Capítulo I:

El encuentro.

Segunda parte: Un nuevo alumno.

Tomoeda, Jpn.

8:00 AM.

Al día siguiente.

Los pajarillos cantaban muy alegremente, sus cantos llenaban de vida el ambiente primaveral. Las flores en los árboles regalaban a la vista hermosas tonalidades contrastantes, desde los más suaves y delicados colores pasteles, a los rojos y amarillos más intensos. Era un panorama primaveral que daba la naturaleza como regalo a aquellos que se complacían de las bellezas de la vida. Como una pintura suave de un bello panorama boscoso. Sakura se dirigía a la escuela, como todas las mañanas. Iba en patines, puesto que aún se resignaba a seguir yendo en ellos. Lógicamente estos eran nuevos, los anteriores ya no le quedaban. Sakura mostraba un poco de dolor cuando patinaba, cosa que ponía a pensar a Yukito, quien ya le había ofrecido llevarle hasta el colegio, pero Sakura siempre le contestaba, "Esta bien, no es mucho", y le sonreía. El uniforme para el colegio lo cambiaron. Para los hombres, el uniforme consistía de una camisa Mao azul marina, y unos pantalones del mismo color. Al principio, eran de poliéster, pero después se alegaron por unos pantalones menos formales, quedando así, por mutuo acuerdo, pantalones de gabardina azul marino. En cuanto al de las mujeres, sólo cambiaron el color del chal eco al de un azul pastel, y su falda era más larga. El uniforme para deportes era el mismo. .Sakura había comprado los patines con una parte de sus ahorros. Eran unos hermosos patines rojos cordeles amarillo canario. Tenían franjas roja y algunos estáticos que entre ella y Kero le habían colocado. A veces se dirigía a la escuela rápidamente, ágil y con la destreza aprendida por los años de patinaje, llegaba incluso más rápido que Yukito, aunque este iba en bicicleta. A veces, competían por ver quien llegaba primero, y siempre ganaba Sakura, salvo en una ocasión, donde gracias a una distracción, Yukito se coronó campeón de la carrera, y amablemente Sakura tuvo que aceptar la derrota. El premio era el mismo, un delicioso helado al terminar las clases.

Pero esta vez era diferente. Sakura patinaba lentamente, muy melancólica. En su mente aún quedaba el recuerdo de ese sueño abrumador. La herida sanó por completo, gracias a la intervención de su papá y a la ayuda de su hermano y de Kero. Yukito la acompañaba. ÉL había llegado a desayunar con ellos, pues sus abuelos habían salido de viaje. Aunque como todos sabemos, esos no eran sus abuelos. Touya le contó lo ocurrido a Yuki, quien se asombró de lo ocurrido. Desayunaron y cada quien partió a sus deberes: Kero estaba encargado hoy de cuidar y mantener limpia la casa, aunque eso era de diario gracias a que era él el que se encargaba de la limpieza matutina hasta que llegaba Sakura, a veces con Yukito, y le ayudaban a terminar rápidamente. También Fujitawa le encargó que vigilara la casa por cualquier persona sospechosa y que estuviera preparado para cualquier cosa, ahora la vigilancia sería más estricta. Touya fue al trabajo, aunque quedó en un acuerdo con todos de que hablaría con su jefe para que le permitiera regresar temprano, para cuidar al "monstruo". Su papá se tuvo que ir al congreso al que asistía, solamente él llegaría tarde. Yukito se ofreció a cuidar de Sakura en el camino al colegio, que no quedaba lejos de su escuela, y de traerla de regreso a casa. Sakura se sintió más aliviada al oír esto.

En más confianza, cuando se dirigían al colegio, Sakura le contó todo su sueño a Yukito. Él se dignaba a oírlo seriamente, pero también le frecuentaba dirigirle una sonrisa a Sakura cada vez que ella se sentía triste. Yukito decidió ayudarle a alegrarle el día.

– Solo piensa que es un sueño, – Le comentó amablemente Yukito– Lo de la herida, aún no me explico cómo pudo suceder, pero no creo que pase de allí…

Sakura suspiró aliviada al oír las palabras de aliento de Yukito, sin embargo en su mente quedaban mucha conmoción. Interrogantes la bombardeaban a cada instante. Compartía algunas dudas con Yukito, quién solo las escuchaba y contestaba las que podía. También él tenía las suyas.

