Capítulo II:
El Primer Sello.
Quinta Parte: Draktar, El Primer Sello.
Residencia Kinomoto.
Tomoeda, Jpn.
8:30 PM.
– ¡Oh cielos! – Gritó Ruby Moon, acababa de transformarse de Nakuru a Ruby. – ¡Touya ven pronto¡Observa eso!
El joven moreno entró corriendo por la puerta de su cuarto, donde se encontró a la hada señalando hacia fuera de la ventana, mientras agitaba vigorosamente sus alas a causa de su excitación. Touya había bajado a buscar un vaso de agua para él, cuando oyó a Nakuru gritar su nombre y sintió la presencia de Ruby en la casa. Seguramente a causa de la transformación de la joven. Una fuerte ráfaga de viento le recibió ni bien haberse puesto frente al umbral de la puerta.
– ¡Si haces tanto aire puedes tirar las cosas junto conmigo! – Gritó Touya, mientras batallaba contra el viento haciendo lo posible por llegar junto a la gran hada. – ¡Deja de aletear!
– ¡Upps¡Lo siento! – Dijo ella con ademán infantil. Inmediatamente guardo sus alas. – Olvidé guardarlas…Jejeje…
Touya le miró seriamente. En un resplandor en su espalda, Ruby guardo sus grandes y bellas alas de mariposa. Touya por fin dejó de luchar y avanzó con paso rápido y decidido hacia donde estaba Ruby. Algunas cosas ya se habían caído, sobretodo algunos libros de un librero, junto con los papeles de una mesa estirador de madera de pino y comprimida, perteneciente a Touya, el cual mostraba marcas de uso, recuerdo seguro de los tiempos en que Touya todavía asistía a la universidad.
– ¿Qué rayos! – Exclamó cuando observó por la ventana.
Una gigantesca columna de energía que salía del noroeste de la ciudad hacia el firmamento. Como rayo, tomó a Ruby por la mano y la arrastró consigo mientras corría fuera de su cuarto, como si de un muñeco o una bandera se tratase. Ella casi volaba por los aires.
– ¡Oye¿Qué estas haciendo! – Le gritó Ruby cuando corrían por el pasillo con rumbo a las escaleras. – ¡Suéltame!
Afortunadamente para Ruby, se pudo liberar de la mano de Touya, cuando estaban a punto de bajar las escaleras. Se sobó la muñeca, que mostraba las marcas recientes que le dejó el fuerte apretón del joven moreno amelocotonado. Observó molesta al joven.
– ¡Esa no es forma de llevarme a algún lado! – Le esputó. Touya la observó molesto también, y con una gran gota de sudor. A veces, ella se comportaba muy infantilmente. Tenía un pie en el primer escalón.
– ¡Pues tenemos que darnos prisa¡Presiento que algo malo va a pasar! – Intentó justificarse. Ruby Moon aun lo miraba molesta.
– ¡Te olvidas que no puedo salir a ningún lado así como estoy! – Le contestó. – Esta es mi personalidad secreta¿lo olvidas?…Incluso tu papá no sabe quien realmente soy¡Y está allá abajo!…
Touya desvió la mirada algo molesto, aunque la verdad es que no podía mirar a Ruby a los ojos por mucho tiempo sin sonrojarse, por efecto de la magia del hada, y menos que ella lo viese. A pesar de sus intentos, Ruby se dio cuenta de su sonrojo, resaltado por su rostro con expresión molesta, y sonriendo divertida, procedió a transformarse inmediatamente, cuando un resplandor la rodeó. Pronto apareció Nakuru, vestida de fiesta a como estaba antes de transformarse en la hada de la noche.
Se sacudió el vestido y sonrió inocente al joven moreno. El volvió a mirarla.
– ¿Ya? – Preguntó molestamente desesperado.
Ella rió un poco. A pesar de tener el cuerpo de toda una mujer bien formada, Ruby aún era una inocente niña pequeña por dentro.
Como un haz de luz, pasó corriendo junto a Touya y lo haló del brazo, de la muñeca, como el a ella momentos antes. Ahora él era quien volaba por los aires.
Fujitaka, quien sostenía algunos platos recién lavados y secados, y que los disponía a colocar en su sitio, apenas pudo visualizar a un bólido corriendo como los rayos, que pasó junto a él. Alcanzó a ver a una mujer algo pequeña de cabello negro semirojizo, que llevaba a un joven jalando de una mano, el cual volaba como banderín movido como el viento.
– ¡No lleguen tarde! – Les alcanzó a gritar. – ¡Y cuida de Sakura…!
– ¡Si¡A eso me dirijo! – Alcanzó a gritar Touya, antes de que el sonido de la puerta cerrándose sonara detrás de él. Fujitaka alzó los hombros mientras sonreía divertido.
– Estos jóvenes de hoy…– Dijo sonriendo divertido.
Mansión Lumeimoto, al noreste de la ciudad.
Tomoeda, Jpn.
9:30 PM.
– ¡Cuidado! – Gritó Eriol justo cuando otra lanza pasó exactamente entre los tres y se clavó en la pared. El Yue poseído estaba mejorando con creces su puntería con las lanzas, por poco clavaba a Eriol a la pared, puesto que pasó justo a un lado de él, cuando éste se quitó, arrancándole un mechón de su largo cabello azul marinado.
– ¡Yue¡Reacciona! – Gritaba Sakura. Algunas lágrimas se asomaban en sus ojos. – ¡Somos nosotros¡No nos ataques!…
– ¡Es inútil que le grites, Sakura! – Contestó Eriol. – ¡Un poder ma…! – Otra lanza pasó junto a él, la cual esquivó esta vez con agilidad y destreza. – ¡Un poder maligno lo controla!…
– ¡Pero cómo! – Gritó Shaoran, quien esquivó otra lanza que pasó rozándole, arrancándole algo de tela de su camisa. Por lo visto, Yue ya estaba afinando la puntería. – ¡Solamente Sakura tiene poder sobre ellos y sobre las cartas Clow!
– ¡No olvides que en mi otra vida fui un mago oscuro! – Contestó, mientras invocaba una esfera de energía y la arrojaba contra Yue, quien la esquivó rápidamente, sacando sus alas, que eran de murciélago, y volando hábilmente, como un ave. – ¡Tanto Keroberos como el Juez de Cartas poseen algo de oscuridad en ellos!
– ¡No le ataquen! – Gritó Sakura, con lágrimas visibles en sus ojos. – ¡Podrían dañarle y yo no quiero que lo lastimen!
– Sakura…– Dijo Shaoran en voz baja.
– Pobre, esta sufriendo…– La observó Eriol con gran compasión. Yue no había desperdiciado el momento para invocar otra lanza. Eriol se dio cuenta y empujó con una mano a Shaoran, quien dio unos pasos hacia atrás, mientras que Eriol se apartó con un salto. La lanza se clavó en el suelo, que por poco se llevaba el brazo del hábil mago.
Sakura miraba atónita lo sucedido. Su mente no daba crédito a lo que estaba pasando.
– No…– Murmuró ensimismada. – Esto no esta pasando…Esto es una pesadilla…Quiero… ¡Quiero despertar!
Al decir esta última frase, su voz se tornó quebrada. El que había sido el dueño de su corazón hasta que Shaoran le confesó lo que sentía por ella; su mejor amigo, su confidente, la persona más dulce que había conocido, estaba ahora poseído por algo maligno que lo carcomía y lo había trastornado en alguien totalmente desconocido para ella, ahora estaba en su contra; sintió que la impotencia que sentía abrió paso a la desesperación, que empezó a llenar su mente, mientras que ésta reflejaba los buenos momentos que habían pasado juntos. Ocultó su rostro momentáneamente.
– ¡Grrr¡Kiahh! – Yue parecía una fiera, mientras que agitaba sus alas para no caer. Desde ahí, estaría más a salvo de los ataques de esos tres. Abrió y cerró la mano para invocar una lanza nueva y lanzarla contra los tres. Esta vez apuntó justo a Sakura, mirándola fijamente con sus ojos carmesí. No iba a fallar. Frunció el ceño y sonrió malévolo.
Sakura, quien lloraba en silencio, no se había percatado cuando Yue arrojó la lanza.
– ¡Ahí viene de nuevo! – Gritó Eriol sin ver a quién se dirigía la lanza. – ¡Apártense!
Shaoran se dio cuenta que esta vez Yue no iba a fallar su objetivo; miró a Sakura pero ella no reaccionaba; la lanza se acercaba veloz. Decidió entonces quitar a Sakura, pero estaba a metro y medio de ella, no le quedaba otra opción. Sakura levantó la vista; demasiado tarde para reaccionar ya.
De manera indescriptiblemente rápida, la lanza se abrió en forma de trinquete y aceleró para clavar a la Card Captor en la pared. Sakura solo cerró los ojos. Ya era demasiado tarde para llamar a alguna Carta Clow.
– ¡Sakura¡Quítate! – En ese supremo instante, Shaoran se lanzó para empujarla en el preciso instante en que la lanza estaba llegando a ella. La lanza pasó junto a él, rozándole el brazo y causándole una herida grande y algo profunda. Ambos cayeron al suelo. La lanza se clavó e la pared y momentos después, se desvaneció en el aire.
– Shaoran! – Gritaron Sakura y Eriol, al ver a Shaoran caer de rodillas, con la otra mano sobre su brazo. La herida comenzaba a sangrar. La espada de Shaoran cayó al suelo, pues la soltó por que su brazo fue herido.
Inmediatamente, Eriol invocó un hechizo que actuaba de manera semejante a la Carta Escudo.
– ¡Shield Of Light! – Gritó, mientras que de la punta de su báculo nacía rápidamente una cúpula dorada, protegiendo a Shaoran, Sakura y a la reencarnación.
Yue invocó otra lanza y la arrojó contra el escudo mágico. La lanza al chocar, intentó penetrar la protección, haciendo que se hiciera un túmulo de energía con forma de pajilla, en dirección de Eriol, mientras que rayos dorados salían de la zona de choque, y circundaban al escudo. Eriol hizo una mueca de esfuerzo, mientras que soportaba la fuerza del ataque. Para su fortuna, la lanza cedió y cayó al suelo, desapareciendo.
– ¡Ay! – Shaoran se tocó el brazo. Sangraba profusamente.
– ¡Oh Dios! – Gritó Sakura, al observar con los ojos abiertos, la herida de su joven salvador. Tiró suavemente del brazo de Shaoran para ver mejor la herida. Tomó el borde delantero de la falda de su vestido y lo rompió, poniendo un pedazo en la herida. Agradeció en ese momento haber tomado esas clases de primeros auxilios adicionales que impartió el profesor Terada antes de irse. Ató fuertemente el vendaje intentó hacerle un moño. Batallaba por hacerlo, puesto que le quedaba poca tela para hacerlo, pues cortó un pedazo un poco pequeño de lo esperado.
Eriol, mientras tanto, resistía los ataques que le propinaba el ángel.
– ¡Dense prisa! – Les dijo. – ¡No se por cuanto aguantará el escudo con esta fuerza de ataques…!
– ¡Listo! – Gritó Sakura al realizar por tercera vez el nudo, el cual quedó justo. Shaoran le sonrió agradecido, mientras que volvía a sujetar su espada. Se le acercó y le beso su mejilla, aunque totalmente sonrojado. Ella se sonrojó a más no poder.
