CAPITULO 2

Si, él era mi única familia- dijo Aioria bajando la cabeza con una expresión de tristeza que conmovía al chico con quien se encontraba charlando.

El chico de cabellos agua marina se levanto de su asiento, acercándose a Aioria hasta que quedaron cara a cara tan cerca uno del otro, que hizo que Aioria se acercára a los labios del chico que eran rojos como la sangre ese rojo que lo seducía y lo hipnotizaba.

no sé por que, pero no me gusta que estés triste- dijo el chico mientras lo abrazaba por la cintura y su cabeza se acomodaba en el pecho de Aioria; al principio su abrazo era tímido y suave que con cada segundo era mas fuerte y fijo a Aioria, el chico estaba aferrado a él, ese abrazo era tan profundo que lo dejó inmóvil. El chico levantó su mirada la cual quedó fija en los ojos azules de Aioria.- por favor sigue contando esa historia- dijo el chico con una voz tan linda que hacía que Aioria se pusiera nervioso, el chico se dio cuenta que a Aioria le estaban temblando las manos, que decidió alejarse de él temerosamente, se acerco a la silla en la que estaba hace unos momentos estaba sentado en ella- perdón la interrupción- dijo el chico mientras posaba su lindo trasero sobre la silla.

Aioria entendió, respiró profundamente.

Como te estaba diciendo, ese día me sentía muy mal emocionalmente y decidí ir a la playa, que cundo iba mi mente se perdía en el azul del mar, con sus olas blancas y pasivas, q brillaban cundo la luz del sol las acariciaba.

Cuando llegue a la playa decidí sentarme en la arena q era suave a mi piel, donde se podía admirar al mar, me perdí observando sus olas, que a la ves la brisa acariciaba mi rostro, mientras yo observaba una pelota playera, me pegó en mi espalda, cuando tome a la pelota con mis manos, un chico se acercaba a mi, era Afrodita- me podrías dar mi pelota- me dijo con una timidez que casi no se escuchaba, yo se la di – toma- le dije

El era 2 años mas grande que yo, se me hizo un poco infantil q el jugara con aquella pelota, q tenia dibujitos de ositos.

-aioria... porque estas triste?- me preguntó mientras se sentaba, a mi lado derecho.

Nada- dije volteando mi cara hacia el mar

Se fue acercando a mi, me incomodaba q ya se acercara de esa forma,que sin pensarlo me abrazó.

Yo no me pude mover cundo me dio aquel abrazo inesperado y firme, me sentí extraño ya que casi no nos hablábamos y mucho menos era mi amigo.

Porque me abrasas?- le pregunte mientras mi cuerpo seguía inmóvil, ante ese abrazo firme, q a la ves era tierno.

Cuéntame, q es lo q te pasa, yo sola mente te escuchare y no te juzgaré- me dijo mientras sus brazos dejaban mi cuerpo inmóvil.

No sé porque Afrodita me hacía sentir seguro junto a el, q no temí en contarle todo lo q había sucedido.

El escuchó atento a cada palabra q salía de mi boca, y desde ese día empezamos a tratarnos más, el me contó todos sus sueños, el quería obtener la armadura dorada de piscis, teníamos tantas cosas en común, que empezamos a reunirnos más y así con el paso del tiempo nos hicimos amigos.

Un día fue a mi casa para visitarme, yo no me di cuenta q había dejado la puerta abierta de la entrada de la casa, el entró mientras me daba un baño, él silencioso caminó hacia donde yo me encontraba dándome un lindo y refrescante baño, abrió la puerta cuidadosamente que yo no me dí cuenta q la había abierto, entró, con sus manos tomó la cortina de la regadera, la jaló hacia un lado, me vio desnudo de espaldas, caminó hacia mi y me abrazó, me espante, cuando lo hizo que me caí de sentón, el se rió de mi

-es una broma-me dijo mientras se reía de la forma en q me caí

-que te pasa? Estas loco? Como se te ocurre verme desnudo?- le conteste enojado mientras me levantaba del suelo, el no dejaba de mirar mi miembro, eso hizo q me sintiera un poco incomodo, y él se dio cuenta que no me agradaba mucho la forma en que me miraba y se retiro del baño.