Acto 18
Realmente no es que tuviera muchos años ejerciendo el cargo que ahora tenía, pero si era la primera vez que un asesinato le causaba tal impresión.
Tal vez porque en ese caso eran demasiadas las piezas del rompecabezas que no le terminaban por encajar; aunque una parte de él le decía que tenía ese sentir por tratarse de alguien conocido la victima... y por que ese conocido tenia una relación demasiada estrecha con él.
Aún no le podía pasar por la cabeza que su prima estuviera muerta...
Había seguido el procedimiento de rutina al encontrar el cuerpo... pero le extrañaba los signos de evidente violencia física sobre su cuerpo, y aún no estaba demasiado conforme con el resultado final tan repentino que le habían obligado a dar sus superiores. Si... él también conocía a su prima aunque no fueran tan cercanos... y tenía la certeza de que si esta hubiera tenido otro amor primero habría abandonado a su esposo que tener un idilio amoroso a escondidas. Ella era de esas personas que no escondían sus sentimientos o pensamientos.
Y fue cuando hizo algo que aún no estaba del todo aceptado durante el proceso de un asesinato... tomo fotos del cuerpo de su prima para que no se le pasara ningún detalle, claro que a escondidas hizo eso. Él no dejaría aquel caso como uno más sin concluir, sea quien fuera el asesino no se le iría... él lo atraparía.
Milliardo se encontraba observando las fotografías. Sabía que había algo... algo que le diera una pista más... pero no encontraba el que. Su puerta se abrió de golpe cuando entro el joven rubio evidentemente molesto.
-¡Un crimen pasional!... ¿eso es toda explicación que se dignaran a darme?...- grito en cuanto entro.
-Se que no estas de acuerdo con eso...-
-¿! Como voy a estarlo!... Demando que lleguen al verdadero culpable... esto fue un asesinato a sangre fría… una violación.- dijo la ultima palabra cerrando fuertemente los puños así como apretando sus dientes –y no permitiré que solo digan que ella me engañaba. Por que no era así...-
-Me ordenaron cerrar el caso.- confeso Milliardo antes de que Quatre le diera oportunidad de decirle que aunque el caso estuviera cerrado el seguiría investigando.
-¡Bien! Como veo que la policía local es tan... incompente, yo mismo contrataré a alguien que de con el maldito asesino...- aseguro Quatre saliendo del despacho, Milliardo suspiro y se recargo en la silla mientras tomaba de nuevo las fotos... por mucho que se lo ordenaran no cerraría el caso, o al menos lo dejaría como caso no resuelto para ver si la persona que contrataba Quatre daba con la verdad, y él estaría gustoso de ayudar en lo que fuera.
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El que Duo estuviera en la casa preguntándole si había comido, que si estaba bien o que si necesitaba algo ya se le había hecho costumbre prácticamente. En parte le agradecía en el alma al joven que se preocupara de tal manera por él, y que ni él ni su esposo lo dejaran solo (aunque en ocasiones lo deseara). A veces necesitaba estar completamente solo.
Ya habían pasado alrededor de cuatro meses desde la muerte de su amada Dorothy, cuatro meses que la verdad para él habían sido casi el mismo infierno. Siempre que perdía las fuerzas pensaba en una cosa… Mariana… ella lo necesitaba.
Así que sí, estaba muy agradecido con el matrimonio Yuy por no dejarlo solo. Pero también ya estaba perdiendo la paciencia.
Su trabajo además de su propia hija habían sido un escape temporal a la realidad que se negaba a aceptar por completo. Era tonto... pero la esperanza es lo que siempre prevalece ante cualquier situación, aún si esta esperanza es totalmente una alusión a algo imposible... a un sueño. Si... su corazón deseaba con todo el alma que Dorothy volviera aunque su mente le decía que eso era algo imposible de que sucediera. Ah, pero también su mente era traicionera en momentos pues ella le sumergía en recuerdos y más recuerdos de Dorothy.
-Quatre...- lo llamo Duo, el chico rubio se sonrió, desde hacia meses que Duo usaba ese tono de voz, un tono de preocupación mezclado con el enojo. –Hoy tampoco vas a desayunar...- dijo mas bien afirmándolo, ya no lo preguntaba conocía de antemano la respuesta que le daría su amigo.
-No, tengo que ir de inmediato al despacho, pero allá desayunare algo...- le contesto mientas salía rápidamente del comedor para evitar ver la mirada de reproche de Duo, seguida de la regañina del chico quien buscaba apoyo en su esposo, más Heero solo suspiraba y miraba a Quatre, él sabia lo que le quería decir Heero en esa mirada "él sólo lo hace por que se preocupa y te quiere", así que mejor evitar esa rutina del desayuno saliendo lo más rápido que podía de la casa, a ahogarse de trabajo para evitar pensar. Que desayunaría algo era una mentira, el apetito simplemente se le había ido, a veces comía solo por se recordaba a él mismo que lo tenia que hacer pues era una función básica para seguir viviendo... pero de nuevo su mente lo traicionaba en esos momentos, por que después de todo ¿para que seguir viviendo sin Dorothy?