– Gra-Gracias…– Contestó apenada.
– De-De nad-da, Sha-aoran – Dijo, balbuceando un poco.
– ¡Muy bien¡Ahora que estamos bien quitaré el escudo! – Advirtió Eriol, a la par que desaparecía el escudo. – ¡Ahora retírense!
– ¡Si! – Dijeron a coro ambos.
Eriol desapareció el escudo y corrieron. Shaoran dio un ágil salto en la pared y tomó impulso para subir al palco donde habían estado las escaleras que llevaban al ala sur. Eriol se colocó bajo el ángel, y Sakura frente a él. Yue observó sus movimientos.
– ¡Tenemos que averiguar de donde proviene esa energía maligna! – Dijo Eriol.
– ¿Te refieres al emisor? – Preguntó Shaoran.
– ¡Exacto!
– ¡Y si lo destruimos¿que pasará con Yue! – Preguntó Sakura, empuñando su báculo.
– ¡Evitaremos que siga controlando a Yue! – Gritó Eriol.
¡Grouth-Drask!1
Fue un resplandor que salió del lado derecho de Shaoran, del brazo sano. Como si hubiese sido una centella, o un rayo de energía. De pronto, Yue cayó secamente al suelo, boca arriba. El golpe que se dejó oír fue duro y seco, como un tronco al caer.
– ¡Yue! – Gritó Sakura, corriendo a su lado.
Yue parecía una estatua. Estaba totalmente congelado. Sin embargo, aún poseía calor corporal y podía mover sus ojos de pupilas rojas. Sakura, arrodillada a lado suyo, expresó una muestra de miedo y mucha preocupación al sentir la tremenda energía oscura que irradiaba el ángel, cuya vestimenta empezaba a oscurecerse hasta alcanzar un color gris rata. Yue la miraba fieramente e intentaba gruñir, pero no podía moverse, solo exhalar aire fuerte y amenazadoramente.
Shaoran volteó a ver de donde había surgido el ataque. Jasha apuntaba aún al frente, donde estaba Yue, con una extraña gema flotando y rotando sobre su mano izquierda extendida.
– ¿Qué le hiciste? – Le demandó saber.
– Lo paralicé. – Contestó indiferente, mirando al joven chino, mientras que cerraba la mano con el cristal y bajaba el brazo.
– ¡Sakura¡Es muy peligroso que te acerques así a él! – Dijo Eriol, corriendo a lado de Sakura.
– No te preocupes, – Dijo la ictiana. – No podrá moverse sino hasta dentro de tres minutos…Así que si van a hacer algo, será mejor que se den prisa…
Sakura y Eriol, junto con Shaoran miraron asombrados a la joven extraña. Si bien no parecía serlo, era por lo visto, muy conocedora de técnicas y encantamientos mágicos.
Ella se dio la vuelta y se apoyó indiferente contra la pared, mirando al muro. Shaoran la observaba nervioso, pero no quería que nadie se diese cuenta de ello, por lo que le lanzaba una mirada que más que seria y molesta, mostraba que estaba en guardia para cualquier cosa.
La ictiana lo miró de reojo.
– ¿Qué? – Le dijo, algo despectiva. – ¿No les piensas ayudar?
La mirada de Shaoran cambió a serena. Suspiró y guardó su espada. Volteó a ver a los dos, junto al ángel. Meneó la cabeza como negando algo y de un salto ágil, cayó al piso, con una rodilla tocando al suelo en el instante que llegó a él, para aligerar la carga. Lentamente, a causa de la herida de su brazo, pero sobretodo en su orgullo, se acercó a los otros.
– ¿De dónde lo habrá aprendido…? – Se dijo Eriol, muy por lo bajo.
– ¿Mmm? – Sakura observó extrañada a Eriol¿acaso esa joven sabía más que la propia reencarnación, siendo él un mago poderoso? Aún había cosas de Eriol por descubrir.
– ¿Eh! – Eriol se dio cuenta de que Sakura lo observaba. Volvió la mirada al ángel. – Sakura…– Dijo sereno, para hacer que Sakura se distrajera y olvidara lo anterior. – Esto… ¿Cómo crees que podamos hacer que Yue recapacite?
El ángel miraba furioso a ambos. Su maléfica vista iba de Eriol a Sakura, y viceversa. Shaoran se dejó caer de rodillas junto a Eriol, exactamente frente a Sakura.
– Aún así no harás que me despabile del asunto, Eriol Hirakisawa…– Dijo Sakura por todo lo bajo. Mirando a Eriol de reojo.
– ¿Qué dijiste Sakura? – Preguntó Shaoran, algo confuso.
– ¡Nada! – Le contestó ella, con una gran sonrisa disimulada. Eriol arqueó una ceja, mientras que a Shaoran se le figuró un gran signo de interrogación en la cabeza. Sakura estaba de lo más extraña.
Eriol regresó la mirada al ángel, quien lo miraba despiadadamente. Notó que ya podía parpadear. Se levantó observando a Yue.
– No hay tiempo que perder…– Dijo. – Sakura¿cómo crees que podamos restaurar a Yue a su condición anterior?
– Dices que un gran poder maligno influye en él y lo esta controlando¿No es esto cierto? – Mencionó Shaoran.
– Mmm…– Sakura se llevó una mano a la barbilla y miró al techo. Tenía una cosa en la mente, recordaba algo, algo que pasó una vez…
– ¡Eso es! – Gritó, mientras se incorporaba como tocada por un rayo y golpeaba con su puño su otra mano. Shaoran se le quedó observando tan curioso como Eriol. – Eriol¿recuerdas el hechizo que lanzaste una vez sobre Kero y Yue¿El hechizo para evitar que regresaran a su forma falsa?…
– Si, lo recuerdo…– Contestó Eriol. Shaoran abrió los ojos grandemente.
– ¡Es cierto! – Dijo. – Cuando Eriol creó ese hechizo, tu lo repeliste por medio de la Carta Escudo, evitando que la magia del hechizo siguiera fluyendo sobre ellos…
– Siendo así¡Podemos restaurar a Yue! – Dijo Eriol. Sakura afirmó con un movimiento de la cabeza.
– Muy bien…– Dijo Sakura. – Ahora apártense…
Shaoran se incorporó lentamente, ayudado por Eriol, quien le sonrió. Eriol le devolvió la sonrisa, quizás agradecido o burlón, como siempre. Sakura extendió su cetro.
– Sakura…– Interrumpió Eriol. – Antes que nada, no olvides algo…
Shaoran y Sakura miraron serenos a Eriol, quien cerró los ojos, como concentrándose. Sabían que estaba apunto de decir algo importante.
– Sakura…Recuerda que en mi otra vida cree la Carta Escudo para proteger a las cosas más queridas de cualquier cosa que las quiera dañar, incluso de ataques mágicos y hechizos…– Calló un momento, bajó la mirada a Yue, quien se la devolvió con fiereza. – Es posible que no solo pierda el influjo maligno sobre él, sino que también la carta absorba el ataque que lo mantiene en este momento calmado e inmóvil…Y siendo así, hay que tener cuidado, por que Yue es muy poderoso, – Recordó la escena anterior, donde la lanza casi atraviesa el escudo mágico que él había creado. – Y podría deshacer el escudo y seguirnos atacando…
– Es un riesgo que debemos correr…– Contestó Shaoran, poniendo su mano en el hombro de Eriol; cruzaron miradas.
– Siendo así, no tengo más que decir…– Dijo Eriol. – Shaoran y yo estaremos pendientes de lo que acontezca…
– Y listos para lo que acontezca…– Completó Shaoran.
La ictiana observaba a los tres recargada en el muro agrietado, detrás de ellos. Shaoran le dirigió una instantanea mirada de reojo.
Ambos miraron a Sakura. Sakura miró a ambos. Eriol y Shaoran asentaron con la cabeza en señal de aprobación.
– Adelante…– Dijo el mago oscuro.
Sakura asintió y sacó una carta. Cerró los ojos para concentrarse, mientras que empuñó su báculo con la otra mano.
– "Ayúdanos a hacer que Yue regrese a su forma normal…" – Dijo dentro de si. Luego abrió los ojos. – ¡ESCUDO!
De manera casi instantánea, una semiesfera color dorado se formó alrededor de Yue. El maligno ángel se sacudió y se intentó incorporar, lentamente se levantó del suelo y se paró de la misma manera. Quedó en pie. Aunque sus movimientos parsimoniosos hubieran querido hacer aparentar que lo haría de la misma manera, levantó la vista rápidamente y volvió a sonreír malignamente. Invocó otra lanza y volvió a tomar su postura.
– ¡Prepárense! – Gritó Eriol. – ¡Va a volver a atacar!
¡Déjalos ya!
Todos voltearon, una voz se hizo notar. Todos voltearon buscando de donde provenía. Incluso Jasha se incorporó del muro del que había estado recostada y buscaba la voz.
– Esa voz…– Dijo Sakura.
¡No los dañes!
Se volvió a dejar oír la voz, esta vez más fuerte que la vez anterior.
– Esa voz es de…– Sakura fue interrumpida cuando un sonido metálico se dejó oír, como si un tubo metálico cayera al piso. La carta Escudo cedió y desapareció.
Todos voltearon a ver a Yue, cuya lanza había soltado y se agarraba la cabeza, mientras intentaba como taparse sus oídos. Algo dentro de su cabeza resonaba y no lo dejaba actuar.
¡Vete de nuestro cuerpo¡No dañes a nuestros amigos!
– ¡Es Yukito! – Gritó Sakura al reconocer la voz. – ¡Esa voz es de Yukito!
La voz provenía del interior mismo del maligno Yue.
– ¡No quiero! – El maligno Yue se digno a hablar. Su voz era muy ronca y grave, parecía como si alguien lo estuviera asfixiando al hablar. – ¡Este cuerpo ya es mío!
¡Te equivocas¡Este cuerpo es el nuestro!
Ahora era la voz de Yue.2
– ¡Jamás podrás ganarme! – Gritó el maligno Yue. – ¡Soy más poderoso que tu!
¡Te vuelves a equivocar! El amor es más poderoso que cualquier cosa en este mundo…Incluso más que tu…
Y así podremos vencerte…
– ¡No podrás vencerme! – Gritó el monstruo, mientras abría nuevamente sus alas de murciélago. – ¡Nunca me sacarás de este cuerpo¡Aunque tenga que destruirlo!
– ¡Nooo! – Sakura avanzó hacia Yue. – ¡No mates a Yukito!
El maligno ángel la miró y estiró su brazo rápidamente. Una gran corriente de aire empujó y derribó a Sakura.
– ¡Sakura! – Gritaron Eriol y Shaoran.
¡Noo¡Déjala!
¡No le hagas daño!
Shaoran y Eriol corrieron hacia donde estaba Sakura. El extraño ser extendió un brazo y ellos chocaron contra una barrera invisible, como un muro. Shaoran abrió los ojos grandemente. Estaba ocurriendo todo como en el sueño que tuvo…Tenía que detenerlo a toda costa.
– Te quitaré tu amor…– Dijo el oscuro ser.
– ¡Sakura! – Gritó Eriol, mientras veía que el maligno ángel se acercaba lentamente a la joven Card Captor. – ¡Cuidado!
