Capítulo II:
El Primer Sello.
Cuarta Parte: La prueba (Sueños: Recuerdos lejanos)
Mansión Lumeimoto, al noreste de la ciudad.
Tomoeda, Jpn.
8:30 PM.
– ¡¡Diantres!! – Gritó Kero, a la par que intentaba mantenerse en pie. Un temblor sacudía todo el recinto, y se dejaba sentir una gigantesca explosión de poder. – ¡¡ ¿Pero qué rayos sucede?!!
Una gigantesca columna de energía se elevaba al infinito por detrás de la casa. El techo de la cúpula estalló en mil pedazos.
– Está sucediendo…– Dijo Jasha, observando tranquilamente a su alrededor. – Por fin está pasando…
– ¡¿Qué está pasando?! – Gritó Tomoyo.
– ¡¡Esa presencia es semejante a la de Sakura!! – Gritó Eriol, invocando su báculo, que había guardado desde que salieron de la cocina.
– ¡¡ ¿Cómo?!! – Kero le observó asustado, el temblor incrementó. Temían que el techo o los candelabros se les vinieran encima. Cayó algo de polvo del techo. – ¡¡Esa no puede ser la presencia de Sakura…!!
Yue solamente observaba todo, mientras oía atentamente lo que decían. Kero volteó a ver a los alienígenas.
– ¡¡Ustedes…!! – Le gritó Kero a los dos ictianos. – ¡¡Ustedes saben qué está pasando!!
– ¡El poder del Corrector se ha liberado…! – Gritó Jasha, haciendo que su voz se notara por encima del estruendo. – ¡La espada ya encontró a alguien poderoso!
– ¡Y si ella no cumple con la magna prueba, seguramente morirá! – Agregó Khrasuy.
– ¡¡¡¿QUÉ?!!! – Gritaron los tres a coro.
– ¡¡No!! – Gritó Yue, al fin, rompiendo su actitud seria y fría. – ¡¡Ustedes dijeron que nada le pasaría!!
Todos, voltearon a ver al ángel de manera asombrada.
– ¡Nosotros creemos que ella podrá lograrlo! – Contestó Jasha. – ¡Pero de ella depende ya si vive o muere, o si será el Nuevo Amo!
– ¡¡No si yo puedo evitarlo!! – Una voz tétrica se dejó oír desde el mismo lugar donde antes se había manifestado la extraña mujer. Un ser de gran tamaño estaba parado observándoles, mientras sus dos ojos como rubíes desteñían luces rojizas. Su presencia altamente maligna se dejó sentir en toda la habitación, causando que los dormidos tuvieran pesadillas. – ¡¡Malditos ictianos!! ¡¡Saben bien que nunca ganarán!! ¡¡Volverán a caer bajo nuestro cruel yugo!!
– ¡¡DRACKTAR!! – Gritaron a coro los ictianos.
– "¿Qué?" – Kero les miró extrañado. – "¿Conocen a esa "cosa"?"
– ¡¡El mismo!! – Respondió. – ¡¡Ahora que he apagado el campo de fuerza ya nada evitará que las fuerzas de mi amo y señor lleguen a éste lugar y acaben con este planeta y sus habitantes!! ¡¡Ya nada puede detenernos!! – Rió sonoramente. – ¡¡Pero por ahora un regalito!!
¡¡Destello Solar!!
Un gran destello muy brillante llenó la estancia, cegando a los presentes por unos minutos. En vano, Jasha y Khrasuy intentaron buscar al Sello. Eriol palpó y sintió a Tomoyo, quien había empezado a asustarse por la noticia de que Sakura podría morir. Varias lágrimas brotaban de sus ojos. Yue se hurgaba los ojos al igual que Keroberos, para aclarar su visión. El temblor cesó.
– ¡Tomoyo! – Le tocó un hombro. Intentó abrir los ojos para tratar de enfocar bien. – ¡¿Estás bien?!
– ¡Eriol, Sakura puede morir! – Gritó, varias lágrimas brotaban de sus ojos. Aunque el sismo había cesado, el poder gran poder que se emanaba todavía podía sentirse. – ¡Tienes que ayudarla! ¡Por favor, tú puedes ayudarla!
– No te preocupes, querida Tomoyo…– Le abrazó, colocando su cara en su pecho. Su visión ya se había aclarado, así que podía ver mejor. – Yo me encargaré de todo…
El joven mago volteó a ver a sus dos viejas creaciones.
– ¡Yue! ¡Keroberos! ¡Vamos!
– ¡Si! – Contestaron los dos a coro.
Empezaron a correr con rumbo al ala sur. Jasha les salió al paso, cruzada de brazos.
– No lo permitiré…
– ¡Quítate! – Le exigió Keroberos.
– No lo haré…– Respondió. – No dejaré que nadie interrumpa esto…
– ¡¿Interrumpir qué…?! – Gritó Keroberos, encolerizado. – ¡¿Qué maten a Sakura?!
Intentaron rodearla, pero ella les evitó el paso.
– Será mejor que lo hagas…– Respondió Yue. – No es broma, podemos hacerte daño…
– Inténtenlo…– Dijo ella, levantando una de sus manos a la altura de la cabeza de ellos. Una esfera de energía se empezó a formar.
Eriol le apuntó con su báculo. Aunque no quería, tendría que usar otro ataque de defensa para eludirla. En cuanto a Yue y Kero, empezaron a manifestar sus poderes, listos para atacar. En ese instante Tomoyo se colocó en medio de ellos, con los brazos extendidos.
– ¡¡Ya basta por favor!! – Gritó. Le dirigió a Jasha una mirada suplicante. – ¡Solo déjalos irse! ¡Mi mejor amiga corre peligro de muerte! ¡Además esa cosa que se manifestó la quería matar! – Dos lágrimas surcaron sus mejillas, Sus bellos ojos violetas estaban cristalinos, las lágrimas enjuagaban su rostro de tal forma, que incrementaba una dulce sensación de soledad. – ¡Por favor, déjalos ir!
El rostro de Jasha se mostró inflexible e inexpugnable. Tomoyo se enojó. Era la primera vez que Eriol, Yue y Kero la veían tan enojada.
– ¡¡Ellos quieren a Sakura!!...son sus amigos desde hace mucho tiempo...¡¡No te lo suplico!!...¡¡TE ORDENO QUE TE APARTES!! – Tomoyo observó a Eriol y Keroberos con la mirada aún llorosa, podía sentir un vínculo especial que los unía en su afán de proteger a Sakura. Volteó de nuevo a Jasha, esta parecía desconcertada por sus propias palabras, como si Tomoyo hubiera dicho algo que le hubiera afectado de verdad. Jasha cerró los ojos, de repente se mordía el labio inferior. Bajó la mirada al suelo. Pensamientos cruzaron su mente.
– "Entiendo...Yo…Yo recuerdo la guerra...recuerdo..." – Jasha apretó la mirada de nuevo, era horrible recordar todo aquel desastre, y en especial la pérdida de su familia. Por su cabeza cruzaron los recuerdos de sus familia; las convivencias con sus hermanos y hermanas, bajo la mirada protectora de sus padres; sus discusiones siempre resueltas; su familia. Alzó la cabeza con gran sabiduría y centró a Tomoyo. Keroberos tuvo tal sobresalto que ante aquella mirada retrocedió dos pasos. Jasha por fin habló.
– Comprendo pequeña…Que…Que desees proteger a tus seres más queridos… – De forma extraña sonrió ante los demás. – Desgraciadamente yo no tuve la oportunidad ni siquiera de eso...lo intenté con todas mis fuerzas, pero…Fallé… mi familia al igual que muchas otras pereció en esta guerra… – Jasha cerró los puños, apretándolos fuertemente, mientras intentaba reprimir un sollozo. – ¡¡Y no pude hacer nada!!...No puedo permitir que ustedes intervengan por Sakura…Es algo que nace de mi interior...Pensaran que es una idea un tanto infantil...Pero ahora yo los protejo a ustedes, en especial a ti, pequeña...Pero aparte de eso...Quiero…Quiero asegurarme de su seguridad…
– Lo siento...– Musitó Eriol, tímidamente. – Pero no te parece que estas siendo egoísta...Hasta tu misma mencionas el deseo de proteger a alguien...Sakura para mí es...
– ¡¡No me discutas joven Gotnan!! – Alzó la voz llena de orgullo y a la de ira, tristeza, frustración. – ¡¡YO CONOZCO MEJOR ESE PODER AL QUE TE ENFRENTAS!!
Eriol se silencio ante aquella palabras, tan solo se atrevió a observar a Tomoyo, herido en su orgullo. Debía reconocer que la joven tenía razón.
Jasha sintió un remordimiento: recordó su sufrimiento. Sintió algo de remordimiento por el joven mago. A pesar de lo que dijo, él también sentía algo, un lazo muy fuerte, por Sakura. Ese sentimiento que tantas veces hizo que ella amara a sus amigos, y que supiera agradecer las apreciaciones de quienes más las querían, sin que hubiera esperado nada a cambio. Ese sentimiento que la mantenía firme; esa confianza en aquellos que eran sus mejores amigos, aquel sentimiento que la hacía sentir capaz de dar su vida por ayudar a los que la rodeaban. Ese sentimiento libre y abstracto. La amistad verdadera y fiel hacia otros. Se hizo a un lado y dejó el paso libre.
– A veces la voluntad puede mover montañas...La Amistad es un sentimiento que tu debes comprender… ¿Me equivoco? – Intervino la penetrable voz de Khrasuy. Jasha no contestó.
El trío corrió a su lado. Justo cuando Keroberos, a lo último, pasó junto a ella, le sujetó la cola, evitando que avanzara. Los cinco voltearon a verle. Ella miraba fríamente a Kero.
– Solo dos…– Dijo, mirando a Yue y a Eriol. – Solo irán dos…– Le dirigió una mirada a Kero. – Tu, gatito, te quedarás a cuidar a la joven aquí presente. Khrasuy se quedará con ustedes, mientras que yo os acompañaré…
Kero la miró desconcertado y molesto, pero tuvo que aceptar. Jasha volteó a ver a Khrasuy.
– Khrasuy, tu…
El ictiano no estaba., había desaparecido mientras ella estaba distraída. Soltó la cola de Keroberos.
– ¡Khrasuy, dónde te metiste!
Eriol se acercó a Yue.
– Es nuestra oportunidad…– Le susurró al oído. – ¡Vayámonos!
– Si…
– "¿Dónde estará ese engreído?" – Se dijo. – "¡Mira que dejarme todo a mi sola!" –. Pensó que seguramente se adelantó a alcanzar al Sello, o a intentar reparar el campo de fuerza. Pero, ¿por qué no le avisó antes de huir?
Se miraron, voltearon a ver a los demás. Jasha estaba distraída buscando al joven mensajero; mientras Kero y Tomoyo les daban las espaldas. Se volvieron a mirar y asintieron. Eriol se acercó por detrás a Keroberos y le susurró al oído que ellos se iban a adelantar. Regresó junto a Yue y miraron la salida, distanciada de ellos como por dos metros.
– A mi cuenta…– Dijo Eriol. –…Una…Dos…
– ¡Khrasuy! ¡¿Dónde rayos te metiste?!
– ¡Tres! – Gritó. Eriol corrió muy rápido, mientras que Yue voló detrás de él. Jasha volteó solo para verlos desaparecer en el pasillo.
– ¡Esperen! – Gritó. Se colocó rápidamente frente a Kero y Tomoyo. – ¡Quédense aquí y pase lo que pase no se vayan de este sitio! – Les ordenó.
Los dos asintieron. Jasha asintió levemente y corrió para alcanzarles.
– Espero que todo salga bien…– Dijo Tomoyo.
– Yo también…– Mencionó el guardián solar. – Aunque esto…Sinceramente…Esto no me pinta nada bien…
Calló. Kero se quedó pensativo.
– Tomoyo…
– ¿Si? – Volteó a verle. Sus ojos violetas aun reflejaban su preocupación. Quería correr a ningún lado y salvar a su mejor amiga. Pero… ¿Qué podría hacer ella?
– ¿Y si los alcanzamos sin que nadie se de cuenta? – Tomoyo lo miró extrañada, y a la vez, con algo de esperanza en sus ojos.
– Pero, ¿No será peligroso?…– Recordó la orden que les dejó la ictiana. – Además, la joven nos dijo que nos quedáramos aquí…
– No te preocupes, soy fuerte y puedo protegerte…En cuanto a lo que dijo, lo siento, no puedo estarme tranquilo mientras sé que Sakura está en peligro…
– Tienes razón. – La muñequita se quedó pensativa. – Yo tampoco podría estarme tranquila sabiendo que Sakurita corre algún riesgo…
Observó la puerta y el corredor, que se sumía en oscuridad.