Cuando salió del despacho le dolía la cabeza más que nunca, no era raro considerando que había descuidado demasiado su propia salud. Sonrió al pensar que Duo le regañaría, era algo simpático ver como Duo tomaba una actitud paternal (y maternal también para que negarlo) hacia él. Y pese a que el chico había insistido que estaría bien solo y que deberían regresar a la Hacienda, Duo no quiso. De eso ya más de tres meses, en parte sentía algo de pena de ser el culpable de que Heero se la pasara viajando de la Hacienda del Guadiana al pueblo cada semana. Pero por más que había insistido, Duo no lo había querido dejar solo. El chico se la pasaba de su propia casa a la suya... lo bueno es que quedaban cerca.
Al llegar a casa y entrar en la pacifica sala vio un arreglo de flores, frunció el entrecejo aunque después considero la idea de que eran flores enviadas por condolencia hacia la perdida de Dorothy de alguien quien se había enterado muy después. Debía admitirlo era un hermoso arreglo de flores blancas y amarillas, se acerco pues vio en el un tarjeta, apenas la había tomado en sus manos cuando entro la nana con Mariana en brazos, dejó a un lado la tarjeta para abrazar a su hija, olvidándose de leerla, eso podía esperar.
Por la tarde llego Duo quien se extraño de ver el arreglo, -¿Y esto, Quatre?- preguntó tomando la tarjeta.
-Lo mandaron... para- le iba a contestar pero antes de terminar lo interrumpió Duo.
-Para ti...- dijo mientras su vista sorprendida pasada de la tarjeta a Quatre.
-¿Qué?- dijo más que extrañado, se levanto con rapidez del sofá y con la misma rapidez tomo la tarjeta, la leyó más de dos veces no pudiendo creer lo que decía.
"Para Quatre, mi pequeño ángel.
Con todo mi amor sincero T.B."
La cara de Quatre pasó por todas las fases del rosa hasta el rojo cuando comprendió que quería decir esa tarjeta acompañada de las flores.
-Tienes admirador secreto- dijo con una sonrisa de alegría Duo.
Quatre miro a Duo y parpadeo un par de veces, para después contestar mientras arrugaba la tarjeta y la tiraba –No estoy para esas cosas...-
Pensó que olvidándose del asunto de la tarjeta, y del hecho que no tuviera un remitente claro seria suficiente para que no volviera a pasar, pero estaba muy equivocado pues al día siguiente un adorno de rosas de un rosa pálido acompañaban al otro, y de nuevo la tarjeta firmada solo con unas iniciales.
Mas lo del arreglo no se limito a dos días. Durante dos semanas siguió llegando un arreglo diario... siempre con una tarjeta con algún pensamiento y firmada con solo las iniciales, lo único que cambiaba eran el tipo de flores y su color... la última semana habían sido rosa rojas. Y él le hacia siempre lo mismo a cada tarjeta, la arrugaba y la tiraba, no le podía hacer lo mismo a las flores pues ellas que culpan tenían de ser un regalo no querido, así que pues esas las conservaba.
Duo estaba fascinado ante la idea de que alguien estuviera cortejando a Quatre, pensaba que tal vez eso le haría pensar en algo más que la añoranza por Dorothy. Más también estaba demasiado curioso. ¿Quien seria el admirador secreto? Tomo del suelo la arrugada y más reciente tarjeta. T.B., si se ponía a pensar... –Solo hay una familia con un apellido que comienza con b en este pueblo- dijo en voz alta –pero los Barton se mudaron hace mucho tiempo...-
-La hija mayor volvió a mudarse aquí- comentó Heero a Duo al escuchar el apellido de su amigo.
-Pero… ella no puede estar enviando las flores aquí dice T.B- y entonces abrió los ojos y miro a Heero, este también había comprendido del por que la reacción de Duo y estaba igual (o incluso más) sorprendido que su esposo.
-¡Trowa!- dijo Duo señalando la tarjeta... – ¡Él envía las flores!-
Heero frunció el entrecejo, no por que estuviera enojado del hecho de que Trowa estuviera enamorado, estaba enojado por que Trowa no le había comentado nada, se había guardado todo en secreto, más sin embargo pronto comprendió la razón por la que tal vez Trowa había callado.