Sakura se reincorporó y se sobó la parte de atrás de la cabeza. Se sujetó el hombro izquierdo, se lo había golpeado y estaba lastimado. Abrió los ojos cuando oyó el murmullo de Eriol, y vio que el maligno ángel estaba cercano a ella. De repente Yue cayó de rodillas y volviéndose a llevar las manos en la cabeza. Sakura se paró nuevamente, cojeando un poco. No entendía qué estaba pasando.
– Yue…Tú…– Miraba dolorosamente al ángel. – ¿Por qué me golpeaste?… ¿Porqué?…
– ¡Sakura! – Gritó Eriol. – ¡Ten cuidado¡No te acerques a Yue!
Desafortunadamente, los gritos de Eriol se oían muy queditos, como si alguien susurrara algo, por causa de la barrera mágica. No hizo caso y, levantándose algo adolorida, comenzó a caminar cojeando hacia Yue, se sujetaba con su otra mano el hombro lastimado. El luchaba internamente por vencer. Una lucha en su mente se estaba desarrollando; una lucha interna.
Nuevamente, bajó los brazos y se sostuvo con ellos. Respiraba agitadamente. Alguien había vencido al fin. Ocultó su rostro con el flequillo. De manera casi inmediata, las alas de murciélago dieron paso a unas alas blancas y plumíferas. Sus vestidos retornaron a su color habitual. Incluso, las gemas de su pecho y de sus manos, que habían cambiado a un color negro, volvieron a su habitual color violeta.
– Parece que alguien ganó en la mente de Yue…– Dijo Eriol, observándolo asombrado. La barrera cedió y despareció por un momento, solo dejando dibujado un circulo color azul cielo, que brillaba con luz propia. – No conocía esa gran fortaleza que tenía Yue…Seguramente forjada con el paso de los años…
– Yue¿Estás bien?…– Sakura se paró frente a Yue, como a metro y medio de él. Llevó sus manos a su pecho, como señal de su mal-disimulada preocupación.
– Si…– Contestó la voz del Yue normal, mientras se levantaba para quedar de rodillas. – Estaré bien…
A Sakura le salieron lágrimas de sus ojos. Yue había ganado. Sonrió contenta, y cojeando, abrazó a Yue, quien la envolvió con sus brazos, confortándola.
– Si…Es Yue…– Dijo Eriol, sonriendo complacido.
Shaoran también sonrió, pero, alzando la vista, observó alarmado que la joven desconocida tenía abierto los ojos grandemente, mientras observaba a Yue. El siguió la mirada y halló una mancha gris en el hombro izquierdo de Yue, apenas visible por las alas del ángel.
Shaoran sintió de repente una corriente fuerte de aire y una gran presencia. La barrera reapareció. Abrió los ojos grandemente.
– ¡Sakura¡Apártate! – Gritó desesperado.
– ¿Qué? – Miró asombrada a Shaoran, Yue ocultó su rostro tras el flequillo. Eriol también sintió la presencia elevarse nuevamente. Sakura los miró extrañada.
– Estaré bien…– Dijo Yue, con voz distorsionada, como la que tenía cuando estaba poseído. Sakura sintió la presencia maligna y, totalmente llena de pánico y horror, caminó hacia atrás unos pasos, antes de caer de sentón al piso. – Estaré bien… ¡Cuando termine contigo!
Alzó la vista nuevamente, su sonrisa maligna había vuelto y sus ojos habían sido totalmente cubiertos por un resplandor rojizo. Como rayo, sus alas se tornaron oscuras, dando paso a unas más grandes alas de murciélago. Sus prendas cambiaron nuevamente, y de manera total, de color negro. Las gemas en sus manos y pecho cambiaron a un color gris, resaltando y contrastando con su tez albina.
– ¡No¡Yue! – Gritó Sakura, con lágrimas en los ojos, al ver que nuevamente el demonio se abalanzaba sobre ella. Shaoran volvió a arremeter contra el escudo. Eriol contemplaba sin aire la escena¿cómo era posible eso¿Esto debía ser una pesadilla?…
– Ustedes…Los humanos…Y sus creaciones… ¡Son tan débiles!…– Rió maligno. – Por eso, nosotros los destruiremos…– Señaló a Sakura con su índice. Sus uñas, en ambas manos, se alargaron como las de un gato. – Y tú serás la primera…
"Y tú serás la primera…"
Esas palabras resonaron en la cabeza de Sakura, el horror que le causo ese sueño volvió nuevamente a invadir su mente.
– ¡No! – Gritó ella. El oscuro ángel extendió su mano derecha. – ¡No, por favor!
Sakura dio un traspié y cayó de sentón en el suelo.
– Darkosh Cirtus…3– Pronunció Yue.
En un santiamén, una extraña sombra circular se formó debajo de Sakura. Yue alzó los brazos y unos lazos oscuros salieron de ella, amagando a la joven Card Captor por los tobillos, muñecas, diafragma y cuello, y la colocaron como crucificada.
– ¡No! – Gritaba Sakura, intentando liberarse. – ¡Suéltame!
– Por más que luches, esos lazos te irán apretando más y más, hasta romperte los huesos…– Aclaró el ser maligno. De repente, otros lazos más, cruzaron y rodearon su pecho, en forma de equis, y empezaron a apretar. Sakura empezó a sofocarse, no podía respirar bien. Sus mejillas se tornaron levemente azules, señal de la falta de aire.
Mientras tanto, Shaoran luchaba contra el escudo, golpeando fuertemente la barrera, que no cedía ni un poco. Las lágrimas empezaron a aflorar en sus ojos.
– ¡Sakura! – Gritó.
Eriol reaccionó y, llamando a su báculo nuevamente y apuntando al escudo, invocó una esfera de energía, en la punta de su poderosa arma.
– ¡Apártate Shaoran! – Gritó. – ¡Esto lo hará ceder!
¡Dark Energy's Thunderbolt!
La esfera de energía choco contra el escudo translucido y la explosión levantó una nube de polvo haciendo que se combara la barrera casi invisible, pero sin ceder.
Shaoran no desperdició la oportunidad y volvió a atacar la zona, mientras que ésta lentamente, a causa del ataque que el joven chino le propinaba, volvía a su estado normal.
El poseído Yue volteó a ver a los jóvenes, que se turnaban para atacar (respectivamente) con magia y con sus armas.
– Son más molestos que moscas…– Dicho esto, extendió ambos brazos al frente, como relámpagos, y dos esferas de color azul oscuro translúcido, encerró a cada uno de los dos jóvenes magos dentro de ellas. Bajó los brazos. En ese instante, el muro invisible desapareció.
– ¡Suéltame! – Gritó Eriol. – ¡Te lo ordeno!
– Yo no hago caso de tus ordenes…– Sonrió intransigente el oscuro ángel. – Tú no eres mi creador…
– ¡Libérame! – Gritó Shaoran.
El ser oscuro sonrió nuevamente. Chasqueó sus dedos. Súbitamente, las esferas se cargaron eléctricamente y descargaron su energía en Shaoran y Eriol. Ambos gritaban por el dolor. Cayeron de rodillas dentro de la esfera. Eriol sujetaba su báculo mientras que intentó levantarse. Shaoran hizo lo mismo con su espada.
– ¡Shaoran¡Eriol!– Gritó Sakura, al ver lo que le acontecía a sus amigos. – ¡Ahhh! – Los lazos la volvieron a apretar más, haciéndola gritar de dolor.
– No puedes hacer nada por salvarlos…– Dijo el oscuro ser, mirando de reojo a Sakura. Un chasquido de sus dedos y otra descarga volvió a surgir. Ambos usaron sus armas para sostenerse y no caer. Shaoran sacó fuerzas internas y, con gran trabajo, se puso de pie. Yue lo miró.
– Parece que eres muy persistente…– Dijo, mirando curioso a Shaoran. Sonrió malignamente. – Pero no podrás resistir una descarga más…
Otra descarga se dejó sentir en el cuerpo de ambos jóvenes. Terminaron muy lastimados. El oscuro ser los liberó y ellos cayeron al suelo. Eriol cerró los ojos, sin perder la conciencia, solo a causa de los daños infringidos y Shaoran solo pudo alcanzar, por su gran fuerza de voluntad, a incorporarse pesadamente.
– Sa…Sakura…Resiste…– Musitaba dolorosamente. – Voy…Voy a ayudarte…
Cayó pesadamente, solo resistiendo al desmayo por su sola fuerza de voluntad; maldecía el no poderse mover, pues las fuerzas le faltaban. Intentó visualizar a su amada, su vista estaba nublándose.
– ¡Shaoran! – Gritó Sakura, desesperada.
– ¡Jajajaja! – Rió Yue cínicamente. – ¡Ahora nada puede detenerme!…
Miró fieramente a Sakura, quien le devolvió su sufrida mirada con lágrimas en los ojos. Extendió nuevamente su brazo, con la palma de la mano abierta hacia el suelo, y una flecha se formó frente a él.
– Ahora…Morirás…– Alzó la palma hacia Sakura. La flecha se sacudió un poco y como los rayos, voló por los aires, directamente al pecho de la Card Captor.
Shaoran observó la escena impotente. Sakura cerró los ojos, esperando el inminente golpe. Las lágrimas brotaron de los ojos del joven chino. Eriol por fin abrió los ojos, pero no podía hacer nada ya. Su cuerpo estaba tan lastimado, que creía que apenas si podría ponerse en pie.
– Sa…¡Sakura! – Gritó Shaoran, al cerrar los ojos. Las lágrimas cayeron al suelo.
¡Swoosh!
La flecha cayó partida en dos, a los pies de Sakura, desapareciendo. Todos voltearon a ver que había pasado. La ictiana, con una larga espada en la mano, había partido la flecha en dos, justo antes de que ésta tocara a la Card Captor. La joven extraña miró furiosa a Yue.
– Ya llegaste muy lejos, poseso… – Le dijo. – Ahora es mi turno…
Yue sonrió fieramente y volvió a invocar otra lanza. Jasha se lanzó al ataque, en el justo instante en el que el oscuro ángel iba a lanzar su arma. Para evitar que lo hiriera, Yue usó la lanza como escudo, cuando Jasha batió su arma, el golpe fue tan fuerte que Yue dio un paso hacia atrás por el impacto. Se oyó un sonido como un golpe de aire.
Abrió las alas de murciélago y con ellas dio un gran salto hacia atrás. El oscuro ángel giró su lanza sobre su cabeza y se puso en posición de guardia. De repente, su arma mutó, envuelta en una especie de lienzos, volviéndose una espada de doble filo y hojas a ambos extremos del mango. La giró y corrió a encontrarse de nuevo con la joven, quien ya lo esperaba. El choque de espadas fue estrepitoso, sin embargo, la joven era virtualmente más hábil con el arma que Yue, puesto que éste último no había tocado ninguna desde hace mucho tiempo.
– Yue pelea muy bien…– Comentó Shaoran, mientras los observaba.
– Es…Es por que son muy fuertes en éste momento…Yue…Yue es muy fuerte…– Dijo Eriol, intentando reincorporarse. De la comisura derecha de su boca salía un hilo de sangre, con gran dificultad se lo limpió. – Sin embargo…Está…Está en clara desventaja…
Golpeaban y se apartaban, y volvían a encontrarse. La pelea entre ambos era muy fuerte, y ambos peleaban con todas sus fuerzas, para derrotar al otro y derribarlo. Volvieron a trabarse de nuevo.