– Está bien. – Tomoyo asintió. – Solo déjame cambiarme de zapatos…
– Aja… – Una gran gota de sudor se formó en su frente. Kero se sentó en el suelo y esperó.
– No tardes…
– Si…– La mesa donde estuvieron quedaba frente a Kero. Caminó despacio, puesto que el suelo parecía húmedo por la congelación anterior, y no quería caerse. En cuanto llegó a la mesa, inmediatamente Tomoyo cambió sus zapatillas por una muda de zapatos extra, más cómodos.
Tomoyo acabó de ponerse sus zapatos.
– Ya podemos…– Volteó. Kero yacía en el suelo, inconsciente. – ¡¡Kero!!
Tomoyo corrió a su lado. Al llegar se inclinó junto a él. Kero estaba desmayado. Algo o alguien le había atacado y dejado inconsciente. Oyó un rumor detrás de ella y volteó rápidamente. Se encontró de frente con una mano que le agarró la cara y, tapándole la vista con los dedos y la boca con la palma de su mano, brilló su brazo con un destello dorado. Tomoyo sujetó su brazo, intentando apartarlo de ella.
– ¡Umm! ¡Mmm! – Intentó gritar, pero o podía.
Cerró los ojos y se desmayó.
– S-Sakura…– Shaoran se levantó pesadamente del suelo; el techo se había agrietado y roto en algunas partes, por causa de la gran implosión, causada por los poderes de Sakura. Varios restos de escombro habían caído al suelo, alrededor de él. El polvo que estaba encima de él y de su cabeza cayó al suelo. Su espada mágica se hallaba a un lado suyo. La tomó por el mango.
Alzo su vista. Varias Sakuras giraban a su alrededor tiradas en el suelo, al igual que todo lo demás, mientras su vista se empezaba a centrar. Se tocó la cabeza, y vio que su mano estaba algo sangrada. Seguramente, algún escombro le cayó, golpeándole. Por la cantidad de sangre en su mano, supuso que su herida no debería ser muy grande. Intentó ponerse de pie, pero sus fuerzas flaquearon a causa de un mareo que le sobrevino repentinamente, seguramente el golpe era más dañino de lo que esperaba; cayó de nuevo. Volvió a intentarlo, pero ahora usando su espada como apoyo. El lugar estaba desecho a causa de la gran explosión, las paredes se habían caído en su mayoría y ya no había techo. Los rayos se dejaban ver, junto a los truenos, desde arriba de su cabeza. Sin embargo, no llovía.
Sakura levitaba acostada, por encima del suelo, inconsciente, como si estuviera dormida. Sus brazos caían flácidos, tocando con sus nudillos el suelo. Misteriosamente, nada la había tocado, sino que el polvo y los escombros le circundaban, formando una especie de media esfera, y caían al suelo a su alrededor. Shaoran se acercó, e intentó despertarla tocándola con una mano.
– ¿Sa-Sakura?…
Se acercó despacio. Extendió lentamente su mano, para tocar el rostro de ella.
– ¿Sakura? ¿Te encuentras bien?… ¡Ayy!
Cuando casi tocaba su cara, sintió como si hubiera tenido una descarga eléctrica en la mano. Un campo de fuerza protegía a la bella Card Captor, impidiendo que algo la tocase.
Oyó de repente un rumor de pasos cercanos.
– Despierta…
Sakura se sentía que flotaba en el espacio, lentamente abrió los ojos.
– ¿Q-Qué…? ¿Qué pasó? – Se dio cuenta que flotaba en la nada. – ¿Dónde estoy?
De repente, el ambiente cambió. Sakura se posó suavemente en una colina no muy alta, a su alrededor se empezaron a formar como nubes de diversos colores suaves, entre ellos pasteles, pero dominantemente verdes; algunas nubes estaban manchadas de varios colores. Poco a poco, el paisaje se fue asentando, se encontró parada sobre una colina. El fino pasto de color verde vivo le llegaba hasta los tobillos. En algunas zonas, el pasto cambiaba a un color amarillo paja, y le llegaba fácilmente hasta arriba de la rodilla, muchos todavía tenían flor, la cual se asemejaba mucho a una cola de gato, pero de colores dorados y plateados. Mientras, en las laderas y cercano a ella, varias flores con aspecto de orquídeas crecían, mostrando al reluciente sol sus diversas gamas de colores, desde violetas hasta rojos, pasando por amarillos y rosas, y diversos azules nunca antes vistos. Una pequeña brisa movió juguetonamente sus cabellos dorados, despeinándola suavemente. El verdor y las flores se extendían hasta las lejanas llanuras y colinas, solamente interrumpidas por los bosques en las faldas y laderas de las montañas, de picos puntiagudos cubiertos de nieve, y muy elevadas, que se veían a la distancia. El cielo azul se observaba claro, sin muchas nubes, haciendo que los dos soles blancos iluminaran perfectamente el lugar.
– ¿Qué es este lugar? – Dijo, cerca de ella, crecía un bosque de grandes y ancestrales árboles, impotentes y de ramas firmes, cuya copa estaba muy por encima del nivel del suelo. La forma de su tronco se asimilaba mucho a la de los robles, pero sus hojas, que caían al suelo, arrancadas suavemente por el viento, semejaban a las de un sauce. Por debajo de ellos, en sus raíces, crecían varios arbustos rosales de flores grandes, como la palma de una mano, de colores blancos y rojos. Sakura se sintió admirada por la belleza del lugar. – Es muy bello…
– ¿Te gusta este lugar?
Sakura volteó. Una dulce voz femenina le susurró por detrás de ella. Volteó, pero no halló a nadie.
– ¿Quién eres? – Dijo la heroína, buscando de donde provenía la voz. La voz era parecida a la de aquella joven que vio en su visión.
– Mi nombre es Shivia, Hija de Hrong, amo y señor del reino de los confederados…
– ¿Qué quieres de mí?…– Preguntó Sakura, buscando de donde provenía esa voz.
– Espera, dulce niña, y sabrás…
La voz parecía venir del universo, de todo lo que le rodeaba.
– ¿Qué debo esperar? ¿A qué te refieres?…
– Voltea detrás de ti y sabrás…– Le contestó la voz.
Sin vacilar, Sakura dio dando una vuelta completa. Detrás de ella se podía ver una gran ciudad estilo medieval. Sus muros blancuzcos se alzaban imponentes, mientras que daban seguridad a sus habitantes. Se podían ver centinelas, armados con algo que asemejaba a largas picas, terminadas en arpones, lo cuales deambulaban sobre los muros. Varias casas de formas rectangulares con techo en cúpula, en media luna, estaban alineadas dentro de la ciudad. Algunas tenían una pequeña protuberancia en alguna sección, a un lado de la base del techo, de la cual salía un humo blancuzco: chimeneas. Se podía ver que varias cositas, como hormigas, deambulaban en las calles rectas de la ciudad o las que estaban en medialuna cercanas al muro, los cuales seguramente eran los ciudadanos. El muro separaba también a la ciudad en otras cuatro partes. La primera estaba casi en centro de la ciudad, y no se podía ver alguna puerta que la separase de ella. Era una zona elíptica no muy grande. Se podía ver que había muchas personas allí, que deambulaban cercanas a algunas casas más grandes, o algunas carpas rayadas de diversos colores, se podía oír mucho bullicio proveniente de allí, al igual que mucho ajetreo. Dedujo que debía ser el mercado o el centro comercial. La segunda división se hallaba al oeste de la ciudad, y era un gran zócalo, rodeado por muros, con forma rectangular. En el centro de él se podía ver una pequeña casita, minúscula. Debía ser un lugar importante o sagrado, puesto que casi no había personas en ese sitio. El tercero estaba del lado contrario, al noreste, y, después de la ciudad, era la zona más grande. Estaba conformado por varios edificios largos y rectangulares, los cuales formaban al centro de esta, una plazoleta amplia. Se podían ver soldados con grandes picas que marchaban en cuadrillas, o en filas, marchando en la plaza o alrededor de los edificios. Sin embargo, se podía ver también que algo, como moscas, ascendía y descendían de una zona apartada, en la cual varias luces desprendían breves destellos amarillos y rojos. Debían ser los cuarteles militares y alguna especie de hangar con pista de aterrizaje.
La última zona estaba al norte de la ciudad. Era el palacio real. Sus cinco torres perfectamente cilíndricas cada una más alta que la anterior y dispuestas alrededor del edificio principal, de piedra blanca y de techo de cúpula, se elevaban al firmamento. Varias banderillas de color durazno ondeaban con el viento, en la parte más alta de cada una de las torres. Era el edificio más alto y reluciente del lugar. El edificio principal era un cuadrado con una cúpula gigantesca como techo. Estaba rodeado por un foso amplio, y solamente un puente de arco, de mármol blanco, unía al castillo con el resto de la ciudad. La ciudadela se hallaba al frente del castillo, con una gran fuente y un enorme árbol, de flores color rosas, parecía un cerezo muy grande y viejo.
– ¿Qué es ese lugar? – Sakura observó con admiración la ciudad. – ¿Qué ciudad podría ser?
– Era mi ciudad natal…– Señaló la voz, con un tono de nostalgia.
– ¿Eh?
¡¡Jajajajajaja!!
Sakura volteó. Detrás de ella se podían oír claramente como unas risas infantiles se iban acercando rápidamente a donde ella estaba. Corrió a ocultarse a un arbusto que crecía cercano a ese lugar. Dos niños venían corriendo subiendo la colina, tomados de la mano, riendo a carcajadas, mientras se miraban divertidamente y se lanzaban sonrisas dulces. Sonreían y reían, luego dejaban de reír para volver a mirarse y volver a sonreírse.
Eran dos niños como de edades entre once o doce años. Era un chico y una chica. El chico venía vestido con una túnica con un escote de "V" muy cerrada en su base, que le llegaba hasta un poco arriba de las rodillas. Llevaba puesto unos pantalones abombados en los tobillos y, debajo de la túnica, una camiseta polo blanca de manga larga, terminada en elástico a la altura de sus muñecas. Su túnica estaba adornada de varios dibujos de leones dorados y círculos del mismo color, bordados. Era un joven rubio, de ojos azules claro. Su tez era blanca, de piel pálidamente amelocotonada. Su rostro era muy semejante al de Yue, angulado, cejas no muy abundantes, de facciones delicadas y, seguramente cuando estaba serio, daba la impresión de ser una persona fría como el guardián, pero su mirada y su sonrisa alegre eran propias de Yukito. Era delgado, pero no mucho. De complexión algo atlética. Se notaba que la edad le estaba cambiando el cuerpo por el de un muchacho más grande. Hombros no muy amplios, brazos fuertes pero no muy musculosos. Abdomen plano, al parecer marcado. Pero con su rostro de un chiquillo. Sakura lo observó fijamente, le parecía conocido, pero a la vez, no podía recordar a quien.
La muchacha llevaba una túnica rosa vivo, de cuello cerrado. Sus mangas eran holgadas y terminaban en elástico a la altura de las muñecas, como la de la playera del joven. Sus ojos eran como los de Sakura, unas bellas esmeraldas, pero su pelo era color luna, como el de Yue. Levaba sombra para los ojos, color azul algo oscuro. Su tez era albina. Tenía hermoso porte, de tal manera que el maquillaje que llevaba en la cara se hiciera innecesario. Para su corta edad tenía un cuerpo notablemente desarrollado. Una delantera bien desarrollada, un trasero firme, y un cuerpo atlético bien delineado. Sin embrago, su rostro aún era de niña. También llevaba unos pantalones, semejantes a los del joven, pero su color era blanco sucio. Aunque tenía la mirada y las facciones de una niña, su rostro era un poco angulado, con un mentón finamente pronunciado hacia delante. Su cuello era un poco más largo que lo normal, sin embargo, no se notaba en demasía la diferencia. Su frente era algo pequeña y sus cejas eran pequeñas y delgadas, pero bien delineadas. Sus labios eran carnosos y rojos como el carmesí, los cuales resaltaban mucho en su rostro. Sus pestañas no muy abundantes estaban curvadas hacia arriba. A pesar de su edad joven, tenía el rostro de una adolescente que pasa a ser mujer.