-Me pregunto si Quatre ya se habrá dado cuenta también como nosotros.-
Claro que Quatre se había dado cuenta, desde la primera tarjeta. Es decir, no era ningún tonto y había sacado las mismas deducciones que Duo de inmediato. Y pese a que sentía un poco de timidez por el simple hecho de que alguien lo cortejara, nunca en la vida nadie lo había hecho, y nunca en la vida se imagino que alguien lo fuera a hacer, también sentía algo de molestia... no hacia mucho que el había enviudado y sin embargo el joven Barton se atrevía a..., ante esos pensamientos su cara se ponía roja y la sentía arder... él debía de pensar en su hija y en nada más... además… su corazón solo podría amar a Dorothy, por que sin ella ya nada en su vida era igual... él ya no podría volver a amar a nadie más. Le daría solo un día más al joven Barton para que cesara con su ataque de regalos... si no lo hacia se vería obligado a tomar cartas en el asunto.
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Según su plan todo estaba saliendo a las mil maravillas, sin duda era muy buena haciendo notas de amor, y que la florería le llevara primero a ella el arreglo floral para darle el visto bueno también había contribuido mucho a la causa.
Después de haber aprobado el hermoso arreglo de rosas rojas combinadas con orquídeas de un tono púrpura suave que esa tarde había sido el elegido, había trazado con finas letras una breve nota con un pensamiento y había firmado como todas las anteriores ocasiones... las simples iniciales de Trowa, pues creía que falsificar la firma de su hermano menor seria llegar demasiado lejos.
Claro que la definición de demasiado lejos de Catherine no era lo que su hermano en el remoto caso de que se llegara a enterar (por que lo haría tarde que temprano eso lo sabia Catherine) consideraría la adecuada.
Era una gran suerte en verdad que Heero hubiera mantenido ocupado a Trowa durante el último mes allá en el pueblo del Guadiana, claro que Catherine nunca pensó que la suerte le llegaría hasta ese momento. Por que justo cuando el empleado de la floristería sacaba el famoso arreglo de la sala su hermano iba entrando.
Trowa frunció el ceño extrañado, su primer pensamiento al ver las flores bellamente arregladas fue que tal vez alguien se las había enviado a Catherine y esta las devolvía pues al ser una mujer casada no las podía aceptar, para quitarse esa duda tomo la tarjeta, fue cuando vio que Catherine palidecía, lo que lo llevo a pensar que estaba en lo correcto.
Sonrió mientras desdoblaba la tarjeta –Vaya hermanita, ya era hora de que te consiguieras a alguien mejor que ese marido tu...- Trowa no podía creer lo que estaba leyendo... –CATHERINE!-
-Trowa...- trato de calmar a su hermano mientras ponía de intermedio entre ella y su muy furioso hermano al sillón –deja que te explique mi brillante plan... –
-¿Brillante plan?...! ¿Me vas a decir que estabas pensando al quererle mandar esta nota!-
-Bueno, esa nota acompaña al arreglo que es uno de los tantos que ya he mandado...- dijo tratando de hacerle entender su plan, pero veía como su hermano se acercaba a ella con el rostro desencajado del enojo. –no me hagas nada que soy la madre de tus sobrinos! -grito cuando vio que Trowa se acerco a ella demasiado.
-¡Explícame esto!- dijo blandiendo delante de él la pequeña tarjeta.
-Es la nota... que acompaña al arreglo- dijo con voz algo temerosa, si bien era cierto que Trowa casi siempre era calmado y un pan de Dios… excepto cuando se le hacia enojar... como se veía en esta ocasión.
-Si… pero dime… ¿por que rayos va dirigida al señor Winner y va firmada con mis iniciales?- pregunto sin dejar de poner esa sonrisa forzada.
-Pues por que... por que...- ¡diablos!... todo el plan sonaba a la perfección en su cabeza pero la mirada inquisidora de Trowa la hacia que se le olvidara –por que el que sea un hombre no le tiene que quitar lo romántico al asunto...-
-Te dije que diéramos por terminado este asunto... ¡por Dios Catherine! ¡!Él aun esta en duelo!... ¡!¿qué no conoces nada del protocolo!- gritó Trowa tirando la tarjeta al suelo mientras daba media vuelta pera evitar que Catherine viera su cara, y es que de enojo paso a angustiado. Gracias a su hermanita ahora Quatre seguramente ya sabia de sus sentimientos por él, y lo peor, lo peor de todo es que ni siquiera sabia que demonios había puesto su hermana en las anteriores tarjetas, paso su mano por la cabeza apartando algo de su cabello y paso saliva.
-Considere que dado que en el protocolo tampoco es bien visto que un hombre corteje a otro… no importaría que lo hicieras unos meses después… además… el duelo de esa familia ya terminó...-
-Catherine, Catherine... ¡Catherine!- dijo Trowa mientras tomaba de los brazos a su hermana -¿sabes lo que me has hecho?-
Su hermana se sorprendió al ver la cara de evidente angustia de su hermano –Si... te he ayudado... tú nunca hubieras aceptado decirle al joven Winner tus sentimientos... y al que no habla Dios no lo escucha hermanito... ¿que hubieras preferido?... ¿seguir sufriendo en silencio como te he visto hacerlo estos meses?...- contesto sinceramente.