– ¡No me derrotarás tan fácilmente! – Dijo Yue, mirando fieramente a Jasha. Ella no se inmutó en lo absoluto ni cambió su también fiera mirada.
– Eso lo veremos…– Sonrió irónica. – Angelito…
En un movimiento circular Jasha despojó de su espada a Yue, la cual voló y se clavó en la pared, a un lado de ellos. Yue, por la impresión, cayó hacia atrás.
Jasha le apuntó a la garganta con el arma.
– ¡Ríndete! – Le dijo.
– ¡Nunca! – Esputó el oscuro ángel.
¡Jajajajajajaa!
Una voz oscura se dejó oír. Todos buscaron con la mirada de donde venía.
Eriol reconoció la voz.
– ¡Esa voz! – Dijo. – ¡Es la voz de aquel ser oscuro!…
¡Bien dicho! Joven mago…
Contestó la voz. Inmediatamente, sobre lo que había sido el palco de las escaleras, se materializó el ser oscuro. Un extraño agujero dimensional, color negro y violáceo surgió de la nada, transfigurando la realidad de las cosas tras de él, como un vaso de agua desfigura las formas cuando se miran por el. Una figura salió muy lentamente de ese portal. Sakura lo observó asombrada. No podía creer el gran poder oscuro que ella estaba sintiendo, que irradiaba de ese ser extraño. Eriol y Shaoran volvieron a tratar de reincorporarse; esta vez pudieron hacerlo, pese a sus heridas. Jasha miraba furiosa y temerosa, a la vez, al ser oscuro; Yue sonreía maligno. Jasha volteó y pegó nuevamente la punta de su espada a la garganta de Yue, que por la distracción había retirado de ella, para asegurarse de que no hiciera algo.
Eriol hurgó sus bolsillos, haciendo muecas de dolor por causa de las heridas internas de su brazo, mano y hombro, y lentamente sacó un pequeño frasco con un líquido verde fosforescente. Lo abrió a duras penas, usando sus dientes para quitar el tapón de corcho, el cual produjo un pequeño sonido, y lo bebió. Miró a Shaoran y, volviendo a meter la mano en el otro bolsillo, saco otro frasco y se lo dio. Lo bebió también. Inmediatamente, sus fuerzas y su energía volvieron a ellos, curando sus heridas y desvaneciendo, casi inmediatamente, los moretones y golpes internos. Shaoran quedó maravillado con lo sucedido.
– Por lo visto estas muy ocupada…Hereje…– Hablo el ser, con voz oscura.
Sakura abrió más los ojos, reconocía esa voz, era la del ser oscuro con el que había soñado. Era imposible.
– ¡Cállate! – Gritó Jasha. – ¡Cierra tu gran bocota¡Tu grandisimo...(Censurado)!
– Y con esa boca besas a tu indigna madre… ¡Vaya con ustedes los herejes blasfemos!…– Se burló, sonriendo visiblemente.
– ¡Con mi madre no te metas grandísimo tonto! – Su furia era claramente visible. – ¡Te exijo que liberes a éste ser! – Le ordenó. – ¡O si no…!
– ¿O si no qué!…– Dijo Dracktar, retándola. – ¿Qué piensas hacer¿Llamar a tu amado Fiuttreck?…
Jasha extendió su brazo, invocando una esfera de energía dorada, del tamaño de una pelota de baloncesto. Los tres amigos la miraron sorprendidos. El Sello Maligno se cruzó de brazos.
– ¡Te dije que te callaras! – Con un movimiento rápido de mano, arrojó la esfera, la cual se dirigió rápidamente al Sello.
Alcanzó su objetivo, causando una gran explosión, la cual levantó una gran nube de polvo. Shaoran y Eriol se cubrieron. Sakura, que estaba más cercana a la explosión solo cerró los ojos, pero sintió en ese momento que algo la rodeaba y la protegía. Yue fue envuelto también por la nube, desapareciendo totalmente de la vista de la ictiana.
Cuando ella volteó, vio que Yue ya no estaba. Lo buscó rápidamente y lo halló junto a Sakura, rodeándola con sus alas.
– Tu... – La mirada de Jasha era fiera. Sujetó fuerte su espada y empezó a correr a donde se hallaba el angel oscuro. Yue invocó otra lanza y puso la punta de ésta en la garganta de Sakura, frenando en secó a Jasha y preocupando más a los dos jovenes. Yue sonrió y dirigió su mirada al Sello.
– ¿Qué vas a hacer! – Le gritó. – ¡Te exijo que me lo digas!
Al oír el grito, Sakura abrió los ojos y se encontró de frente con la mirada de Yue. Volvió a intentar liberarse, logrando solamente que las cuerdas oscuras le apretaran más. Los lazos del cuello empezaron a apretar más y más, Sakura empezaba a perder la conciencia por que ya no podía respirar. Perdió el habla en ese momento. Solo podía emitir sonidos mudos.
– ¡Sakura! – Gritó Eriol, extendiendo la mano, como intentando alcanzarla.
– Con su permiso, me retiro…– Dijo el oscuro ser, cruzando miradas con Yue, y asintiendo ambos con la cabeza. Yue se colocó frente a Sakura, dándole la espalda, y extendió nuevamente sus alas.
– ¡No estarás pensando en…! – Jasha miraba atónita a Yue, luego encaró al Sello. – ¡No te atrevas!
Shaoran, sacando fuerzas nuevamente de su interior, invocó su espada y avanzó hacia Yue.
– ¡Sakura! – Las lágrimas brotaban de sus ojos. – ¡Esperen!…
– Adiós…– Sonrió el maligno ser. – Me llevo lo que es mío…
– ¡Shaoran!…– Gritó Sakura, intentando estirarse, como queriendo llegar a él. En ese preciso instante se dejó oír un trueno.
Dracktar…
Otra voz se dejó oír. Sakura Sintieron una presencia altamente fuerte, superior incluso a la de Eriol; pero esta vez, la presencia provenía de arriba de ellos, sobre la azotea del lugar; Sakura se sintió sorprendida, ese poder, esa presencia mágica¿dónde?… Sintió un extraño alivio en su corazón.
Un fulgor amarillo calló del techo, como un rayo, el cual cayó sobre Yue, haciéndole apartarse, para evitar salir lastimado. La sombra que estaba bajo Sakura desapareció, y los lazos se rompieron en mil pedazos, desapareciendo al instante.
Sakura respiraba agitadamente. Por instinto, se llevó una mano al pecho. Sintió como su habla volvía poco a poco, junto con su conciencia.
– ¿Qué quieres! – Gritó el Sello. – ¿Qué no sabes que ya gané¡Ella es mía¡Entiende¡Es MIA!…
Sakura corrió a donde Li. Yue los intentó alcanzar pero otro rayo lo frenó. Corrieron a donde Eriol.
La luz se fue y se dejó oír un crujido muy fuerte en las paredes.
– ¡El techo va a caer! – Gritó Shaoran. – ¡Cúbranse!…
– No va a caer…– Dijo Eriol, con voz serena y pausada, asombrado del poder que se dejaba sentir. – Lo va a abrir…
Parecía como si dos manos, invisibles, descomunales, arrancaran lo que quedaba del techo e hicieran a un lado los muros. El techo se cuarteó y rompió, con un gran estruendo, sin embargo, los escombros y fragmentos, volaron por los aires y cayeron fuera del recinto, en el jardín de fuera. Había vuelto llover y el agua se colaba al recinto, formando inmediatamente charcas. Sin embargo, arriba no había nadie.
– ¡No te escondas! – Gritó Yue.
– ¡Tú, hijo mío¡Búscalo! – Ordenó el sello.
Yue puso su mano sobre su pecho e hizo una pequeña reverencia. Extendió sus alas y sobrevoló a todos, volando rumbo al techo. Miró a todos lados, pero no vio a nadie.
Lejos de ahí, en otro recinto, que parecía una habitación grande. Azoru sostenía su báculo de mármol. Se podía visualizar dos formas, una animalia y otra humana, de una joven, durmiendo sobre su cama.
– No es bueno que ataques a las mujeres, Sello…– La voz de Azoru y de Luke se hacían una…
– ¡Qué te importa lo que haga!…– Gritó el Sello.
– Aparte, le has quitado a la joven uno de los seres que más ama…– Sonrió. – Aunque es algo propio de ti…Pero¿no crees que te excediste?
– ¡Dispara lanzas a discreción, joven mío! – Ordenó el oscuro sello. Yue asintió y así lo hizo, lanzando sus saetas a donde el creía que provenía la voz.
– Aún así no podrás derrotarme, Sello…– La voz de Azoru sonaba muy confiada.
Yue lanzaba lanzas contra el cielo, sin ningún efecto aparente. De repente sintió una pequeña presencia y volteo a ver un árbol, apuntó y arrojó otra de sus saetas. Al parecer, chocó contra una especie de muro invisible. Sonrió.
– Te hallé…– Se dijo. Volteó inmediatamente a ver al ser oscuro.
– ¡Lo he hallado, maestro! – Gritó.
El Selló sonrió maquiavélicamente.
– ¡No puedes detenerme! – Volteó a ver a la joven Card Captor, con su mirada maniática. – ¡Ahora nada puede detenerme!…
Caminó hasta el borde y dio un paso. Increíblemente, estaba parado en el aire. Flotó hasta tocar el suelo. Shaoran y Eriol se colocaron frente a Sakura, para protegerla. Eriol Sacó algo parecido a un frasco con forma de lágrima, con un extraño líquido verde fluorescente. Se lo dio a Shaoran.
– Bébelo…– Dijo, extendiendo pesadamente la mano. – Es una poción curativa, te ayudará a recuperar la totalidad tu salud y tu fuerza mágica…Pero no tomes mucho, para que todos nos recuperemos…
Shaoran asintió y, quitando el tapón del frasco, bebió dos tragos de su contenido. Un extraño brillo lo rodeó y sintió como su cuerpo se recuperaba de sus heridas restantes, mientras sus fuerzas regresaban. Incluso la herida del brazo que se había hecho al salvar a Sakura, la cual no desapareció con la poción anterior, desapareció por completo, dejando una pequeña cicatriz en su lugar. Asombrado, se arrodilló junto a Sakura y le ayudó a que bebiera un poco. Sakura bebió también y recuperó totalmente su salud. Eriol terminó con lo que quedaba en el frasco, recuperando así mismo su fuerza.
– Es una poción que aprendí en Howards, una escuela de magia en Inglaterra…Me la enseñó un amigo…– Sonrió para si, como agradecido.
El sello sonrió.
– ¡Atácalo hijo! – Ordenó el Sello. Yue asintió y, lanzando antes una saeta, se abalanzó contra el lugar donde estaba el muro invisible.
Jasha, con una agilidad propia, dio un salto bastante alto y se paró en el techo.
– ¡Hey! – Le gritó a Yue, el cual frenó su avance. La miró. – ¡Tu y yo no hemos acabado!…
Yue sonrió y se volvió a abalanzar contra ella.
– ¡Acaba con ese insecto y destruye esa barrera! – Gritó el Sello desde tierra. Yue asintió e invocó a su espada. Volvieron a trabar batalla.