Los dos se arrojaron entre la hierba alta, se acercaron y él la abrazó. Le dio un beso en la mejilla, a lo cual ella le respondió sonrojándose levemente. Se miraban tiernamente. Frente a ellos estaba la gran ciudad. Ella se le acercó más, abrazándolo por el cuello.
– ¿Me quieres, mi Gathu1? – Le preguntó al oído, como en un murmullo.
– Te amo, mi bella joshian2…– Le respondió, sonrojándose levemente. Le pasó la mano, recogiéndole el flequillo de hilos de plata que rebeldemente le cruzaba su frente. Ella se puso algo nerviosa.
Sakura se sintió un poco extraña. A su mente volvieron las escenas de Shaoran declarándosele y lo que ella le dijo cuando capturaron la última carta. Suspiró.
– Si es así…– La princesita se sonrojó. – ¿Me darías un beso?
– ¿Otro? ¡Claro! – El se le acercó lentamente. Ella paró un poco los labios, un poco inexperta, y cerró los ojos. Pero él, inocentemente y sin captar su petición, le besó la mejilla.
– ¡No! ¡Ahí no! – Respondió ella, abriendo los ojos de golpe.
– ¿Eh?
Ella se sonrojó más, casi como una cereza.
– Quiero que m-me beses…E-En la boca…Como to-todos los no-novios de e-éste universo…
El se sonrojó por completo, mientras abría los ojos con asombro y nerviosismo.
– ¿E-En la bo-boca?
– S-Si.
– ¿Pero n-no nos regañarán? – Preguntó el, volteando hacia la ciudad.
– No lo creo – Le sonrió tiernamente. –. Estamos lejos de la vista de los centinelas…Además, mi padre y el tuyo creo que sospechan que somos novios ya, y al parecer no les molesta…Al contrario, están muy felices…
– Siendo así – Dijo él, armándose de valor. –, e-esta bien…
Ambos cerraron los ojos, lentamente, sus rostros se fueron acercando poco a poco, mientras sus respiraciones agitadas robaban el aire de uno y el otro, combinándose. El primer contacto de sus labios les pareció glorioso. El beso se hizo largo y apasionadamente tierno. La primera vez para ambos. Discretamente, con su lengua, cada uno probaba la boca del otro. Se separaron un poco y tomaron un muy breve descanso, antes de volverse a corresponder con otro beso apasionado.
El segundo fue más breve que el anterior. Luego se apoyaron su frente, mientras se miraban tiernamente a los ojos, con sonrisas coquetas de amantes.
– Te amo…– Le dijo él.
Ella se recostó sobre su hombro.
– Yo también te amo…– Contestó.
El la envolvió en sus brazos, delicadamente.
– Quiero que hagamos una promesa…– Le dijo.
– ¿Una promesa? – Abrió sus ojos y le dirigió una mirada curiosa.
– Si
El la abrazó aún más fuerte.
– Cuando seamos mayores, y tengamos la suficiente edad…– El muchacho respiró hondo, para decirlo. Ocultó sus ojos celestes tras el flequillo que le caía rebeldemente. – ¿T-Tú?… ¿E-Este?… ¿T-Te casarías conmigo?…
– ¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIII!! – Gritó ella mientras lo abrasaba fuertemente por el cuello. Él se empezó a asfixiar. Ella se dio cuenta y, rápidamente, lo soltó. El se sentó, y ella se sentó sobre las rodillas.
– ¡¡Perdóname!! – Dijo ella, tapándose la boca, por causa de la pena. – ¡¡No fue mi intención!! ¡¡Perdón!!
– N-No te p-preocupes, m-mi princesa…Y-Ya estoy bien…– Dijo el, con una mano en el pecho, mientras respiraba agitadamente. – E-Eres muy fu-fuerte…
Inspiró hondo, recuperando el aliento. Se miraron mutuamente, por unos minutos y comenzaron a reírse. Luego se dejaron caer de nuevo sobre la hierba. Ella lo volvió a abrazar por el cuello, pero ahora con más suavidad.
– Ese día fue el más feliz de mi vida…– Dijo la voz, un tanto quebrada. – Ese día fue mi primer beso…Mi único beso de amor, de la persona que más amaba…
Sakura volteó de nuevo a ver quien le hablaba. Después con preocupación, volteó a ver a la pareja de muchachos. Ninguno parecía oír la voz.
– ¿Cómo? – Preguntó en voz baja.
– Ese joven, fue mi primer y único amor…La persona a quién más quería…
– ¡Espera un momento! ¡Ósea! ¡Quieres decir que tú estas ahí!– Gritó. Se dio cuenta de que había alzado la voz. Gran error.
Tapó su boca y volteó a ver a los jóvenes. Se dio cuenta de que el joven se acercaba caminando rápidamente al arbusto. Estaba en problemas, al parecer la habían descubierto. Solo quedaba una opción. Huir. Si, eso era. Ya lo iba a hacer, pero observó con desesperación que el joven estaba a menos de un paso del arbusto. Ya no había nada que hacer, era demasiado tarde. Sin embargo, observó que el joven se inclinaba frente al arbusto, recogiendo de él una flor roja carmesí, de pétalos grandes, en cuyos finos bordes había varias tonalidades blancas y lilas, y con diversos estambres de polen en el centro. Se alzó lentamente, Sakura entrecerró los ojos, desde esa posición él la podía observar fácilmente; pero no fue así, cruzaron miradas por un breve segundo y el se terminó de incorporar. Se alejó caminando a donde estaba su amada. Se acostó junto a ella y le colocó la flor sobre su oreja izquierda, la que tenía al aire. La flor resaltaba tanto en ella, que parecía una gota de sangre en una hoja de papel color de luna.
Sakura se dio cuenta de que ella también era invisible y no la podían oír. Suspiró aliviada. Se levantó de su escondite.
– ¿Pero cómo?
– Lo que ves son sólo sombras, sombras de mi pasado…– Le aclaró la voz. – Sombras de lo que viví, revividas para que comprendas cuál es el propósito que tengo para ti…
De repente, un sonido se dejó oír de sobre su cabeza. Era algo parecido a un silbido ensordecedor. A una velocidad impresionante, algo con forma esférica voló por encima de ellos, a no mucha altura, con dirección a la gran ciudad, dejando una estela de humo negro y denso. En segundos impactó contra el castillo. Una gigantesca explosión, de magnitudes cataclísmicas, hizo sucumbir al castillo, desintegrándolo casi por completo, al igual que la mayor parte de la ciudad. El joven se cubrió a su amada con una capa que nació de su espalda, y un campo de fuerza los cubrió de inmediato. La joven gritaba con angustia. Sakura se cubrió con el arbusto, protegiéndose del resplandor de la explosión. La flor que tenía en su oreja se desintegró. La onda expansiva llegó como un fuerte viento, arrancando de cuajo a los árboles, quemando el pasto y las flores, expandiéndose por todo el lugar. Todo cambió por un instante. El azul cielo se tornó oscuro y negro. Grandes nubarrones, formados por el humo que subía de la ciudad, cegaban las luces solares, extendiéndose casi hasta las montañas. Lo que fue un magnífico bosque, yacía quemado, con árboles y arbustos torcidos por el fuego de la explosión o derribados, mostrando sus raíces, carbonizados. La hierba estaba seca y las flores consumidas. En segundos, el paraíso se había transformado en un infierno. Claramente, se podían oír los gritos de angustia, agonía y desesperación, provenientes de la ciudad.
El campo de fuerza cedió, y los jóvenes se levantaron como tocados por un rayo. El muchacho contemplaba la ciudad atónito, al igual que la joven, que con varias lágrimas saliendo de sus ojos, no alcanzaba a entender lo sucedido. Cerró los ojos, mientras que tomaba fuerzas.
– ¡¡¡PADRE!! – Gritó con todas sus fuerzas. – ¡¡MADRE!! ¡¡NO!!
Se echó a correr. El joven la detuvo rápidamente, tomándola de un brazo. Ella forzaba para soltarse.
– ¡¡Suéltame Lukey!! ¡¡Suéltame!! – Dijo ella, mientras que le enterraba las uñas en la mano, o forcejeaba.
– ¿Lukey? – Sakura abrió los ojos como platos.
– ¡Tranquila! – La abrazó, impidiéndole todo. Ella lloraba desconsolada. El tomó su cabeza y la apretó contra su pecho. Luego la miró. Ella también alzó la vista. Sus ojos se encontraron. – Si vas sola, no lograras nada…Voy contigo…
–…– Ella no sabía que decir, se sentía tan mal. Él secó sus lágrimas y, armándose de fortaleza, la tomó de la mano y juntos corrieron con rumbo a la ciudad.
– Esa tarde, al llegar a la ciudad, descubrí que mi madre, mis hermanos y hermanas se hallaban en el castillo…– Su voz se tornó pesarosa, sumamente quebrada y entrecortada. –Todos murieron en la gran explosión causada por el asteroide…Mi padre salvó la vida por que había salido de emergencia a resolver un conflicto…El que fue la gota que derramó el vaso para armar la guerra que casi nos aniquila…Pero después supimos que ese asteroide no cayó por causa natural, alguien lo había llamado y dirigido hacia allí…El mismo que capitaneó al ejercito maligno…
De repente, el ambiente cambió, y varias escenas de destrucción, de muerte y de batallas aparecieron frente a ella.
– Cincuenta años después de esa escena, cuando pensábamos que ya habíamos ganado, que ya nada malo podría ocurrir, empezamos a reconstruir nuestro planeta…
Frente a Sakura se mostraban ciudades en reconstrucción, mientras que en los campos circunvecinos, todavía había cadáveres, o mostraba a sus habitantes reconstruyendo sus casas, limpiando, arrojando cadáveres a fosas o enterrándolos. Familias reunidas frente a varias tumbas, o llorando por la pérdida sabida recientemente, de un ser amado.
– Pensamos que nada malo ocurriría, hasta que un día, un mal día, la maldad nos tomó por sorpresa, matando a lo que quedaba de la familia real, mi familia…
Las escenas mostraban el interior de una catedral, de cúpula y techo muy altos. Afuera llovía a mares, aunque el cielo estaba nublado por nubes de humo, provenientes de los incendios de afuera. Los vitrales y los demás objetos se hallaban tirados en el suelo. Las columnas que mantenían el techo estaban gravemente agrietadas, o se habían caído, haciendo que el techo se desplomara en algunas zonas, permitiendo que el agua de lluvia se filtrase al interior. Un gran hoyo se abría en uno de los muros, mostrando casas incendiándose, dejando oír aullidos y llantos de desesperación desgarrada, o lastimeros, mientras que otros sonidos silbantes, surcaban el cielo, para después, iluminarlo con destellos causados por las explosiones que dejaban en su impacto. Se podían observar algunos incendios pequeños en muebles de madera, aledaños al lugar. Las imágenes rodearon a la joven Card Captor, llevándola hasta ese lugar. De repente, se vio parada en ese sitió. Puso sus manos contra su pecho, una extraña angustia le llenó el corazón.
Dentro, podía verse diversos cuerpos de seres horribles, demoníacos, que eran como grandes hombres, fuertes y muy musculosos, llenos de pelo azul y con garras largas de color ocre, cuyo rostro poseía tres ojos color verde, alineados horizontalmente, con un pequeño cuerno en la frente, orejas grandes y puntiagudas, y mandíbulas llenas de filosos y puntiagudos dientes. Poseían tres cuernos, dos como de búfalo a cada lado de la cabeza, y uno más grande en la frente. Eran gargantianos. Y otros delgaduchos, con ojos verdes muy apagados, que cuando estaban vivos resplandecían como estrellas, vestidos con ropajes negros y cintas, una delgada en la frente y otra muy amplia atravesando su abdomen y cintura, cuya vestimenta se asemejaba mucho a la de los ninjas, pero de sus brazos sobresalían como unas largas, sobresalientes, y delgadas espadas, pegadas a su antebrazo, las cuales contenían un veneno tan poderoso, que ejecutaba a su victima en cuestión de segundos. Otros tenían, tirados junto a ellos, arcos con flechas de varas negras y de punta resplandeciente como el diamante. Eran los asesinos especiales, que generalmente acompañaban a los gargantianos, puesto que estos domaban a los primeros. Estaban muertos. Yacían sobre charcos de agua azulosa y verde, respectivamente, su sangre. Oyó un gemido leve. Volteó a ver de donde provenía.