-Prefiero sufrir en silencio que sufrir al ver su cara de... lastima – pero se callo... ¿qué tan difícil era para su hermana el comprender que aquel era un asunto delicado y no debía de ser tomado tan a la ligera como ella lo había tomado? –él no me corresponderá Catherine-
-Eso tú no lo sabes... por eso... déjame mandar el arreglo- dijo mientras agarraba la tarjeta del suelo y la volvía a colocar en el arreglo que sujetaba el chico que había ido a llevarlo... se había quedado ahí... Catherine solo sonrió indicando con ese simple gesto que toda aquella discusión no debía salir de aquella sala ni de los labios del repartidor.
Trowa solo se llevo la mano a la cabeza pasándola por el cabello, su hermana si que se la había hecho esta vez. De pronto la boca le sabia amargo... y necesitaba sentarse urgentemente.
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-Mi paciencia se acabo- murmuro Quatre tomando la tarjeta y echándosela al bolsillo. Era el veintavo arreglo de flores que llegaba a la casa, y en definitiva seria el último, tenía que hablar seriamente con el joven Barton, aclararle que él... él le pertenecería para siempre solo a Dorothy.
Aparte que… bueno, entendía los de las flores... lo que no pudo entender era por que el arreglo había llegado con una cajita y dentro de esta una bella muñeca de porcelana... es decir... pensó Quatre mientras en la cara se dibujaba su molestia, no entendía hasta donde quería llegar el joven Barton con todo eso.
Así que, bajando del coche se paro frente a la puerta, y recogiendo todo el aire que pudo en sus pulmones para permanecer calmado a la situación, toco a la casa de la familia Barton.
Basta decir que Trowa sintió que el alma le llegaba a los pies cuando escucho a la sirvienta anunciar al señor Winner, sabia que eso pasaría. Solo esperaba hacerle entender a este que todo había sido obra de su hermana y que él apenas se había enterado. Claro que ni a él esa excusa le convencía... ¡pero era la verdad!... aunque también algo dentro de él le decía que no debió dejar a Catherine mandar el arreglo de hoy y detenerla de inmediato.
Y si antes sintió que el alma se le iba a los pies, sintió que el alma se le salía del cuerpo cuando observo el semblante serio de Quatre al llegar a la sala, Trowa solo atino a pararse del sillón mientras pasaba saliva... y ahí iba... el momento de la verdad. Más apenas había abierto la boca cuando Quatre comenzó a hablar.
-Solo quiero que me escuche cinco minutos señor Barton.- dijo tomando de nueva cuenta aire y sin quitarle la mirada de encima. -Me honra que usted... bueno... me haya mandado todos esos...- dijo mientras sus mejillas se teñían de un leve rojo -regalos... más... debo decirle... que me pareció muy inapropiado... y no... no por que usted sea un hombre...- aclaro al ver que Trowa de nueva cuenta abría la boca.
-Yo conozco a una pareja la cual los dos son hombres y se quieren mucho y no le veo nada de malo a eso...- le explico Quatre -más sin embargo debo decirle que... yo jamás entregaré mi corazón de nuevo... por que... mi corazón fue enterrado junto al cuerpo de mi esposa... y ella... ella tendrá siempre mi amor eterno...- le dijo sintiendo que se le quebraba la voz pero manteniendo esa postura que había puesto desde el inicio de la conversación.
Trowa sonrió mientras cerraba los ojos, -Entiendo.- contesto acercándose a Quatre -y lamento mucho si le llegaron a molestar esos obsequios señor Winner... más sin embargo... y ya que fue mi hermana quien comenzó ese bombardeo de flores, debo decirle yo, con mis propias palabras lo que siento por usted.-
Quatre se había esperado una contestación de parte del joven Barton, mas nunca se espero que fuera una tan... calmada... incluso pareciera que a Trowa no le importaba las palabras antes dichas por él.
-Sé que podría sonar trillado, cursi... e incluso poco creíble decirle que me enamore de usted a primera vista... en cuanto le vi a los ojos... supe la maravillosa persona que era... y en cuanto me dio la mano mi cuerpo se estremeció por que sabia seria la única oportunidad que tendría de tocarle...- el cuerpo de Trowa inconscientemente se acercaba al de Quatre, quien solo pudo dar un paso hacia atrás antes de quedarse de piedra escuchando atento, y un poco avergonzado las palabras del joven ojiverde.