Los tres jóvenes, totalmente curados y revitalizados, junto con sus nuevas fuerzas, se pusieron de pie para encarar al Sello. Él continuó caminando contra ellos.
– Shaoran…– Habló Eriol. Shaoran volteó, Cruzaron miradas. – Los dos al mismo tiempo…
Shaoran asintió.
– ¡Ahora! – Gritó Eriol, corriendo ambos a encontrarse con él.
El Sello extendió sus brazos y ambos chocaron con una pantalla invisible. Dracktar se detuvo. Dieron unos pasos hacia atrás, pero no cayeron. Shaoran atacó la barrera primero.
– ¡Invoco al dios del trueno¡Ven a mí! – Shaoran tocó con la hoja de su espada un pergamino, del cual surgieron diversos rayos, los cuales chocaron contra la barrera, pero no hicieron mella en ella.
– ¡Esfera de energía! – Eriol invocó una esfera de energía dorada, la cual nació en la punta del sol, en su báculo. – ¡Ataca!
Dicho esto, la esfera voló con un zumbido a la protección, estrellándose contra ella y explotando. Levantó una pequeña nube de polvo, pero no hizo que cediera la barrera. La lluvia caía sobre la barrera, descubriendo su forma esférica, e impresionablemente grande. El Sello reanudó su caminata, pero ésta vez, la barrera se movía con él.
Shaoran y Eriol se volvieron a colocar en posición de ataque. La barrera cada vez se acercaba más, haciendo que el agua de los charcos, por donde pasaba, se acumulara en la periferia de la zona entre ella y el suelo, rodeándole.
– ¡Combinemos nuestros ataques! – Dijo Eriol. – ¡Esperemos que esto funcione!…
– ¡Si! – Asintió Shaoran. Sintieron que alguien le puso una mano en su hombro, voltearon y descubrieron que Sakura miraba al sello llena de coraje y valor.
– ¡Seremos los tres! – Dijo ella. Shaoran y Eriol sonrieron, asintiendo.
El Sello estaba cada vez más cerca. Eriol frunció el ceño.
– ¡Ahora! – Gritó Eriol, empuñando su báculo. Shaoran sacó otro pergamino. Sakura sacó la carta The Arrow (Flecha) de su bolsillo.
– ¡Flecha¡Dispara tus saetas de justicia contra esa barrera de impiedad!…
– ¡Dios del trueno¡Acude a mi llamado!…
– ¡Invoco a la esfera de energía!…
¡Ataca!
Una niña, de apariencia de piel color violeta, con un arco y flecha surgió de la Carta Clow, una esfera se volvió a formar en la punta del báculo de Eriol y Shaoran goleó el pergamino con la hoja plana de su espada, sujeta con ambas manos. Los ataques se volvieron uno, rodeando a la flecha disparada por la carta, creando una saeta de energía, la cual golpeó el escudo, formando una columna alrededor de la flecha, y estirando al escudo, hasta formar casi una columna como una pajilla, a su alrededor. Lo empezó a doblar, intentando romperlo. El Sello dio un paso atrás, sorprendido.
– ¡No¡Esto es imposible! – Gritó el Sello, al ver que la barrera estaba cediendo.
Shaoran y Eriol extendieron al unísono sus brazos, como dándole más fuerza.
¡Destruye la barrera!
Gritaron. La saeta se esforzó por entrar y rompió la barrera, haciendo un sonido semejante al de un pedazo de tela rompiéndose. Se dirigió a toda velocidad hacia el sello.
– ¡Invoco al agujero de energía! – Dijo el Sello, y con un movimiento rápido, hizo un círculo con sus brazos y colocó sus huesudas manos frente a él.
Una esfera de energía negativa se formó entre ellas, la cual levantó un viento que levantó los escombros a su alrededor y los atraía hacia su interior. Los muros de la habitación empezaron a caer, mientras que sus fragmentos eran atraídos a la esfera y desaparecían entrando a ella. La Saeta fue atraída también y desapareció.
Detrás de ellos, el muro se cayó. Eriol, Shaoran y Sakura usaron de sus habilidades para evitar los escombros y evitar que el viento los absorbiera. Las puertas del ala sur se arrancaron por completo y volaron, junto con las armaduras también las cuales había sido atraídas, al interior de la esfera. Los tres amigos buscaron de donde sujetarse. Sakura y Shaoran se sujetaron de las varillas sobresalientes de uno de los muros. Eriol se escondió detrás de lo que quedaba de un muro, al lado opuesto a ellos. El Sello sonrió.
– ¡Jajaja! – Gritó. – ¡Soy invencible!…
De repente, Sakura se resbaló y soltó la varilla.
– ¡Shaoran! – Gritó. Shaoran reaccionó rápidamente y sujetó a Sakura. Extendiendo su brazo, Shaoran sostenía la mano de Sakura. Lentamente, ella empezaba a resbalarse.
– ¡Shaoran¡No me sueltes! – Gritaba Sakura.
– ¡Resiste Sakura! – Contestó Shaoran.
Sakura se resbalaba cada vez más.
– ¡Shaoran!
– ¡Sakura¡Resiste!
De repente, Sakura se le resbaló de su mano.
¡No¡Sakura!
– ¡Shaoran! – Gritó, mientras veía a su amado alejarse.
– ¡Jajajaja! – Reía el Sello. Extendió sus manos al frente, haciendo que el agujero negro se volviera mayor aún. Sakura aceleró su velocidad.
¡Sakuraaaaaaaaaaaaaaa!
Sakura cerró los ojos.
Despierta…
– "¿Despertar?" – Contestó dentro de sí.
Es hora que despiertes…
Entonces Sakura volvió a abrir los ojos, e invocó su bastón de estrella.
– ¡No se a lo que te refieres! – Dijo Sakura. – ¡Pero no dejare que suceda lo que vi en mi sueño!…
¡Tormenta!
La carta Tormenta voló hacia donde se encontraba Dracktar y lo rodeó, creando un fuerte ciclón alrededor del sorprendido Sello. En un descuido, el Sello soltó la esfera, la cual voló hasta la cima de la tormenta, desapareciendo.
El viento cedió por completo, ya estaba más seguro. Eriol y Shaoran se acercaron corriendo a Sakura.
– ¡Sakura¿Estás bien! – Preguntó Eriol, quien había contemplado la escena impotente.
– ¡Sakura! – Shaoran se acercó a ella y chocó contra algo. Cayó hacia atrás, de sentón, dándose cuenta de que Eriol miraba extrañado a Sakura. Aquello había sido la carta Escudo. Sakura volteó y sonrió avergonzada.
– Lo siento, – Dijo, sonriendo divertida, con un ademán infantil reconociendo su error, mientras sacaba un poco la lengua. – como sentí tu proximidad, invoqué a Escudo…Pero ya la llamaré…
La Carta Clow volvió a su forma normal. Eriol estaba pensativo. Hasta ahora, no sabía que Sakura se había vuelto tan sensitiva, sin que ella se lo hubiera dicho. Siempre supo que ella era despistada. Algo no andaba bien aquí.
– Sakura, – Se acercó y le puso una mano en el hombro. – ¿Te sientes bien?…
Sakura lo miró extrañada.
– Completamente…– Contestó. – Ya no me duelen mis heridas…
Eriol estaba más extrañado aún, no se refería a sus heridas, O¿acaso Sakura lo estaba evadiendo? Shaoran volvió a reincorporarse.
– Será mejor que hagamos algo, – Mencionó, enseguida señaló a la columna. – Esa "cosa" no estará ahí para siempre…
– Hay que llevarlo a un lugar donde no podamos hacer daño a nadie…– Dijo Eriol.
– Y yo sé cómo hacerlo…– Sonrió Sakura.
Sacó la carta Silencio de su bolso, e hizo girar su bastón estrella, digno de la ágil bastonera.
– Oh Silenció, usa tu poder para llevarnos a nosotros y a este ser a un lugar más seguro para pelear…– Tocó la Carta Clow con su estrella. – ¡Hazlo ahora!
La Carta se materializó frente a ellos y, moviendo su mano derecha hasta ponerla frente a ella, en señal de silencio, se rodeó de un resplandor dorad brillante que así mismo rodeó a los presentes y a la tormenta. En un destello, la Carta Clow hizo desaparecer a los presentes, y reapareciéndoles en un claro de un bosque, a las afueras de la ciudad.
De repente, se escuchó un sonido, como un trueno, que provenía del torbellino creado por la Carta Clow, ya no podía retenerlo más.
– ¡Listos! – Dijo Eriol, quien empuñó su báculo del Sol y la Luna, Shaoran así mismo, empuñó su espada. Sakura hizo girar su Bastón Estrella. Otra batalla se acercaba.
¡Trooom!
En ese momento, otra tormenta se avecinaba. Los rayos y los truenos surcaban el cielo, mientras que fieramente rugían o destellaban en el cielo atmosférico. Eriol observó la tormenta.
– Esto no es normal…
La sombra del Sello se empezó a dibujar a través de la tormenta.
– Ya estoy cansado de estos tontos jueguitos…– Dijo el Sello. Sus ojos empezaron a brillar más fuertemente. – ¡Estoy harto!…
Y antes de que terminara la última frase, diversos rayos de luz violeta salieron de la tormenta, causando una explosión de luz y energía, desapareciéndola en el acto. Nuevamente reapareció el malvado ser, pero ahora, diversos rayos violetas surcaban la superficie de su cuerpo, recorriéndole completamente.
– Ya estoy harto de todos ustedes, seres inferiores, y de sus truquitos infantiles de magia…– Señaló a los tres, apuntándoles con su huesudo índice. – Ahora conocerán lo que es el verdadero poder…
Dicho esto, súbitamente, un aura color violeta lo rodeó, y un resplandor empezó a cubrir su cuerpo. Pronto, su tamaño empezó a aumentar. De su espalda surgieron unas grandes alas, parecidas a las de un águila, pero con un aguijón en la punta de ellas. Sus brazos se hicieron más gruesos y largos, hasta tomar la forma de las patas de un león. Sus vestidos se rasgaron y rompieron, dando paso a un cuerpo fuerte y grande. De su cabeza surgieron dos grandes y largos cuernos, como los de un toro. Una cola, como de serpiente y cuya punta era aplanada y filosa, como navaja, surgió de él, mientras que de su cuello surgió un crin de pelo dorado. Su rostro era el de un cuervo. Su cuerpo se recubrió de plumas marrones muy oscuras, casi negras. Pronto, la temible bestia, terminó su metamorfosis. Un cristal romboédrico surgió en medio de su frente.
– ¡Es hora de que mueran! – Gritó el horrible ser, cuya voz era como de dragón. Dicho esto, rugió. Su rugido era como de un águila al gritar.
– ¡Oh Dios! – Gritó Shaoran. – ¿Qué rayos es eso!
– Una quimera mágica…– Contestó Eriol. – Un ser creado con magia, poseedor de una gran fuerza y de grandes poderes…
– En efecto, mago…– Habló el dragón. – En este momento, mis poderes han aumentado mucho…Ahora soy capaz de controlar la naturaleza de las tormentas y de los vendavales… ¡Por que soy Dractar, El primer poseedor del Sello de los Ocho Hijos!
Dicho esto, abrió sus alas y emitió un grito temible.