Bajo un rayo de luz débil, que caí de una esfera luminosa que flotaba en el aire, dando sus últimos resplandores, caía sobre un joven, de edad como de dieciséis años, estaba en el suelo, mientras que sostenía en sus brazos a una joven muy malherida. Vestía un pantalón ombliguero bombacho, muy entallado cerca de la cadera, color ocre; un cinturón dorado, roto en algunas zonas, rodeaba su cintura, se podían ver barias bolsas en él; una blusa color caqui de escote abotonado, con diversos dibujos de flores negras en los bordes de las mangas. En el suelo había sangre, que brotaba de las heridas en el vientre, costillas, causadas por flechas y ataques con espada, y demás heridas muy profundas en el cuerpo de la peliblanca, sostenidas en los brazos del joven. Su pálida tez, antes llena de vida y belleza, caía lánguida sobre el pecho de su protector, parecía dormida. Un hilo de sangre escurría por las comisuras de su boca. Su pelo de luna estaba manchado de sangre en las puntas.
– ¡¡Vamos!! ¡¡No puedes morir!! – Le gritaba el joven, a la par que intentaba confortarla con su abrazo. – ¡¡Vamos!! ¡¡No me dejes solo!! ¡¡Te necesito mi gathu!!
Ya había llamado con extrema urgencia a los paramédicos. Pero estos tardaban en venir. La situación era desesperante. Si la ayuda no llegaba enseguida, seguro la joven moriría.
– Lu-Lukey… – La joven abrió lentamente, para enfocar por última vez a su amado. – V-Voy a mo-rir…
– No…No digas eso…– Le dijo él. – Peleaste como la más valiente de las princesas guerreras…Las heroínas como tú no pueden morir…– Se le escaparon unas lágrimas, que rodaron por sus mejillas. Ella le sonrió. Volteó a ver a los monstruos que había derrotado.
Recordó la escena, la cual se volvió a escenificar frente a Sakura. Había ido a ese edificio, que era un lugar para guardar los restos mortales de los reyes y de los héroes, a depositar una ofrenda floral a sus hermanos y hermanas, junto a la de su madre. Sakura se acercó por detrás de la joven, la cual estaba acomodando unas flores blancas con manchas rojo carmesí en sus pétalos. Lentamente estiró la mano, para tocar su hombro, Estaba por tocarlo. Pero en ese momento, una emboscada de gargantianos la atacaron. Invocó a su espada, la cual se materializó en sus manos. La espada era de un solo filo, cuya hoja era casi de un metro de largo. Su empuñadura era dorada, con pomo de diamante; la guarnición de la empuñadura tenía forma de media luna, dorada, con las puntas siempre hacia adelante. Sakura se hizo a un lado. Buscó la llave pero no estaba. No tenía armas para defenderse. Se acordó que era invisible, como una ilusión. La joven peleó duramente y venció a la mayoría. Salió ilesa de sus ataques con sus afiladas garras, gracias a la gran habilidad y destreza que había adquirido en sus entrenamientos personales de defensa, y en las batallas en la que había estado. Cuando quedaban solo unos tres, llegaron los Draktiocshos3. La pelea fue muy dura y difícil. Eran demasiados, sin embargo, ella podía con todos. En la pelea cuerpo a cuerpo, con su espada, acabó con la mayor parte de ellos, y usando sus poderes acabó con otros más, aunque causó algunos pequeños incendios en los muebles de alrededor. Pero de repente llegaron los arqueros. Ella al principio esquivó hábilmente las flechas, incluso atrapando unas con sus ágiles manos, pero también seguían atacando los otros, cuerpo a cuerpo, tratando de distraerla para que los arqueros lograran su odiado objetivo. Cuando arreció más la batalla, una flecha disparada le dió por la espalda y le atravesó exactamente la mitad. Los soldados se apartaron y los arqueros aprovecharon para clavarle más flechas, mientras ella se las arrancaba e intentaba llegar a donde estaban ellos. Sus fuerzas se rindieron mientras ella agonizaba de muerte. Calló de rodillas. Uno se acercó rápidamente para terminar de matarla, clavándole una flecha en el corazón. Iba efectuar el golpe.
Se quedó estático. El extraño ninja cayó al suelo, con una gran herida en la espalda, la que lo mató. Atrás de él se podía ver un hombre tan alto, no muy fornido pero fuerte, rubio; sus ojos azulados estaban apretados en una muestra de coraje y de odio. Vestía una armadura plateada, de bordes dorados, muy ajustada a su cuerpo, con una insignia en el peto en forma de león, cuyas hombreras se prolongaban hasta un poco más afuera de los hombros. La armadura se conformaba de brazaletes plateados, que rodeaban es su totalidad al antebrazo; coderas en forma de ampolla circular; su brazo se cubría por otra protección; por debajo llevaba una cota de malla formada por arillos; las rodilleras eran semejantes a las coderas; varias protecciones plateadas protegían sus brazos y muslos; en sus manos, llevaba guanteletes, lisos sin ninguna articulación, pero flexibles como guantes de látex, los cuales le evitaban el roce de la empuñadura de la espada con la palma de la mano, protegiéndola; sin embargo, carecía de casco. En el borde cada parte de la armadura pasaba una línea dorada. Todo parecía hecho de una sola pieza. Sin embargo, no mostraba la totalidad de su rostro, pues una lámina, con forma de media careta, cubría su boca y nariz. Empuñaba una espada tan larga como el brazo de un hombre adulto, de hoja brillante y plateada con mucho filo, cuya empuñadura era dorada, su pomo era un diamante y su guarnición formados de varias como espinas doradas, apuntando hacia el frente. La forma de la hoja era de doble filo, semejante a la de las espadas usadas en la edad media.
– ¡¡Malditos!! – Gritó, girando hacia los arqueros. Les dirigió una mirada asesina, llena de todo el odio que sentía hacia ellos, por haber herido a su amada.
Los extraños ninjas le apuntaron con sus flechas, mientras que él empuñaba su espada contra ellos. Por la velocidad en la que se movía, se notaba que la armadura no era pesada, o bueno, no mucho.
– ¡¡¡Pagarán caro su osadía!!!
Las flechas volaron por los aires. Corrió hacia ellos. Del protector del antebrazo derecho, surgió un escudo, en la cual varias flechas rebotaron, protegiéndole mientras él empuñaba, con la otra mano libre, su espada. Algunas flechas rebotaron en su armadura, demostrando lo fuerte que era, a pesar de lo flexible y ligera que demostraba ser.
En pocos segundos se había colado en sus líneas. Algunos de los Draktiocshos volaron por los aires. Los que quedaban se hacía a un lado, para evitar que el ser los matara o los golpeara, al cargar contra ellos. Solo quedaron dos pares de ellos. Volvieron a cargar sus flechas, pero era demasiado tarde. Corriendo a una velocidad sorprendente, el joven despidió varios tajos con su espada cuando los alcanzó. Se detuvo más delante de ellos, mientras que ellos aún sostenían sus arcos cargados con flechas. Los arcos se partieron e dos en sus manos. Uno volteó a mirarlo. Cayeron muertos. Ya todos habían muerto.
Sakura observaba atónita lo sucedido.
Varias lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras guardaba su espada, desapareciendo de sus manos con un resplandor anaranjado.
– Lu…Luke…– El joven volteó sorprendido a la joven, la cual había abierto levemente sus ojos color esmeralda, y lo observaba.
El corrió rápidamente a su lado y, arrodillándose junto a ella, la tomó entre sus brazos. Varias lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras que él intentaba contener el llanto. Ella levantó una mano y se la pasó por su mejilla, limpiándole sus lágrimas. El esfuerzo que hizo al hacer esa acción, hizo que le dolieran aún más sus graves heridas. Hizo una mueca de dolor. Luke la observó sumamente preocupado.
– ¡No te preocupes Shifia, la ayuda llegará pronto! – Dijo, mientras que de la coraza que protegía su antebrazo, se abrió un compartimiento que mostraba una pequeña pantalla con bocinas y, seguramente, pues no se veía, un micrófono.
Las bocinas emitieron un sonido sibilante, mientras encontraban sintonización, mientras que la pantalla tenía lluvia. La imagen se aclaró un poco, mientras que las bocinas emitían ruidos que eran propios de un campo de batalla. Jasha apareció en la pantalla. Tenía puesta otra armadura, plateada, pero solo se veía el peto por la pantalla. Era de hombreras amplias. Sobresalientes a ambos lados. Sus guanteletes, cuyos guantes estaban articulados en la mano y palma, para permitir la mayor maniobralidad de estos. En el borde de ellos había figuras como de flores. Llevaba una diadema en el pelo, la cual tenía dos alas doradas, pequeñas, a ambos lados de la cabeza. En su peto, a la altura de su pecho estaba dibujada una figura semejante a la que Llevaba Luke.
– ¡Oye Luke! ¡¿Dónde te metiste?! – Contestó, un sonido semejante a una explosión se hizo notar. – ¡La batalla está arreciando y te necesitamos en el frente!
– ¡Jasha no tengo tiempo para discutir! – Le gritó exasperado. – ¡Necesito ayuda urgente!
– ¡Tranquilízate! – Le dijo, separándose un poco del monitor. – ¡¿Qué sucede?! ¡¿Te pasó algo grave?!
– ¡La princesa está gravemente herida! ¡Si no consigo ayuda ella…– Calló, mientras las lágrimas brotaron más intensamente de sus ojos; se le escapó un sollozo de sus labios. –…morirá!
– ¡Oh, por los Antiguos! – Expresó Jasha, llevándose una mano a la boca, con una gran angustia, cuando Luke hizo que Jasha apreciara desde el monitor el estado de la princesa.
– ¡Jasha! ¡Mándame paramédicos! – Le ordenó. – ¡Necesito que la lleven a una sala de recuperación de inmediato!
– Ay no…– Murmuró Jasha por lo bajo. Mientras observaba una pantalla que salía de una esfera voladora.
– ¿Qué sucede? – Preguntó Luke.
– ¡Luke! ¡No tenemos paramédicos disponibles! – Le dijo, con un tono de angustia.
– ¡¡ ¿Qué?!!
– Luke, todos los paramédicos que teníamos se encuentran en el frente, y los pocos que quedan están atendiendo a los heridos…– Le refirió. – ¡Además! No tenemos ya más medicamentos, y las maquinarias para la salas de recuperación…– Jasha guardó silencio.
– ¡¡ ¿Qué pasa con las salas?!! – Luke se desesperó, a medida que sus esperanzas se iban perdiendo una a una.
– Fueron destruidas…
– ¡¡ ¿QUÉ?!! – Luke abrió los ojos por completo. No daba crédito a lo que oía. – ¡¡ ¿CO-CÓMO ES POSIBLE…?!!
– ¡Usaron cañones de proto-plasma y los apuntaron contra los centros médicos! – Luke abrió los ojos como platos.
– ¡Imposible! – Gritó, visiblemente alterado. – ¡Sólo nosotros tenemos esas armas! ¡¿Cómo las consiguieron?!
– Aún no lo sabemos, pero…Creemos que alguien se los dio…– Dijo Jasha, preocupada al observar a Luke.
– ¡Estas hablándome de un infiltrado!…
– Si…
– ¡Oh, Antiguos! – Dio un golpe en el suelo, agrietándolo. – ¡Lo que nos faltaba!
– Lo siento…– Escondió su mirada tras el flequillo color miel, que formaba la diadema con su pelo.
– No importa ya…– Intentó consolarla. – ¡¿Pero es que no hay nadie que pueda darme ayuda?!
Jasha abrió los ojos, al cruzarle una idea por la mente.
– ¡Si! ¡Si tengo a alguien! ¡Enviaré a Khrasuy inmediatamente! – Jasha observó de nuevo la pantalla proveniente de la esfera voladora. – ¡Enseguida te lo mando!
– ¡Gracias! – Luke no sabía que hacer, si llorar de la alegría o saltar por el mismo motivo. – Yo…
Jasha le dirigió una mirada tierna.
– No tienes que agradecer nada…– Le sonrió. – ¡Bueno! ¡A lo que voy!
Tocó la pantalla en tres sitios. Luego un sonido como de una sirena de ambulancia se emitió. Ella golpeó fuertemente a la pantalla. Tan fuerte le pegó que hizo que la esferita por poco cayera al suelo.
– ¡Viejo cacharro! ¡Funciona! – Le gritó enojada.
La máquina emitió un sonido ahora como una campanita. Luego se escuchó la voz de un joven. Seguro era Khrasuy. Le gritó en su lengua que en donde estaba y por qué no se había reportado antes. El le respondió algo en ictiano, a lo que ella le dio indicaciones.
– ¿Y donde se encuentra? – Preguntó el joven.