-Basta...- Quatre endureció la mirada y la voz –déjese de tonterías... le advierto que mi paciencia tiene un limite muy pequeño-
-Y este mi amor, demasiado grande... lo quise guardar, ocultar... por que... yo supe desde un principio que solo seria un sueño para mi... por tu familia... pero ahora...-
-¿Ahora?... por favor... no trate de llegar y convertirse en el príncipe azul... por que no necesito ninguno...-
-No... no quiero eso… y si me lo pides...-
Pero una vez más Quatre le impidió continuar. –Espero que ya entienda que por muy lindo que sean sus sentimientos por mi, no puedo corresponderle... pues yo ya no podré entregarle mi amor a nadie más, sea un hombre o mujer, por lo que le pido que por favor deje de mandarme todos esos re...- pero esta vez fue el turno de Trowa de callar a Quatre, pero sin decir nada.
Quatre ni siquiera se había percatado de que Trowa estaba a una distancia muy corta de él... y ni que decir que ni vio venir que el chico ojiverde se agachaba hacia él y tomaba sus labios con ternura... incluso pudo percibir algo de miedo al contacto de los labios.
Su mano se acerco a la blanca mejilla del rubio queriendo tocarla, mas tuvo miedo y la indecisión hizo que solo los dedos de su mano rozaran la cara de Quatre. Para el joven Barton ese beso duraría muy poco, pues Quatre apretó el puño, tensando sus nudillos por completo, para después pegarle duro en el costado del rostro a Trowa.
-¿¡Como diablos se atreve?-
Trowa se espero que Quatre hiciera el más mínimo gesto de limpiarse aquel beso, pero el rubio no lo hizo, su cara estaba totalmente roja, de la ira seguramente, pensó Trowa al ver también la expresión del rostro del señor Winner.
-Espero que entienda... ¡déjeme en paz!...- el rostro de Quatre mostraba lo furioso que estaba, más sin embargo, él mismo impedía que su cuerpo mostrara una desesperación que no podía... no podía dejar mostrar ni el más mínimo signo de debilidad... se quebraría de inmediato si eso pasaba. Si su cuerpo derramaba una sola lagrima todas aquellas que se había guardado por la muerte de Dorothy también saldrían... todo el dolor encerrado en su corazón saldría... dejándolo con un sentimiento de soledad más grande que el que ya lo acompañaba.
El joven administrador se llevo la mano a la mejilla para después sonreír de una manera triste -Ese golpe no podrá borrar el beso que te di... ni las palabras antes dichas... ni mucho menos mis sentimientos por ti- y lo miro con esos ojos esmeralda... lo miro de tal forma que de nuevo Quatre sintió paralizarse.
-Déjese de juegos...- murmuro dándose la vuelta para salir de esa casa –y no quiero que siga mandándome nada... simplemente olvídese de mi – y así sin más salio de la casa Barton, y subió a su coche.
Trowa rió... rió irónico mientras una lagrima caía en su mejilla… pero era cierto... nada... nada podría borrar el amor que sentía por el de ojos aqua. Un amor que él mismo había querido mandar al olvido sin lograrlo. Un amor que encerró solo provocando que este creciera más y más fuerte… un amor que sabia… solo lastimaría a él... al ángel rubio...
Sintió unos brazos abrazarlo por su espalda... se dio la vuelta cayendo de rodillas abrazado a la cintura de su hermana que le acariciaba la cabeza... –Trowa perdón... fue mi culpa...- le pedía perdón su hermana mayor.
-No... tú solo hiciste que algo que era inevitable pasara. Por eso quería callar mi amor por él, Catherine... por que al saberlo él me odiaría- dijo pasando saliva, pero el nudo en su garganta no desaparecía. –todo por evitar esto...- se levanto secando sus propias lagrimas, no podía con sus veintidós años seguir actuando como un niño... llorando a mares en los brazos de su hermana, Catherine lo miro con pena... ella estaba segura que... Dios mío... lo que le había hecho a su hermano.
El joven Barton se sentó en el pequeño sillón pegado a la ventana, colocando un pie sobre el sillón y mirando hacia un punto indefinido en el paisaje de afuera –Aunque...- sí... había podido sentir el estremecimiento de Quatre al besarlo... había podido sentir aunque fuera por un milisegundo como Quatre se había acercado más... y por último había sentido como el corazón de este latía de forma acelerada al contacto de sus cuerpos –pudiera ser que no todo esta perdido- declaró con una frágil sonrisa asomándose en su rostro.
La cara de Catherine reflejo que no había entendido lo dicho por Trowa -¿Tro...- hizo el ademán de acercarse a él pero este la asusto, pues de un salto se levanto, con una nueva energía y una sonrisa renovada.
-Catherine... habías dicho que mandabas un arreglo diario ¿verdad?-
-Si... pero ahora mismo mando una nota para...- realmente estaba preocupada por el cambio tan repentino de humor de Trowa, quien hacia solo cinco minutos parecía que el mundo se había terminado... y ahora estaba tan... feliz.