– Ahora…– Los miró maligno. Los tres jóvenes se reflejaron n sus ojos carmesí. – Ustedes, junto con este lugar, desaparecerán…
Dicho esto, batió las alas fuertemente, levantando un vendaval que empujó a los jóvenes magos. La bestia oscura siguió batiendo sus alas, obligándolos a retroceder, puesto que había vislumbrado un mirador alto, de barranco profundo, atrás de ellos.
– ¡Primero acabaré con ustedes! – Bufó la bestia.
– ¡Eriol! – Gritó Shaoran, tratando de que su voz se dejase oír por el vendaval. – ¡Existe una forma de derrotar a este monstruo!…
– ¡Hay dos formas de derrotarle! – Contestó. – ¡Pero es muy peligroso!
– ¡No creo que sea menos peligroso que estar aquí luchando con esto!…– Gritó Sakura.
– ¿Cuáles son!…– Insistió el joven chino.
– ¡Podemos domarlo, controlando su mente¡Como él hizo con Yue! – Argumentó. – ¡O podemos destruirle y acabar con el, buscando el Corazón de la Fuerza!…
Shaoran y Sakura no alcanzaron a oír lo último que mencionó el mago inglés.
– ¿Cómo! – Gritó Sakura. – ¿Cómo dijiste que podemos acabar con él!…
– ¡Debemos atacar su punto más débil¡Debemos hallar la fuente de donde mana toda su energía! – Contestó. – ¡Es el Corazón de la Fuerza!…
– ¡Entonces lo distraeré! – Gritó Shaoran, corriendo pesadamente a un lado. – ¡Ustedes busquen esa fuente!…
– ¡Shaoran! – Gritó Sakura.
– ¡Sakura¡Encárgate de hallar el Corazón de su Fuerza y destrúyelo junto con Eriol! – Gritó. – ¡Yo estaré bien!…
Dicho esto, se tiró al Suelo y rodó, logrando salir del vendaval. Dracktar lo observó y dejó de batir sus alas. El joven chino empuñó su espada y se colocó en posición de ataque. Dracktar echó atrás la cabeza y abrió mucho la boca, un cúmulo de energía se formó en ella.
– ¡Cuidado Shaoran! – Gritó Sakura.
Echando la cabeza hacia delante, con fuerza, hizo que un rayo de energía saliera disparado contra Shaoran, quien lo esquivó fácilmente. Una explosión fuerte se produjo cuando éste rayo tocó el suelo. Dractar preparó otro ataqué.
– ¡Sakura! – Gritó Eriol. – ¡Es momento de que nosotros ataquemos!…
– ¡Si! – Contestó, moviendo la cabeza.
– ¡A la carga! – Gritó Eriol. Sakura llamó a la Carta Espada. Ambos corrieron para enfrentarse a la mística criatura.
– ¿Pero que demonios pasó aquí! – Gritó Touya. Ni bien habían vislumbrado el lugar en la lejanía, cuando sintieron una gran energía y una gran presencia salir de la casa. Apresuraron su paso. Para su fortuna o mala suerte, Touya había jalado a Nakuru hacia la cochera y sacado su bicicleta. Y, contra todos los reproches que hizo la joven por subirse a la bicicleta por causa de su vestido de noche, y que porqué mejor no se iban en el auto, a lo que Touya contestó con un rotundo "no tiene y no tengo para gasolina", se llevó casi a cuestas a Nakuru.
Al llegar, hallaron el lugar casi en ruinas. Sin embargo, no hallaron a nadie de los invitados, la casa estaba vacía. Ni siquiera la servidumbre se hallaba en el sitio.
– ¿Se supone que aquí hubo una fiesta, no? – Preguntó Nakuru, revisando las mesas. Touya revisaba otra, más larga, que se hallaba a pocos pasos de lo que había sido la pista de baile. Algo llamó su atención bajo la mesa y se agachó a ver.
–…– Touya no decía nada, estaba absorto en sus pensamientos.
– ¿Touya? – Ruby volteó a ver al joven moreno.
– ¿Qué? – Preguntó, irguiéndose. Nakuru lo miró con un ademán cansado y se puso las manos en la cintura.
– ¡Que ocurre que no hay absolutamente nadie en éste lugar! – Reprocho ella. – ¡Y parece que tú ni siquiera te has dado cuenta!
– Eso lo note antes de que entráramos…– Contestó, volviendo a agacharse, para iniciar su búsqueda anterior.
– ? – Nakuru parecía despistada. – ¿Cómo lo notaste? Si se puede saber…
– Había demasiado silencio…– Contestó, levantando el mantel largo de la mesa con sumo cuidado, mojado de los bordes, por causa del agua que se había metido en el recinto. Lo levantó y buscó más. Notó algo en la penumbra.
– ¿Qué será eso? – Dijo. Nakuru, que lo había escuchado, corrió junto a él.
– Déjame ver…– Ella se agachó y procedió a meterse bajo la mesa. El rostro de ella pasó muy cerca del de Touya, casi rozándolo. Incluso, Touya notó la respiración de ella. Sintió el cuerpo de ella tan pegado al suyo. Era cálido y olía a un exquisito perfume. Se sonrojó enseguida.
– ¿Este no es el bolso grande que llevaba Sakura? – Mencionó Nakuru.
– ¿Eh! – Touya despertó de su mundo. Nakuru levantó una ceja.
– Que si éste es el bolso de tu hermana, ido. – Lo miró molesta. Touya intentó guardar compostura, para que ella no notara el sonrojo.
– ¡Eh!…Este… ¡Déjame verlo!…– Contestó, un tanto exaltado. Nakuru lo miró aún molesta.
– ¡Pero no me grites!…Mandón…– Le esputó. Nakuru lo tomó y se lo dio a Touya. Touya extendió un poco el brazo y se irguió. Nakuru hizo lo mismo, pero no se había dado cuenta de que había estado agachada sobre un charco de agua.
– ¡Ayyy¡Mi vestido nuevo! – Lloró cuando notó que su vestido muy justo se había mojado en las rodillas y el agua había subido un poco más debajo de la entrepierna, pegándosele todo completamente. Touya observó esto y se puso al rojo vivo. Nakuru se veía demasiado provocativa. Volteó de inmediato, para que ella no lo notara. Aunque no era ni aficionado ni le gustaba ver a gente provocativa, sobretodo en el caso de mujeres, generalmente pasaría por alto este tipo de accidentes. Pero con el cuerpo que Nakuru había desarrollado, ningún hombre, ni siquiera el, podría evitar ponerse totalmente rojo. Nakuru miró molesta que Touya le daba la espalda.
– ¡Mira lo que me hiciste¡Voltea no seas tonto! – Le gritó. Del coraje, no se había percatado que la tela se había pegado a su cuerpo, y, como estaba parada con las piernas separadas, el vestido se pegaba aún más a sus bien torneadas extremidades y a parte de la entrepierna. Se acercó a Touya y, tomándolo del hombro, lo hizo girar en su eje. – ¡Que voltees te digo!…
Touya estaba visiblemente colorado. Ocultó su rostro con el flequillo. Nakuru lo miró extrañado.
– ¿Qué tienes? – Le preguntó, a lo que Touya, desviando la mirada, solo contestó levantando el brazo e indicando hacia sus rodillas.
– Si eso se mojó por que cuando…– Se puso roja también cuando se dio cuenta de lo sucedido. – ¡Ah¡Pervertido!
¡Paff!
De una bofetada lo volvió a ponerlo de espaldas. Touya volteó ahora visiblemente molesto.
– ¿Porqué me pegaste! – Le exigió saber. – ¿Yo que hice!…
– ¡Por pervertido! – Le contestó ella. – ¿Por qué me estabas mirando!
– ¡Yo no te estaba mirando!… ¡En todo caso, tu me obligaste a ver!
– ¿Ahora yo soy la culpable¡Mentiroso¡Si lo estabas haciendo! – Contestó ella. Una vena se le resaltó en su sien. – ¡Eres un pervertido!…
– ¡No lo soy! – Se defendió Touya. – ¡Retráctate!…
– ¡Oblígame! – Le contestó Nakuru, dándole la espalda. Aunque no sabía porque, se sentía más que avergonzada por el suceso, se sentía sumamente apenada de que el haya visto su cuerpo de esa forma tan sensual. Ocultó el rostro tras el flequillo. Touya se molestó mucho. La tomó de un hombro y la hizo girar. Colocó su mano en el otro hombro, para evitar que ella intentara algo. Nakuru seguía con el rostro oculto tras el flequillo. Touya, con su cortante mirada, la observó directamente.
– ¡Mírame! – Le exigió. Ella negó con la cabeza. El se molestó todavía más.
– ¡Que me mires te he dicho! – Le levantó el rostro desde su barbilla con una de sus manos.
Touya quedó impactado. Los ojos de ella estaban vidriosos, tal vez por causa de la pena o la vergüenza que ella sentía. Se veía tan tierna, tan encantadora, tan seductora. Sus ojos se fijaron en esos labios, no muy carnosos, pero suaves y dulces, que le pedían a gritos una sola cosa. Ella también quedo admirada de la claridad de los ojos de Touya. Tan limpios y cristalinos. Ese porte varonil que siempre había sido el imán predilecto de las muchachas hacia Touya. Esa fuerza, ese cuerpo. Se sintió pequeña, pero a la vez, protegida, en ese cuerpo tan sensual. Las mejillas de ambos se sonrojaron. La respiración se hizo más rápida y entrecortada. Poco a poco, Touya la abrazó con su otra mano, y Nakuru se dejó querer.
Sus rostros se fueron acercando uno al otro. No había nadie que los molestase, así que nada los podría detener. Nakuru cerró los ojos, esperando. Touya también los cerró. El beso se produjo de manera suave y tierna. Nakuru rodeó el cuello de Touya con sus brazos, mientras que él lo hacía por su cintura. Las lenguas de los dos jugaban dentro de ellos explorando todo. Unas lágrimas salieron de los ojos ocres de la joven; era su primer beso, y lo estaba disfrutando. Se separaron y esta vez, Nakuru le correspondió a Touya, con toro beso. Las miradas de ambos eran tiernas el uno para el otro.
Ahí en medio de ese sombrío y extraño lugar. En ese momento, solos los dos. Ambos quedaron flechados el uno por el otro. 4
Se movió un poco y despertó. La habitación estaba sumida en total oscuridad. Solo la ventana, cubierta a medias por una gruesa cortina, permitía que la fugaz luz de los relámpagos y centellas celestes iluminara como los rápidos, la habitación. Tomoyo se frotó los ojos. Movió un poco las sabanas y el edredón con el cual había sido abrigada y se sentó. Con sus delicadas manos apretaba las sábanas, mientras recordaba que había pasado. Solo recordó haber visto a Kero en el suelo y después…nada.
– ¿Qué paso? – Estaba confundida. – ¿Qué es este lugar?…
Por lo visto era una recamara, muy amplia por cierto. La cama era estilo francés, Luis XIV, cuyas cortinas que servían para rodearla, de un suave color melón, no perceptible por la oscuridad, estaban todavía atadas a las columnas que soportaban el techo del mueble, todo hecho de cedro y adornado con tallas de flores de lis y aves. Los muebles de la habitación estaban muy separados unos de los otros, dando así un gran espacio central en la habitación. Oyó un leve ronquido a su lado. Volteó rápidamente y descubrió una gran masa que dormía junto a ella. Sus ronquidos se combinaban con algunos ronroneos gatunos. Tomoyo acercó una mano, para intenta tocarlo y saber quien era.