– Si…– Un pequeño mapa apareció en pantalla. – Está…Al noroeste de la ciudad…Con coordenadas Este: 20°5" y Norte: 10°9"
– Enseguida voy…– Le respondió, desconectándose enseguida. – Llegaré en cinco itittos4…
La pantalla se ocultó dentro de la esfera voladora, la cual se salió del marco de visión de la pantalla de Luke.
– Llegará pronto, Luke…– Sonrió para tranquilizarlo, aunque ella se destrozaba por dentro al verlo llorar.
– S-Si – Luke volteó a ver a su amada. Estaba poniéndose pálida. Jasha captó enseguida su preocupación.
– No te preocupes se recuperará…– Le volvió a sonreír, para volverlo a tranquilizar. Apariencias. Ya no lo soportaba. Él le devolvió la sonrisa, limpiándose las lágrimas. Ella no aguantaba más, estaba a punto de estallar en llanto. Tomó enseguida la pantalla y volteó el rostro. – ¡Jasha fuera!
– ¡Jasha!…– Demasiado tarde, ella cortó la transmisión. La pantallita se ocultó de nuevo. Los bordes desaparecieron como si fuera algún líquido, dejando esa parte de la armadura de nuevo totalmente lisa.
Todo regresó a la escena anterior. Luke estaba desesperado. Shivia moría en sus brazos y los paramédicos no llegaban. Ya había pasado más de diez minutos. La situación era desesperante. Sakura, que había estado junto a un muro de roca, cercano al lugar de los hechos, se acercó al joven.
– ¡Hola, joven blasfemo! – Luke volteó rápidamente. Reconocía, esa voz tétrica. Esa voz que tanto dolor había causado, junto a sus hermanos. Esa voz odiosa. Sakura volteó lentamente. Ese ser oscuro y maquiavélico estaba recargado en el muro, junto al hoyo en la pared, seguramente causada por Luke al hacer uso de sus poderes en la batalla anterior. Era él sin duda, era…
– ¡Dracktar! – Invocó su espada abriendo y cerrando su puño. Colocó a su amada en el suelo y empuñó su espada, haciéndole frente. – ¡¿Qué quieres aquí?!
Dracktar miró al suelo mientras sacudía lentamente su cabeza y chasqueaba la boca. Alzó lentamente su oscuro rostro. Sus ojos de rubíes centellantes se notaban algo apagados. Sakura se alejó. Aunque no era visible, ni le podían hacer daño alguno, la sola presencia de ese monstruo le causaba escalofríos.
– No he venido a pelear contigo…– Le contestó el Maligno Sello. – O bueno, no todavía…
– ¡¿Qué deseas?! – Luke apretó los dientes. Dracktar sonrió con su sonrisa luminosa.
– A la princesa…
– ¡No te la llevarás, Sello! – Luke alzó un poco más la espada, colocándose frente a su amada, la cual observaba la escena con un ojo entreabierto, donde se asomaban tímidamente sus esmeraldas. Luke colocó a la princesa en un lugar alejado.
– No te estoy pidiendo permiso…– Dracktar movió sincrónicamente sus brazos, como en cámara lenta, formando un círculo. Luego colocó sus brazos extendidos frente a él. Colocó sus manos en posición vertical, mostrando sus palmas a Luke. Ambos entrecerraron los ojos.
– ¡No me estorbes, ictiano! – Gritó la oscura criatura.
¡Dark Web!
Una masa pegajosa color púrpura salió de la conjuntura de las manos de Dracktar y chocó contra la espada de Luke, tomándolo por sorpresa. Tiró de la espada, liberándola de las manos de Luke. La espada dio varios giros en el aire y se clavó en una roca de escombro cercana. El Sello Maligno se sonrió.
– Por lo visto, quitarte la espada fue sencillo…– Volvió a extender sus manos al frente. Volteó para observar donde cayó la espada. – Así que tú no serás mucho problema en este momento…– Volteó, Luke estaba en posición de guardia: inclinado, con una pierna estirada hacia atrás y la otra doblada al frente, para darle el sostén que necesitaba para no caerse, su abdomen o tronco derechos, pero ligeramente volteado hacia atrás, puesto que sus manos las tenía atrás de él.
– Eso crees…– Le respondió. El ser movió la cabeza un poco para atrás.
– ¡¡¡Kiiiaaaaaaaaaaa!!!
Luke golpeó al aire con la palma abierta totalmente. Una ráfaga de aire fuertísimo alzó a Dracktar y lo arrojó varios metros atrás.
– No necesito de espadas para vencerte, sello…– Luke sonrió confiado.
Arremetió contra él, embistiéndole y levantándolo con sus hombros, como si de un jugador de rugby se tratase. El sello voló por los aires, detrás del fuerte ictiano, y cayó pesadamente al suelo, levantando una pequeña nube de polvo. Luke corrió un poco más, en dirección de su espada, y la tomó por el mango, liberándola rápidamente de donde estaba.
Fue en un abrir y cerrar de ojos. En un momento Luke había dado vuelta para volver a encarar al sello, y en menos de un segundo, estaba contra la pared, sujeto por varios anillos fluorescentes, de color dorado, en sus muñecas, pantorrillas, tobillos y brazos, sin poder moverse; solamente la de el cuello falló, por un movimiento que hizo Luke. Se encajó en la pared, cortando a la par un poco del cabello del rubio, desapareciendo en la nada, al fallar su objetivo. El sello había traído un haz bajo la manga; lo había distraído lo suficiente, seguro lanzó un hechizo que formó a esas esclavas sin que Luke se diese cuenta y, cuando lo lanzó al suelo, lo activó para atarlo con un ataque de aprehensión. Luke intentaba liberarse. Era inútil, las esclavas de luz le aprensaban fuertemente contra la pared.
– ¡Jajajajajá! – El sello se levantó lentamente, mientras observaba como luchaba Luke por liberarse. – Esas ataduras no te dejarán libre, son más fuertes que las normales…– Se le acercó lentamente y lo miró a los ojos. Como era un poco más alto que el aprehendido, tuvo que inclinarse. – Entre más luches por liberarte, más fuerte te apresarán…– Le dio la espalda, seguro de su trampa. – ¡Ah! Y si piensas que no haciendo nada te dejarán, te diré que no lo harán. Este hechizo hace que las ataduras mantengan su fuerza, sin perderla, sino hasta que yo quiera…
Luke lo observó con mirada asesina
– Maldito…
– Di lo que quieras, tonto…– Dijo el sello, cruzándose de brazos. – Yo tengo algo que hacer…Y tú no puedes hacer nada…– Observó a la princesa, que yacía acostada sobre una loza de cantera, donde Luke la había dejado.
Dio un paso.
– ¡¡No te atrevas a acercarte a ella!! – Gritó Luke, enfurecido, mientras las ataduras apretaban más y más, a medida que el luchaba por estirarse. – ¡¡Déjala!!
El sello sonrió maléfico.
– ¿Qué vas a hacer? ¿Detenerme?…
Empezó a caminar lentamente.
– ¡¡¡Dejalaaa!!! – Luke batallaba por soltarse, mientras los aros le apretaban cada vez más.
La joven princesa le observaba desde el suelo, varias lágrimas salían de sus ojos. Sakura observaba todo. Ocultó su mirada mientras apretaba los puños más y más fuerte, cada vez que oía los gritos desesperados del joven y el sufrimiento de la joven. Se sintió impotente, debía hacer algo, tenía que hacer algo.
Pero… ¿Qué?
– No permitiré que lastimes a esas personas…– Sakura alzó los ojos. Su miraba reflejaba coraje y furia. – ¡No lastimarás a nadie!
Se lanzó al ataque. Aun sabiendo que eran solo ilusiones, lanzaba golpes al ser maligno, intentando detenerlo. Sus golpes ni siquiera inmutaban al sello, pues lo traspasaban, como si ella golpeara al aire, sin siquiera causarle el más mínimo rasguño. Se alejó un poco para tomar vuelo. Ágilmente, corrió a todo lo que sus zapatos y su vestido le permitían y saltó al aire, en una patada voladora. Atravesó al sello como si fuese una sombra; y calló ágilmente parada sobre el borde una banca de madera, cercana, volcada. El sello seguía su constante camino. De repente, paró. Estaba frente a ella.
– No permitiré que te acerques…– Sakura se agachó un poco para volver a saltar.
Ocurrió en un instante. Todo volvió a quedar oscuro para la Card Captor. Cuando Sakura despertó, se dio cuenta que yacía en el suelo, con un gran dolor de cabeza, en la parte occipital. El techo agrietado surgió poco a poco. Se tocó la cabeza, donde le dolía. La expresión de dolor que hizo al tocarse el lugar se convirtió en susto cuando vio algo de sangre en su mano.
– "Un momento…"– Se dijo. – "Se supone que nada me pueden hacer daño…"
Volteó a un lado suyo. ¡Uff! ¡Qué susto! No era sangre, era un aceite rojizo viscoso que caía de un cáliz dorado, que caído, derramaba su contenido al suelo empapado con lluvia. Se levantó deprisa, pues recordó al ser monstruoso y a la princesa.
Sin embargo, ya era tarde.
Luke sostenía el cuerpo muerto de su amada, mientras que ella caída fláccidamente hacia atrás. Lloraba inconsolable, mientras que la abrazaba fuertemente. Claramente, se podía ver un símbolo en forma de diamante en la cabeza de la joven, exactamente en su frente, en medio de la sien.
– Esa fue mi muerte…– Contestó la voz.
– ¡¿Có-c-cómo?! – Sakura veía asombrada la escena. Las lágrimas, sin saber por que, empezaron a acumularse en sus ahora vidriosas esmeraldas. – ¿T-tú e-eras e-e-ella? ¿O-O sea que-que tú e-estas m-muert-ta?
La voz no contestó. El que calla, otorga.
– ¡P-pero…! – Una gran corriente recorrió su cuerpo, mientras se abrazaba a si misma. Si bien los años habían pasado, su miedo por los espectros y fantasmas no había desaparecido todavía.
– ¿Recuerdas que te dije que eran sombras de mis recuerdos…?– Dijo la voz, un tanto apacible. – ¿Recuerdas que te lo dije…?
– Si…– Sakura se limpió los ojos con la manga de su vestido. – Lo recuerdo…
Las imágenes se empezaron a evaporar. Todo volvió a quedar sumido en la eterna oscuridad. Sakura se abrazó a si misma. Sintió un escalofrío.
Una joven apareció flotando de la nada. Su larga melena plateada color Luna estaba atada en una trenza por varios listones color rojo, amarrados por un moño rojo de considerable tamaño en la base de la trenza. Estaba vestida por una larga túnica que le llegaba a la altura de las rodillas, de color hueso, como blanco sucio, con un pequeño león coronado a la altura del pecho. Unos pantalones del mismo color, abombados en los tobillos y cerrados por una especie de elástico arrugado cubría la delicada y suave piel de sus piernas. El cuello de su túnica tenía un escote angosto, casi cerrado, que llegaba unos centímetros arriba de su pecho, por el cual se asomaban tímida, pero sensualmente, la figura circular de unos pechos bien formados. Esto, junto con si sensual figura y bello aspecto, la hacían una dama digna de admirar. Sakura observó a la joven mujer hasta que ella se posó frente suyo. Si bien la joven Card Captor era un poco más alta que sus compañeras, la doncella le superaba en altura, llegando Sakura un poco más alta que la altura de los hombros de la doncella.
– Doncella de Cartas, – La voz de la joven era suave y dulce como el canto de la brisa de la mañana. Sin embargo, se mantenía como un eco lejano, como si proviniese de dentro de la princesa y, a la vez, de todo el lugar. – Te hemos elegido para que cumplas una misión…Una importante misión…
– ¿Cómo? – Sakura miró fijamente extrañada a esas esmeraldas, tan dulces y tan símiles a las suyas. – ¿A qué te refieres?
Se sorprendió de que la joven tocara su mentón con la palma de su mano y suavemente la desplazara a sus mejillas. La ictiana se arrodilló ante ella y acercó su rostro poco a poco. Sakura se ruborizó enseguida, mientras sentía la respiración de la joven tan cerca. Su rostro algo angulado y su mirada tan penetrante y dulce la conmocionaron. Entrecerró los ojos lentamente, por inercia, al verla tan cerca. Era tan hermosa.
– Tu eres la heredera de un gran poder…– Le dijo con dulce voz, entrecerrando asimismo su sensual mirada. – Un poder inimaginable, un poder nunca antes visto en el universo…
Sakura abrió lentamente sus dulces ojos.