Por fin llegaron al instituto. Yukito se bajó de su bicicleta y acompañó a Sakura hasta la entrada. Como era viernes, los maestros habían organizado una pequeña celebración primaveral al término de las clases. Se podían ver diversos adornos de flores y globos color amarillos y color pastel, colgado, que adornaban todo el interior. También algunas banderitas colgadas daban un toque más vivaz y divertido. Los árboles con sus bellas flores daban el toque final al lugar. Sakura ya había puesto al tanto a su pap�, a su hermano y a Kero, quien nuevamente se había enojado por no poder ir. Sakura respiró hondo y dibujó en su rostro una cara serena y tranquila, al ver que Tomoyo se le acercaba. Estaba haciendo su mejor esfuerzo por tratar de no alterarse o no parecerlo frente a los demás. Yukito se despidió de ella y le regaló un dulce.

– Te acompañaré en la fiesta, Sakura– Le sonrió Yukito y se despidió de ella. Montó de nuevo su bicicleta y se dirigió lentamente a la puerta de entrada de su universidad. Aunque llegando allí, se aseguró de que entraran al colegio.

– Adiós Tomoyo – Se despidió con una dulce sonrisa.

– Hasta luego, joven Yukito – Le contestó Tomoyo, sonriéndole dulcemente, como todos los días.

Entraron a la escuela y se dirigieron a su aula. El aula que les había tocado para el nuevo año era el mismo, aunque solo cambiaban de aula en la clase de inglés y de repostería. Ya rumbo al aula, Sakura sintió una presencia mágica, también sintió una mirada. Volteó a ver de donde provenía. Le dijo discretamente a Tomoyo, quién también le ayudó a buscar, fijándose en todos aquellos que las miraran de manera extraña. Le parecía rara ese tipo de presencia, no la había sentido antes. Alguien se les acercó por atrás. Sakura trazó una sonrisa al ver quien era ese alguien se les acercaba. Un joven de cuerpo atlético, de tez albina y buen porte y gusto les salió al encuentro en el camino. Su azulada melena casi larga, atada por una pequeña coleta que le hacía parecer más galante, ocultaba en un pequeño fleco sus oscuros ojos azules, tan bellos para las chicas, que lo hallaban irresistibles.

– Buenos días señorita Sakura – Le saludó Eriol muy caballerosamente. Sus ojos azules mostraban una serenidad, que cautivaba a la mayoría de las chicas que lo miraban, pero sólo lograba sonrojar a Tomoyo.

– Buenos días señorita Tomoyo – Saludó a Tomoyo con una pequeña reverencia. Tomoyo se sonrojó un poco, pero alcanzó a voltear el rostro lo suficiente para que Eriol no lo notara, aunque Sakura sí se dio cuenta.

Sakura miró a Tomoyo y luego cambió su mirada a Eriol, quien había entrecerrado los ojos lanzando una mirada algo maliciosa, pero le sonreía dulcemente a Tomoyo. Tomoyo tomó aire y le respondió a Eriol.

– Buen día Eriol – Le saludó, besando al sorprendido mago en la mejilla, acción que asombró tanto a Eriol como a Sakura, y arrancó algunos comentarios en las que los rodeaban.

– He de suponer que se dirigen al aula, permítanme acompañarles. – Les mencionó Eriol., salido de su asombro. Tomoyo se puso muy contenta. Sakura rió dulcemente. Eriol dirigió una mirada maliciosa a Tomoyo. Legaron pronto al aula. Las primeras en saludarles fueron Naoko y Rika. Pronto se les unió Chiharu y sus demás amigas.

En el aula se hallaban Yamazaki, que ya empezaba a contar sus historias a quien se dejara, y a quien no supiese de lo mentiroso que a veces era. Aunque ya no mentía con tanta frecuencia, siempre se las ingeniaba para inventarse algo. Chiharu tomó molesta a Yamazaki por la oreja.

– Creo que ya es hora de que dejes de hacer mención de tus teorías, Yamazaki – Le reprendió Chiharu.

– No seas tan dura con él – Le sugirió Naoko, sonriendo divertida. Chiharu le iba a contestar, pero recordó que eso ya era habitual en Yamazaki y en Naoko. Suspiró y se dispuso a regresar en la plática que tenía con sus demás amigas.