-Para que ahora sean tres arreglos...- termino la oración por ella.
-¿Qué?- pregunto su hermana con un chillido de sorpresa, pero también de emoción.
-Y me dirás cuales son tus chocolates favoritos, esos que siempre andas comiendo y diciendo que son una probadita de cielo... pero... esta vez yo escribiré las notas- murmuro sin dejar sonreír, Trowa... si... la esperanza muere al último y además... los Barton eran conocidos por no dejarse vencer y luchar hasta la ultima batalla... además.. en la guerra y en el amor todo se vale.
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-Quatre... ¿te sientes mal ?.. vienes todo rojo...- pregunto Duo mientras veía como Quatre con la vista perdida y mano sobre sus labios se había recargado en la puerta después de cerrarla, el chico rubio dio un respingo al escuchar la voz de Duo que lo sacaba de sus pensamientos.
Se sentía raro... apenado... avergonzado... por un minuto, él se dio cuenta, su cuerpo se había acercado al de Trowa... sonrió... tal vez era que nunca había tenido contacto de ningún tipo más que con Dorothy... tal vez su cuerpo estaba curioso al sentir algo nuevo.. pero ¡no!... eso era tan... impropio... vergonzoso... él podía controlar su cuerpo... él podía controlar sus sentimientos... lo sabía... lo había hecho desde que murió ella... ¿o no había encerrado toda su tristeza en su corazón? ¿esta no lo iba consumiendo poco a poco por no dejarla salir?... y ahora... no dejaría que ni Trowa Barton, ni nadie permitiera que esa oscuridad saliera de su pecho... del fondo de su alma y corazón.
-Estoy bien, Duo- contesto con una sonrisa fingida.
-¡Te dije que te ibas a enfermar por no comer bien!- le dijo Duo empujándolo para que subiera las escaleras, si se sentía mal lo mejor era que durmiera un poco –cuando llegue Heero le diré que te cheque.-
-No Duo... lo que deberías hacer es ya regresar a casa. – más después se arrepintió de haberlo dicho de esa forma, pues Duo ya le daba una cara que le hacia arrepentirse de haber abierto la boca –No es que no me guste tenerte aquí, si no que el pobre de tu marido anda de arriba abajo por mi culpa y...-
-Y nada... Heero me dijo que estaba bien...- sonrió calmado Duo –además, ¿pretendes que me vaya sin saber quien es tu admiradora secreta?-
Quatre esbozo una sonrisa –Admirador secreto... y ya no llegarán más flores o muñecas... ni nada...- suspiro – fui a hablar con él... y no hagas como si te sorprende por que estoy tan seguro que ya sabias que era Trowa Barton quien enviaba las flores- añadió frunciendo el ceño y entrando a la recamara.
-Eh pues...- por suerte la campana indicando que alguien había llegado salvo a Duo de dar una explicación –ah... ya llego Heero.- y bajo las escaleras tan rápido como lo que ese vestido le dejo.
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Más de una semana había pasado, y se podía notar que Trowa no había entendido el mensaje de dejarle de mandar cosas al empresario Winner, pues ahora la habitación principal de la casa Winner se encontraba llena de elegantes arreglos florales, de cajas de chocolate y demás detalles que no habían parado de llegar; al entrar Duo, lo único que pudo hacer Quatre fue sonrojarse y bajar la mirada. -Tengo... tengo que hacerle entender que ya deje de hacer eso...- el chico no podía ocultar su cara roja con nada.
-¿Todo esto te lo ha mandado él?- pregunto sonriendo gentilmente, seguramente todo eso era demasiado inusual para Quatre.
-Si...- las mejillas del joven abogado se tornaron aún más rojas conforme hablaba de todos los detalles que había tenido con el, Trowa. -Todo esto es... demasiado raro- oculto su cara con sus manos... dudaba que, ya que ni con el golpe que le había dado Trowa había desistido, hubiera otra manera de hacerlo dejar todo aquel asunto por las buenas.
-¿Raro por qué Quatre?... ¿por qué es un hombre?- la sonrisa que se había dibujado en los labios de Duo amenazo con desvanecerse.
-¡No!...- aclaro Quatre de inmediato -si no que... es raro porque... hace solo unos meses que enviude...- Quatre bajo la mirada al suelo, sus ojos demostraban aun toda esa tristeza encerrada, ese mar que aun no recuperaba todo su brío.
-Quatre... Dorothy murió hace tiempo...- comenzó a decir Duo tratando de elegir con cuidado cada palabra.