– ¿Cómo es eso? – La miró dulcemente, aunque con sus ojos abiertos. – ¿A qué poder te refieres?
– Hace mucho tiempo, antes de su muerte, el padre de Lukey creó una espada muy poderosa…
Ambas voltearon, una figura de una espada apareció de la nada. Su hoja era plateada y brillante, como la Luna. La guarnición y empuñadura eran doradas, mientras que su pomo era como un diamante. Su guarnición estaba formada doblada hacia atrás para proteger la empuñadura. Varios picos dorados salían de la base de la guarnición, cerca del puño, y se proyectaban hacia delante. Entre la guarnición y la empuñadura, había una parte de esta última que se aplanaba en forma circular, formando una especie de escudo, en el cual estaban dibujados un yin y un yan, de color azul y amarillo. En la hoja, de doble filo, estaban escritos cinco caracteres que Sakura no entendía.
La espada desprendía una luz blanquiazulada, la cual le daba un fulgor como el azul del cielo.
– El dueño de esta espada será el poseedor de un inmenso poder, el cual el universo jamás ha visto. Un poder que va más allá de lo infinitamente imaginable. El poder supremo de controlar el cosmos y las dimensiones…
La joven guardó silencio. Sakura la observó. Ella le devolvió la mirada. La joven se echó para atrás y se colocó de pie.
– Esta espada es tan poderosa que puede cortar cualquier cosa, hasta la maldad misma, en su más pura y escalofriante forma…No hay nada que resista al poder de ella…Incluso, la espada casi tiene voluntad y conciencia propia; tiene la habilidad de razonar y pensar, como un ente vivo…Su nombre es "El Corrector"…
La espada empezó a levitar y se colocó en medio de ambas. Sakura observaba con temor y, a la vez, con un profundo respeto, al arma.
– Sin embargo, Aunque El Corrector puede razonar y poseer un semiconsciente propio, esta sujeto a la voluntad y a la mente de su dueño y señor, el cual es su "Amo"…
La espada desprendió unos leves rayos anaranjados. Provenientes del extraño escudo. De repente, un gran resplandor cegador cubrió la espada. Sakura se protegió con sus manos y cerró sus ojos, para que no quedase deslumbrada. Un sonido se dejó oír, proveniente de la espada; como si chocara acero con acero. El resplandor cedió. Sakura abrió lentamente los ojos. Quedó asombrada al tener frente a ella a dos espadas diferentes a la actual.
– Al ser tan poderosa, la maldad pura quiso adueñarse de la espada, pero le fue impedido por el hechizo del Dragón Escarlata, el cual hace en todos aquellos que lo reciban, que su alma quede apartada de su cuerpo, hasta que el arma que los separó fuese destruida…
Sakura miró asombrada a la joven, cuyos cabellos de luna levitaban movidos por un leve viento, proveniente de alguna parte, por debajo de ella. Los bordes de sus ropajes también ondulaban al paso de éste. Volvió a observar las espadas.
– Al ser El Corrector dicha arma, se tomó una determinación: Los poderes y el arma debían ser dividido en dos partes, de poderes semejantes, pero dones diferentes, y arrojadas a los lados del universo…De la división del Corrector surgieron dos nuevas Armas y el Espíritu del Sello Secreto, del que nadie sabe…
Sakura observó ambas espadas. Una era de hoja larga y angosta, la otra era de hoja media y algo ancha. La primera era muy semejante a un sable ordinario, sin embargo, su empuñadura era roja, con varios listones dorados entrelazados; y la capucha que protegía era de un rosa metálico, cuyos bordes parecían enramadas, con una flor muy parecida a la flor de lis. Carecía de guarnición. El pomo, el cual era pequeño en comparación, pero tenía como de un medallón, hecho de un material color perla, en el cual se podía ver la figura anterior de la Espada Corrector, el Yin-Yan amarillo azul, emitía un fulgor dorado. La hoja era de un solo filo, como un sable. La segunda espada era de forma más ruda. La hoja poseía doble filo y terminaba en punta, como de lanza. Varias inscripciones estaban grabadas a lo largo de ella. La guarnición eran dos puntas no muy largas, que se extendían horizontalmente hacia los lados, y su punta se doblaba de forma cerrada hacia delante, de la unión de la guarnición la hoja nacían, hacia los cuatro vientos, cuatro como colmillos, que giraban en media "C" y su afilada punta veía hacia el frente. La empuñadura era semejante a la de la espada anterior, salvo que el pomo era una esfera dorada. Del pomo colgaban dos cuerdas, de triple trenza, color carmesí. Las cuales poseían dos pequeñas esferas como de cristal al final, con el símbolo, dentro de ellas, del Yin-Yan amarillo-azul.
– Estas son las hijas de "El Corrector": El Sable es la Espada "Corrector de los Sellos", una espada legendaria con el poder de eliminar a los Sellos Malignos y sellarlos en las profundidades de la eterna oscuridad, y brindarle a su portador un poder para controlar el tiempo, el espacio y las dimensiones, y poder resucitar de la muerte cualquier cosa que no posea magia, sin importar cuanto tiempo lleve de muerto…Pero solo tres veces…Por k si volviese a morir por tercera vez, la espada nunca más lo resucitará…
Sakura parpadeó y observó a la segunda espada.
– La otra es la Espada "Orión del Norte", y, a semejanza de su hermana, posee poderes magníficos y extraordinarios, pues es capaz de controlar cualquier cosa y domar su entorno, sea su ambiente, el cual será transferido a quien la posea además que puede crear y dar vida a seres y criaturas mágicas, siendo capaz de revivirlas cada vez que mueran, hasta diez veces, sin importar cuanto tiempo lleven de muertos…Sin embargo, esta espada no puede aniquilar a los Sellos Malignos, pero es capaz de volverlos a liberar de sus jaulas de eterna oscuridad y sufrimiento…Librarlos de su prisión…– La joven suspiró sonoramente. – Estas Espadas Sacras solo volverán a formal al Corrector si se vuelven a unir con los Cinco Símbolos sagrados del Sello, que se hallan ocultos en los cuatro fundamentos del universo: Agua, Tierra, Viento, Fuego y Vida…Esto solo será posible en el fuego más duro y fuerte de todo el universo: Una supernova apunto de estallar…
Sakura observó dudosa a la joven ictiana.
– ¿A qué te refieres? – Preguntó. – ¿Quiénes son esos Sellos de los que hablas? ¿Y quienes son los Amos?
– Los Sellos son criaturas creadas por el ser más oscuro que el universo jamás conoció. Son ocho demonios con diferentes capacidades y habilidades, poseedores de la fuerza de lograr controlar su entorno en el que fueron creados: oscuridad y sombras, fuego, tormentas, tierra, agua, vida y muerte, viento, y maldad…Su poder sobrepasa el más alto jamás conocido…Pero tienen un solo propósito, conquistar el universo y subyugarlo para que sirva a su amo y señor, el Yahr Innombrable…
La joven miró a Sakura con mirada firme pero, a la vez, dulce.
– La extraña figura de eso que llaman escudo, se llama "Loghos"5, lo cual simboliza al "Amo"…
La figura del Yin-Yan que tenía la espada primera apareció entre las dos.
– ¿Cómo? – Sakura miró extrañada a la joven.
– Ese escudo refleja eso a los que ustedes los humanos llaman "Alma",y lo que nosotros llamamos "Logos"6…Si el Logos o el Alma del "Amo" es pura, bondadosa, limpia, la voluntad y la conciencia del Corrector y de sus hijas será para bien…El universo reposa en bondad…Si en cambio, el Logos o el Alma del "Amo" es llena de rencor, de maldad pura, de odio indescriptible, las espadas solo pensarán en destruir, matar y aniquilar…El universo será una pesadilla mortal…
De momento, Sakura se sintió confundida. Un pequeño pensamiento le vino a su mente. Recordó a Eriol y a Shaoran.
– Pero esto que tú me dices es solo para aquellos que son bondad o maldad pura…– Sakura parecía conmovida. – ¿Qué pasará si alguien que no es muy malo o muy bueno posee la espada?
– La espada solo puede ser poseída por corazones puros, – Respondió de forma tajante. – Cuyo único sentimiento de magia y vida sea la bondad o la pureza…Cualquiera que tenga los descrito por ti y llegase a poseer cualquiera de estas Espadas, ellas harán que su voluntad se incline por el lado más fuerte de su corazón…
– No entiendo…– Mencionó Sakura.
– Si aquel, aunque siempre hayan sido buenos y bondadosos, ama, aún secretamente, en lo más intimo, el lado oscuro, puesto que su corazón se inclina por el lado oscuro, La Voluntad de la Espada será para la oscuridad…Así mismo por aquel que ama en lo más íntimo de sí la bondad…Pero solo los corazones puros podrán hacer salir el poder máximo de las Espadas…
– ¿Y yo qué tengo que ver en todo esto? – La joven Card Captor estaba impresionada por lo que oía.
La joven se acercó flotando al extraño símbolo del Yin-Yan, y lo rodeó con sus manos, como si fuese una esfera de cristal; cerró sus ojos y alzó el rostro. Un resplandor blanquecino apareció poco a poco del símbolo, que empezaba a desvanecerse. Pronto, el entorno cambió a u color azul claro apagado, solo alumbrado por la luz proveniente del cada vez más extinto símbolo. Poco a poco, el símbolo fue desapareciendo, mientras que otra forma nueva iba apareciendo, poco a poco. Sakura abrió los ojos desmesuradamente cuando reconoció la forma final. No podía dar crédito a lo que sus ojos veían…No podía creerlo…Todo se volvió confuso en su mente…La figura era…
– ¡El planeta Tierra! – Gritó Sakura aturdida, poco a poco, se sentía más confundida. – ¿Qué tiene que ver con todo esto?
– Hace mucho tiempo, la espada cayó de a éste planeta…Hace más de veinte siglos…– Le explicó. – Durante mucho tiempo estuvo escondida en una región de lo que conocen como el Japón…Y así permaneció por largos años…Hasta que un día, un poderoso mago oscuro la descubrió, al fondo de la más oscura caverna…
Sakura miró extrañada a la joven. La figura mostraba una caverna y a un joven que entraba en ella. Sus gafas de armazón metálico brillaban, junto a los espejuelos, con los últimos rayos de sol que atravesaban la entrada de la caverna y se perdían en la profunda oscuridad de la cueva. Su tez albina y su porte delgado acentuaban su naturaleza extranjera. Había llegado al Japón no hacia muchos años y ya se había asentado allí. Pero su espíritu vivaz de joven, que destellaban de su forma de ser serena y misteriosa, la hacían brillar como una vela encendida en un cuarto de noche. Aunque sabía que era si bien era el mago más poderoso de su tiempo, debía tener precauciones al bajar, para no lastimarse.
– Había oído que en esa caverna se hallaba el poder infinito, pero solamente los más valientes y osados podían obtener ese poder…
Se acomodó el flequillo despeinado rebeldemente por una corriente de aire que salió del interior de la caverna, de su frente albina semi-amelocotonada. Acomodó su no muy larga trenza de cabello color negro moviendo su cabeza hacia atrás, mientras que se ajustaba su manto oscuro. Volteó, como si sintiera que alguien lo observaba. Respiró hondo; pensó que otra vez estaba alucinando, puesto que nadie lo había visto subir. Cerró sus agradables ojos negros. Entró en la caverna. Sakura abrió los ojos grandemente al reconocer quien era esa persona. Trago saliva en seco.
– ¡No puede ser! – Estaba asombrada de lo que sus ojos veían. – ¡Es increíble! ¡Es…Es…!
– Si, joven Sakura…– Contestó la joven. Las pupilas de Saturan temblaban, mientras observaba a la joven, que la miraba con expresión dulce. – Ese joven es el Mago Clow Leed…
– ¿Pero cómo?…– Sakura no comprendía nada de esto. Sintió que su cabeza le daba vueltas, mientras que intentaba razonar lo que sus ojos veían y ordenar sus pensamientos.
– Él fue el único mago terrestre que consiguió asirse con la espada…– Sakura observó que de la cueva salían ases de una luz blanquiazulada que opacó por breve instante el ambiente, regresando todo a la normalidad segundos más tarde. –…Fue entonces cuando supimos de él, y fuimos a encomendarle esta tan importante enmienda…
La esfera se desvaneció en la nada. Nuevamente ambas quedaron frente a frente.
