sea, ¿qué están haciendo allí tan abajo, carnales?

- Es una larga historia, te la contaremos cuando nos saques de aquí..

- Bien, pero antes - comenzó a decir el hipi - les voy a leer un poema que acabo de escribir.

- Maldita sea, otra vez no - dijo Harry en voz baja

Gaudencio saco aquella libreta donde anotaba sus poemas y comenzó a leérselo. Harry sintió que esta vez era muy largo y sentía que no se acababa nunca; el hipi leía y leía, hablaba y hablaba, las palabras eran cada vez mas lentas y pesadas Y cuando menos lo esperó el poema había concluido, al fin después de tanto tiempo.

- ¡Maravilloso! ¡Excelente! - exclamó Ron - Para ser cinco renglones es ¡grandioso!

- ¿Solo cinco renglones?, habría jurado que era mas - dijo Harry. - un momento ¿Cómo que maravilloso?

Gaudencio los sacó en seguida con una soga y arrojó un extremo para que lo sujetaran. Pero los tres desesperados chicos sujetaron la cuerda al mismo tiempo y se colgaron. Era demasiado el peso, y Gaudencio cayó al interior de aquel lugar.

- Genial - dijo Harry sarcástico - por su estúpida culpa ya no podremos salir, nos quedaremos aquí y nos pudriremos como las ratas que somos.

- ¿Somos? - dijo Ron - eso me suena a manada.

- ¿Si? - inquirió Harry - mas bien ustedes son las ratas.

- ¿A si? - dijo Hermione - ¿por qué no vienes aquí y me lo dices en la cara?

- Oigan, chavales - dijo la voz de Gaudencio, pero fue ignorado.

- Si te hubieras esperado a que yo subiera primero...

- Oigan - Gaudencio hizo un segundo intento, sin resultado.

- ¡así que ahora yo soy el gordo que causo el sobre, no?!

- ¡LES ESTOY HABLANDO PEDAZOS DE HUMANO DEFECTUOSO! - gritó para llamar la atención.

Los tres magos lo voltearon a ver, y luego siguieron con su discusión.

- Bueno al menos lo intente - dijo Gaudencio para si.

Harry, Ron y Hermione siguieron discutiendo cuando de pronto escucharon un ruido ensordecedor de algo que caía pesadamente. Se volvieron para ver que había causado ese ruido y vieron que Gaudencio estaba parado frente a lo que parecía un pasadizo y junto a él en el suelo estaba uno de los estantes tirado en el suelo.

- Miren un pasadizo - dijo Hermione - estamos salvados.

- Corrección, yo estoy salvado - dijo de pronto una voz grave y doble detrás de ellos, como si hablaran dos personas a la vez.

Aquella voz los sobresaltó y cuando se dieron la vuelta vieron que Harry estaba detrás de ellos, tenía los ojos rojos y sus pupilas eran dos rendijas felinas, y la cara era de un tono verdoso.

- ¿Haz oído eso, Harry? - le preguntó Ron - ¿Quién crees que haya sido?

- Cállate, mago de segunda - le respondió Harry con aquella voz extraña -

- Harry, te vez realmente mal - volvió a decir Ron - ¿Te sientes bien?

- Ustedes humanos ilusos - dijo Harry ignorando a Ron - han entrado a la cámara prohibida y no saldrán de aquí.

- ¿Qué dices, Harry? Si Gaudencio acaba de encontrar una salida.

- Yo, el mago tenebroso, no puedo permitir que salgan de aquí con vida. - dijo Harry con aquel tono de voz.

- Oye, Hermione - le dijo Ron en vos baja - empiezo a pensar que Harry se esta comportando extraño.

- Ron - respondió Hermione asustada - eres un idiota, Harry esta poseído.

- ¡Eso no puede ser!

- Ahora, estúpidos magos, voy a acabar con ustedes - dijo Harry, y luego empezó a reír de una manera malévola.

- Un momento - dijo Hermione - tu no quieres matarnos.

- Claro que quiero - respondió la voz dentro de Harry.

- ¿y porque?

- No tengo porque responder a esa pregunta

- Eso es porque no sabes.

- No seas tonta, yo lo sé todo.

- ¿En serio? - pregunto Ron - Entonces me puede decir si ¿Dumbledore podría tejer un calcetín tan grande que ni siquiera él podría arreglarlo con magia?

- Pues... supongo que es posible - dijo Harry - aunque no sé... es un asunto algo delicado... un momento ¿qué clase de pregunta estúpida es esa?

Y antes de que pudieran decir algo más la habitación comenzó a temblar y a desbaratarse. Hermione, Ron y Gaudencio salieron corriendo por el pasadizo olvidando por completo a Harry.