De repente, Sakura volvió a sentir una extraña presencia mágica. Pero ahora era más fuerte que la anterior, y se dio cuenta de que esa no era la de Eriol, era muy diferente. Discretamente volteó para ver de donde provenía. Todos sus compañeros estaban ahí; ninguno de ellos, en el tiempo en el que había convivido con ellos, era poseedor mínimo de alguna pequeña presencia. Al mirar a Eriol, se dio cuenta de que él ya había encontrado al dueño, y lo miraba fijamente, muy seriamente, siguiendo cada una de sus movimientos; como quien espera un golpe. Sakura siguió la mirada de Eriol, y vio a un joven apoyado junto a la ventana. Él estaba mirando fijamente el patio, siguiendo con sus ojos azul celeste a cada uno de sus compañeros, quienes ajenos de todo, jugaban alegremente en el patio antes de clase. Al parecer, era tan alto como Eriol. Sus dorados cabellos estaban cortados a la manera que tenía Shaoran cuando joven, como en el tiempo en que Sakura y él atrapaban las cartas. Su cuerpo estaba bien proporcionado, aunque era un poco más delgado que Eriol. Su tez albina y su expresión de seriedad le daban un aire de intelectualidad. Sus cejas no eran muy gruesas, sin embargo, le daban un toque de madurez a su joven rostro. Parecía un adolescente, y a la vez, un joven mayor.

De repente y sin saber por que, Sakura sintió un escalofrío, como si una corriente de aire muy frío hubiera pasado junto a ella. Esta presencia le hacía recordar algo, pero no sabía que era.

Tomoyo dirigió una mirada a ver a su amiga, y después volteó a ver al joven en el cual se estaban fijando ella y su querido Eriol. Sus amigas también les siguieron sus miradas y sonrieron al ver sobre quien recaían. Chiharu se sonrojó un poco. Yamazaki, que estaba con ellos, se molestó un poco, al ver la reacción de su actual novia. Tomoyo, al ver la reacción de los dos, se rió discretamente, de manera divertida, le hizo recordar un poco a su amiga. Naoko reaccionó primero.

– ¡Ay, si es cierto! Vengan, les presentaremos a nuestro nuevo compañero y amigo.

Se acercaron lentamente al joven. Chiharu iba a la cabeza, seguida por Naoko, Rika y los demás. Atrás de todos estaban Sakura y Eriol, quien no dejaba de mirar con cierta desconfianza al muchacho.

– ¡Hola Lumeimoto, así que por fin quedaste en este instituto! – Le saludó con una tierna sonrisa Chiharu.

El joven salió de su enajenación y volteó a ver quien les hablaba. Les saludó sonriéndoles divertidamente a todos. Yamazaki estaba muy serio. Luego entrecerró los ojos para contestarles.

– Buenos días a todos ustedes. – Les contestó. Su acento gracioso agradó a la mayoría, pues era muy extraño. Yamazaki sonrió divertido, al recordar ese acento. Tomoyo lo miró Con una leve sonrisa en la cara. Chiharu se sonrojó más. Naoko también le devolvió la sonrisa. Rika se sonrojó otro poco, su apariencia le hacía recordad a su querido profesor Yoshiyuki Terada, que ya había dejado el colegio, pues se había mudado de la ciudad por causa de que lo habían trasladado. Sin embargo Eriol no lo dejaba de mirar seriamente, parecía como si le estuviere analizando. Lukenimoto, al ver la expresión de Eriol, enarcó levemente una ceja, y cambió la vista rápidamente.

Sakura lo miraba pensativa, ese joven era extraño. Su apariencia lo hacía modesto, sencillo, pero por que sentía esa extraña y a la vez familiar presencia, le parecía como si lo conociera.

– "¡Un momento¡Ya no siento la presencia!" – Pensó Sakura. Se dio cuenta de que mientras se acercaban al joven, la presencia se iba debilitando, hasta desaparecer. Por lo visto Eriol ya lo sabía, por que él no le quitaba la vista de encima.

Volteó a verlo y se sorprendió que Lumeimoto la mirara fijamente. Sus bellos ojos verde esmeralda cruzaron la vista con esos bellos ojos azules claro. Su mirada era cautivante, embriagadora, dulce, pero a la vez, fuerte, serena y misteriosa.

– "Es tan extraño…" – Pensó la bella joven. – "Su forma de expresarse parece arrogante, pero da muestras de ser una persona diferente. Pero¿Qué es esta presencia que sentía antes, de donde proviene? Por un momento pensé que era de él, pero ha desaparecido. ¿Será que ese sueño me está poniendo histérica?" – Analizaba Sakura, quien ya se había vuelto un poco más observadora, a causa del sueño.