– El juró con su vida que protegería a la espada y que evitaría que cayeran en manos malignas, y así lo hizo. Silenció la existencia del arma, ocultándola incluso de sus creaciones. Así lo hizo incluso hasta el día de su muerte. Pero logró esconderla en una de sus creaciones más impresionantes de este universo: Las Cartas Clow…
La imagen del mágico libro que guardaba a las Cartas Clow apareció en el medio de las dos.
– Cuando creo estas cartas, secretamente escondió el arma en una de ellas, brindándole a ésta una fuerza escondida impresionante que nunca jamás él imagino…Esa carta se volvió una de las más poderosas…Sin embargo, sabía que solamente él podía controlar ese majestuoso poder sin salir dañado, por lo que puso un sello místico en la carta, el cual solo se rompe una vez cada trescientos años, durando cien lunas nuevas; y un arca, para resguardar el poder hasta que el nuevo Amo la libere…
Sakura oía boquiabierta.
– Ese sello místico fue abierto el mismo día en el que tú liberaste las Cartas, mi querida joven…Ahora, la Espada esta buscando su nuevo Amo, y seguirá así hasta que el sello se cierre nuevamente…
– ¡¿Pero yo que tengo que ver con esto?! – Gritó con notable desesperación; estaba aturdida y no alcanzaba a comprender. – ¡¡No entiendo!! ¡¿Qué es lo que quieres de mí?!
La joven la miro con una expresión fría que recordaba mucho a Yue. Estiró su mano y la señaló
– ¡Tú eres ahora el nuevo Amo! ¡Eres El Elegida!
– ¡¿Yo?! – Sakura se hizo hacia atrás, a causa de la expresión. La princesa meneo la cabeza en señal de afirmación y bajo el brazo. – ¡¿Porqué?!…
– Has demostrado tener la fuerza suficiente para controlar la espada, derrotando al más grande mago de todos los tiempos…Y también has demostrado que la mereces al tener el corazón más puro sobre esta tierra…Por lo tanto, el poder del Corrector de los Sellos te pertenece ahora, puesto que has sido una buena candidata para ello y has demostrado ser digna merecedora de tan majestuoso poder…Ahora debes de cumplir tu misión, que es vengar a aquellos que derramaron su sangre por acabar con los sellos, y que fallaron…Tu misión es destruir a los Sellos Malignos…
– Pero…– Sakura estaba confusa. De repente oyó un rumor detrás de ella. Volteó. Entre las sombras alcanzó a ver las siluetas de varias personas, paradas a tras de ella. Miró a la princesa y notó que atrás de ella había más. Giró en su lugar, despacio. Había por todos lados. Eran muchas, grandes, pequeñas, fornidas, delgadas, y de otras formas que ella no reconoció. Sakura sintió un escalofrío.
– Ayúdanos…– Decían todas. – Nuestras almas nunca descansarán hasta que no sean vengada nuestra muerte…
– No temas, pequeña…– Le sonrió la joven, intentando tranquilizarla. – Pronto aprenderás a controlar ese poder, y te darás cuenta de lo maravilloso que puede ser… Pero ahora, debes regresar a tu mundo…
– ¡Espera! – Gritó Sakura. – ¡¿Cómo sabré cuando debo usar ese poder?! ¡¿Y cuál es la Carta?!
– El tiempo dictará y los instantes serán tu guía…– Dijo con voz apacible, demasiado. – Ellos te dirán cuando será el momento en el que debes usar el poder…Solo debes guiarte por lo que tu corazón te dicta…Ahora debes regresar, joven Card Captor…
El lugar empezó a cambiar. Una luz intensamente blanca surgió de detrás de la joven, y rápidamente empezó a llenar el lugar. La joven princesa empezó a desvanecerse, mientras rápidamente flotaba al nacimiento de la luz.
– ¡¡Espera!! – Gritó, mientras corría para tratar de alcanzar a la princesa. – ¡¿Cuál es la Carta?!
– Tú la descubrirás…
– ¡Pero, ¿Cómo?!
– Cuando tu corazón puro y tu fuerza de voluntad se vuelvan uno…Cuando los tiempos lo dicten, lo sabrás…
La luz llenó el lugar, cegando a Sakura, quien seguía corriendo.
– ¡Espera!…
– Adiós joven Card Captor…Nos veremos en otra vida…
– ¡Espera! ¡No se que debo hacer!…
– Busca a mi Fiuttrek, él te guiará una vez que descubras la espada…
Se desvaneció, Sakura se sintió rodeada de la embriagante luz. Encerró sus bellas esmeraldas entre sus párpados. Mientras sentía un extraño calor que le rodeaba. De repente, todo calló. Sintió un silencio abrumador. Sintió una soledad embriagante. Se sintió sola, como si hubiese muerto. Lloró.
– Confía en tu mente y corazón, pues ellos te guiarán en el camino…En los caminos de mayor adversidad, siempre tendrán la respuesta…
La frase resonó en la cabeza de Sakura. La voz era como la de un hombre, ronca a la vez que muy masculina.
– Eres muy afortunada de tener amigos, que siempre te acompañarán y protegerán en tu camino…
Las imágenes de Kero, Tomoyo, Yukito, Yue, su hermano, Shaoran, Mailing, todos, empezaron a surgir en su mente. El calor empezó a rodearle y a entrar en ella.
– Pero necesitas mucho valor para pelear esta batalla, donde solamente los más fuertes y osados ganan…
Sakura sintió que su cuerpo se llenaba de una extraña energía.
– ¿Tienes el valor y la osadía, para enfrentar este nuevo reto? ¿Posees el corazón más puro del universo? ¿Confías en que tu corazón te guiará por tu camino? ¿Eres la Nueva Ama?
– ¡Si! – Gritó Sakura en su mente, mientras que apretaba los parpados.
– Entonces has demostrado que eres digna del Corrector de los Sellos…Ahora, recibirás el poder que por honor has recibido…Ahora debes despertar…
Sakura sintió algo duro y gélido en la espalda. De repente, sintió que unos fuertes brazos le rodeaban por la espalda, separándole de la gelidez y la dureza
¡DESPIERTA SAKURA!
– ¡Sakura, despierta! – Shaoran la tenía en sus brazos, mientras la observaba reocupado.
– ¿Sha-Shaoran? – Preguntó con voz grave.
– ¡¡Sakura!! – Shaoran sonrió aliviado, varias lágrimas asomaban por la comisura de sus ojos. Ella le sonrió levemente.
– ¡Has despertado! – Oyó otra voz a su lado. Giró lentamente la cabeza y encontró a Eriol, hincado junto a ella. También se le veía muy alegre.
– ¿Eriol?
– ¡¿Ya despertó?! – Una voz con tono preocupado se oyó de lejos. Oyó que unas pisadas de pies descalzos chapoteaban los charcos de lluvia mientras esquivaban los escombros. Pronto, el bello ángel estaba postrado junto a su ama.
– ¡Yue! – El le sonrió dulcemente, aliviado de que ella estuviera mejor. Ella sonrió todavía más, mostrando sus blancos dientes. Lo abrazó repentinamente, en un arrebato que la dejó sin fuerzas. Yue se sonrojó. Eriol y Shaoran miraron con curiosidad al ángel. Si bien siempre mantenía su perfil frío en inflexible, verlo sonrojado era algo que no se ve todos los días. Sonrieron divertidos. Sakura s separó de Yue quejándose por los dolores.
– ¿Qué me paso?…– Preguntó desconcertada.
– Muchas cosas…– Contestó Shaoran. – ¿No recuerdas nada?…
– No…– Repuso ella. – Solo recuerdo que entramos a la habitación tu y yo y que estábamos por tomar la Carta… ¡La Carta! ¡¿Dónde está?!
– Aquí está – Dijo Eriol, mostrándosela junto con las demás que Sakura traía en su bolso. –, junto a las demás.
– ¿Pero cómo? – Sakura estaba desconcertada. – No entiendo… ¿Se supone que…?
– No hay mucho que debieras suponer – Interrumpió Yue. –. Hay cosas que no tiene explicación lógica, si no se usa la magia para saber que pasó realmente…
– No entiendo…
– Lo que Yue te intenta decir es que debes usar tu magia para entender que es lo que suceda – Intentó explicar Eriol, con su típica actitud seria. –, es decir, debes hurgar dentro de ti para entender lo que realmente pasó…
Sakura bajó la vista al suelo. Se sentía muy conmocionada por todo lo que había sucedido. Primero el extraño sueño que le causó la herida misteriosa, la extraña presencia en el instituto junto con la reciente llegada de Azoru, la presencia de la Carta Sakura en la mansión de éste, las visiones y ahora, el ser la "ama" de esta poderosa arma. Un inmenso temblor recorrió su interior, sosegado solo por el abrazo de Shaoran, que intentaba darle fuerza. Se sentía extraña, una nueva etapa había comenzado en ella, totalmente distinta a las anteriores, y aún no la comprendía.
– Lo mejor será ayudarte a ponerte en pie – Comentó Shaoran, mirando a Eriol para que le ayudara. Eriol asintió.
Pasaron ambos brazos de Sakura por sus hombros, y así intentaron levantarla. Sakura hizo una muesca de dolor al levantar las piernas e intentar ponerse en pie. Eriol y Shaoran vigilaban que ella no se fuese a caer de nuevo. Como eran más altos que ella, tuvieron que agacharse un poco para que Sakura no se les cayese. Sakura hizo una señal, creía que ya podía soportar el ponerse en pie.
– Creo que yo puedo… ¡Auch! – Sakura estuvo a punto de caer de espaldas, pero Shaoran lo evitó, colocándose detrás de ella. Sakura no pudo evitar que Eriol la viese sonrojarse, al sentir el fuerte y masculino abdomen del joven chino. Eriol sonrió malicioso.
– Creo que aún estas débil. – Dijo maliciosamente la gran reencarnación.
– ¡Oye! ¡Yo puedo hacerlo sola, Eriol! – Le sonrió dulcemente a Shaoran, como pidiéndole que la dejara intentar de nuevo.
– ¡S-Si! – Shaoran se apartó, sonrojado por la sonrisa dulce de Sakura. Se separó lentamente, para evitar que ella cayera de nuevo.
– "Muy bien, ahí voy" – Se dijo Sakura a sí misma. – "Una…Dos…Tres…"
Esta vez ya se pudo sostener con más éxito. Sus piernas ya habían recuperado su fuerza.
Si bien sentía que no podía correr o saltar todavía, Sakura empezó a deambular en círculos en donde estaba. Como probándose las piernas.
– ¿Te sientes mejor, Sakura? – Preguntó Yue. Quien había observado con curiosidad lo anterior.
– ¡Sip! – Contestó ella, muy alegremente. – ¡Mucho mejor!
– Me alegro por ti, Sakura. – Contestó Eriol. Ella les sonrió a los tres, agradecida de sus esfuerzos por ayudarla.
De repente Sakura, sintió otra presencia allí con ellos. Una presencia nueva, totalmente. Volteó inmediatamente a la fuente de ella. Una joven de cabello rizado, pelirroja, estaba recostada, con los brazos cruzados, en una columna cercana quebrada y cuarteada, amenazantemente doblada, esperando caer muy pronto. El cielo tormentoso iluminaba fugazmente su rostro albino, mientras que ella los miraba indiferente. Jugaba con un charco cercano a sus pies, meneando uno de sus delgados pies en la superficie de éste, mientras los observaba discretamente, tarareando una canción que no entendían. . Al ver que Sakura se había incorporado y le miraba, se separó de la columna, dejo lo que estaba haciendo, y se acercó a ellos. Se colocó frente a ellos, con las manos en la cintura.
– ¿Ya se encuentra bien? – Preguntó despectivamente.
– Si. – Contestó secamente Shaoran. Eriol y Yue no miraban con muy gratos ojos a la joven, poseedora de poderes extraordinarios.
– En ese caso creo, vayámonos. – Indicó Jasha, haciendo un además hacia la puerta. – Tenemos prisa…
Nadie discutió nada, salvo que Sakura hizo una muestra de cansancio cuando dijo la ictiana que se iban. Shaoran enarcó una de sus pobladas cejas, mientras que sonreía divertido, levemente. Lento por causa de que Sakura no poseía aún muchas fuerzas, caminaron hasta la puerta y atravesaron el corredor, donde todo se hallaba desparramado, quebrado y tirado en el suelo. La gigantesca explosión de energía había abierto la puerta y casi arrancado las tablas de madera de las bisagras.
– Sakura…– Preguntó Shaoran, casi murmurando, por causa de Jasha, visiblemente preocupado. – ¿Qué te pasó? ¿Por qué estas tan triste?