-¿Y que con ello?...- tomo algo de aire, ¿que a todo el mundo le costaba tanto entender que el amaría por siempre a Dorothy? -Duo, aunque pasen mil años nunca intentaré sacar a Dorothy de mi corazón-
-No te estoy pidiendo eso... si no que te des cuenta de que hay alguien que te quiere amar tanto como Dorothy lo hizo-
-Amar a alguien más... eso es lo único que me pides... pero hacer eso significa que quieres que la olvide...-
-No, no... Quatre...-
-De todos modos... le tengo que hacer entender al señor Barton que ya no me mande ese tipo de cosas...-
-¿No te gustan?- pregunto Duo volviendo a sonreír.
-No niego que me siento halagado por ellos... pero... ¡no deja de ser raro!- sentencio Quatre, su voz denotaba molestia, pero lo sonrojado de sus mejillas decían que no estaba tan molesto como lo decía -solo... ¡solo le falta traerme serenata!- Justo había terminado de decir aquella oración cuando el dulce sonido de una guitarra se escucho, acompañando a la música estaba la voz de Trowa...
"La luna ya esta cansada...
De verme llorar por tu amor
Y la noche se ha detenido,
Para dejarme sufrir mi dolor"
Ahora si que la cara de Quatre podía compararse con la de una cereza por lo roja que estaba, miro a Duo quien apretaba fuertemente los labios evitando dejar escapar una enorme sonrisa. -Pues... ya lo hizo...- se levanto de un salto más emocionado que al que le habían traído la serenata y choco las manos - ¡te trajo serenata!-
Afuera la música seguía tocando, tan melodiosa y romántica que simplemente no podía ser ignorada como el joven rubio quería.
"El tiempo no ha logrado
Que pueda olvidarme de ti
Pues a cada segundo que pasa,
Yo te llevo muy dentro de mi"
-¡No es para que lo festejes!... van... ¡van a despertar a Mariana!-
-Su nana esta ahí para cuidarla...-
-Pero yo soy su padre...- Quatre camino hacia la puerta para salir pero Duo le tapo el paso.
-Tienes que salir a ver a Trowa... tan siquiera para dar las gracias...-
-¡No!- dijo más rojo incluso que al principio y dando un paso a la izquierda pero de nuevo Duo se interpuso.
-Si, ¡ve!-
-No... Debo... ir... a mi habitación...- dijo tratando de no mirar a Duo para que el chico no advirtiera lo apenado y nervioso que estaba, si... después de ese encuentro que tuvo con Trowa no sabia como debía de tratar al chico. No sabia si apenarse.. enojarse.. o ya de plano partirle la mandarina en gajos, si un golpe no había servido, darle otro par de docenas de estos tal vez si sirviera.. más ese no era Quatre... por lo que eso lo había dejado solo como una idea.
-Quatre- suspiró Duo y tomo por los hombros a chico rubio -estas en tu recamara...- dijo pacientemente y dándole la vuelta a Quatre lo comenzó a empujar hasta las puertas del balcón donde finalmente le dio un empujoncito para que saliera y tuviera algún contacto con Trowa.
-¡Duo! ¡Mira que esta vez si me las pagas!- dijo enojado Quatre dándose la vuelta para entrar de nuevo a la pieza pero Duo ya había cerrado las puertas y se había recargado en ellas para evitar que Quatre las abriese. –¡Duo abre!... te... ¡te... voy a matar!- Quatre estaba desesperado, era claro que no quería enfrentar a Trowa... ¡por Dios! Le había traído serenata... a él! Por más que le ordenara a su mente dejar de escuchar la dulce voz que ahora cantaba una balada, no lo podía hacer...
"Si tu supieras amor,
que en mis noches te recuerdo,
que mis días son más largos sin tu amor.
Que estas presente, en el mas dulce de mis sueños
Que mi corazón, llora en silencio por tu amor"
-No...- le contesto Duo imitando a la perfección un tono infantil -además... Heero me defiende..-
-¿De que te defiendo?- pregunto la voz de Heero, Duo miro a la puerta y ahí estaba su esposo recargado en ella y mirándolo intrigado.
Al ver que no podría hacer que Duo abriera la puerta se recargo en esta. Calma... y pensar eso era lo que podía hacer estando en la situación en la que ahora se encontraba.
"¿Y es que como podría sacarte de mi vida?
si la vida para mi solo eres tú."
"Si tu supieras amor
que en mis noches te recuerdo,
que mis días son más largos sin tu amor.
Que estas presente en el mas dulce de mi sueños,
Que mi corazón, llora en silencio por tu amor."
La letra de la canción era demasiado clara. Demasiado... para él. Todo el mundo parecía creer que ya era tiempo de que continuara con su vida, todo mundo parecía creer que sabia lo que él realmente necesitaba, pero la verdad era que estaba cansado... por que nadie sabia lo que quería... morir... morir o despertar de esa pesadilla... de pronto su cara mostró una sonrisa que decía que nada bueno se le había ocurrido a su dueño.