Lumeimoto cambió la mirada y sonrió de nuevo a Chiharu, todavía estaba recargado en la pared, junto a la ventana.

– Creo que no fui cortés al no haberme presentado antes, – Dijo. – Y dejando que mi amiga – Señaló a la sonrojada Chiharu con la mano extendida –, se encargará de todo el trabajo.

Con un movimiento rápido se colocó de pié. Firmemente parado, era mucho más alto que Eriol, más o menos por unos 2 centímetros. En su rostro se configuraba una expresión dulce y caballerosa, era todo un galán.

– Mi nombre es Azoru Lumeimoto, vengo de los Estados Unidos, llegué a este colegio gracias al programa de intercambios que tenía mi colegio anterior con este. – Lumeimoto hizo una pequeña reverencia, colocándose la mano extendida sobre su fuerte pecho, sin dejar de mirar discretamente a Sakura. – Tengo 16 años.

– No pareces de donde provienes. ­– Mencionó Naoko.

– Bueno… – Lumeimoto se llevó la mano a la barbilla, como pensando que iba a responder. Pronto sonrió – Mi padre, que en paz descanse, es de descendencia japonesa, mi madre es norteamericana. Aprendí este idioma y ciertas costumbres como herencia familiar de mi padre, antes de su muerte, cuando yo tenía 10 años. – Su voz se tornó pesarosa. – Fueron momentos gratos. –Suspiró y se repuso. Volvió a sonreír – Pero esos tiempos ya pasaron, fueron tiempos mejores…

Y así, conocieron a Lumeimoto. Les dijo que provenía de la ciudad de San Francisco, que había estudiado en otra ocasión en Japón, pero ya habían pasado cerca de algunos años desde que regresó de allí. Habló de las costumbres de los norteamericanos y las comparó con las japonesas; y aunque se jactaba, de manera cómica, de que ellos tenían más libertades, admiraba la cultura japonesa. También les comentó el cómo su padre había conocido a su madre. De su feliz infancia que vivió durante su niñez, y principios de su adolescencia, hasta que su padre murió, víctima de una enfermedad respiratoria gravísima, cuando él tenía 10 años. También comentó que ya conocía a Chiharu y a Yamazaki. Por lo que se pudieron dar cuenta, él era muy charlatán en su manera de expresarse.

– Tu historia es interesante y triste, – Comentó Rika – Pero¿Cómo conociste a Chiharu y a Yamazaki?

Azoru sonrió de nuevo.

– En el aeropuerto, por un error mío. – Contestó alegremente, aunque se sonrojó un poco. – Lo que sucedió es que confundí a mi amiga con mi hermana menor. Todo ocurrió cuando llegué por segunda vez a Japón, hace como. Venía de llegadas y mi hermana me había mencionado por teléfono días antes que ella me estaría esperando, iba a ir vestida con unos pantalones vaqueros blancos y una blusa rosada, que se iba a arreglar muy bien para recibirme (ella es muy emotiva y dulce). Al llegar, busqué a mi hermana por largo rato; luego creí haberla encontrado y le di un abrazo por detrás, y le besé la cabeza y la mejilla derecha (la que estaba más cerca de mi cabeza). Pero, – Azoru se puso al rojo vivo – Me di cuenta demasiado tarde que ella no era mi hermana, que la verdadera estaba enfrente de mí, mirándome…

Todos voltearon a ver a Chiharu, quien también se había puesto al rojo vivo. Yamazaki estaba también rojo, pero de molestia. Una vena se le resaltaba en la cabeza y en el puño derecho, que lo mantenía erguido y cerrado, por enojo y vergüenza, al recordar la escena. Él había ido a comprar un jugo para Chiharu y también un mantecado para ambos. Al regresar, ya se imaginaran la cara que puso al ver la escena con su novia.

– De veras lo siento. – Murmuró Azoru. – No fue mi intención…

Era verdad, pues instantáneamente después de aquella escena en la sala de llegadas, Azoru le pidió mil disculpas, totalmente avergonzado y frente a un público que quería comérselo vivo. Su hermana reaccionó riéndose a grandes carcajadas, de tal manera que llamó la atención de la seguridad del aeropuerto, quienes le dieron un calmante, para tranquilizarla. Azoru solamente quería que se lo tragara la tierra. Después de esto, Azoru les invitó una malteada a ambos, para de alguna manera compensar el daño. Ambos aceptaron gustosos, y aunque ya Azoru no podía mantener la mirada cuando veía a Yamazaki, se hizo amigo de ambos. Sobre todo de Chiharu, quien, aunque sorprendida por lo sucedido, no podía evitar sonrojarse al acordarse de haber estado en los brazos de un guapo americano. Yamazaki opinaba lo contrario.