– No Sakura, déjame dormir más, por favor…– Contestó una voz ronca, al tiempo que ella lo había tocado. Sonrió dulcemente al oír esa voz y al sentir el pelo del gran felino. Era Kero. – Dile al presumido de Yue que mejor él te ayude…
Tomoyo recorrió su mano por el lomo de Keroberos, haciendo que éste ronroneara. Rió suavemente. Un lejano trueno se dejó oír.
– Sakura…– Tomoyo recordó que Sakura se hallaba en aprietos. Se inclinó sobre Kero.
–…– Kero parecía profundamente dormido.
– Kero…– Le susurró. Kero no respondió.
–…– Seguía sin responder. Sus únicas respuestas eran ronquidos entrecortados por el movimiento que le hacía Tomoyo, punzándole con un dedo en su espalda.
– Kero…– Susurró un poco más fuerte.
– Sakura, por favor…– Contestó el gran felino. – Solo unos minutos más…Prometo no molestar a Touya…
Este último comentario hizo reír a Tomoyo un poco, sin saber ella por que. Respirando hondo para guardar compostura, volvió a la batalla.
– Kero, despierta…– Dijo en un tono más audible. – Tenemos que ayudar a Sakura…
– No creo que vaya a poder despertar…– Oyó una voz familiar que estaba junto a Kero. Un rayo iluminó la estancia y vio a un joven, como de su edad, parado exactamente a un paso de Kero, mirando a ambos fijamente con los brazos cruzados.
– ¿Azoru! – Se sorprendió grandemente al ver al joven norteamericano mirarla a ella fijamente, sin perder un detalle de ella. Sus ojos azules casi brillaban con luz propia en medio de la oscuridad.
– Si, el mismo…– Contestó con un tono un tanto vacilantemente juguetón.
– ¿Qué haces tú aquí? – Tomoyo lo miró sorprendida, recordó a Keroberos. – ¡Oh por Dios!…
Intentó en vano cubrir rápidamente a Keroberos, pues Azoru la detuvo. Cuando Tomoyo intentó cubrir a Kero; como tocado por un rayo, Azoru extendió la mano y toco la delicada mano de Tomoyo. Ambos la retiraron en como rayo, muy sonrojados, sobretodo Azoru. Pero por fortuna, la oscuridad no permitía ver a uno el sonrojo del otro. Kero, que estaba cubierto hasta la mitad, ahora estaba cubierto hasta el cuello.
– ¡Ahhh¡Que bien se siente este suéter que me hizo Tomoyo¡Esta tan calientito!…– Dijo entre sueños. Azoru y Tomoyo no pudieron evitar reírse. Tomoyo observó preocupada a Kero, todavía con las mejillas algo sonrosadas. Su mirada de bellos diamantes violetas encontró la de Azoru. Azoru miraba un tanto apenado a Tomoyo.
– Lo…Lo siento…– Dijo entre dientes.
– ¿Cómo?… ¿Cómo es que sabes de la existencia de Kero? – Preguntó la muñequita.
– ¿De Kero¿El guardián de las Cartas Clow? – Contestó, con tono que mostraba que estaba tomando más seguridad. – Es…Un secreto…
Azoru volvió a callar.
– ¿Un secreto?…– Tomoyo parecía extrañada de que Azoru supiera de la existencia de Kero. – ¿Cómo es eso?…
Azoru asintió lentamente con la cabeza. Luego, de forma silenciosa pero apresurada, rodeó la cama y se colocó frente a Tomoyo. Se sentó en el colchón, quedando uno frente al otro. Para sorpresa de Tomoyo, Azoru bajó la mirada.
– Se todo sobre él…El cómo lo se es una larga historia…–Dijo con voz serena. – Pero no te la puedo contar…
Azoru miró por la ventana. Tomoyo estaba aún más extrañada. Si bien Azoru parecía una persona muy abierta, cuando se serenaba y adquiría confianza, su forma de ser se volvía muy misteriosa y enigmática. Tomoyo lo observaba cautivada, a la vez que temerosa.
– ¿Pero cómo…? – Regreso la mirada. Azoru puso un dedo en su boca, callándola. Tomoyo no pudo evitar un sonrojo.
– Aunque me hagas mil preguntas, no te responderé…– Azoru le sonrió tiernamente, encerrando sus bellas gemas aguamarina celestial tras sus parpados.
Tomoyo no comprendía nada. Todo no tenía sentido. Ese joven, venido de tan lejos, de otro continente, cómo era posible que conociese de la existencia de Kero, si nunca lo había visto.
– ¡Pero si tu eres nuevo en la ciudad! – Dijo alzando la voz en media octava. – ¡Es la primera vez que visitas Japón¿Cómo es posible que…!
Azoru volvió a poner un dedo en su boca. Su mirada fue directamente a los ojos de la bella muñequita. Su mirada era serena y algo triste.
– No puedo decirte nada…– Azoru volvió a mirar la ventana. Se paró y dio unos pasos hasta llegar a la cortina. Con una mano movió un poco, para mirar al exterior. Tomoyo solo lo seguía con la vista. La expresión de su cara demostraba el valor que estaba tomando para seguir.
– ¡Es más¡Si Kero tiene más años que tú! – Tomoyo estaba excitada por lo que pasaba, no media sus pensamientos. – ¿Cómo es posible que conozcas toda su vida!…
Azoru miró seriamente a Tomoyo. Ya estaba preguntando demasiado. Se acercó caminando, mientras que ella lo enfrentaba con la mirada. De repente, Tomoyo sintió que la mirada de Azoru cambió. Ya no veía en sus ojos esa inocencia infantil, un tanto pícara y descarada, propias de su dueño, sino una mirada fría y calculadora. La mirada parecía que le iba a robar el alma a la dulce muñeca de porcelana en un respiro; una mirada con autoridad y firmeza. Sintió que un escalofrío le recorrió la espalda, pero por una extraña razón, no podía dejar de mirar a los ojos de Azoru. Intentó desviar la vista, pero los ojos del americano atraían los ojos violetas de Tomoyo, como un magneto. Intentó parpadear, pero sus músculos no respondían. Su mirada la absorbía completamente.
Azoru estaba cada vez más cerca y Tomoyo se sentía paralizada. Con un tanteo de la mano, alcanzó a subirse más a la cama, donde, palpando las sabanas, intentó cubrirse. Sin embargo, no podía quitarle la vista a Azoru, quien se había inclinado y ahora la miraba de frente. Se envolvió su cuerpo con las sábanas blancas. Sus ojos temblaban de la misma manera que sentía que temblaba su cuerpo. Azoru empezó a acercar su cara al rostro de Tomoyo. Tomoyo intentó alejarse, pero sentía que algo no solo la detenía, sino que la impulsaba hacia él. Su corazón empezó a palpitar acelerada y fuertemente. Trago saliva. Por alguna razón, sintió que su temperatura corporal empezó a subir. Sólo hasta que Azoru estaba muy cerca de ella, pudo cerrar los ojos, apretándolos fuertemente.
Cerró los ojos cuando sus labios tocaron los de Tomoyo. El beso fue dulcemente tranquilo y apacible. Tomoyo abrió los ojos de golpe al solo contacto de los labios del joven americano. Era su primer beso… ¡Su primer beso!…Había esperado tanto tiempo para que su primer beso fuese romántico… ¡Pero ese americano!…Bueno, pero¿Cómo sabía de Kero?…Pero si sabía¿entonces quién era?… ¿Quién era la persona que le estaba robando su primer beso!…Su mente estaba tan confundida, que por primera vez no sabía cómo reaccionar y ella…ella…Ella no sabía que hacer, lo estaba alucinando. Sintió que su rostro se coloró vivamente, hasta llegar al punto de casi emitir luz como un semáforo, mientras que la temperatura de su rostro subía como si fuese una olla de presión a punto de reventar. Fue entonces cuando despertó de su sueño. Miró la habitación, estaba vacía.5
Tocó sus labios¿había sido un sueño? Parecía tan real…La delicadeza con que la había besado, el sabor de su saliva, lo suaves de sus labios…Volteó y observó a Kero, quien yacía totalmente destapado y extendido boca arriba. Rió dulcemente.
Detrás de la gran puerta que separaba la habitación con lo demás, Azoru yacía apostado, mirando al suelo, mientras una sonrisa cautivadora, y una mirada soñadora, sembraban su rostro de galantes.
– Creo que le robe un beso a quien no debía…– Se sonrió a si mismo. – Pero…Si la hubiera dejado despierta, hubiera sido más arriesgado…
Volteó a mirar por el ventanal que se hallaba a l final de ese pasillo, que miraba justo a las afueras de la ciudad. Caminó hasta él.
De forma extraña, las nubes giraban pausadamente, bajando del cielo, hasta una colina alta, donde se podían observar destellos, como centellas, que provenientes de ella.
Resopló fuertemente. El eco de su resoplo resonó por todo el pasillo, invadido de oscuridad.
– Tengo algo que hacer, – Dijo, mientras observaba las grietas que recién se habían abierto en el muro, frente a él. – No quiero que nadie salga lastimado…
Y, con el eco de sus pasos resonando, caminó rumbo a la oscuridad, para perderse y ser engullido por ella, junto con el eco de sus pasos.
– ¿Oye Touya? – Dijo Nakuru, señalando en la penumbra a una persona. – ¿No es ese Yue?…
– ¡Eh! – Touya volteó rápidamente. – ¿Dices de Yukito?…
Ambos corrieron a donde efectivamente se hallaba Yukito, inconsciente.
– Parece muy lastimado…– Dijo Ruby, examinándolo. Yukito emitió un leve quejido cuando Ruby tocó su costado. – Parece que acaba de pelar…
Touya volteó hacia detrás de él.
– ¿Sucede algo? – Preguntó Ruby, mirando fijamente a Touya.
– Alguien viene. – Dijo, al momento k se echaba el hombro de Yukito en el suyo, para cargarlo. – Sígueme…
Ruby lo miró extrañada y lo siguió, hasta un corredor, cercano a donde estaban.
– No podemos derrotarlo si no hallamos antes el corazón de su fuerza…– Comentó Eriol por lo bajo. Sakura lo miró. Al instante, regresó la mirada al fiero ser que peleaba contra Shaoran, lanzando frenéticos latigazos con su cola de navaja contra el joven, quien los esquivaba ágilmente.
– ¡Shaoran, apártate! – Gritó Sakura, mientras sacaba una carta de sus bolsillos. De un ágil salto, Shaoran se hizo a un lado.
– Oh carta de mi estrella, ayúdanos a liberarnos de este ser temible…– Abrió los ojos. – ¡Fuego!
Una gran llamarada de fuego salió despedida de la Carta Sakura contra el dragón mágico. La quimera rugió e hizo salir de su boca un rayo de energía, que salió disparado en dirección de Sakura. Al chocar los dos poderes, se produjo una explosión muy fuerte.
– ¡Sakura! – Gritaron a coro Eriol y Shaoran, mientras Sakura desaparecía en la explosión. Su mirada estaba perdida en un punto del suelo.
El viento removió una gran parte de la nube de polvo, mostrando a Sakura un poco chamuscada por la energía de la explosión. Shaoran se acercó corriendo. Eriol le siguió tras suyo.