Mientras corrían el túnel se deshacía detrás de ellos, corrieron durante varios minutos hasta que vieron al final el final del túnel, una luz salía por las orillas de lo que parecía una puerta. Cuando llegaron a ella, la empujaron y esta se abrió fácilmente y cayeron al suelo. Se levantaron y miraron alrededor, y se dieron cuenta de que el lugar por donde habían entrado no era una puerta sino un cuadro de una anciana con una gorra negra que de repente se puso a gritar como si estuvieran torturándola.

La aciana echaba espuma por la boca, sus ojos giraban descontrolados y tenía la amarillenta piel de la cara tiesa.

- ¡cerdos! ¡canallas! ¡Fuera de esta casa! ¡Mestizos asquerosos!

Los tres se pusieron de pie de un salto y miraron a su alrededor mientras el retrato seguía gritando; estaban en una casa vieja, sucia y oscura. Y sin hacer caso a aquellos gritos, se pusieron de pie y caminaron por un pasillo donde había cabezas de elfos domésticos en las paredes y Hermione casi se vomitaba del asco.

- Estas caras de papel mache están chévere - comentó Gaudencio.

- Si, claro... papel meche - dijo Ron que sabia perfectamente que eran reales.

Siguieron caminado por la casa y bajaron por unas escaleras y dieron con la puerta, y muy aliviados salieron de aquella casa y cual fue su sorpresa al ver que al salir y cerrar la puerta tras ellos esta se encogía entre las demás hasta desaparecer

- Hay, Wey! - exclamó Gaudencio - creo que no debí haberme echado esa segunda tanda de hierva.

- ¡Oh No! - gritó de repente Hermione - Olvidamos a Harry. Seguro que quedo enterrado en aquellas ruinas y si esta...

- Si lo esta, tenia que pasar algún día - dijo Ron encogiéndose de hombros.

- Entonces no queda mas que regresar a Hogwarts.

- ¿Y como crees que vamos a hacer eso?

- Pues en el autobús Noctambulo.

- ¿Y que hacemos con el señor extraño? - dijo Ron señalando a Gaudencio.

- No te preocupes esta lo suficientemente drogado como para no darse cuenta.

Entonces caminaron hasta la calle e hicieron la parada al autobús; este llegó de entre las sombras y se detuvo frente a ellos. Se abrió la puerta y una muchacho lleno de espinillas bajo para darles las bienvenida y subirlos, pero al ver al Hippi y comprobar que no era mago dijo:

- Un momento, este no puede subir, iría contra las reglas

- No te alborotes, maestro - dijo el Hippi y saco un churro de su bolsillo - toma esto y aliviánate.

El muchacho miró confuso durante un segundo lo que le habían dado; y luego añadió.

- Bienvenido al autobús Noctambulo, señor, tenga usted un buen viaje.

Y fue así como los tres subieron al autobús.

En cada parada el autobús se detenía bruscamente y salían volando y se estrellaban en el parabrisas o en los tubos para sujetarse, así lleno de chichones, mordidas y rasguños de los que se intentaban sujetar de ellos desesperadamente bajaron del autobús cuando llegaron a Hogwarts.

- Por fin llegamos - dijo Hermione

- Si - dijo Ron con un suspiro de alivio.

- ¡Qué casón, maestros! ¡Aquí a de vivir el rey y la reina del queso!

Ron y Hermione se miraron entre sí, habían olvidado bajar al hippi y ahora estaba ahí en Hogwarts. Y lo mas sensato que se les ocurrió fue lanzarle un hechizo aturdidor y arrastrarlo afuera de los limites del colegio, donde no podría verlo por la magia del castillo y como toque final le pondrían botellas vacías y churros de mota al rededor de él para aparentar que todo había sido un sueño crudo.

Y después de haber echo el trabajo sucio se metieron al colegio que afortunadamente estaba en la hora de la comida y nadie había notado que acababan de llegar, pero en vez de ir a comer fueron a su sala común para pensar en lo que harían, y cual fue su sorpresa al entrar que vieron en frente de la chimenea uno de esos sillones grandes de respaldo alto de espalada a ellos.

- Chicos llegan tarde - dijo el sujeto que estaba sentado en el sillón.

- ¿quién eres? - preguntó Ron.

- Tu quien crees - dijo el sujeto, y giro en su sillón para que pudieran verlo.

Era un tipo no muy alto, de cabello negro y despeinado, ojos verdes y con gafas, y en su regazo tenía a Dobby acurrucado como un gato y lo acariciaba lentamente como tal.

- ¡Harry! - exclamó Hermione atónita - pero ¿cómo?

CONTINUARA

.

NA: Disculpen mi enorme tardanza, pero es que no estaba inspirada y estaba en exámenes, y como ven el capitulo no quedo tan gracioso, pero creo que es bueno, en fin ustedes deciden. Y ¿El autobús si es noctambulo, no? Porque si no pues ya me dice y lo corrijo, ok

Y sigan leyendo las emocionantes y dementes aventuras de nuestro mago favorito

(¬¬ Espero no tardar tanto para el próximo)