– Espero que esto no les haga pensar mal de mí, solamente es que soy algo despistado… – Rió avergonzadamente, con el brazo derecho levantado y la mano sobre la nuca.

Todos rieron con él, excepto Sakura y Eriol, quienes solo se limitaron a sonreírle. Tomoyo se dio cuenta de esto y, observándolos,se quedó pensativa.

– "¿Qué esta pasando por su mente?" – Se preguntaba a si misma – "¿Por qué desde que llegó Azoru a la institución esta mañana, Eriol se ha comportado muy serio, bueno eso es algo natural en él, pero¿Por que siento que esta vez no es normal, pero y a ti Sakurita¿Qué es lo que tienen?"

– ¿Vas a quedarte a la celebración de primavera que tendremos hoy por la tarde, Azoru? – Le preguntó Naoko.

- No lo se...–Contestó Azoru – Puede ser que si…–Miró a Eriol, quien lo seguía viendo de una manera extraña. – Creo que no…

– Pero si te quedas podrías convivir con nosotros y así conocernos mejor – Contestó Sakura, quien lo había escuchado callada. – ¿No lo crees?

Azoru miró detenidamente a Sakura, por unos segundos. El rostro de quien venía esta declaración parecía como el de un ángel. No vaciló su respuesta.

– Está bien, me quedaré…

Sakura le sonrió gentilmente.

– Pero…– Se adelantó a contestar Azoru – Con una condición, que alguien de ustedes, a quien yo elija, me muestre todo el instituto al terminar o duranteel festival…

Todos estuvieron de acuerdo, y le tocó a Rika mostrarle a Azoru el instituto. Se sentaron pronto por la entrada del nuevo profesor, cuyo nombre era Itakkatu Tamemoto, venía de Hong Kong. Al mencionar su maestro esto, Sakura no pudo evitar pensar en Shaoran.

– "¿Qué estarás haciendo ahora¿Por qué ya no me has hablado¿Porqué apareciste en mis sueños, mi querido Shaoran…"–Suspiró suavemente. Azoru la observaba detenidamente. Le hizo señas a Tomoyo preguntándole qué le pasaba, quien le contestó que no tenía nada, aunque sabía perfectamente que no era verdad.

– "Creo que Luke tiene mucho que hacer aquí" – Pensó Azoru. – "Aunque por ahora, sólo me limitaré a parecer normal, no quiero que se me descubra en mi misión secreta…"– Su expresión serena se tornó misteriosa.

Como Azoru se sentaba adelante y a la derecha de Sakura, esta le miró detenidamente. Como sintiendo su mirada, Azoru volteó y descubrió que la joven Card Captor lo miraba.

– ¿Te sucede algo Lumeimoto? – Le preguntó Sakura. Éste le sonrió dulcemente.

– No. Nada. – Le contestó en voz baja. – Pero llámame Azoru… – Le guiñó un ojo.

– Está bien. – Sakura le devolvió la sonrisa.

– Espero que seamos grandes amigos…

– Yo también eso espero…–Contestó Sakura.

Ambos pusieron atención a la clase. Por la mente de Sakura aún pasaba el recuerdo de Shaoran. Las imágenes de la última vez que estuvo con ella en Japón. Recuerdos dulces.

– "Mi joven Card Captor, aún tienes ese recuerdo," – Azoru la miró discretamente de reojo. Estaba leyendo su mente. Luego volteó la mirada al frente nuevamente. – "Espero que pronto tu mundo vuelva a la normalidad, y consigas alcanzar tu sueño…"

CONTINUARÁ…


Bueno damas y caballeros, este fic por ahora va a seguir en el primer capítulo. Lo que pasa es que no quiero que se pierdan el hilo de la historia, y no se preocupen, evitaré que los próximos capítulos sean muy extensos, pero la historia no se pierde.

Otra cosa, si notan que se me esta yendo la inspiración y ya no escribo bien, háganmelo saber también. Los tomatazos enseñan…

Gracias por sus reviews, me han ayudado muchísimo, sigan escribiendo, y espero sugerencias para mejorar esta trama. ATTE: aRCANGe