– ¡Sakura!… ¡Sakura! – Shaoran se acercó y se paro frente a ella. – ¿Estas bien?…
– Es muy fuerte…– Susurró Sakura.
Shaoran la miró extrañado. Sakura¿Se estaba rindiendo?…
– Si es fuerte, pero podremos derrotarlo…Juntos…
– Es que…– Sakura parecía confundida. – No entiendo… ¡No entiendo nada!…
Apretó los puños, en señal de desesperación.
– Esa cosa robó la mente de Yue…Y casi los mata a ustedes…– La lágrimas brotaron de sus ojos. – Y…
– ¿Y eso que importa, Sakura! – Gritó Shaoran, puso sus manos en los hombros de ella. – ¡Lo que realmente importa es que no nos vamos a rendir¡No vamos a darnos por vencidos ni a ser derrotados!…
Sakura alzó su rostro y miró con sus esmeraldas, envueltas en lágrimas, al joven Shaoran. Su expresión era de una niña que necesitaba consuelo. Shaoran la abrazó, apretándola contra su pecho
– Vamos Sakura, aun queda mucho que hacer…– Dijo Eriol, intentando darle ánimos. – No nos demos aún por vencidos…
Sakura volteó y le sonrió agradecida pro el apoyo que ambos le estaban dando.
– Gracias chicos…– Dijo entre lágrimas.
– ¡Yuki¡Despierta! – Gritaba Touya, mientras daba unas palmadas al rostro del inconsciente Yukito. Gritaba con voz quedita, intentando no llamar la atención.
El pasillo estaba sumido en la total oscuridad. No había luz eléctrica en toda la colonia, no solo en ella, sino en casi media ciudad. La tormenta resonaba lejana, cuyos rayos solamente rompían con su luz, que entraba por algunas ventanas y paredes, la oscuridad de la casa. Nakuru estaba agachada, observaba por la entrada del pasillo, mirando de reojo por la esquina de la desembocadura de este a la sala donde hubo una fiesta, por si alguien aparecía. Cerró los ojos un momento, y seguido miró un punto fijo en el techo. El aire se mezclaba con los olores de la comida, las velas aromáticas, la humedad del asfalto de la calle y la tierra humedecida por el agua. La noche, junto a la lluvia, había empezado a levantar una niebla fría que, aunada al frío ambiente que se sentía y la soledad aterradora de la casa, hacían estremecer un poco a la joven hada. Extrañaba una taza de chocolate caliente.
Dirigió la mirada a Touya.
– Creo que estabas equivocado… Dijiste que venía alguien…– Dijo con voz baja, casi como un murmullo. –… No viene nadie…
Touya la miró extrañado.
– ¿Equivocado yo! – Enarcó una ceja. – Bien sabes que ya comencé a sentir las presencias de las personas…Así que no estoy equivocado…
– Ya lo creo…– Dijo Ruby, con un tono burlón que solo conseguía molestar a Touya. – Si es cierto que ya comenzaste a sentir las presencias, pues creo que tienes un mal comienzo, te esta fallando…– Touya desvió la mirada molesto. Ruby sonrió altaneramente. – Además, si alguien viniese¡Yo! lo habría sabido. Olvidas que también puedo sentir las presencias¡Eh, así que yo sabría si alguien viene…
Yukito se movió un poco y emitió un quejido de dolor.
– ¡Yuki! – Touya gritó en voz callada. Yukito abrió los ojos con un gesto de dolor.
Ruby se acercó gateando.
– ¡Yue¿Te encuentras bien! – Dijo el hada muy exaltada.
– ¡Shhhh¡Que alguien nos oye! – Reprimió Tuoya. Ruby hizo una mueca de niña molesta.
Yukito se levantó un poco, apoyándose con una mano y la fuerza que poco a poco volvía a él, y tocó su frente. Touya y Ruby lo seguían con la vista.
– ¿Qué…¿Qué me paso?… – Acertó a decir, balbuceando un poco, en el momento en que se apoyaba en la pared.
– Lo mismo me gustaría saber…– Dijo el joven moreno.
– ¿Yue, estás lastimado?…– Pregunto Ruby, en sus ojos se reflejaba la preocupación de la joven hada.
– Mi cabeza…Me duele…– Dijo en el instante en el que se llevaba la mano a la frente. – Y no puedo recordar nada… ¿Dónde estamos?…
– Es la casa del muchacho amigo del mouns…Digo, Sakura al que vinieron a felicitar por su cumpleaños. – Explicó Touya. – Se supone que aquí hubo una fiesta…Pero algo más pasó…
– Por eso queremos saber qué fue lo que ocurrió aquí, – Terminó Ruby Moon. – Por que lo que vimos Touya y yo nos dejó muy impactados…
– ¿Qué vieron Touya y tú? – Dijo Yukito extrañado, dirigiéndole una mirada a ella de la misma forma.
Touya se sentó junto a el observando algún punto fijo en medio de la oscuridad.
– Es una larga historia…– Dijo el joven moreno.
– ¡Sakura¡Cuidado! – Grito Eriol. Sakura, se esquivó una gran bola de energía, expelida de la boca del Sello, la cual hizo explosión en el suelo, a lado de ella. Lo que quedó fue un cráter de mediana profundidad y una nube de polvo y arena.
El extraño ser abrió la boca y otra esfera de energía se empezó a formar de varios rayos dorados rápidamente.
– ¡Ahí va otra! – Gritó Shaoran.
– ¡Mi turno…! – Gritó Eriol, moviendo su báculo y empuñándolo contra el dragón. – ¡Esfera de Energía Oscura¡Ataca!
Una esfera, proveniente de rayos negros y violetas, se formó en la punta del báculo, y, tomando el tamaño de una pelota de baloncesto, salió expedida rápidamente contra el monstruo, el cual, cerró la boca, desapareciendo la energía, para moverse y poder esquivar el ataque.
Dio unos cuantos pasos hacia atrás y a un lado tan rápidamente, que parecía que pese a su voluptuoso cuerpo, parecía no estorbarle para moverse con agilidad digna de un atleta. La esfera hizo estalló detrás del monstruo, sin haberle hecho el más mínimo daño.
– ¡Ya verás! – Bufó la bestia.
El Sello movió su cola rápidamente, dándole un gran golpe a Eriol, arrojándolo contra un árbol detrás de el, el cual se quebró cuando Eriol lo golpeó duramente contra la espalda. La cara de Eriol mostraba una muy notable mueca de dolor.
– ¡Eriol! – Gritó Shaoran, corriendo a su lado.
– ¡Eriol! – Gritó Sakura. Y justo en el momento en el que iba a comenzar a correr para estar a lado de su amigo, otra embestida de la cola de la bestia la detuvo en seco, obligándole a frenar de golpe y saltarla, haciendo gracia de su agilidad gimnástica, para esquivarla.
– ¡Tontos seres debiluchos! – Gruñó la bestia. – ¿Con esas tontas intentonas absurdas de magia intentan derrotarme!…¡Les mostraré que es el verdadero poder!…
En ese momento, es irguió para quedar en sus dos extremidades inferiores, y emitió un gran rugido.
– ¿Qué esta haciendo! – Dijo Shaoran. Sakura, aprovechando que el Sello se había distraído, corrió de nuevo a lado de su amigo.
– ¡Eriol¿Cómo estas! – Gritó Sakura, arrodillándose junto a él. Lagrimas de preocupación se empezaban a asomar pos sus párpados.
– ¡Ahhh! – Exclamó Eriol cuando Shaoran lo acomodó para recargarlo en lo que quedaba del árbol.
– Creo que se lastimó seriamente la espalda…– Dijo Shaoran.
– ¿Crees que podrá caminar! – Dijo Sakura, dirigiendo sus dos esmeraldas al joven. Shaoran la miro, volvió a observar a Eriol que expresaba otra mueca de dolor, y le dirigió una mirada que, más que de consuelo, era para hacer in intento de tranquilizar a Sakura.
– Esperemos que si…– Contestó. Sabía que, aunque no eran palabras para hacer que Sakura no se preocupara, era la verdad.
Sakura miró preocupada a Eriol. En ese momento la bestia emitió un gran resplandor plateado y otro rugido aún más fuerte. Sakura observó a la bestia.
– ¡Shaoran¡Mira! – Expresó Sakura señalando a la cabeza de la bestia. Shaoran se quedo impresionado con lo que vio.
De donde había estado la figura de diamante, un gran cuerno empezó a crecer hacia arriba, a manera de antena., mientras emitía un gran resplandor plateado. Justo cuando dejó de crecer. Un gran rayo cayó sobre la bestia, cargando el cuerno eléctricamente.
– ¿Qué es eso! – Gritó Shaoran.
– ¡E-Es un cuerno d-de energía! – Dijo Eriol, intentado reincorporarse.
– ¡No¡No te levantes Eriol! – Dijo Sakura. – Estas gravemente herido…
– ¡T-Tenemos que ha-hacer algo! – Decía Eriol con gran esfuerzo. – ¡O si n-no, es-estaremos perd-didos!…
¡RRRRROOOOOOOOOAAAAARRRRRR!
Un gran rugido cortó el aire. Los tres voltearon a ver a la gran bestia.
El cuerno empezó a brillar con un fulgor blanco que parecía que lo llenaba desde dentro suyo, y, como proviniendo del mismo lugar, resplandecía con un fulgor violeta. Los ojos de la bestia parecían dos carbonos al rojo vivo.
– ¡Legó su hora, escoria humana! – Bufó fieramente la bestia. – ¡Ahora que he alcanzado mi máximo poder, nada podrá detenerme¡NADA¡Jajajaja!
¡NADA!
CONTINUARÁ…
REVIEWS!
Después de unas largas vacaciones (y si k fueron largas nnU) he regresado! XD jajajajajaja (Todos: uuU y este k trae?) espero k les guste este capítulo, puesto que lo estuve revisando muuuuy minuciosamente y estuve editando muchas cosas, para que quedara de la mejor manera nn
Ahhh! antes d que lo olvide! Espero pronto subir la continuación del fic nn espero k estén atentos, pues prometo k será mejor k ninguna otra nn
Bueno se cuidan! Muchos besos y abrazos a todos mis amigos más cercanos, y no olviden mandarme reviews nn los estaré esperando…
Su amigo: ArCAnGeL
Notas:
1 Traducción: Palabra compuesta, ictiana, que se forma de "Grouth", que significa "Congelar" o "Congelación" y "Drask", "Cristal". El ataque es usado por los ictianos con poderes principalmente para defensa personal y escape, y se basa en paralizar al cuerpo del oponente, suspendiendo sus funciones motoras, digestivas, de voz, etc., sin suspender las funciones principales (según los ictianos) como son respiración, cardiaca, nerviosas (las que no implican moverse, salvo en el caso de las respiratorias), visual y mental.
2 Nota: Lo que dice Yue está en cursivas, lo que dice Yukito no lo esta. Ambos están en letra negrita, para diferenciarlos del maligno Yue.
3 Traducción: Significa "Circulo Sombrío"; nótese que "Darkos" y "Dractar" provienen de la misma cosa: "Algo oscuro o Sombrío".
4 Nota del Autor: ¡Vaya lugares donde se dan sus primeros besos! ..nnU
5 Repito, vaya lugares donde se besan ..ooU