Sakura bajo de nuevo la vista al suelo. Recordó cada una de las escenas que había visto y sentido; ¿Eran ciertas? ¿Las habrá soñado por causa del extraño desvanecimiento que tuvo? Pero si eran tan reales, que podía aun sentirlas, ¿Entonces no era un sueño, sino una realidad? ¿Y quién era esa joven? Nunca la había visto, ¿Entonces, de donde salió?
– Seguro que ella debe saber algo acerca de lo que sentí y de lo que vi…– Se dijo a si misma. Se llevó lentamente la mano al mentón, en posición pensativa.
F. B.
– Busca a mi Fiuttrek – Le dijo. – Él sabrá que hacer…El te guiará…
Fin F. B.
Recordó lo que le aconsejó la princesa.
– Ella debe saber donde está ese tal Fiuttrek, o cómo se diga…– Dijo en voz más audible.
Rodearon unos escombros, y unas armaduras tiradas en el suelo. Jasha observó molesta que los cascos de estas estaban partidos a la mitad, y miró de reojo a Sakura y a Shaoran.
– ¿Cómo? – Preguntó Shaoran, quien observaba a Sakura de manera interesada, llamando su atención la actitud de ella.
– No…Nada…– Sakura le sonrió s Shaoran con una gran gota de sudor en su cabeza.
– Hay cosas que nos tendrás que explicar, Sakura…– Hizo referencia Eriol.
Sakura exhaló aire, suspirando.
– Creo que si…– Puso cara de cansancio.
Llegaron a las escaleras, las cuales se habían caído por causa del sismo causado por la explosión. También esa puerta fue tirada por la explosión. Por fortuna, una de las puertas había caído a un costado y había resbalado, cayendo en el hueco donde estaban con anterioridad las escaleras, y trabándose entre la pared cuarteada y unos peldaños superiores que, aunque algo desprendido, mantenían a la puerta suspendida entre la parte superior del piso donde iniciaban las escaleras y unos cuantos metros del suelo del piso inferior, lo suficientemente alto para saltar y caer bien.
– ¿Están seguros de que esto no caerá? – Preguntó Sakura, angustiada, puesto que bajo la puerta quedaban los escombros de lo que fue la magnifica escalera, junto con varillas de metal afiladas y puntiagudas. No quería salir lastimada. Una gran gota de sudor se dibujó en su cabeza.
– Pues yo subí volando…– Indicó Yue, indicando al barandal de madera, roto. Eriol, Shaoran y Sakura lo miraron con una gran gota de sudor en la cabeza.
– El problema es que nosotros no podemos volar. – Objetó Shaoran.
– Pues baja tu primero. – Le respondió Eriol. – Además, tienes mejor equilibro que Sakura, puesto que has practicado más artes marciales, incluso un poco más que yo, ¿no es cierto?
Shaoran asintió.
– Pues…si…– Reafirmó lo dicho por Eriol con una gran muestra de duda.
– Entonces…
– ¡Ok, Ok! ¡Lo haré! – Dijo respirando hondo, no quería demostrar el miedo ante su amada.
Eriol le sonrió malicioso.
– ¡De veras! ¡Yo puedo bajar por mi misma! – Dijo Sakura, con una amplia sonrisa, a la par que golpeaba su puño contra su mano. – Perdón, es que olvidé que traía a la Carta Vuelo…
Yue extendió sus alas y se dispuso a bajar volando. Las agitó un par de veces, alzando el vuelo; provocó una corriente de aire que alzó algo de polvo, obligando a los demás a protegerse para que no entrara a sus vías respiratorias, y aterrizó en el piso inferior tan suavemente como una pluma.
Jasha observaba interesada el espectáculo anterior. Eriol le miró de reojo de manera observadora. Ella se dio cuenta volteando rápidamente, y fingió hacerse la distraída. Eriol sonrió despreocupado. Volteó y se encontró con las miradas observadoras de Sakura y Shaoran. Le nació una gran gota de sudor.
– ¿Qué? – Preguntó, para hacer pasar por alto lo que hizo.
– No te hagas el turista…– Comentó Sakura.
– ¿Y tú cómo vas a bajar? – Preguntó Shaoran, cruzándose de brazos y mirando maliciosamente a su amigo.
– Mmm…– Ultimadamente Shaoran le quería llevar la delantera en suspicacia y astucia a Eriol, por lo que tuvo que improvisar. No quería ser derrocado. Puso cara seria y pensativa, a sabiendas de la maliciosa jugarreta que por su mente cruzaba, mientras miraba el piso inferior.
Shaoran enarcó una ceja, mirándole observadoramente. Eriol sonrió. La mirada de Sakura iba de Eriol a Shaoran, y viceversa. ¿Qué jugarreta le tendería Eriol a Shaoran?
Eriol se dirigió muy suavemente a donde estaba la tabla. Se paró a un lado, junto a la pared cuarteada y extendió la mano. Shaoran lo veía venir…
– Después de ti, Shaoran…– Sonrió divertido.
– ¡Uyy! – Agacho la cabeza, como quien recibe un golpe, solo que esta vez fue una pedrada muy certera. Lo estaba alucinando. Sakura sonrió con una gran gota de sudor.
– ¿Y bueno…? – Eriol sonreía insistente.
– ¡Ok! ¡Está bien! – Se dirigió algo molesto a la puerta. Se asomó para ver el estado.
– ¿Qué estas esperando? – Eriol sonreía malignamente.
La decisión estaba tomada. Respiró hondo.
– "Muy bien…" – Se dijo, armándose de mayor valor al recordar sus habilidades. – "Aquí voy…Shaoran, ¡Prepárate!…"
Dio un paso para comprobar el estado de la tabla. Ella chillo un poco, dejando caer polvo debajo de ella, pero no cayó. Shaoran entonces caminó por arriba de ella, con los brazos extendidos, como un malabarista. La puerta crujía a medida que Shaoran avanzaba a su meta.
Para fortuna suya, la puerta crujió un par de veces más, pero no cedió ni un poco a caerse. Al llegar al otro extremo, la puerta estaba si acaso un poco arriba del suelo, casi a un metro de él, por lo que lo saltó fácilmente. Suspiró hondo y sonrió triunfalmente. Levantando la vista, aun con sonrisa en boca, miró hacia arriba. Yue le observaba indiferentemente. El joven chino era muy hábil.
– ¡Vengan! – Gritó victorioso. – ¡Ya ven! ¡No me pasó nada! ¡Todo es seguro!
– Bueno, yo usare la Carta…– Mencionó Sakura a la par que se tocaba el pecho buscando… ¿Y la llave mágica?
Su cara se tornó de la preocupación.
– ¡No puede ser! ¡Pero si yo la traía conmigo! – Dijo Sakura, elevando su voz una octava.
– ¿Qué sucede, Sakura? – Preguntó Eriol a Sakura, observándola confundido.
– ¡¿Qué pasa?! – Gritó Shaoran desde abajo, usando sus manos como amplificador de su voz, colocándolas cerca de su boca, en las comisuras de ésta. – ¡¿Qué sucede?!
– ¡Perdí la…! – Sakura iba a terminar la frase cuando sintió una molestia en la zapatilla. Se agachó a revisar y suspiró aliviada cuando descubrió la llave en ella.
– "Gracias al cielo" – Se dijo.
– ¿Qué pasa Sakura? – Preguntó Eriol, mirándola aún extrañado.
– ¡No! ¡Nada! – Sonrió algo disimuladamente.
¡STOCK!
En un abrir y cerrar de ojos, una como lanza de doble pica en forma de "U" estaba clavada en la pared frente a ella, a pocos centímetros de su rostro. Todos voltearon a ver de donde provenía. Yue miraba fijamente a todos, pero su forma había cambiado. Sus ojos se habían cambiado a un color rojizo, como de diamante. Su rostro mostraba una expresión maniáticamente malvada. Su sonrisa era perversa. Una extraña aura totalmente roja y maligna le rodeaba.
– ¡¡Yue!! – Gritó Sakura, confundida. – ¡¡¿Qué te pasa?!!
– Mi nombre no es más Yue…– Respondió. Su voz se había trastornado, pues al hablar, aparte de su voz, salía otra como chillona, como la de un fantasma; más macabra. – Si te refieres al cuerpo de esta criatura mágica…Digamos que lo tomé sin su permiso…
Eriol también se asomó.
– ¡¡Déjalo!! – Gritó a la par que invocaba su báculo.
– ¡¡Nunca!! – Yue el poseído extendió su mano encima de él. Una extraña lanza larga, con picas en ambos extremos, semejante a la anterior en una de sus partes, apareció en su mano.
– ¡¡No nos obligues a usar nuestra magia!! – Gritó Shaoran, a la par que empuñaba su espada. – ¡¡Déjalo!!
– ¡¡Jajaja!! – Gritó desvergonzadamente. – ¡¡Oblíguenme!!
Jasha observaba todo apostada en uno de los marcos de la puerta. Sakura la observó.
– ¿No piensas ayudarnos? – Preguntó.
– Solo si es necesario…– Contestó de manera indiferente, volteando el rostro con la misma actitud.
– ¡¡¿Cómo?!! – Sakura invocó su báculo. Abrió la boca para contestarle.
– ¡¡¡Sakura quítate!!! – Gritó Eriol a la par que jalaba a Sakura de su vestido. Yue había arrojado otra lanza y esta vez, casi clava a Sakura contra la pared. Eriol observo molesto a la joven.
– ¡Déjala! – Le indicó a Sakura. – Ella cree que es nuestra batalla, no la suya…
Sakura observó también molesta a la joven, pero volteó el rostro a ver a Yue, quien ya había invocado otra lanza más.
– ¡¡Al ataque!! – Gritó Shaoran en ese supremo instante, a la par que se lanzaba contra Yue.
CONTINUARA…
¡¡REVIEWS!!
¡Ayayayayaaayyyyyyyyyyyy!
Sorry a todos ustedes jejejejeje creo que me tarde mucisisisisimo para terminar este capítulo jejejejeje nnU, sorry pero pueesssssssssssssssss uppps tuve un monton de problemas por los que no puede enviar ni subir este capítulo nnUUU
Touya: Ahí vas de nuevo con eso ¬¬ ya mejor diles la verdad!!!
Lalo: Pero si esa es la verdad!!!
Touya: La verdad…a medias 99
Lalo: ¬¬ ay Touya! la que te estas buscando!
Jejeje sorry por este entrometido, pero bueno, a lo que vamos nn
Kismmy: Novelita de mi amoooooooooooooooooooorrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! te extrañe muchisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisisimo en esta temporada, donde ninguno de los dos dábamos signos de vida nn (bueno entre los dos nn) jejeje, pues discúlpame si te llegue a incomodar con lo que te pedí, pero pues…Al corazón no se manda…(Tou…: Ya estas hablando demasiado!!! ¬¬ eso es privado!!) jejeje es cierto nnU sorry agrian nn!
Celina: Celinita!! pues lo prometido es deuda, jejeje, aquí esta el capítulo que prometí, espero k te guste tanto como los otros también nn, espero subir la continuación pronto…Ummm un Yue poseído, ummmm k le vamos a hacer…
Yue: (quitándose algunos aditamentos especiales) Esto de ser un ser poseído no es fácil…Arcángel, ¿no tienes algo más fácil para mi?
Lalo: No comas ansias Yue…Ya verás que si nn
Yue: (mirada fría que le caracteriza) Eso espero…
Urdine: bueno aunk o he visto tus reviwes espero k también te guste este Cáp. Tanto como a los demás nn y bueno, nos siguas leyendo…D
Bueno me despido, espero k les guste este capitulo, ya que esta ya terminado nn y bueno también quiero aclararles, k he estado haciendo algunas correcciones a los anteriores, para que se quiten algunas confusiones, ya saben no se pierde la trama, pero es para mejorarlas, estén atentos y atentas para que no se pierdan (de preferencia reléanlo por que no mantengo siempre constante una parte, si no la considero lista), peor más que por otra cosa, lo hago por ustedes nn.
ATTE: Su escritor Lalo (ArCÁnGeL)
1 Traducción: En ictiano: "Amor" (Palabra cariñosa que se dirige a otra persona)
2 Traducción: En ictiano: "princesa"
3 Traducción: Este es el nombre en ictiano de los asesinos especiales descritos anteriormente.
4 Traducción: Un "hitito" equivale a 60 segundos (un minuto).
5 Traducción: Palabra que proviene del Ictiano "Loghothos", que significa tanto "mente" como "alma".
6 Traducción: Derivado de la palabra "Loghothos", descrita con anterioridad.