"¿Y es que como puedes pedirme que te olvide?
si cuando te recuerdo me enamoro mas de ti
¿Y es que como puedo sacarte de mi vida?
Si la vida, para mi solo eres... solo eres tú"-¡Déjame entrar!- reclamo Quatre poniendo toda su fuerza en su brazo y hombro para entrar, más sin embargo Duo ya se había quitado de la puerta, entro sin mirar a Duo y sin fijarse que Heero los miraba extrañado buscando una explicación, aunque al escuchar la voz de Trowa cantar... y el ver como Quatre se metía al baño y salía con la jarra llena de agua dedució algo...
-¡No lo vas a hacer!- le grito Duo poniéndose enfrente de Quatre que ya volvía para salir al balcón de nuevo.
-¿Por qué no puedo hacerlo? a muchas les funciona para alejar a los borrachos que les van y llevan este tipo de cosas!...- dijo peleándole la jarra a Duo quien pretendía quitársela.
-¡Pero no puedes! ¡Pobre Trowa!-
-¿Qué no puedo? ¡Solo observa!- pero por más que le tratara de quitar la jarra Duo no la soltaba –¡Heero!- grito ya desesperado.
El chico ojiazul se tenso y puso en guardia al escuchar su nombre -¿Yo qué?- le contesto a Quatre, si su loco amigo le llevaba serenata no era su culpa, si su loco esposo le decía que le saliera a dar las gracias a su, aun muy loco amigo, tampoco era su culpa... "aaah" se lamento.. ¿para que había llegado temprano ese día del viaje de la Hacienda?
-¡¡Controla a tu mujer!- dijo muy bien las palabras Quatre, ante el "oye!" de Duo quien soltó la jarra para tratar de darle un coscorrón a Quatre, este aprovecho para salir de nuevo al balcón.
Se recargo en el barandal -¡¡Ya le dije que se deje de juegos!- grito antes de lanzar el agua que fue justamente a caer encima del pobre que venia acompañando a Trowa tocando la guitarra.
Quatre se asomo pero no se veía ni rastro de Trowa, y haciendo caso nulo de los reclamos del pobre guitarrista volvió a meterse a su recamara, donde no encontró a Duo por ninguna parte, más Heero seguía ahí.
Heero suspiro y señalo la puerta –Se bajo a abrirle a Trowa...- y con la mirada se disculpo por ese hecho.
-¡Aaaaagh!- Quatre dio una patada al piso y bajo corriendo a la sala, con las ayudas de Duo jamás haría entender a Trowa que él no quería nada... absolutamente nada con él... aunque mientras bajaba corriendo una sonrisa se dibujo en su rostro... pese a que estuviera enojado.. pese a lo raro de esa situación... le parecía algo divertido... todo eso... le estaba resultando entretenido.
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Notas de la autora: OK... o.o.. antes que nada... –agarra aire- FELIZ ANIVERSARIO COMPRO TU AMOR! nOn. Este fic, el 16 de marzo, cumple un añote en línea... jejeje.. no me enorgullezco... pero bueno.. con suerte ya para julio y lo acabamos n.n... si sigo con capítulos tan largos mucho antes jejeje.
Muy bien, después de las felicitaciones, paso a lo siguiente... si quieren escuchar la song que le canto Trowa a Quatre aquí... pues.. mandanme un mail... y yo se las mando.. o busquen un mp3 llamado "si tu supieras amor" de Miguel Ángel.. (sí, ese que salio de la nacademia... miren... dirán lo que quieran pero de que canta hermoso.. canta hermoso n.nUU).
También... pues... quería abarcar todo esto de Quatre en un capitulo... pero nel.. salía muy largo xDD. Y no se apuren contestare todas las interrogantes por ejemplo ¿a dónde se fue Traize? Si están en el pueblo del Sahuatoba ¿por qué no se han visto las caras la mamá de Duo y este?... ¿Duo cuando se dejara de vestir de mujer?... ¿y la relela?... todas esas serán contestadas.. pero no todavía.. algunas en el próximo capitulo, otras hasta quien sabe cuando xDD.
Por cierto... del mejor final para Traize, ya tengo ganador.. pero será sorpresa hasta el final xD... bueno.. no actualizare hasta mediados de abril, ¿por qué?... por que tengo que actualizar los otros fics.. y por que la mitad de marzo me iré de vacaciones n.n. No se quejen! Digan que antes actualice este mes XDD. Sí, me he vuelto muy floja con este pobre fic u.u.
Partirle su mandarina en gajos... si... digan que en capítulos anteriores me libere poquito y escribí... pues.. ustedes sabrán que escribí xDD... no me gusta escribir groserías por que realmente no las digo mucho o.o... yo soe niña buena 0). (auch.. me mordí la lengua)
Ahora si.. nos vemos hasta abril
DEJEN REVIEWS!
Matta ne!
